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Causa n° 5565 (cómp.

901/2010)
“Incidente de recusación
promovido por la defensa de E.
Poder Judicial de la Nación H.N.” (cn° 8829/2010 del Juz.
Fed. San Isidro n° 1, Sec. n° 2)
Año del Bicentenario CFASM, Sala II, Sec. Penal n° 2
Registro de Cámara: 5611

San Martín, siete de junio de 2010.

VISTOS Y CONSIDERANDO:

I.

En la fecha se celebró la audiencia que establece el

artículo 61 del Cód. Procesal Penal de la Nación, con la

presencia del Defensor GABRIEL CAVALLO recusador de la sra.

Jueza invocando “lo prescripto por los arts. 55 incs. 1° y 10

(analógicamente), 56, 58 y 60” de la ley procesal criminal por

haber “dado opinión (¡y juzgado!) sobre los hechos bajo

investigación en una oportunidad anterior”, pero en otro

expediente judicial que lleva el n. 15.908/08 del registro de

la secretaría n. 1 del mismo juzgado en donde se investiga si

“el entonces juez… resolvió en lo relativo a esta causa

conforme a derecho o no” (escrito inicial, f. 1/9v.).

La sra. Jueza no admite la recusación y eleva a este

Tribunal competente (informe, f. 47/58v; art. 61, regla 2a.,

Cód. Proc. Penal de la Nación).

II.

-1-
Veamos la dificultad en las siguientes dimensiones.

En primer lugar, el recusador dice que ha tomado

conocimiento de la instancia en la cual la sra. Jueza produjo

un adelanto de opinión y prejuzgamiento sobre los hechos de

estas actuaciones “recién el viernes 28 de mayo por la tarde,

razón por la cual se formula esta solicitud en el primer día

hábil posterior” (escrito inicial, I), f. 1). Pero por un lado,

la recusada informa que “el primer decreto” que dictó “en el

marco de los autos principales, luego que la Alzada… me diera

intervención, y previo a todo trámite” tuvo el objeto de

notificar “a las partes de la nueva radicación del sumario en

los términos del art. 58 del CPPN (ver decreto de fecha

30/04/2010 de f. 5804)”, es decir, a los fines de poder

eventualmente apartarla por los motivos del art. 55 (informe,

f. 57v). Por otra parte, está descartado el supuesto de “causal

sobreviniente” a ese decreto de 30 de abril de 2010, porque el

mismo recusador señala que “el contexto del prejuzgamiento” es

la intervención en ese otro expediente judicial donde “el día

17 de setiembre de 2009… dictó una resolución en dichas

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Causa n° 5565 (cómp. 901/2010)
“Incidente de recusación
promovido por la defensa de E.
Poder Judicial de la Nación H.N.” (cn° 8829/2010 del Juz.
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actuaciones” (escrito, II), 1), f. 1v; art. 60, párr. 2, regla

1, subregla 1, Cód. Proc. Penal de la Nación). De manera que,

ese motivo no es una “causal” que sobreviene al decreto de 30

de abril de 2010, sino que lo previene en más de medio año. Así

el asunto se ubica en la hipótesis de “ulterior integración del

tribunal” (art. 60, párr. 2, regla 1, subregla 2, Cód. Procesal

Penal de la Nación). En ese plano resulta manifiesto que la

pretensión de recusación es inadmisible por inoportuna, en el

modo tardío, porque el escrito iniciador de 31 de mayo de 2010

está presentado después del vencimiento en exceso del plazo de

“cuarenta y ocho horas” de ser notificada el 30 de abril de

2010 la ulterior intervención de la nueva jueza a lo fines del

art. 58 de la ley procesal. En consecuencia, el incidente de

recusación debe ser rechazado por infracción a la regla de

oportunidad en la versión tardía (cf. f. 85/87; arts. 60, párr.

2, regla 2, 61, Cód. Proc. Penal de la Nación).

En segundo lugar, el recusador “deja constancia… que se

ha tomado conocimiento de la instancia en la cual V.S. produjo

un adelanto de opinión… sobre los hechos de estas actuaciones

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recién el viernes 28 de mayo por la tarde, razón por la cual se

formula esta solicitud en el primer día hábil posterior, etc.”

o “como se dijo, no tomamos conocimiento de ella [la resolución

de 17 de setiembre de 2009] sino hasta este viernes pasado por

la tarde” (escrito inicial, I), II), 1), f. 1/1v). Pero esa

afirmación de la circunstancia de ignorancia hasta el 28 de

mayo por la tarde, está improbada según las reglas de la sana

crítica. Porque el incidentista en ocasión de la interposición

del escrito de recusación y de la previa audiencia, no presentó

los elementos de juicio útiles para demostrar esa alegada

ignorancia. Es decir, la ley procesal establece por anticipado

y de una manera inequívoca el cumplimiento de la carga

probatoria bajo apercibimiento que no probar [p.e. la

ignorancia hasta el 28 de mayo a la tarde], es lo mismo que no

existir [esa argumentada ignorancia etc.]. Con más razón la

exigencia de esa fatiga procesal cuando sopesamos la gravedad

institucional de la pretensión del recusante solicitando el

“apartamiento inmediato… si bien formalmente V.S. no participó

de este proceso” (escrito inicial, II), 5), a), IV), 4), f.

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7v/9v; doctr. arts. 59, 61, regla segunda, Cód. Procesal Penal

de la Nación). En consecuencia, el incidente de recusación debe

ser rechazado por infracción a la regla de producción de la

prueba para demostrar la tempestividad u oportunidad de la

presentación por el argumentado estado de ignorancia del estado

de las cosas hasta el 28 de mayo a la tarde (art. 60 por arts.

59, 61, Cód. Proc. Penal de la Nación).

Una apostilla. Un examen convergente en el plano del

argumentado desconocimiento permite concluir que sí existen

elementos de juicio que demuestran según las reglas de la sana

crítica, que la parte sí conocía el 28 de mayo de 2010 el

verdadero estado de las cosas en ese otro expediente judicial,

porque según lo informado es un suceso con notoriedad de hecho

pues los señores defensores de la misma recusante se

presentaron el 15 de agosto de 2008 en ese otro expediente “a

fojas 1487/1488” (informe, f. 57v). En consecuencia, estaba en

perfecto conocimiento de la formación de esa causa y de la

intervención de la recusada en la misma desde un año y pico

antes del dictado de la resolución de 17 de setiembre de 2009.

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Por tanto, es improcedente el argumento de “la manifiesta y

grave omisión incurrida por V.S. al no haber siquiera hecho

referencia a la circunstancia… que había dado opinión (¡y

juzgado!) sobre los hechos bajo investigación en una

oportunidad anterior” (escrito inicial, I), f. 1), y que esta

solicitud de recusación se habría requerido con anterioridad de

haberse tenido conocimiento de esos hechos alegados (escrito

inicial, I), f. 1). Sigamos.

En penúltimo lugar, el recusante dice que viene a postular

la recusación de la sra. Jueza de conformidad con lo prescripto

“por los arts. 55 incs. 1° y 10 (analógicamente)” (escrito

inicial, I), f. 1). Pero el razonamiento por analogía no

pretende demostrar la verdad como una derivación necesaria de

sus premisas [razonamiento deductivo], sino que afirma en grado

de probabilidad que la situación observada “recién el viernes

28 de mayo por la tarde” [la sra. Jueza “había dado opinión (¡y

juzgado!) sobre los hechos bajo investigación en una

oportunidad anterior” y en un expediente distinto] permitiría a

partir de esa experiencia pretérita [dice de la similitud de

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los dos casos] inferir en grado de probabilidad lo que podría

reservarle el futuro en este expediente judicial[razonamiento

inductivo: “adelantado opinión sobre la potencial

responsabilidad de mi defendida en esta investigación”].¿Está

permitido por la ley procesal ese razonamiento por analogía o

brujuleos? No. A contrario, la ley en su sentido intratextual,

hace una enumeración taxativa porque establece con un lenguaje

claro que los legitimados podrán recusar al juez “sólo cuando

existe uno de los motivos enumerados en el art. 55”. Por tanto,

la ley procesal expresamente prohíbe el barrunto en la materia,

o sea, no existen motivos similares o parecidos a los

enumerados en el art. 55, ni causas abiertas como por ejemplo,

la prevista en la ley procesal civil de excusación [“cuando

existan otras causas que le impongan abstenerse de conocer en

el juicio, fundadas en motivos graves de decoro y delicadeza”:

art. 30, párr. 1, regla 2, Cód. Procesal Civil y Comercial de

la Nación]. Esa solución legislativa se explica en clave

constitucional y sistemática porque la jueza recusada es el

juez natural de la causa designado por la ley, por eso, los

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motivos de separación son de aplicación restrictiva o

excepcional pues nacen de esa voluntad de la ley y no del nudo

arbitrio de los interesados [también definidos taxativamente].

¿Por qué? Porque de lo contrario, en la vida social o contexto

funcional de las reglas legales, estaría permitido a las partes

perseguir determinado juez en sus asuntos o evitar a otro

igualmente determinado, con el serio riesgo de enclavijar el

progreso de cualquier proceso por la eliminación sucesiva de

jueces.

Luego, el Código en vigor autoriza a los interesados a

recusar por los motivos legales sin desmedro de una

administración de la justicia que “en un plazo razonable”

defina la situación de esos interesados frente a la ley y a la

sociedad. Por eso “los jueces no pueden dejar de juzgar”

evitando en el proceso dilaciones y entorpecimientos que

frustren la debida protección de los derechos humanos (art. 58,

Cód. Proc. Penal de la Nación; art. 15, Cód. Civil; arts. 18,

regla 3ª, Const. Nacional; Corte Interamericana de Derechos

Humanos, caso “Bulacio”, § 112 y § 115). En consecuencia, el

incidente de recusación debe ser rechazado porque no contiene

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ninguno de los motivos intratextualmente enumerados en el

artículo 55 (art. 58 por art. 61, Cód. Proc. Penal de la

Nación).

En último lugar, si por vía de hipótesis lógica se

superaran las anteriores objeciones, corresponde renovar el

examen de la pretensión separatista desde la perspectiva

intertextual de la garantía del juez imparcial reconocida entre

los derechos implícitos y de las garantías del debido proceso

legal y de la defensa en juicio de la Constitución Nacional

(art. 33 por art. 18), y consagrada expresamente en el bloque

de tratados internacionales con jerarquía constitucional (art.

26, Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,

art. 10, Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 14,

1), Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, art.

8, 1), Convención Americana sobre Derechos Humanos, art. 75,

22), párr. 2, Const. Nacional), utilizando como índice las

“reglas más concretas” que parten de los derechos fundamentales

proclamados en esos documentos internacionales en las

denominadas “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el

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Procedimiento en materia Penal”, donde al “principio general

del proceso” que “los Tribunales deberán ser imparciales” se

agrega la necesidad que las legislaciones nacionales

establezcan las causas de abstención y recusación (punto

cuarto, 2), reglas 1 y 2).

Entonces desde esa estructura semiótica hagamos la lectura

de las causales del art. 55, 1) y 10) de la ley secundaria que

establecen en el nivel nacional esos supuestos de abstención y

recusación para asegurar el principio de la imparcialidad de

los tribunales, y que son las invocadas por el recusante para

justificar el alegado temor objetivo de parcialidad respecto de

su eventual juzgamiento por la recusada (escrito inicial, I),

II), 5), f. 1/8).

Los motivos de conocimiento anticipado del proceso se

refieren a diferentes circunstancias de prejuzgamiento del juez

“en el mismo proceso” por intervenciones [antes de ser

designado como tal], “como funcionario del ministerio público”

fiscal; o como “defensor” de una de las partes; o como

“denunciante, querellante o actor civil”; o como “perito” por

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su saber especial en ciencia, arte o técnica para apreciar

alguna circunstancia del asunto; o como “testigo” por su

conocimiento de los hechos investigados (art. 55, 1), regla 1

por arts. 5, 82, 87, 104, 174, 188, 239, 253, Cód. Proc. Penal

de la Nación y concordancias). El caso examinado. Está probado

objetivamente que la recusada no intervino en el mismo proceso

con anterioridad a su designación como juez en ninguno de los

roles procesales descritos en el art. 55, 1), regla 1. El mismo

recusante certifica ese extremo cuando dice que la sra. Jueza

“no participó en este proceso” (escrito inicial, II), 5), a),

f. 7v). En consecuencia, no existe motivo de apartamiento del

magistrado recusado por circunstancias de prejuzgamiento en

este mismo proceso desde el alegado temor objetivo de

parcialidad que el recusante dice padecer. Luego, el incidente

de recusación debe ser rechazado por improcedente desde la

garantía de imparcialidad consagrada en el cuerpo

constitucional federal sobredicho (arts. 18, 33, 75, 22), párr.

2, Const. Nacional y concordancias; punto cuarto, 2), reglas

1), 2), Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el

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Procedimiento en materia Penal; arts. 55, 61, Cód. Proc. Penal

de la Nación).

Los otros motivos de conocimiento anticipado del proceso

se refieren a diferentes circunstancias de prejuzgamiento del

juez por intervenciones [antes de ser designado como tal],

dando consejos o manifestando “extrajudicialmente” su opinión

“sobre el proceso” a alguno de los “interesados” (art. 55, 10),

Cód. Proc. Penal de la Nación). Al menos las siguientes

anotaciones. Primero, desde los presuntos destinatarios de la

opinión extraoficial del comunicador, respondemos que está

claramente improbado que la recusada haya dado consejos o

manifestado su opinión “sobre este proceso” a alguno de los

interesados, considerados taxativamente en la ley, o sea, “el

imputado, el ofendido o damnificado y el civilmente demandado”

(art. 55, 10) por art. 56, Cód. Proc. Penal de la Nación).

Segundo, desde el medio empleado por el comunicador,

respondemos que está probado que la recusada no se manifestó

“extrajudicialmente” sobre este proceso, pues exclusivamente

emitió su opinión “judicialmente” en otro expediente judicial.

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En consecuencia, está comprobado que no existe motivo de

apartamiento por esas circunstancias de prejuzgamiento desde el

alegado temor objetivo de parcialidad que el recusante dice

padecer, porque el magistrado recusado no emitió consejos u

opiniones privadas sobre este proceso a ninguna de las personas

interesadas en los términos de la ley procesal. Luego, el

incidente de recusación debe ser rechazado por improcedente

desde la garantía de imparcialidad consagrada en el cuerpo

constitucional federal sobredicho (arts. 18, 33, 75, 22), párr.

2, Const. Nacional y concordancias; punto cuarto, 2), reglas

1), 2), Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el

Procedimiento en materia Penal; arts. 55, 10), 56, 61, Cód.

Proc. Penal de la Nación).

Los motivos de conocimiento anticipado del proceso se

refieren, finalmente, a diferentes circunstancias de

prejuzgamiento del juez “en otras actuaciones judiciales o

administrativas” por intervenciones profesionales [antes de ser

designado como tal] “a favor o en contra de alguna de las

partes involucradas” (art. 55, 1), regla 2, Cód. Proc. Penal de

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la Nación). El caso examinado. Ese supuesto textual es

manifiestamente improcedente porque está acreditado que el

recusado no intervino como abogado, antes de ser designado

juez, en otras actuaciones judiciales o administrativas a favor

o en contra de la defendida por el recusador. Un paso más desde

la dimensión intertextual respecto del concreto supuesto de

intervenciones como juez pronunciando resoluciones en otras

actuaciones judiciales previas.

A esa dificultad respondemos que si el prejuzgamiento es

la anticipación innecesaria de opinión en un proceso, parece

evidente que no es tal cuando ese juicio emitido ha sido

indispensable en un momento determinado. La dificultad de la

dificultad aparecería cuando en el mismo expediente el juez

haya intervenido anteriormente, por ejemplo, en otra instancia

de ese expediente, o participado de decisión anulada por un

tribunal superior. Entonces por la garantía de la imparcialidad

ese juez que intervino anteriormente no podrá formar parte del

tribunal “en la misma causa” (punto cuarto, 2), regla 3,

Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Procedimiento en

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materia Penal; Corte Suprema, Fallos, 328:1491,“Llerena”). Pero

claramente no hay un prejuzgamiento o infracción al principio

de imparcialidad de los tribunales cuando el juicio es emitido

oportunamente en un expediente diferente respecto de la

situación procesal de una persona también diferente a la

defendida por el recusador, y con fundamentos necesarios para

definir su propia y distinta y particular situación procesal

“en el término de diez días” (art. 306, Cód. Proc. Penal de la

Nación). En consecuencia, está comprobado que no existe motivo

de apartamiento en esas concretas circunstancias del

juzgamiento ajeno, desde el alegado temor objetivo de

parcialidad que el recusante dice padecer por el eventual

juzgamiento propio. Luego, el incidente de recusación debe ser

rechazado por improcedente desde la garantía de imparcialidad

consagrada en el cuerpo constitucional federal sobredicho

(arts. 18, 33, 75, 22), párr. 2, Const. Nacional y

concordancias; punto cuarto, 2), regla 3), Reglas Mínimas de

las Naciones Unidas para el Procedimiento en materia Penal;

arts. 55, 10), 56, 61, Cód. Proc. Penal de la Nación).

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III.

En consecuencia de todo lo expuesto, corresponde RECHAZAR

el presente pedido de separación de la sra. Jueza recusada, y

por efecto cascada DECLARAR abstractas por ese resultado, las

demás pretensiones subsidiarias del incidentista desde la

primera intervención de la magistrada (nulidad, suspensión de

trámites, etc.; escrito inicial, II), 5), f. 8/9; doctr. arts.

61, in fine, 62, regla 2, Cód. Proc. Penal de la Nación). Por

tanto, el Tribunal RESUELVE:

1°.- RECHAZAR la recusación promovida por el sr. Defensor

GABRIEL CAVALLO respecto de la sra. Jueza SANDRA ARROYO

SALGADO.

2°.- DECLARAR abstractas por el resultado del punto

dispositivo primero, las demás pretensiones subsidiarias del

sr. Defensor GABRIEL CAVALLO (doctr. arts. 55, 61, 62, Cód.

Proc. Penal de la Nación y demás preceptos citados).

REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE y DEVUÉLVASE.

FDO. DANIEL MARIO RUDI JUEZ FEDERAL, ALBERTO DANIEL CRSCUOLO Y

HUGO DANIEL GURRUCHAGA.

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ANTE MI: MARCELO F. PASSERO SECRETARIO DE CÁMARA.

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