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JUEGOS DE MANOS
SIN MAESTRO.
TAMBIÉN CONTIENE
varias recetas muy útiles y secretos importantes, no
copiados de ningún otro libro, sino probados por
práctica y esperiencia.
POR EL PRESTIDIGITADOR
FRANCISCO ROJAS Y GIRALDO.
C
Queridos aficionados: Voy á daros una prueba
de los adelantos que se han hecho en esta clase
de diversiones; pues para que cualquiera pueda
por si mismo aprender, sin necesidad de maes-
tro, este es el único método sencillo, y no es
menester mas que dos cosas: 1.», fijar atenqion;
y 2.', tener muy presente que el todo de la
presiidigiíacion es la alabia, y para ello pondré
algunas palabras para que aprenda y oiga al
tiempo de ejecutar algún juego.
RELACIÓN PRIMERA.
^-T-^^^a^-M
JUEGOS DE MANOS.
1.
La Lámpara maravillosa.
Ahora dirá: Señores, voy á dar principio con
la Lámpara maravillosa, cosa que muchos ha-
brán oido nombrar y no habrán visto nunca.
Esplicaoion.
Tomarás cnatro ó cinco terrones de sal »in pi-
car; dirás que la miren y prueben si hay algún
preparativo, y luego que hayas recorrido los es-
pectadores y úslén convencidos que es sal, en-
señas un vaso de agua clara, y dices: esta es la
Lámpara.
Sin que lo vean los de la reunión, llevaras en
la misma mano de la varita de virtud dos ó tres
terroncitos de alcanfor de la grandaria de la sal
que has dado á reconocer, y ten cuidado de co^
nocerlo; lo enciendes á la luz, lo pones en el vaso
del agua y verás como arde. Entonces dices tú:
esto es un ahorro para una casa de familia; con
dos granitos de sal y un vaso de agua tienen us-
tedes una lámpara que arde sin torcida y sin
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aceite; cuando vayas á encenderlo dirás: ahora
le paso la varita de virtud y le hecho unos polvos
del piculiquis ó culiquis, y verás cómo sorprende
á todo el público.
2.
La Moneda volátil.
Tomarás un cuarto, le harás un agujero, le
pondrás un hilo de un palmo, á la punta un alfi-
ler doblado hecho un gancho, y lo llevas en la
mano preparado; pides un pañuelo, lo enseñas y
cuando le vuelves clavas el alfiler en medio del
pañuelo, y lo pones encima de la mesa, pero que
no le vean; pediros una peseta y dirás auo le ha-
gan alguna señal; entonces la tomas, naces ver
que la pones en el paOuelo, y cojes ol cuarto.
Haces cojer un vaso, dices que lo tomen por
debajo, y dejas caer el cuarto; como está tapado,
no se ve si es cuarto ó peseta. Entonces dices: me-
nee V. bien, y verá como efectivamente está.
Ahora lomas otro vaso, y dices: ya ven que
en este vaso no hay nada: pues yo le digo: Quin
quiriviíitudi ni tativus cue: pasa. Con la una
mano quitas el pañuelo, y al mismo tiempo dejas
caer la moneda en el otro vaso, la enseñas, y
mientras sacas la otra moneda del pañuelo.
El camino de las kigas.
La cartera mágica.
Harás un ungüento con aceite comuñ y ceni-
as de papel blanco; con él fregarás un pliego
d« papel blanco por dentro por los dos lados, f
por fuera lo pintarás del color que quieras; lo
eoserss como sí fuese una cartera y dentro pon-
drás un papel blanco. Esto es preparado para lo
que voy á esplicar.
Dirás: Señores, ¿quién hatá el favor ¿« poner
en este papel (esto es, otro igual al que tienes
dentro de la cartera) su nombre ó cualquiera
OMiraseña, y después quemarle sin que yo lo
vea?
No faltará quien diga: yo'-
Pues bien; si es que ustedes creen que es con*
venio, hará el favor de que otra persona ponga
otra contraseña; y mientras lo queman sacarás
el papel de la cartera, lo pones donde tú quieras
que aparezca, cojes las cenizas, las metes en una
pistola y dices: que se aparezca el papel entero,
y tiras, pero antes dirás:
Ahora te quiero ver, escopeta.
A ver qiȎ tal sale {ni treta,
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por ver si DOfe atrapan ó descubren
lo que mis dedos con gran arte encierran;
aunque puede ser que mo equivoco,
ó que no sé jugar, eso es muy poco;
pero no me importa nada
que miren ó no mi jdgada;
ello saldrá como en otras ocasiones,
á pesar de mironas y mirones.
Maturrani, marratafli, marrataflan,
sortito del iofíerno por cortina.
No hay que hacer el fraude Campa,
que en este mundo loco todo es trampa;
y aunque tan atentos estuvieron,
por mas que miraron no lo vieron,
y la ley del embudo quiero, sí,
que lo que tengo aqui se pase allí,
Nota. Tendrás cuidado que lo que escriban
sea con lápiz.
5.
Joegos de barsga.
Para reir un ralo en lina reunión, tomarás una
baraja y dirás: baraje V., señorita, y saque ia
caria que V. gusto. Después vas á otra, haces lo
mismo, y luego con otra haces igual.
Luego lomas la baraja, la pones encima do la
mesa, y preguntas á la primera: ¿De qué color
quiere V. que so vuelva la carta? (y dirá del que
á ella le parezca); luego á la segunda, y por últi-
mo á la tercera; entonces tomas tú la baraja, y
dices á cada una de por si: ¿conque V. ha di-
cho....? (supongamos que encarnada, !a otra
blanca y la otra verde.) ,.
Pues bien-, harán Vds. el favor de ir á la calle
de Zaragoza que hay un pintor muy afamado, y
se las pintará.
8.
Otro jaego de risa.
Harás que saquen una carta, y después que ya
sepan la que es, dirás: pónganla en medio y ba-
rajen bien; ahora hará V. el favor de hacer dos
montones; y cuando estén, dirás* mire V. siesta
aqui. Si por casualidad estuviera y dijera que ú,
entonces tú dices: pues ¿ven Vds. como no está
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en la otra parte? V si no estuviera en ia primera
dirás: pues está en la otra.
Nota. Podría pooer muchos juegos de bara-
ja; pero es inútil, porque es la práctica quien los
enseña.
SECRETOS ÚTILES.
Receta para la erisipela, probada
por mi mismo.
Se toma la yema de nn buevo fresco, se pone
lo que coge encima de un cuarto üe polvos de
asta dn siervo, y se bato bien; con esto se unta
en la parle donde está la erisipela, y á las dos
unturas no es menester que se tape, y queda cu-
rado. Es seguro.
Para las tercianas, probado por mí.
Un cuartillo de vino común bueno.
Dos cuartos de polvos de genciana.
fCuatro nueces, sí pueden ser verdes mejor.
Unas cuantas ojas de apio.
Un manojito de pálvia.
Todo hervido, se cuela, se toma medio vaso
al tiempo que dá la terciana, y si vuelve se toma
otro medio.
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'Para las llagas de las piernas.
Se pone media jicara de vino blanco bueno.
Igual cantidad de agua común.
Se calienta en un plato negro. y cuando esté
tibio, se lava la llaga bien lavada, luego se unta
con una pluma alrededor de la llaga con aceite
det candil; se moja un trauo de hilo con el agua
y vino, y se pone encima de la llaga. Esto se hace
tres veces al día.
Para mejorar el vino que se hace agrio.
Para 20 cántaros, ó bien 20 arrobas, dos onzas
de sal vejeta!, y se deja hasta que esté bien ó sea
como estaba antes.
Es remedio probado.
Para hacer buen café.
Guando se pone para torrar se le hecha un
poco de aceite por encima, y esto hace que con-
serve el aroma en el mismo grano; después de
poner el café ya hecho, se le añade azúcar que-
mado, y esto es muy bueno.
Sedan lecciones deprestidigitacion, en la ca-
lle dw Falcons, núm. lí, piso principal, en Va-
lencia.
En Barcelona, calle de Barbará, núms. 1 y 3,
piso 4.0