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1 que come mi carne y bebe mi sangre per- manece en mi y yo permanezco en él. Asi como me envié el Padre Eterno y yo vivo por El, asi el que me come, por mi vivird. Este es el pan que vino del cielo y no como vuestros antepasados que comieron mand y murieron: el que come este pan vivird por toda la eternidad. Esto lo dijo Jestis en la sinagoga cuando ensefiaba en Cafarnatin. Muchos de sus discipulos dijeron entonces: Estas pala- bras son duras. ;Quién las va a soportar? Jestis se dio cuenta de que sus discipulos murmuraban y les dijo: Les ofende esto? Y qué sera entonces cuan- do vean a este hombre subir hacia donde estaba antes? El espiritu es vida, la carne no es nada. Las palabras que yo les digo’son espiritu y son vida. Desde entonces muchos de sus discipulos se retiraron y no siguieron mds con El. Entonces Jests les pregunt6 a los doce: -ZY ustedes también quieren dejarme? Pero Simén Pedro le contesté: -Seftor, ga donde quién iremos? Ti tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que Tit eres Cristo, el Hijo de Dios vivo. Juan 6, 56-69 Tiempo después, en aquella noche de la gran angustia y del gran amor, en la vispera de su agonia, Jesus repite esas pala- bras entregando su carne y su sangre a sus discipulos, en una alianza etema por la fe. EGG eee 27

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