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Territorios étnicos, ambiente y paz Por: Omar Ernesto Quifiones Serrano Asesor del Ministerio del Medio Ambiente FI Mundo esté hecho para todos, no para ser objeto de una apropiacién y explotacin individuales, sino también por vivir la existencia en funcién de comunidad y no de aspiraciones meramente privadas.” Taita, Lorenzo Muclas, Presentacion El llamado es a mirarnos hacia adentro. La ausencia de un proyecto comin de nacién, que reconozea la diversidad de sentidos, acentos y procedencias, esté en la raiz del conflicto armado. El llamado a revisar las elaciones de conminacién y desprecio que historicamente se constru- yeron entre la sociedad nacional con los grupos étnicos y las comunida- des locales, es por lo tanto una tarea inaplazable para lograr la paz. Es un desaffo de todos superar las relaciones marcadas por la incomprensién, laintolerancia, y la discriminacién. Todavia hoy, aunque importantes procesos nacionales han consagrado una nueva legislacién democritica, participativa y pluralista, que institu- ye el respeto y el reconocimiento de la diversidad étnica y cultural dela nacién, el territorio de las comunidades étnicas se encuentra en franca disputa es utilizado por los actores armados como escenario para la confrontacién armada y repliegue téctico, o por la economia ilegal. ‘Variados prejuicios y opiniones sesgadas han marcadola visi6n regional, nacional e institucional sobre los pueblos indigenas y las comunidades afrocolombianas. Cuando no han sido Invisibles, habitantes de territorios nacionales, son considerados como salvajes, brujos, incultos, ignorantes, supersticiosos, pobres, analfabetas, perezosos, y tiltimamente, meramente ambiciosos. Claro, como supuesta- ‘mente han perdido la tradicién cultural solamente buscan la plata. Era preferible verlos més resignados, temero- S08, menos costosos y problemiticos. Hoy se impone un modelo tinico de desarrollo occidental, de libre mercado, sostenible en las declaraciones de principios, pero con la misma sangre y el mismo dolor de la conquista, sumado a la masacre de sus dirigentes y comunidades, la expulsién forzada de sus territorios étnicos, y la extraccién impune de las riquezas naturales de su habitat, Como ayer, sus territorios de selvas htimedas, de cordillera o piedemonte, serranias, péramos 0 desiertos son atractivos para la inversiGn extranjera, la riqueza natural es salvaci6n del pafs, la ventaja comparativa en la globalizacién de la economfa, Ventaja para quién o para qué, son inguietudes que debe responder la naciGn. Los pueblos indigenas y las comunidades afrocolombianas estén en el centro del contexto socioeconémico y las tendencias de crecimiento del pafs. La construccién de la paz implica respetar sus voces, reconocer su autonomia y gobiemo propio, y escuchar sus propios lenguajes en las mesas de didlogo y negociacin. En la mesa de trabajo sobre tertitorios étnicos, ambiente y paz se destacaron aspectos importantes: La concep- cién de las comunidades étnicas de ser parte del territorio, que implica la memoria de los antepasados y el respeto porlos muertos, el reconocimiento de fuerzas inmanentes en la naturaleza, espirituales, distintas al usufructo o la ‘posesi6n particular el sentido de pertenencia e identidad con la comunidad y el territorio, la ética de reciprocidad, complementariedad y convivencia, las formas propias de resolver los conflictos, el conocimiento de su entorno, la 8 cultura material y las experiencias concretas de las organizaciones indgenas y de las comunidades afrocolombianas para afrontar los retos del conflicto, su vocaci6n pacifista y colectiva, de buscar salidas comunitarias en beneficio de todos, Tal vez, como menciona Rogue Roldin “...a falta de identidad y sentido de pertenencia de los colombianos, de reconocimiento de nuestro pasado histérico, de nuestros propios valores y la falta de identidad y de apego 4 nuestra tierra, 0 en otras palabras, nuestro sentimiento de desarraigo 0 complejo de ilegitimidad,... repre- senta un elemento de desasosiego y de conflicto permanente .” Tal vez alli tendrfamos mucho que aprender de los pueblos indfgenas, comunidades afrocolombianas y locales. 324 La paz y los pueblos indigenas Organizaci6n Nacional Indigena de Colombia ONIC Tiene como propésito este congreso analizar tes te- mas fundamentales a los pueblos indgenas y demas pobladores del campo: narcotréfico y cultivosilcitos, Petréleo y recursos naturales, y poblacién y terrtorio, todos ellos ligados‘al: ambiente y ala paz, ubicados a lo lafory aiicho dé la geografia nacional en zonas de dificil acceso y Bistantes del centro del pais. Los territorio’ qué Scupatiossecaracterizan por ser amplias zonas de biddiversidad, éreas de grandes riguezas minéfales y de hidrocaiburos, asf como tam- bién por constituironas estratégicas para el desarro- Ilo nacional y pata la realizaciGn.de grandes obras de infraestructura, y han sido y atin siguen siendo zonas de colonizacién que albergan a desplazados por la vio- Iencia de otras partes del pais, o por simples expecta tivas econémicas para su subsistencia. Es poresto tiltimo que en algunos de nuestros territo- rios ancestrales se desarrollan cultivos ilicitos y es por todo lo anterior que en la gran mayorfa de nuestros territorios se libra el conflicto armado del pais 0 tie- nen asiento grupos insurgentes y paramilitares, o sim- plemente son territorios de paso o para el repliegue {que hace necesario la guerra, Esta situacién nos hace parte de la guerra y nos obli- ‘ga también a ser participantes de las discusiones y de un eventual proceso de paz. Es por ello que en Ta re- unin que se reali26 en Mainz, Alemania, hemos ex presado las siguientes inquietudes y propuestas para que sean tenidas en cuenta en los dilogos de paz, todas ellas ligadas a los temas que hoy se tratan en este evento sobre ambiente y paz: Los pueblos y comunidades indigenas nos encontra- ‘mos en el centro del conflicto, no como objetivo del mismo pero sf como sujetos colectivos involucrados a veces de manera pasiva. Otras veces, en cambio, re- sultamos involucrados porque se tienen intereses frente nuestros territorios y aunque podemos desenvolver- nos como sujetos pasivos, somos afectados directa- ‘mente por la guerra, en la medida en que ésta se desa~ rrolla por la resolucién de los intereses que se tienen sobre nuestro territorio, En general, comunidades y organizaciones indfgenas afectadas de esta manera con la guerra han reivindi- cado pablicamente su autonomia frente a los actores del conflicto exigiendo el respeto por las autoridades, propias, por la dindmica organizativa, social y cultu- ral, por sus derechos territoriales, y por la autonomia para la adopcién de las decisiones en su territorio. Esto, sin embargo, no siempre ha sido considerado relevante para los actores del conflicto y en muchas; ocasiones incluso ha dado lugar a acusaciones y per- secuciones por alguno de ellos, cobrando muchas vi- das entre Iideres y autoridades. Es en este contexto que nos preocupa conocer eémo nos miran y nos asumen los actores del conflicto y qué papel nos asignan dentro de las estrategias de guerra y del eventual proceso de paz. En general, no- sotros asumimos que las comunidades tenemos un papel pasivo en la guerra, pero que debemos tener un Papel activo en el proceso de paz. No sélo porque la ‘guerra ocupa nuestros territorios sino también porque afecta los derechos e intereses de los campesinos, de las comunidades negras, de los trabajadores, de las mujeres, todos ellos ligados a los nuestros. Es nuestro interés y perspectiva aportar algunos ele- mentos a la paz del pais, pero también lo es que la paz. ‘nos aporte a nuestros pueblos y comunidades, a los campesinos y a los negros, y a todos los sectores so- ciales, porque en las desigualdades y en la pugna por la realizacién de intereses al margen de los derechos ¥y garantias de todos, es especialmente donde se des- ata la violencia que vivimos. Desde nuestra propia condicién de pueblos indigenas estamos seguros de que a la paz se aporta el recono- cimiento del otro, de lo diferente, de la diversidad cul- tural y el pluralismo politico, de lo cual derivan la tolerancia y el respeto necesarios para la convivencia pacffica. Creemos que como pueblos y comunidades, organizadas también hemos aportado la experiencia en la autonomfa que ejercemos y reivindicamos frente alos actores del conilicto como una propuesta para ‘no dejarse polarizar por la guerra y terminar con ello ccontribuyendo al derramamiento de sangre en el pats, Pero nuestra reivindicacidn de autonoméano es ajena alconflicto, ni implica indiferencia frente alas causas yal desarrollo del mismo. Precisamente por ello tam- bign reinvindicamos respeto por nuestros derechos y Tos de todos, condiciones dignas para nuestra superv vencia y la de todos, respeto por nuestras culturas y nuestros valores, y también por los valores sociales de la comunidad nacional en general. i Qué En concreto creemos que antes que la firma de un acuerdo es nevesario la puesta en marcha de solucio- nes a problemas especificos que dan origen a la vio- Jencia 0 son violencia en si mismos, especialmente para los pobladores del campo. speramos entonces de un proceso de paz? Un tema relevante a todos los pobladores del campo esel reconocimiento de nuestros teritorios y el respe- to por la valoracién que tenemos sobre nuestro terti- torio, nuestra madre tierra, y la importancia que re- vviste para nuestras vidas, Campesinos, negros 0 indi- genas dejamos de ser sin nuestro territorio. Nuestros territorios son permanentemente violentados con obras, proyectos dedesarrollo, proyectos mineros 0 por otros intereses que incluso determinan la expropiacién por vvias aparentemente jurfdicas, pero la mayorfa por vias que de hecho incluyen Ja guerra misma, entre otras. No creemos que pueda haber paz mientras subsista la violencia que nos arranca de Ja madre tierra 0 nos limita su dominio para nuestra vida. Creemos por esto necesario que uno de los aspectos que se debe incluir cen la agenda es el modelo de desarrollo y la forma y condiciones en que éste se leva a cabo, arrasando con Jos supuestos beneficiarios del mismo: la poblacién. Creemos que se deben definir condiciones que permi- tan que negros, indios y campesinos no seamos vio- Ientos por las obras y proyectos de desarrollo. Unido aesto, como consecuencia de los miiltiples pro- ccesos de violencia que se han librado en la historia de Colombia, creemos indispensable que se solucione el problema de poblacién rural que ha sido desplazada y marginada de su espacio vital: la tierra, Bs preciso volver a plantear una reforma agraria que garantice que las comunidades rurales, todas, puedan acceder a Tatierra que constituye su vida, nuestra vida, para que seamos siempre campesinos, indigenas 0 negros. La 326 redistribuci6n de la tierra, distribuida de manera inequitativa por la violencia y el engafio, debe ser un asunto central en cualquier proceso de paz porque es por la tierra y los intereses ligados a ella que se libra la guerra. ‘También creemos que es vital a una sociedad en paz, cl respeto por los derechos de todos. Los pueblos indi- genas tenemos una historia de desconocimiento de nuestros derechos como pueblos culturalmente dife- rentes, y, en el timo perfodo, una constante inaplicacién de las declaraciones formales que hoy tenemos en abundancia, La vigencia de nuestros dere- hos, como la de los derechos de los demés poblado- res, no se da por el solo hecho de estar garantizada en la letra y espiritu de la Constitucién de 1991. Esti lejos de sero llegar aser una realidad, pues es eviden- te que por encima de nuestras integridades pasan los megaproyectos de hidroeléctricas, las explotaciones mineras y las obras de infraestructura para el desa- rrolto del pais. Nosotros estamos convencidos de que Ia vida de todos, la vida de nuestros pueblos, es més, importante que el petréleo, el oo, as hidroeléetricas, las vias y los canales. Finalmente, creemos que es definitivo para el futuro del pais un reordenamiento territorial, tanto en el eam- po politico administrativo como en materia ambien- tal, de intereses y posibilidades econémicas para el desarrollo. Creemos que una de las causas de la po- breza en muchas regiones, y también de la guerra, es elactual modelo politico administrative arbitrario fren- te a las caracteristicas culturales y geogrficas, a las, posibilidades econémicas de las regiones y a los inte- reses y expectativas de sus pobladores. Resulta por lo demas obsoleto frente a la dimensidn que se le preten- de dar al pafs con mias al nuevo milenio. La divisi6n politico administrativa del pafs se asume y desenvuelve alrededor de grandes 0 pequetios pode- res que al final resultan subordinando las verdaderas posibilidades de nuestros tertitorio y poblacién. En este tema trascendental, los pueblos indigenas tene- mos un derecho aplazado por los intereses menciona- dos, fundamental a la integridad de nuestros pueblos: la autonomata que nos otorga la Constitucién Nacio- nal para que la ejerzamos sin més limites que el inte- és nacional a través del funcionamiento de los te- rritorios indigenas como entidades territoriales de la Repiiblica. Cuando los pueblos indigenas planteamos la necesi- dad de autonomfa no es para desconocer Ia unidad nacional ni mucho menos para socavar los derechos de otras pobladores. Es para que podamos crecer y fortalecemnos como pueblos y asf poder aportar més ala construccién de la nacionalidad colombiana des de nuestras propias cultura. Estos son algunos aspectos que consideramos rele~ vantes en el proceso de paz, pero no son todos. Cree- ‘mos que algunos esenciales de cambio para el pais tienen que ver con: * Garantizar totalmente la cobertura de educa- cidn para las nuevas generaciones y la calidad misma. Es triste ver c6mo se copian de los mo- delos imperantes s6lo las cosas que atienden la riqueza material pero no el potencial humano. En casi todos los paises europeos la educacién esté garantizada de manera gratuita para to- dos. La educacién es un factor esencial para ‘generar cambios hacia el futuro, * Garantizar a Ja poblacién, a toda, una aten- cci6n biisica en salud, Es mentira que el régi ‘men actual resuelva este problema. Cada dia resulta peor y ahi estamos los indigenas, los negros, los pocos campesinos que quedan y hasta los propios profesionales de la salud, para demostrarlo. + La participacién tiene que dejar de ser formal. Es posible concertaren los escenarios de par- ticipacién? * Tenemos que analizar el papel y la formacién de nuestras fuerzas armadas. Hoy son un po- der real que s6lo puede ser controlado por los poderosos, nacionales y extranjeros. Etnias, medio ambiente y paz * Requerimos un acuerdo real sobre lariqueza y su verdadera redistribucién. En relaci6n conel tema ambiental creemos que esne- cesario involucrar de manera mas decidida y definiti- va, a los sectores sociales afectados con los megaproyectos hidroeléctricos, de explotaciGn de re- cursos naturales y obras de infraestructura, No es constante con un futuro en paz que se realicen obras al margen de la poblacién que se verd afectada grave- mente, como hoy sucede con Ia hidroeléetrica Urré que ha dejado sin sustento a miles de campesinos y que vulnera todos los derechos del Pueblo Embera Kato. No puede entonces el Ministerio del Medio Am- biente autorizar este tipo de proyectos cuando se sabe de sus grandes impactos y se pasa por encima de los derechos de la poblacién. El trdmite para la aprobacién de este tipo de proyec- tos debe ser revisado y adecuado con los sectores so ciales interesados. Especificamente en el caso indigenaes también nece- sario que se revise y modifique la intervenci6n del Mi- nisterio del Medio Ambiente en los procedimientos del INCORA sobre resguardos indfgenas para adecuarla a nuestros derechos. Hasta el presente tie- nen retenidos mAs de 80 procedimientos sin que haya sido posible lograr que este Ministerio cumpla con sus funciones. No creemos que haya paz mientras s6lo se siga traba- Jjando por los intereses de unos pocos, se margine a la poblacién de las decisiones importantes del pals y se pisoteen los derechos. Asi no puede haber ambiente para la pac. 327 Los territorios colectivos de comunidades negras y la conservacién de la biodiversidad en la regién del Pacifico Por: Enrique Sanchez G. Instituto de Gestién Ambiental IGEA } Los afrocolombianos La poblacién afrocolombiana es descendiente de la poblacién esclavizada en los pueblos africanos y trafda a América por los europeos durante los siglos XVII y XVIII para la explotacién minera, el trabajo en plantaciones 44 y los servicios domésticos. Los esclavizados se opusieron a este régimen, protagonizaron alzamientos y fugas, y desarrollaron sutiles formas de re- sistencia al régimen que les habia sido impuesto. Abolida la esclavitud, ya fuera por la resistencia, por la compra de la liber- r @ =) tad o gracias a la manumisién en 1852, la poblacién negra ocupé y se : i 2.5 adapté a la vida de las tierras bajas del Pacifico donde desarroll6 formas . particulares de vida, supervivencia y relaciones sociales con los pueblos ‘ amerindios y con la red de comerciantes que comprabs oro, raicilla, made- ras finas, cacao silvestre, tagua y concha de mangle, actividades a las que i t § en parte se dedicaban junto a Ia agricultura, la pesca y la recoleccién de AK - nee, productos del bosque. Algunos hechos histéricos + El poblamiento actual es el resultado del largo y violento proceso de ocupacién de la regién con fines extractivos + La minerfa del oro configuré la dindmica de los asentamientos desde finales del siglo XVI a partir de tres centros mineros: el medio y alto San Jun (N6vita), el occidente de Narifio (Barbacoas) y Buenaventura (Rio Raposo). + La minerfa y la apertura de caminos desde los Andes tuvo como resultado la merma poblacionally 1a reducci6n y desvertebracién de los teritorios de los pueblos indfgenas de las zonas mineras. Los indige- nas ocuparon, en respuesta, dreas de refugio de dificil acceso, En zonas no mineras, como el Baud6, los indigenas pudieron mantener sus territorios. + La ocupacién de las tierras bajas por poblacién negra, originalmente traida de Africa como fuerza de trabajo esclavizada, Iuego de su liberacién (por resistencia, compra de la libertad_y manumisiGn legal) implicé un reordenamiento del territorio y de las relaciones sociales entre los grupos étnicos afrocolombianos e indigenas. “+ A partir de la segunda mitad del siglo pasado se conformaron centros comerciales/extractivistas domina- dos econémicamente por grupos mestizos andinos y, en algunos casos, por enclaves mineros 0 madereros extranjeros, + El norte de la Regi6n (Urabd) tuvo una dindmica pobl comercio, y contrabando de la Regién del Caribe. @:} ‘ional diferente asociada a la colonizacién, 329 La situacién de los afrocolombianos del Pacifico Desde la conquista de su libertad y gracias en parte alos obsticulos geogrificos y climéticos, los afrocolombianos pudieron vivir, con relacién a la tenencia del tierra, en relativa paz; paz. interrumpida en ocasiones por la presencia de enclaves mineros y madereros, muchos de ellos extranjeros, que sometieron a sectores de la poblacién a una nueva forma de servidumbre mediante el sistema del endeude. Las grandes compaifias extranjeras, extractoras de oro y platino en rios como el Timbiquf y el San Juan, los ‘grandes aserrios del bajo Atrato del bajo San Juén y de Jurad6, las empresas compradoras de concha de mangle y las compradoras de tagua dejaron una impronta en Ia historia de las comunidades, que las recuerdan por sus auges, su decadencia y por la miseria que dejaron. Minas, aserrfos y centros misioneros, configuraron los centros poblados y vivieron los mismos periodos de bonanza y crisis, fundamentales para entender Ia historia ‘econdmica de la regidn. Cabeceras municipales como la de Barbacoas y Lloré con sus casas de bale6n y su rica arquitectura de madera hoy destruida, ruinas de complejos mineros (Andagoya, Condoto), inmensos colegios misionales en ruinas como los de Aguasal y Catri, hidroeléctricas como la de La Vuelta son huellas de una prosperidad fugaz basada en el extractivismo. La vida de las comunidades rurales negras se ajusta a patro- nes tradicionales que han sobrevivido a través de los afios. Las familias se agrupan en pequeiios poblados o viven a lo largo de los rios y costas; se transportan en canoas y motores fuera de borda. La subsistencia depende del cultivo en huer- tos y colinos familiares donde siembran plitano, el alimento principal, cocotero, papachina, cafia de aziicar, chontaduro, arroz, mafz, yuca, fame y frutales. Complementan su alimen- tacién con la pesca, el corte de madera, la caza y la recolec- cin de productos silvestres. Los ingresos en dinero se obtie- nen de la minerfa del oro, actividad que realizan mediante el Iavado de las arenas de los rios (baharequeo) y Jos aluviones auriferos. Los velorios, los novenarios y las fiestas patronales alteran la vida cotidiana, El velorio y la novena son actos de vinculo y afirmacién familiar y comunitaria. Los cantos (alabaos), los e205, el llanto y la atenciGn a los asistentes (comida, aguar- diente, café, cigartillos) dan cuenta del prestigio social que tenia la persona que ha muerto. Los nifios son angeles que hhan partido y se les despide con cantos de chigualo y juegos infantiles. La fiesta patronal seftala también el retomo de los que estén lejos. Cantos religiosos, rezos, procesiones por los rios y ca- Iles de las aldeas, acompafiadas de conjuntos musicales, chi- rimias que incluyen clarinetes, platillos y redoblantes, o conjuntos de percusién con tamboras, conunos y ‘guazd, siguen la imagen del santo. San Francisco de Asfs, San Antonio, Santa Rosa, el Seftor del Mar de Salahonda capturado en una atarraya durante una faena de pesca, el Cristo de Raspadura que protege a las personas contra la.brujeria;ta- Virgen del Carmen y la de Las Mercedes, todas son deidades que velan por la comunidad. Las familias negras, de filiacién bilateral, desarrollan extensas relaciones de parentesco, tanto consanguineo como simbdlico, Estas parentelas, llamadas por algunos como ramajes o troncos familiares, tienen un referente territorial importante. Lo mas comiin es que una comunidad rural pertenezca a una o dos familias emparentadas entre sf 330 Etnias, medio ambiente y paz La familia afrocolombiana suele caracterizarse por su extensi6n y matrifocalidad. Motta, por su parte, advierte los siguientes rasgos en la sociedad negra del Pacifico: + Familia extensa. + Matrifocalidad. + Poliginia compacta o dispersa. + Residencia femenina de la prole. + Socializacién e identificacién a través de la familia materna. + Orden patemo en el reconocimiento de la descendencia, ‘+ En muchos casos la. propiedad es controlada por el padre (zona minera). + Exogamia de circulacién masculina entre troncos familiares distintos. La movilidad masculina contrasta con la permanencia femenina en una complementariedad de roles que garan- tizan y refuerzan las relaciones de la parentela y el dominio territorial. Para N. Whitten “ en el litoralIluvioso los pioneros negros consideran los lazos de afinidad y afinidad atenuada como nexos iguales a los de la consanguinidad”” El parentesco esté asociado a la movilidad masculina. A propésito Whitten recalca: “ Las mujeres brindan la estabilidad al dominio det hogar y de la comunidad; los hombres 1a brindan al dominio del parentesco y del mantenimiento de las redes sociales. Cada dominio esté activado por las maniobras hechas en el otro. La complementariedad especifica de los roles dentro del dominio del hogar provoca un conflicto aparente duran- te la separacién concreta de un matrimonio, pero prevé la continuidad del hogar a través de las referencias a la prerrogativa femenina dentro del hogar y la pretrogativa masculina de la movilidad. ..”. Las comunidades afrocolombianas del Pacifico ocupan cuencas o segmentos de cuencas. El rio es la via de comunicacién permanente, un espacio econémico de primer orden y un lugar constante de socializacién. Lo mismo sucede con los litorales. EI historiador chocoano Sergio Antonio Mosquera ha formulado el concepto de apropiacién espiritual del territorio en sus trabajos de cartograffa social, en los cuales hace un examen de testamentos de esclavos y esclavizadores en la Provincia de Citaré_ entre 1800 y 1850, relaciones de mina y documentos notariales de compra y venta de tierras. Mosquera plantea que la persona negra antes de ocupar un territorio debi6 “domesticar” el espacio de una manera espiritual, neutralizando las fuerzas sobrenaturales consideradas malignas y canalizando las energias benéficas allf existentes. Esta dialéctica, entre lo agreste (el monte, la no cultura) y los espacios domésticos (la cultura) juega un papel importante en las relaciones territo- riales tradicionales de las comunidades negra. La integracién del Pacifico Es importante sefialar que desde la colonizacién hispénica la regiGn el Pacifico fue vista y manejada como una frontera, como una colonia interior. Esta frontera, llamada en ocasiones territorios nacionales 0 territorios ‘isionales, se ha sustentado en tres prejuicios utilizados de manera frecuente en contra de los pueblos indfge- nas y negros: Se les atribuye una naturaleza + Son considerados incapaces. + Se les declara inexistentes. ara mostrar un ejemplo serfa suficiente sefialar cémo esta tiltima consideracién subyace en la Ley 2 de 1959, norma que buscaba proteger y hacer un uso razonable, hoy se dirfa sostenible, de los recursos forestales y de vida silvestre, medida que desconoci6 por completo la existencia y los derechos de los grupos étnicos, y que favorecié el otorgamiento de concesiones y permisos forestales sobre los teritorios de las comunidades. 331 Luego, los pueblos indigenas tendrian mejor fortuna con la expedicién de la ley de reforma agraria, ley 135 de 1961, que incorpors un articulo (cua inclusién en la ley es todavia un misterio ), el 94, que puso de nuevos en escena el derecho indigena. Los afrocolombianos deberfan esperar hasta la Constitucién de 1991 Desde la década del cincuenta comenz6 un cambio abrupto en la vida social y econémica de los pueblos tradicionales del pacifico. Los comedores viales (carreteras y vias férteas), que conectaron la regién andina con la costa, alentaron nuevos proyectos de ampliacién de la frontera econdmica. Buenaventura y Tumaco sobre el pacifico, Turbo sobre el Caribe, puerto obligado de conexién con el rfo Atrato, se constituyeron en centros de expansiOn comercial y soporte permanente de la economfa extractiva, EI panorama productivo En el Pacifico, las actividades econémicas expresan fundamentalmente cuatro realidades de alguna manera relacionadas entre si. La extraccién de recursos naturales, oro, platino, madera, pesca, moluscos marinos, palmitos de naidi; la agroindustria, palma africana, banano y camarones en estanques; la ganaderfa de vacunos, y la produccin tradicional, de los grupos étnicos, orientada a la propia subsistencia, Cada una de estas activi- ‘dades tiene un impacto espectfico sobre la biodiversidad y su propio campo de contradicciones. Existen dindmicas econémicas que dependen del interior de la regién y otras que presionan desde el borde andino y desde los corredores viales que la cortan transversalmente, Estos corredores tienen un gran impacto y se constituyen en ejes de transformaci6n abrupta de los paisajes naturales. Una dinémica particular, externa a la regi6n pero de inmensas repercusiones, la constituye la reorientacién de la economia nacional hacia el sistema extractivo, dentro de los patrones impuestos por su inserci6n y, en condiciones desventajosas, dentro de la economtfa global. Esta perspectiva se ha traducido para la regién en los planes de desarrollo y en tres propuestas consideradas como complementarias. 1. El Pacifico se considera una regiGn productora de materias primas : oro, platino, maderas, pesca; con un potencial considerable minero, cobre, titanio, rocas fosférica, carbin, etc; con posibles reservas de pe~ {t6leo y recursos mineralégicos marinos, nédulos polivalentes, y con un potencial hidroeléetrico consi- derable, sin considerar que el extractivismo ha significado para la regién una pérdida de su patrimonio natural y humano, y se ha traducido casi siempre para las comunidades negras ¢ indgenas en un factor de desarticulacién social y cultural 2. La regién se entiende como una plataforma para acceder a los mercados de la cuenca internacional . Los puertos y corredores viales se constituyen en el eje de las acciones propuestas. 3. Una tercera posicién, de menor peso, ve en el Pacifico un inmenso potencial extractivo de recursos biol6gicos, en especial genéticos, contenidos en su gran biodiversidad. En sintesis, la futura perspectiva de la regién, para los planes y estrategias de desarrollo, pareciera concentrarse en la extraccién de los recursos naturales del suelo, subsuelo y de los cuerpos de agua; el aprovechamiento comercial del potencial de la biodiversidad que ofrecen las éreas de vida silvestre y de la situacién geogrifica para favorecer el mercado de Colombia y Venezuela con el dindmico comercio del oriente. EI choque de mentalidades En la region se observa, en tomo a la cuestién del desarrollo, el choque de diferentes mentalidades. Una empresarial, occidental si se quiere, y otra propia de los grupos que ejercen una resistencia cultural a la desestructuralizacién de sus economias tradicionales. entes en las que, ademis del interés inmediato, de cargeter econdmico o utilitario, influyen imaginarios y valores sobre la naturaleza. El sector empresarial extractivista, se dice, tiene una mentalidad minera frente a los recursos. Los indigenas y afrocolombianos tienen un mayor manejo del medio natural porque sus economias dependen de la oferta ambiental. En las relaciones territoriales y en el acceso a los recursos naturales se presentan dindmicas 332 Etnias, medio ambiente y poz El siguiente cuadro muestra por via de ejemplo algunas caracteristicas de esas mentalidades. Occidental -Atrocolomblane La pobreza Muchas veces se considera a los grupos étnicos como una poblacién pobre sin serlo, Las metodologfas para la cestimacién de la pobreza (por ingresos o NBI) no estén adecuadasa las condiciones y particularidades de estos pueblos. Sin embargo, es observable, en especial en la poblacién negra del Pactfico, un acentuado deterioro de sus condiciones de vida. Esto es particularmente cierto en zonas donde las comunidades locales se han vincu- ado a empresas y actividades extractivas en detrimento de sus propios sistemas productivos y de su patrimonio natural comunitario. En la pobreza inciden tanto las desventajosas formas de articulacién de las economias locales a los circuitos comerciales mayor, especialmente extractivos, como la desatencién del Estado. Laregi6n tiene los indices de calidad de vida mas bajos de todo el pafs: el 80% de la poblacién tiene necesida- des basicas insatisfechas. En pobreza absoluta esté el 60%, el analfabetismo aleanza un 37%, la cobertura de salud no aleanza el 30%, los niveles de mortalidad son del 8% y la mortalidad infantil se aproxima a 130 por cada 1000 nacidos vivos, Fuente: DNP/PNUDIMisién social, Programa BID/Plan Pacifico, DANE: Algunos de los factores més sobresalientes gue inciden en las condiciones de pobreza de la regién, segtin Biopactfico, son los siguientes: + Los inequitativos términos de intercambio entre los productos mineros, agricolas, forestales y pesqueros, y los productos transformados. + La escasa remuneracién del trabajo. * La falta de oportunidades para la produccién y el mercadeo. * La poca agregacién de valor que se hace a los productos agricolas, forestales, mineros y de recoleccién * El deterioro del patrimonio natural comunitario (suelos, bosques, fauna, recursos de pesca, recursos mineros, etc. ocasionado en algunos lugares por la economia extractive). + Las limitaciones productivas, en especial, las ocasionadas por la humedad, las plagas y enfermedades de los cultivos, y los altos costos del transporte. + La falta de alternativas tecnol6gicas. + Los continuos desastres que afectan las zonas agricolas como las inundaciones, el derrumbe de diques aluviales, los movimientos teldricos y los maremotos. *Laalta vulnerabilidad de los sistemas de seguridad alimentaria, Esta vulnerabilidad no s6lo est asocia- da al punto anterior sino que también a cambios observables en los procesos productivos, como la tendencia a la simplificacién y homogeneizacién de cultivos, el abandono de la agricultura a causa de los auges extractivos, el cultivo de plantas consideradas ilegales, la migraciGn de los adultos, etc. + La insuficiente € inadecuada prestacién de servicios ptiblicos, en especial los relacionados con Ia salud ambiental, Ia atencién en salud a las personas, los servicios educativos y los servicios de apoyo a la produccién. La violencia EI Pacifico colombiano, que histéricamente habja permanecido al margen de los procesos de violencia genera- dos por los conflictos politicos que asolaron otras regiones del pafs, ha comenzado a vivir en las dos tltimas ‘adas un deterioro de su relativa situaci6n de paz. Estos son los factores del conflicto més. importantes a mencionar: + Lamayor y més sutil presién econémica por el acceso a los recursos naturales y por el control territorial, aunada a una visin del Pacifico como plataforma comercial hacia el mercado internacional del la cuenca maritima, + La contradiccién existente entre el Estado y las etnias (el desarrollo frente el autodesarrollo y la autono- mia). + Las contradicciones surgidas entre los mismos grupo étnicos. + Laextensi6n del conflicto armado (insurgencia , militarismo, paramilitarismo). + El auge puntual de economias ilegales incluyendo la explotacién ilegal de recursos naturales. inistrativa de los entes territoriales y las Muy ligado al punto anterior, la corrupcién polit entidades piiblicas. ca y adi En este complejo contexto se ha venido configurando un movimiento social de comunidades indfgenas y negras que busca defender sus tierras y su cultura en condiciones muy adversas. En la regi6n existen multiples procesos de violencia. No solamente se presentan los conflictos por control territorial entre grupos insurgentes y paramilitares, Ademds se presentan enfrentamientos por acceso al territo- rio entre diferentes grupos étnicos, por el acceso a la tierra como recurso, por el acceso a zonas de play y por el ‘acceso a recursos forestales y mineros. A estos procesos se suma la violencia asociada al narcotréfico y aquella de diversos origenes como el racismo y la violencia institucional. 334 Etnias, medio ambiente y paz El caso de Uraba y el bajo Atrato Resulta paradéjico que en febrero de 1997, momento en el que seis comunidades del Municipio de Riosucio accedian a los titulos colectivos sobre sus tierras y se constitufan en los primeros que se entregaban en el Pacifico en el marco de la Ley 70 de 1993, la totalidad de la poblacién se vefa obligada a abandonar su territorio ante la presién del paramilitarismo. Seria el comienzo de una diéspora afrocolombiana ¢ indigena en el bajo Atrato, Las familias negras se dirigirfan hacia campos de refugiados del Urabé en Pavarand6 y Turbo, o hacia centros urbanos, Las indigenas hacia otras comunidades en zonas de dificil acceso. Este proceso, que continia amenazando con expan- dirse hacia toda la cuenca, se ha entendido como una extensién del conflicto social y politico del Urabé; re- giGn convulsionada social y politicamente, teatro de innumerables proyectos extractivos (madera, raicilla , tagua), zona de gran importancia por su potencial como puerto y por su agroindustria bananera sobre cerca de 40,000 hectéreas que ha traido a la regi6n una numero- sa poblacién en busca de trabajo y oportunidades. El Urabé tiene una de las tasas de crecimiento més acele- radas del pais. Alli, los ecosistemas vienen siendo répi- damente sustituidos por pasturas y cultivos industria les de banano, y los bosques, incluyendo los mangla- res, estén siendo degradados. La transformacién abrupta de la cobertura boscosa se estima en cerca de 11.600 hectéreas al afio (Biopacifico/Iner, Garcfa Estrada) . La concentracién de la propiedad rural, el desarrollo de la agroindustria y la ganaderfa extensiva fueron proceso ‘que generaron y siguen generando situaciones de vio- lencia . El Uraba tiene auges y crisis. En la actualidad se obser- va un incrementado considerable de los rastrojos; 43.59 has en seis afios a causa del abandono de las fincas motivado por la violencia, un poco mas de 7100 has por afio, pero en general la ganaderfa sigue avanzando, Sefiala el estudio del Biopactfico/Iner que: Ja ganaderia es mucho mas impactante pues ha incentivado la colonizacién de la tierras bajas inundables entre los rios Atrato y Leén. Es ademds la actividad més extensiva y menos productiva social y ecoldgicamente, pues se realiza siguiendo los mismos patrones de la ganaderia extensiva en el pais, sin mejoramiento de pastos y de especies...” Una idea de la devastacién de los bosques por la extraccién forestal y la ganaderfa nos la da el siguiente cuadro comparativo de la situaci6n de la cobertura forestal en la zona de Lomas Aisladas entre 1970 y 1992, hecho por el Biopacifico (Monje, Echeverri, Leal). 335 Cobertura vegetal en 1970 y 1992 en el sector de influencia del tramo Guapa - Lomas Aisladas. 1970 992 coberturas [Has | % * Cativales 19.520 | 00 4.900 210 Owes: 2a [1 2678 10 humedales Bosques: 518 2 585 28 heterogéneos Produecion [ios | « 100 05 campesina Potreros 14.504 610 Plantaciones 283 40 de platano Total zaros | 100 za708 | 100 Fuente: Biopactico Podria concluirse, sin perjuicio de explicaciones més ricas y complejas, que existe en el norte de la regién una relacién muy estrecha entre los procesos de dominio territorial y transformacién de los ecosistemas de vida silvestre ,en especial por pasturas y la violencia, En esta hipotesis explicativa cabria el papel del neolatifundio ganadero asociado al narcotréfico. En el surel proceso es similar y se han visto casos recientes de deforestacién masiva, como el sucedido entre el Valle y Bahia Solano en el Chocé. Poblacién desplazada del Uraba Chocoano, segiin lugar actual de asentamiento provisional. Lugar de asentamiento Total de personas | Menores de edad desplazadas Bocas del Atrato 385 20 Goliseo de Turbo 3.853 1.738 Turbo, barrios Obrero, Buenos | 1.800 No hay datos Aires y W. Quintero ‘San José de Apartadé 850 No hay datos Corregimiento de Pavarands «| 4.149 1.842 Bahia Cupica 297 121 Medellin, Barrio Belén 250 No hay datos Quibas 1.160 No hay datos Total 12.744 Nota: Los datos corresponden al periodo Octubre de 1996- Fuente: Giraldo, etal. Relatos e imagenes. El desplazamiento en Colombia. & Etnios, medio ambiente y poz La titulacion colectiva No obstante las dificultades, e1 proceso de titulacién ha seguido. Vendrfa la titulacién hecha a la asociacién ‘Campesina Integral del Atrato, primer antecedente de este proceso, y luego las hechas en el sur de la regiGn alcanzando, en la actualidad, poco més del millén de hectéreas tituladas. Cuatro afios y medio después de expedida la Constitucién se otorg6 el primer titulo. Cuatro afios complejos de organizacién y movilizacién de las comunidades negras, perfodo leno de debates en el que se forj6 una legis- Jacién con aciertos y errores, unas demandas del movimiento social que vuelcan todas sus aspiraciones en el espacio, a veces endeble, conseguido, y una institucionalidad que tiene el reto de repensar el pais desde la perspectiva de la multietnicidad de la Nacién, del respeto a las diferencias culturales, al pluralismo, ala toleran- cia y del didlogo intercultural. La titulacién colectiva crea condiciones favorables para la conservaci6n de la biodiversidad. Con ella se esta garantizando el derecho de las comunidades tradicionales sobre la tierra y el de vivir allf en conformidad con sus propias normas y costumbres. Las comunidades negras, en virtud de la Constitucién de 1991 y la ley 70 de 1993, han recibido los siguientes, tftulos colectivos Fuerte: INCORA 337 La titulaci6n colectiva para Jas comunidades ha sido un proceso lento. La engorrosa legislacién adoptada y la complejidad del proceso se han convertido en un serio obsticulo. Hay adems algunas titulaciones poco claras. Si se observa el caso del Valle puede verse cémo a las comunidades se les otorgaron cabidas de tierra al parecer insuficientes. Ha venido cobrando fuerza una tesis desde todo punto de vista inconveniente que busca excluir las éreas de ‘manglar de la titulacién colectiva. De adoptarse este criterio, la Ley 70 corre el riesgo de convertirse en una ley de expropiacién. ‘Queden ademés por titular éreas de convivencia interétnica entre indgenas, en especial Eperara ~ Siapidara, y comunidades negras. Seria conveniente expedir alguna norma que permita la conformacién de territorios interétnicos Recomendaciones 1. Es necesario desarrollar una nueva conceptualizacién y préctica ambiental en las que las politicas , en especial las de conservacién y uso sostenible de la biodiversidad, estén atadas al reconocimiento de los derechos comunitarios sobre el patrimonio natural, Estas politicas deben incorporar y reconocer la cultura y las préeticas que desarrollan las sociedades que viven en los bosques tropicales en tomo a los recursos biol6gicos, como parte de la dimensién de la realidad que constituye la biodiversidad. Este reconocimiento conlleva: + La aceptacién, para el caso del Choco Biogeogrético, de la existencia de grupos étnicos y comunidades rurales que viven en el medio selvético y cuya subsistencia depende de la oferta ambiental que este medio les ofrece. I reconoci iento de los detechos territoriales que estos grupos tis + El reconocimiento del valor y validez de los conocimientos, las précticas y las innovaciones que estos ‘grupos étnicos han desarroliado en su relacién con el medio natural y en especial con los recursos biol6gicos. + El reconocimiento de la importancia que tiene para la conservacién de la biodiversidad el preservar, de ‘manera creativa, el patrimonio natural y tecnolgico de las comunidades negras ¢ indigenas del Pacifico 2. El titulo colectivo resuelve el problema jurfdico respecto a la propiedad pero todavia no habla del modelo de apropiacién. Por eso surge la necesidad de desarrollar experiencias piloto que incorporen los planes de manejo respecto al drea colectiva, los mecanismos reguladores con relacién al uso de los recursos, la articulacién del gobierno comunitario con la accién institucional y los procesos de capacitacién en funci6n del nuevo modelo de gest 3. Es necesario avanzar en definir una politica ambiental, coherente, para el Pacifico que salvaguarde los derechos de los grupos étnicos y proteja el patrimonio natural de la regién. Un esquema égil (con mesas de trabajo, foros, grupos de trabajo permanentes, etc.) y una voluntad, decidida a facilitar el acceso a amplios sectores sociales a este debate, serfan una herramienta fundamental para la formulacién de la politica, ejercicio «que de todas maneras podria contribuir a enriquecer una agenda de trabajo en el escenario futuro de la paz. 4, En lo inmediato es necesario definir una politica y una estrategia de titulacién colectiva que permita avanzar con rapidez, y dar garantia y seguridad territorial a los grupos étnicos, resolver de manera amigable los conflic- tos teritoriales interétnicos e intraétnicos, y fortalecer y conservar el patrimonio natural comunitario, 338 Etnias, medio ambiente y paz Para finalizar Debemos estar seguros que no hay mejor contribucidn a la paz de los pueblos negros de Colombia y a la conservacién del patrimonio natural de la Nacién que el reconocimiento de sus derechos patrimoniales. Reco- nocimiento que debe estar acompafiado de un decidido apoyo, desde las politicas publicas, al fortalecimiento de su autonomia y de la capacidad de manejo de sus territorios y recursos para el mejoramiento de sus condiciones de vida, y paral libre y creativo ejercicio de su cultura, (Ver bibliografia en la siguiente pagina) ‘Anexo - El proceso de titulacién colectiva entre 1991 y 1996 ‘Ano | Mesidia Suceso 101 | aioe ‘Se expide a Constucon. En olla estan contenico loagrupos eineos. El Anicuia Tranetoro $3 estab comumaades negra. 1902. | Octuore 26-90 Reunion de lt Comision espacial on Vanaconas, Cai 1995 | Agosto 27 ‘Se expide Ia ley 70 de tulacion colectve a as comuniades negras ves | June a0 ‘Se crea medianta el Decrato 1971 le Comin Consultva da Ao Nivel CCAN Octubre 12 ‘Se expide ol Oscreio 1748 reghumertavio del Capitulo Ill de le Ley 70 Novlemore ‘Se rombran los miembros de & Comision Teena Agosto 1k Consuttva de alto Nivel. Juanchaca cra.Clavetino y Chieao, ene! Bajo Atato. Paco después serlan deaplazedos por 1996 | enero at ‘Se expige et rogiamento ae la comision Teenie unio 18-48 Segundo comité regional comunsiades nepias. Tumaco Septembre 14:18 Tereor Comité regional comunidades negras. Quenaventure rea | Febrero 26 ‘Se expieel Docomente CONPES 2909 sobre comuniiades negras Febrero 19 ‘Se expiden los tiuos de comunidades negras de La Nueva, Dos Boces paral Clavetina y Chieao, nel B80 Alrao. Poco deepues eerlan desplazados por Septamtre ‘Comsion minis - comundades egies Noviembre Comin mints - comunidades negra Diciembre 29 ‘Ge expide esto del AGIA por 695.254 hectdraae, Resolucién 4566 BIBLIOGRAFIA Arocha, Jaime y de Friedemann, Nina. De sol a sol. Géness, ransformacién y presencia de los rnegros en Colombia. Bogott: ed. Planeta, 1986, Corset, Giancarlo, Motts, Nancy, y Tassara, Carlo. Cambios recnolégicos, organizacién social y ‘actividades productvas en la Costa Pacifica colomblana, Bogoté: ed Ecce, 1990, Garcia, Rodrigo. Estudio de impacto de la aecién anerdpica sobre la biodiversidad en Urabd. Medellin: Universidad de Antioquia. INER / Proyecto Biopactfico (inédito), 1996 Motta , Nancy, Enfogue de género en el ltoral Pactfco colombiano. Nueva estrategia para el desarrollo. Cali: Universidad del Valle, 1995. Romero, Matio Diego. Historia y emohistoria de las comunidades afrocolombianas del rio Naya. ‘Cali: Gobernacicn del Valle del Cauca, 1997 ‘Sénchez, Enrique, Rokién, Roque, y Sanchez, Maria Femanda. Derechos e identidad. Los pue blos indigenas y negros en la Constitucién Politica de Colombia de 1991. Bogots: ed ‘Coama / Disloque, 1998. Universidad Nacional . Proyecto Biopacifico. Renacientes del Guandal. Grupos negros de los ris Satinga y Sanguianga. Bogots, 1996. Villa, William y Sanchez, Enrique. Bvaluacidn de los componentes:rulacién colectiva de terras a comunidades negras ¢ indigenas y comités regionales del Programa de Manejo de Re- ‘cursos Naturales ~ PMRN - Présiamo BIRF 3692 -co, Bogoté: Ministerio del Medio Ambiente (inédito), 1998 ‘Whiten, Norman E. Pioneros negros. La cultura afio ~latinoamericana del Ecuador y de Colom: bia. Centro Cultural Afro ~ Ecuatoriano, 1992, 340 Territorios étnicos, conflictos ambientales y paz Por: Roque Roldén Ortega Se extiende frente a nosotros, si ast lo queremos, un progreso continuo en medio de la felicidad, el conocimiento y la sabidurta. {Queremos acaso, en cambio, optar por la muerte or no poder olvidar nuesiras rencillas? Albert Einstein Aciaracion preliminar La siguiente no es una reflexién académi- ca, ni un estudio ponderado sobre un tema escasamente trabajado entre nosotros. Es ;penas un intento de ordenar algunas ideas para un didlogo entre amigos y personas que anhelamos apoyar Ta causa que se li bra alrededor de las materias enunciadas, Se trata, para decirlo de alguna manera, de indagar con fundamento en la experiencia de Jo acaecido en Colombia, y si fuere posible con apoyo en lo sucedi- do entre otros grupos indgenas americanos, el papel ue podrfa jugar y de hecho estén jugando los llama- dos territorios indigenas en la proteccién del am- biente y de qué manera podrfan incidir este manejo ambiental en la sustentacién y aseguramiento de la paz para las propias comunidades indigenas y para el resto de la sociedad colombiana. En el enunciado anterior, 1a paz. serfa un propésito final y la territorialidad (su reconocimiento y salva- guardia plenas) y el buen manejo serfan medios 0 instruments para llegar aella. Pero bien podria plan- tearse de diferente manera: podria sefalarse que la territorialidad representa un objetivo central en la vida indigena y que, para asegurarlo, se requiere del buen manejo ambiental y de la paz. Ain podria plantearse el medio ambiente como objetivo fundamental y la paz y la territorialidad como medios y condiciones para asegurarla. En realidad, dentro del pensamiento indfgena, la te- rritorialidad, el medio ambiente y la paz resultan ser tres derechos fundamentals e interdependientes. No son fines en sf mismos. Ni siquiera la paz (que aqui no se concibe como ausencia de conflictos, sino como Ja creacién de mecanismos apropiados para resolver con ecuanimidad y justicia los conflictos). La terri- torialidad, el medio ambiente y la paz son medios necesarios para asegurar la vida y el disfrute de ella. No cualquier vida ni cualquier disfrute. Es la vida solidaria y el disfrute dentro del marco de la propia cultura y las propias expectativas y valores. ‘Se trata entonces de tres soportes fundamentales de ‘apoyo para la conerecién de una altemativa de futu- +0, Pero no son los tinicos soportes importantes. Po- drfan mencionarse otros de primer orden como la au- tonomta y el gobierno. Pero vamos a hablar un poco de los tres arriba seftalados. Territorialidad La territorialidad indigena engloba elementos fisicos y espirituales. Es la historia, el pasado, la identidad con los muertos y las creencias que nos explican por qué estamos aqui, Es la posibilidad de cumplir los deberes con los antepasados, ctiidando los lugares donde han quedado sus cenizas o los que han hecho memorables o sighificativos con sus hechos, Es la seguridad del presente que ofrece al grupo las condi- ciones de espacio suficientes para desenvolverse sin sobresaltos. Y es Ta seguridad del futuro que repre- senta las condiciones fisicas capaces de prevenir la desmembracién de la comunidad y las condiciones de solidez y seguridad juridica para prevenir las ame- havas de usurpacién 0 cercenamiento, En Colombia se ha avanzado en el reconocimiento de la territorialidad indigena, Los informes de go- biemo dan cuenta de algo mas de 28 millones de hi téreas reconocidas como resguardos. Sin embargo, hay un crecido ntimero de comunidades del piedemonte amazénico y lanero, de la costa pactfica y de la regiGn andina , tal vez un 15 a 20% de la poblacién total de indigenas, que carecen todavia de seguridad sobre sus tierras. En estas mismas regio- nes hay también un nimero amplio de comunidades, no menos de un 10%, que carecen de tierras en abso- Iuto 0 que han recibido lotes insuficientes para ase- gurar su presente y su futuro. Las normas constitucionales y demas instrumentos legales empleados para la legalizacién de la tierra , sin lugar a dudas, oftecen a los indfgenas ta solide, necesaria en el ejercicio de su posesi6n. Estos instru- mentos no sélo cuentan con una larga tradicién legal cn el pais, sino también con Ia sancién de normas constitucionales. Ademés, tales instrumentos han sido reiteradamente reconocidos y sancionados en la doc- trina de los altos tribunales de justicia del pats. Pero una percepcién desprevenida de la situacién ac- tual deja ver algunos signos preocupantes. A partir de la lentitud con la que avanza el estudio y la presta- cin de atencién a las demandas de las comunidades sin tierra, con poca tierra, con tierra sin legalizar 0 con tierras invadidas por gentes no indigenas. Tam- bign resulta inquietante Ia que parece ser una politica nueva de dar calidad de resguardos a simples lotes de vivienda, sin asumir la responsabilidad de resol- ver las demandas de fondo. También inquietan las que parecen formar parte de las decisiones de exclu- siGn legislativa como los resguardos y las superficies considerables de reservas recientemente usurpadas a Ios indigenas, pero que con arreglo al orden consti- tucional, son tierras de propiedad indigena. Para los indigenas resulta esencial, a su vida actual y a su futuro, el reconocimiento y la posesién del terti- torio, La posesién del territorio para ellos significa regularmente la vocacién y la voluntad de un mane- jo ambiental adecuado, pero tal posesién y tal mane- {jo, la vez que representan elementos determinantes para la vigencia de la paz con los sectores sociales circundantes, pueden resultar afectados por el dete- rioro de dicha paz como efecto de otros factores exdgenos no controlables. Conflictos sobre el medio am- biente Personas muy autorizadas, y con opiniones de indu- dable fundamento, han reflexionado sobre el tema de los aportes indigenas en esta materia y sobre las enormes dificultades que enfrentan para mantener sus invaluables conocimientos y sus acreditadas précti- cas conservacionistas. Retomando en parte las ob- 342 servaciones de estas personas, aqu{ nos limitaremos a sefialar dos aspectos que resultan de interés: El primero es el de los modelos de manejo medio- ambiental aplicados tradicionalmente por los indfge- nas, ajustados a las exigencias del uso y de la conser- vacidn. De esta realidad sobreviven (en pruebas his- {ricas irrefutables y en la més irrefutable atin de las practicas mantenidas en algunos casos hasta nues- {ros dfas) numerosos ejemplos: como el de los siste~ ‘mas altamente tecnificados de los Incas para el apro- vechamitento de suelos y de aguas. ¥ entre nosotros, ahf esta todavia la huella de los sistemas empleados, por los Tayrona de la Sierra Nevada y los Zenti de los Valles del San Jorge y el Sint. Durante largo tiempo estos sistemas de manejo y uso del medio fueron vistos como primitivos.y atrasa- dos. En Colombia, por ejemplo, se luché hasta afios muy recientes contra la institucién delvesguardo, una institucién que representa una forma de tenencia y de manejo comunal de la tierra, arguyendo que limi- taba el aprovechamiento intensive del suelo. Atin hoy, algunos opinan que entregar tierras de selva a indf- genas constituye un despilfarro, Cabrfa tal vez sefia- lar, en este caso, que sélo gracias a la esforzada labor de resistencia de los indfgenas, éstos han logrado no s6lo mantener en parte sus territorios, sino salvaguar- dar con ellos en parte el acervo de conocimientos y préeticas para el manejo sostenible de los recursos. El segundo aspecto guarda relaciGn con las politicas, del Estado sobre el medio ambiente. Tales politicas, son de aparicién relativamente reciente. Aunque an- tes hubo medidas, nuestro primer y tnico Cédigo de los Recursos Naturales no ha cumplido atin los 25 aiios. A partir de esta primera iniciativa, se han dado algunos pasos en la definicién de conceptos tan fun- damentales como: la responsabilidad compartida en- tre el estado y la sociedad en la defensa del ambien- te, la exigencia de responsabilidad de los agentes del deterioro ambiental como las empresas del Estado, privadas y particulares para prevenir y controlar los, impactos de sus proyectos, y la definicién del am- biente sano como derecho de todos los habitantes del pafs, ast como también la responsabilidad del Estado para garantizarlo, Si las medidas legales han sido pasos lentos y timi- dos, més timidas atin han sido las acciones para po- Etnias, medio ambiente y paz ner en marcha aquellos principios, para hacerlos operativos y eficaces. Las anémicas y desminriadas politicas agrarias, por ejemplo, con su tolerancia y hasta su complacencia con el continuo arrasamiento de bosques andinos y de nuestras planicies amaz6nicas. Los orinoquenses y pobladores de las zonas costeras del Pacifico gan en la prctica lo que se promulga en los c6digos. gual ocurre con la accién es. ontiinea no controlada o fre- cuentemente auspiciada por el Estado para el aprovecha- miento de recursos naturales de toda indole y para la cons- truccién de megaproyectos de obras piblicas. No han sido extrafios, por lo demas, los intentos hasta aho- 1a fallidos, afortunadamente, para suprimir por la via répi- da de los dectetos ejecutivos, las exigencias previas 0 con- comitantes a tales obras 0 pro- yectos. vistas como exagera- das, abusivas e inconvenien- tes para los avances del desa- rrollo, En este acaecer de los inten- tos de aclimatamiento del respeto y de hostigamiento a las nuevas modalidades de manejo y cuidado del medio ambiente, los pueblos y territorios indfgenas no han sido los menos damnificados. Ahi estén para demostrarlo algunos de aquellos megaproyectos de empresas y de obras, cumplidos en tertitorios indi- genas, de los cuales dan ejemplo: la explotacién carbonifera de la Guajira (mal negocio para todos como Io habia vaticinado 20 afios atrés Luis Carlos Galén), 1a represa de Urré en el Alto Sint para la generaci6n de energia eléctrica, el puente sobre el rio San Miguel en el Putumayo y muchas més. Algunos de estos proyectos han sido suspendidos a buena hora or los érganos de justicia y otros, como la explota- cién petrolera entre los U'wa, siguen gravitando so- bre la vida de los pueblos indigenas como una trofe imponderable, El manejo del medio ambiente, entre los indigenas, resulta seriamente condicionado por el grado de es- 343 tabilidad juridica, social y cultural que el grupo ten- 2a sobre su espacio vital. Tal estabilidad se encuen- {ra a su tuo frecuentemente articulada a las condi- ciones de paz que se viven en la regién, en la medida en que la aparici6n y operacién de elementos de per- ‘urbacién resultan subvirtiendo o destruyendo las con- diciones de tal estabilidad. La Paz = Esel tercer componente de nues- tro temario y para los indigenas de nuestro pais ha sido casi el pro- pésito central de sus reivindica- | ciones a lo largo de la colonia y la repiblica. Sf han sostenido gue- rras, muchas guerras, desde la ‘Conquista hasta hoy. Pero no gue- ras de invasién 0 conquista, sino guerras de resistencia, de intentos de salvaguarda de sus derechos quebrantados o amenazados. Lo hicieron en el pasado los Paeces y los Embera y hasta los afios 60 del presente siglo lo hicieron los Motilén Bari. Pero laconstante no ha sido la guerra, ha sido ocasio- nalmente el repliegue para sosla- yar la confrontaciGn: o la resisten- cia pacifica, o la desobediencia civil. Asi sucedi6, por ejemplo, con la negativa a co- laborar en la divisién de los resguardos y disolucién de los cabildos a lo largo de 150 afios de vida repu- blicana, Pero también se eché mano de los procedi- mientos legales y quienes quieran corroborarlo en- ccontrardn las abultadas pruebas en los archivos colo- niales y republicanos, o leyendo los estudios de don Juan Friede 0 revisando el juicio del resguardo caucano de Jambal6, iniciado en los primeros aiios del siglo XVII y conctufdo al finalizar la primera dé- cada del XIX, 0 la jurisprudencia de los altos tribu- nales de justicia del pafs durante todo el periodo de vida republicana Los indigenas han empleado todos los medios a su alcance para conseguir la paz. y para resolver de ma- neta pacifica los conflictos inevitables. Pero tal vez. resulta ser el sector que de manera més intensa ha padecido los efectos de la-violencia ejercida contra él para disputarle la tierra o ta mano de obra o por efecto de la guerra que las facciones en pugna han Tevado hasta sus espacios de vida. No seria posible cen breves lineas dar cuenta de estas acciones de gue- ra padecidas directa o indirectamente. Pero basta nombrar, a modo de ilustracién, como verdaderas operaciones de guerra en su contra: los innumera- bles planes de colonizacién cumplidos con amparo estatal, las mas de las veces sobre territorios indige- nas; las concesiones mineras, forestales y de hidro- carburos en tierras indfgenas, sin previo estudio y ni siquiera con previo aviso a los ancestrales poseedo- res de la tierra; y Jas acciones desembozadas de ex- terminio (las caucherfas en la Amazonia y las més recientes de Planas y La Rubiera, en los Tlanos, la sistemdtica liquidacién de dirigentes y autoridades indigenas en todo el Cauca y San Andrés de Sota- vento en Cérdoba, y la monstruosa masaere de El Nilo, también en el Cauca). En otras palabras, pese a su irrenunciable y decidida voluntad de paz, los indigenas han sido victimas fre- cuentes e inocentes de la violencia y de la guerra. {Pero cmo entienden los indfgenas la paz? Lo han dicho en sus declaraciones y en las conclusiones de sus congresos: como la posibilidad de hacer su vida comunal sin interferencias, de mantener sus espacios tradicionales, libres de amenazas de despojo y de usurpaci6n, de salvaguardar el patrimonio cultural y espiritual y definir sus propias opciones de vida indi- vidual y colectiva, En otras palabras, la paz no es un postulado politico es un derecho y algo més que un simple derecho, una condicién de vida plena que no es entendible para ellos sino en el ambito de perte- nnencia a su grupo, a sus raices y a la naturaleza que les cireunda, Lapaz que, en la més larga lucha de la historia nacio- nal, los indigenas se han esforzado en mantener siem- preen el interior de sus comunidades y para con sus vecinos de otros sectores de la sociedad nacional, nun- cca ha tenido una respuesta equivalente de los di tos sectores de la sociedad . Por distintos medios, en todas las épocas y por casi todos los sectores, se ha cumplido una intensa ofensiva en disputa por sus re- cursos naturales, a veces por la mano de obra y todas las veces por el establecimiento de un modelo de uso del suelo antagénico al modelo tradicional de los pue- blos indfgenas. Particularidades de las sociedades indigenas De las notas anteriores, aunque presentadas de ma- nera tan esquemitica, podria intentarse a manera de simple ejercicio el ordenamiento de algunas formulaciones preliminares. La primera, que resulta como la piedra angular de Tas siguientes, es que las, sociedades indfgenas, aunque hacen parte de la so- ciedad nacional y comparten muchas de sus limita ciones, sus problemas y sus expectativas, son por diversas razones agrupaciones sociales diferentes de las agrupaciones sociales no indigenas. Estas dife- rencias se proyectan en varios campos: Diferencias en el dominio de la tierra Se dan en cuanto que los indigenas, més que sentirse poseedores y duefios de la tierra, se sienten parte de Ja tierra que es Ia madre. En la palabra de algain diri- gente Kuna panamefio, es entender que aquello de poser Ia tierra y ser parte de la tierra le da al Kuna la posibilidad de ser hombre o ser mujer, porque la tie- rraes como la gran casa que le garantiza a las perso- nas los elementos de la libertad, la capacidad de decidir, de conservar, de desechar y de elegir libre mente a los amigos. Hablando de los U'wa, Ann Osbom expresa lo mismo de modo distinto: “Estos indigenas - dice - no alientan frente a la naturaleza sentimientos de propiedad, ni se les ocurre la significacién de este concepto, 10 que toman de ella es préstamo que devuel- ven, ya sea compartiendo cultivos con los ani- ‘males, propiciando su alimento o también en cdinticos de alabanza al poder creador, que se ven en comunidades indgenas desde Norte- américa como el caso de los Shawnees, hasta los rituales de los Kubaruwaen Colombia que con sus mitos cantados rinden tributo o pago a las deidades, pues consideran que recibie- ronel mundo y sus riquezas, Estdn en deuda y por otra parte obligan y comprometen a las deidades a continuar su tarea de propiciar la vida.” En sintesis, la tierra es para los indfgenas una base s6lida de apoyo en la identificacién con sus races, | com su gente, con sus puntos deorigen y con To que 344 Etnias, medio ambiente y paz puede vislumbrarse como futuro. No resulta dificil, | ralizado entre los pueblos ind{genas amazénicos, se- ademés, al contrastar este pensamiento indfgena so- bre la tierra con el de los sectores no indigenas, des- cubrir que en éstos la tierra es como casi todo lo de- més, una mereanefa, un bien de uso y de cambio, que no figura ni como punto de apoyo para identificarse y reconocerse en el pasado, en el origen, ni como horizonte abierto para las generaciones que han de sucedemos, Diferencias en el uso de los recursos y la naturaleza Se dan también diferencias en el uso y aprovecha- miento de la tierra y sus recursos de Ja naturaleza en general. En armonia con su concepcién del dominio sobre la tierra, la racionalidad del cuidado y aprove- chamiento de los recursos naturales entre los indfge- nas resulta radicalmente contraria a la racionalidad de los sectores no indigenas. En aquellos, en efecto, segtin lo expresan reiteradamente en congresos y de- claraciones publicas y lo acreditan con la prictica, la relacién del hombre con la naturaleza debe ser de cquilibrio, de armonia ¢ integracién, podria decirse de hermandad. En cumplimiento de este principio, la administracién y el uso que se realizan sobre el medio representan ‘conductas de respeto que implican la seguridad para ambas partes, el hombre y la naturaleza, la seguridad actual y la futura, la retribuci6n y el intercambio. El modelo de uso de la naturaleza, ampliamente gene- 345 giin lo describe el profesor Gerardo Reichel Dolmatoff, ejemplifica en buena parte muestra aser- cién, por lo menos del importante sector de indige- nas de nuestras regiones selvdticas. Pero también lo ejemplifican la mayorfa de los sistemas indigenas en el uso de los recursos naturales de otras regiones del continente, mientras los indfgenas pudieron mante- ner al menos en parte sus patrones de pensamiento y de vida tradicionales, Atin se encuentran en amplios espacios andinos del antiguo imperio de los Incas los testimonios de las cuidadosas y equilibradas técni- cas de uso del suelo. El de las empleadas en los flan- cos de la Sierra Nevada por los antiguos Tayronas. Y los complejos sistemas de manejo hidréulico de los zenties para sus actividades de pesca y agricultura sobre las riveras del San Jorge y del Sind. Entre los no indigenas, los modos o formas de rela- cién con los recursos naturales y con su entomno en. general, se fundan en otros postulados. El fundamen- tal, tal vez, el de la existencia de un poder discrecional del ser humano, como amo y sefior de la naturaleza para disponer de ella a su arbitro. Un manejo habilidoso de los textos, biblicas y de los postulados del Ii ralismo econémico le han dejado las ‘manos libres a las personas y a los Estados para que reafirmen su sefio- rio, sin cuidarse de las consecuen- cias a mediano y largo plazo para unos y otros, Asf van desaparecien- do, al ritmo aterrador que sefialan las estadisticas actuals, los iltimos bos- ques del planeta y con ellos una a tuna las corrientes de agua dulce y las especies de la fauna terrestre y acuatica. Diferencias en las formas de solucién de conflictos Muchos otros factores, ademas de los nombrados, marcan las diferencias entre las sociedades indige- nas y las no indigenas, que en su conjunto integran la sociedad nacional. Peto se menciona sélo uno mas entre ellos, el de los métodos 0 procedimientos a tra- vés de los cuales 0 con arteglo a los cuales se resuel- ven los conflictos entre los asociados. O en otros tér- rinos, los métodos previstos para mantener 0 resta- blecer la concordia y Ta paz. La experiencia y lo que sefialan los estudios sobre este tema indican, como vefamos anteriormente, que entre la mayoria de las comunidades indigenas del pais y en general en la mayorfa de las comunidades indigenas americanas, la paz viene a ser un ajuste del hombre con las leyes de la naturaleza y de Ja vida que son las leyes de la tradicién y de la cultura que han permitido la supervivencia del grupo con las pau- tas que definen el proyecto de vida futura. En clara relaciGn con este concepto, el conflicto no es més que la ruptura o amenaza de ruptura de esas leyes 0 de esas pautas. Y, dentro de la misma légica, para los indigenas la solucién de los conflictos 0 lo que es lo mismo, el aseguramiento de la paz, que en esencia es la justicia, tiene el sentido del restablecimiento de la ‘armonia con la naturaleza y las leyes de la vida. En términos de vivencia, esto significa el ajuste de la condueta y de la voluntad de vida con el orden que traza la naturaleza, con las experiencias del pasado hist6rico, con el acatamiento por el espiritu y el pen- samiento de los antepasados, con el compromiso in- eludible de la prolongacién de los abuelos desapare- cidos en las generaciones que han de venir. Quienes hayan conocido de los juicios que se cum- plen entre los indigenas Kuna para resolver los con- flictos, saben que en ellos los casos a resolver se re- visan y se estudian a la luz de las experiencias del pasado, de las ensefianzas de los grandes Neles y Zailas y de las causas supremas que representan el destino hist6rico del grupo. YY quienes se han acercado a revisar el pensamiento y lapréctica del pueblo U'wa, en este mismo asunto, podirin entender que cuando este pueblo enfrenta el conflicto con una multinacional petrolera, repudian- do su presencia en sus tierras, no esté reclamando tuna compensacién en délares por sus espacios ame- nazados de usurpacién 0 deterioro, ni obedeciendo, como ingenua o maliciosamente se ha dicho, los dic- tmenes de un grupo en armas, ni esté pidiendo en- ganchar a sus hombres como asalariados. Estén pro- curando ser leales a los dictémenes de sus dioses y de la naturaleza, que les confiaron en administracion el territorio con personas, animales y plantas, como espacio de vida de la gente U'wa que se sucede all por generaciones, en un continuo e imponderable 346 retorno como el de la floracién y fructificacién de la palma de cuesco. Y quienes se sorprenden con el nuncio de un suicidio desconocen que para los U'wa tolerar la violacién o ruina del tertitorio a su cuidado es quebrantar un mandato de sus dioses, de sus muer- tos que han de volver y de su propio destino, es que- brantar el mandato de la vida En sentido contrario, para los no indfgenas la paz es entendida como simple concurrencia o estado de co- incidencia de intereses. Y se da el conflicto cuando tales intereses entran en pugna 0 contradiccién. Por Ja misma raz6n, dentro de esta concepeién Ia bis- queda de la paz, 0 Jo que es lo mismo, la tarea de la justicia, resulta ser intento de equilibrio 0 restaura- cién de los intereses maltratados 0 desconocidos. Y aunque parezca molesto pensarlo asf, no constituye ‘un exabrupto sefialar que frente a la justicia de nu tras sociedades civilizadas no aparece como una ré- plica muy desdibujada y distante del ajuste de cuen- tas entre compinches de una banda de rufianes para cl reparto del botin del pillaje (cuando dicen esto te toca a ti, esto me toca a mf). Al fin de cuentas fue Ulpiano o algiin otro sabio jurisconsulto romano quien dijo que la justicia era dar a cada cual lo suyo, Algunas reflexiones finales De manera no exenta de arbitrariedad, las anotacio- nes precedentes podrfan ser utilizadas para sefialar algunas observaciones para aportar elementos de re- flexién en el estudio de los importantes temas aqui tratados: + Una primera es que en los pueblos y comuni- dades indigenas, por lo regular, la territoriali- dad alimenta y se alimenta de un profundo sentido de pertenencia y de identidad con un determinado espacio fisico e hist6rico, con la gente que lo ha habitado durante siglos y que Comparte allf unas pautas culturales que de- terminan formas especificas de trabajo, de con vivencia y de manejo de su entomo. \ Este sentido de pertenencia y de iden- tidad le da coherencia a sus acciones en la res- ponsabilidad con el territorio, el manejo del medio ambiente y el manejo de conflictos. Genera, por llamarlo de alguna manera, una, ética para la convivencia. + Este manejo ha demostrado ser coherente, técnicamente apropiado para su vida y Etnias, medio ambiente y paz socialmente justo porque no afecta a terceros ni ocasiona conflictos internos graves. Las formas de tenencia y manejo territorial de Ta sociedad no indfgena han demostrado in- coherencia, desorden, ineficacia injusticiaen sus resultados. En el manejo de las tierras por- que han creado abismales desequilibrios en su distribucién, han arruinado los suelos con sus sistemas y han expulsado masas de cam- pesinos a las ciudades. En el manejo de los recursos naturales porque, en general, éste se ha cumplido sin planificacién, de manera des- medida y poco téenica, En el manejo de los conflictos se observan las ismas limitaciones y fallas porque de los 180 aiios de vida republicana del pafs, més de las 3/4 partes las ha vivido bajo el flagelo de las ccontiendas armadas. Porque a las puertas del tercer milenio vamos a celebrar nuestras bo- das de oro con la barbarie del gltimo conflic- to, sin que el clamor y el dolor de millones de victimas logre conmover a los bandos en pug- na para dar término a esta heroica camniceria. Propuestas de estudio en asuntos de territorialidad En la larga confrontacién entre los modelos de territorialidad, manejo ¢ ambiental y solucién de conflictos de los pueblos indigenas con la llamada sociedad nacional, los primeros han Ievado siempre la condici6n de vic mas. Y es claro, por otra parte, que si ha de darse una decision de asegurar la convivencia entre la socie- dad nacional y las agrupaciones étnicas, ha de ser la sociedad nacional la que revise sus procedimientos, sus usos erréticos y nocivos en las materias sefiala- das y en otras para abrir condiciones a un entendi- miento entre indfgenas y no indigenas. * Deberian revisarse, en materia de tierras, los programas de legalizacién de minifundios, aplicados a las comunidades indfgenas del Caqueté, Putumayo, Arauca y Guaviare, que en una inexplicable politica de reducciones vvienen constrfiendo a pueblos de cazadores y pescadores en lotesfrecuentemente insuticien- tes hasta para levantar sus viviendas. 347 * En materia de manejo de los recursos natura- les y del ambiente, es necesario revisar las po- Iiticas de explotacién de hidrocarburos y mi- nerales, y de construccién de megaproyectos de desarrollo vial o energético para sopesar Ios impactos potenciales de estas obras, + En cuanto se refiere a la metodologia de solu- cidn de conflictos, es necesario cuestionar las estrategias de manejo de los asuntos de la gue~ ra, cuando los agentes del conflicto la llevan a los territorios indigenas contra la voluntad de éstos. Los postulados de neutralidad y au- tonomia formulados por amplios sectores in- digenas deben ser tomados en cuenta para en- contrar altemnativas de solucién al conflicto. Reflexiones sobre el conflicto social y la paz Valdrfa la pena reflexionar a partir de la experiencia indgena en cuanto a la lucha y los modelos de trata- miento de los conflictos, que podrian servir de ense- fianza a los problemas nacionales en general. El sentido de identidad y de pertenencia de las co- munidades indjgenas parecen dar apoyo a su acredi- tada vocacién pacifista y a la condicién de unidad y armonta interna que, por lo general, consiguen man- tener. Tal vez resultaria saludable pensar hasta dénde el elemento de la falta de identidad y de sentido de pertenencia de los colombianos, la falta del recono- cimiento de nuestro pasado hist6rico, de nuestros propios valores y la falta de identidad y de apego a nuestra tierra 0, en otras palabras, nuestro sentimien- tode desarraigo 0 complejo de ilegitimidad, como lo denomina Fernando Gonzalez, representa un elemen- to de desasosiego y de conflicto permanente. Laantropologia contemporéinea ha trabajado con mu- cho ahinco en todas las experiencias de vida de los pueblos indfgenas (peyorativamente Hamados Iitivos”) y ha demostrado que éstos, a pesar del acoso y sometimiento continuados de sigios, han logrado salvar parte importante de su patrimonio de conoci- mientos, tradiciones, idiomas, formas de vida y de supervivencia, y que, en su conjunto, estos elemen- tos dan vida a culturas propias, tan complejas como cualquiera de las culturas del Hamado mundo mo- demo. También han acreditado, cémo en contraste con las culturas de las modemas sociedades indus- itiales articuladas sobre los postulados de la acumu- lacién sin limites y la explotacién del hombre por el, hombre, las culturas indfgenas descansan sobre los, principios de la solidaridad, de la redistribucién, de la hermandad con la naturaleza, es decir, sobre los postulados de Ta vida. ‘Se mencioné anteriormente la distancia y atin el an- tagonismo que se dan entre los procedimientos de la sociedad nacional en general y Jos de las sociedades indigenas para resolver los conflictos. Nadie espera que en las préximas conversaciones sobre la paz. en- tre las partes (el Estado, la sociedad civil y los gru- pos armados) sea posible superar cabalmente la metodologia usual del roma y daca. Tampoco se adi- vvina, por el tipo de formulaciones de las partes sobre el regateo en el tamafio de las partijas, que se lega- ran a imponer razones hist6ricas del compromiso so- bre planes y metas que persigan la definicién y con- crecién de propésitos nacionales ajustados a nuestra identidad y nuestros anhelos colectivos. Sin embar- 2, el pequefio espacio que se trata de abrir a la so- ciedad civil para intervenir resulta itil para pensar en Jos efectos que una negociacién con las connotacio- nes de un forcejeo comercial podria representar en costos para sectores segregados, débiles politica y socialmente que han padecido pero no alentado el conflict Sin salimos del dmbito de los pueblos indigenas, es claro, por ejemplo, que el medio ambiente y el ma- nejo adecuado de los recursos naturales resulta fun- damental. Los indigenas del pais que padecen los efectos desastrosos de la administracién estatal al res- pecto, de la guerra y de la economia ilegal esperan que el tema no pase desapercibido, que se estudie, que se encuentren férmulas entre todos para salvar lo que nos queda y rehacer lo que de manera tan ne- cia hemos destruido. Finalmente, esti claro que una virtud de los pueblos indigenas es la paciencia, La han ejetcido por siglos, esperando la tierra, la justicia, una patria que les re- conozca a plenitud su derecho a ser personas. Su vi siGn del mundo y de Jos seres humanos les han ense~ fiado esta virtud. Por esta razén han rechazado casi siempre participar en aventuras politicas radicales. Esta, sin embargo, no es una raz6n valida para que el Estado retarde por mas tiempo el cumplimiento de deberes ineludibles en materia de tierras (para secto- res indigenas drésticamente afectados por la coloni- zaci6n 0 el aprovechamiento de recursos naturales en sus tierras), de salud, de educacién y de justicia, Ni hay raz6n valida para pregonar con tanta insisten- cia los pequefios o medianos avances como manera de ocultar las carencias y las omisiones 348. Los pueblos indigenas y el medio ambiente, una propuesta de paz Por: Alberto Achito Lubiaza Colombianos presentes en este Con- ¢greso Nacional Ambiental reciban un fraternal saludo de los pueblos indi- ‘genas del Pacifico, en especial de los Embera, Wounnan. Katio, Chamf y ‘Tule congregados en la OREWA. Hoy que de nuevo todos los sectores que componen nuestra nacién esgrimen la consigna de sacar a nues- tro pais de la gran crisis por la que atraviesa, veni- mos con el mensaje de nuestros pueblos, nuestros espiritus y nuestros territorios a este laboratorio de convivencia y de bisqueda de caminos para la paz. Un esfuerzo de esta naturaleza nos compromete a situamnos en la realidad de nuestra regi6n y de nues- ‘ros pueblos. Nos obliga sobre todo a decir algunas verdades, aquellas que casi nunca nos gusta ofr y mucho menos reconocer. Nosotros, en representaciGn de nuestros pueblos, he- ‘mos venido a eso, a mostrar nuestra realidad y a de- cirles unas verdades. En primer lugar y a pesar de estar muy trillado por todos es importante manifestar que, pese a ser el Pa- cifico una de las regiones més ricas del pafs en recur- sos y reservas naturales, nuestros pueblos estén con- denados a la pobreza y a morir por falta de los mas elementales servicios. Por esta razsn consideramos que cualquier Agenda para el Proceso de Paz debe ser un proceso de construccién social que no sélo sirva para evitar los secuestros y la voladura de oleo- ductos, y para acallar unos fusiles, En ese sentido para nosotros un proceso de paz. sig- nifica que en lo cultural el pueblo colombiano pueda afianzar sus diferentes identidades y superar todas las discriminaciones que atin existen en nuestra so- ciedad, especialmente contra los pueblos indigenas. Significa igualmente la construccién de espacios de tolerancia y participacién que incorporen a todos los 349 sectores marginados y excluidos del poder y de los, beneficios que brinda una sociedad como la nuestra Para ello es necesario que tanto el gobierno como algunos seciores de la sociedad civil reconozean su. falta de voluntad politica y su incapacidad para implementar acciones claras y coherentes en benefi- cio de los sectores mis necesitados, entre los que nos encontramos los pueblos indigenas. Estamos seguros de que muchos de los presentes pen- sarén lo contrario porque considerarén que a partir de la promulgacién de la Constitucién Politica de 1991 se nos otorga una serie de derechos mediante los cuales se nos reconoce, entre otras cosas, como la rafz de la nacionalidad colombiana, se nos tiene que proteger y nuestros teritorios son considerados como inalienables, imprescriptibles e inembargables, que se pueden constituir en entidades territoriales. Adi- cionalmente recibimos presupuesto de la nacién a tra- vés de transferencias presupuestales. No dudamos de que esos reconocimientos son logros necesarios y ‘muy importantes para nuestros pueblos, pero nos han colocado en el ojo del huracdn en nuestras regiones. Sf, como lo escuchan, los pueblos indigenas estamos viviendo en el ojo del huracdn porque nos encontra- ‘mos en el medio de Ia disputa de las diversas con- cepciones de desarrollo, porque es en nuestros terri torios donde se materializa el desarrollo que se en- tienda como una lucha contra la naturaleza para ex- primirle todo lo que tiene. Si no es asf cémo podemos entender las irresponsa- bles declaraciones de Samper el pasado 20 de julio, durante la instalacién del Congreso, en las que sefia- laa la comunidad Embera Katio del Alto Sint como responsable directo de las inundaciones que padecen los campesinos y los pueblos de Cérdoba. Con estas declaraciones pone a todo el pueblo en Ia picota pt blica. El mal llamado Presidente de los Colombia nos olvida que los pueblos indigenas de esa regiGn tenfan sistemas hidréulicos bastante avanzados con Jos que controlaban el caudal de sus rfos y que fue- ron precisamente los antepasados de sus més fieles seguidores los que por destruir Ja naturaleza, con- quistar nuevas tierras y amasar fortunas rompieron el equilibrio que nuestros pueblos habfan mantenido en a regién del Alto Sind. Con esas acusaciones y tergiversaciones de la reali- dad no se construye un proceso estable de Paz. y me- nos cuando van acompaiiadas de acciones politicas ‘como el Decreto de consulta expedido amafiadamente por el gobiemo, con la complacencia de bue- na parte de los funcionarios que se encuen- tran en esta reunidn. A ellos les decimos que reflexionen, pues en aras de un llamado inte- b 4 és comiin estén condenando a nuestros pue- £% los y culturas a su virtual extincién, paradé- '< jicamente cuando la Constitucién Politica nos define como la rafz de la nacionalidad cotom- biana. En nuestros territorios nos toca enfrentar solitaria y calladamente a los medianos y grandes mineros que con retroexcavadoras hieren sin misericordia a nues- tra madre tierra volviéndola estéril y quitan la vida a nuestros rios. En esta dura labor las instituciones ni a sus funcionarios, les vemos eso sien reuniones como estas en donde las palabras todo Jo pueden, todo lo arreglan. i nunca vemos Situacién que tiende a agravarse por la crisis fiscal del estado colombiano y que se pretende superar me- diante la venta de los recursos naturales a través de grandes proyectos petroleros y mineros. Proyectos que para desgracia nuestra estén dudando en desco- nocer nuestros derechos ancestrales, constituciona- les y legales. Es un claro ejemplo de ello lo que ocu- rre con el territorio U’wa. Nuestros pueblos también enfrentan a sectores eco- némicos como los ganaderos y madereros que ninguna I6gica convierten nuestras selvas en gran- des potreros. Pero no es s6lo eso y no nos da miedo decirlo, la mayoria de estos sectores forma parte de Jas cadenas de produccién del narcotréfico y el paramilitarismo que azotan nuestras regiones. in Por accién de ganaderos y madereros, los pucblos indigenas no s6lo han perdido grandes territorios im- portantes para la recreacién y reproduccién de nues- tros sistemas culturales y de vida, sino que nos han 350 hecho enfrentar entre nosotros y con otros sectores sociales orgénicamente més débiles aprovechando su ingenuidad y pobreza. De ta misma forma nuestros territorios han sido utii- zados a través de la historia para eludir las responsa- bilidades que tiene el estado con Jos campesinos si tierra. En estos espacios se han hecho grandes proce- sos de colonizaci6n y ahora se utilizan para engafiar a los desplazados por la violencia generalizada que se vive en el campo. Mucho se habla del problema de la droga, pero en ninguno de los estudios que conocemos se dice que Ja mayora de tierras utilizadas para cultivos ilfcitos, fueron arrebatadas a comunidades indigenas del Pa- cific y de los Hlamados terrtorios nacionales. Sobra decir que ello genera despojo, marginalidad, desplazamiento y violencia generalizada en nuestros, territorios, que ha creado una ideologfa y una cultura del desplazamiento, Nuestros pueblos llevan més de 500 afios en una larga marcha de desplazamiento: no sélo se nos ha desplazado de nuestros territorios sino del pafS, como ocurrié con los Embera de Jurado en a época de la violencia y quienes al regresar son tra- tados como intrusos y recién Iegados a su propia tierra Poreso venimos a proponer a los ambientalistas, a los politicos, a los funcionarios pablicos, a los académicos, a los gremios econémicos y a todos ustedes que si estén realmente compro- ‘metidos con la paz, deben contribuir con accio- nes que obliguen a regresar las tierras usurpa- das ilegalmente durante el conflicto armado que nos ha tocado vivir, como es el caso del Resguardo ela y Arqufa en el Municipio de Unguia y el Resguardo Indigena de Curiche en Jura- do, de los cuales nuestros hermanos Embera y Tule fueron obligados a salir por poderosas familias terra tenientes como los Builes. Violencia que dia a dfa se incrementa por la politica sociveconsmica que viene impulsando el gobiemo colombiano y que implica la reduccién de la respon- sabilidad del estado en aspectos tan importantes como Jos servicios piblicos o el establecimiento de subsi- dios a ciertas actividades, todo en aras de moderni- zar nuestra sociedad y el aparato productivo. La implementacién de este modelo econémico ha afec- tado a todo el pueblo colombiano, especialmente a los sectores mas débiles entre los que estén los pue- blos indigenas, y mientras ello no se corrija no podré haber paz ‘Vemos cémo igualmente la transformacién que se viene dando en el ambito mundial por la nueva divi- siGn internacional del trabajo, los cambios tecnol6- gicos y la necesidad de incorporar la naturaleza y el conocimiento tradicional dentro de los calculos y las, proyecciones econémicas esté generando un nuevo tipo de saqueo. Si se quiere el més violento y deshumanizado de todos los que nos ha tocado en- frentar. A los aquf presentes, al pueblo colombiano y a los organismos internacionales les decimos que los pue- bios indigenas estamos comprendiendo y valorando el hecho de que se esté entrando en un periodo hist6- rico en el cual la sociedad y la economia dependen del conocimiento y en el que el saber de nuestros pueblos y médicos tradicionales es vital. No estamos dispuestos a permitir que nos saqueen nuestros co- nocimientos, Lo anterior lo saben y Jo tienen muy claro las gran- des multinacionales, el sector financiero, los terrate- nientes, los mafiosos y los politicos corruptos. Por esta razén han convertido nuestro territorio en un campo de disputa y esto ha hecho que surjan y se fortalezcan sectores paramilitares y militaristas Es dentro de este panorama que vemos la realidad que padecen nuestras comunidades y las relaciones que con ellas tienen el gobiemo y sus instituciones, tal como se puede apreciar con la situaci6n territorial de nuestros pueblos y las dificultades que en esse sentido afrontamos por causa de la desidia de las en- tidades encargadas de resolver el problema agrario en Colombia. Desde hace varios afios elaboramos diagnésticos so- bre nuestra situaci6n territorial y social que nos mues- tran la gravedad de los procesos de colonizacién y explotacién de recursos naturales y la forma como nos afectan los programas de desarrollo que el go- biemo tiene para la regién. De muchas formas hemos planteado al gobierno, a través de las entidades encargadas para ello, los re- querimientos territoriales necesarios para que nues- tros pueblos puedan subsistir y siempre nos encon- tramos con la poca operatividad de esas institucio- 351 Etnias, medio ambiente y paz nes y particularmente con la falta de voluntad polfti- adel INCORA para tramitar los programas de cons- titucién, aplicacién y saneamiento de resguardos in- digenas en el pais en general y en el Pacifico en par- ticular. Hace més de cuatro afios no se crean nuevos resguardos en el Chocd y esto es inaudito si se tiene en cuenta que el gobierno nacional negocié con el Banco Mundial un crédito para avanzaren la gestién, institucional en materia de tierras para comunidades indigenas del Pacifico. Debido a ello decimos que cada dfa se da una dife- rencia entre lo escrito en el texto constitucional y las politicas adoptadas por el gobierno. La OREWA desde su constituci6n ha asumido que el silencio de nuestros pueblos se convierta en un solo grito: unidad, territorio, cultura y autonomfa, Es as{ como hemos venido construyendo en la teorfa y en la préctica una politica basada en nuestro sentido de pertenencia a la naturale Por ello, para los pueblos indfgenas un proceso de construccién de convivencia nacional, la tan anhela- da paz, debe asegurar por parte de los gobiemos na- cionales, departamentales y municipales el cumpli- miento de sus derechos garantizando el respeto por las diferencias culturales, para lograr asf una inter- culturalidad democrética y humanizante que reco- nnozca estos pueblos y sus concepciones sobre el de- sarrollo. Asi mismo, dentro del marco de la participacién es imprescindible que el gobierno nacional tenga la vo- Tuntad politica necesaria para que sea posible det disposiciones legales que defiendan la propiedad it telectual del conocimiento tradicional de los pueblos indigenas que constituye la base de nuestro bienes- (ar. Pero fundamentalmente debe darse un proceso de res- peto por nuestra terrtorialidad Nuestros pueblos vienen desarrollando un politica de fortalecimiento, proteccién y respeto de la identi- dad cultural fandamentada en la relacién cultura-te- ritorio que apunta a declarar que su territorio es el espacio donde el pueblo indigena afirma su identi- dad a través de formas propias de exptesién que se sustentan en Ios valores que cada uno tiene frente al ‘manejo del mismo. Lo que siempre est presente es Ja vida de la gente, los animales, las plantas, los ér- boles, los rfos, las montaiias. Todo lo que existe en su territorio tiene vida y se mueve en una dindmica per- manente entre los diferentes mundos que manejan los pueblos indigenas. Por ello, nuestra politica de defensa territorial de los pueblos indigenas tiene como fundamento la cultura porque es la garantia de vida para los indigenas, lo que permite la defensa del territorio y la conserva- cci6n de la biodiversidad, y exigimos de las autorida- des nacionales, departamentales y municipales, INCORA, Minambiente, Corporaciones regionales de desarrollo y direccién de asuntos indigenas del Ministerio del Interior que asuman sus acciones institucionales dentro del respeto de los derechos de la poblacién indfgena y no en. posiciones politicas, que mengiien o disminuyan su trascendencia como Jo han hecho hasta ahora, Los indigenas del Chocé han emprendido acciones de tipo interno y externo para ejercer el control sobre sus tertitorios a partir de elementos culturales y organizativos, acciones que las instituciones deben apoyar, El ordenamiento territorial interno es una de ellas y estd concebida como actividad permanente y funda- mental que facilitaré el control territorial puesto que busca una distribucién geogrifica de la poblacisn y sus actividades de acuerdo con Ia integridad y la po- tencialidad de los recursos naturales a partir de los valores tradicionales. Se reivindica con ello la planeacién como e econdmico integral que cubre todos los componentes y que contribuye a posicionar a los pueblos indfgenas en la sociedad re- gional, nacional e internacional frente a los procesos de globalizacién. La fisiografia y las condiciones atmosféricas en las que han vivido los pueblos indgenas del Choes ha- cen que tanto su fauna como su flora tengan caracte~ risticas muy especiales. Es por esta razén que hemos emprendido la tarea de ubicar dreas de conservacién en los resguardos y territorios tradicionales y tener una estrategia especial con respecto al manejo de las cuencas hidrogréficas y a los dems cuerpos de agua. Demandamos del gobierno y de todos los sectores sociales, politicos y econémicos de Colombia la cre: cin de entidades territoriales indigenas que, al con- trario de lo que creen algunos sectores estatales, de~ ben convertirse en estrategia para garantizar la di- versidad étnica y cultural de la naciGn y no reducirse a una simple divisin politicoadministrativa. En este sentido se debe fortalecer el poder de decisién que eve aun desarrollo de acuerdo con la cultura, siem- pre y cuando exista la voluntad politica de las autori- dades para establecer relaciones claras con los pue- blos indigenas. El derecho intemo que han venido de- sarrollando Ios pueblos indigenas en su proceso organizativo regional atra- vés de reglamentos de manejo y ad- ministracién de los recursos natura- Ies, y en general de los territorios in- digenas, debe ser el marco que orien- te las acciones organizativas. No se pueden quedar como normas nacionales sobre este tema que no se cumplen, y servir s6lo para hacer teorfas ambienta- les y politicas que no se aplican EL Estado debe brindar las garantfas necesarias a tra- vés de acciones concretas de respeto a los Derechos Humanos de los indigenas y de implantacién de pro- gramas que permitan la conservacién de sus tertito- rios. Para la defensa de la vida de estos pueblos se debe garantizar que no se sigan dando hechos de vio. lencia en Ia regiGn y en particular en los territorios indigenas. La lucha por la defensa de los derechos en cuanto a Jo €tnico, lo cultural y 1a biodiversidad debe ser un esfuerzo conjunto para que surjan nuevas posiciones que enfrenten Ios procesos de globalizacién y eco- nomfa de mercado imperantes en el mundo. Este es un reto de los pueblos indigenas, y en general de la sociedad nacional y latinoamericana, porque todos necesitan procesos de cambio social que satisfagan sus aspiraciones. Se debe respetar el derecho a la autonomia que tie- nen los indigenas sobre el territorio y sus recursos antes de realizar o gestionar cualquier tipo de accién © politica que los afecte. Sélo el conocimiento que respalda esta autonomta proporciona las herramien- tas y los elementos necesarios para hacer propuestas, que se traduzcan en la conservacién de su cultura y el ecosistema. El Estado debe garantizar la proteccién del conoci- miento indfgena legado de sus ancestros y la propi dad intelectual sobre lo relacionado con los recursos faunisticos que constituyen el sostén teGrico sobre el que estan basadas todas sus formas de produccién, ademés de las précticas culturales que los caracteri- zan como etnias particulares. La participacién del Estado en la conservacién del ecosistema debe comenzar por la reorientacién de sus politicas econémicas de extraccién hacia un uso sostenible, pues en la actualidad se basan en la remo- cin de los recursos naturales. Adicionalmente el Estado debe hacer cumplir la funcién de control y proteccién de la fauna y la flora a las entidades y autoridades que tienen esa obligacién. Las comunidades indgenas del Chocé mantienen un sistema de produccién tradicional que ha mostrado una adaptacién eficaz al medio ambiente y la capaci- dad para cumplir con la condicién de reproduccién a largo plazo. Se trata de un sistema productivo guiado por el principio de solidaridad destinado a cumplir Etnias, medio ambiente y poz un objetivo especifico: garantizar la alimentacién ne- cesaria para la familia mediante el intercambio como ‘medio para adquirir los bienes que no se producen. Si bien es cierta esta afirmacién, se debe tomar con- ciencia de la condicién en que se encuentra dicho sistema frente al ataque de unas fuerzas de mercado que lo deterioran lentamente y asumir una posicién ‘en defensa de dicho sistema. Es por esto que la polt- tica debe encaminarse hacia el fortalecimiento y me- joramiento del sistema tradicional de produccién, g2- rantizando el autoabastecimiento familiar y la ‘comercializacién de los excedentes generados. Ese es nuestro pensamiento, es a eso a lo que esta- mos comprometidos con nuestras comunidades y a Jo que queremos comprometerlos. Eso es To que no queremos que nos saboteen los actores de la guerra, tanto institucionales como privados. Gracias 353 Experiencia del movimiento Quintin Lame Por: Pablo Tattay La conformacién de lo que fue el ‘movimiento armado Quintin Lame nose puede entender sino en el mar- sco de lo que fueron las luchas ind * genas del Cauca en las décadas de Ios afios 70 y 80. En 1971 naci6el Consejo Regional Indigena del Cauca, CRICy encabez6la movlizacin de las comunidades por la recuperacién de sus tierras yy cultura, y por el fortalecimiento de su autonoméa, Los répidos éxitos obtenidos suscitaron la reaccién de los terratenientes que primero por medios legales y Juego ilegales, hicieron lo posible por detener el avan- ce indigena, La represién se ensafié contra las comu- nidades y numerosos dirigentes fueron asesinados. Fue para que el movimiento indigena sobreviviera que se hizo necesaria alguna forma de resistencia a esta ola sangrienta. Asf se fueron creando primero unos ‘grupos de autodefensa, més adelante coordinados por ‘un grupo mévil y finalmente todo estructurado en el Movimiento Armado Quintin Lame, que tuvo exi tencia formal entre 1.983 y 1.991 Defensa del territo! Las banderas del Quintin Lame no eran diferentes de las del movimiento indfgena, a cuyo servicio estaba. La defensa de las comunidades y de sus dirigentes equivalfa realmente a una defensa del territorio, ya que eran las luchas por Ta tierra tas que causaban la persecucién contra los luchadores indigenas. Desde este punto de vista, Ia movilizacién de estas Ultimas décadas se puede considerar como la conti- nuacién de las luchas hist6ricas de los Paeves y de~ ‘més pueblos indgenas del Cauca por la defensa de su territorio, Juchas encabezadas por figuras emblema- ticas como la Gaitana, Juan Tama o Manuel Quintin Lame. Enesta defensa territorial el movimiento Quintin Lame {jug6 un papel de respaldo y de acompafiamiento, ya gue el combate central lo daban las propias comuni- 3 55, dades organizadas. Para finales de la década de los, 80, los indligenas caucanos habfan recuperado cerca de 150.00 hectéreas de sus terrtorios antiguos, y el cambio en la correlacién de fuerzas permitfa seguir luchando por sus reinvidicaciones de modo menos traumitico. Reinserci6n del Quintin Lame El proceso de paz. que el movimiento Quintin Lame llev6a cabo conel gobierno nacional obedecié en parte ala misma situaci6n de otras organizaciones armadas que se desmovilizaron entre 1.990 y 1,991 Se trataba de participar en la Asamblea Nacional Constituyente, que prometia abrir nuevos espacios ‘democréticos para los sectores subordinados de nues- tra sociedad ¢ ir reemplazando el enfrentamiiento por Iaconcertacién en la obtencién de los objetivos socia- les y politicos de estos sectores. De hecho fue significativa la participacién indigena en Ia Asamblea Constituyente y como consecuencia del ambiente optimista que se vivia frente a la institu- ciones, diversas organizaciones decidieron seguir par- ticipando en el campo electoral y conformaron para ello la Alianza Social Indfgena, de la cual el Quintin Lame es uno de los fundadores. Pero habfa también razones regionales para la desmovilizacién de la organizacién. Poco a poco el movimiento indigena habia ido adquiriendo cierto re- conocimiento por parte del Estado y atin de sectores de la clase dirigente caucana. Se podria seguir avan- zando sin necesidad permanente de la confrontacién violenta. Ademis, el movimiento Quintin Lame desmovilizado podfa continuar aportando, en sus zonas de influen- cia, al desarrollo econdmico, social, politico y cultu- ral de las comunidades, en asocio con los cabildos y las organizaciones indigenas presentes en la regi6n. De hecho asf ha sucedido. La Fundacién de Sol y Tie- ra, que representa. los reinsertados del Quintin Lame, hha impulsado importantes proyectos de desarrollo en varias zonas indigenas de! Cauca. Opotunidad para la convivencia y __ «lcampo electoral, por ejemplo, los movimientos al la concertacién {ernativos han logrado resultados notables en el Cau Actualmente la Alianza Social Indigena cuenta alli Altratar de proyectar hacia el futuro las perspectivas con un senador, un diputado, tres alcaldes y unos cin- potenciales de un proceso de pazcomoel del Quintin | cuentaconcejales. Lame, tenemos que recordar en primer lugar que la guerra por ahora sigue y que amenaza con arrasar todos los esfuerzos de construccién civilizada que se vienen haciendo. De ahf que lo primero que nos toca hhacer a todos los que apostamos por una sociedad mis justa y méis democrética es intentar detener este bafio de sangre, presionar por la solucién politica del conflicto armado y potenciar al maximo el esfuerzo de la sociedad civil por la paz. El Movimiento Quintin Lame actéa principalmente a través de la Fundacién Sol y Tierra para su labor eco- némica y social. Una de sus actividades principales ha sido la de colaborar en la elaboraci6n y puesta en ejecucién de proyectos de desarrollo, tanto a nivel de resguardos indigenas, como de municipios y de zonas, del Cauca, Esta labor ha sido especialmente eficazen Jos municipios que han contado con alcaldes indige- nas, Igualmente se ha dado asesorfa administrativa a En el Cauca, tanto el Quintin Lame como el movi- varias alcaldias y cabildos, lo mismo que capacita- ‘miento indigena en general y muchos otros sectores __cién a esos mismos cabildos y a grupos de trabajo sociales vienen trabajando por una paz justa y esta- | agricola de los desmovilizados del Quintin. ble. Después de siglos de polarizacién social y polti- case ha puesto en marcha un proceso de concertacién que retine desde sectores significativos de Ia tradicio- nal clase dirigente caucana hasta algunos de los gru- pos més desamparados de la poblacién como las negritudes 0 las comunidades indigenas. Una de las experiencias més novedosas y prometedo- ras es la conformacién de una empresa, Inversiones Agropecuarias Tequendama S. A.., por parte de todos, Jos excombatientes del Movimiento Quintin Lame. Esta empresa esta dedicada principalmente al cultivo de esparragos y sus expectativas son bastante favora- Un cambio importante en ta distribucién de la tiea bles, ha sido tal vez el factor que més ha pesado para que las antiguas relaciones de dominacién tiendan a iluirse. Esto ha significado, en el caso indfgena, la construccién paulatina de los territorios étnicos de los pueblos aborigenes, al igual que la autonomia recla- mada por las autoridades indgenas en dichos territo- rigs. En el caso de las comunidades negras el proceso ha sido mds lento, pero existen ya algunos avances en Jacosta pacifica y as organizaciones afrocolombianas, vienen presionando en otras regiones del Cauca. Hay otras inciativas en marcha en educacién ,en sa- lud, en viviendas. Sin embargo, como ya lo anota- ‘mos, todo esto se puede venir al suelo sila guerra y la violencia se siguen intensificando, Como una necesi- dad prioritaria, el Quintin Lame y la Fundaci6n Sol y Tierra vienen participando en diversas inciativas de paz, y especialmente en la preparacién de la Asam- blea Permanente de-la Sociedad Civil por la Paz, proxima a reunirse, La expresién regional de esta Asamblea Permanente ha realizado inclusive contac Pero hay adelantos significativos también en otras tos con algunos actores armados para tratar de , Sociales, politicas y culturales.En | distensionar el conflicto a nivel del Cauca. 356 Biodiversidad y derechos colectivos de los pueblos indigenas y locales en Colombia La biodiversidad en zonas de megaproyectos Por: German Alonso Vélez La biodiversidad ha presentado un con- tinuo cambio a través del tiempo en las diferentes culturas. En América, la agri- ccultura se inicié hace aproximadamente F 10.000 altos y desde entonces ha habi- ovum largo proceso de cruzamientos es- ponténeos, ademas de los realizados por Jas diferentes etnias, sobre los cultivos basicos para la alimentaciGn, la medici- na y otros usos. Esto ha permitido el de- sarrollo de gran cantidad de nuevas especies y varie- dades con caracteristicas particulares adaptadas a di- ferentes ambientes culturales y productivos. En este proceso de innovaci6n y creacién de varie- dades tradicionales han intervenido varios pueblos indigenas y algunas comunidades locales de la mis ‘ma regién. Es posible incluso la ocurrencia de desa- rrollos paralelos similares en lugares bastante distan- tes. Este proceso ha estado determinado por factores, ecol6gicos, tecnolégicos y culturales, y por lo tanto ¢s dificil establecer asignaciones y limites espectfi- ccos de los aportes que ha hecho cada comunidad al desarrollo de las especies y variedades manejadas y del conocimiento tradicional asociado, Esto no sig- nifica que desaparezcan 0 queden indefinidos el récter de patrimonio colectivo y los derechos inte- Tectuales sobre esas innovaciones. Colombia esta considerada como el segundo pats del mundo después de Brasil con mayor biodiversidad, Por ejemplo, las evidencias fitogeogrificas actuales de la Amazonia Occidental (parte del territorio de Ecuador, Peri, Brasil y Colombia) indican que esta regién es uno de los sitios con mayor diversidad genética de especies animales y vegetales, tanto sil- vestres como domesticas. La regiGn amaz6nica es el centro de origen, domesticacién y diversificacién de umerosas especies y cultivos como yuca, flame, ba- 357 tatas, pia, ajf, chontaduro, cacao, caucho, pimienta, y numerosas plantas medicinales y de otros usos. Igualmente, a regi6n andina es uno de los lugares del planeta con mayor biodiversidad. Alli fueron do- mesticados y diversificados cultivos bésicos para la ‘economia mundial como papa, maiz, frijol, tomate, aif, calabazas y muchos otros tubérculos, rafces, ce- reales y frutales. Conocimiento tradicional vs. conocimiento occidental De acuerdo con Vandana Shiva, el mundo modemo ha querido basar su desarrollo en el paradigma del conoci- miento y laciencia “oociden- tal” como tinico vélido basa- doen un “método cientifico” Se parte de la premisa de que AY} solo el conocimiento occi- PE dental es cientifico y se ig- ENN ora tos fundamentos cien- tificos y las metodologfas propias de los conocimien- tos tradicionales y los maitiples sistemas de produc cion. Desde la época colonial, el patrimonio biolégico ¢ intelectual de las comunidades indigenas y locales ha sido desvalorizado y desechado por una visién “occidental” del mundo segéin fa cual el conocimiento se ordena jerdrquicamente de forma vertical y asi se invalidan, subvaloran e ignoran los sistemas de co- nocimiento indigenas al definirlos como “no cient ficos”. Esta jerarquizacién del conocimiento es lo que ha permitido a 1a ciencia occidental imponer sola- mente sus avances tecnolégicos como invenciones readoras de nuevas formas de vida y conocimiento. Las comunidades negras, campesinas indigenas han compartido e intercambiado con orgullo las plantas, las semillas, los animales y el conocimiento asocia- do. Esta valoracién y forma de compartir ha sido y es tun factor fundamental en la creacién de conocimien- to, adaptacién y diseminaciGn de la diversidad, y cons tituye también un factor de supervivencia y afianza- miento para las culturas indigenas y locales. La cultura indigena presenta diferencias fundamen- tales con la ciencia “occidental” respecto a la con- cepcién y apropiacién del mundo, del territorio y de las formas para la generacién ¢ innovacién de recur- S08 y conocimiento, Los pueblos indigenas conciben el mundo desde una visiGn holfstica, integral, plural, colectiva, biodiversa,interdependiente y complemen- taria, La aprehensién del mismo se hace de forma integral considerando todos los elementos como parte de un universo compacto y funcional en el que no se cconeiben las partes sin el todo. La cultura Occiden- tal, por el contratio, concibe y tiende a apropiarse del ‘mundo desde una visién fragmentada en la que cada elemento puede ser analizado y definido sin consi- derarlo integrado a un todo, de forma limitada, divisible, homogénea, parcializada, e indi lualista. Estas diferencias han permitido que, desde los regla- mentos de Derechos de Propiedad Intelectual aplica- dos a los seres vivos e impuestos a nuestros paises, se utilice la estrategia de separar y dividir el concep- to de recursos genéticos en dos componentes de na- turaleza y propiedad diferentes: el componente tan- gible (plantas y animales) y el intangible (conoci- miento asociado) con el fin de facilitar la apropia- cid y privatizacién de los recursos y del conocimien- to tradicional de las comunidades indfgenas y loca~ les. Esta estrategia se utiliza ademds para menosca- bar los derechos colectivos fundamentales. éPor qué la biodiversidad ha adquirido gran valor? Hasta hace algunas décadas no se consideraba ple- namente el valor estratégico de la biodiversidad, pues- to que sélo era posible cruzar de forma natural o diri- gida plantas o animales que pertenecieran a la mis- a especie 0 a especies semejantes a través de sus Srganos de reproduccién masculinos y femeninos, ‘como por ejemplo cruzar dos variedades de maiz 0 ceruzar un caballo con una burra, 358 Pero en los tiltimos afios, mediante el avance de la biotecnologia, especialmente de la biologfa molecular y de la ingenieria genética, los investigadores han ogrado entender cémo opera la informacién genética de los seres vivos y las técnicas para manipular y trasladar Jos genes de una planta a otra distinta, i cluso Hlevarla dentro de un animal y viceversa, con el fin de obtener especimenes diferentes o con una de- terminada caracteristica, rompiendo asf las barreras naturales de evolucién y reproduccién de los seres vivos. El resultado de esta manipulaciGn de genes es lo que se ha denominado “Organismos Modificados Genéticamente (OMG) 0 Transgénicos”. La mani- pulacién de genes permite ademds el desarrollo de

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