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Radio Carcoma

Pasajes Históricos – Carcoma Calling


MURIEL BRIHUEGA, COOPERANTE EN PALESTINA DE ACSUR

Pregunta.- ¿En qué zona estáis?

Respuesta.- La oficina de ACSUR se encuentra en Beit Hanina, en Jerusalén


Este, la parte árabe de la ciudad.

Dos de nosotras vivimos en el mismo Jerusalén Este y otra dos en Ramallah.

Nuestros proyectos se localizan en casi todo el Territorio Palestino Ocupado,


es decir, en diversas regiones y localidades de Cisjordania (Belén, Nablus,
Ramallah, Hebrón, etc.), en Jerusalén y en Gaza. Tanto en zonas urbanas,
como rurales. También trabajamos en Haifa con la población palestina del
48.

P.- ¿Cómo es el día a día en Palestina? (vuestro trabajo)

R.- ACSUR tiene proyectos con más de diez socios locales, que son las
organizaciones que se encargan de llevar a cabo la ejecución de las
actividades. Nosotras nos encargamos de hacer la intermediación con los
organismos de financiación, tanto desde el punto de vista de la
presentación de propuestas, como del seguimiento técnico y financiero y la
elaboración de informes. De esta forma, no es despreciable el volumen de
trabajo de oficina y gestión administrativa que realizamos. En este sentido,
se puede decir que no es muy distinto de las tareas que hacen nuestros/as
compañeros/as en España. Sin embargo, otra buena parte de nuestra labor
se centra en la relación con las organizaciones socias, en la presencia en las
actividades de los proyectos, en la representación institucional a distintos
niveles. Ello nos permite estar de algún modo inmersas en realidad de
Palestina, en el día a día de su gente, así como ser muy conscientes del
crítico contexto político y social existente.

También hace que estemos en contacto directo con palestinas y palestinos,


tanto en el plano profesional como en el personal. Eso sin duda es una
riqueza y nos aporta mucho personalmente. Tal vez más de lo que nosotras
podamos aportar.

P.- ¿Cómo vive la gente? ¿Algo positivo y destacable de la zona? (lo malo ya
lo sabemos por los medios)

R.- El pueblo palestino vive como puede desde hace décadas, inmerso en
un eterno conflicto, bajo un sistema de ocupación militar, colonización
incesante y apartheid.

Israel no cumple con sus obligaciones como potencia ocupante, por lo que
la gente no dispone de los servicios públicos que garanticen su desarrollo
humano en plenas condiciones. Así, Palestina sigue adelante gracias a la
cooperación internacional, pero ello no es una condición suficiente para el
desarrollo, al margen de que genera una dependencia perversa. Eso sin
mencionar la corrupción vinculada a todo el sistema de la ayuda
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internacional que ha dado lugar a la aparición de sectores adinerados que
viven de la existencia de dicho sistema.

Sin embargo, hay que decir que las palestinas y los palestinos son gente
digna y muy fuerte. Son igualmente amables, acogedores y hospitalarios. Y
con un sentido del humor excepcional. Probablemente sea esta cualidad
una de sus mayores fortalezas y lo que les permite enfrentar la realidad
cada día.

P.- ¿Palestina es un lugar donde reina el caos, tal y como muestran los
mass media?

R.- Más que caos aquí lo que impera es una especie de esquizofrenia
colectiva. Tanto por la parte israelí como por la palestina. Y cómo no.

Por un lado está la ilusión de la existencia o próxima existencia de un


Estado palestino, cuando en las actuales circunstancias no hay posibilidad
alguna de que el territorio palestino se pueda convertir en tal cosa. Así,
mientras la Autoridad Nacional Palestina juega a construir en Cisjordania
instituciones propias de una Estado y a comportarse como si de un
Gobierno democráticamente elegido se tratara, la realidad es que sin
fronteras definidas, sin soberanía ni control alguno sobre la mayor parte del
territorio, con múltiples restricciones a los movimientos de personas y
mercancías, con cientos de colonias/asentamientos israelíes que se van
apropiando de las tierras fértiles, de los mejores acuíferos y recursos
naturales, con un Muro de Anexión que fragmenta el territorio y separa
localidades, familias, a éstas de sus terrenos de cultivo, etc. es imposible
desarrollar nada que se asemeje a un Estado. Y qué decir de Gaza y su
“desconexión” con el resto del territorio ocupado.

Por otro lado está el sistema de ocupación israelí, su régimen conexo y la


justificación de toda clase de violaciones de los derechos humanos en
nombre de la “seguridad del Estado judío”. Y la misión divina que creen
estar cumpliendo de los colonos.

Y mientras tanto, y como consecuencia, la regresión islamista…

En fin, que esquizofrenia es lo mínimo que puede reinar por aquí.

P.- ¿Qué productos son los que consiguen entrar en Gaza?

R.- Bueno, ahora que se supone van a aliviar el bloqueo a la entrada de


productos, veremos, aunque ya se ha dicho que no se dejará entrar ni
cemento ni hierro (materiales considerados no civiles), con lo que todo lo
que tenga que ver con la reconstrucción o la construcción seguirá
paralizado. Dudo que el combustible se permita entrar con normalidad y lo
mismo con el abastecimiento de electricidad.

En los últimos cuatro años no entraba más que lo que introducía la


cooperación internacional (ello sometido a muchas restricciones y
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obstáculos administrativos que, en muchos casos, hacían que las
mercancías permanecieran paradas durante meses) y lo que pasaba a
través de los túneles de Rafah, que era casi de todo, pero, claro, bajo un
sistema de contrabando controlado por las mafias.

P.- ¿Habéis temido alguna vez por vuestra vida?

La verdad es que no. Sí que nos toca aguantar a menudo la impertinencia y


estulticia de los soldados y mercenarios israelíes en los Check Points, de las
fuerzas de seguridad en aeropuertos (y no sólo los israelíes) e instituciones
públicas, pero lo que es temer por mi vida, a mí no me ha ocurrido hasta la
fecha.

P.- Vosotras que habéis vivido en dos mundos diferentes, ¿con cuál os
quedáis?

R.- No creo que sea cuestión de quedarse con uno u otro mundo, mundos
que, según desde el ángulo que se miren, tampoco son tan diferentes. Sin
duda, aquí hay cosas estupendas, sobre todo, la gente, a pesar de la dureza
de las condiciones socioeconómicas y de la falta de libertad y derechos que
sufre la población bajo la Ocupación.

Habría que ver cómo sería Palestina si no viviese bajo la Ocupación israelí…
Ahora lo que tenemos es un Territorio que no tiene posibilidades reales de
desarrollo y un Estado israelí que no cumple los requisitos mínimos de la
democracia, que discrimina y que no respeta los derechos de la población
palestina. ¿Parecería algo frívolo decir que me quedo con este mundo, no?

P.- Sensaciones, anécdotas y retos.

R.- La sensación de frustración es constante por estos lares, porque todos


vemos la sofisticada y perversa estrategia israelí para arrinconar a un
pueblo en cantones diminutos e inconexos. Todos vemos también como la
comunidad internacional, con cuyos fondos trabajamos, es cómplice de las
violaciones de derechos por parte de Israel, así como de la impunidad de la
que goza este Estado. Ante eso no se puede sentir otra cosa que rabia,
vergüenza y frustración. Ése es el reto, conseguir concienciar e incidir tanto
en las opiniones públicas de los países como en sus Gobiernos para que se
obligue a Israel a respetar los derechos humanos y las libertades civiles de
todas las personas en igualdad de condiciones.

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