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La Laguna de Leandro

Cuentan que hace muchsimos aos, viva en Queragua, distrito de


Humahuaca, un runa llamado Leandro, bueno y trabajador. Tena un rancho de
adobe, su mujer, un rebao de ovejas y una tropa de llamas.
En uno de sus viajes a Tres Morros conoci a un viejo arriero
puneo, quien le cont que en los primeros tiempos de la conquista espaola
haban llegado emisarios del Inca Atahualpa, pidiendo todo el oro y la plata que
tuvieren, para pagar su rescate. Cumplida su misin, regresaban ascendiendo
trabajosamente por la Quebrada de Humahuaca, con sus llamas cargadas al
mximo, cuando se enteraron de que el Inca haba sido muerto por los espaoles.
No deseando que los tesoros recogidos cayeran en poder de los enemigos,
arrojaron sus cargas en las proximidades de una solitaria y casi desconocida
laguna, situada a unos 4170 metros sobre el nivel del mar, al noreste del pueblo
de Humahuaca .

Leandro y su mujer no vivan tranquilos pensando en la forma de


apoderarse del fabuloso tesoro, hundido en las serenas aguas de la laguna
legendaria. Resolvieron que el nico medio posible sera desagotarla,
construyendo un zanjn de desage en la zona de ms declive del terreno.
Leandro puso manos a la obra.
Los das y los meses pasaban cuando una tarde de febrero comenz
a bramar el viento, se encresp la laguna, bram el trueno y emergi sbitamente
del agua la figura de un formidable cuadrpedo con las astas de oro puro. Tan
aterrorizado estaba Leandro que ni siquiera poda moverse. Desaparecido el
espantoso animal en las profundidades de la laguna, el runa regres a su casa.
Jur que nunca volvera y que todo eso era un aviso de Apu-Yaya (Viejo dios del
cerro) por su afn de destruir la laguna.
Sin embargo Leandro volvi a las andadas, y cuando se crea muy
prximo al triunfo, apareci otra vez el terrorfico animal luciendo su cornamenta
de oro. El animal, dirigindole una imagen centelleante, lo inmoviliz y lo fue
atrayendo lentamente hacia el centro de la laguna, hasta que desaparecieron
tragados por el agua. Leandro pag as, su temeridad y avaricia.
Cuenta la gente del lugar, que en las noches tormentosas cuando
arrecia el viento, se suele or el golpear de las piedras que Leandro tira, para
rellenar la tierra que en mala hora cav en su insensatez e irreverencia

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