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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES

CONTEMPORÁNEOS
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES
CONTEMPORÁNEOS

ARGENTINA
Coordinador de la colección
Pedro Aguirre

INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL


Primera edición, junio de 1999
© Instituto Federal Electoral
Viaducto Tlalpan núm. 100, Col. Arenal Tepepan,
C.P. 14610, México, D.F.

Coordinador de la colección: Pedro Aguirre

ISBN 968-7750-45-6

Impreso en México/Printed in México

Distribución gratuita. Prohibida su venta.


ÍNDICE

Presentación ............................................................................. 9
Introducción ........................................................................... 11

III. Sistema político ................................................................. 17


1. Régimen constitucional ................................................ 17
1.1. Antecedentes históricos ........................................ 17
2. Presidente y vicepresidente .......................................... 19
3. Jefe de gabinete y ministros ......................................... 21
4. Congreso federal ........................................................... 22
5. Auditoría General de la Nación y
Defensor del Pueblo ..................................................... 24
6. Corte Suprema de Justicia y Consejo
de la Magistratura ......................................................... 24
7. Gobierno local .............................................................. 25

III. Sistema electoral ............................................................... 27

III. Sistema de partidos ........................................................... 33


1. Unión Cívica Radical (UCR) ......................................... 35
2. Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) .................. 39
3. Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) ..................... 40
4. Partido Justicialista (PJ) ................................................ 40
5. Partido Conservador (PC) ............................................. 43

Anexo estadístico .................................................................... 45


Bibliografía ........................................................................... 55
Sistemas Políticos y Electorales Contemporáneos. Argentina
se terminó de imprimir en la ciudad de
México durante el mes de junio de 1999.
La edición consta de 5,000 ejemplares
y estuvo al ciudado de la

DIRECCIÓN EJECUTIVA DE CAPACITACIÓN ELECTORAL


Y EDUCACIÓN CÍVICA

INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL


PRESENTACIÓN

Uno de los hechos sobresalientes del final del siglo XX es, sin
duda, la preeminencia de la democracia sobre el autoritarismo.
La extensión y el arraigo de los valores, las instituciones y las
prácticas democráticas en el mundo de hoy constituyen, en efecto,
un proceso global que, al parecer, se dirige hacia su consolidación.
La derrota de los totalitarismos de derecha en la Segunda Guerra
Mundial; las transiciones a la democracia en el sur de Europa, en
América Latina y en el sudeste asiático a lo largo de los años
setenta y los ochenta, y el derrumbe de los regímenes totalitarios
de Europa del Este, conocidos como socialismo real, durante el
segundo lustro de los ochenta, apuntalaron a las grandes demo-
cracias e impulsaron la emergencia de nuevas democracias, trans-
formando de manera radical el mapa geopolítico mundial. Pero
sobre todo, apoyado en la globalización de los medios de comu-
nicación, dicho proceso ha significado un profundo cambio en
los valores y las percepciones de las sociedades contemporáneas
en favor de los derechos y las libertades fundamentales de la
persona, sustento y fin del constitucionalismo democrático.
El éxito de ese proceso de universalización de la democra-
cia no implica, sin embargo, un triunfo definitivo sobre el autorita-
rismo, ni mucho menos que los retos actuales y los desafíos futuros
de las democracias en particular hayan sido resueltos. Los ries-
gos de involución hacia formas autoritarias de gobierno, en espe-
cial en las democracias más recientes y frágiles; las dificultades
para emprender o consolidar transiciones democráticas frente a
los autoritarismos persistentes y los viejos o nuevos problemas
institucionales de las democracias exigen cada día más imagina-

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

ción y responsabilidad, más conocimientos y participación, más


y mejor formación de ciudadanos libres y responsables. Exigen,
en suma, una más amplia y sólida cultura democrática.
Es evidente que no hay mejor garantía para la consolidación
de la democracia que la formación de una sociedad que conozca
y aprecie sus valores, sus instituciones y sus prácticas y que, al
mismo tiempo, a través de sus ciudadanas y ciudadanos, de sus
diversas organizaciones, de sus partidos políticos y de su gobier-
no, participe efectivamente en el debate y en la formulación de
propuestas frente a los asuntos de interés público propios de la
vida democrática. Una sociedad, pues, comprometida con la de-
mocracia y su desarrollo.
En ese sentido, el objetivo de la colección Sistemas Políticos
y Electorales Contemporáneos es contribuir a la divulgación de la
cultura democrática en la sociedad mexicana, mediante el conoci-
miento de las democracias de nuestro tiempo. Con esta colección,
el Instituto Federal Electoral busca poner al alcance del público
en general, en especial de los jóvenes que cursan sus estudios de
educación media superior y superior, la información y los elemen-
tos de análisis necesarios para el conocimiento de los sistemas
políticos y electorales de las diversas democracias que existen
en el mundo, su diseño constitucional y su forma de gobierno,
los principios y los procedimientos que rigen sus elecciones, y su
sistema de partidos.
Con ese fin, la colección ha sido diseñada de tal modo que
permita un estudio comparativo de los sistemas políticos y elec-
torales considerados. Para ello, cada una de las monografías tie-
ne la misma estructura: a manera de introducción se presenta un
marco conceptual básico para facilitar la comprensión de las
nociones de sistema político, sistema electoral y sistema de par-
tidos, que son, a su vez, temas tratados en capítulos aparte. Igual-
mente, las monografías contienen un anexo estadístico con datos
generales de los países, los resultados electorales y la composi-
ción de los órganos de representación popular, así como una cro-
nología electoral del país de que se trate.

Instituto Federal Electoral

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INTRODUCCIÓN

Para el estudio de los sistemas políticos y electorales contempo-


ráneos se requiere del conocimiento previo de su definición como
conceptos y de una explicación sobre su significado. En térmi-
nos generales se puede decir que el fenómeno político y, en par-
ticular, su manifestación en cada comunidad constituye un proceso
complejo mediante el cual se toman las decisiones imperativas
que la rigen. Pero, ¿cuáles son los elementos que intervienen en
ese proceso?; ¿qué relación tienen entre sí?; ¿quiénes toman esas
decisiones y con qué atribuciones?; ¿cómo se toman las decisio-
nes imperativas?; ¿qué efectos producen y sobre quiénes? Éstas
son, entre otras, las cuestiones que corresponden al estudio de
los sistemas políticos y electorales, y en cada caso su respuesta
explica o trata de explicar la manera en la que una comunidad
específica las ha resuelto o busca resolverlas.
La noción de sistema político se refiere al conjunto de institu-
ciones, organizaciones y procesos políticos que, caracterizados por
un cierto grado de interdependencia, rigen y conforman la vida
política de una determinada comunidad. En este sentido, el estu-
dio sistémico del fenómeno político en cualquier agrupación su-
pone, entre otras exigencias metodológicas, determinar el ámbito
del sistema, es decir, señalar sus límites, y comprender los ele-
mentos o las partes que lo integran así como las relaciones recí-
procas que guardan entre sí. En otras palabras, determinar si los
confines del sistema se identifican, por ejemplo, con los del Es-
tado-nación, que es el caso de nuestro tiempo; o si los elementos
que lo integran, también como ejemplo, son una Constitución
escrita, un Parlamento y partidos políticos.

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Para saber cuál es el sistema político de un país se debe con-


siderar si éste tiene un orden constitucional que garantice dere-
chos y libertades a las personas o si se trata de un régimen
autoritario; si siendo un Estado constitucional de derecho su for-
ma de gobierno es presidencial o parlamentaria; si sus procedi-
mientos electorales responden al principio de elección por mayoría
o al principio de elección proporcional; si existen pocos o mu-
chos partidos y cuál es la fuerza o la representatividad de cada
uno de ellos, entre otros rasgos característicos. Si se responden
estas cuestiones, aunque sea en forma básica, se puede decir que
se conocen los elementos que conforman un determinado sistema
político y las relaciones que dichos elementos guardan entre sí.
A partir del sistema político, y conforme a la metodología
sistémica, los sistemas electorales y de partidos pueden ser consi-
derados como subsistemas del primero. Esto significa que si bien
su estudio puede tener mayor o menor grado de autonomía, ésta
no es total en la medida en que sus relaciones con el conjunto del
sistema político –con los principios constitucionales fundamen-
tales o con la forma de gobierno, por ejemplo– suponen la exis-
tencia de factores externos al subsistema que producen distintos
efectos sobre ellos. No obstante esa consideración, es evidente
que los sistemas electorales y de partidos constituyen en sí mis-
mos un objeto de estudio.
La noción de sistema electoral tiene dos acepciones: en sen-
tido amplio, como sinónimo de derecho electoral o régimen electo-
ral, es decir, el conjunto de normas, instituciones y procedimientos
que regulan la organización de las elecciones, la integración de
los órganos de representación popular y, generalmente, a los par-
tidos políticos; y en sentido estricto, como los principios y los
métodos utilizados para convertir los votos en escaños, es decir,
como el procedimiento técnico de la elección por medio del cual
la voluntad de los ciudadanos manifestada en las urnas se tradu-
ce en representación política en un Parlamento.
Por su parte, la noción de sistema de partidos se refiere a la
forma en la que las organizaciones partidistas interactúan entre
sí o, en su caso, a la forma en la que un solo partido actúa dentro
de un régimen representativo. En este sentido, se puede hablar

12
INTRODUCCIÓN

de un sistema de partidos competitivo, de un sistema de partido


hegemónico, o de un sistema bipartidista o multipartidista, por
citar las características más relevantes.
Como se ha señalado, la colección Sistemas Políticos y Elec-
torales Contemporáneos se ocupará de las democracias de nues-
tro tiempo y, por lo tanto, hará referencia a países organizados bajo
un régimen constitucional democrático. ¿Qué significa esto?; ¿qué
es el constitucionalismo?; ¿qué formas de gobierno han sido adop-
tadas dentro del constitucionalismo?; ¿cuáles son los distintos
principios electorales para la integración de los órganos de re-
presentación popular en las democracias representativas?
Con el propósito de ofrecer los elementos necesarios para
la mejor comprensión de cada uno de los sistemas políticos y
electorales incluidos en este esfuerzo editorial, a continuación se
tratará de dar respuesta en forma breve y sencilla a estos cuestio-
namientos a través de una serie de definiciones básicas.
El constitucionalismo es el producto político y jurídico del
triunfo del pensamiento liberal frente al absolutismo y los autori-
tarismos. En ese sentido, el constitucionalismo tiene como razón
de ser y como fin la limitación del poder público y la garantía de
los derechos fundamentales de las personas, a través de la subor-
dinación del poder a la ley. De allí que sus principios más impor-
tantes sean la división del poder político, para crear un sistema
de controles y contrapesos entre los distintos órganos del Estado,
y el control sobre la constitucionalidad de los actos de la autori-
dad, para garantizar los derechos fundamentales, establecidos en
la Constitución, de las personas frente al poder público.
El constitucionalismo democrático es, en consecuencia, un
régimen político y jurídico en el que, además de establecer lími-
tes al poder público y garantías para los derechos de las perso-
nas, los órganos de gobierno deben ser populares, es decir, deben
expresar el principio de gobierno del pueblo conforme al signifi-
cado etimológico de la democracia. Ahora bien, en la medida en
que las sociedades modernas, por su dimensión y complejidad,
no permiten el ideal clásico del gobierno directo del pueblo, la
democracia moderna ha sido representativa, es decir, gobierno
del pueblo a través de sus representantes, cuestión que veremos

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

en seguida. Pero, en síntesis, el constitucionalismo democrático


puede definirse hoy como un sistema político con división de
poderes, garantías individuales y órganos de gobierno de repre-
sentación popular.
Ahora bien, un régimen constitucional democrático puede
adoptar distintas formas o sistemas de gobierno. Los dos más im-
portantes son el presidencial y el parlamentario, y si bien dentro
de ellos existen diversas modalidades e incluso un sistema híbrido
o mixto que toma elementos de ambos –es el caso del semipresi-
dencialismo francés–, lo cierto es que cada uno tiene elementos
característicos, los cuales se pueden resumir en los siguientes
términos.
En un sistema presidencial:

• El presidente es, a la vez, jefe de Estado y jefe de gobierno.


• La elección del presidente es directa o semidirecta (es el
caso de Estados Unidos).
• El jefe de gobierno y su gabinete no son designados o re-
movidos por el órgano parlamentario sino por el propio
presidente.
• Los poderes Ejecutivo y Legislativo están claramente se-
parados.

En un sistema parlamentario:

• El jefe de Estado y el jefe de gobierno son personas distin-


tas (en las monarquías parlamentarias, como Gran Breta-
ña, el rey es el jefe de Estado).
• Los miembros del Parlamento son elegidos por el voto
popular.
• El jefe de gobierno y el gabinete son designados y pueden
ser removidos por el Parlamento.
• Los poderes Ejecutivo y Legislativo no están separados;
por el contrario, se comparten.

En los dos sistemas hay un proceso de elección popular para


la integración de los poderes públicos. Dicha elección se realiza

14
INTRODUCCIÓN

y se convierte en representación política mediante un sistema


electoral; cabe recordar, en este punto, que la noción de siste-
ma electoral, en sentido estricto, se refiere a los principios y a
los métodos utilizados para convertir los votos en escaños, es
decir, para traducir la voluntad ciudadana en representación po-
lítica. Existen dos grandes sistemas electorales, el de mayoría
y el proporcional, cada uno de ellos con diversas modalidades y
fórmulas de asignación de escaños, así como un sistema mixto
que combina los principios de ambos. En términos generales,
dichos sistemas se pueden describir de la siguiente manera.
En los sistemas de mayoría:

• Se busca formar una mayoría en los órganos de represen-


tación popular que garantice estabilidad y gobernabilidad,
aun a riesgo de fomentar sobre o subrepresentación en el
Parlamento; por ejemplo, que un partido político obtenga
un porcentaje de escaños o curules sensiblemente mayor o
menor al porcentaje de la votación que haya obtenido. En
este caso se privilegia la gobernabilidad sobre la repre-
sentatividad.
• El ganador de la elección en el ámbito territorial-poblacio-
nal donde se realice la elección se queda con toda la repre-
sentación, es decir, gana todo; por ejemplo, en un distrito
electoral se elige a un solo diputado.
• Los partidos presentan candidatos individuales y el elector
sólo tiene una opción.

En los sistemas proporcionales:

• Se busca que los órganos de representación popular sean


lo más representativos posible de la voluntad ciudadana,
es decir, de los porcentajes de votación obtenidos por cada
partido, aun a riesgo de generar una fragmentación en la
composición del Parlamento que dificulte la estabilidad y
la gobernabilidad; por ejemplo, que un Parlamento, al re-
flejar con exactitud los porcentajes de la votación obteni-
dos por los distintos partidos políticos, se fragmente de tal

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

modo que la formación de una mayoría que legisle o integre


el gobierno (en el caso de un sistema parlamentario), resul-
te imposible; en este caso se privilegia la representatividad
sobre la gobernabilidad.
• Se elige a dos o más representantes en el ámbito territo-
rial-poblacional en el que se realice la elección y, por lo
tanto, el triunfo es compartido según los porcentajes de la
votación; por ejemplo, de una circunscripción electoral
pueden surgir diez diputados.
• Las candidaturas de los partidos no son individuales sino
que se presentan en listas.

Antes de concluir es importante señalar que el carácter general


de los contenidos de esta introducción sirve, como se apuntó, para
ofrecer los elementos básicos que permitan una mejor compren-
sión de los sistemas políticos y electorales específicos que consti-
tuyen el objeto de la colección. En cada caso se tratarán en detalle
las características y las modalidades de los distintos países con-
siderados.

16
III. Sistema político ................................................................. 17
1. Régimen constitucional ................................................ 17
1.1. Antecedentes históricos ........................................ 17
2. Presidente y vicepresidente .......................................... 19
3. Jefe de gabinete y ministros ......................................... 21
4. Congreso federal ........................................................... 22
5. Auditoría General de la Nación y
Defensor del Pueblo ..................................................... 24
6. Corte Suprema de Justicia y Consejo
de la Magistratura ......................................................... 24
7. Gobierno local .............................................................. 25
I. SISTEMA POLÍTICO

1. Régimen constitucional

1.1. Antecedentes históricos

Argentina es una república representativa, democrática y fede-


ral, dividida en 23 provincias más la ciudad de Buenos Aires,
que constituye un distrito federal como capital del país. De 1810
a nuestros días, este país ha tenido cuatro nombres oficiales: Pro-
vincias Unidas del Río de la Plata, República Argentina, Confe-
deración Argentina y, finalmente, Nación Argentina.
La Constitución Política es la piedra angular de todo su orde-
namiento jurídico. La propia Constitución se hace acompañar
tanto por tratados internacionales como por las leyes dictadas por
el Congreso General para integrar la Ley Suprema de la Nación.
Aprobada en 1853, la Carta Magna argentina es, hoy día, una de
las constituciones vigentes más antiguas, superada en longevidad
únicamente por las de San Marino (1600), Estados Unidos (1787),
Noruega (1814), Bélgica (1831) y Nueva Zelanda (1852).
El área geográfica de lo que actualmente constituye la Na-
ción Argentina fue colonizada en dos movimientos distintos.
El primero, en la segunda mitad del siglo XVI, proveniente de
Perú, descendió del noroeste, formando a su paso los pueblos
de Mendoza, San Luis, Tucumán, San Juan y Córdoba. El segun-
do, proveniente directamente de España, se estableció a lo largo
del estuario del Río de la Plata.
Antes de 1776 Argentina fue parte del Virreinato de Perú,
con una importancia reducida para la Corona española principal-

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

mente debido a su falta de metales preciosos. Sin embargo, con


el crecimiento de la población y, sobre todo, con la amenaza de
los portugueses que colonizaron Brasil, los reyes españoles re-
solvieron reestructurar la administración de estos territorios y
crearon, para tal efecto, un virreinato distinto con cabecera en
Buenos Aires. Aun con estas modificaciones al gobierno local y
la verticalidad en las líneas de mando que se originaban en Espa-
ña (rey-virrey-intendentes locales), resultaba excepcionalmente
difícil el efectivo control político de la región debido a las gran-
des distancias entre centros de población, lo reducida de ésta frente
a las dimensiones geográficas y, por último, a su carácter prepon-
derantemente rural.
En 1808, con la invasión francesa a España y la caída del
Rey Fernando VII, el dominio español en las colonias america-
nas se debilitó profundamente. Dos años más tarde, cuando los
últimos vestigios de la autoridad española en la península des-
aparecieron, las líneas de legitimidad se mantuvieron, aunque
difusas, y los virreyes se encontraron a sí mismos en una posición
poco firme. Así, el 25 de mayo de 1810 el Consejo de la Ciudad de
Buenos Aires depuso al virrey y asumió el control de la ciudad,
en lo que más tarde sería el inicio del movimiento de indepen-
dencia, declarado formalmente iniciado seis años después.
Entre 1810 y 1819 los argentinos se vieron inmersos en una
guerra no sólo contra los españoles por la independencia, sino
también contra paraguayos, uruguayos, brasileños y, quizá con
mayor frecuencia, entre ellos mismos. A mediados de siglo el
nivel de violencia cedió considerablemente pero aún no se avan-
zaba en la consolidación del nuevo Estado.
En 1835, el general Juan Manuel de Rosas asumió el poder y
se convirtió en dictador hasta 1852. Fue entonces que la mayoría
de los gobiernos de las provincias intentaron la unidad nacional y,
para el año siguiente, 1853, se promulgó la Constitución de la
Nación Argentina, la cual ha sido la ley fundamental hasta la fecha,
con una interrupción entre 1949 y 1956 y, ya en los setenta, con las
sucesivas dictaduras militares. A lo largo del periodo colonial, la
población de Buenos Aires tuvo un desenvolvimiento separado
del resto de la población del interior del país, la cual se encargaba

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SISTEMA POLÍTICO

principalmente de proveer alimento, ganado y desarrollar los tex-


tiles necesarios para las zonas mineras de Perú. Mientras tanto,
Buenos Aires permaneció orientada hacia el mercado europeo.
El gobierno de Buenos Aires, ávido por conservar sus prerro-
gativas ante los gobiernos del interior, boicoteó la Convención
Constitucional y mantuvo una existencia separada. Los gobier-
nos del interior, que se consideraban a sí mismos federalistas,
pretendían sintetizar federalismo, democracia y libertad, y lucha-
ban por un acuerdo nacional que no reprodujera la centralización
intensa que prevaleció en el periodo colonial. Reconocían las
diferencias sociales y económicas prevalecientes entre las provin-
cias del interior y Buenos Aires, y veían en el federalismo el
método idóneo para subsanar esas desigualdades. Por el contrario,
los “unitarios” de Buenos Aires consideraban que la mejor ma-
nera de construir la Nación Argentina era a través de un sistema
de gobierno unitario y sostenían que de promoverse el federalismo
se corría el riesgo de fragmentar el naciente Estado.
Económicamente, Buenos Aires era muy superior a todas la
provincias debido a que la mayor fuente de recursos externos
eran los impuestos que por concepto de importación se genera-
ban en el puerto de esa ciudad, el único con la capacidad para
comerciar mercancías extranjeras. Otra causa de la desafortuna-
da condición económica de las provincias internas era la falta de
los insumos provenientes de los mercados tradicionales de Perú,
además de que todas las mercancías que entraban o salían del
país por el estuario de Río de la Plata tenían que pagar un aran-
cel, el cual iba a parar directamente a la hacienda de esa provincia.

2. Presidente y vicepresidente

El régimen político argentino es, sin duda, presidencialista. El


Poder Ejecutivo recae en la figura del presidente de la nación,
quien desde 1994 es electo junto con el vicepresidente para un
periodo de cuatro años. Antes de la reforma constitucional pro-
movida por el actual presidente Carlos Saúl Menem para con-
templar la reelección en el periodo inmediato siguiente, el

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

presidente del país gobernaba por seis años, con la posibilidad de


desempeñar el encargo en una segunda ocasión tras el intervalo
de un periodo. La Constitución vigente establece que tanto el
presidente como el vicepresidente podrán ser reelectos o suce-
derse recíprocamente por un único periodo consecutivo. Una vez
ocurrido esto no pueden ser electos para ninguno de ambos car-
gos sino con el intervalo de un periodo. Por tanto, un presidente, o
más exactamente la fórmula de presidente y vicepresidente, pue-
de ocupar en tres momentos distintos la presidencia. El primer
periodo, cuando es elegido por primera vez; el segundo, al reele-
girse para el periodo inmediato siguiente; y, por último, en caso de
volver a ser electo presidente habiendo transcurrido, por lo menos,
un periodo presidencial intermedio sin ocupar el cargo.
Pueden aspirar a ser presidente o vicepresidente de la nación
los ciudadanos argentinos nacidos en territorio nacional o los hijos
de ciudadano argentino nacidos en el extranjero que tengan 30
años cumplidos, y que gocen de una renta anual de dos mil pesos
o un ingreso equivalente. Como requisito adicional, en tanto que
Argentina es un Estado que reconoce a la religión católica como
oficial, se establece que el presidente debe pertenecer a la comu-
nidad católica apostólica romana.
El vicepresidente puede ejercer el Poder Ejecutivo en susti-
tución del presidente en caso de ausencia, muerte, renuncia o
destitución. El vicepresidente se desempeña también como pre-
sidente del Senado, aunque no participa en las votaciones salvo
en caso de empate, en cuyo caso tiene voto de calidad.
El presidente es el jefe supremo de la Nación Argentina; por
lo tanto, como en todo régimen presidencialista, reúne las calida-
des de jefe de gobierno y de Estado. Sus facultades y atribuciones
son, entre otras, ser el responsable político de la administración
general del país; realizar nombramientos, con el acuerdo de dos
tercios del Senado, de altos funcionarios de la administración
pública, del gabinete de ministros y del jefe del gabinete en for-
ma directa, y también hace nombramientos de embajadores, mi-
nistros plenipotenciarios, jueces de la Corte Suprema, así como
de cargos militares superiores; conceder indultos o conmutación
de penas por delitos sujetos a la jurisdicción federal; suscribir

20
SISTEMA POLÍTICO

tratados y acuerdos con organismos internacionales y naciones


extranjeras, y declarar la guerra, en su calidad de comandante en
jefe de todas las fuerzas armadas de la nación.

3. Jefe de gabinete y ministros

Para la mejor conducción de la administración pública, el pre-


sidente cuenta con un gabinete de ministros encargados del des-
pacho de los negocios de una determinada rama del gobierno
argentino. Su número y competencia se establece por conducto de
una ley especial, con la cual el presidente puede ampliar o redu-
cir su número de acuerdo con las exigencias y necesidades de la
administración del país.
El encargado de coordinar a los ministros-secretarios es el
jefe de gabinete, quien tiene responsabilidad parlamentaria. Es
uno de los funcionarios más cercanos del presidente en cuanto al
ejercicio de la administración pública ya que, constitucionalmente,
tiene la responsabilidad de ejercerla. Desempeña un papel fun-
damental en la relación con el Poder Legislativo pues es él quien
envía al Congreso los proyectos de Ley de Ministerios y de Pre-
supuesto Nacional, previa aprobación del Poder Ejecutivo. Mien-
tras se desempeñe como tal, el jefe de ministros no puede ejercer
otro ministerio y tiene la obligación de asistir cuando menos una
vez al mes al Congreso, alternándose en ambas cámaras. Al igual
que los demás ministros, puede acudir a las sesiones del Congre-
so con voz, pero no podrá tomar parte en ninguna votación.
Los ministros son responsables, individualmente, de los actos
que realizan en el ejercicio de sus funciones y, solidariamente,
de los asuntos que acuerdan con sus colegas. En ningún caso que
no sea de índole económico o administrativo de sus respectivos
departamentos pueden tomar resoluciones por sí mismos.

4. Congreso federal

El Poder Legislativo de Argentina se encuentra depositado en

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SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

dos cámaras. Una de diputados, que representan a la nación, y la


otra de senadores, representantes de las provincias y de la ciudad
capital, Buenos Aires.
La Cámara de Diputados se compone de representantes elec-
tos directamente por el pueblo argentino, tanto en las provincias
como en Buenos Aires, consideradas cada una para la elección
de los miembros de la Cámara baja como distritos electorales
plurinominales. El periodo de los diputados es de cuatro años,
mientras que la Cámara se renueva por mitades cada dos años.
Los 257 diputados que integran esta Cámara se eligen por un
sistema de representación proporcional. En efecto, cada partido
político elabora una lista de candidatos igual al número de esca-
ños a elegir en cada distrito o provincia. Para ser electo diputado
se requiere que al partido le correspondan tantos lugares en la
Cámara como el número de la lista respectiva que ocupe el can-
didato. Es decir, si al partido le corresponden seis lugares, los
candidatos que aparezcan en los seis primeros sitios de la lista
resultarán electos.
El cálculo para determinar el número de diputados se hace
en función de la población nacional, y el resultado de la ecuación
que otorga, en principio, el total de escaños, es de un represen-
tante por cada 33 mil habitantes o fracción igual o mayor a la
mitad. Esta regla presenta una excepción, ya que el Congreso
tiene la facultad de, una vez realizado el censo de cada diez años,
aumentar la base poblacional representada por cada diputado,
sin poder disminuirla.
El Senado, representante del pacto federal, se compone de
tres senadores por cada provincia y tres por la ciudad de Buenos
Aires. Al partido que obtiene el mayor número de votos en la
circunscripción provincial le corresponden dos bancas y la res-
tante se otorga a la primera minoría. Los senadores duran en su
encargo seis años y pueden ser reelectos indefinidamente. Esta
Cámara se renueva por tercios cada dos años y está integrada por
72 senadores.
Para ser senador se requiere tener 30 años cumplidos, ser
ciudadano argentino con seis años de anterioridad al día de la
elección, tener un ingreso anual de dos mil pesos, y ser natural

22
SISTEMA POLÍTICO

de la provincia que lo elija o con dos años de residencia inmedia-


tamente anterior en ella. Como se puede apreciar, los requisitos
exigidos para ser presidente de la República son casi idénticos a
los que se exigen para ser senador.
La presidencia del Senado, como ya se había mencionado, recae
en el vicepresidente de la nación, quien a diferencia de los demás
senadores no puede tomar parte en las votaciones de los asuntos
tratados en su seno sino únicamente en caso de empate, en donde
su inclinación será definitiva al contar con voto de calidad.
A diferencia de otros países, en Argentina sólo hay un perio-
do ordinario de sesiones al año para ambas cámaras, el cual ini-
cia el primer día de marzo y concluye el último día de noviembre.
No obstante, puede abrirse un periodo extraordinario de sesiones
convocado por el presidente de la nación.
El presidente, los integrantes de cualquiera de las dos cáma-
ras y los ciudadanos de la República –a través de la iniciativa
popular– tienen capacidad para presentar al Congreso un pro-
yecto de ley. En el último caso se requiere que la iniciativa sea
remitida al Congreso por conducto de la Cámara de Diputados y
debe ser analizada en un periodo de doce meses.
El presidente, además, tiene facultad de veto de los pro-
yectos de ley que le sean enviados para su aprobación y
promulgación. Tiene diez días hábiles para contestar al Con-
greso, y una vez transcurrido este lapso sin una respuesta, el
proyecto se entiende como aprobado. Una iniciativa dese-
chada por el Ejecutivo regresa a la Cámara de origen, y si tanto
en ésta como en la Cámara revisora es aprobada por los
dos tercios de sus integrantes, se convierte en ley. Después
es remitida nuevamente al presidente para su promulgación.
Aun cuando en este supuesto parecería que la voluntad popu-
lar expresada en el Legislativo tiene preeminencia sobre el
Ejecutivo, existe un vacío constitucional que le permite al pre-
sidente, si fuere el caso, imponer su voluntad con el simple
hecho de no promulgar la ley, al no haber disposición alguna
que establezca que de no hacerlo en determinado tiempo el
Congreso tendría la facultad de fijar su entrada en vigor sin su
participación.

23
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

5. Auditoría General de la Nación


y Defensor del Pueblo

La reforma constitucional de 1994 creó dos organismos en el


ámbito del Congreso nacional: la Auditoría General de la Nación
y el Defensor del Pueblo. El primero, como un órgano de asisten-
cia técnica del Congreso federal, encargado de controlar la lega-
lidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la administración
pública del Estado, sea centralizada o paraestatal. Este organismo
revisa los rubros económico, patrimonial, financiero y operati-
vo de la gestión pública. Su presidente es designado a propuesta
del principal partido político de oposición, es decir, aquel que
cuente con el mayor número de legisladores opositores en el Con-
greso. A través de él, el Poder Legislativo supervisa y controla
el ejercicio de la administración general, con lo cual se busca
una responsabilidad mayor en el manejo de los recursos públicos
así como una prestación del servicio público más eficiente.
Por su parte, el Defensor del Pueblo es un órgano indepen-
diente, con plena autonomía funcional que, sin recibir instruc-
ciones de autoridad alguna, tiene como misión la defensa y
protección de los derechos humanos y las garantías tuteladas por
el Estado argentino a través de la Constitución y las leyes deriva-
das de ella ante actos u omisiones de la autoridad administrativa.
El Defensor del Pueblo es designado y removido por el Con-
greso con el voto de las dos terceras partes de los miembros de
cada Cámara. Su periodo es de cinco años y puede ser designado
nuevamente, aunque sólo por una vez.

6. Corte Suprema de Justicia


y Consejo de la Magistratura

El Poder Judicial Federal está integrado por la Corte Suprema de


Justicia, máxima instancia jurisdiccional en Argentina, y los tribu-
nales inferiores que determine el Congreso a través de las leyes
respectivas. A todos ellos les corresponde resolver lo relacio-
nado con asuntos constitucionales y legales, así como aquéllos

24
SISTEMA POLÍTICO

basados en tratados internacionales. Algunos de los juicios que


los tribunales federales pueden conocer son: asuntos en que la
nación sea parte; conflictos entre dos o más provincias, o entre
una provincia y los vecinos de otra, o bien entre vecinos de dife-
rentes provincias; y litigios entre provincias o ciudadanos contra
un Estado o un ciudadano extranjero.
Para ser juez de la Corte son necesarios los mismos requisi-
tos que para ser senador, además de ser abogado con ocho años
de ejercicio profesional. Actualmente, la Corte Suprema está con-
formada por nueve miembros.
La administración del Poder Judicial está a cargo del Conse-
jo de la Magistratura, al que corresponde, a su vez, la selección
de los magistrados. En su integración intervienen diversos secto-
res, por lo que se puede hablar de una composición sui generis.
En efecto, se pretende tener un equilibrio entre la representación
de los órganos políticos resultantes de la elección popular, de los
jueces de todas las instancias, de los abogados litigantes a nivel
federal y de miembros de los círculos académico y científico.

7. Gobierno local

Las 23 provincias tienen, legalmente, la capacidad para darse


una Constitución que asegure su administración de justicia,
su régimen municipal, su educación primaria, y reglamentar su
alcance y contenido político, institucional, administrativo, eco-
nómico y financiero. Cada provincia conserva para sí todas las
atribuciones no conferidas expresamente por la Constitución a
los poderes federales. De esta manera, tienen plena capacidad
para otorgarse sus propias instituciones locales y regirse por ellas
mismas; eligen a sus gobernadores, legisladores y demás fun-
cionarios sin intervención del gobierno federal. Sin embargo, esta
autonomía federal no ha sido bien llevada a cabo en la práctica.
En efecto, la historia política argentina prueba que la utiliza-
ción del principio de intervención federal ha servido como una
medida de supresión de la autonomía de las provincias, lo que
constituye una continua violación al sistema federal.

25
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Las elecciones en este ámbito (gobernadores, diputados y


senadores provinciales) se regulan por la legislación electoral
autónoma que cada provincia establezca. No obstante, la mayo-
ría de las provincias conservan ciertos rasgos de la legislación
federal, en materia electoral, como la representación proporcio-
nal, el método D’Hondt y el umbral del 3%, que se explicarán en
el siguiente capítulo.

26
II. SISTEMA ELECTORAL

El sistema electoral argentino es de representación proporcional.


Es decir, para la integración de los órganos de representación
popular –Cámara de Diputados y Senado– se privilegia la repre-
sentatividad del mandato de los electores sobre el principio de
gobernabilidad. No obstante, existen diferentes métodos para
convertir los votos en escaños en cada una de las cámaras. Dada
la forma de régimen presidencialista, a continuación revisare-
mos el procedimiento de selección del titular del Ejecutivo.
En 1912 se promulgó la Ley Electoral Sáenz Peña, la cual
constituyó un hito en la historia política argentina al establecer
el sufragio universal masculino. La universalización completa
del sufragio, es decir, la extensión del derecho de voto a la mujer,
se alcanzó hasta 1948 a través de la legislación peronista en
favor de sus derechos políticos.
Hasta 1989 la Constitución establecía un sistema indirecto
para elegir presidente y vicepresidente de la nación. Es decir,
como en el caso de Estados Unidos, los ciudadanos votaban por
los miembros de las Juntas de Electores, quienes a su vez lo ha-
cían por las fórmulas de presidente y vicepresidente. Este siste-
ma fue utilizado en 21 de las 25 elecciones celebradas entre 1854
y 1989, mientras que en los cuatro procesos electorales restantes
se optó por el sistema de elección directa.
El método de elección de las Juntas de Electores pasó entre
1916 y 1989 por tres diferentes procedimientos: en primer lugar,
la lista completa, según la cual el candidato que sale primero en
su distrito arrastra a todos los electores en disputa; en segundo
lugar, la lista incompleta, que en la práctica asigna dos tercios de

27
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

electores al primer candidato y el tercio restante a la primera


minoría; y el tercero, a través del método D’Hondt, un sistema
de representación proporcional que distribuye los restos de vota-
ción al aplicar cocientes de proporcionalidad, con un umbral
mínimo de 3% por debajo del cual los resultados de los candida-
tos no son contabilizados para el reparto de electores. Ninguno
de los métodos indirectos anteriores es utilizado en la actualidad
para elegir al titular del Ejecutivo.
A partir de la reforma constitucional promovida por el presi-
dente Carlos Saúl Menem, con la cual se permite la reelección
inmediata para el titular del Ejecutivo, el mecanismo de elección
presidencial retornó al voto directo de los ciudadanos como sis-
tema de elección, y la fórmula triunfadora puede ser electa en
una primera vuelta, o bien, en una segunda cuyo resultado es
definitivo. En efecto, actualmente se determina que la fórmula
de presidente y vicepresidente que resulte triunfadora en la pri-
mera vuelta será declarada electa si obtiene un porcentaje
mayor a 45% de los votos válidos, o bien, si alcanza 40% de la
votación y cuenta con una distancia superior a diez puntos por-
centuales con respecto a la fórmula que ocupa el segundo lugar
en las preferencias electorales. Se requerirá de una segunda vuel-
ta cuando ninguno de los supuestos ya señalados se cumpla y
sólo competirán las dos fórmulas más votadas en la primera opor-
tunidad. En este caso, resultará electa la que obtenga mayoría
simple de los votos emitidos.
Para la elección de los miembros de la Cámara baja se utiliza
un sistema de proporcionalidad pura: el método D’Hondt o mé-
todo de común divisor. Los diputados se eligen en forma directa
por la población de cada provincia y de la capital, las cuales se
considerarán para estos efectos como distritos electorales. Cada
elector votará por una lista de candidatos de cada partido, cuyo
número será igual al de los cargos a ocupar.
El método D’Hondt establece que cada partido elaborará una
relación de candidatos del total de los puestos a elegir. El total de
votos obtenido por cada lista que haya alcanzado como mínimo
3% del padrón electoral en el distrito será dividido por 1, 2, 3, y
así sucesivamente hasta llegar al número total de los cargos a

28
SISTEMA ELECTORAL

cubrir en tal distrito. Los cocientes resultantes, independiente-


mente de la lista de que provengan, serán ordenados de mayor
a menor en número igual al de los cargos a ocupar. En caso de
que hubiera dos o más cocientes iguales se ordenarán de mayor a
menor, conforme al total de votos obtenidos por los partidos res-
pectivos. Si éstos hubieran logrado igual número de votos, se prac-
ticará un sorteo para determinar a qué partido se le asigna el escaño
en disputa. Finalmente, a cada partido le corresponderán tantos
escaños como veces figuren sus cocientes en el porcentaje mayor.
Veamos el siguiente ejemplo:

• Distrito hipotético: MNL


• Padrón electoral: 2,000 electores
• Escaños a ocupar: 50
• Votación de los partidos: partido A = 1,000 votos; par-
tido B = 500 votos; partido C = 400 votos; partido D =
100 votos
• Cada número de la tabla (véase página 30) corresponde
a un candidato de la lista presentada por los partidos polí-
ticos. La asignación de diputados se da conforme al orden
determinado en la lista de cada partido; de esta manera,
el que figure en el número uno será el primero en ocupar
un escaño y así sucesivamente hasta agotar los que a cada
partido correspondan.

En cuanto al Senado, el método de selección es distinto.


En efecto, también se trata de un sistema de representación pro-
porcional, en el cual cada provincia y la ciudad de Buenos Aires,
consideradas como distritos electorales, cuentan con tres sena-
dores. La necesidad de asegurar una representación diferenciada
en lo que a partido político respecta dentro de cada distrito, ha
llevado a estipular un sistema mayoritario de lista incompleta
como fórmula electoral para la asignación de los tres escaños a
favor de las dos fuerzas más votadas, de modo tal que el primer
partido obtendrá los dos tercios de la representación (dos ban-
cas), quedando un tercio estante (una banca) a favor del segun-
do. Los 72 senadores duran en su cargo seis años, pudiendo

29
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Partido A Partido B Partido C Partido D


1,000 votos 500 votos 400 votos 100 votos

01. 1,000 01. 500 01. 400 1. 100


02. 0,500 02. 250 02. 200 2. 050
03. 0,333 03. 166 03. 133
04. 0,250 04. 125 04. 100
05. 0,200 05. 100 05. 080
06. 0,166 06. 083 06. 066
07. 0,142 07. 071 07. 057
08. 0,125 08. 062 08. 050
09. 0,111 09. 055 09. 044
10. 0,100 10. 050 10. 040
11. 00,90 11. 045
12. 00,83 12. 041
13. 00,76
14. 00,71
15. 00,66
16. 00,62
17. 00,58
18. 00,55
19. 00,52
20. 00,50
21. 00,47
22. 00,45 Del total de escaños a ocupar (50)
a cada partido le corresponden:
23. 00,43
24. 00,41 Partido A = 26
Partido B = 12
25. 00,40 Partido C = 10
Partido D = 02
26. 00,38

30
SISTEMA ELECTORAL

reelegirse indefinidamente, mientras que la Cámara Alta se re-


nueva a razón de un tercio por bienio.
Tanto en el nivel federal como en el caso de las provincias,
los comicios para elegir a los poderes Ejecutivo y Legislativo se
celebran dentro de los dos últimos meses de vigencia del cargo
que se renueva, sin que exista una fecha determinada para llevar-
los a cabo. En ambos casos, el Ejecutivo –federal o estatal– con-
voca a elecciones con 90 días de anticipación a la fecha en que
deberán verificarse. Deben señalar, también, los cargos a elegir
y el número de ellos.
La Cámara Nacional Electoral es la máxima instancia en ma-
teria electoral. Entre sus principales funciones se encuentran
levantar el Registro Nacional de Electores, ser la última instancia
en el sistema recursal, y designar una Junta Electoral Nacional
por distrito (provincias y la ciudad de Buenos Aires) con la ante-
lación necesaria a fin de que queden integradas 60 días antes
de la elección. Por su parte, las juntas aprueban las boletas elec-
torales, designan a los funcionarios de las mesas receptoras de
votos, deciden sobre impugnaciones presentadas en su distrito,
realizan el escrutinio y proclaman a quienes resultaron electos
en el distrito.
Los partidos políticos podrán designar fiscales ante las Jun-
tas Electorales Nacionales, las cuales, a su vez, podrán nombrar
fiscales ante las mesas receptoras de votación. Tanto los fiscales
generales como los de mesa pueden formalizar reclamaciones por
los incidentes ocurridos durante la votación o el escrutinio, ante
las instancias en las que se encuentren acreditados. Las resolu-
ciones de las juntas pueden ser protestadas ante la Cámara Na-
cional Electoral, cuyas decisiones serán inapelables.
El sistema electoral argentino presenta dos características
particulares respecto a la jornada electoral. La primera consiste en
que, contrario a lo que sucede en la mayoría de los países, exis-
ten mesas de votación diferenciadas para hombres y mujeres.
Así, la legislación electoral dispone que habrán de existir mesas
de votación exclusivas para cada sexo. La segunda es que, una
vez en la mesa de votación, el elector puede acreditar su identi-
dad de diversos modos, es decir, no existe una identificación única

31
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

con la cual el elector acude a votar, sino que existen tres distintos
documentos igualmente válidos para ejercer el sufragio: la libre-
ta de enrolamiento, la libreta cívica y el documento nacional de
identidad.
Existen en Argentina 16,507 cargos electivos. De éstos,
14,942 son de nivel municipal: 1,123 intendentes, 8,548 conse-
jales, 2,736 comisiones municipales y 2,535 consejeros escolares
o miembros de tribunales de cuenta. Respecto al nivel provin-
cial, o local, los cargos electivos son 1,234: 46 de gobernador y
vicegobernador, 232 senadores y 884 diputados (más 72 autori-
dades de diversos tipos). A nivel nacional, los cargos a elegir son
331: 257 diputados nacionales, 72 senadores nacionales, más el
presidente y el vicepresidente de la República.

32
III. Sistema de partidos ........................................................... 33
1. Unión Cívica Radical (UCR) ......................................... 35
2. Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) .................. 39
3. Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) ..................... 40
4. Partido Justicialista (PJ) ................................................ 40
5. Partido Conservador (PC) ............................................. 43
III. SISTEMA DE PARTIDOS

El sistema de partidos argentino ha sido considerado bipartidista,


ya que no obstante la proliferación y diversidad de organizaciones
partidistas, en la práctica sólo dos han sido capaces de acceder al
poder (sin contar, por supuesto, el intervencionismo militar). Las
dos principales opciones partidistas argentinas han sido la Unión
Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ). Sin embargo,
salvo por los periodos de 1958-1966 y 1983-1989, en los que la
UCR (o sus ramificaciones) logró acceder al poder, lo cierto es que
el Partido Justicialista se ha mantenido como la principal fuerza
electoral, con una presencia nacional que ningún otro partido
ha logrado sostener.
Dada la compleja y veloz sucesión de gobiernos democráti-
cos y regímenes militares que se ha registrado en Argentina du-
rante el presente siglo, a continuación se expone, a manera de
resumen, una cronología electoral del país.
Con la universalización del sufragio a los varones mayores
de 18 años, en las elecciones de 1916 Hipólito Yrigoyen, de la
UCR, se convirtió en el primer presidente argentino surgido de
elecciones democráticas. En 1922, Marcelo Alvear, miembro
de la misma organización, lo sustituyó en la presidencia y seis
años más tarde Yrigoyen resultó electo presidente por segunda
ocasión, pero el golpe militar de Félix Uriburu lo destituyó en
1930. Dos años después, Augusto P. Justo, del Partido Conserva-
dor, accedió al poder tras unas elecciones totalmente fraudulen-
tas. Los conservadores permanecieron en el gobierno hasta 1943,
con dos presidentes más surgidos de sus filas: Roberto Ortiz
(1938-1941) y Ramón S. Castillo (1941-1943).

33
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

En 1943 un nuevo golpe militar derrocó al gobierno conser-


vador. Así, el general Pablo Ramírez y Edelmiro Farrel goberna-
ron sucesivamente entre 1943 y 1946. Juan Domingo Perón, del
Partido Justicialista, asumió el poder por primera vez en 1946 y
su administración se prolongó hasta 1955, al ser depuesto por el
golpe militar encabezado por Eduardo Lonardi. Ese mismo año,
otro general tomó el mando del país: Eugenio Arámburu.
En 1958 fue electo presidente Arturo Frondizi, de la UCRI
(Unión Cívica Radical Intransigente), quien gobernó hasta 1964.
Ese año, después de un breve intervencionismo militar, se cele-
braron elecciones en las cuales Arturo Illía, de la UCRP (Unión
Cívica Radical del Pueblo) obtuvo la victoria. Illía no pudo com-
pletar su periodo al ser depuesto por un nuevo golpe de Estado.
Durante los siguientes seis años Argentina fue gobernada por
los generales Juan Carlos Onganía (1966-1968), Roberto Mario
Levingston (1968-1972) y Alejandro Lanusse, quien convocó a
elecciones para 1973.
Tras dichos comicios, Héctor J. Cámpora, del Partido Justi-
cialista, resultó vencedor y encabezó un efímero gobierno de
menos de un año. En efecto, en 1973 Perón ganó las elecciones
convocadas por Cámpora y regresó a la presidencia argentina.
Un año más tarde Perón murió en funciones dejando la presiden-
cia en manos de su esposa Estela, quien permaneció en el cargo
por dos años hasta ser depuesta por el golpe militar del general
Jorge Videla en 1976, con lo que se inició un sexenio de interven-
cionismo militar en el que participaron, además de Videla, los
también generales Eduardo Viola (1978-1980) y Leopoldo Galtieri
(1980-1982).
En los comicios de 1983 resultó electo Raúl Alfonsín, de la
UCR, con cuyo gobierno empezó una etapa de estabilidad polí-
tica que se extiende hasta la actualidad. Al término del periodo
constitucional de Alfonsín, en 1989, resultó electo, por primera
vez, Carlos Saúl Menem, del Partido Justicialista, quien se re-
eligió para un periodo consecutivo en 1995, el cual culminará en
1999.
Una vez realizado este repaso, en seguida se presenta con
mayor profundidad el desarrollo del sistema de partidos.

34
SISTEMA DE PARTIDOS

La promulgación de la Constitución federal en 1853, si bien


sentó las bases constitucionales del Estado argentino, no fue su-
ficiente para aminorar el clima de tensión imperante entre los
dos grupos políticos antagónicos que discrepaban en torno al
modelo de organización para el país: federalistas y unitarios. En
efecto, a mediados del siglo XIX el conflicto entre estos grupos
se agudizó y llegó al extremo de explotar en una guerra civil en
1858. Para 1861, las fuerzas de Buenos Aires, guiadas por
Bartolomé Mitre, derrotaron al ejército provincial. Con algunos
ajustes constitucionales menores, Buenos Aires aceptó la uni-
ficación y en 1862 Mitre se convirtió en el primer presidente
nacional argentino.
La difícil situación por la que atravesó Argentina en las últi-
mas dos décadas del siglo XIX, en particular las constantes guerras
en sus límites fronterizos que se extendían de manera preocu-
pante hacia el sur, así como las largas distancias y la falta de
población a lo largo del territorio, fueron las condiciones funda-
mentales que propiciaron el nacimiento de las estructuras parti-
distas. Así, en 1890 apareció la primera organización más o menos
próxima al concepto moderno de partido político: la Unión Cívica.

1. Unión Cívica Radical (UCR)

Formada en 1891, la Unión Cívica Radical fue la primera orga-


nización política no aristocrática en Argentina. Tiene como ante-
cedente al heterogéneo grupo opositor llamado Unión Cívica, en
cuyo interior se encontraban sectores católicos y laicos, clases
altas desplazadas de la alianza gobernante y sectores medios, con
un nutrido contingente de universitarios. La UCR se formó a par-
tir de una escisión de la Unión Cívica como respuesta al pacto
entre el general Mitre y el grupo gobernante. Un dirigente de la
Unión, Leandro N. Alem, desconoció el acuerdo con el gobierno
e impulsó la creación de la Unión Cívica Radical.
En esa época Argentina vivía una doble faceta. Por un lado, se
presentaba un desarrollo notable en cuanto a medios de transpor-
te, se amplió la red ferroviaria y se remodeló el puerto de Buenos

35
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Aires. Por otro, tenía un sistema político restringido y autorita-


rio, orientado a llevar todos los beneficios a un reducido grupo
cuyos negocios estaban relacionados con el sector exportador de
materias primas, que ocupó un lugar relevante.
Bartolomé Mitre y Leandro Alem fueron los dos más desta-
cados dirigentes de la Unión Cívica en su primera época. El pri-
mero con una larga trayectoria política, y el segundo con un
especial carisma que le permitió, gracias a la influencia que ejer-
cía sobre los integrantes de la UC, ser el líder incuestionable de la
naciente organización.
La Unión Cívica promovió en 1890 la llamada Revolución
del Parque, levantamiento armado contra el gobierno de Juárez
Celman que fue sofocado por las fuerzas armadas gubernamen-
tales, aunque trajo como consecuencia la renuncia anticipada del
presidente y su reemplazo por el vicepresidente Carlos Pellegrini.
La UCR no abandonó la idea de una rebelión armada después
de la Revolución del Parque. Todavía hasta 1905 se produjeron
distintos levantamientos en diferentes provincias, como Buenos
Aires, Tucumán, San Luis y Santa Fe, todos los cuales finaliza-
ron derrotados por las fuerzas gubernamentales.
Hipólito Yrigoyen, sobrino de Alem y uno de los más im-
portantes cuadros de la UCR de principios de siglo XX, buscó la
moderación de los postulados absolutamente radicales del partido.
Sostenía que mientras no se consideraran opciones intermedias
entre el todo o nada frente a las decisiones gubernamentales (en
donde la regla era el nada) no habría posibilidad de triunfo. En ese
sentido promovió una reorganización interna del partido, de corte
moderada, con la intención de construir una estructura parti-
dista más sólida.
Con la universalización del derecho de voto a los varones en
1912, las nuevas clases sociales estuvieron en condición de cam-
biar el viejo patrón clientelar de una política oligárquica y res-
tringida. Yrigoyen se convirtió en 1916 en el primer presidente
argentino surgido de elecciones democráticas, acontecimiento que
daba forma política a los anhelos tanto de los sectores populares
criollos, apartados de la vida pública por la oligarquía, como de
los hijos de inmigrantes que aspiraban a integrarse en la socie-

36
SISTEMA DE PARTIDOS

dad argentina. Yrigoyen imprimió a su gobierno un tinte popu-


lista ajeno a los patrones clásicos del liberalismo burgués. Su
principal logro en el gobierno fue declarar la expropiación petro-
lera en 1919 y reservar su explotación como área exclusiva del
Estado. Tres años más tarde se concretó la creación de un mono-
polio estatal en manos de una paraestatal creada ex profeso para
tal fin.
Yrigoyen dejó la presidencia en 1922 a su correligionario
Marcelo T. Alvear, quien cumplió su periodo de gobierno, y en
1928 un anciano y debilitado Yrigoyen fue electo presidente otra
vez. Sin embargo, esta nueva gestión no tuvo la suerte de la pri-
mera. La crisis económica, el propio populismo del presidente y
una muy debilitada UCR como organización partidista produje-
ron un vacío en torno a Yrigoyen, el cual fue aprovechado por
las fuerzas políticas conservadoras que en 1930 violaron, por pri-
mera vez, la Constitución de 1853, lo que dio inicio a una etapa
de inestabilidad e intervencionismo militar intermitente que se
detuvo, finalmente, hasta 1983.
Yrigoyen murió en 1933, lo cual permitió al ala de derecha
del partido, de corte radical, apoderarse de la dirigencia nacional
por un periodo que se prolongó hasta 1957. En esa fecha, como
corriente del radicalismo, surgió una profunda escisión al inte-
rior del partido promovida por Arturo Frondizi, que llevó a la
creación de la Unión Cívica Radical Intransigente. Apenas unos
años después, surgió otra ramificación conocida como Unión Cí-
vica Radical del Pueblo.
Después de seis años de administración castrense, de 1976 a
1982, el país se precipitó a una profunda crisis económica. El
tipo de cambio se disparó de 80 a 260,000 pesos por dólar y la
deuda externa se incrementó hasta 43 mil millones de dólares.
Con la invasión a las Islas Malvinas, el régimen militar gozó
de un respaldo social elevado, aunque por poco tiempo, ya que el
mismo se esfumó al perder la guerra con Gran Bretaña, lo que
constituyó la puntilla de la dictadura y la obligó a convocar a
elecciones para restablecer el orden constitucional.
Así, el 30 de octubre de 1983 los argentinos acudieron a las
urnas por vez primera en más de diez años y, para el asombro

37
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

de diversos observadores, resultó electo como presidente Raúl


Alfonsín. Con este triunfo, y tras verse mermada por los rompi-
mientos de finales de los años cincuenta, la Unión Cívica Radi-
cal retornaba al poder después de una larga ausencia, al derrotar
por abultado margen al candidato justicialista Italo Luder.
Dos son los fenómenos que se dieron en la transición de-
mocrática argentina en este proceso electoral. El primero es
que después de un régimen militar extendido por más de diez
años se celebraron elecciones democráticas. El segundo es que
por primera vez desde la constitución del Partido Justicialista,
éste fue vencido en una elección presidencial. En esta ocasión,
Alfonsín alcanzó una votación por encima del 52% de los sufra-
gios, después de una campaña en la que logró atraer el voto de
diversos sectores vinculados, o cuando menos identificados, con
el peronismo.
Alfonsín mantuvo elevados niveles de aceptación social por
su vocación democrática y su prudente política exterior. Sin em-
bargo, su periodo transcurrió sin poder revertir la mala condición
económica del país, con una inflación muy alta y la dramática
disminución del poder adquisitivo de los trabajadores, así como
con una extraordinaria carga financiera por el pago del servicio de
la deuda externa.
En la actualidad, la UCR parece haber perdido el arrastre
y la identificación que le permitieron obtener el fuerte caudal
de votos que en los comicios generales de 1983 y los inter-
medios de 1985 la situaron como el partido mayoritario en Ar-
gentina. A partir de entonces, ha retornado a situarse en una
franja de 25-30% de los votos, teniendo poco más de un millón
de afiliados.
La fuerza política de la UCR se asocia con su capacidad de
ser una especie de conciencia moral de la comunidad argentina.
Su electorado pluriclasista se concentra mayoritariamente en la
capital federal y en la provincia de Córdoba. Durante la década
de los ochenta estuvo dominada por su tendencia más progresis-
ta, la lidereada por Raúl Alfonsín, denominada Movimiento de
Renovación y Cambio.

38
SISTEMA DE PARTIDOS

2. Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI)

Constituye una facción de la UCR, formada por Arturo Frondizi,


quien logró establecer una línea política con la que perseguía dos
objetivos: integración y desarrollo. En 1958 Frondizi buscó un
acercamiento con los peronistas, así como la inserción de la eco-
nomía en los esquemas trazados por el Banco Mundial y el Fon-
do Monetario Internacional.
En 1955, el general Eduardo Lonardi tomó el poder al derro-
car a Juan Domingo Perón. Ese mismo año fue desconocido por
otro militar, el general Pedro Arámburu, quien permaneció en el
cargo hasta 1958. El gobierno de Arámburu tenía dos premisas:
destruir al peronismo y regresar el orden constitucional a manos
de civiles. El primer objetivo no se logró, ya que Perón continua-
ba con una gran ascendencia entre el pueblo argentino. Por lo
que respecta a regresar el poder a los civiles, el régimen militar
convocó a elecciones presidenciales en 1958.
En dichos comicios Arturo Frondizi, de la facción UCRI, obtu-
vo la victoria. Así, los radicales regresaron al gobierno tras casi
tres décadas de permanecer en la oposición. El abrumador triun-
fo de Frondizi obedeció en buena medida al pacto que hiciera
con el general Perón, quien le ofreció los votos de sus fieles a cam-
bio de restituirle el registro al Partido Peronista.
Durante cuatro años, Frondizi se concentró en acelerar el
crecimiento económico del país y en reintegrar a los peronistas a
la vida política. Hacia 1962 su política económica parecía ir en
la dirección correcta, pero en las elecciones intermedias de ese
año el Partido Peronista, con su legitimidad recuperada, emergió
victorioso y obtuvo, igualmente, las gubernaturas de las princi-
pales provincias. De este modo, la capacidad de interlocución y
control político del presidente en turno se fue por los suelos. Fi-
nalmente, fue depuesto dos años más tarde.
Desde entonces, la UCRI experimentó un descenso en los
porcentajes obtenidos en las elecciones generales, hasta que des-
apareció al no poder revertir esa tendencia.

39
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

3. Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP)

Es una vertiente de la UCR, que al igual que la UCRI, buscaba obte-


ner el poder por sí misma. Su única presencia como gobierno fue
en 1964, cuando en medio de un clima político violento, mismo
que amenazaba con estallar en una crisis civil, se celebraron elec-
ciones presidenciales en que obtuvo la victoria su representante
Arturo Illía con apenas 25% del voto popular. El mismo Illía
había perdido las elecciones de 1958 contra los radicales intran-
sigentes guiados por Frondizi. Los tres años que duró su admi-
nistración se caracterizaron por la falta de acción, lo que llevó a
las fuerzas armadas a deponerlo en 1966.
A simple vista, resulta paradójico que dos presidentes de dis-
tintas organizaciones partidistas, electos por el voto popular y
con gobiernos totalmente distintos, fueron destituidos por razo-
nes diametralmente opuestas. El primero, Frondizi, porque los
líderes de las fuerzas armadas desaprobaron sus acciones; el se-
gundo, IIlía, por la falta de acciones de gobierno. Una segunda
lectura hace evidente, en todo caso, el poder de las fuerzas arma-
das argentinas para determinar el gobierno de la nación.

4. Partido Justicialista (PJ)

Este partido fue fundado en 1946 con la postulación de Juan


Domingo Perón a la presidencia de la República. Desde enton-
ces ha tenido tres nombres distintos: Partido Laborista, Partido
Peronista y, por último, Partido Justicialista.
Hacia 1943 los conservadores, en ese entonces en el poder,
no parecían reparar en que se empezaba a gestar una clase social
trabajadora a la cual se le estaba ofreciedo poco valor por su tra-
bajo. En este contexto, los militares asumieron nuevamente el
poder y destituyeron al gobierno conservador de Ramón S. Cas-
tillo, con lo cual el general Pablo Ramírez asumió la presidencia
de la nación por espacio de un año, al cabo del cual fue descono-
cido por otro general, Edelmiro Farrel, quien permaneció en el
poder hasta 1946.

40
SISTEMA DE PARTIDOS

En ese año se convocó a elecciones presidenciales en las cua-


les participó un coronel que marcó la historia política del país
en los siguientes 30 años, Juan Domingo Perón. Como ministro
del Trabajo, Perón se percataba del potencial político que rodea-
ba al movimiento sindical. Desde su privilegiada posición dio
inicio a una política de apoyo a la clase trabajadora.
Perón obtuvo un incuestionable triunfo que lo llevó al prin-
cipal despacho de la Casa Rosada (casa de gobierno), misma que
no abandonó en su primer periodo sino hasta 1955, cuando salió
exiliado. Regresó en 1973 y permaneció como titular del Ejecu-
tivo hasta su muerte en 1974.
El movimiento generado en torno a Juan Domingo Perón en
las elecciones de 1946 supone un punto de quiebre en el sistema de
partidos argentino que arrastra sus consecuencias hasta la fecha.
En 1955 buena parte del respaldo laborista se había replega-
do, la Iglesia había girado hasta ser abiertamente opositora y un
apreciable sector de las fuerzas armadas había decidido que era
tiempo de que Perón se hiciera a un lado. De esta manera, en
septiembre, Perón fue depuesto. Tras el golpe militar, el general
Eduardo Lonardi asumió la presidencia, al tiempo que Perón salió
del país en calidad de exiliado y se instaló en un primer periodo en
Paraguay, para después permanecer hasta 1973 en España.
El régimen militar, en un intento por reducir al mínimo la in-
fluencia del peronismo en la sociedad argentina, decidió retirar el
registro al Partido Justicialista y le negó la posibilidad de partici-
par en cualquier tipo de contienda electoral. En 1958 se convocó
a las elecciones donde resultó triunfador Arturo Frondizi, de la
UCRI, el cual fue sucedido, en 1964, por Arturo Illía de la UCRP,
hasta que en 1966, a través de un golpe militar, asumió el poder
el general Juan Carlos Onganía.
El régimen militar clausuró el Congreso y disolvió los parti-
dos políticos en toda la nación, con lo cual quedó suspendida la
vigencia de la Constitución argentina.
La principal encomienda del general Onganía fue reestruc-
turar el sistema político argentino porque, para las fuerzas arma-
das, el sistema vigente no era capaz de resolver las demandas
sociales. Hacia 1968, el general Onganía había podido avanzar

41
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

muy poco en la reestructuración del sistema y, paralelamente,


empezaban a surgir brotes de desconfianza e instatisfacción
sobre los ajustes propuestos; la clase trabajadora se negaba a
ver disminuidas sus conquistas sociales y los estudiantes empe-
zaban a manifestar su falta de identidad con el régimen. Así,
Onganía retenía una pequeña parte del apoyo político, al tiempo
que el país se enfrascaba en una espiral de violencia. En esta situa-
ción, el régimen militar se vio obligado a celebrar elecciones
y retornar al gobierno constitucional. Onganía se negaba a dejar el
poder, por lo que fue depuesto en 1968, y sustituido por el general
Roberto Mario Levingston, quien tampoco convocó a elecciones y
corrió la misma suerte. Finalmente, el comandante en jefe de las
fuerzas armadas, general Alejandro Lanusse, asumió la presiden-
cia con el objetivo de frenar la violencia y convocar a elecciones.
Como resultado de los comicios de 1973, el candidato pero-
nista Héctor Cámpora recibió cerca de 50% de los sufragios y
se convirtió en presidente de la nación. No obstante, la presión
de los grupos políticos lo obligó a convocar a elecciones, en las
que participó Perón, y a que, finalmente, dejara el cargo.
Dieciocho años depués de ser forzado a salir del país exilia-
do, Perón regresó a la presidencia de Argentina. En esta ocasión
el gobierno peronista tenía un sesgo inequívoco de derecha. El
primero de julio de 1974, aún presidente, Perón murió dejando
el poder en manos de su esposa Estela, a la sazón vicepresidente
de la nación, con lo cual se convirtió en la primera mujer pre-
sidenta en la historia de América Latina.
En materia económica, la inflación aumentaba un punto por-
centual diariamente, mientras que la corrupción penetraba las
esferas de la administración pública por lo que, una vez más, el
ejército asumió el poder en 1976 a través del general Jorge Videla.
Tras las derrotas en los comicios generales de 1983, en los que
triunfó Raúl Alfonsín, y en la elección intermedia de 1985, el Partido
Justicialista se enfrascó en un debate interno en el que se plantea-
ron diferentes modificaciones tendientes a su renovación. En ese
sentido, por primera vez en su historia los candidatos del partido a
presidente y vicepresidente se decidieron a través de una elección
interna partidaria; la fórmula elegida fue la de Menem-Duhalde.

42
SISTEMA DE PARTIDOS

De este modo llegaron las elecciones de 1989, primeras des-


de 1928 en que los argentinos acudían a elegir al sucesor de un
presidente igualmente elegido en las urnas. La disputa se dio entre
Eduardo Angeloz, gobernador de la provincia de Córdoba, can-
didato de la UCR, y el peronista Carlos Saúl Menem, gobernador
de la provincia de La Rioja. Menem no buscó posicionarse con
una ideología definida, sino que fue pragmático y estableció alian-
zas con todos los sectores sociales.
El 14 de mayo de 1989 Menem fue electo presidente de la
República con 47% de los votos (contra 37% de Angeloz). Menem
ha saneado la economía nacional; ha logrado bajar las tasas de
interés y la inflación mediante la dolarización de la economía
(establecimiento de un tipo de cambio fijo de uno a uno). Desde
sus primeros años en el mandato, señaló que no podría llevar a
cabo su proyecto a menos de que pudiera reelegirse. En tal sen-
tido, en 1994 promovió y consiguió reformar la Constitución
argentina e introducir la reelección presidencial inmediata. Con
dicha reforma acudió a la elección de 1995 para resultar vencedor,
esta vez con un periodo reducido a cuatro años, como lo señala
ahora la propia Constitución.
El electorado peronista se sitúa en los sectores populares y
medios de las grandes concentracions urbanas y, aun con ma-
yor fuerza, en las provincias rurales del interior. Su programa
continúa manteniendo un fuerte discurso retórico basado en los
míticos Perón y Evita, con un moderado intervencionismo es-
tatal en la economía.

5. Partido Conservador (PC)

El periodo que se derivó del golpe militar lidereado por el gene-


ral José Félix Uriburu, en septiembre de 1930, fue conocido como
la Década Infame, ya que la restauración del gobierno conserva-
dor fue asociada al fraude electoral y a la corrupción.
Uriburu convocó a elecciones generales en las que el único
propósito era entregar el poder a los conservadores. En efecto,
las anomalías en el proceso electoral alcanzaron tal magnitud

43
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

que el bienio 1932-1934 es recordado en Argentina como el pe-


riodo del fraude patriótico, expresión que proviene del argumento
conservador que sostenía que su deber era hacer todo lo posible
por evitar que los radicales retomaran el poder.
El gobierno conservador sorteó la recesión de 1930. Sin
embargo, el desigual reparto de la riqueza lejos de atenuarse se
profundizó, ya que Argentina era dirigida de manera exclusiva
en favor de la aristocracia de La Pampa.
Los conservadores ejercieron el poder entre 1932 y 1943,
con Augusto P. Justo –que permaneció como presidente hasta
concluir su encargo en 1938–, con Roberto Ortiz, quien se man-
tuvo por tres años, y con Ramón S. Castillo, quien lo sustituyó en
1941. Este último dejó el cargo en 1943, y desde entonces los
conservadores no han logrado retornar al poder. Su influencia se
ha desplomado al grado de que no cuentan con representación en
el Congreso federal.

44
ANEXO ESTADÍSTICO*

Geografía

Área: 3,761,174 km2, incluyendo territorio con-


tinental antártico e islas del Atlántico Sur
(es el segundo país más grande en Sud-
américa)
Capital: Buenos Aires.
División Política: Argentina comprende 23 provincias
(Antártida e islas del Atlántico Sur, Ca-
tamarca, Córdoba, Corrientes, Chaco,
Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La
Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones,
Neuquen, Río Negro, Salta, San Juan,
San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago
del Estero, Tierra de Fuego y Tucumán)
y un Distrito Federal (Buenos Aires).

* Fuentes: Para resultados electorales anteriores a 1991 se utilizó el International


Almanac of Electoral History, Thomas Mackie y Richard Rouse, Congressional
Quarterly, Baltimore, Maryland, 1991. Para los resultados electorales posteriores a
1991 y datos sociodemográficos, véase Encyclopaedia Britannica, Book of the Year,
1992-1998.

45
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Demografía y sociedad

Población (1997): 35,797,985 habitantes.


Densidad (1997): 11.7 habitantes por km2.
Distribución poblacional hombres 49.38%, mujeres 50.62%.
por sexo (1997):
Tasa anual de natalidad 18.9 nacimientos por cada 1,000 habi-
(1997): tantes.
Tasa anual 7.7 defunciones por cada 1,000 habi-
de mortalidad (1997): tantes.
Tasa de mortalidad 19.6 defunciones por cada 1,000 niños
infantil (1997): nacidos vivos.
Esperanza de vida: total de la población: 74.3 años; hombres:
70.6 años; mujeres: 78.1 años.
Índice de fecundidad: 2.69 hijos por mujer.
Extranjeros: 85% de la población es de origen europeo
(españoles, italianos, franceses, ingleses,
alemanes, rusos, polacos). También hay
sirios e inmigrantes sudamericanos.
Tasa de migración 0.67 migrantes por cada 1,000 habitantes.
neta (1997):
Grupos étnicos: blancos 85%, mestizos, amerindios y
otros grupos no blancos 15%.
Religión: católica romana (90%, menos del 20%
practicantes), judía (2%), protestante
(2%), otras (6%).
Idioma oficial: español.
Tasa de alfabetización total de la población: 96.2%; hombres:
(1997): 96.2%; mujeres: 96.2%.

46
Economía

Moneda: peso argentino.


Inflación (1997): 0.3%.
Desempleo (1997): 13.7% de la población.
Población 10.9 millones de personas.
Económicamente Activa
(PEA) (1996):
Actividad de la PEA agricultura 12%; industria 31%; servi-
por sectores (1996): cios 57%.
Producto Interno Bruto 348,200 millones de dólares.
(PIB) (1997):

Crecimiento anual 8.4%.


del PIB (1997):

Balanza comercial exportaciones: 25,400 millones de dóla-


(1997): res; importaciones: 30,300 millones de
dólares; balanza comercial: -4,900 millo-
nes de dólares.
Principales socios Brasil, Paraguay y Uruguay (Mercosur),
comerciales: Acuerdo de Libre Comercio con la Unión
Europea, Arancel Externo Común (AEC)
para mercancías provenientes de terce-
ros países y Acuerdos de Complemen-
tación Económica con Chile y Bolivia.

47
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Instituciones políticas

Forma de gobierno: La Nación Argentina adoptó la forma re-


presentativa, republicana y federal por
disposición constitucional.
División del gobierno: 3 poderes: Ejecutivo (presidente), Legis-
lativo (Congreso federal, cámaras de Di-
putados y de Senadores) y Judicial (Corte
Suprema de Justicia).
Fecha de Independencia: 9 de julio de 1816.
Fiesta nacional: 25 de mayo, Día de la Revolución.
Organismos AfDB, AG (observador), Grupo de Aus-
internacionales tralia, BCIE, CCC, ECLAC, FAO, G-6, G-11,
en los que participa: G-15, G-19, G-24, G-77, IADB, IAEA, IBRD,
ICAO, ICC, ICFTU, ICRM, IDA, IFAD, IFC,
IFRCS , IHO , ILO , IMF , IMO , Inmarsat,
Intelsat, Interpol, IOC, IOM, ISO, ITU, LAES,
LAIA , Mercosur, MINURSO, MTCR , NSG
(observador), OAS, OPANAL, PCA, RG, UN,
UNAVEM III, UNCTAD, UNESCO, UNFICYP,
UNHCR , UNIDO , UNIKOM , UNITAR ,
UNMIBH, UNMOP, UNPREDEP , UNTAES,
UNTSO, UNU , UPU , WCL, WFTU, WHO ,
WIPO, WMO, WToO, WTrO.

Principales partidos: Partido Justicialista (PJ), Unión Cívi-


ca Radical (UNCR) y Alianza Frente
País Solidario (FREPASO).

48
ANEXO ESTADÍSTICO

Conformación partidista de la Cámara de Diputados


a diciembre de 1997

Otros 32

Frente País
Solidario 38
Partido
Justicialista 119

Unión Cívica
Radical 68

Total de escaños: 257


Fuente: Ministerio del Interior, Dirección Nacional Electoral.

Conformación partidista de la Cámara de Senadores


a diciembre de 1997

Otros 14

Partido
Justicialista 39

Unión Cívica
Radical 19

Total de escaños: 72
Fuente: Ministerio del Interior, Dirección Nacional Electoral.

49
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

Presidentes de la República (1930-1999)

Fecha Nombre del presidente Partido político

1930-1932 José Félix Uriburu Régimen militar


1932-1938 Agusto P. Justo Partido Conservador
1938-1941 Roberto Ortíz Partido Conservador
1941-1943 Ramón S. Castillo Partido Conservador
1943-1944 Pablo Ramírez Régimen militar
1944-1946 Edelmiro J. Farrel Régimen militar
1946-1952 Juan D. Perón Partido Justicialista
1952-1955 Juan D. Perón Partido Justicialista
1955 Eduardo Lonardi Régimen militar
1955-1958 Eugenio Arámburu Régimen militar
1958-1964 Arturo Frondizi Unión Cívica Radical
Intransigente
1964-1966 Arturo Illía Unión Cívica Radical
del Pueblo
1966-1968 Juan Carlos Onganía Régimen militar
1968-1972 Roberto Mario Levingston Régimen militar
1972-1973 Alejandro Lanusse Régimen militar
1973 Héctor J. Cámpora Partido Justicialista
1973-1974 Juan D. Perón Partido Justicialista
1974-1976 Ma. Estela Partido Justicialista
Martínez de Perón
1976-1978 Jorge Rafael Videla Régimen militar
1978-1980 Eduardo Viola Régimen militar
1980-1982 Leopoldo Fortunato Régimen militar
Galtieri
1983-1989 Raúl Alfonsín Unión Cívica Radical
1989-1995 Carlos Saúl Menem Partido Justicialista
1995-1999 Carlos Saúl Menem Partido Justicialista

50
ANEXO ESTADÍSTICO

Cronología Electoral de la Nación de Argentina

1916 Hipólito Yrigoyen fue electo presidente en las primeras eleccio-


nes democráticas.
1940 Julio: Toma el poder el vicepresidente Ramón S. Castillo.
1942 Castillo fue derrocado por los militares.
1946 24 de febrero: se realizaron elecciones en que Juan Domingo
Perón resultó electo presidente.
1951 Noviembre: elecciones. Perón fue reelecto por una gran mayoría
y los candidatos peronistas ganaron 135 de 149 asientos en la
Cámara de Diputados.
1955 • 20 de septiembre: la rebelión insurgente del mayor general
Eduardo Lonardi toma el poder como presidente provisional,
prometiendo restaurar el gobierno democrático.
• En menos de dos meses el gobierno de Lonardi fue derrocado
con un golpe de Estado y el general Pedro Eugenio Arámburu
toma la presidencia.
1958 Febrero: elecciones. Arturo Frondizi resulta ganador y su partido
(Radical) obtiene la mayoría en la Legislatura.
1962 Marzo: Frondizi es reemplazado por José María Guido, candida-
to por parte de los militares.
1963 Elecciones. Arturo Illía, un representante del Partido Radical del
Pueblo, es electo presidente.
1965 En elecciones, los candidatos peronistas obtienen ganancias sig-
nificativas. Sin embargo, el Partido Radical del Pueblo conserva
71 escaños en la Cámara de Diputados.
1966 Junio: los militares toman el poder con un golpe militar.
1973 • Héctor J. Cámpora, del Partido Peronista, triunfa en las elec-
ciones y asume la presidencia.
• Abril: Renuncia Cámpora.
• Septiembre: Perón es electo presidente, con más del 61% de
los votos. Su esposa Estela es nombrada vicepresidente.

51
SISTEMAS POLÍTICOS Y ELECTORALES CONTEMPORÁNEOS: ARGENTINA

1974 1° de julio: Perón muere y su esposa es su sucesora en el poder.


1976 Los militares toman el poder.
1983 • Los civiles regresan al poder en Argentina.
• Octubre: se celebran elecciones y resulta electo el candidato
del Partido Radical, Raúl Alfonsín.
1989 • Mayo: elecciones. El candidato justicialista Carlos Saúl
Menem es electo presidente.
1995 14 de mayo: El presidente Menem es reelecto.
1997 Elecciones del Congreso.

52
BIBLIOGRAFÍA

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Buenos Aires, 1989.

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53

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