Sie sind auf Seite 1von 10
Peioothema, 1995. Vol. 7, n.° 1, pp. 51-60 ISSN 0214 - 9915 CODEN PSOTEG LA RESONANCIA MAGNETICA FUNCIONAL: UNA NUEVA TECNICA PARA EL ESTUDIO DE LAS BASES CEREBRALES DE LOS PROCESOS COGNITIVOS Pere Vendrell, Carme Junqué y Jes Universidad de Barcelona ds Pujol Las técnicas de neuroimagen funcional permiten visualizar las zonas cerebra- les discretas que se activan mientras se esta realizando una tarea cognitiva 0 una operacién mental, La resonancia magnética funcional (RMI) es una nueva técnica de neuroimagen funcional que ofrece notables ventajas sobre las anteriores, como la tomografia por emisién de positrones (TEP). La RMF posee una mayor resolu- cién temporal y espacial, y carence de efectos nocivos. Por ello la RMF aparece como la técnica mas adequada para el estudio de la fisiologia cerebral de las fun- ciones cognitivas. Functional Magnetic Resonance Imaging: A new technique to study the cerebral basis of cognitive processes. Functional neuroimaging allows the visualization of discrete cerebral areas which are activated during the performance of cognitive tasks ‘or mental operations. Functional magnetic resonance imaging ([MRI) is a new technique that offers evident advantages over the previous ones, such as the positron emission tomography (PET). Functional magnetic resonance imaging has greater spatial and temporal resolution than other neuroimaging techniques and is a non- invasive procedure. Hence, it can be considered the most suitable technique for the cerebral physiological research of the cognitive functions. Los métodos que registran los cambios de la actividad cerebral (electromagnética © metabolica) producidos por la manipula- cién de variables conductuales se denomi- nan corrientemente métodos funcionales. Las técnicas utilizadas por estos métodos pueden ser, segtin la naturaleza del regis- tro que realizan, de tipo electromagnético, como la electroencefalografia (EEG) y la magnetoencefalografia (MEG) o de tipo metabélico, como la tomografia por emi- Correspandencia: Pere Vendrell Departamento de Psiquiatria y Psicobiologia Clinica, Universidad de Barcelona, Facultad de Psicologia Paseo Valle Hebrén, 171. 08035 Barcelona. Spain sién de positrones (TEP), la tomografia computadorizada por emisién de fotones simples (SPECT) y la resonancia magnéti- ca funcional (RMf). En los tiltimos afios, el progreso de las técnicas de neuroimagen funcional ha permitido visualizar como areas discretas del encéfalo se activaban de forma con- tingente con la realizacién de tareas cog- nitivas concretas (Posner, 1993; Posner y Raichle, 1994; Raichle, 1994). La neuroimagen funcional permite comprender como las distintas regiones cerebrales se orquestan para ejecutar ta- reas complejas como leer, memorizar 0 percibir el espacio. Usando el método no St PERE VENORELL, CARME JUNQUE Y JESUS PUJOL invasivo funcional de imagenes por reso- nancia magnética es posible localizar acti- vacién cerebral en individuos normales con una precisién de milimetros y una re- solucién temporal de segundos. Ello facili- tard, en un futuro proximo, conocer con mas precisin la organizacién funcional topogriifica del cerebro humano. Recientemente, en 1993, se han publi- cado los primeros resultados de los estu- dios de localizacién de funciones cogniti- vas que han utilizado la téenica de reso- nancia magnética funcional. En este ar culo comentamos el potencial y los limites de esta nueva técnica. Primeras imagenes del cerebro en acci6n: La Tomografia por emisin de positrones La técnica de neuroimagen funcional que goza de una trayectoria mas dilatada y que ha afianzado mayormente su pres- tigio es la Tomografia por emisidn de po- sitrones (TEP). Esta técnica aparecié en la década de los 70 cuando el procedi- miento tomografico de neuroimagen es- tructural (tomografia computadorizada) ya habian consolidado su prestigio. Exis- tian como antecedentes en el campo de las medidas funcionales de la actividad cerebral, las técnicas denominadas de re- gistro del flujo sanguineo cerebral regio- nal (FSCr). Estas técnicas utilizaban gases radioactivos como el xenon 133 para detectar los aumentos regionales del flujo sanguineo cerebral en relacién a la ejecucién de tareas mentales. Tenfan importantes limitaciones tanto desde el punto de vista de los riesgos que asu- mian los sujetos de experimentacion, como por la debilidad de los resultados obtenidos. Asi, los primeros investigado- res utilizaron la via de la inyeccién caro- tidea para la introduccion del isétopo, un procedimiento altamente agresivo que li- mitaba muy seriamente su_utilizacion (Ingvar y Lassen, 1976). Por otro lado, el 52 sistema de deteccién de las radiaciones del isétopo sobre el créneo no utilizaba un procedimiento tomografico sino pla- nar, por lo cual, la informacién resultante el no era de naturaleza espacial. Adem niimero de detectores empleado era r ducido, por lo que su resolucién espacial era mds bien escasa. Posteriormente, se utiliz6 el xenon inhalado en lugar de la inyeccién carotidea lo cual disminuyé la agresividad de la prueba, pero sin que se mejorasen las limitaciones de su pobre resolucién espacial y aumentando el nivel de error debido al incremento de la complejidad de los calculos matematicos necesarios, al no usarse una via directa como Ia carétida y partir de la difusién del gas a través de los pulmones, lo que aiiadia otras fuentes de error (Vinod y Meyer, 1978). Asi, la TEP recogié la experiencia de las técnicas de FSCr y los avances tecno- l6gicos de las imagenes por tomografia computadorizada (TC) que permiten re- construir una imagen tomografica a partir del _anélisis de la informacién sobre un punto del espacio contemplado desde dis- tintos dngulos, es decir empleando la téc- nica del barrido («scanner»). Tanto una como otra progresaban a caballo de los avances tecnologicos en el campo de los ordenadores y del aumento en la capaci- dad y velocidad de calculo de éstos, sin los cuales ninguna técnica tomogratica seria posible. La TEP se ha ido introduciendo muy lentamente en la investigacién debido a su alto coste y dificultades tecnolégicas. Los isétopos emisores de positrones (fo- tones duales) han de producirse en un ci- clotrén (acelerador de particulas) ubicado en las propias instalaciones de la TEP, dado que la vida media de éstos es muy corta, yendo de segundos a minutos. Estos is6topos se han de integrar quimicamente en radiofarmacos de conducta biol6gica conocida para poder ser usados. Psicothema, 1995 LA RMF EN EL ESTUDIO DE LA COGNICION La confluencia de tres experiencias previas, la medida del FSCr. la tomografia computadorizada y la autorradiogratia hace posible la aparicién y posterior desa- rrollo de la TEP, La medida de las tas metabélicas regionales de glucosa es la técnica mas usada. Se realiza marcando glucosa con flior18 en forma de ["F[2- fluoro-2-deoxi-D-glucosa ("FDG) que tiene una vida media de 121 mimutos y también con carbono-I1 en forma de [!C]}-2-deoxi-D-glucosa ("C-2DG) que tiene una vida media de 21 minutos. Esta técnica es por su naturaleza bioquimica y fisiolégica. La TEP puede usarse para medir el metabolismo cerebral, el flujo y el volumen sanguineo, la utilizacién de geno, la sintesis de neurotransmisores y la unién a receptores. La resolucién es pacial de la TEP es de aproximadamente 125 mm ctibicos (5x5xS mm). La resolu- cién temporal es baja y dependiendo del trazador utilizado se halla entre los 5-30 minutos. Los tomégrafos modernos son apaces de muestrear todo el contenido intracraneal y los estudios pueden repetir~ se con una frecuencia de tan s6lo 10 mi- nutos usando is6topos de vida media ul- tracorta, pero teniendo en cuenta que la radiacién ionizante es nuevamente admi- nistrada en cada sesion. Los estudios de la activacién cerebral con la TEP se realizan en numerosos laboratorios de todo el mundo (unos cien) como un procedimien- to capaz de determinar la distribucién ce- rebral de los procesos sensoriales, moto- res y cognitivos (Heiss, Herholz, Pawlik, Wagner y Wienhard, 1986). o Aportaciones de la TEP al conocimiento de las funciones cerebrales Se han realizado basicamente dos tipos de disefios neuropsicolégicos con la TEP. Un primer tipo de disefio tiene como ob- jetivo detectar los patrones metabdlicos que permiten distinguir grupos de sujetos, Psicothema, 1995 por ejemplo, controles de esquizofrénicos, Un segundo tipo de diseftos se proponen determinar que estructuras cerebrales se relacionan con una funcién cognitiva par- ticular, por ejemplo, cartografiar las are: cerebrales asociadas con una tarea de ge- neracién de verbos. En general, los dise- ios neuropsicoldgicos implican la obten- cin de imégenes de base con las que se comparan las imagenes de activacién. Las imagenes de base pueden ser realmente imégenes de reposo. pero frecuentemente no es asi. A menudo, las imagenes de base se realizan para poder substraer de la fun- cin cognitiva que se desea cartografiar los aspectos mecdnicos no pertinentes. Por ejemplo, en el caso de la tarea de genera- cidn de verbos. las imagenes de base pue- den reflejar la actividad producida por la simple repeticién de un verbo que es pre- sentado oralmente. Esta tarea comparte con la de generar verbos numerosos as- pectos instrumentales, pero se diferencia en que en este caso no existe una biisque- da activa del verbo adecuado. En ocasio- nes, los disefios pueden ser mas complejos estableciéndose una jerarquia de opera- ciones que pueden ser substraidas unas de otras, de forma similar al clisico procedi- miento de F.C. Donders, enunciado el siglo pasado, y que se aplica en los estu- dios de tiempo de reaccién. Se han realizado numerosos trabajos que incluyen una gran variedad de funcio- nes cognitivas. Algunos constituyen estu- dios de neuroanatomia funcional compa- rada, en los que se han repetido en huma- nos experimentos anteriores realizados en primates no humanos con téenicas invasi- vas. Una parte de esta investigacién hace referencia al estudio de la visién, que ha permitido, por ejemplo, establecer una analogia entre el drea 19 de Brodmann de la corteza occipital y el area visual V4 de los monos. Otros estudios han puesto de manifiesto que la discriminacién vi- sual de objetos complejos activa una re- 33 PERE VENORELL, CARME JUNQUE Y JESUS PUJOL gién més anterior, el area 37 de Brod- mann en la corteza occipitotemporal, que seria homologa al area visual TEO de los monos (Fox, Mintun, Raichle, Miezin, All- man y Van Essen, 1986). Otra area importante de estudio ha sido la atencién. Investigadores de la Universi- dad de Washington (Pardo, Pardo, Janer y Raichle, 1990) han investigado los meca- nismos de la atencién utilizando el test de Stroop y el registro de la actividad meta- bolica cerebral mediante la TEP. En la tarea de Stroop el nombre de un color aparece escrito con tinta de otro color dis- tinto (por ejemplo, rojo escrito con tinta azul) y el sujeto debe inhibir el significado de la escritura y responder nombrando el color de la tinta. Esta tarea, que se consi- dera prototipica de la atencién dirigida a la accién, activa la corteza cingulada anterior. Los estudios sobre el lenguaje han sido también numerosos y han aportado datos a favor del modelo de procesamiento en pa- ralelo del lenguaje, segin el cual existen reas visuales y auditivas separadas para la codificacién de las palabras, pero ambas tienen acceso a los sistemas de procesa- miento articulatorio y semdntico. Se ha puesto de manifiesto que la lectura en voz baja activa la corteza estriada y extraestria- da (drea 37 de Brodmann) mientras que e cuchar palabras activa la corteza superior temporal y témporoparietal (Petersen, Fox, Posner, Mintun y Raichle, 1988). La tareas que implican salida motora del lenguaje ac- tivan la regién de la boca de la corteza mo- tora bilateralmente, la corteza_premotora izquierda y el drea motora suplementaria bilateralmente. La tareas de asociaci6n se- méntica activan la corteza prefrontal i quierda y el cingulado anterior. También se ha abordado el estudio de Ia activacién ce- rebral durante tareas mentales en ausencia de un «input» sensorial y de un «output» motor. El lenguaje silente, por ejemplo, ge- nera un patrén de actividad, de clara latera- lizacién en el hemisferio izquierdo. 54 Diversos estudios han puesto en eviden- cia que cuando se pide a los sujetos que creen imagenes visuales basadas en el re- cuerdo de su conocimiento de las formas visuales, las areas del sistema visual mues- tran un aumento de actividad. Estos hallaz- g0s parecen apoyar la idea de que los pro- cesos iniciados internamente a partir de una consigna pueden activar las mismas rcas sensoriales que cuando estas opera- ciones son iniciadas por estimulos senso- riales reales (Posner, 1993; Kosslyn y Och ner, 1994). El hecho de que la imaginacién y la percepcién comparten la mismas es- tructuras neuronales habfa sido postulado con anterioridad por diversas teorias cog- nitivas, pero no se habfa podido poner en evidencia hasta este momento. No obstan- te, esta hipdtesis no deja de ser motivo de controversia en la actualidad (Moscovitch, 1994: Roland y Guly4s, 1994). Resonancia Magnética Funcional No sabemos lo que en el futuro depara- r4 a la investigacién con la TEP, pero si que podemos intuir que ya ahora existe una técnica alternativa que, al menos en el campo que nos ocupa, la actividad cere- bral y la cognicién, representa una compe- tencia muy importante, y para los investi- gadores en este campo de la ciencia un nuevo instrumento de un valor considera- ble. Nos referimos a la denominada reso- nancia magnética funcional (RMf) (Cohen y Bookheimer, 1994). La resonancia mag- nética convencional surgié en la década de los 80 como una nueva técnica de neuroi- magen estructural que competia directa- mente con la tomograffa computadorizada (TC) y que ofrecia las mejores imagenes de contraste entre la substancia blanca y la substancia gris que se habfan visto «in vivo» hasta entonces. EF] calificativo de neuroimagen estructural que recibié la RM no puede entenderse del mismo modo que la TC, que emplea rayos X y en Psicothema, 1995 LA AMF EN EL ESTUDIO DE LA COGNICION la cual el término estructural refleja el valor proporcional a la densidad de los te- jidos. Por el contrario, la RM ofrece ima, genes que traducen diferencias de intensi- dad de una sefial de radiofrecuencia que proviene de los étomos del tejido estimu- lado, en general protones de hidrégeno. La RM es sensible a los cambios de la oxigenacién de la sangre, de forma que las variaciones en la cantidad de oxigeno en una regién determinada se pueden tra- ducir en variaciones en la intensidad de la seital y por tanto, en cambios en la ima- gen. Sobre este principio se sustenta basi- camente la RMf. Cuando realizamos una tarea mental, el consumo de oxigeno aumenta en aque- llas areas cerebrales cuya actividad sopor- tan dicha tarea. Sin embargo, los estudios fisiolégicos de la hemodindmica cerebral han puesto de manifiesto que el aumento del flujo sanguineo cerebral regional en estas reas es muy superior (del orden de 10 veces mayor) al consumo efectivo, es decir al oxigeno extraido por las células nerviosas (Fox, Raichle, Mintun y Denee, 1988). Parece como si un mecanismo de proteccién pusiera a disposicién del cere- bro una cantidad extra de oxigeno de forma preventiva. Como es sabido, el oxfgeno sanguineo se halla unido a la hemoglobina, la protei- na sanguinea transportadora de oxigeno. La hemoglobina se une también al anhi- drido carbénico, por lo que el balance entre oxihemoglobina y carboxihemoglo- bina refleja la actividad respiratoria celu- lar, La RM puede utilizar secuencias de estimulacién que permiten detectar el au- mento de oxihemoglobina en una deter- minada zona cerebral (por ejemplo, con secuencias sensibles a la variacién local del campo magnético producida por cl hierro del grupo hemo), lo cual traduce una mayor actividad metabélica en dicha zona. Tal como decfamos anteriormente, el balance entre el aporte de oxihemoglo- Psicothema, 1995 bina como respuesta fisiolégica al inicio de una tarea en una determinada zona y el consumo efectivo de oxigeno es positi- vo, por ello, la mayor parte de esta oxihe- moglobina que ha acudido a la zona de demanda pasard a los capilares venosos sin haberse transformado en carboxihe- moglobina, por lo que la sangre venosa de esta érea poscerd un nivel anormalmente alto de oxihemoglobina, fenémeno que recibe el nombre de arterializacién de la sangre venosa. Es precisamente la arteria- lizaci6n de la sangre venosa, a nivel de los capilares venosos y las vénulas que dre- nan el parénquima, lo que se utiliza para formar las imagenes de RMf que, de esta forma, reflejan el aumento de la actividad cerebral (Ogawa, Lee, Kay y Tank, 1990). La primera imagen funcional realizada mediante la resonancia magnética la ob- tuvieron Byder y Young del Hospital de Londres cn 1986, pero aunque sirvid para probar la posibilidad, no prosiguie- ron con esta técnica debido a los proble- mas en la relacin entre sefal y ruido que ocasionaba el bajo campo magnético de tan s6lo 0,15 tesla (1 tesla = 10° gauss) utilizado en aquella época. Posteriormen- te, en 1991, investigadores del Hospital General de Massachusetts realizaron las primeras imagenes funcionales en un sis- tema de 1,5 tesla, usando Ia técnica del «echo-planar» y gadolinio-DPTA como substancia de contraste. El mismo grupo realiz6, en 1992, imagenes funcionales de resonancia magnética, sin ningun tipo de contraste, explotando las diferencias en la susceptibilidad magnética inherentes de la oxihemoglobina y la deoxihemoglo- bina (Bradley y Stark, 1993; Belliveau et al., 1993). Aportaciones de la RMf a la Psicologia En el campo médico se espera que la RMf contribuya de forma notable a los conocimientos fisiopatolégicos de algunas 55 PERE VENDRELL, CARME JUNQUE Y JESUS PUJOL enfermedades psiquidtricas y neurolégi- cas. En neurocirugia, se espera que la RMf sea capaz de tener un valor pronés- tico de manera que, por ejemplo, si una circunvolucién cerebral se activa para una determinada tarea de hablar, ésta no debe extirparse para evitar una pérdida de lenguaje También en el Ambito aplicado, la RM funcional probablemente tendra repercu- siones en el campo clinico de la neurop- sicologia. Asi, por ejemplo, se esta ya in- vestigando su utilidad para detectar la la- teralizacién cerebral del lenguaje y poder substituir técnicas cruentas como el test de Wada, procedimiento que con- siste en la inactivacién hemisférica me- diante la inyeccién de un barbitdrico (amital sédico) por un periodo de pocos minutos. No obstante, su aplicacién més inmediata, casi seguro, seré de naturaleza cientifica, es decir contribuira al conoci- miento de la organizacion funcional com- pleja del cerebro. La extraordinaria novedad de la RMf hace que todos los resultados obtenidos hasta el presente se hayan_publicado entre 1991 y 1993 en no mas de 10 traba- jos, pero en revistas tan prestigiosas como «Proceedings of the National Academy of Sciences of USA», «Nature» y «Science», entre otras. Durante este periodo de tiem- po, se han obtenido imagenes funcionales de la corteza motora durante el movi- miento de las manos, de la corteza visual durante la estimulacién con flases y diver- sos patrones visuales, de la corteza somes- tésica durante la estimulacién tactil, de la corteza auditiva durante la estimulacién sonora, del érea de Broca durante la pro- duccién de lenguaje articulado y de la corteza prefrontal durante la generacién de verbos de accién. La mayor resolucién espacial de la RMf respecto a la TEP permite abordar problemas de localizacién_ mas_precisos, como por ejemplo, la disociacién de diver- oe sos aspectos perceptivos relativamente proximos en la corteza prestriatal en la evocacién de patrones visuales. (Le Bihan, Turner, Zeffiro, Cuénod, Jezzard y Bonnerot, 1993). También se han realiza- do estudios de RM para precisar aspec- tos de la localizacién en la corteza pre- frontal de areas de activacién de distribu- cién mas 0 menos dorsal en tareas de ge- neracién de palabras. Asi, variando el grado de complejidad se ha puesto de ma- nifiesto la implicacin de distintas areas frontales y de la insula (McCarthy, Blami se, Rothman, Gruetter y Shulman, 1993). Los estudios sobre la actividad motora han abordado los patrones corticales de activacin diferenciales entre diestros.y zurdos (Kim et al., 1993). Con un enfoque més conceptual. la RMF se ha utilizado para probar el mode- lo jerarquizado del control del movimien- to voluntario. Asi, manipulando la dificul- tad de una tarea motora, se puede obser- var la participacién de zonas cerebrales mas complejas. En este sentido, el drea motora suplementaria se comporta como un centro de alto orden «supramotor» que implica la generacién y programacién de movimientos complejos (Rao et al., 1993). Nosotros hemos empezado a aplicar la RME. utilizando un sistema convencional de 1,5 tesla, al estudio de las funciones cognitivas. Ademis de la replicacin de di- versos experimentos que ha implicado la puesta a punto de la técnica, hemos estu- diado la participacin de la corteza frontal izquierda en la generacién de palabras con consigna y de la corteza temporal y parie- tal en tareas de célculo mental simple. En este tiltimo experimento, cuando se pide oralmente al sujeto que resuelva mental- mente una operaci6n aritmética tal como «6 + 2 ~ 3», se activa la circunvolucién temporal superior bilateralmente, pero con predominio del lado izquierdo (drea de Wernicke), asi como la cincunvolucién angular izquierda (ver figura). Psicothema, 1995 LA RMF EN EL ESTUDIO DE LA COGNICION Pensamos que el interés de disponer de técnicas funcionales potentes no se agota con el denominado cartografiado cere- bral. Con cllas, no sélo podremos obtener informacién de qué zonas se hallan invo- lucradas en una determinada funcidn mental, sino que también cabe plantearse hipotesis sobre Ia naturaleza de los proce- sos mentales, las cuales podriamos etique- tarlas como netamente psicoldgicas. Em- pezamos a tener indicios que conductas aparentemente iguales, tales como mover los dedos de la mano, presentan un pa- tron de activacién cerebral distinto segin se realicen mecénicamente, sin atencién, 0 de forma voluntaria y atenta, Y también al revés, como procesos que parecen muy distintos, activan una misma area cerebral: en este sentido, llama poderosamente la atencién la gran cantidad de tareas dife- rentes que pueden activar las areas cere- brales occipitales, aunque no contengan de forma explicita componentes visuales. Perspectivas de la RMf Hemos descrito que la RMf utiliza un proceso completamente fisiolégico sin ne- cesidad de manipulacién externa de los contenidos de la sangre y que resulta Gni- camente de una manipulacién conductual. Si afiadimos que la técnica de la RM es, hasta lo que hoy se conoce, completamen- te inocua, tenemos ante nosotros un pro- cedimiento de investigacién de un poten- cial inmenso y de unas posibilidades fasci- nantes. A todo lo dicho, cabria aftadir que la RM es tecnolégicamente mas sencilla que la TEP ya que depende més de los logros en el campo del «software» que del «hardware», como refleja el hecho que con la programacién adecuada con una RM convencional de 1.5 tesla, de las que actualmente estén instaladas en nuestro pais, puede hacerse RM funcional. Este hecho pensamos que es muy significativo Psicothema, 1995 porque frente a los costosisimos procedi- mientos de la TEP y de los poquisimos aparatos instalados en todo el mundo, pa- samos a una tecnologia que ya en la ac- tualidad se halla ampliamente distribuid ‘Aunque es evidente que ambas técni- cas tienen problemas y limitaciones, la RMf supera a la TEP en casi todo lo rela- cionado con la visualizacién de la activi- dad cerebral propia de los procesos cogni- tivos, En efecto, la RMf posee una mayor resolucién espacial (en fa actualidad de 1 a5 mm. pero que puede llegar facilmente a los 0,1 mm en el futuro, lo que situaria su resolucién en el orden de las columnas corticales) y una mejor resolucién tempo- ral (del orden de las décimas de segundo si se utiliza la técnica del «echo-planar»). Por otra parte, la mayor intensidad de la sefial que se recoge hace que puedan vi- sualizarse cambios de tan sélo el 1%, lo cual posibilita el estudio de sujetos indivi- duales, sin la necesidad de promediar entre si las imégenes de varios sujetos. Limitaciones La RMF posee, ciertamente, una limita- cin temporal para captar sucesos neura- les como los que detectan el EEG, los po- tenciales evocados 0 el electromagneto- grama, los cuales pueden registar eventos de la magnitud real de los acontecimien- tos eléctricos cerebrales, que son del orden de pocos milisegundos. Limitaciones de otra indole son com- partidas por ambas técnicas, TEP y RMf, y estén relacionadas directamente con la metodologia de estudio. Las imagenes de activacién se obtienen por comparacién con las de reposo, en algunos casos. o bien con las de otro tipo de activacién distinto, cuando se aplica el denominado principio de Donders 0 de la substraccién de proce- sos psiquicos. Ambas metodologias tienen importantes puntos débiles que pueden ser criticados. Ciertamente no existe un ST PERE VENDRELL, CARME JUNQUE Y JESUS PUJOL reposo estindar con el cual comparar las situaciones de activacién, y por otro lado, no tenemos ninguna seguridad de que cuando restamos dos procesos psiquicos la diferencia sea una expresién de la acti- vacion cerebral diferencial. Otro punto metodolégico. que es comtin ala TEP y a la RMf, es determinar los cri- terios de activacién cerebral (o de inactiva- cién). La senal que proviene del cerebro, y también la del fondo dénde se realiza la exploraci6n, ya sea radioactiva o de radio- frecuencia, es fluctuante, de forma que pueden aparecer zonas de activacién, au- mento de sefial, que no estén en relacién con la tarea, pero sin que nosotros dispon- gamos de informacidn para saberlo. Dada la gran cantidad de zonas potenciales a ac- tivar, aqui cobra especial interés como se realizan los diseftos de investigacién. En concreto, qué hipétesis se plantean y qué reas cerebrales pensamos observar, € bleciendo «a priori» los niveles de activa- cidn que consideraremos significativos. No- sotros hemos utilizado como criterio para considerar que se ha producido activacin que la comparacién entre los bloques de reposo y los de activacién mediante la t de Student fuese significativa a nivel del 1 por mil. Si se fijan criterios poco rigurosos pue- den aparecer cambios debidos al azar, como ocurre a veces en el fondo sin ima- gen: por el contrario, el aumento del nivel de significacién aumenta la probabilidad de error del tipo II, no considerar signitica- tivos cambios que lo son. La replicacién de los mismos resultados varias veces en un sujeto nos facilitard informacién sobre la consistencia del patrén de actividad obser- vado y por otra parte, la replicacién de estos mismos resultados en diversos suje- tos nos permitird la extrapolacién. Cabe considerar también que la infe- rencia de que cuando una zona no se acti- va no participa en una funcién puede ser falsa dado que lo que puede ocurrir es que no alcance el nivel suficiente para permitir 58 la deteccién de la actividad. Finalmente, resaltamos que no existe una concordan- cia total entre las conclusiones proceden- tes de los datos estructurales y los funcio- nales. A este respecto, Sergent (1994) re- salta que el hecho que unas dreas cerebra- les se activen durante la ejecucién de una determinada tarea no necesariamente im- plica que todas estas dreas jueguen un papel esencial para su realizacién. Por ejemplo, los estudios con TEP de sujetos normales indican que la cireunvolucién fu- siforme izquierda participa en la identifi- cacién de caras, en cambio su destruccién no afecta para nada el reconocimiento de rostros. Estas discordancias obligan, como minimo en la actualidad, a tener copresen- tes los hallazgos de las técnicas estructur: les y funcionales, tanto en el campo cienti- fico como en el de la practica clinica En resumen, parece que estamos en el inicio de una nueva etapa en la investiga- cién neuropsicolégica, porque la RMf puede hacer desplazar la preferencia por el método del andlisis de lesiones de la Neuropsicologfa a la metodologfa del re- gistro funcional. Creemos que esto puede ser asf, porque esta técnica supera la ma- yoria de las limitaciones de las técnicas de registro «in vivo» en sujetos humanos que hacian que muchos investigadores se man- tuvieran al margen de ellas. Si tenemos en. cuenta que la técnica que hemos descrito puede implementarse en un ntimero consi- derable de las RM convencionales que existen en todo el mundo (varios miles), el potencial que posee es inmenso. Por otra parte, la relativa facilidad del registro, su cardcter netamente no invasivo, la senci- lez de su replicabilidad, su coste modera- do y el hecho de que los cambios en la sefial que hemos descrito pueden ser valo- rados en un tinico sujeto, sin necesidad de promediar sujetos distintos, nos hacen confiar que sera la mayor herramienta de trabajo en el estudio de la fisiologia de la cognicién de los préximos afios. Psicothema, 1995 LA RMF EN EL ESTUDIO DE LA COGNICION Referencias Belliveau, .W., Kwong, K.K., Baker, J.R.. Ran- dall, R., Benson, R., Stern, CE,, Breiter, H4 Jiang, H, Weisskoff, R.M. y Rosen, B. (1993). Functional MRI probes human mind at work. Magnetic Resonance, Nov-Dec, 26-37. Bradley, W.G. y Stark, D.D. (1993). Functional MRI must overcome dysfunctional reform efforts. Magnetic Resonance, Nov-Dec, 17-20. Cohen, M.S. y Bookheimer, SY. (1994). Locali zation of brain function using magnetic re- sonance imaging. Trends in Neurosciences, 17, 268-277. Fox, PT., Mintun, M.A., Raichle, M.E., Miezin, EM., Allman, J.M. y Van Essen, D.C. (1986). Mapping human visual cortex with positron emission tomography. Nature, 323, 806-809. Fox, PTT. Raichle, M.E., Mintun, M.A. y Dence, C. (1988). Nonoxidative glucose consump- tion during focal physiologic neural activity Science, 241, 462-464. Heiss, W.D., Herholz, K., Pawlik, G., Wagner. R. y Wienhard, K. (1986). Positron emission to- mography in neuropsychology. Neurops- vehologia, 24, 141-149. Ingvar, D.H. y Lassen, NA. (1976). Regulation ‘of cerebral blood flow. En H.E. Himwich (Eds), Brain Metabolism and Cerebral Di- sorders (pp. 181-206). New York: Spectrum Publications. Kim, S.G., Ashe, J, Hendrich, K, Ellerman, JT. Merkle, H., Ugurbil, K. y Georgopoulos, A. (1993). Functional magnetic resonance ima- ging of motor cortex. Hemispheric asymmetry and handedness. Science, 261, 615-617. Kosslyn S.M. y Ochsner, K.N. (1994). In. search of occipital activation during visual mental imagery. Trends in Neurosciences, 17,290-292. Le Bihan, D., Turner, R., Zctiro, T.A., Cuénod, CA., Jezzard, P. y Bonnerot, V. (1993). Acti- vation of human primary visual cortex du: ring visual recall: A magnetic resonance ima- ging study. Proceedings of the National Aca- demy of Sciences of USA. 90, 11802-11805. McCarthy, G., Blamire, A.M., Rothman, DL. Gruetter, R. y Shulman, R.G. (1993).Echo- planar magnetic resonance imaging studies of frontal cortex activation during word genera- Psicothema, 1995 tion in humans Proceedings of the National Academy of Sciences of USA, 90, 4952-4956. Moscovitch, M. Do PETS have long or short ears? Mental imagery and neuroimaging. Trends in Neurosciences, 17, 292-294. Ogawa, S., Lee, TM. Kay, AR. y Tank, D.W. (1990). Brain magnetic ressonance imaging contrast dependent on blood oxygenation. Proceedings of the National Academy of Sciences of USA, 87, 9868-9872 Pardo, J.V., Pardo, PJ., Janer, K.W. y Raichle, ME. (1990). The anterior cingulate cortex mediates processing selection in the Stroop attentional conflict paradigm. Proceedings of the National Academy of Sciences of USA, 87, 256-259. Petersen, S.E., Fox, P'T., Posner, M.L., Mintun, M. y Raichle, ME. (1988). Positron emission to- mography studies of the cortical anatomy of single-word processing. Nature, 331, 585-589. Posner, M.I. (1993). Seeing the mind. Science, 262, 673-674. Posner, M.1. y Raichle, M.E. (1994). Images of Mind. New York: W. H. Freeman and Com- pany. Raichle, M.E. (1994). Representacion visual de las operaciones mentales. Investigacién y Ciencia, 213, 22-29. Rao, 8.M., Binder, J.R., Bandettini, PA. Ham- meke, LA, Yetkin, FZ., Jesmanowicz, A.. Lisk, L.M., Morris, G.L., Mueller, W.M., Es- kowski, L.D., Wong, E.C., Haughton, V.M. y Hyde, JS. (1993). Funetional magnetic reso- hance imaging of complex human move- ments. Neurology, 43, 2311-2318. Roland, PE. y Gulyas, B. Visual imagery and visual representation. Trends in Neuroscien- ces, 17, 281-287, Sergent. J. (1994), Brain-imaging studies of cognitive functions. Trends in Neuroscien- ces, 17, 221-227. Vinod, D.D. y Meyer, JS. (1978). Noninvasive Measurement of Regional Cerebral Blood Flow in Man, New York: Spectrum Publica- tions. Aceptado el 19 de septiembre de 1994 59 PERE VENDRELL. CARME JUNQUE Y JESUS PUJOL Figura. Corte oblicuo-axial (izquierda) a nivel de la circunvolucién temporal superior. orientado segtin la linea que se indica en la magen sagital de la derecha. El sujeto estaba realizando operaciones aritméticas mentales le proponian oralmente. Destaca la acti- (en rojo) del area de Wernicke y de la circunvolucién angular det lado izquierdo (de recha de la imagen) y una discreta activacién de las dreas homélogas de lado derecho, 60, Figure. Oblique-axial slice (left) at the tem- poral superior gyrus level, orientated according to the drawn line in the sagittal image (right). The subject is performing the mental arithme- tic operations that were orally instructed. We can see Wernicke’s area and angular gyrus acti vation (in red colour) in the left side of the brain (right in the image). We can also observe a less prominent activation of the homologous areas in the right hemisphere. Psicothema, 1995

Das könnte Ihnen auch gefallen