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11 MONTAJES DE MECANIZADO FUNDAMENTOS 1. OBJETO DE UN MONTASE DE MECANIZADO,. — Cuando hay que construir grandes series de piezas, el tiempo improductivo de amarre o embridado de piezas, trazado de las partes a mecanizar y po- _sicionado de la pieza sobre maquina, constituye un capitulo importan- te y por ello hay que emplear los medios necesarios para reducir al minimo dicho tiempo. Los montajes de mecanizado son dispositivos destinados a facilitar dichas maniobras u operaciones, es decir, posicio- nan Ia pieza sobre maquina, amarran Ja pieza y guian ta herramienta, por cuya raz6n no sélo se reduce el tiempo improductivo, sino que su sen- cillo manejo hace que operaciones que en condiciones ordinarias exi- gfan fuesen realizadas por personal cualificado (oficiales), con el em- pieo de estos titiles pueden confiarse a especialistas de inferior cate- goria Para posicionar o situar la pieza es necesario determinar las szper- ficies de referencia de ésta, que a su vez han de apoyar sobre Jas su- perficies de referencia o apoyo del itil; a su vez, éste debe situarse con relacién a la mdquina por superficies de referencia perfectamente determinadas, para que tenga siempre una situacién invariable. La sujecién de la pieza debe ser elegida de tal forma que asegure el amarre enérgico de la pieza sin deformarla, a] mismo tiempo que se pueda maniobrar el sistema de amarre con facilidad y rapidez. El guiado de la herramienta ha de garantizar el perfecto centrado + la misma, su proteccién e impedir atascos durante el funcionamien- to (atascos de viruta). Naturalmente, las condiciones enumeradas son las que poseerd un montaje de mecanizado completo; no obstante, también se constru- yen montajes de mecanizado que sdlo cumplen una o dos condiciones, preferentemente las de situar y amarrar la pieza. 2. POSICIONAMIENTO DE LA PIEZA CON RELACION A LA MAQUINA.—Para aprovechar las ventajas que ofrece el tener la pieza siempre en ef mismo sitio con relacién a la maquina, es imprescindi- ble que ésta esté perfectamente situada en el montaje de mecanizado, 115 y a su vez el montaje debe tener también asegurado su posicionamien- to con relacién a la maquina-herramienta donde va montado. La figu- ra 11.1 ilustra este doble posicionamiento: pieza con relacién al mon- taje 0 montaje con relacién a mesa o en general con relacién al érgano portapiezas de la maquina. Dichas superficies de referencia dependen, tratandose de la pieza, de su forma geométrica y clase de trabajo a realizar por ella; cuando Pieza SR, Coola de Fig. Ut se trata del montaje de mecanizado, la eleccién de las superficies de referencia ha de estar de acuerdo con las superficies de referencia que posea el 6rgano portapiezas de la mdquina-herramienta, 2. Superficies de referencia del montaje de mecanizado._-Las su- perficies de referencia que ha de poseer el montaje de mecanizado, para que esté bien determinada su posicién con relacién a la maquina- herramienta en la que va a ser montado, varian con la clase de maqui- na-herramienta a que vaya destinado, pero, en general, el montaje pue- de ir montado sobre una superficie plana que posea desplazamientos 116 rectilineos (mesa de cepilladora, limadora, fresadora, taladradora, etc.), sobre una superficie plana que posea desplazamientos circulares (con- traplato de torno,.mesa giratoria, etc.) 0 sobre una superficie cénica que posea movimiento circular (extremo del eje principal del torno, puntos de un torno o divisor de fresadora, etc.). En el primer caso (fig. 11.2), las superficies de referencia de la (a) Fig. 11.2 Fig. 11.3 mesa de la maquina, por orden de importancia, son: superficie de la mesa (SR,), laterales de la ranura central de la mesa (SR,) y eventual- mente un tope que se puede montar sobre la mesa constituye la (SR,); por consiguiente, en el montaje de mecanizado (fig. 11.2 b) se han de prever superficies de referencia (SR., SR. y SR.) que apoyen o asien- ten directamente contra sus correspondientes en la mesa de la mé- juina. 4 En el segundo caso (fig. 11.3), la superficie plana constituye la superficie de referencia (SR), mas, para lograr Ja concentricidad del montaje con la mesa giratoria, ésta posee una segunda superficie de referencia (SR,) constituida por un cilindro interior o exterior, como Fig. 11.4 en nuestro caso; naturalmente, el montaje ha de tener las correspon- dientes superficies de referencia, SR, y SR, (fig. 11.3 b). En el tercer caso (fig. 11.4), la simple superficie cdnica constituye la superficie de referencia principal (SR,), que determina el centrado del montaje y su posicionamiento axial; el posicionamiento angular con relacién al eje giratorio esta logrado por algiin elemento antigiro, en nuestro caso por una lengiiete, que constituye la superficie de re- ferencia SR,. 2.2. Superficies de referencia de la pieza con relacién al montaje.— Las superficies de referencia de [a pieza deben elegirse de acuerdo con ER. Fig. 11.6 Fig. 11.7 la forma de la pieza, trabajo que realiza y posicidn relativa con otras piezas. Ordinariamente las superficies de referencia son: el plaxo de asiento, como SR,, y otros dos planos ortogonales entre si, tales como el plano de simetria de la pieza 0 un plano que sirva de posiciona- Fig. 11.8 miento de ésta con relacién a otra pieza; estos elementos determina- ran las superficies de referencia SR, y SR, (fig. 11.5). Tratandose de piezas de revolucién (fig. 11.6), la referencia puede venir determinada por el eje geométrico de la pieza (ER:) y por un plano que determine la posicidn axial de la pieza. Tratandose de una pieza de revolucién 118 que ha de ser posicionada también angularmente con relacién a algu- na parte mecanizada, se elegird dicho mecanizado para determinar un tercer plano de referencia PR, (fig. 11.7). En todas aquellas piezas que han de ir agujereadas con distancia precisa entre centros, pero sin precisar rigurosidad de medidas con re- Jacién al perfil exterior de la pieza, se elige el eje de uno de los agu- jeros (el principal) como eje de referencia principal (ER,) y un plano auxiliar 0 de simetria como superficie de referencia SR, (fig. 11.8); un tercer plano perpendicular a los anteriores determinara la SRs. 2.3. Superficies de partida. Piezas prismaticas, — Una vez elegidas s superficies 0 ejes de referencia, éstas serdn las primeras a meca- «izar en la pieza, para lo cual es necesario sujetar ésta por otras su- LRe SR Fig. 11.9 Fig. 11.10 orficies que no sean las de referencia, denominadas superficies de \_'tida; por consiguiente, las superficies de partida estaran siempre en bruto y para que la pieza quede establemente situada debe apoyar sobre un plano determinado por tres puntos que no estén en lfnea rec- ta (fig. 11.9), pero, naturalmente, este plano constituirfa tan sdlo la re- ferencia SR, y la pieza tendria libertad de posicién sobre el mismo, mas si poseemos un apoyo lateral determinado por dos puntos (figu- ra 11,10) la pieza sélo tendra libertad de movimientos en una direc- cién (la indicada por la flecha); eliminaremos también esta posibili- dad haciendo que la pieza apoye puntualmente por un tercer lado (fi- gura 11.11). Observar que si la pieza apoyase sus caras laterales en un solo pun- 119 to (fig. 11.12) podria situarse en multiples posiciones, y si los puntos de apoyo los sustituimos por planos de apoyo (fig. 11.13) la irregula- ridad superficial de la pieza puede conducirnos al defecto anterior; més atin, la irregularidad de la cara de asientce de la pieza puede dar Fig. 11.11 Fig. 11.12 lugar a que apoye sobre tres puntos situados casi en Ifnea recta, con la consiguiente inestabilidad del posicionamiento de aquélla. Por lo tanto, el posicionamiento de una pieza en bruto debe hacerse segin Loy ~ Fig, 11.13 Fig. 11.14 los elementos de referencia: plano (SR,), recta (SR:) y punto (SR) (fi- gura 11.14), pero con la condicién de que dichos elementos estén de- terminados por puntos: el plano por tres puntos, la recta por dos pun- tos y el tercer elemento de apoyo constituido por un solo punto, es decir, la pieza debe estar situada sdlo por seis puntos. Nota.—Cuando se trata de posicionar piezas con relacién a caras ya mecani- zadas, entonces el apoyo puntual puede ser sustituido por apoyo plano, aunque 120 desde Iuego es de mds garantfa seguir practicando aquel sistema. En este caso, tam- bién es frecuente sustituir los tres puntos que determinan el plano de apoyo por dos rectas, materializadas en dos bandas 0 fajas de material (fig, 11.15). Fig. 1.15 Fig. 11.16 2.4. Superficies de partida: piezas circulares.—- Razones andlogas 2 las expuestas para efectuar el posicionamiento de piezas prismiticas, nos llevarfan a ver Ja conveniencia de fijar la posicién de las piezas circulares por medio de cinco puntos, de ellos cuatro apoyando con- tra dos generatrices del cilindro (dos por generatriz) y el quinto que determinara el posicionamiento axial (fig. 11.16). La nota anterior es aplicable a las caracteristicas de apoyo cuando se trata de superficies cilindricas mecanizadas; en este caso, los contactos puntuales sobre las generatrices pueden ser sustituidos por contactos lineales. 2.5. Tipos de apoyos. Los apoyos pueden ser fijos, ajustables y moviles; las tres clases estén representadas por las figuras 11.17, 1.18 y 11.19, respectivamente. ri! “7 TT Fig. 1.17 Fg. 1108 Fig. 11.19 El apoyo fijo es el utilizado como elemento de referencia. E] apo- yo ajustable permite regular su posicién, y se emplea como apoyo auxi- liar de las grandes piezas elasticas, es decir, después de asentar la pieza 12h sobre los apoyos fijos se regula la posicién de los apoyos méviles hasta que entren en contacto con la pieza y eliminen su posible deforma- cién durante el mecanizado; la operacién se controlaré con nivel o reloj comparador. Finalmente, los apoyos méviles se utilizan cuando lo exija la colocacién de la pieza sobre el montaje, es decir, que el apoyo se ha de retirar para facilitar la entrada de la pieza en el montaje. Los apoyos deben estar construidos en acero duro con reducido tanto por ciento de alargamiento; deben estar templados o cementa- dos. La superficie de apoyo ha de ser lo suficientemente grande para que no deje huella en la pieza, por lo que su didmetro se determina por la expresién: 4P we d= a aK. siendo P la carga (Kg.) que soporta el apoyo y K, el coeficiente de trabajo del material de la pieza (Kg/mm’*); suele ser: K: = 10 a 12 Kg/mm* para el acero, 6 a 8 para la fundicién gris y el bronce, 4 a 6 para el aluminio. 2.6. Apoyos en V.—Son utilizados para posicionar piezas de revo- lucién y en general piezas curvas (fig. 11.20). 4 Fig 11.20 Fig. 11.21 2.7. Apoyos cilindricos, -Se utilizan para soportar una carga ver- tical, teniendo que ir ellos montados sobre una superficie vertical (fi- gura 11.21). 3. AMARRE DE PIEZAS.— Una vez situada la pieza, hay que proceder a su amarre 0 sujecion, para lo cual se emplean: tornillos, bridas, mordazas diversas, apoyos, etc., mas cualquiera que sea el mé- todo de amarre empleado se deben observar las siguientes normas: 122 1° El sentido de la fuerza de amarre F. debe coincidir con el de la fuerza de corte; esto quiere decir que el esfuerzo de corte F. debe empujar siempre la pieza contra los apoyos de referencia (fig. 11.22). 2° Los elementos de amarre actuardn siempre dirigidos contra las superficies o elementos de apoyo (fig. 11.23). 3.°. Los elementos de amarre actuardn sobre las partes rigidas de la pieza a fin de evitar la deformacién de aquélla por la accién del amarre. En este sentido, en el caso de piezas flexibles, es aconsejable Fe & | I oe Fig. 11.22 Fig. 11.23 que la accién del amarre recaiga sobre partes de la pieza que estén previamente «calzadasn. 4° Deben evitarse sistemas de amarre que tiendan a deformar el mismo montaje de mecanizado, y si a ello hubiera lugar, habra que reforzar adecuadamente el montaje. En todo caso es muy conveniente limitar la fuerza del aprieto, tan- para evitar Ja deformacién de la pieza como para eliminar la posi- ~aidad de dejar huella sobre Ja superficie de la misma, pero aseguran- do un buen amarre. 3.1. Sistemas de aprieto, — Atendiendo a la forma de actuar, los aprietos pueden ser: — Directos (tornillos, bridas, levas, etc., actuando directamente contra la pieza). — Indirectos (cuando el elemento propio de aprieto acttia sobre la pieza a través de una serie de palancas o elementos mecanicos). — Eldsticos (cuando el elemento de aprieto acttia contra la pieza 123 a través de un elemento eldstico; por ejemplo: un apoyo de goma, mue- lle, ete.). Si se atiende al ntimero de aprietos que puede realizar el sistema, se dirfa que el aprieto es simple si sdlo acttia en un solo sitio; doble, si acttia en dos sitios; triple, si acttia en tres, etc. 3.2. Aprietos directos; e] tornillo.—En el aprieto mediante tornillo no conviene que éste acttie directamente contra Ja pieza, ya que en su giro puede deteriorar a aquélla, sino que lo haré a través de un apoyo rotativo (fig. 11.24), mo la! | Ai | LL ti Fig. 11.24 Fig. 11.25 El esfuerzo de amarre se puede deducir de la siguiente igualdad: F.2.0.R.p=Q.p de donde: 2.2.R Q=F.———__.p (21 P siendo: F = fuerza que acttia sobre la Jlave de longitud R, Q = fuerza de amarre, P = paso de la rosca, e =rendimiento del tornillo; depende del dngulo B de la hélice de Ja rosca; para 6 < 3° se puede considerar p ~ 0,25. Naturalmente si el brazo de palanca R o la fuerza F son muy gran- des, el esfuerzo puesto en juego puede comprometer la resistencia del tornillo, 3.3. Bridas.—Pueden ser de accién normal o de accién combinada; las figuras 11.26 y 11.27 muestran ambos tipos. 124 En ambos casos suele ser a>, a fin de facilitar una mayor fuer- za de amarre. Es importante que la cabeza (cuadrada) del tornillo de la brida ajuste mds o menos en la ranura de Ja mesa; sin embargo, la espiga del tornillo debe pasar libremente por la ranura sin rozar lo mds minimo en ella para no deteriorarla. Si denominamos por d el did- metro del tornillo y por K; a su coeficiente de trabajo a la tracci6n, Ja fuerza maxima P de aprieto del tornillo sera: ad Bi fy i s ; oe ALLALEES | LIEEEE 4 Fig. 11.27 y, por tanto, la fuerza de amarre F de la brida se calculara por medio de la expresién: a F=p__ (4] (a+b) __ Cuando se trata de bridas de accionamiento lateral, el valor de F (ver fig. 11.27) se calcula por la anterior formula, pero esta fuerza se descompone en las componentes F, normal a la brida inclinada y F. paralela al eje de la misma, siendo: F, = F.cos « (5] por tanto: m F. = F, ———— {61 (m + n) y finalmente: F, = F.. cos « (71 F, = F,.sen « Las bridas deben actuar sobre las partes no deformables de la pie- za y su accién debe siempre estar dirigida contra los apoyos 0 topes de la pieza. 3.4. Cufias y levas. -Las cujias y levas constituyen elementos de amarre de enérgica accién y de gran rapidez de manipulacién. La figura 11.28 muestra la forma de actuar la chaveta y la corre pondiente descomposicién de fuerzas. Se asegurar4 el acufiamiento _ la chaveta si el dngulo « no sobrepasa los 6°. Fig. 11.28 Fig. 11.29 La fuerza tedrica de amarre F, que proporciona la chaveta se de- duce de la expresién: P Fi =F.cos a = .cos c = P.cotg « sen sen a Para determinar la fuerza de aprieto practica hay que multiplicar el valor asi calculado por el rendimiento de la cufia, cuyo valor suele ser del orden del 30 al 40 por 100. La figura 11.29 muestra la forma de accién de una leva; su funda- mento es andlogo al de la cufia; en realidad es una cufia circular; por esta razon, se debieran emplear levas en espiral logaritmica con el fin de conservar constante el Angulo de ia leva y que no conviene que exceda los 6° para que no se afloje por sf sola. En la practica, dicho tipo de espiral se suele sustituir por espirales de Arquimedes o por 126 piezas circulares excéntricas, que permitan una mayor facilidad de construccién. Con relacién a esta ultima, se debe asegurar que en el momento del aprieto el angulo « no exceda de los 6° y ademas que quede un margen de unos 30° como reserva para evitar alcanzar el maximo descentramiento de la leva (fig. 11.30b), ya que a partir de dicho instante nuevamente afloja el amarre. Fig. 11.30 3.5. Amarre indirecto.—Cuando hay que asegurar una gran riguro- sidad en el valor de la fuerza de amarre, es imprescindible utilizar la- ves dinamométricas, manivelas 0 palancas con acoplamiento de fric- cién o de trinquete elastico, o simplemente utilizar el sistema de ama- rre indirecto, en el cual el tornillo o elemento de fijacién no acta di- rectamente contra la pieza, sino a través de algtin elemento elastico (muelle) (fig. 11.31); de esta forma, el recorrido m de un tornillo siem- pre es menor que la flecha del muelle y, por lo tanto, siempre se ejer- cera la presién mds 0 menos constante contra la pieza a través del muelle. . F Fig. 11.31 127 3.6. Expulsores.—Son sencillos dispositivos destinados a expulsar Ja pieza fuera del montaje de mecanizado. Las figuras 11.32 y 11.33 muestran dos tipos corrientes de estos mecanismos, correspondientes a un expulsor de accién directa y un expulsor de palanca, respecti- vamente. Fig. 11.32 Fig. 11.33 4. GUIADO DE LAS HERRAMIENTAS.—E] guiado de las herra- mientas varia con la clase de herramienta empleada, siendo los prin- cipales sistemas empleados los siguientes: — topes, para torno y fresadora; — casquillos, para taladradora; —lunetas, para mandrinadora; — plantillas, para limadora y cepilladora. En la préxima leccién se tendrd ocasién de ver los distintos sis- temas acoplados sobre montajes concretos. 128 MONTAJES DE MECANISMOS 12 PRINCIPALES TIPOS En las paginas siguientes se estudiardn los tipos mas corrientes de montajes de mecanizado, principalmente los aplicables al torno, tala- ‘radora y fresadora. 1. MONTAJES DE MECANIZADO PARA EL TORNEADO.— Los elementos empleados en el torno para el amarre de las piezas pue- den ser de cardcter universal, tales como los platos, lunetas, puntos, etcétera, © de cardcter mas particular, especialmente concebidos para amarrar y situar una determinada pieza; ser4 este grupo de montajes de mecanizado el que estudiaremos, y mds particularmente los mon- tajes de mecanizado denominados mandriles. Para su estudio los cla- sificaremos en: P - Pe De amarre mecénico. —Mandriles para agujeros cilindricos Extensibles. —Mandriles para agujeros cénicos. —Mandriles para agujeros roscados. En cada una de estas variedades se admiten distintos tipos, de acuer- do con el estado de la pieza (superficies brutas 0 mecanizadas), su ta- mafio (pieza para ser trabajada al aire o entre puntos), su forma (ama- en agujero pasante o ciego), etc. A continuacién se estudiardn las ‘ds importantes de estas variedades. 1.1. Mandril para agujero cilindrico de amarre mecanico.—La figu- ra 12.1 muestra un mandril de este tipo, destinado para ser cogido «entre puntos»; también se construyen modelos para trabajar «al aire», El representado en la figura esté compuesto por el cuerpo del man- dril (1), provisto de los correspondientes centros en sus extremos para sujetarlo wentre puntos» y del plano (4) por donde aprieta el perrillo de arrastre; la pieza P va montada sobre el cuerpo central destinado al efecto y apoya lateralmente contra un plano de referencia; tanto éste 9, Tecnologia - 1. 129 como el cuerpo cilindrico en el que va montada la pieza deben estar perfectamente rectificados y concéntricos con los centros. La pieza ajusta en el mandril con ajuste deslizante y se sujeta por medio de la tuerca (3) a través de la arandela ranurada (2); de esta forma, con un par de vueltas que se le dé a la tuerca ya se puede ex- traer lateralmente la arandela. La pieza sale por encima de la tuerca; 4 a; a] 2) Fig. 12.1 por lo tanto, hay que tener la precaucién de que la citada tuerca quepa dentro del agujero de la pieza. Este tipo de mandril esta destinado a las piezas que no exijan una rigurosa concentricidad. 1.2, Mandriles extensibles. — Los mandriles extensibles logran el amarre de la pieza por medio de pinzas eldsticas accionadas mecéni- camente. Si estan bien construidas, la pieza queda perfectamente cr trada y, por lo tanto, también se obtendra un correcto mecanizado se bre la misma. La figura 12.2 representa un mandril extensible, para «trabajar al aire»; esta formado por el cuerpo (1), montado y sujeto por medio de Ja arandela y tornillo (2 y 3) a la tuerca-soporte (4), que a su vez va montada sobre el extremo del eje principal del torno. La pinza (5), accionada axialmente por el tornillo (6), es obligada a expansionarse por el cono del cuerpo (1), sobre el que va montada, amarrando de esta forma la pieza P. Las superficies subrayadas de la figura exigen un esmero especial en su acabado, ya que constituyen las superficies de referencia. 130 1.3. Mandril extensible para piezas largas.— Esta clase de mandril esté representado en la figura 12.2b; destinado para trabajar «entre puntos», el mandril consta de un cuerpo (1) sobre el que va montada una pinza doble (2), la cual es accionada por la twerca (3) a través de la arandela (4) y cono movil (5). La arandela (4), aunque desplazable Fig. 122 axialmente, lleva seguro contra el giro. Se subrayan las superficies de referencia de las distintas piezas que deben ser mecanizadas perfec- tamente concéntricas con los centros del cuerpo (1). Si la pieza es muy larga, la construccién de una pinza enteriza es dificil, ya que se originan grandes deformaciones durante el temple de BL la misma; en este caso se recurre a Ja construccién de una pinza con cabezas (1 y 2) postizas (fig. 12.2 c), las cuales van montadas sobre la pieza tubular (3), que no est4 tratada y, por lo tanto, no tiene de- formacién. ——) a/ 2 Fig. 12.2¢ ~ 1.4. Mandril para piezas ciegas.—La figura 12.3 representa un man- dril destinado a la sujecién de piezas con agujero ciego para el meca- nizado «al aire». Este mandril trabaja de forma idéntica al representado en la figu- ra 12.2, pero si la pieza con agujero ciego se montara sobre aquél no se podrfa actuar sobre el tornillo que proporciona el accionamiento de la pinza. Por esta razén, en el mandril representado en la figura 12.3 en & | Fig. 12.3 el citado tornillo es sustituido por una varilla (3) que pasando por el interior del eje principal del torno es accionada mediante la tuerca (4). EI resto del mandril esta constituido por la pinza (2) y el cuerpo (1), que rosca directamente sobre el eje principal del torno. Si la pieza fuese muy larga, podria ser sujeta entre mandril y pun- 132 to, o si el agujero del extremo de la pieza es grande se podrian emplear centros pastizos. 1.5. Mandril para el amarre de piezas en bruto. Cuando se trata de sujetar una pieza en bruto, es decir, con superficie irregular, no es posible el empleo de pinza circular, ya que muy bien podria quedar sujeta la pieza de forma inestable. Este problema se evita si se utilizan dispositivos con sélo tres puntos de apoyo en cada plano. La figura 12.4 muestra un mandril que retine estas caracteristicas: la pieza P va mon- tada sobre los triples apoyos puntuales (1) y posicionada axialmente S Me YA {21 SWEET Fig. 124 por medio del tope (2); los apoyos (1) conservan el contacto contra los conos de accionamiento del tornillo central (5) por medio de los rvillos eldsticos (3) y (A). \_ El tornillo (5) puede ser accionado mediante llave exagonal para cabeza interior (es el caso representado en la figura) o recurriendo al sistema representado en la figura 12.3, es decir, actuando a través de una varilla que atraviese el eje principal del torno. Observar que el citado tornillo central (5) debe ir perfectamente guiado para que no experimente descentramiento alguno durante su funcionamiento. 1.6. Mandril para agujeros cénicos. —Los mandriles conicos pueden estar provistos de tuercas de sujecién y de extraccién, segtin sea el valor de] angulo del cono de la pieza. La figura 12.5 muestra un man- dril para piezas con agujeros cénicos, cuyo angulo de cono « esté com- 133 prendido entre 5° a 10°; como se puede observar, el mandri! esté com- puesto por el cuerpo (1), portador de la pieza P; Ja twerca de suje- cidn (2), destinada a asegurar el amarre de la pieza, y la tuerca expul- sora (3), cuya finalidad es la de extraer la pieza del cuerpo del mandril. Si « <5S%, no es preciso el empleo de la tuerca de sujeci6n. Si a > 10°, no se necesita la tuerca de extraccién. 2 fo 7 wal } , f ! ! a | = Fs a yj WY i a LZ Lod Fig. 12.5 Fig. 12.6 1.7. Mandriles para piezas con agujero roscado.—Las piezas provis- tas de agujero roscado pueden ser sujetas directamente por dicha ros- ca; la figura 12.6 muestra un mandril de este tipo, Obsérvese que la pieza es posicionada axialmente por Ia tuerca (2), la cual va provista de rosca cuadrada de sentido contrario al de la rosca de la pieza; para soltar la pieza P se afloja primeramente la tuerca (2), con lo cual la pieza quedard libre para ser desenroscada. 1.8. Posicionamiento de las herramientas.—En los trabajos de tor- no, el posicionamiento de las herramientas debe hacerse mediante to- pes, contra los cuales apoyardn el carro transversal y el carro princi- pal. Para que dichos topes no se confundan entre sf es conveniente ordenar unos con ntimeros y sus correspondientes, pertenecientes otro carro, con letras; asf tendremos que siempre trabajaran por pa- rejas: A-l, A-2, A-3, etc. 2. MONTAJES DE MECANIZADO PARA TALADRADO.—La operacién de taladrado, aparte de la mayor o menor importancia que pueda tener la precisién del agujero en si, tiene especial importancia el posicionamiento de los agujeros entre si, pues éstos han de coincidir con los de la pieza sobre la que han de acoplar y, por lo tanto, sdlo se obtendrd una buena intercambiabilidad de piezas si el agujereado es idéntico en todas ellas. Ello justifica [a importancia que tienen los 134 montajes de mecanizado para el taladrado y muy particularmente el guiado de la herramienta, realizado a través de casquillos guta. Los casquillos guia pueden ser fijos (fig. 12.7) o cambiables (fig. 12.8); los primeros se utilizan para guiar la herramienta cuando sélo es ne- cesaria una para practicar el agujero; también se emplean para recibir gd d (mm) D De 1a 2 5 |} 2a 3 7 3a 4 8 4a 6 10 6a 8 12 Bald 16 I 10012 18 Wy 12015 2 Vp 15.418 25 WO 18a 22 32 220% 36 2%. 30 0 Fig. 12.7 7» AAAMAHARWONN G 0,2 05 05 05 05 los casquillos cambiables cuando es necesario utilizar varias herramien- tas de distinto didmetro en la mecanizacién de un mismo agujero; a cada herramienta le corresponderd un casquillo con el agujero interior adecuado. Desde la = 5) 10 o 2}ul 7 7 2a 3 7| 14 3 16) 10 we 1 1 3a 4 8) 16 3 16 | 10 : 4a 6| 10) 18| 3] 20| 14| | — 6a 8! 12/ 20] 3 20 | 14 d 8a10] 16| 25) 4\ 22] 15 10012) 18] 28] 4 | 22| 15] geo 12015 | 22| 32| 4 | 28| 20 15018 | 25| 36| 5 | 28| 20 18022] 32) 45\ 5 | 36| 24| 22026| 36| 50| 6 | 36| 24 26030 | 40| 56 36 | 24 | 4 Fig. 12.8 135 La tolerancia correspondiente al didmetro d serd F-7 cuando el cas- quillo esta destinado a recibir la herramienta y H-7 cuando recibe a los casquillos cambiables. La tolerancia del diametro d, es h-6, y de F-7 la del didmetro d. La separacién que ha de quedar entre el casquillo y la pieza sera muy pequefia (0,1 a 0,2 mm.) cuando la pieza presente la superficie mecanizada, para evitar que la viruta quede enganchada en el casqui- Ho (fig. 12.9), Por el contrario, se dejaré una gran separacién entre casquillo y Fig. 12.9 Fig. 12.11 pieza si ésta presenta una superficie irregular o es de fundicién gris (figura 12.10). Los casquillos cambiables van sujetos por un tornillo (fig. 12.1), el cual evita el giro o la salida del casquillo arrastrado por la herramien- ta o la viruta, respectivamente. 2.1, Montajes simples para guia de la herramienta.—La figura 12.12 muestra una simple plantilla destinada a servir de guia y sdlo aplica- ble cuando se trata de taladrar agujeros de pequefio didmetro, ya que su sujecién a la pieza se hace manualmente. La referencia o posiciona- miento de la plantilla se hace con relacién al agujero de la pieza; cc Fig. 12.12 Fig. 12.13 Fig. 12.14 136 el empleo de esta plantilla se ha de tener la precaucién de introducir el pestillo (3) en el primer agujero que se taladre para poder continuar el taladrado del resto de los agujeros. Tal inconveniente se puede eli- minar si se utiliza algtin sistema de amarre; las figuras 12,13 y 12.14 ilustran posibles sistemas. 2.2. Montajes abiertos de fijacion de pieza y guia de herramientas.— Las figuras 12.15 y 12.16 muestran dos montajes wabiertos» para el taladrado de redondos y de una pieza fundida, respectivamente. En el primero, el redondo apoya sobre un calzo en V (i) y se sujeta me- diante una brida de amarre por plano inclinado, o sea la brida (2); al rx desplazada hacia adelante por la palanca (3), el plano inclinado (5) in 7 = \ | of pe Fig. 12.15 Fig.12.16 la obliga a bascular sobre el apoyo (6), produciéndose el amarre de la pieza. En la figura 12.16 la pieza apoya contra los topes (1, 2 y 3), y su amarre es proporcionado mediante la brida de excéntrica (4). 2.3. Montajes de «caja» para fijacién de pieza y guia de la herra- \_enta.—La figura 12.17 representa un montaie de «caja» destinado al taladrado de una palanca. Los mufiones de articujacién de la palanca son cilfndricos y sus caras laterales estan mecanizadas cuando se pro- cede a su taladrado. El posicionamiento de la palanca se hace por medio de la plantilla en V (3 y 4), siendo esta ultima accionada por el tornillo (5). La tapa articulada (2) es portadora de los casquillos guia de la herramienta; ademas, el casquillo guia central (9) va montado sobre un segundo cas- quillo (7), que va roscado y guiado por la tapa; este segundo casqui- llo tiene como misién el sujetar la pieza por su parte superior, una vez que aquélla est4 posicionada. La tapa (2) tiene un tope que determi- 137 Fig. 12.17 Fig 12.18 138 na su posicién horizontal y es sujeta por el tornillo articulado (6). Los agujeros que lleva el cuerpo (1) en los apoyos de los mujiones es para facilitar la salida de la herramienta y de la viruta. La figura 12.18 representa un segundo tipo de montaje de mecani- zado, para el taladrado de los denominados «de caja». En este mo- delo, apropiado para piezas prismdaticas en general, la pieza P es su- jeta por los topes de amarre (4 y 5); el primero sujeto a la tapa (3) y el segundo accionado por el tornillo (6). En la figura sdlo aparece un casquillo guia (2) montado sobre el cuerpo o base (1); no habria in- conveniente en disponer casquillos-guias laterales colocados sobre tra- vesafios laterales, La figura 12,19 muestra una variante del sistema de amarre, logra- Fig, 12.19 do por tornillo y palanca acodada. En este caso no serfa necesario el empleo de tapa. Con tal disposicién es conveniente que la pieza sea suficientemente resistente para que no se deforme bajo la accién del ornillo. La figura 12.20 representa un montaje para taladrado provisto de cierre de leva y con un solo tope de amarre; pertenece este montaje al tipo denominado «de caja», la cual esté constituida por la base (1), columnas (4 y 5; son cuatro columnas), tapa (2) articulada en 7 y la leva cierre (3). La horizontalidad de la tapa (2) se logra mediante el tornillo tope (9); la pieza P va colocada sobre el taco de apoyo (11) y el amarre se logra mediante el dado articulado (12) provisto de dos apoyos de amarre, de los cuales uno debe ser de accién indirecta. EI montaje se puede completar colocandole travesanos Jaterales atornillados a las columnas (4 y 5); de esta forma se pueden colocar 139 casquillos-guias sobre la base, sobre la tapa y sobre los travesaiios la- terales. La figura 12.21 muestra una perspectiva parcial del montaje en cues- tién, mostrando la disposicién de los casquillos-guias sobre la tapa y sobre un travesafio lateral. Fig. 12.21 2.4, Montajes de columnas méviles. — Finalmente, la figura 12.22 muestra un eficiente dispositivo para taladrar; la pieza se coloca sobre la mesa (1), apoyada contra los topes de posicionamiento que lleva la misma. La tapa (2), montada sobre las columnas (3 y 4), desciende hasta apoyar y sujetar la pieza, accionada por la palanca (5); la cita- da tapa es portadora de los casquillos-guias. Un asa colocada sobre la mesa facilita la manipulacién del util. 140 3. MONTAJES DE MECANIZADO PARA FRESADORA.—Los montajes de mecanizado para fresadora han de ser suficientemente ro- bustos para que no experimenten deformacién por la accién del enér- gico amarre que suele precisar la pieza y por las mismas fuerzas de corte desarrolladas por la herramienta. Por otra parte, de acuerdo con la importancia de la serie, pueden Fig. 12.22 ser simples, dobles, triples, etc., en lo que se refiere al ntimero de pie- zas a amarrar simultaneamente sobre un mismo montaje. \ Finalmente, atendiendo a la forma de las piezas, pueden estar des- “finados a recibir piezas mds o menos prismaticas, cuya referencia es- tard constituida por algunas de sus caras, 0, por el contrario, piezas con referencia a un eje. A continuacién se estudian algunos de los mas importantes mon- tajes para fresadora. 3.1. Montaje de mordaza simple. -La figura 12.23 muestra esta cla- se de montaje, compuesto por la base (1) sobre la que van montadas la garra fija (2) y la garra movil (3), esta tiltima accionada por la leva (4). Las chavetas (5) sirven para situar el montaje con relacién a 141 la ranura media de la mesa de la maquina. El travesafio (6) es donde hace tope la Jevg de amarre para separar la garra mévil (3), ya que dicha leva va montada y articulada sobre la base de la garra mévil. Fig. 12.23 3.2. Montaje de mordaza doble. —Se trata en realidad del acop__, miento sobre una misma base de dos montajes de mordaza simple, pero provisto uno de ellos con un dispositivo de regulacién en altura. La figura 12.24 muestra un montaje en el cual se puede observar que esté compuesto por las mordazas A y B montadas sobre Ja misma base (1), pero estando la mordaza B regulada en altura mediante la curia de regelacidn (2), accionada por el tornillo (3). Con esta disposi- cién se evita cualquier anomalia del montaje producida por defecto de fabricacién o por desgaste, Esta clase de montaje constituye el modelo denominado de «garras paralelas». La figura 12.25 muestra un montaje de mordaza doble, pero 142 Fig. 12.24 Fig. 12.25 143 con garras opuestas, en el cual el accionamiento de las garras méviles se logra mediante una sola leva que acttia directamente contra la garra movil 3), y ésta, por medio del balancin (4), acciona la garra md- vil (5) cuando se trata de aflojar. La garra fija (6) por un lado trabaja con la garra mévil (3) y por el otro lado con la (5). La /eva (2) va mon- tada sobre la base de la garra mdvil (5). 3.3. Montaje de mordaza triple. —La figura 12.26 muestra en esque- ma un montaje de mordaza triple. Al actuar sobre la tuerca (5) se pro- porciona el apriete de las garras méviles 0 bridas (2, 3 y 4). 3.4. Montaje de amarre miltiple. -La figura 12.27 muestra un mon- taje de amarre multiple, accionado hidrdulicamente. En la figura tan s6lo se representan dos garras, mas si se disponen las canalizaciones 144 adecuadas pueden accionarse mds pares de garras situadas detrés de las primeras. El accionamiento se logra mediante el tornillo émbolo (4), que al comprimir el Ifquido éste acttia sobre los pistones (3), que a su vez accionan las bridas (2) que amatrardn la pieza (P). 3.5. Montaje para piezas con referencia a un eje.— La figura 12.28 muestra un montaje de este tipo. Sobre el cuerpo (1) va montada la garra fija (2), en este caso cilindrica, y la garra mévil 3), también ci- @ i: a Fig. 12.28 \indrica; esta ultima es accionada mediante la leva (4) al proporcionar i giro a ésta. Si la pieza a mecanizar es de revolucién, son suficientes estos dos elementos de amarre; por el contrario, cuando la pieza necesita ser posicionada angularmente se recurre al auxilio de un tope (5), colocado donde convenga para fijar la posicién angular de la pieza. 4. NORMALIZACION DE LOS MONTAJES DE MECANIZADO. Para que resulte econémico el empleo de los distintos montajes de me- canizado es necesario disponer, para los distintos tipos descritos, de tamafios normalizados y dejar tan sdlo pendiente de adaptacién a la 10, Tecnologia - 1. 145 forma de la pieza aquellos elementos que estan en contacto con ella o con la herramienta; por ejemplo, en los montajes de taladrado seran el soporte de apoyo de la pieza y el dado de amarre, asi como los cas- quillos-gufas; para los montajes de fresado se pueden dejar sin nor- malizar o normalizados en bruto a sus dimensiones maximas las garras de amarre (tal como estan representadas en las figuras anteriores), pero teniendo en cuenta que dichas garras tendraén que ser mecanizadas adecuadamente de acuerdo con las dimensiones, forma y perfil de la pieza a mecanizar. De acuerdo con lo expuesto, el orden a seguir para obtener un mon- taje determinado serfa el siguiente: 1° De acuerdo con la operacién a realizar, elegir el tipo de mon— taje. 2. De acuerdo con las dimensiones de la pieza, determinar el ta- majio del montaje elegido. 3. Segein sea la forma de la pieza, proyectar el perfil, forma y di- mensiones que han de tener las garras de amarre. Este sera el unico elemento que cambiar4, para el mismo tipo de montaje, de acuerdo con la pieza a que estd destinado. Esta normalizacién permite realizar la construccién de los distintos tipos de montaje por lotes, obteniendo un menor coste de los mismos. Ademas, de esta forma se puede conocer con exactitud el precio de cada tipo de montaje y estudiar la conveniencia 0 no de su empleo (*). 4.1. Empleo econémico de los montajes de mecanizado.—A la hora de elegir un determinado montaje de mecanizado debe tenerse en cuen- ta su costo C y el ahorro A en el costo de mecanizado obtenido con su empleo, de tal forma que estar justificada su utilidad cuando: A=>C ~~ Si denominamos por: t, =tiempo de mecanizado de la pieza utilizando los medios or- dinarios y empleando un oficial Ol. (*) Independientemente de esta normalizacién, también se puede recutrir a la normalizacién general de Jos elementos de los montajes; por ejemplo, normaliza- cién de bases, de garras, de cierres, de topes, de bridas, etc. Al efecto, indicamos que existen casas comerciales que disponen de estos elementos construidos y nor- malizados. 146 tiempo de mecanizacién utilizando un montaje de mecaniza- do adecuado, empleando un especialista El. precio del minuto (incluidos gastos indirectos) del oficial Ol. P: = precio del minuto del especialista El. C =precio del montaje. El ahorro para una serie n de piezas sera: ni(t, .p.)—(-p2)] por lo tanto, sera econémico el empleo del montaje cuando: Cen{[(t-p.)—(t- pd] de donde el ntimero de piezas que justifica la utilizacién de un tal montaje de mecanizado sera: c aS ——_—__— t,.pi—t.. ps 5. CONSTRUCCION DE MONTAJES DE MECANIZADO; MA- TERIALES.— Para que un montaje de mecanizado pueda tener una larga duracién sin perder sus caracterfsticas de buen funcionamiento y precisién, es conveniente emplear los materiales adecuados para las distintas piezas que lo componen, asi como proporcionar el tratamiento térmico adecuado a aquellas piezas que lo exijan. Damos a continua- cién los criterios generales que deben regir a la hora de elegir los materiales para un montaje de mecanizado. Los elementos que constituyen el soporte base de un montaje, asi como el resto de los soportes, tapas y cuhas de reglaje, suelen ser cons- truidos en fundicién gris de alta resistencia. Eventuaimente, y sobre *-do cuando se trata de pequefias piezas, pueden ser construidas en \r0 suave. Las garras de amarre, apoyos de amarre o de situacién se constru- yen en acero semiduro y deben ser templados después de estar con- venientemente mecanizados. Se construyen en acero duro los pasadores de posicionamiento, las levas de accionamiento y los travesafios de apoyo de dichas levas, los casquillos-guias y las pinzas; las levas, los casquillos-gufas y las pinzas deben ser templadas. Los tornillos provistos de conos de accionamiento (para mandri- les) se construyen en acero de cementacién; para el resto de la torni- llerfa es suficiente el empleo de un acero suave. 147

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