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PREGÓN DE EL COLACHO 2008

Buenas Tardes a Todos.


Normalmente, durante este pregón, intentamos explicar a la gente que viene de fuera el
significado de esta ancestral fiesta y perdemos la oportunidad de dirigirnos a nosotros
mismos, a los que la queremos y la intentamos vivir año a año.
A los que no la conocéis y habéis venido a escuchar este pregón con la esperanza de
conocerla un poco más, siento decepcionaros, pero estoy seguro que cualquiera de los
hermanos cofrades que están alrededor vuestro os explicarán gustosos el significado de
esta fiesta.

Hoy me siento feliz. Para cualquier hijo de castrillo este es un momento importante en su
vida. Desde niños estamos esperando el momento de poder ser atabaleros o colacho,
(cada uno siempre ha tenido clara desde el principio su preferencia por uno u otro, tal es
así que, perseguirnos como si fuéramos EL COLACHO se convertía en un juego para
nosotros y el ritmo del atabal de tanto tocarlo en bidones o mesas, nos sale de mayores
de manera natural). Pues como decía, para mí y también para Roberto, como para otros
hermanos antes, ha llegado ese día.
Pero cuando hago referencia a los hermanos que han sido mayordomos o priores antes,
no sólo me refiero a los del año pasado, o a los de hace 10 o 50 años, sino a todos a los
que a lo largo de los últimos 4 siglos (quién sabe si más) han sido partícipes de la
COFRADÍA del Santísimo Sacramento. La COFRADÍA y EL COLACHO es uno de
nuestros nexos de unión con ellos, porque al igual que a nuestros hijos, a nosotros
mismos, a nuestros padres y abuelos, a nuestros bisabuelos y tatarabuelos y más allá a
todos aquellos antepasados que ya tenemos en común los hijos de castrillo, a ellos
también les saltaron. Me gustaría que interiorizásemos y valorásemos el significado que
esto tiene. EL COLACHO es algo más que una fiesta que celebramos año a año. Es lo
que nos une, es nuestra seña de identidad como castrillenses.

Siempre he creído que la gente en nuestro pueblo se lleva bastante bien, bastante mejor
que en otras comunidades. Lógicamente siempre existen diferencias y discusiones, pero
también las hay en el interior de las familias, no obstante me ha parecido que han sido
cuestiones menores. Me he preguntado muchas veces por qué en este pueblo la
convivencia ha sido mejor que en otras localidades, y creo que es gracias a la
COFRADÍA. Y no solamente porque al final todos somos hermanos en ella, sino porque el
tener la responsabilidad de organizar las fiestas como mayordomos, priores o secretarios
nos obliga a convivir durante bastante tiempo con otros hermanos a los que otros han
elegido para esos cargos. Nuestros antepasados, aquellos que redactaron la Regla por la
que hemos venido rigiendo desde, por lo menos el año 1621, lo hicieron de una manera
fantástica. Yo quiero creer que lo hicieron con este objetivo, porque gracias a que los
cofrades entrantes, no pueden elegir quien entra con ellos nos vemos en la obligación de
convivir en hermandad durante todo el año.
Todos hemos visto, como hermanos que antes habían mantenido diferencias, las
resolvían después de pasar por la COFRADÍA y como otros, entre los que no había
ningún tipo de afinidad, se convertían en buenos amigos a lo largo de los años.
Y no solamente somos nosotros los que así lo creemos, sino que éste fue uno de los
principales motivos por los que el año pasado la Federación de Asociaciones Culturales
“Comarca del Pisuerga” nos reconoció con el PREMIO COMARCA VIVA 2007.
En el escrito de presentación del premio se manifestaba, y cito textualmente, lo siguiente:
Así, esta COFRADÍA y asociación se compone de más de 1500 hermanos o socios, que
son principalmente todos los vecinos de Castrillo de Murcia, más la inmensa mayoría de
la comunidad de castrillenses, que emigraron y tomaron como residencia habitual otras
localidades. En todos ellos figura la Fiesta del COLACHO como uno de sus mayores
referentes de identidad.
• Por mantener vivo uno de los elementos más peculiares de la cultura tradicional de
nuestra comarca.
• Por ser un referente de identidad y convivencia, que aglutina a todo pueblo y la
comunidad de “hijos del pueblo”, además de muchas gentes de nuestra comarca…
La Federación de Asociaciones Culturales “Comarca del Pisuerga”, ha considerado
merecedora a la COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO del PREMIO COMARCA
VIVA 2007.

Efectivamente, esta fiesta es un elemento vivo de nuestra cultura tradicional, y lo es así


no solamente porque cada año se vayan introduciendo nuevos elementos que la
enriquecen (Y aprovecho este momento para agradecer a los hermanos que todos los
años se encargan de organizar el espectáculo de luz y sonido. Todos sabemos el trabajo
que cuesta y lo poco que se reconoce ese esfuerzo), sino porque todos los años aparecen
hermanos cofrades deseosos de trabajar por el mantenimiento de la tradición a sabiendas
de los compromisos que conlleva.
Nuestra fiesta es dinámica también, porque las motivaciones que hacen que los hermanos
participen en ella son también diferentes. En unos casos son religiosas y en otros casos
son estrictamente culturales. Ambas son igualmente respetadas, aceptadas y valoradas
por todos, pero no podemos olvidar que EL COLACHO, pese a ser una fiesta de origen
posiblemente pagano, se ha mantenido a lo largo de los siglos cuando otras
desaparecían, gracias a la adaptación religiosa a la que fue sometida.
Estoy seguro que, pese a las diferentes orientaciones de cada uno, EL COLACHO solo
sobrevivirá si mantenemos la ortodoxia, la pureza de la fiesta en los términos religiosos en
los que hoy la conocemos. De otra manera, y según mi humilde parecer, correríamos el
riesgo de convertirla en un pobre carnaval. Estoy seguro de que ninguno queremos eso.

Y digo esto porque, la figura del COLACHO nos hace perder de vista que la COFRADÍA
es mucho más que estos últimos 4 días. Nuestra obligaciones para con ella (y esto lo digo
sobre todo para los que no vivimos en el pueblo) no acaban hoy. Continúan, por ejemplo,
todos los terceros domingos de mes, como mayordomos, priores o secretarios, asistiendo
a las procesiones de Minerva, montando el monumento en Semana Santa, velándolo y
asistiendo a los diferentes oficios. O también, y muy importante formando parte del grupo
de tiradores de palio, para que esto, que debiera ser un orgullo para todos, no se
convierta en una carga para los que siempre tienen que sustituir a alguno de nosotros
porque nos da pereza venir el tercer domingo de mes.
Estas otras pequeñas tradiciones son las que dan cuerpo, y mantienen la llama encendida
de esta fiesta hasta la llegada de estos 4 o 5 días tan intensos. Por ello, no podemos
restarlas importancia y debemos evitar como sea que se pierdan y caigan en el olvido,
excusándonos a menudo en el esfuerzo que puede suponer venir desde nuestros lugares
de residencia y prefiriendo, a costa de los que viven en el pueblo, seguir instalados en la
comodidad de nuestra rutina. Podríamos hablar del verdadero esfuerzo y del sacrificio
económico y humano que suponía para nuestros antepasados el mantenimiento de la
COFRADÍA. Tal era así que las limosnas que hoy se piden para el mantenimiento de las
actividades de ésta, antiguamente se tenían que pedir para mitigar dicho sacrificio
económico.

Antes hacía referencia a que EL COLACHO forma parte de lo más profundo de nuestra
identidad, pero siendo esto tan importante existen más motivos por los que esta fiesta es
fundamental para nuestra comunidad. Castrillo de Murcia es un pueblo con su pequeña
historia, pero no han sucedido hechos relevantes que permanezcan en la memoria
colectiva. En nuestro pueblo no se han librado batallas históricas ni, como en tantos otros
pueblos, tenemos personajes famosos por los que se nos pueda reconocer cuando
decimos de dónde somos.
Pero nosotros, sin embargo tenemos a EL COLACHO. Ninguno de los que aquí estamos
podemos negar que nos llena de orgullo cuando, al decir de dónde somos, se nos sitúa
rápidamente en el mapa gracias a él.
Nuestra fiesta nos señala y nos identifica en toda España. Es lo que nos diferencia de los
demás. Se podría decir que EL COLACHO es nuestro hecho diferencial.
Pero en estos días en los que, de manera ridícula se buscan hechos diferenciales en las
distintas comunidades de nuestro país con el propósito de dividirnos, el nuestro no es de
separación, sino de integración. Porque, hoy es posible que se hayan saltado unos 100 ó
120 niños, de los que probablemente la mayoría no sean hijos del pueblo. Para nosotros,
para nuestra comunidad, estos niños ya “nos pertenecen”, ya comparten con nosotros
todo aquello de lo que hoy os estoy hablando.

Desde mi punto de vista existen infinidad de motivos por los que no nos podemos permitir
el lujo de que esta fiesta caiga en el olvido.
Varios siglos y varias generaciones de castrillenses hoy nos contemplan. A ellos se lo
debemos, a nuestros antepasados, porque la mantuvieron viva pese a las guerras, las
epidemias, las hambrunas y las dificultades económicas para que nosotros nos la
encontráramos tal y como es hoy.
Y por tanto, este hecho nos obliga a nosotros a contraer una deuda con nuestros hijos,
porque no podemos hurtarles a ellos, lo que hoy sentimos nosotros.
Y sobre todo, y para mí la más importante, porque que la COFRADÍA nos une. Porque en
estos momentos en los que están apareciendo factores de división y enfrentamiento,
debemos reforzar aquello que nos cohesiona como comunidad.
Por todo ello, asumamos nuestra responsabilidad como hermanos cofrades y como hijos
de castrillo, y luchemos por nuestras tradiciones. Porque desconozco qué deparará el
futuro para nuestro pueblo, para su gente y sus paisajes, pero de lo que sí tengo certeza
es de que, mientras sigamos oyendo el sonido del Atabal por las calles de nuestro pueblo,
significará que Castrillo de Murcia sigue vivo.

Muchas Gracias a todos.

Luis Miguel García Villaverde


Mayordomo Cofradía del Santísimo Sacramento 2008

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