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Nota del editor Les aniclos. que forma parte del presente. cusdsmo, Aleta tomados de la publicacones Sent Tr Emoto. Lacs (hy Fewdalsmo y captlimo en Améres Latina’ dele publeacon del Cento Ge Estadios de Reonomia Pl tea, Buenos Alfes cetbre de 1971 3 Maes ‘SempatAsadouran, “Modos de prodcn, capt liso y subdesurell en América Latina, ademas dele Read Nactvud, CEREN Unvenidad Cain ce Chie, Santen de Che, tha de 1971 ino FS, Catdso, “Severo Martinez Peles ol cater de sien colonial” en BoudonSocetes Centon, San Jat Gate Rea, 10 1, eneroaba de 1972 I Hoc Clafrdns “Capital, comerloy capitalism: a props io dl Tardy eapitaiomo somes ent6n Prepared espe Bi is Cardoo, Sobre ls modos de pravecisn colonials de Améice version prepare expecidmentepaa este Olen ASE Caton Germain “Un modo de produc sisi ta Sinsnsssin economic dela comunidad pareniadas durante Fa IEVIIT ‘ena formacion.tegondlalopenit se cubteae™ vertn pepreda epecanens ara et volume. Home Canes, “EL modo de producton esata colonial ca ast ga Stgntio, LI de. is tous La Cine fanee Ghyistia iy aspects teomomiqus. ef socacx, Contbition sera ta bse dameriqu Par, Inia ds has testes a tamegue Latin, Uawerste de Pars X, 197 Carlos Sempat Assadourian Ciro Flamarién Santana Cardoso Horacio Ciafardini Juan Carlos Garavaglia Ernesto Laclau Modos de produccién en América Latina Cuadernos de Pasado y Presente/40. Cordoba ‘Tapa: Miguel De Lorenzi Primera edicién, mayo de 1973 © Ediciones Pasado y Presente Editado por Siglo XXI Argentina Editores S. A. Cordoba 2084, Buenos Aires Derechos reservados conforme a la ley Impreso en Atgentina/Printed in Argentina INTRODUCCION El concepto de moo de produccién designa un modelo explica- tivo, es decir un conjunto vinculado de hip6tesis en las cuales se han tomado los elementos comunes @ una serie do sociedades que se conisideran de tipo similar. En cambio, el concepto de formacion econémico-social se reférirfa siempre 4 una realidad concreta y pasible de ubicacién hist6rico-tem- poral! La relacion existente entre ambos conceptos en [a teoria del mate- fialismo histérico esti dada por el hecho de que “En toda sociedad existe una determinada produccion que asigna a todas las otras su correspondiente rango (e) influencia y cuyas relaciones por lo tanto asignan a todas las ctras el rango y la influencia2”. Esta aseveracion de Marx es lamada por Luporini “ley general de Jas formaciones economico-sociales” y nos dice que en esa ley se encuentra ®. .. el verdadero y tnico criterio objetivo para la construc ion de cualquier modelo de formaciGn, econémico-social Ahora bien, jcudl es la operatividad de estos conceptos en nuestra historia colonial? En lo que hace al concepto de modo de produccion, nos. remi- fimos al trabajo de C. FS, Cardoso incluido en este mismo volumen Y titulado “Sobre los modos de producciOn coloniales de América”. Quisiérames plantear algunos comentarios felativos el uso del con: eepto de formacion econdmico-social en los espacios coloniales ameri anos en el siglo que precede a la ruptura de la relacion colonial “tipica”. Una lectura al trabajo de Emilio Sereni sobre el concepto de for: ‘macion econ6mico-social, publicado recientemente4, nos da la posibi lidad de utilizar el concepto de formacion econémico social no conso- lideda®. Esta podria no tener entonces aguel modo de produccién, dominante que exige Luporini y el peso fundamental en el dominio de esa formacion econbmico.social estaria dado por el héeno colonial, @$ decir que no habria un nipo de produccion que fijara las reglas del 7 juego para el entero marco de la relaciones de produccion y domina- ion Porque si bien en la tipologia de Cardoso sobre los modos de produceién coloniales americanos, nos encontramos con tres modos fe produccién principales ~el modo de produccign basedo en Ta eX plotacién de lor indigenas de la resin “nuclear” americana, ebescla- Fista colonial y el autonomo de pequefios productores*— modos de produccion que coexisten con otros sbsidivfos, es evidente sin em | Dargo que existe un desfasaje entre aquella produccidn principal y el concepto de modo de produccion dominant, que presupondria, entre ‘otros elementos, una clase o grupo social dominante en la formacion ‘econémico social dada ‘Aclarando ¥ anticipindonos: no es lo mismo decir que en la regién que va del Plata_a Potosi, el modo de produccién principal es el imperante en el laboreo de las minas altopervanas, dado que por ejemplo, el ritmo de produccién de los metales preciosos altera el pulse econémico de ta region y deducir de este hecho cierto, ta Conclusion bastante hipotstica de que los propietatios de las minas altoperuanas son el arupo hegemSnico en esa formacion social hecho mismo de la relaciOn colonial en que la sioplatense se encuentra inmersa, bastarfa para ‘explicar que serian los emisarios de la burocracia real quienes deb dominar ese sistema, pero en nuestro caso la realidad es bastante mas compleja. 7 En efecto, en el ejemplo que tratamos”, el dominio exonémico del Sistema esta dado por aquellos que dominan los medios de ciel tin. Por supuesto que ellos estin casi siempre intimamente ligedos a loc miembros de la burocraciz mettopolitana y local®, pero, e8 un especifico Tuncionamiento del aparato de cireulacion de las merean= igs, el que otorga alos comerciantes el dominio del sistema, dominio ‘que’ obviamente se extiende mucho més allé de Ia mera érbita econd: ‘Adaptando para esta region la tipologia propuesta por C, Sempat Assadourian?, observamos que el funcionamiento del capital comer: cial se da en el marco de tres formas tipicas de apropiacién del excedente: IL Apropiaci6n del excedente por la via fiscal: realizado por medio de ‘ua intrincado sistema impositivo, en el que se entremezclan todo tipo de cargas a la produccion y comercializacion, amén de los tributos que las poblaciones indigenas deben al rey en su condicion de vasallos de éste. Debemos recordar que el cardcter vendible de los oficios © en sv defecto, la costumbre de “rematar” la recaudacion de los impuestos fun cuando no estuviese anoja a un cargo muy determinado, permitia 8 ue le suene de esta via ed, estuiese gonralmente lisada & fs Ibid y poderio econdmico do ciertos grapes comerciales, De eva formal aia comercal pati, de mares voable de acts 4 i istntas cicunstancas lugares, en este canal de apropiacion del excedente. se $ TE, Apropiacion det excedente por via del monopolio comercial: esta 6s la via specifica de funcionamiento. del capil comercial. ate asada especialmente on la busqueda constant ce tines de nets ambio favorables ene los distntes polos econtmicos, media el feeaeaniento de una serie de mecanismos que se detallan més ade- En realidad, més que un monopolio “. el grupo de mercade meropolitanos forma en relacin la colonia un ‘ligopsonios bust detenta Ia exchsividad de la compre de los productos eootislésy a smo ‘impo un ‘oligpalio™ pues detent el privlegio de venta de Jos productos metropolitanos a la colonia !0”. IM, Apropiacion del excedente por parte del fst u i ccedente por aparato eclesiistico y las Ordenes religiosas: este canal de apropiacién es de variable importan. cia segin las regiones, pero no estuvo ausente de ninguna area del imperio espanol! Si descuidéramos este aspecto del problema, ovideriamos las este- chisimas relaciones que se anudaron entre los responsables del aparato de a iglesia y de sus drdenes celigioss y los grupos comerciales. En general, es mediante los buenos oficiot de las “comerciantes, que Ia iglesia teaiza en los niicleos urbanos mercantile, el excedente Geliaido los productores drectos —ya sea gracias aI recaudacion le innumerables gabelas eclesisticas o a la organizacion ecio ‘es y pueblos de indios a {Cuil seria entonces e1 rol del capital comercial en los espacios celal? Su pope fundamen seta ol velar cl exatente mnerado por los produciores ditectos gracias distintos. mi eee sracias a distintos modos de La funcion de vehiculizador del excedente que cumple el capital omerval colonial, s posible mediante i estructuasion Jo Jos ieee. hismos complementarios de operscion Ligar a distitas formas productivas sisladas hesta la vis ils productivas sislades hasta Ia vispera Hl. Atacar y despojar a los productores directos de esas comuni- Gades 0 a aquellos que se spropian del trabajo de los productores Girectos. Se trata, en este iltimo caso, de esos propietarios de los ‘medios dé producoién, tales como mineros, cosechetos, o ganaderos, 9 que *.,,ropresentan a riqueza de disfrute ¢ la que tende sus celadas fl comerciante. . ¥2”” Sree que esia ganancia comercial se apoya en esta época en Te exploticion de sietales diferencias de precios de producsion (hecho ereCramente fieil en la medida que las dificultades en las co» relativamenes contribuyen un mutuo desconocimiento de 13s fei: uUtves “plazas”, engafos, estafas, abiertos despoios, eto. Esto tiene Petite poco que ver con el eapital comercial de los tiempos en que eaeanty modo le produccion capitalista, donde aquél aparece total Trina subordinado’ 2 éstey so ganancia no es mis que Una Pate Alcuota de Ta ganancia general Poa S bien"... el comersio imprime a Ta produccién un carictey cade se mde orientado hacia el valor de cambio, 2” y S:_ eieree Sa itaos pares ina inflvencia mis o mencs disolvente sobre les Por upaciones anteriores de la produccién, ..”13, el nuevo modo’ de CrBfuceton_ que, sure del antenor dependerd, del catletey aie produccitn irmen_antiguo de produccion..."§, yen) los Sasa de ims Ge produccion insertos en espacios cotoniales, dependera tam: wee he fuerza con que se imponga el hecho colonial (element Bie eats directamente relacionado con el tipo de meirapoll y él Grudolde desarrollo de les fuerzas productivas en ela) Tea dos caras de la rioneda de nuestra realidad historica colontal “éeborin tenerse siempre presente para evitar falsos iroulismos; 68 decir nos encontramos frente a un hecho clave: lé relacim colonials ceo EI sometimiento politico-econémico de un espacio sobre ot S8 tien esta relacion de dominaciOn sc impone sobre un expacig sore Tr estructuracion particular de una cantidad de factores (el cect de hombres, los productos especificos de la region, las condi aarmer stmnéticas, la permanencia © no de tradiciones productivas an cree cite) herd que la evolucion posterior de ese modo de piO= fducsion se caracterie de una forma determintada’® ~Relacion dalctice?.Efootivamente y pese I manoseo sifido Pot ‘este soncepto fundamental de [a teoria del materialism historieo, Up hecho. debe quedar claro: 1a disolucién de un mado de pro- duacion “anterior” por parte del capital comercial, no leva, el Gisiot colonials amertanos, especialmente hasta bien avanzada ¢} sede cuarlo del siglo XIX, a la constitucion de relaciones eapit- listas de produccion ¢ P siobr que si bien el capital comercial obliga en forma ereciente a1 sid cada vex mayor de productores 4 produtcir valores Ge a io. ied, para ello relaciones productvas, que en el mateo. de case. tudig, no constituyen rolaoiones de produccion capitalists Ries claro estd, enclaves totalmente marginales y de un peso relafiva: rete eveaso en el sistema econémico de la region Ti capital comercial de esta etapa, al enfrentar una forma prodiic: 10 tiva determinada, se plantea como nico fink é . mo sco fin la extracién de la mayor aad pose de aaj excedete La epenenci tole not caper ae no ao eos epi lois ee andre [excedente™ estuvo scompafada en general por la imposiis lanes iors urements ide de apecon ee, donde al cee Gin ser lo dea fez, decide a cnet igeronii, sna es eno de ec esta se hecho descansa simplemente en ln no coinetdencia de fos dos eer de bea? que hace que la explotacién no resulte enmasca- fie porn eo aprenden, py, ets 9 an deta our er ds Teyes dela ireEonratasion dea at vilencia mantissa i ‘ , itd dejando de lado en Ia medida soapion yer de ns icine de produson de coed Pesfeico, simiistie mess “puanente™ econncts au fe en el dominio del predictor directo. por parte del no-procuctor aie Se apopa de ina porcon el tsp de ag, Feo como Gimos, ete poco, que consis Is felsi6n nc-colnal les onmaciones capitalists Jependientss,cecgn tendrd un peso crecente a pide eres del siglo XIX. a sido sfalado pot Marx ¥ por otros autores, que at capial comet stare te lomasproautns preci ie seo poco emilee snl sho de wale ion al mercado mundial y la conversion consiguiente de ‘ae esses ce uso sto de mares Gs canbio que ela Seaen see cio estado nnediato estar ef sfan de fnancia que se a os detarenado canto mis aso. ss el modo de or sipuesto que esta sseveracon tiene validez no 36 tase visa stn el mercado pial oo antic aos en que el capital comerelalvincua a una comunidad productiva on un mercado regional de cierta Ss oanDlitn nea eM erin ce consis mecets ciercccamiss a pple fie ol cregente grado inert ques produ pe inte el transcurso del siglo entre esos mercados regionals nee sons cl mecado mind, pss ue oe coments ai fay eliza on moc eponal acd spopnd a ee stores baat sicauslon que disfrutan del trabajo de SH an cece 0 pres sachs dl mis has Una eit de toe Element dao 1 tos fundamentales. . ., nos ayudard a seguir “Bl inteteambio de excedente et una relatin que pone el valor de sla eambio y el intereambio. Se extiende empero solamente al excedente u ¥ desempefa un papel secundario respecto a la produccién, Pero si se dept Mr aparicion de los comerciantes que promueven el intersam: ees. ge desarvolla in comercio regular; el pueblo productor ain praciisa equi tan soto el liamado comercio pasivo ya que el impulse Tei fs actividad que pone el valor de cambio procede de] exterior no {ke auentro: el excedente de la produccion ya no puede ser casual Sceidentalmente existente, sino que se le debe renovar de continuo: fon lo cual se imprime a la produccion local una tendencia orientada Tis ‘itculacion, hacia Ta creacién de valores de cambio... La orga: fizacién, de la ‘produecién anterior se modifica ya por obra de la Grculacin y del valor de carabio. .. La medida en que el movimiento Gue_pone al valor de cambio afecta al conjunto de la. produecion, Gependerd en parte de la intensidad de esa accién exterior, en pafte {el grado en que os elementos de la produccion interior, .- se hayan seedallado ya... De modo, pues, que el supuesto de la circulacion SBgiui und produccion que s6lo creaba valores de cambio como toa cKcedents, pero se transformé en una produccion que sélo exis. {ioven dependencia de la cireulacion, en una produccion cuyo tinico contenido era crear valores de cambio !?”. Si analizamos esta larga cita a la Tuz de la historia de los espacios coloniales americanos, podemos extraer grandes ensefianzas en Ja me: fide. que adaptemos estas reflexiones a las especificas condiciones de desarrollo del proceso. Tfectivamente, decimos “‘speeificas condiciones” pues no se trata qui de un sistema productivo que poco a poco, y por influencia del eAinercio exterior, abandona la produccién para el uso_y comienza a Caius valores, do cambio. Na, nos encontramos, casi siempre, €on Rermas:productivas cuyo sinico fin es la produccion de valores de Cambio, creadas, en la mayor parte-de los casos, teniendo como mira {a produccion de esos valores de cambio y donde la categor‘a misma de valor de cambio, sparece como previa a Ja constituciém de esas formas productivas, Por supuesto que esis formas productivas, criaturas del “movie siento que pone el valor de cambio”, mantienen dentro mismo dé Ia Inidad de produccidn, ¥ no en el marco de una supuesta sociedad diusista, una parte de tiempo-trabajo disponible para Is produecion de valores de uso. En este sentido un autor dice con avierto: “Sector de subsistencia y sector de comercalizacion conforman una sola estructura de, pros accion y la reasignacion de recursos de un sector a otro depende de fas tendencigs generales y de las coyunturas concretas20," Tendencias generales y coyunturas concretas. .. Aquellos produc= tos. que hasta ayer fueron valores de uso, hoy, por una alteracién sostaneial en las relaciones de fuerza entre exploiadores y explotedos, 2 por modificaciones en Ia composicién de mercados locales 0 regio- Tales © gracias a desanllo ce las fuerzs productives,entran en Ta iaaion y se coniertn en meteancts, es decir valores de cam- oz ‘Ahora bien, volviendo la cite de Mars, vemos que éste nos dice erase el mrvrnmry ase pe ol ior de canbe afeete al conjunto de la produccion dependerd en parte de le intensi- ad de esa accion exterior, en parte del grado en que Jos elementos de Ia produccion interior se hayan desarroliado ya...” (ubrayados nuestros, JGC), Vemos aparecer nuevamente las dos caras de cual quier realidad colonial. Desde ya que, como dijimos més arribs, el carécter determinado y Is eyolucion posterior de esa unidad productiva donde se ha impuesto aquella fuerza “externa”, dependeri de la existencia de un mimero de elementos “internos” y de una particular estructuracign y un especi- fea entramado entre aqua y eo. ¢ _ Pero, volvamos ahora un poco sobre el papel del capital comé Gil olen deci qu tenia on is sosedades ‘olotiles ameri eanas totalmente marginado “.. como los judi s eee judios en los poros de la Si y no. Si, si esta frase de Marx hace referencia (como efect vamente creemos) 2 la imposibilidad de caracterizar a un modo de produccién detenminado por la presencia o ausencia del capital comercial. Vilar nos dice “Hablar del ‘capitalismo” antiguo o medieval Porque hubo financistzs en Roma y comerciantes en Venecia es un abuso de lenguaje.. 22”. O sea qué el capital comercial es marginal én ginto si presencis no define aun modo” de produccon. 10 en otto. nivel de andliss, si dirigimos nuest cia eis ea dad colo, vemos ae, aa cue eae ‘comercializacion la que permitira al estado metropolitano y ain den- ee oe ene aa Ja expolisci6n de los productores directos y frecuenteme tiga la Ge sis explotadores. ge Una realidad, donde ese movimiento que pone el valor de cambio © impone unas veces sobre modos de produccién “anteriores”, es eee pe rete baer 7 ota cea mcti ie luctvas, siempre con el Unico y especifico fin de extrae teaajo excodent, rf ve Be lecir que una de las paradojes —aparente, por supuesto- de Testa historia colonial, ser que, gracias 4 que las relaciones capita: listas de_produccion no se han impuesto como hegeménicas, 10s cO- ‘erciantes y el capital comercial, dominarin a los productores. €on lo dicho, y que quede bien claro, no queremos fetichizar las ‘elaviones de cambio frente a las de produccion, es decir ser victimas e la apatiencia de las sociedades mercantiles confunciendo reali 13 zacién de la tiqueza con creacion de ésta, tal como ocurre general: mente con las teorfas lamadas “circulacionistes*®.” z 'No, pensamos que el papel fundamental en el proceso de ereacion de Ja niqueza, se encuentra en la produceion. O sea que si bien el ‘Capital comercial colonial, como mandante de esa relacién de depen dencia, domina a los productores y vehiculiza el excedente, ese exee: dente no puede ser sino fruto del trabajo, Unica fuente ereadora de Yalores, Ya sea éste el de los indios en las minas potosinas © en las Comunidades guaraniticas, el de los esclavos en las plantaciones brasic feflas 0 venezolanas, 0 de los gauderios de 1a campafta litoral riopla: tense. {ud podria ser entonces una de las diferencias especificas del ‘andlisis historico de las éreas coloniales americanas en cuanto a la tfilizaciOn de la categoria de formacion ccondmico-social? Pemsamos que hs formaciones econdmico-sociales coloniales 110 tendrian un modo de produccion hegeménico en el sentido “elssico”” Ge Mark, porque en tiltima instancia el dominio del sistema es exté- rior al espacio dominado. Por supuesto que en este punto de la exposicion, deberiamos te: pensar el concepto de dominante 0 hegemdnico. Luporini viene nile: Yamente en nuestra ayuda y nos recuerda que dominante es “. una produccién econémica. .. que da sentido a todo el sistema, dete Fando la relacion de sus diversas partes2*”. Es evidente que si hay que da sentido a todo él sistema en avestros espacios coloniales ese elemento es la relacién colonial y no tal o cual modo de pio= ‘dueci6n nativo, TE cierio que nos encontramos von medos de producci6n princi pales y subsidiarios, pero estos conceptos estan, a nuestro entender, astante alejados dei concepto clisico de dominante, Se nos diré que estamos meramente frente a un simple cambio de palabras, Pensamos que no, Para nosotros, seria prinewpal aquel modo Be produccion, relativamente estable y ampliamente difundido, euyo fitmo alteraria el pulso econémico y Ia actividad de una vasta region, fabarcando gran cantidad de productores y produciendo en ‘érminos ‘uantitativos fa mayor parte de la riqueza de esa region. ‘Como vemos esta caracterizacion (excesivamente répida por cierto) aleja a este concepto del de dominante © hegeménico, dado. que entre ftras razories menores, esos modos principales de produccion sigtert Siendo eriaturas de aquel movimiento que pone e} valor de cambio, ‘Las formaciones coloniales serian entonces, formaciones econdmii co-sociales no consolidadas, en las cuales coexistirfan diversas modes: de produecion, uno de ellos principal y otros subsidiarios, combina- dos en una cierta relacion jerarquica ‘Ahora bien, ol dominio politico del sistema estarfa dado por in acuerdo 0 ulianza (ésta tendra particularidades especificas en cada 14 region y set mucho més inestable de To que coctientemente se sipo- fo) entte un gpivato burocritico como representante, por cierto harto nediatizado, del estado metropolitano —y por lo tanto de la corona y Ge las claves dominantes en Ja metropoli— y las diversas fracciones de las elses propietaras, tanto de los medics de circulacion, como de fos medios de, produccion imperantes en la formacién regional ‘Demis esti decir que ambos polos de esta alianza sufren superpo- Siciones y mantienen ene sf nexos muy estrechos, haciendo dusoria fuchss veces una neta diferenciacion. Més, en toda esta intrincada frama de relaciones, donde lo econdmico, por razones evidentes?# (parece muchas veces oculto en uta marafia de lazos familiares, étnic tos, © estrechamente ligades a particularismos regionaes, el hecho colonial serd to determinante en itima instancia En efecto, ese doble brazo de dominacion del estado metropoli- ano" el aparate burocrético2®_y el oligopolio-oligopsonio instaurado Por-el capital comercial, seri el que posiblitaré finalmente la imposi- Eon de términos de intercambio. desfevorables (las diferencias abis- fiales de costes de produccion hacen las relaciones comerciales Entre. colonia y mettGpoli un verdadero paraiso de un sui generis Sintercambio. desigual"); impediré. la produccion de articulos que puedan competir con os de la madre patra; regulara la produccion y Trcometeioy beneficiando 2 cierts regiones, ciudades 0 grupos, ea detimento de otros, impondra cargas y gabelas, et INO olvidemes que, mis de una vez, el estado metropolitano debid derotar con la fuerzs misma de las armas a aquellos que, demasiado Giszolos ¥_ desmemoriados, parecian haber olvidado algunos de estos principios bisicos de la relacion colonial. Por supuesto que a menudo, una Real Orden no hizo més que: sailificar una fealided ceonémica que gozaba desde tiempo de sina excelente salud y que ya habia impuesto en los hechos su vigencia. (Mas tampoco debertos olvidar que en otros casos, la sucesion de los regios mandatos no podri impedit Ia continuacion de précticas econ imieas férreamente apoyadas en Ia fuerza de ese alianza casi inconmo- Mible entre burdcratas complacientes-complices y_vasallos demasiado oderosos. Alianza que por supuesto, fa reacia a adaptarse « los Thandatos de una legsiacion originada en una corte Iejana yon las tiuenas intenciones (0 los devaneos Tlozoficos) de algin ministro mis © menos iustrado. in efecto, bastaria recordar, por ejemplo, la inutilidad del firaga de disposicioneslegales prohibiendo la encomienda en regiones donde Gita era indispensable para el sostenimiento de un tipo de sclaciones de produccién, para. evocar Ia vitalidad que aquella alianza podia fener en algunas ocasiones. Hs decin nos encontramnos frente. ¢ un vale todo mientras no estu- Yiese en juego el vineulo colonial (es decir, mientras no se afectase 15 ¥ desempefa un papel secundario respecto a la produccién, Pero si se dept Mr aparicion de los comerciantes que promueven el intersam: ees. ge desarvolla in comercio regular; el pueblo productor ain praciisa equi tan soto el liamado comercio pasivo ya que el impulse Tei fs actividad que pone el valor de cambio procede de] exterior no {ke auentro: el excedente de la produccion ya no puede ser casual Sceidentalmente existente, sino que se le debe renovar de continuo: fon lo cual se imprime a la produccion local una tendencia orientada Tis ‘itculacion, hacia Ta creacién de valores de cambio... La orga: fizacién, de la ‘produecién anterior se modifica ya por obra de la Grculacin y del valor de carabio. .. La medida en que el movimiento Gue_pone al valor de cambio afecta al conjunto de la. produecion, Gependerd en parte de la intensidad de esa accién exterior, en pafte {el grado en que os elementos de la produccion interior, .- se hayan seedallado ya... De modo, pues, que el supuesto de la circulacion SBgiui und produccion que s6lo creaba valores de cambio como toa cKcedents, pero se transformé en una produccion que sélo exis. {ioven dependencia de la cireulacion, en una produccion cuyo tinico contenido era crear valores de cambio !?”. Si analizamos esta larga cita a la Tuz de la historia de los espacios coloniales americanos, podemos extraer grandes ensefianzas en Ja me: fide. que adaptemos estas reflexiones a las especificas condiciones de desarrollo del proceso. Tfectivamente, decimos “‘speeificas condiciones” pues no se trata qui de un sistema productivo que poco a poco, y por influencia del eAinercio exterior, abandona la produccién para el uso_y comienza a Caius valores, do cambio. Na, nos encontramos, casi siempre, €on Rermas:productivas cuyo sinico fin es la produccion de valores de Cambio, creadas, en la mayor parte-de los casos, teniendo como mira {a produccion de esos valores de cambio y donde la categor‘a misma de valor de cambio, sparece como previa a Ja constituciém de esas formas productivas, Por supuesto que esis formas productivas, criaturas del “movie siento que pone el valor de cambio”, mantienen dentro mismo dé Ia Inidad de produccidn, ¥ no en el marco de una supuesta sociedad diusista, una parte de tiempo-trabajo disponible para Is produecion de valores de uso. En este sentido un autor dice con avierto: “Sector de subsistencia y sector de comercalizacion conforman una sola estructura de, pros accion y la reasignacion de recursos de un sector a otro depende de fas tendencigs generales y de las coyunturas concretas20," Tendencias generales y coyunturas concretas. .. Aquellos produc= tos. que hasta ayer fueron valores de uso, hoy, por una alteracién sostaneial en las relaciones de fuerza entre exploiadores y explotedos, 2 por modificaciones en Ia composicién de mercados locales 0 regio- Tales © gracias a desanllo ce las fuerzs productives,entran en Ta iaaion y se coniertn en meteancts, es decir valores de cam- oz ‘Ahora bien, volviendo la cite de Mars, vemos que éste nos dice erase el mrvrnmry ase pe ol ior de canbe afeete al conjunto de la produccion dependerd en parte de le intensi- ad de esa accion exterior, en parte del grado en que Jos elementos de Ia produccion interior se hayan desarroliado ya...” (ubrayados nuestros, JGC), Vemos aparecer nuevamente las dos caras de cual quier realidad colonial. Desde ya que, como dijimos més arribs, el carécter determinado y Is eyolucion posterior de esa unidad productiva donde se ha impuesto aquella fuerza “externa”, dependeri de la existencia de un mimero de elementos “internos” y de una particular estructuracign y un especi- fea entramado entre aqua y eo. ¢ _ Pero, volvamos ahora un poco sobre el papel del capital comé Gil olen deci qu tenia on is sosedades ‘olotiles ameri eanas totalmente marginado “.. como los judi s eee judios en los poros de la Si y no. Si, si esta frase de Marx hace referencia (como efect vamente creemos) 2 la imposibilidad de caracterizar a un modo de produccién detenminado por la presencia o ausencia del capital comercial. Vilar nos dice “Hablar del ‘capitalismo” antiguo o medieval Porque hubo financistzs en Roma y comerciantes en Venecia es un abuso de lenguaje.. 22”. O sea qué el capital comercial es marginal én ginto si presencis no define aun modo” de produccon. 10 en otto. nivel de andliss, si dirigimos nuest cia eis ea dad colo, vemos ae, aa cue eae ‘comercializacion la que permitira al estado metropolitano y ain den- ee oe ene aa Ja expolisci6n de los productores directos y frecuenteme tiga la Ge sis explotadores. ge Una realidad, donde ese movimiento que pone el valor de cambio © impone unas veces sobre modos de produccién “anteriores”, es eee pe rete baer 7 ota cea mcti ie luctvas, siempre con el Unico y especifico fin de extrae teaajo excodent, rf ve Be lecir que una de las paradojes —aparente, por supuesto- de Testa historia colonial, ser que, gracias 4 que las relaciones capita: listas de_produccion no se han impuesto como hegeménicas, 10s cO- ‘erciantes y el capital comercial, dominarin a los productores. €on lo dicho, y que quede bien claro, no queremos fetichizar las ‘elaviones de cambio frente a las de produccion, es decir ser victimas e la apatiencia de las sociedades mercantiles confunciendo reali 13 zacién de la tiqueza con creacion de ésta, tal como ocurre general: mente con las teorfas lamadas “circulacionistes*®.” z 'No, pensamos que el papel fundamental en el proceso de ereacion de Ja niqueza, se encuentra en la produceion. O sea que si bien el ‘Capital comercial colonial, como mandante de esa relacién de depen dencia, domina a los productores y vehiculiza el excedente, ese exee: dente no puede ser sino fruto del trabajo, Unica fuente ereadora de Yalores, Ya sea éste el de los indios en las minas potosinas © en las Comunidades guaraniticas, el de los esclavos en las plantaciones brasic feflas 0 venezolanas, 0 de los gauderios de 1a campafta litoral riopla: tense. {ud podria ser entonces una de las diferencias especificas del ‘andlisis historico de las éreas coloniales americanas en cuanto a la tfilizaciOn de la categoria de formacion ccondmico-social? Pemsamos que hs formaciones econdmico-sociales coloniales 110 tendrian un modo de produccion hegeménico en el sentido “elssico”” Ge Mark, porque en tiltima instancia el dominio del sistema es exté- rior al espacio dominado. Por supuesto que en este punto de la exposicion, deberiamos te: pensar el concepto de dominante 0 hegemdnico. Luporini viene nile: Yamente en nuestra ayuda y nos recuerda que dominante es “. una produccién econémica. .. que da sentido a todo el sistema, dete Fando la relacion de sus diversas partes2*”. Es evidente que si hay que da sentido a todo él sistema en avestros espacios coloniales ese elemento es la relacién colonial y no tal o cual modo de pio= ‘dueci6n nativo, TE cierio que nos encontramos von medos de producci6n princi pales y subsidiarios, pero estos conceptos estan, a nuestro entender, astante alejados dei concepto clisico de dominante, Se nos diré que estamos meramente frente a un simple cambio de palabras, Pensamos que no, Para nosotros, seria prinewpal aquel modo Be produccion, relativamente estable y ampliamente difundido, euyo fitmo alteraria el pulso econémico y Ia actividad de una vasta region, fabarcando gran cantidad de productores y produciendo en ‘érminos ‘uantitativos fa mayor parte de la riqueza de esa region. ‘Como vemos esta caracterizacion (excesivamente répida por cierto) aleja a este concepto del de dominante © hegeménico, dado. que entre ftras razories menores, esos modos principales de produccion sigtert Siendo eriaturas de aquel movimiento que pone e} valor de cambio, ‘Las formaciones coloniales serian entonces, formaciones econdmii co-sociales no consolidadas, en las cuales coexistirfan diversas modes: de produecion, uno de ellos principal y otros subsidiarios, combina- dos en una cierta relacion jerarquica ‘Ahora bien, ol dominio politico del sistema estarfa dado por in acuerdo 0 ulianza (ésta tendra particularidades especificas en cada 14 region y set mucho més inestable de To que coctientemente se sipo- fo) entte un gpivato burocritico como representante, por cierto harto nediatizado, del estado metropolitano —y por lo tanto de la corona y Ge las claves dominantes en Ja metropoli— y las diversas fracciones de las elses propietaras, tanto de los medics de circulacion, como de fos medios de, produccion imperantes en la formacién regional ‘Demis esti decir que ambos polos de esta alianza sufren superpo- Siciones y mantienen ene sf nexos muy estrechos, haciendo dusoria fuchss veces una neta diferenciacion. Més, en toda esta intrincada frama de relaciones, donde lo econdmico, por razones evidentes?# (parece muchas veces oculto en uta marafia de lazos familiares, étnic tos, © estrechamente ligades a particularismos regionaes, el hecho colonial serd to determinante en itima instancia En efecto, ese doble brazo de dominacion del estado metropoli- ano" el aparate burocrético2®_y el oligopolio-oligopsonio instaurado Por-el capital comercial, seri el que posiblitaré finalmente la imposi- Eon de términos de intercambio. desfevorables (las diferencias abis- fiales de costes de produccion hacen las relaciones comerciales Entre. colonia y mettGpoli un verdadero paraiso de un sui generis Sintercambio. desigual"); impediré. la produccion de articulos que puedan competir con os de la madre patra; regulara la produccion y Trcometeioy beneficiando 2 cierts regiones, ciudades 0 grupos, ea detimento de otros, impondra cargas y gabelas, et INO olvidemes que, mis de una vez, el estado metropolitano debid derotar con la fuerzs misma de las armas a aquellos que, demasiado Giszolos ¥_ desmemoriados, parecian haber olvidado algunos de estos principios bisicos de la relacion colonial. Por supuesto que a menudo, una Real Orden no hizo més que: sailificar una fealided ceonémica que gozaba desde tiempo de sina excelente salud y que ya habia impuesto en los hechos su vigencia. (Mas tampoco debertos olvidar que en otros casos, la sucesion de los regios mandatos no podri impedit Ia continuacion de précticas econ imieas férreamente apoyadas en Ia fuerza de ese alianza casi inconmo- Mible entre burdcratas complacientes-complices y_vasallos demasiado oderosos. Alianza que por supuesto, fa reacia a adaptarse « los Thandatos de una legsiacion originada en una corte Iejana yon las tiuenas intenciones (0 los devaneos Tlozoficos) de algin ministro mis © menos iustrado. in efecto, bastaria recordar, por ejemplo, la inutilidad del firaga de disposicioneslegales prohibiendo la encomienda en regiones donde Gita era indispensable para el sostenimiento de un tipo de sclaciones de produccién, para. evocar Ia vitalidad que aquella alianza podia fener en algunas ocasiones. Hs decin nos encontramnos frente. ¢ un vale todo mientras no estu- Yiese en juego el vineulo colonial (es decir, mientras no se afectase 15 grandemente las posibilidades de apropiacion-extraccién del excedente por parte de las fracciones de las clases propietarias metropolitaras), Pero cuando ya a fines del “siglo de las fuoes”, nos refiramos a fa hhegomonia del hecho colonial, nos veremos obligados a mencionar la reciente dominancia de una nueva realidad econémica, de la cual la madre patria no fue a su vez més que una fiel emisaia, Esa realidad seri la que con o sin anuencia de la corona (detalle que no careceri de importancia, pues se encuentra en el nudo del posterior estalido del imperio hispsnico) dictara poco @ poco st ley al resto del mundo, creando ya un verdadero mercado mundial”. Finalmente no seria init verifcar la presencia de un doble pro- ces0 que se complementa estrechamente: 2 medida que las relaciones productivas de las areas periféricas van escondiendo aquella violencia Ianifiesta de la que hablibamos antes, les formaciones econémico- Sociales coloniales pasarin a constituir un mundo neo-colonial, donde el guante de la diplomacia y los acuerdos comerciales “libremente” ‘ontratados, reemplazarin, siempre que sea posible, la presencia do las {uarniciones metropolitanas ‘Se abre ahora para el mundo neo-colonial una época llena de apa- riencias ¢ ilusiones, rota de ver en cuando por a comporeidad de alguna cafionera britinica que permitiria a unos pocos avisados en- ‘rover una realidad bastante menos reconfortante, Juan Carlos Garavaglia 16 NOTAS. 4 Ver al respecto las observaciones de Valentino Gerratana, en s1 trabajo “Sulla categoria di formazione economicosociale", en Critica Marcste 1 23, 1972, pp. 60-65; también us erfticas a esia concepeién del modo de produceién como modelo en el attculo de Guy Dhoquois, “La formation ée0- ‘omique et orale ommecombinaison de modes de production”, en La Pensée ‘0 189, octubre do 1971. (v, El concepio de jormacion econdmico-social. Cs demos de P. y P, n0 39, Cérdioba 1973) 2 Marx, Karl, “Introduccion general ala eritica de te economia politi”, fn Elementos fundamentales para lz critica de la economia politica (Borrador), 1857-1858, Siglo XXI Argentina, Buenos Aste, tomo 1, 1971, p. 28, 2 Luporini, Cesare, Diaiéetica mercisia € historiciomo, Cuadernos. de Pasado y Presente n0 11, Cérdoba, 1969, p29 (¥. Cuaderno de P. y P. nO 39), 8 ‘Seren, Emilio, “Da Marx a Lenin: ta categoria di'ormazion’ econe- ‘micosociale”, en Lenin teorico ¢ dirigente rivolutionario, cuaderno 4 de Cr. Het Marsisc, Koma, 191, pp. 29.79. Coadero de P,y » n° 39) El articulo de Fillo Sereni citado supra fue criticado_ por Luporint Sites Mara. no) 231972: ain son hima as ree y cman aris suscitados por el abajo de Seteni aparecidos en el niimero especial La Pemée dedicado al tema “Formation éonomique et sociale” de octubre de 1971, (¥. Cuadeto de P. y P. 20 39) © Cardoso, Cito Flamarion Santana, “Sobre los modos de produccién co- Toniales de América", incluido en eite mismo velumen pp. 135-139, 7 Este fendmeno ya ta sido senalado. Ver por ejemplo el aricalo de Talio Halpesin Donghi “EI Rio de la Plata al comenrar el siglo XIX”, ineluido actualmente en su bre Revolucion y guera. Formacion de wna élite domiinante en by Argentina criolla, Siglo XI Argentina, Buenos Aires, 1972. La stuacién DBvee® repetinne también en otras regiones, tal el caso de la expitants de Chat- 2s, of, Brito Figucroa, Federico, La estructura econdmica de tr Venezuela olonicl, Universidad Central de Venczucls, Caracas, 1963, ver especialmente el capitulo VIL ‘También este hecho de la intorconexion de los intereses de los comer iantes y burdcratas colonales fac general a la mayor parte de las colonias hispénicas; para cl caso roplatense se puede consular, Sala do Touro, Li de la Tome, Nz Rodriguez, 1. C.; Bstsctura econémico-rocal de la colonia, Puchlos Unidos, Montevideo, 1967. 7 sempat Assadourian, Carlos, “Modos de produccién, capitalismo y sib: ee na tenn ae 10 Novais, Femando A., “O Brasil nos quadres do antigo sistema ¢010- 11 Recordemes que por ejemplo en Ja region altoperuana-tioplatense, exit enn estes el Ea im mes a lo RV Ye ee deni Y neta lee am ule mae Fe eek Ren netic cern 2 ees hie fr Erion dato pce 5 te 9 a aps ee Te a ae Sc eins abr eae re ol ae se a ay epee Fen ios gates trancsanen)” en Bolen de tat feels A toa de Sern ee a al ae Bee See : cp an ue mis eon, ra spe en te me ea eh gg ay a tnt toe gn nf Fe et ela ete gi Bo pa ite oe ee de Foie a ee ee ea te Mee Finn nso ote 2 5am mesa 3 Nes SE a a cae ee 0 cn cn Fae a alge at eae end ees a eae ing ncaa ee a ina tae sein tty ee open An fo de Fe ee kaa Ca me 12 Marx, Karl, El copital, ed. FCE, tomo Ill, p. 320. 13 idem, pp. 320-321. 14 Ihidem, p. 321. 15 Me .ce excelente en este sentido Ia enumeracion de Cardoso em su wa Me ie om te wai A a onyn sis Bat: 16 No ex intl que secordemos que, in en algunas tones euopess 16 o,f nl gu ree a os hte ope aus oe podicn opat Poe ne ie i a ce, ct Ae 17 Bs el fendmeno de ta no coincidencia en el tiempo y en ¢l espacio ae 18 los procesos de ttabojo excedente y_necesaro, ef que pemmitira que ao s6lo ‘existe In explotscién, sino que ademas ésta gporesca como tal y por lo tanto la olencia desnuda set el nico meio de obliga: al productor directo a realizar 51 porcion extra de trabajo. ‘Ro podemos extendernos agu{ en fs enumeracién de la variedad de role Giones produotivas que vié nuestra historia colonisl como resultado de este proceso: desie la temprana relaion yanacona-servidumbre de ls indios origina: Fos fasta ls muy taztia papeleta de conchavo de nuestros gruchos, posando por fi mila potosina o asuncena y las variadas formes de peonaje y silario basta Geado, es decir durante ese Lago espacio que separa a Bartolomé de las Casas {Ge Martin Fro, nicamente la violencia pure y manifesta permitio Ia solds- {uri de las reaciones de produccién colonisles. Por eso mismo, al asic hoy a ln violencia desatada por tos oprimidos, resulta casi sible, si no fuose tigice en consecuenciss, lh apelaco de fos portsvoces de las classe dommantes, herederos cereanos de dudosos Dlasones Goloniaies demasiado salpicador con sangre de indios, negros y mulals, exce= Svamente adheridos « los socavones, la tiendat de raya 0 1 micas rurale, Guando invocan 1s wielta a un supuesto estilo de vida nacional 0 americano, faa el ctal la violencia habia sido siempre un elemento ajeno (2) e introdus ido en la actialidad por lt “arenas mamiobras de los ide6logos foréneos". 18 Marini, Ruy Mavio, Dialéctica de le dependencia, CESO, Facultad de Gienias Econémicas, Universidad de Chile, docamento de trabajo, Santiago de Giile, 1972, p. 12. 1B Marx, K., Elements fundamentates... ed ct, tomo I, p. 196. 29 Sempat Assadourian, C., “Integracion y desintegracion sepional en el espacio colonial Un enfoque historio", en Revista Letinoamericane de Estux ios wbano-regionales, EURE, Santiago’ ée Chile, marzo de 1972, pp. 14-15; Son conocidas tambien las criticas de K, Slavenhagen alas tcorias duaistas (Cf. fis “Siete falucias sobre América Latina”, en James Petras y Maurice Zeitin [comps America Latin: jreforma o revolucién? , Editonal Tiempo Contem: porns, Buenos Aires, 1970, tomo 1}. Al respecto, Witold Kula erticando a Lewis dice: “La dclimiacion de dos sectores... no conduce a clasiiar en Joe ‘alegoriss ais diferontos ompresas, sino que ella ocurre a menudo en el interior de cada wns de las empresas”, ef. Kula, Witold, Théorie économique is systeme féoda!, Mouton, Pari+La Haya, 1970, p. 10 fon publicscion por Siglo XXI} 21 podrfamos dar varios ejemplos de este fen6meno, pero tacremos a cola: fn solamente 1ino que cteomes os bastante significa: en la liste de I Doductos que jos pueblos indigenas de las ex-teducciones guaranfes, adminis. Htadis en una época por los jesultas, envlan a Buenos Aires para su cometel Hizacién en les afos 1782-1783, observamos ia presencia de un artiolo inslito como las legumbres, que aunca antes habia formado parte de los valores de fumbio de las reducciones, dado que eran producto del trabajo necesario de fos ‘ndigenas en las parcels asgnadat « su mancenimiento: Pero en una epoca de Trainbre dé uatajo excedonie como la que asistimes, exos productos dejan 1e- ‘emlinamente de ser valores de uso para entrar en el mercado y realizarse como Iereancias, es deci converttse en Valores de cambio, El ejemplo muestra ebmo Ts distinciGn de Lewis acerca de dos sectores 0 tipos de empresas separadas y 19 ‘on 13;905 cualitativamente distintos, no se sostiene al confrontarlo con Ia Falidad de las rlaciones de produccin coloniales hispanosmericanas, Para de- talles sobre cl jemplo, ver mis adelante nuestro trabajo sobre ss comunidades iputranies y su organizacin econdmiea, incluidocn pp. 161-191 deestevolumen, 22 vit, Pier, “La transition du fécdalisme au capitalise”, en: Mode de production féodal et classes sociales en tystéme precapitaliste, CERM, Pati 1968, Sobre ol andlsis del papel del capital comercil, es indispensable la con” sulta al trabajo de Horacio Ciafardini “Capital, comercio y eapitalsmo, A pro. [posto del Hamado ‘capitalism comercial 23 Ya ha sido sefalado por varios autores este ervor de ls teorfas cea Iucionistas (error que por otra parte fue ampliamente compartide por la ma- Yyotla de nuestros publicisas en el siglo pasado; cf, cl trabajo de Ernesto Laclau” (Gh), incluido en pp. 2346 de este volumen), Es interesante destacar que esta casuctristica de las sociedades morcontlos acorca del fendmeno apariencial de Ta cireulaciOn de mercancfas, constituye una de ls formas primigenias de mani festacién de ta aparioncia capitalsta (c, Risser, Vittorio, "La ‘apariencit del capitalismo en el andlsis de Maan”, en Estudios sobre ET capital, Sienos, Bue- nos Ales, 1970. 24 Luporini,C., op. cit, p. 29 (7, Cuademo de P. y P. n° 39). 25 p< obwio que, salvo en las formaciones econbmicosociales capitalists, ‘ded hegemonizatas por el modo de produccién expialista, donde existe una clara eutonomia de lz esfera econdmica, no enconttames una diferenciacion neta enite exfota economics, esfera politica o exfera de relaciones de parem= eso, produciéndese frecuentes deslavamientos (ello considerando el problema esde ol punto de vista que toma en cuenta la autonomia de la instancias ‘como el caso “tipico”) entre esas esferss, "Cada tipo de sociedad... est carac> Terlzado por wna rebciin especifica entre las diversas estructuras sociales y esta Jelacign fundamenta cl peso capocifico us en chamente ligadas a las metropolis; d) Los latifundios, ya sea bajo la forma de plantaciones 0 de haciendas, fueron en su origen tipicas empress comercisles capitalistas que crearon aquellas instituciones ‘que les permitieron responder a la creciente demanda en los mercados nacional o internacional, expandiendo su capital, tierra y trabajo a los efectos de incrementar la oferta de sus productos; e) los latifundios fue en la actuslidad se muestran aislados, dedicados a una agricultura de subsistencia y con apariencia semifeudal, no fueron siempre asf; son unidades productivas que declinaron debido a una caida en la demanda de sus productos o en su capacidad productiva. 6. El dualismo es introducido en el andlisis marxista mediante la SuposiciGn de que el feudalismo predomina en el sector estancado, en. Jun extremo de Ia estructura social, y el capitalismo en el sector indmico al otro extremo de la misma. Las consecuencias estratégicas resultan clara: “... Tanto en I versién burguesa como en la supuestamente marxista 35 de Ia tesis de la sociedad dual, un sector de la economia nacional del cual se afirma que ha sido también en un tiempo feudal, arcaico, ¥ Subdesarrollado, supera esta condicién -y llega a ser el actual sector _ apitalista avanzado relativamente desarrollado, mientras la mayoria de la poblacion’ permanece en otro sector que, supuestamente, conti fia en condiciones tradicionalmente arcaicas, feudales, subdesarro- Hladas. La estrategia politica usualmente asociada a estas interpretacio- nes actual y (edricamente erréneas del desarrollo y del subdesarrollo fs, pata el burgués, la conveniencia de extender el modernismo al seetor arcaico e ineorporarlo también a los mercados mundial y nacio- nal, y, para los marxistas la conveniencia de completar Ia penetracion tapitalsta del campo feudal y la finalzacion de la revolueién deine cratico-burguesa. . "4 Frente esto, Frank sostione que América Latine ha sido capitalista deste su misina colonizaciOn, en cl siglo XVI, por las potencias euro: peas. Para probarlo intenta mostrar, mediante numerosos ejemplos, ue aun las més remotas y aparentemente aisladas regiones de Amé= fiea Latina participaron en el proceso general de cambio de merean- {las y qe este cambio se realizd en beneficio de las potencias impe- fasts dominantes, Solamente podria hablarse de feudaismo, sexin Frank, si pudiera probarse que as regiones econdmicamente mas at sodas de América Latina constituyeron un universo cerrado en €] que predominaba la economia natural. Dado que, por el contrario, étas participaban en un proceso cya fuerza motrz era la sed de riquezas fe les clases y potencias dominantes, es necesario coneluir que esta= tos en presencia de una estructura econémica capitalista. Ys, desde tl perfouo colonial, el capitalismo ha sido la base de la sociedad latinoamerieana y la fuente del subdesarrollo, resulta absurdo_ propo: ner como altemativa a éste un desarrollo capitalista dinamico. La burguesie nacional, en Jos casos en que existe, est tan nextrineable= thente ligada al sistema imperialsta y 2 le relacion explotativa metro- polesatélie, que la politicas basadas en una alisnza con ella, solo pueden conducit 4 prolonger y acentuar el subdesarrollo. La etapa hacional-burguesa, en 10s paises subéesarollados, debe ser en const: Cuentia elitminada o al menos abreviada. antes que extendida en noi bre de Ja existencis de una soviedad dual, ‘Como se ve, el esquema (eorico de Frank envelve tres tipos de afirmaciones: 1) América Latina ha estado dominada desde sus orige= mies por una econornia de mercado; 2) América Latina ha sido eapita= lista desde sus origenes: 3) el cardcter dependiente de su insercion en fl mercado capitalista mundial es la causa de su subdesarrollo. ¥ estas ites afirmaciones pretenden referise a un nico proceso que es idén- fico, en sus aspectos esenciales, desde el siglo XVI hasta el siglo XX AAnslizaremes cala uno de estos aspectos suossivamente, 26 Ta exfica a tas concepciones duatistas 1a erften de Frank a la tesis dualista y su consiguionte insistencia en crassa contra oe pkjo imemamente estructurado y plenamente incorporado a la eco- oma de mercado son, sn duds, convincentes y coretas, Por lo dem Fie 90 hace aqui sno’ dsarol a retcrada crfica 4a es conocida formulacién Ain Lewis, que expresaba un punto de vista contenido en nu Fe tna ta ree one oie Hin, es meeasario ‘dtingir claramente entre los sectres “ella sa” y de “subsistencin” de la economia. A este titimo se lo. pre- Seng como completamente estancado e inferior al primero en captal Fipeiiy tsi cccoients Lu scones wert kaa 4 la prowsion, al sector avanzado, de uns ilimtada oferta de mano de bra por parte del sector atrasado. Como se ha seialado repeticamen- {oq modelo sbestia ol gal te comercalizacionsancableen eas rurales, asi como el grado de acumulacion de las empr Gaipesna. Simpliica y dstorsona, en dentin, ks tlaiones cx fentesenire los dor supussos sonics dels economia, Un conc aienio. mis riguroso de las intetconexiones existentes ente los dif Mente exfores de ls econom‘as Itinoamericanas ha hecho que as Hess dusistas no puedan ser sosenas por mus tiempo en su formu Por Io demés, en el caso concreio de América Latina, fa evidenci cimulada a lo fargo de los ditimos anos ha estado oa: a “lea de que una economia natural pura. predominara en las dteas Turales del eontinente. Por el contrario, todo parece sugerir que ain Tas ms atrasadas regiones campesinas estan igadas por delgados ca. nales (que ain no han sido adecuadamente estudiados) al sector “dt fismico” de Ia economia nacional y & través de él, al mercado mun: il Alejo Marroqus, en wn excelente libro®, ha hecho un est 10 de este sistema de relaciones a nivel regional; Rodolfo Staven- Fagen, analizando la zona maya de los Alios de Chiapas y Guatemala, Tha mosttado cémo las telaciones inter-éinias srven de base a relacio. nes de clase fundadss, precisamente, en una incorporacion general Zaila al mercado”. Por lo demés, en América Latina durante el perio- Se ree on Lies ni oe de economia exrrada— prevalecia una ampliacireulacion de mercan- ave tenia su eje tn las regiones mineras, en tanto las zonss marginals eran orginzadas como fuentes. proveedoras de articlos do Konsimo, En ol sur del continent, por ejemplo, el nicieo 1 cons tus el fea consumidora del Alto eri, centrada en torno a las mings de Potosi, en tanto Chile era transformado en un productor de trig 27 de [a tesis de la sociedad dual, un sector de Ia evonomis nacional del Gua se afrma que ha sido también en un tiempo feudal, arcaico, ¥ Sibdesarrollado, supera esta condicién-y llega a ser el actual sector capitalista avanzado relativamente desarrollado, mientras la mayorie ella poblacion, permanece en otto sector que, supuestamente, conti hnia en condiciones. tradicionalmente areaicas, feudales, subdesatro: Tladas, La estrategia politica usualmente asociada a estas interpretacio= hes actual y teoricamente erroneas del desarrollo y del subdesatrtlo és, para ef burgués, la conveniencia de extender el modernism al sector arcaico € incorporarlo también alos mercados mundial y nacio= ful, y, pata los marxistas la conveniencia de completar la penetracion fapiciste del campo feudal y la finalizacion de la revolucién demo- eritico-burguess. ..'* Frente a esto, Frank sostiene que América Latina ha sido capitalista desde su misina colonizacién, en el siglo XVI, por las potencias euro= peas, Para probarlo intenta mostrar, mediante numerosos ejemplos, ue aun las'mas remotas y aparentemente aisladas regiones de Amé- fea Latina participaron en el proceso general de cambio de mercane cias y que este cambio se reali26 en beneficio de las potencias impe- Falistas dominantes, Solamente podria hablarse de feudalisme, segin Frank, si pudjera probarse que las regiones economicamente mis atta sadas de América Latina constituyeron un universo cerrado en el que predominaba [a economia natural. Dado que, por el contrario, éstas articipaben en un proceso cuya fuerza motriz era la sed de riquezas Se las clases y potencias dominantes, es necesario concluir que esta- mos en presencia de una estructura ceandmica captalista. ¥ si desde €1 periodo colonial, el capitalismo ha sido la base do la sociedad fatincamericana y Ia fuente del subdesarrollo, resulta absurdo propo- ner como alternativa a éste un desarrollo capitalista dingmico, La Durguesfa nacional, en los casos en que existe, esté tan inextrincable- mente ligada al sistema imperialista y a la relacion explotativa metro= polisatélite, que las politicas basadas en una alianza eon ella. solo pueden conducir a prolongar y acentuar el subdesartollo. La etapa hhacional-burguese, ef| los paises subdesarrollados, debe ser ent conse: fuencia eliminads o al menos ebreviaua, antes que extendida en nome bre de la existencia de una sociedad dual ‘Como se ve, ol esquema teorico de Frank envuelve tres tipos de afirmaciones: 1) América Latina ha estado dominada desde sus orige- hes por una economia de mercado; 2) América Latina ha sido capita: lista'desde sus origenes; 3) el caricter dependiente de su insercion en @] mercado capitalista mundial es la causa de su subdesarrollo, ¥ estas tres afitmaciones pretenden referise a un tinico proceso que es idén= tHeo, ea sus aspectos esenciales, desde e} siglo XVI hasta el siglo XX. ‘Analizaremos cada uno de estos aspectos sucesivamente, 26 La critica a las concepciones dualistas 1a critica de Frank a la tesis dualista y su consiguiente insistoncia| ue lis socidadeslatinonmercanas han constitu siempre un Con pjo_infernamente estructurado y plenamente incorporado & la eco- hhomia de mercado son, sin duda, convincentes y cortectas. Por lo emis, Frank no hace gui sino deserol la rterada critics la ni ualista, la ibiera conocida formulacién ae Ie gual fcibiera su mis conocida, formulas egtin Lewis, que expresaba un punto de vista contenido en ume. Toso etoion paris de ction sociales durante decade ante Flor, éra necesario distinguir claramente entre los sectores “capita: lista” y de “subsistencia” de tx economia. A este altimo se lo pre- Senta como completamente estancado ¢ inferior al primero en capital, ingreso y tasa de crecimiento. Las relaciones entre los dos se reducen 4 Ja provision, al sector avanzado, de una ilmitada oferta do mano de bra por parte del sector atrasado. Como se ha sefalado repetidamen- fe, ese modelo subestima el grado de comercializacién alcanzable en Tas teas furales, asi como el grado de acumulacion de las empresas ‘ampesinas. Simplifica y distorsiona, on definitiva, las relaciones exis fenies entre los dos supuestos segmentos de la economia. Un conoci- Iiento mis riguroso de las interconexiones existentes entre los dite. Tenles sectores de fas ecomomias Istinoamericanas ha hecho que las fesis duslistas no puedan ser sostenidas por més tiempo en su formu: “lacion inicial cs canis te amines Late i ni ras cc is inure cues bn cence lo me vie ER cscnts nines fon scans co Fa of content or ere id ps me Sn PRM there cance: cain gees por siete a Be em cosa ey 0 piste de la economia nacional y a través de él, al ‘mercado mun- Re itrapain cr en 2s eee cs eae a io de este sistema de relaciones a nivel regional; Rodolfo Staven- Me onc nae nese ete eee i ne. es il oe Chagas Cust a oer crores ene a ace Eee a en eee BOOT ci veer ion cicnaen one rseee ae errr haces omnes Se a ge ce im rae camel were Bec Soc tits recat aan BUM sus csnirene sorter aces eee {ia el irea consumidora del Alto Beri, centrada en torno a ls minas ie Potosi, en tanto Chile era transformado en un productor de tigo 2 cl interior argentino provefa de bienes manufacturados a este ni- So cena. Resa dl concoi a esta epee septal 0 una economia natural pura, : ls idea de una sociedad dia tiene uns Taga tadicin en América Latina. Fue formulada inicialmente en el siglo XIX por las élites Nbeales que integraron a sus pases al mercado mundial como, pros docores primaros somodindolos asi «una division infemaciong el trabajo dictada por los paises imperialistas metropolitanos. La Feceates arian ol haar, scuba a formé en el ema de este proceso. Era necesario emplear to 11a desacreditar Ia reaccion de aquellas regiones interiores Gras ccbnorcioy roletiements averlicadew Jota ia compstencia dias mereadrias curpess, A esos efectos los Ubarales Geearon una mitologie segin Ie cul todo lo colonial se ientifeaba con el estancamiento y todo lo europeo con el, progreso: dentro de esta imagen maniqueisia de la dialéctica histérica, 12 coexistencia en- tre ambos segmentos de la sociedad resultaba imposible. 4 Esa tradicion ideoldgica ha sido un lastre que dificult6 seriament le comprensién de los procesos formativos de las sociedades latino- americanas ¢ incluso hoy dia no puede afirmarse que esté totalmente Superida, Queda an, pues, mucho campo pars ae I investiga sovial,,econdmica y antropologica reconsiruya los ocultos canales comeréilizacion a través de los cuales zonas econémicas aparente- mente aisladas se yinculaban con los, mercados mundiales, all par que el excedente econémico eta extraido a los productores.diectos. Frank pisa, pues, terreno firme cuando critica a las teortas dualistas y ama el predominio de Ia economia de mercado en América Latin {QUE pensar, en cambio, de su segunda afirmacion, segiin la cual estas Sconomnias eran capitalistas? Los erorestebricos en in concepclén de Frank Be tet pigs «es pets pe Cl pi ce ne 2 oe Pee ees a anne cs Ros ne ae “...La contradiccion interna esencial del capitalismo entre explota: ores y explotados, aparece tanto dentro de las naciones como entre ellas. "8 Pero esto no nos hace avanzar mucho, ya que no s6la el capitalismo sino tambien el feudalismo y toda sociedad dividida en clasos so ha 28 caracterizado por la contradicein entre explotadores y explotados. El Droblema reside en definir en cada caso la especifidad de la telecon de explotacin, Esta falta de rigor en la determinacion de su objeto de analisis es, por lo demés, s6lo un ejemplo de la imprecision cone @xptual de que adolece toda ta obra de Frank. En el presente caso la mprecisin es tanto mis seria cuanto que los marxistas conacen los Jargos debates que han tenido lugar en tomo al concepto de capita. Tismo?, el cual, en consecuenci, no puede darse por sentado sin mis, Si intentamés, no obstant, inferir lo que Frank entiendo por cap falismo, creo que podemos conchuir que es aproximadamente lo ee liente: 2) un sistema de produccion para el mercado en el que b) la {anancia constituye el incentivo para la produccion, y t) la ganancia, 5 weallzada en beneficio de alguien distinto del productor directo que es, en consecuencia, desposeido de ella. Por feudalismo deberianos entender, por el contrario, una economia certada o de subsistencia, Ta existencia del mercado constituye, en consecuenci, la diferencia decisiva entre ambos, Lo primero que sorprende cs que Frank prescinde totalmente de Bs velaciones de producciin en sus definiiones de capitalism y Tors dalismo. A la luz de este hecho no resulta tan sorprendente su ante: Hior caracterizacion de la relacién entze explotadores y explotados Como la coniradiccion fundamental del capitelismo. Porque, en, elec, , $4 perspectiva idcologica obliga a Frank a prescindiy deliberads: mente ie las relaciones de produccién en su definicion del capita: Histo: s6lo haciendo abstraccidn de éstas puede llegar a una nocite to Sufieentemente amplia del capitalismo como para inclur las dierons tes situaciones explotativas sufridas por el campesiny inUigena peru fo, el inguilino chileno, ol huesipunguero ecuatoriano, un esclive de Jas plantaciones azucareras antillanas o un obrero textil de Manton, ter, Todos estos productores directos destinan su producto al meres do, tabaian en beneficio de otros y son privados del excedente ese, ‘Omico que contribuyen a crear. En todos los casos la contradicaion Economica fundamental es la que opone a explotadores y explotados, Solo gue ts lista es demasiado corta, ya que podria haber include ambien alos esclavos de los favfundia romanos 0 a los servos de Ie Sleba en Ia Edad Media europea, al menos en aquellos cases ls abrumadora mayoria— en que el sofor destinara ala venta parte del Excedente econdmico extraido al siervo, Deberfamos concluir’ en cow. Setlencia, que desde la revoluciin neolitica en adelante solamnente ba existido capitalismo, Desde Wuego, Frank es libre para extraer una masa de hechos histo Hicos y construir, sobre esa base, un modelo, Puede, incluso, si 251 lo desea) dar a la entidad resultante el nombre: de expitaismo -nungue no se ve la utilidad de emplear, para designar un conjunto de sla ones, palabras normalmente emplesdas con otra acepelén. Pert 29 que resulta totalmente inaceptable es que Frank sostenga que Ta says a Concepcion marxista del capitalismo. Porque para Marx, como fGoutta evidente para quien tenga un contacto siquiera superficial com fo obras el capitalismo efa un modo de produccion, La relacion cconbmica fundamental del capitalismo se constituye a través dela Senta desu fuerza de trabajo por parte del trabajador libre, para 10 « Til ls precondicion necesaria es la perdida, por parte del productor firecto, de fa propiedad de los medios de produccién. Fn sociedades fnteriores las clases dominates explotaben a los productores directos Meso e, expropiaban el excedente econdmico creado por ellos ¥ din comercializaban parte de este excedente hasta el punto de permi fina acumulacion de grandes capitales por parte de una clase comer Sal por no. se trataba de copitalismo en el sentido marxista del témmino puesto que no existia un mercado de trabajo libre. La si fuiente cita de A! capital pone esto en claro: ‘Estado que percibe el tributo quien af F jen aparece como apropiadory, Lato,

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