Sie sind auf Seite 1von 13
CAPITULO 3 LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS EN EL SIGLO DE LAS LUCES Maria Eugenia Constantino “Los cuerpos concretos, y unidos sin organizacién alguna componen el Reino Lapideo o Mineral; los que estan sostenidos por cualquiera otro cuerpo, y que constando de algiin mecanismo, no gozan movimiento esponténeo, constituyen el Vegetal; y los que son compuestos de vasos orga- nizados, y tienen movimiento voluntario, forman el Reino animal. Los Minerales crecen. Los Vegetales crecen y viven. Los Animales crecen, viven y sienten. Crecen los Minerales agregdndoseles particulas que son de su propia naturaleza, Crecen y vi- ven los Vegetales aumentindoseles sus sustancias y humores preparados en los diferentes vasos de su organismo. Crecen y-viven los Animales a imitacién de los Vegerales; y se diferencian de estos, en cuanto aquellos tienen movimiento voluntario, y sienten por razdn del alma con que perciben”. Antonio Palau y Verdera, \778. ES xvi ha sido denominado histéricamente como el Siglo de las Luces. En esa época los ideales filos6ficos buscaban privilegiar el uso de la raz6n sobre la religién ya supersticién para obtener la libertad, el progreso, la objerividad y el bien comtin. La apertura y difusién del conocimiento fueron aspectos que se intentaba procurar a toda la poblacién, y el Sapere Aude —atrévete a saber— de Kant, constituyé uno de los lemas del movimiento ilustrado. En lo concerniente a las ciencias, tanto los eruditos ‘como los estudiosos aficionados buscaron analizar las creencias y los conocimientos tradicionales por medio de observaciones y experimentaciones metédicas y sistemati- as para comprobar su efectividad, desterrar los posibles errores y llegar a la verdad por ‘medio de la razdn. Con ese objetivo, la aplicacién del pensamiento légico, matemético y filosdfico fue uno de los requerimientos bésicos para determinar cudndo el conoci- miento era verdadero y, por ende, podia ser considerado cientifico. Las ciencias ilustradas tenfan como objetivo conocer y comprender la légica y el comportamiento del mundo a través de la interpretacién de la naturaleza. Los ha- llazgos que se realizaran alrededor del mundo natural y sus producciones debian re- sultar titiles para el progreso econémico, politico y social de las distintas sociedades. Esto cra un reflejo de los intereses de gobernantes, politicos y hombres de poder en occidente, quienes necesitaban conocer y explicarse el mundo para intentar contro- lar racionalmente a los habitantes de sus territorios —en gran parte desconocidos— 59 60 LA BIOLOGIA DESDE LA HISTORIA ¥ LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA Figura 1. José Antonio Alzate. Mapa de la América Septentrional, 1767. Archivo del Museo Naval, Madrid. mientras explocaban los recursos naturales en beneficio propio. Esto era visible prin- cipalmente en paises como Espafia, Portugal, Francia e Inglaterra que no solo reque- rian el conocimiento de su territorio dentro del continente europeo, sino también el de sus colonias. En el Ambito de lo local, por ejemplo, en el contexto de la Nueva Espaiia, el inte- rés de estudiosos y eruditos como José Antonio Alzate, Ignacio Bartolache, Antonio de Leén y Gama, Joaquin Velazquez de Ledn, Benito Diaz de Gamarra o Francisco Javier Balmisiba encaminado principalmente hacia el reconocimiento de plantas y animales, el territorio, el clima de la ciudad de México, las piedras, los minerales, los fendémenos astronémicos y el potencial médico de los recursos naturales. El cono- cimiento que surgiera de esos estudios debfa aportar soluciones a los problemas que aquejaban a la sociedad, principalmente en materia de salud, industria, alimentacién y cuestiones domésticas, temas que usualmente eran del dominio publico. LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS 61 Las problematicas sociales en las que los estudiosos de la naturaleza participaban, ademis de ser transmitidas de boca en boca 0 a través de correspondencias particula- res, eran publicadas entre las notas de la prensa periédica de la época que funcionaba como un importante medio de transmisién de informacién: si era necesaria una res- puesta cientificaa problemas como las inundaciones, las plagas, las epidemias, la ham- bruna, las calenturas, los terremotos 0 el nacimiento de seres monstruosos, la prensaera el medio idéneo para convocar a los interesados en el tema, para que compartieran sus observaciones, hallazgos y saberes con la finalidad de encontrar una solucién éptima. Esto propiciaba que los lectores de la prensa estuvieran pendientes y participaran con sus respuestas contribuyendo, en muchas ocasiones, al surgimiento de debates que regularmente tenian como objetivo encontrar el conocimiento verdadero, o al menos el més acertado. La btisqueda de saberes que contribuyé a conformarel teatro de las ciencias del siglo xvir fue uno de los pretextos para que participaran multiples actores. Médicos, ciruja- nos, religiosos, funcionarios de gobierno, marinos, comerciantes, mineros y otros afi- cionados europeos, criollose indfgenas contribuyeron en distintas formas con el avance delos estudios en materia de quimica, fisica, astronomia, medicina, anatomfa, minera- logfa, zoologfa, matemiticas, geografia y botdnica. Los espacios en los que ellos parti- cipaban y entablaban sus discusiones eran usualmente acondicionados 0 construidos para permitir tanto la observacién de la naturaleza como el ejercicio particular de estos estudiosos para comentar y debatir con sus pares sobre sus coincidencias y hallazgos. Asi, universidades y cdtedras independientes, observatorios, jardines botanicos, mu- seos y laboratorios, que podian ser auspiciados por el gobierno o pertenecer a particu- Iares con los recursos econémicos suficientes para mantenerlos, fueron escenario de miiltiples discusiones y experimentaciones basadas en la prueba y el error, mientras albergaban y conservaban los multiples objetos producidos por y para las distintas ciencias. El conocimiento de la naturaleza requirié el desarrollo de una cultura material idénea. Es decir, para poder estudiar, conocer y descubrir las distintas aristas del mundo natural fue necesario que los hombres de ciencia desarrollaran diferentes tecnologias que les permitieran acercarse en escalas macro y micro a la naturaleza. Ello implicé el disefilo y la produccién de diferentes instrumentos matematicos, de medicién, observacién y recoleccién de datos que les ayudaria a extender las posibi- lidades y alcances fisicos de los estudiosos. Si la vista de un astrénomo no alcanzaba para observar los astros, si un naturalista no podia identificar los seres diminutos, o si las manos de un cirujano no eran suficientes para realizar sus tareas, entonces los instrumentos épticos y mecénicos que habian disefiado les permitirfan lograr los objetivos; asi como también los instrumentos filoséficos —teorfas, sistemas de cla- 62 LA BIOLOG{A DESDE LA HISTORIA Y LA FILOSOF{A DE LA CIENCIA sificacién o métodos de andlisis— les servirfan para ayudar a construir una historia natural del mundo, ¢ incluso del universo. 1, HISTORIA NATURAL Si bien se considera que antes del siglo xvimt no habfa como tal una “Ciencia” univer- sal y singular, y se admite que lo que habfa era un grupo de ciencias naturales en for- macién muy distintas a las que se conocen actualmente, también se reconoce que la historia natural fue el gran paraguas bajo el que se cobijé gran parte de los estudios relativos al mundo. El concepto “historia natural’ circulaba entre las élites que detentaban el conoci- miento de occidente, quiz desde que se escribié y difundié la Naturalis Historia de Plinio en tiempos dela antigua Roma. El término implicabael estudio en extenso delos seres y objetos de la naturaleza —todos aquellos entes creados sin la intervencién del hombre— incluyendo al mismo ser humano, y los estudiosos dedicados a esta area del conocimiento eran comunmente nombrados naturalistas. Ser un naturalista y hacer historia natural significaba dedicar mucho tiempo y trabajo a la busqueda y el reconocimiento de la mayor cantidad de especies animales, vegetales o minerales. Un buen naturalista debja salir al campo, reunir especimenes, estudiarlos y detectar cudles de ellos eran atin desconocidos, o cudles eran variaciones de especies que ya habfan identificado los autores reglamentarios. Para lograrlo, los es- tudiosos debfan observar con detenimiento y precisién los detalles anatémicos, mor- foldgicos, caracteristicas particulares y formas de vida de los ejemplares. Después debfan realizar un procedimiento analitico en el que, a partir del estudio de todos esos factores, tomaban la decisién de nombrar al objeto natural analizado con base en uno o més de los sistemas taxondmicos reconocidos en la época. | Paralacultura occidental, lageneracién del conocimiento sobre la naturalezaresidia en la traslacién que se producia al pasar un objeto natural vivo —en el caso de plan- | tas y animales— y tridimensional a una representacién hecha con palabras —la — taxonomia y las descripciones—, lo cual era la tinica manera en que se podia reco- nocer, hacer visible y atribuir significados a un ejemplar, Si este proceso se llevaba a cabo con el rigor y el razonamiento debidos, entonces se podrfa proceder al ordena- miento del caos del mundo en conjuntos de setes similares que a su vez pondrfan de manifiesto el lugar del ser humano, que usualmente estaba arriba de todas las otras especies y solo un par de niveles ms abajo que el Creador. Asignar un nombre a una especie no era cualquier cosa. La precisién en la nomen- clatura de los ejemplares era una cuestién de fundamental importancia porque de LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS 63 Figura 2. Expedicién Botdnica a Nueva Espana. Documentacién de Ave. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. at 3 as apeteds Figura 3. Expedicién Botdnica a Nueva Espana. Documentacién de Ave. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. 64 LA BIOLOG[A DESDE LA HISTORIA Y LA FILOSOF{A DE LA CIENCIA eso dependa el conocimiento que surgiera alrededor. Los naturalistas de la época contaban con diversos textos de autores que observaban al mundo natural desde siglos atrds: las de Aristételes (Grecia, 384-322 a.C.), Plinio (Roma, 23-79 d.C.), Francisco Hernandez (Espafia, 1517-1594), Aldrovandi (Italia,1522-1605), Andrea Cesalpino (Italia, 1519-1603), Joseph Pitton de Tournefort (Francia, 1656-1708), Georges Louis Leclerc Conde de Buffon (Francia, 1707-1788), Mathurin Jacques Brisson (Francia, 1723-1806) o Carlos Linneo (Suecia, 1707-1778) fueron historias naturales en las que se describfa con imdgenes y textos detallados diversas especies que se conocian en Europa por ser originarias de allé o por haber llegado por medio del comercio, los inter- cambios y las exploraciones. Sin embargo, el conocimiento que estos hombres habjan adquirido sobre la naturaleza representaba apenas una pequefa parte del mundo, y continuamente surgian especies nuevas que incluso no correspondian con lo que ya se habia publicado. El hallazgo de estos nuevos ejemplares por parte de aficionados y estudiosos de la naturaleza provocé que saliera a la luz la insuficiencia de los sistemas de clasificacién y taxonomfa utilizados como textos referenciales, lo cual tuvo como consecuencia la necesidad de desarrollar nomenclaturas distintas, que en miiltiples ocasiones tenian como origen los nombres autéctonos de las culturas americanas, africanas y asidticas. Esto representé un acto de sincretismo en el cual no solo el conocimiento desarro- llado por eruditos y cientificos reconocidos era valido, sino también el saber y la no- menclatura tradicional de los pueblos no occidentales: el nombre era la puerta de entrada al conocimiento de la naturaleza, y solo a partir de una taxonomfa adecuada —escrita en latin, maya o guaran{— se podfa acceder con certeza a las caracteristicas fisicas, cualidades, propiedades, usos y virtudes del ejemplar mientras se intentaba dar un orden al caos del mundo que apenas se estaba reconociendo. Las historias naturales que surgfan alrededor de los especimenes eran documentos que plasmaban la mayor cantidad de informacién posible. Usualmente eran textos que contenfan los distintos nombres coloquiales que un ejemplar ostentaba en distin- tas regiones, asi como los nombres cientificos asignados por los naturalistas; también inclufan dibujos, descripciones detalladas de su aspecto —medidas, pesos, colores, consistencia, seftas particulares—, del lugar de donde provenfan y de sus posibles usos en la medicina, la alimentacién, la industria, las artes y otros oficios, lo cual implicaba su posibilidad de explocacién en beneficio de la economia de un pais. El naturalista sueco, Carlos Linneo, propulsor del sistema binominal de nomenclatura impulsé esta forma de mirar al mundo natural, argumentando que sin el conocimiento y el aprove- chamiento de la naturaleza no podria sobrevivir ninguna economia. Linneo,pensaba que la identificacién de érdenes naturales lo ayudarfa a encontrar sustitutos domésticos para las especies vegetales valiosas que tenfan que importarse LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS 65 de paises exdticos. Su filosofia sostenia que se debfa conocer —o reconocer—a todos los seres naturales para poder encontrar el orden universal buscado desde hacia mu- chos siglos. Tal orden no se referfa solamente a la organizacién de la naturaleza en cla- ses 0 especies, clasificadas en cajones y gabinetes, sino que tenfa que ver también con un orden social jerarquico. Visto desde una perspectiva politica, los gobernantes tendrian que estudiar —o motivar el estudio de— la historia natural de su pais y del mundo para perfeccionar la autosuficiencia de la nacién, y el estadio fisico y social de sus habitantes. Linneo afirmaba que cada pais producia algo especialmente titil, y que latarea dela economfa era coleccionar principalmente plantas de otros lugares, y culti- var en casa —Europa— las cosas que no habjan nacido pero que podian crecer ahi. Ese pensamiento se divulgé entre las potencias ilustradas. Los monarcasy ministros europeos vieron en la historia natural y en la introduccién de nuevas especies de plan- tasy animales un camino certero parainctementarlosingresos nacionalesy el bienestar privado. Este pensamiento fue uno de los motivos que impulsé los grandes viajes de exploracién por los continentes distintos a Europa. 2. LAS EXPEDICIONES EN EL SIGLO XVIII Durante la Ilustracién el interés por explicar y conocer el mundo desde la razén fue uno de los principales motores en el desarrollo de las ciencias. Esto motivé a gober- nantes, eruditos y aficionados a indagar qué habfa dentro del drea cercana que les rodeaba, as{ como en tierras lejanas. La mejor forma de obtener datos y objetos que no podfan conseguirse sin la circulacién entre Furopa, Asia, Africa y América fueron los viajes ultramarinos. A través de ellos se pudo avanzar significativamente en la de- finicién de limites territoriales, la medicién de los meridianos terrestres, la observa- cidn del paso delosastros, la realizacién de cartografiasy la bisqueda de nuevas plantas medicinales. Las expediciones ultramarinas tenfan de trasfondo intereses de cardcter politico, cientifico y econdmico. El objetivo politico era obtener informacién sobre la accesi- bilidad de las costas, las condiciones de navegabilidad, la hidrografia, las caracteris- ticas de los habitantes y los limites de los distintos territorios continentales y colo- niales. En el caso particular de América y las expediciones financiadas por la Corona espafiola durante la segunda mitad del siglo xvm, el aspecto politico se manifestaba en identificar qué tanto se contaba en las colonias con habitantes leales, estables y capaces de impedir invasiones extranjeras. Los motivos econémicos, por su parte, buscaban la reestructuracién de los recursos productivos y materias primas con base enel desarrollo de la boténica y la mineralogia, lo cual permitirfa sustentar un nuevo 66 LA BIOLOGIA DESDE LA HISTORIA ¥ LA FILOSOF{A DE LA CIENCIA plan econémico y desarrollar una red de intercambio y comercio de objetos entre la metrépolis y los vitreinatos. A su vez, los objetivos asociados a las ciencias se vincula- ban con la mejora de la sanidad y el proyecto de institucionalizacién de la naturalezay el conocimiento cientffico. Esto tiltimo implicé la creacién 0 adecuacién de las ins- tituciones gubernamentales dedicadasa observar, estudiary gestionarlas producciones naturales del tertitorio hispénico, como por ejemplo el Real Gabinete de Historia Natural, el Real Jardin Botdnico o la Real Botica, todos situados en Madrid, como repositorios de las producciones naturales que los expedicionarios acopiaban durante sus periplos. Si bien el proyecto expedicionario espafiol fue uno de los més importantes en Europa por las més de veinte expediciones enviadas a sus virreinatos durante el siglo xv, también hubo més grupos de exploradores que realizaron hallazgos e investiga- ciones importantes en la misma época. Dentro del grupo de viajeros espafioles que viajaron a América y las Filipinas se encontraban Celestino Mutis, Francisco Jos¢ de Caldas, Alejandro Malaspina, Antonio de Ulloa, Martin de Sessé, José Longinos y Vicente Cervantes. De Francia, Charles Marie de La Condamine encabezé una expe- dicién al Ecuador y Jean Francois de La Pérouse dirigié un par de periplos a la India y otro alrededor del mundo para confirmar la informacién recopilada por el navegante inglés James Cook. Este tiltimo, junto con Joseph Banks, habia navegado anterior mente por el Atlantico y el Pacifico, en nombre de Inglaterra, para reconocer Brasil, Tahiti, Australia y Nueva Zelanda. Las expediciones agrupaban regularmente a un conjunto de hombres especializa- dos en distintas 4reas del saber. Marinos, militares, médicos, astrénomos, cirujanos, bordnicos, naturalistas, matematicos, dibujantes, e incluso sacerdotes, viajaban por mar y tierra estudiando el mundo y la naturaleza desde sus particulares dreas de co- nocimiento. Como consecuencia de sus recorridos y observaciones surgfa la produc- ciénconstantedeunaseriede mapas, dibujos, descripciones, cdlculos, correspondencias y demés documentos que, junto con los objetos recolectados —plantas, semillas, gomas, minerales, tierras, sales, pieles, animales disecados, antigiiedades y artefactos hechos por los nativos—, evidenciaban y materializaban el conocimiento que surgia de esos viajes. La informacién que viajeros y navegantes remitian a sus respectivos paises de ori- gen daba cuenta de la naturaleza, los habitantes y los territorios americanos, africanos y asidticos. Tanto los textos como los objetos eran recibidos como testimonio cienti- fico dela existencia de hombres y regiones distintos de los europeos, pero también eran vistos como un medio que permitia a lectores y observadores viajar a regiones ignotas, propiciando la construccién imaginaria de un territorio representado a través de pala- bras que buscaban dibujar un paisaje. En ese tenor, los relatos de los viajes de Cristé- LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS 67 Ficura 4, Dibujo de la Expedicién Botanica a Nueva Espafta. Coleccion Torner. Hunt Institute ‘for Botanical Documentation, Pittsburgh. bal Coldn, Fernando de Magallanes y Francisco Hernandez habfan sido algunos de los més reconocidos desde los siglos xv1 y xv porque publicitaron las travesfas de los viajeros y convirtieron a sus lectores en testigos virtuales de un mundo que no esta- ban presenciando. Los expedicionarios, tal como lo habfan hecho antes los misioneros religiosos, eran un ejemplo delo que seha llamado “viajeros filoséficos”, hombres que buscaban erradi- car los errores y las distorsiones en la percepcién que los habitantes comunes y menos instruidos tenfan sobre el territorio y las sociedades conocidas solo a través de relatos. Su misién tenfa que ver con aclarar las dudas generadas por una mala interpretacién de las fuentes que hablaban del territorio, la geografia y la naturaleza, que habfan per- manecido desde hacia dos siglos. Los viajeros buscaban expresar con palabras sus vivencias, experiencias y obser- vaciones para que sus lectores pudieran recrear en su mente la realidad descrita de lo que encontraban a su paso. Los escritos que resultaron de los viajes y las expediciones se caracterizaron por un espfritu documental y testimonial que contaba con referen- cias narrativo-descriptivas geogréficas, histéricas y culturales, que no se libraron de ser interpretados desde una cierta perspectiva literaria. Sin embargo, los textos ‘no pudieron referir ese otro mundo por sf solos, por lo cual fueron necesarios también Jos objetos. Por tanto, las practicas que los expedicionarios desarrollaron durante sus 68 LA BIOLOGIA DESDE LA HISTORIA Y LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA viajes para develar nuevos conocimientos tuvieron como particularidad la conjun- cién de dos acciones relevantes: documentary recolectar. 3. LAS COLECCIONES DE HISTORIA NATURAL Cuando en la segunda mitad del siglo xvi el monarca espafiol Carlos III impuls6 su gran proyecto expedicionario por los virreinatos americanos y las Filipinas, sus obje- tivos tenfan no solamente razones politicas, mercantiles y sociales mencionadas: reco- nocimiento del territorio, sus limites y potencial econémico de sus recursos naturales. ‘Ademas de buscar informacién documental, las expediciones espafiolas tenfan como segunda finalidad buscar cjemplares naturales para ampliar las colecciones del Real Gabinete de Historia Natural y Jardin Botdnico, ambos ubicados en Madrid. El Gabi- nete —que guardaba herbarios secos, animales disecados y minerales— y el Jardin —que contenfa tinicamente plantas vivas— eran las principales instiuciones dedi- cadas al estudio y sistematizacién de la naturaleza hispanica. En ellas, los principales botdnicos y naturalistas de la metrépoli se dedicaban a estudiar los especimenes recibidos buscando obtener la mayor cantidad de informacién sobre ellos con la fina- lidad de estandarizarlos y naturalizarlos para evitar su importacién. Los jardines botanicos y los gabinetes de curiosidades no eran necesariamente ins- tituciones gubernamentales del tipo del Real Jardin y el Real Gabinete espaiioles. ‘Ademés de estos grandes repositorios, financiados por monarcas y jefes de estado, habfa miiltiples gabinetes y jardines particulares pertenecientes a botdnicos, naturalis- tas estudiosos y aficionados, quienes tenian los medios necesarios y suficientes para conformar y mantener una coleccién en buen estado. Las personas dedicadasa la cien- cia suelen ser curiosas por naturaleza y requieren tener cerca de ellas a sus objetos de estudio, En el caso de quienes se dedicaban a historiar la naturaleza, lo que mejor les funcionaba en ese sentido era conformar una coleccién que les permitiera observar con detenimiento aquello que les interesaba. El coleccionismo de naturaleza fue uno de los principios fundamentales en el des- atrollo y hallazgo de conocimientos alusivos a la boténica, la zoologia, la quimica, Ja mineralogfa y la fisica, por mencionar algunas de las dreas mAs importantes. En el desarrollo de esas ciencias, jardines y gabinetes funcionaron no solo como reposito- rios y espacios de exhibicién de ejemplares, sino también como bibliotecas, labora- torios y espacios de andlisis y discusién que permitieron a los estudiosos observar, discernir y legar a consensos acerca de los ejemplares recolectados. Esto era posible debidoa quenormalmentelosestudiososy poscedoresdecolecciones tenfan, ademasde los especimenes, una serie de instrumentos, libros y documentos que les permitian LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS 69 experimentaciones, teorias y resultados para confirmarlos y/o llegar a nue- conocimientos. La recoleccién y acopio de producciones naturales era el tinico modo de estudiar la leza cuando se residia lejos del territorio a analizar, cuando no haba posibili- de acceder facilmente a ciertos terrenos —montafias, mares 0 selvas—, o bien lo se querfa experimentar con los ejemplares. También era una solucién idénea las distintas problematicas que enfrentaban los naturalistas: el hecho de que el ‘sconocimiento del mundo partfa de la observacién, identificacién y estudio de sus ‘adividuos; que las expediciones por el campo usualmente no permitfan a los natu- ras permanecer mucho tiempo en un lugar —lo cual impedéa una observacién prolongada de las especies—; y que la naturaleza estaba —y sigue estando— en ‘senstante transformacién —atin los ejemplares aparentemente inertes como los ‘minerales—. En la busqueda del conocimiento, tanto eruditos como aficionados al estudio de Ienaturaleza debieron procurarse los espacios, materiales y oportunidades para obser- yaraquello que les interesaba. Ello provocé que entre los estudiosos surgiera la circula- ‘ci6n de correspondencias, libros, instrumentos y ejemplares a través de intercambios cen los que los objetos podian ser manejados como tegalos —lo que era més bien una ‘uestidn simbélica—, o bien volverse mercancfas —lo que implicaba el surgimiento deun comercio alrededor de los objetos de la ciencia—. Esto, a su vez, sustenté la con- formacién de redes de personas que se vinculaban precisamente por el intercambio y ‘constituy6, a su vez, una delas caracteristicas del coleccionismo de naturaleza. El bot4- ‘mico sueco Carlos Linneo fue uno de los ms reconocidos impulsores de esas redes. La naturaleza podia estudiarse de dos formas: en el campo o en el gabinete. Para ‘que el conocimiento emergente de ese estudio fuera més certero y objetivo era indis- ppensable que las observaciones se hicieran metddica y detenidamente dentro de un gabinete; aunque para reconocer las distintas variables y circunstancias que afecta- bana uno u otro espécimen, y obtener los objetos de estudio, era imprescindible tam- bign que botdnicos y naturalistas salieran al campo. Seguin los libros de historia natu- ral, la realizacién de ambas practicas les permitiria a los estudiosos obtener resultados més completos. Sin embargo, no siempre era posible que un naturalista saliera al cam- po o accediera a distintos territorios por cuestiones alusivas al tiempo, la distancia y los medios de transporte. Tal fue el caso de Linneo, que para compensar de alguna manera esta dificultad organizé una red de correspondencias que le permitié acopiar ¢jemplares a través de sus corresponsales. Para asegurar la conformacién de una coleccién significativa de plantas provenien- tes de distintos lugares, el botdnico sueco se encargé de formar una red importante de colaboradores, asi como de instruir a un grupo de discipulos alos que se les conocié 70 LA BIOLOGIA DESDE LA HISTORIA Y LA FILOSOFIA DE LA CIENCIA con elnombre de ‘apéstoles de Linneo’. Estos hombres, que viajaban constantementeo se encontraban distribuidos en lugares estratégicos, recibfan las solicitudes de Linneo y se encargaban de proveer al botanico —quien dificilmente salfa en recorridos de ex- ploracién— de ejemplares que él ingresaba a sus colecciones albergadas dentro del jardin botanico de Uppsala. Asi, las colecciones podian tener especimenes de todo el mundo conocido y el botdnico podfa avanzar con su sistema de taxonomia bino- minal. El modelo de acopio de ejemplares popularizado por Linneo resulté ser muy efec tivo y pronto sitvié de modelo para el resto de botdnicos y naturalistas europeos. En el caso de Espafia fueron estudiosos como Antonio de Ulloa, Casimiro Gomez Ortega y Pedro Franco Davila quienes llegaron a influir sobre sus monarcas para pedirles que expidieran una solicitud oficial a los habitantes de los virreinatos requiriendo que en- viaran a la metrépoli distintos ejemplares naturales que cumplieran con las condicio- nes de ser raros, extraordinarios, valiosos, titiles o particularmente bellos. En este caso los habitantes de los virreinatos respondieron al llamado y desde 1752, aproximada- mente, enviaron ejemplares a Madrid para que formaran parte de las colecciones del Real Gabinete y el Real Jardin. En este punto hay que aclarar que cuando se habla de colecciones de naturaleza no se hace referencia tinicamente a los ejemplares de los tres reinos de la naturaleza, ni tampoco a grupos de especmenes juntados aleatoriamente y sin un orden. Las colec- ciones de plantas vivas, herbarios secos, minerales y animales disecados que se alber- gaban en jardines y gabinetes estaban constituidas por el trinomio conformado por objeto, descripcién y dibujo, que era la base del buscado conocimiento sistematico de la naturaleza. El objetivo de todo boténico y naturalista era llegar a conformar este trinomio con informacién basada en observaciones que se validaban con el respaldo de las teorfas y sistemas de la época. En esas indagaciones los estudiosos se valfan no solo de sus sentidos, sino que hacfan uso de distintos instrumentos de observacién y medicién que les permirfan llegar al fondo de las cosas, mientras realizaban expe- rimentos en distintas 4reas del conocimiento —como la fisica o la quimica— para comprobar sus resultados. El proceso que se segufa en la conformacién de colecciones era el siguiente: pri- mero, el naturalista, botdnico o corresponsal —seguin fuera el caso— debfa seleccio- nar vivo o en su estado de origen al ejemplar que iba a formar parte de su coleccién después debja abstraerlo de ese estado de origen —sustrayendo al mineral, cortando la planta o matando al animal— para prepararlo, en caso de que se requiriera, con un método de conservacién —disecacién, sumergimiento en aguardiente 0 salado— que le permitiera mantenerse en buenas condiciones para soportar el traslado entre el campo y el gabinete de recepcién, que podia estar incluso en otro continente. Una LA NATURALEZA Y SUS HISTORIAS ZL Ficura 5. Catdlogo del Gabinete de Historia Natural de Vincent Levinus, 1715, Holanda. -yez que habia conservado al ejemplar, el naturalista procedia a su documentacién, es ‘decir, a hacer su historia natural anotando en papel el nombre asignado de acuerdo on los sistemas taxonémicos conocidos y con la descripcién escrita de todas sus caracter(sticas particulares. Posteriormente un dibujante hacia el respectivo bosque- jo del espécimen y de esa forma se podria mantener un registro mds 0 menos fiel de su apariencia, Cuando se trataba de plantas vivas y herbarios secos, todo el registro documental y ‘grdfico que se habfa producido en un primer momento de recoleccién seria de gran uti- lidad para la fase de naturalizacién en otros territorios y para identificar, principalmen- te, el potencial curativo de los vegetales, En el caso de los animales disecados, esa infor- macién era Util para tener un referente que completara la informacién que se hubiera podido perder en caso de que el animal se descompusiera. fuera devorado por los gusa- ‘nos, as{ como para continuar el andlisis y llegar, en muchas ocasiones a conocimien- tos nuevos relacionados con laanatomfa comparada. En el caso de los minerales, el estu- dio servirfa para conocer su potencial en cuestiones de armamento, industria y fabrica- cién de monedas, por ejemplo, y asf se irfan delineando de a poco los alcances del conocimiento cientifico surgido del mundo natural.

Das könnte Ihnen auch gefallen