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Crónica de la comuna 13 de Medellín, Colombia, azotada por la violencia del conflicto entre guerrillas y paramilitares. Marta y Margarita son dos madres que buscan a sus hijos, víctimas de desaparición durante los conflictos, junto con la justicia correspondiente
Crónica de la comuna 13 de Medellín, Colombia, azotada por la violencia del conflicto entre guerrillas y paramilitares. Marta y Margarita son dos madres que buscan a sus hijos, víctimas de desaparición durante los conflictos, junto con la justicia correspondiente
Crónica de la comuna 13 de Medellín, Colombia, azotada por la violencia del conflicto entre guerrillas y paramilitares. Marta y Margarita son dos madres que buscan a sus hijos, víctimas de desaparición durante los conflictos, junto con la justicia correspondiente
Si yo vea al mono de los que mataron a mis hijos, yo dira: Ay, qu
bueno ir y matarlos y hacerles hartas maldades. Era 2007, en ese entonces Marta Jimnez cocinaba sus arepas en lea. Yo vea esas bracitas y yo deca: Ay, qu tan bueno pararlo aqu, para que sienta lo que yo estoy sintiendo. Ahora, unos das despus de la firma del tratado de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el gobierno; y un da antes de que se realizara el plebiscito ciudadano para ratificar dicho acuerdo, Marta reconoce el proceso personal con el cual perdon a los victimarios de sus hijos, lo que le ha permitido mirar hacia el futuro. Yo con ese rencor no le estoy haciendo nada al otro, yo soy la que vivo enferma, amargada, angustiada. No soy capaz de salir adelante, porque siempre aqu va a estar la rabia. Y no Eso me enfermaba a m, cuenta Marta con lgrimas secas entre las arrugas de los ojos. A ella, los conflictos entre el paramilitarismo y las guerrillas le mataron dos hijos y le desaparecieron a otro en las calles de la comuna 13, una de las ms azotadas por los enfrentamientos armados. La comuna, uno de los 16 distritos en los que se divide Medelln, es un punto estratgico al extremo oeste de la capital antioquea, un corredor comercial que comunica con el Urab, por donde transitan armas y drogas; y por donde llegaron diferentes movimientos guerrilleros en los 90. Diez aos despus, ya fincada la presencia de los guerrilleros, empez a entrar el bloque opositor: los paramilitares queran reclamar el terreno. Aquello se volva poco a poco un polvorn que estallara dos aos despus. En 2002, una serie de operaciones llevadas a cabo por las fuerzas del Estado reclamaron el control sobre la 13. De ellas, la Operacin Orin fue la ms cruenta. Todo empez el 16 de octubre. Los balazos despertaron a la comuna en la madrugada, las detonaciones duraron ms de dos das y an despus de la violencia, las detenciones y los allanamientos continuaron. An hoy, se desconoce el nmero de desapariciones forzadas en la operacin. Una semana despus, el 25, un comando se llev a Carol Vanesa, hija de Margarita Restrepo, una compaera y vecina de Marta. Ambas se
conocieron aos despus de las operaciones en el movimiento Madres
Caminando por la Verdad, un grupo de mujeres empeadas en encontrar a sus hijos desaparecidos. Desde la calle donde vive Margarita y donde viva Marta, a las orillas de la comuna, se alcanza a ver un trozo de cerro verde mordido, como si le faltara un pedazo. Es La Escombrera, un predio en medio del monte usado como vertedero; ambas sospechan que ah hay muchas personas desaparecidas durante los operativos. El vertedero era el escenario perfecto para una fosa clandestina: por la maana camiones de volteo depositaban cargas de escombro. Por la noche, los paramilitares llevaban a personas detenidas, los hacan cavar sus tumbas y ah mismo los fusilaban. Al da siguiente, ms camiones con ms escombros enterraban las huellas de las ejecuciones. Las Madres Caminando lograron que en 2015 el Estado iniciara los trabajos para buscar restos de personas en La Escombrera. No obstante, la desaparicin de Carol Vanesa an le pesa a doa Margarita. No es el nico familiar que le falta. Su esposo fue desaparecido en 1991 y uno de sus hijos fue asesinado en el 99 por atestiguar un homicidio a sueldo entre bandas del narcotrfico. Aun as, Margarita no pierde la esperanza: Yo tengo mi hija desaparecida desde hace catorce aos. Yo nunca acept de que iba a encontrar a mi hija muerta, pero ya ahora, de no encontrarla ni viva ni muerta, es mejor encontrarla, pero encontrar siquiera sus restos Cierto?, lo mismo pasa con lo del plebiscito. De una guerra completa, es mejor una paz incompleta. Porque uno como vctima no quiere que vuelva a pasar lo que le pas a uno.