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Primera edicion, 1997 D.R. © 1997, Universidad Nacional Autonoma de México (CRO DE INVESTIGACIONES INTERDISCIPLN EN 'Y HUMANIDADES ‘Ciudad Universitaria, 04510, México, D.F. Impreso en México/Printed in Mexico ISBN 968-36-5935-7 BIODIVERSIDAD, NATURALEZA Y CULTURA: LOCALIDAD Y GLOBALIDAD EN LAS. ESTRATEGIAS DE CONSERVACION* Arbore Escobar Mas de la quinta parte de las especies que existen hoy en la tierra esta en peligro de desaparecer antes del afio 2020. Estamos en el umbral de un gran epi- sodio de extincién, comparable en la escala geologi- ca al que tuviera lugar al comienzo del Cretaceo hace 66 millones de afios y que viera desaparecer a los dinosaurios y a muchas otras especies de vida. Al contrario de los cinco antiguos periodos de extin- cion masiva —causados por grandes explosiones volcanicas, el movimiento de las placas continenta- les o inmensos meteoritos—, el actual es causado por la actividad humana. Al menos 12% de las espe- cies de mamiferos y 11% de las especies de pajaros fueron clasificados en peligro de extincién en 1990, y hasta el 10% de todas las especies podria estar “Arturo Escobar es antropélogo, profesor asociado de la Universidad de Massachussetts, Amherst, Estados Unidos. condenado a desaparecer por década entre 1975 y el 2015. Gran parte de esta pérdida tendria lugar en los bosques tropicales de Asia, Africa y América Latina, los cuales albergan al menos e! 50% de todas las especies conocidas de plantas y animales del mundo. 50 mil hectareas de dichos bosques sucum- ben cada dia a las actividades destructivas del hom- bre; 20 millones por afio; 600 mil de ellas en Colombia, 600 mil en México. Solo le toma diez minutos a un hombre, usando una sierra eléctrica, cortar un arbol de 10 metros de diametro y mil afios de existencia. Asi de facil se va la vida.! Esta “perdida de la biodiversidad” —como se la ha bautizado recientemente en los cada dia mas numerosos foros internacionales y tratados cientifi- cos sobre el tema— es alarmante no s6lo por su magnitud sino por sus implicaciones para la especie y ordenes humanos. Las razones para deplorarla y tratar de detenerla van desde las pragmaticas hasta las éticas. Nuestra dependencia de la naturaleza es atin considerable; la alimentacién, la medicina, y muchas otras necesidades humanas dependen de ella. Las ganancias economicas que dejarian de per- ibirse si los bosques tropicales desaparecieran serian inmensas; mas del 40% de todos los medica- mentos del mundo contiene ingredientes activos derivados de plantas tropicales, y el valor anual de éstas asciende a 40 billones de dolares; la cura para enfermedades tan horribles como el linfoma Hodg- kins y la leucemia infantil se logré a partir de plan- tas tropicales; una de cada diez plantas podria con- tener ingredientes activos contra el cancer. Otros usos de los bosques no son menos criticos: 2 billo- nes de personas en el Tercer Mundo dependen de la ; ‘ lefia para cocinar y de los productos de los bosques para sobrevivir; millones de toneladas de dioxido de carbono son absorbidas anualmente por los bo: ques del mundo, al tiempo que millones son emit das por la deforestacion acelerada. Un papel similar juegan otros dos ecosistemas igualmente amenaz: dos, los manglares y los arrecifes coralinos, esen- ciales para la reproduccién del mundo acuatico. Nuestro conocimiento de la biodiversidad es pre- cario. Solamente 1.4 millones de especies han sido clasificadas por la ciencia moderna, de un estimado total que oscila entre los 10 y los 100 millones. Los bosques tropicales son una verdadera biblioteca genética que se esta perdiendo para la humanidad y la ciencia a pasos agigantados. Con ellos también perece el sofisticado conocimiento farmacologico, botanico y alimenticio de la biota que poseen los chamanes, curanderos y poblaciones nativas de es- tos ecosistemas. Es necesario documentar y preser- var tanto este conocimiento como las especies, asi sea en “bancos de genes”, antes de que desaparez- can. Mas aun, se impone una gran aventura cientifi- ca y social para detener la destruccion sistematica de la vida. Estas y muchas mas son las cifras y argumentos que se esgrimen para crear conciencia sobre el nue- vo problema —la “pérdida de la biodiversidad”— y para justificar grandes proyectos para contenerla. La irrupcion de la biodiversidad en el teatro mun- dial del desarrollo y la ciencia es muy reciente. Apa- rece a finales de la década de los 80 en los circulos de la conservacion biologica, y alcanza su concre- cion mas alta en dos documentos clave: Estrategia global para la diversidad, publicado por el World Resources Institute (wei, Instituto Mundial para los | Recursos Naturales), localizado en Washington, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (puma), y la Unién Internacional para la Conservacion de la Naturaleza (uicn, recientemente convertida en World Conservation Union); y la Con- vencién sobre Diversidad Biolégica, firmada por 154 paises en la “Cumbre de la Tierra” de Rio de Janei- To en junio de 1992, y ya ratificada por muchos. Desde antes de su aparicién oficial, ya estos docu- mentos habian motivado airadas criticas por parte de intelectuales y activistas del Tercer Mundo, para quienes la conservacién de la biodiversidad se pro- yecta como un monopolio de institutos y agencias localizadas en los paises ricos del Norte, controla- das por éstos.? Se vislumbran de este modo dos posiciones polarizadas, aunque no independientes ni mutua- mente excluyentes: por un lado, la posicién encar- nada en los documentos mencionados, para la cual Ja conservacién de la biodiversidad sélo puede ase- gurarse a partir de su estudio cientifico y utilizacion econémica en forma sostenible; esta utilizacion se lograria a través de proyectos integrados de conser- vacion y desarrollo gerenciados por entidades com- petentes, cuya productividad esté regida por la bio- tecnologia y su rentabilidad resguardada por estric- tos derechos de propiedad intelectual, tales como las patentes. Por el otro, aquéllos para quienes este tipo de propuesta encarna una nueva forma de “bioimperialismo”, la privatizacion de la naturaleza para beneficio de los habitantes del Norte y el des- pojo a las comunidades locales de sus recursos ancestrales. En este trabajo pretendemos resefiar 10 ambas posiciones y analizar varios temas de espe- cial importancia dentro de la problematica de la bio- diversidad, cuales son los derechos de propiedad intelectual, la biotecnologia, la relacion entre género y biodiversidad, y el caracter de los conocimientos locales e indigenas de a biodiversidad. Comenzare- mos por analizar la definicién misma de la biodiver- sidad como una instancia del conflicto. EXISTE LA BIODIVERSIDAD? NATURALEZA, LENGUAJE Y REALIDAD SOCIAL “La biodiversidad —dice uno de los bidlogos lideres mundiales en la materia— es la clave de la perma- nencia del mundo como lo conocemos” (Wilson 1992: 15). No es dificil entonces imaginar por qué la cuestién de la biodiversidad ha motivado tanto inte- rés entre tanta y tan diversa gente: ambientalistas, ecdlogos y ecécratas, bidlogos y bidcratas, desarro- llistas, geneticistas, agricultores, quimicos, politicos, campesinos, activistas, lideres religiosos, companias multinacionales de semillas, alimentos y farmacos, e infinidad de organizaciones no gubernamentales (oNGs). Todos estos actores han sido tocados por la causa de la conservacién de la biodiversidad y moti- vados a unirse al coro de discursos sobre ella. Un sentido de urgencia prevalece en las discusiones, lo cual no siempre favorece el analisis de alternativas, sino mas bien a los que mas y mas fuerte hablan, es decir, a los que detentan el poder de la ciencia, el capital y la politica. Una nueva élite de expertos en. aL biodiversidad ya se esta haciendo sentir en todos estos foros. {Pero existe algo llamado biodiversidad, distinto y diferente de la infinidad de seres vivos —plantas, animales, microorganismos, homo sapiens— con todas sus interacciones, intercambios, deseos, ener- gias, visibilidades e invisibilidades, cocreaciones y mutuas destrucciones? El hecho de nombrar una nueva realidad nunca es inocente. Desde dénde se le nombra? {Qué vision del mundo refleja y pone en movimiento? {Por qué se inventa ahora una nueva forma de nombrar la vida, precisamente en el ocaso de un siglo que ha visto niveles y tipos de destruc- cién sin precedente? ;Qué esta en juego en este nominalismo, y para quiénes? {Cual sera la produc- tividad del nuevo discurso? No en vano hay confu- sion sobre qué es la biodiversidad. Significa algo muy distinto para un bidlogo que para un ejecutivo de una compaiiia farmacéutica o un poblador del bosque tropical hamedo. Veamos como. Se entiende la diversidad biolégica —reza el Articu- lo 2 de la Convencién sobre Diversidad Biolégica de Rio— como Ja variabilidad de organismos. vivos de cualquier fuente, incluidos, inter alia, los ecosis- temas terrestres y'marinos 'y otros ecosistemas acuaticos y los complejos ecologicos de que forman parte; comprende la diversidad dentro de cada espe- Ge, entre las especies y de los ecosistemas. Mas concretamente, desde el punto de vista de la biologia moderna se habla de varios niveles de di- versidad biolégica: la diversidad genética, la diver- sidad de especies y la variacién de individuos y poblaciones dentro de una especie biolégica dada, 12 y la diversidad de ecosistemas. Algunos agregan a esta lista la diversidad funcional, refiriéndose a las diferentes funciones que cumplen distintas especies dentro de un ecosistema dado (wri 1993: 147). versidad genética, diversidad de especies y de indi duos dentro de una especie, y diversidad de ecosis temas constituyen la base de la clasificacion y estudio de la biodiversidad por la ciencia moderna. Para un “cazador de genes” al servicio de una multinacional farmacéutica, la biodiversidad es algo muy distinto; su percepcion de las especies estara filtrada por la posible utilidad médica 0 bio- quimica de ellas. Su relacién con las comunidades locales se reducira a obtener informacion sobre los usos actuales de las plantas. Por iiltimo, para las po- blaciones de los bosques tropicales, la biodiversidad atin no existe. Una concepcion muy distinta del bos- que rige la vision y la practica del entorno, como bien lo expresa un poblador tailandé: El bosque es la fuente de las corrientes de agua que usamos para beber y cultivar. Nos proporciona materiales para construir casas y herramientas. Pre- servamos el bosque para que cada afjo, cuando haya necesidad de reparar el Muang Faai (sistema tradi- cional de irrigacion), haya un lugar donde encontrar la madera necesaria. Vamos al bosque todos los dias a recoger lefia; lo usamos para poner a pastar a nuestras vacas y biifalos, para recolectar bambi, hongos comestibles, frutas y verduras. Cuando nos enfermamos, dependemos del bosque para las hier- bas medicinales. Reparamos el techo de nuestras casas con materiales del bosque; alli encontramos lo que necesitamos para la vida. El bosque nos ha rega- lado sus bondades, y por eso lo respetamos. (cit. en. 13 Como veremos, esta vision es profundamente lo- calizada, nacida de la practica diaria, e inmersa en una relacién estrecha entre historia, identidad y bos- que. Muy distinta es la concepcion abstracta y globa- lizante de biodiversidad como objeto de estudio cientifico 0 como fuente de “productos” y ganancias. éPueden estas concepciones ser reconciliadas? :Pue- de establecerse un didlogo fructifero entre elas? De- safortunadamente, las tendencias dominantes no son conducentes a este propésito. EI nuevo término, “biodiversidad”, ha perdido toda especificidad en cuanto a lugar, tiempo y contexto y se basa en una mera simplificacion te6rica aditiva, Las especies se han convertido en cantidades en vez de retener sus cualidades especificas ¢ irremplaza- bles. Esta pérdida terica allana el camino para la substitucion econémica de especies, 10 cual solo conduce a la pérdida real de las especies. (Weizsac- ker 1993: 124) Solo a partir de una definicion donde la locali- dad no cuente puede lanzarse una estrategia que asegure la incorporacion progresiva de comunida- des y especies a los mercados mundiales de la bio- diversidad. Pero el didlogo tampoco es una tarea completamente imposible. En algunos espacios, como veremos, se propicia. Digamos entonces que no existe la biodiversi- dad en sentido absoluto; estamos ante un concepto que —como el desarrollo sostenible en sus dias— busca articular una relacion especifica entre natura- leza y sociedad. La biodiversidad se erige como una nueva interfase entre Estado, naturaleza y sociedad y queda inmersa a su vez en el espacio de la econo- mia mundial. Es tarea del pensamiento critico el discernir qué tipo de articulacién se urde, asi sea presentada como algo natural y neutral. Las concep- tualizaciones actuales de la biodiversidad no son inocentes; se construyen a partir de experiencias historicas y culturales que se esconden en su seno. Tanto como el estudio de los aspectos biologicos 0 ‘econémicos, entender la biodiversidad demanda un anilisis cultural de las premisas que le dan basa: mento. Enfrentaremos las dos concepciones princi- pales —la biodiversidad desde el capitalismo y la Ciencia, por un lado, y la biodiversidad desde la au- tonomia cultural y el derecho a la diferencia, por el otro— para saber qué nos puede ensefiar la una acerca de la otra. LA BIODIVERSIDAD DESDE EL CAPITAL Y LA CIENCIA Sugerir que el capital y la ciencia constituyen una plataforma conjunta para pensar y tratar la biodi- versidad no es afirmar algo obvio. La modernidad ha considerado a la ciencia como un conjunto de verdades objetivas independiente del contexto his- torico. Sin caer en la simpleza de. aseverar que la ciencia siempre esta “al servicio del capital”, es ne- cesario resaltar, como lo han demostrado estudios criticos recientes, que ni siquiera la ciencia escapa a la historia; la ciencia es también un constructo so- cial? Este juicio es igualmente valido para los conocimientos no‘ modernos, que propician orde- 15 nes sociales no capitalistas. El ecélogo mexicano Enrique Leff (1986) ha argumentado que en las sociedades modernas la acumulacion de capital requiere la articulacion de las ciencias al proceso productivo, de tal forma que el conocimiento de- viene en parte de las fuerzas de produccién. Esto no equivale a reducir la ciencia al capital sino a reconocer su relacién dialéctica y ambigua. Esta relacion es cada vez mas reconocida por los mismos cientificos; como lo afirma uno de los bidlogos mas celebrados del momento al referirse al papel del conocimiento en la extraccién de mate- rial genético del Tercer Mundo durante casi un siglo, “los cientificos académicos son parte integral del proceso de extraccién” (Janzen 1992: 50). Es también visible en los nuevos discursos de la bio- diversidad. Un reporte del wri de gran influencia (1993), dedicado al concepto de la “prospeccion de la biodiversidad” y el uso de recursos genéticos para el desarrollo sostenible, abiertamente propo- ne poner el conocimiento cientifico al servicio del capital de las compahias farmacéuticas, entre otras. Nace un nuevo experto, dice el reporte el “prospec- tor de la biodiversidad” (biodiversity prospector). Estos serian bidlogos, taxonomistas, o simples reco- lectores de muestras de plantas y otras especies cuyo material genético o bioquimico pudiera resul- tar en valiosos productos comerciales. Para el wri, estamos ante una verdadera “carrera de genes” (gene rush), similar a la carrera del oro en la Cali- fornia del siglo xx. Bien Hevada a cabo, la bioexploracién puede contri- buir a cumplir tanto los propésitos de la conserva- cién como los de la economia, y al mismo tiempo 16 incentivar los avances médicos y agricolas necesa- rios para combatir las enfermedades y sostener los crecientes nimeros de humanos. (wrt 1993: v) Aunque ni la Estrategia global ni la Convencion usan este mismo lenguaje, su razon de ser es la arti- culacion de economia, Estado y biodiversidad. Asi lo deja entrever el subtitulo de la Estrategia: “Pautas de accién para salvar, estudiar y usar en forma sos- tenible y equitativa la riqueza bidtica de la tierra”. Se prevé que esta articulacion sea obtenida a partir de ciertas innovaciones institucionales, gerenciales y tecnol6gicas. Se admite que los recursos biolégi- cos tienen valor social, ético, cultural y econémico (wai/uien/PNuma 1992: 23); se asegura que se debe conservar la biodiversidad “como cuestion de pri cipio, de supervivencia y de beneficio econémico” (McNeely 1992: 15); y se afirma que “la conservacion de la biodiversidad es una preocupacion de toda la humanidad” (Convencion sobre diversidad biolégica, preémbulo). Sin embargo, al menos el 90% de la mayoria de los documentos sobre la biodiversidad escritos desde esta perspectiva esta dedicado a aspectos cientificos, economicos e institucionales; las cuestiones éticas, culturales, y de las poblacio- nes locales no pasan de una mencién piadosa. Es, pues, una vision desde la cumbre del poder, que reproduce la vision del mundo compartida por aquellos que lo rigen. Es por esto que, ya en nuestro medio, se concluye un estudio con la admonicion de que “tenemos que hacer comprender a nuestros dirigentes que la conservaci6n y uso sostenible de la biodiversidad puede llegar a convertirse, para el pais, en su mejor negocio” (Rodriguez Becerra 1993: 17 268). La pregunta critica pertinente aqui seria: éMejor negocio de qué tipo? {Para quién? Tratemos de resumir el enfoque dominante del problema. Este generalmente incluye, después de la declaracién de principios, los siguientes puntos: un somero enunciado de las causas de la pérdida de la biodiversidad, incluyendo las razones por las cuales es importante conservarla; una formulacion de estrategias para la conservacidn; y la estipulacion de las medidas cientificas, institucionales y econd- icas necesarias para desarrollar la estrategia. De ‘acuerdo con el caracter del documento, éste puede incluir discusiones sobre el estado del conocimien- to cientifico, el papel de la biotecnologia y los de- rechos de propiedad intelectual (a ser discutidos en secciones subsiguientes), la cooperacion econémica y tecnolégica entre paises desarrollados y paises pobres econémicamente pero ricos en material ge- nético, el caracter de las politicas nacionales, los posibles usos de los recursos biolégicos y los meca- nismos econémico-tecnologicos que harian posible el uso sostenible de dichos recursos.° El listado de causas de la erosion de la biodi- versidad generalmente incluye causas inmediatas y secundarias, sin iluminar la relacion de éstas con Procesos socioeconomicos mas profundos —asi se mencione de paso como factores causales la exis- tencia de “desigualdades entre paises ricos y pobres” y los efectos de ciertos programas de desa- rrollo—. Las “amenazas a la biodiversidad” mas nombradas son la pérdida de habitats por la expan- sion de actividades humanas, la introduccion de especies en habitats no propios y la fragmentacion que ocurre cuando las especies nativas son reduci- 18 das a pequefias areas silvestres (wri 1993: 149-151). ‘También se mencionan la degradacién de los entor- nos por destruccién de vegetacién, el incremento en Ja poblacion y Ja deforestacion. Al hablar de la reducci6n del pool genético, se mencionan el creci- miento de la poblacion, la pobreza, el consumismo (los McDonald’s gringos, por ejemplo, compran car- ne de ranchos en América Central que antes eran bosques) y los cambios climaticos como la fuente del problema, y la agricultura moderna, la industria y la medicina (biotecnologia) como las soluciones (Myers 1988). Cuando se menciona la “sobreexplo- tacion” de los recursos como una de las causas, rara vez se explora en detalle qué causa la sobreexplota- cidn y quién se beneficia con ella.” {Cuales son las prescripciones para la conserva- cién que surgen de este diagndstico? gEstas incluyen rubros programaticos, institucionales, académicos, tecnologicos y econémicos, conteniendo los posi bles mecanismos de compensaci6n a los paises po- bres por proporcionar materiales e informacion genética? Estas medidas estén guiadas por el objeti- vo global de la conservacion, expresado en la Con- vencién de la siguiente forma: Los objetivos de la Convencion, a ser perseguidos de acuerdo a sus provisiones pertinentes, son la con- servacion de la diversidad bioldgica, el uso sosteni- ble de sus componentes y la reparticion justa y equi- tativa de los beneficios obtenidos con base en la utilizacién de los recursos genéticos, incluyendo el acceso apropiado a dichos recursos y la transferen- ia apropiada de las tecnologias pertinentes, y toman- do en cuenta todos los derechos existentes sobre esos recursos y ‘tecnologias, y la financiacion ade- 19 cuada. (Convencién sobre diversidad biolégica, ar- ticulo 1, Objetivos) La mayoria de las medidas a ser implementadas esté encaminada a la proteccién de habitats. Entre las medidas recomendadas figuran las siguientes: provisién de recursos financieros a nivel internaci nal; la formulacién de politicas y planes nacional de conservacién, lo cual requeriria a su vez de.in- ventarios nacionales de biodiversidad, definicién de reas protegidas, legislacion apropiada que asegure la proteccion de especies, mecanismos de conserva- cién ex situ (tales como colecciones especializadas y bancos de genes), protocolos para la evaluacién del impacto ambiental de nuevos proyectos sobre la biodiversidad, y consideracion de opciones para el uso sostenible de los recursos biolégicos. Aniivel internacional, la entidad mas importan- ” te a cargo de financiar proyectos para la conserva- ci6n de la biodiversidad es el Fondo Global para el Ambiente (Global Environment Facility, cer), alber- gado en el Banco Mundial. Establecido en 1990 como proyecto conjunto del Banco Mundial, el Pro- grama de las Naciones Unidas para el Desarrollo (enup) y PNUMA, el GeF ha sido objeto de controversia para los paises pobres. No es claro para éstos por qué el Banco Mundial —entidad que no se conoce precisamente como protectora del ambiente— deba estar a cargo del Fondo. Se cuestiona igualmente el proceso de toma de decisiones por el cual se regiria el Fondo. Aunque inicialmente se pretendia que el poder de decision estuviera en manos de los donan- tes (todos paises del Norte), en reuniones subse- cuentes en 1994 se adopt6 un complicado sistema 20 mixto que permite alguna injerencia en las decisio- nes a los paises usuarios del Fondo. Alli también se negocié un monto de aproximadamente 2 billones de d6lares para el Fondo, de los cuales aproximada- mente el 40% seria dedicado a proyectos de conser- vacion de la biodiversidad. Uno de los puntos mas contencioso de la Con- venci6n firmada en Rio y qué motivara que Estados Unidos se abstuviera de firmarla es lo referente a la transferencia de tecnologia y los derechos de pro- piedad intelectual. En la Convencién se reconocié la soberania de cada pais sobre sus recursos aunque, como veremos, ya de hecho existe la posibilidad de patentar practicamente toda forma de vida y ma- terial genético. La Convencién (articulo 16) contem- plaba la necesidad de incentivar la transferencia de biotecnologias basadas en el uso de la biodiversidad_ a los paises pobres, aunque respetando los dere- chos de propiedad intelectual. Para los Estados Uni- dos esta estipulacion era inaceptable por ir contra sus intereses —especialmente aquellos de la indus- tria biotecnolégica—. En abril de 1994 la ratificacion del tratado por parte del gobierno de Clinton inclu- yo una serie de “enunciados de entendimiento” que pretendia “enviar un mensaje claro al resto del mun- do sobre como Estados Unidos espera que sean implementadas las provisiones de la Convenci6n”.” Estos principios de interpretacion se refieren particularmente a la transferencia de tecnologia, los derechos de propiedad intelectual y la financiacion de la Convencién.,Los derechos para patentar pro- ductos, proteger los productos patentados y el pago de regalias son considerados como absolutos y no negociables. Mas éspecificamente, se sugiere que las 21 provisiones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (Garr), acerca de los acuerdos sobre pro- piedad intelectual ligados al comercio (Trade Re- lated Intelectual Property Rights, rer) sirvan de cri- terio para toda transaccion concerniente a la biodiversidad. Como es bien sabido, la batalla con respecto a los Tew fue perdida por los paises del Tercer Mundo en el marco del Garr, los cuales con- sideraban que los tw sélo afianzarian el control de las tecnologias por los paises desarrollados, aumen- tando el costo que tendria que pagar el Tercer Mun- do para acceder a ellas. Los paises ricos impusieron su vision de que la proteccion a la propiedad inte- lectual debe ser cada vez mas universal y generali- zada. Todo debe ser patentable. Ya es un lugar comin reconocer que los paises ricos en biodiversidad deben ser compensados de alguna forma por sus productos. Nos referimos a este aspecto en otra parte. Es necesario por ahora en- fatizar que los derechos de propiedad intelectual son considerados como esenciales para la utilizacion adecuada de la biodiversidad. Regresando al con- cepto de exploracion de la biodiversidad, vale la pena mencionar algunas de las propuestas al respecto. El wai, por ejemplo, pronostica el desarrollo de toda una industria de prospeccién de la biodiversidad, la cual demandaria una nueva serie de actores ¢ inter- mediarios que faciliten cl acceso a los recursos gené- ticos y bioquimicos y su transferencia a las indus farmacéuticas, agricolas, 0 biotecnolégicas. estos intermediarios se encontrarian los in: privados 0 publicos de la biodiversidad, agentes pri- vados que negocien la recoleccion de muestras con comunidades locales y las comunidades mismas. Pai- 22 como Costa Rica, Indonesia, México, Brasil, Viet- nam y China ya estan desarrollando actividades de este tipo bajo contrato con intermediarios que traba- jan para las grandes companias multinacionales. Los intermediarios incluyen compaiiias especializadas, recolectores privados y entidades académicas o de in: vestigacion, tales como los jardines botanicos, espe- cialmente de los Estados Unidos.* {Por qué tanta actividad en ahos recientes? Por un lado, se percibe que lo que pudiera estar en jue- go es de un valor muy alto. El mercado para pro- ductos con base biologica estaria en la capacidad de crecer casi exponencialmente. Los estimativos del valor del mercado de medicamentos con base en productos naturales van desde los 16 billones de dolares (wei 1993) hasta los 43 billones (Kloppen- burg y Gonzalez 1993). Por comparacién, la venta de semillas comerciales —productos de la biotecno logia de las ultimas dos décadas— lleg6 a 15 billo- nes en 1989, y la de fragancias, tintes y cosméticos con base biologica a 90 millones de délares. Aunque es posible que se esté exagerando el valor potencial de los bosques tropicales para estos fines, o el inte- rés duradero de la industria en ellos, es indudable que el futuro es promisorio. Asi lo entendid Costa Rica al firmar recientemente un contrato con la compahiia Merck & Co., la mas grande multinacional farmacéutica del mundo, para la recoleccién siste- matica de muestras de los bosques relativamente preservados de este pais. Para algunos, tales como cl wai, el contrato entre Merck y el Instituto Nacio- nal de Biodiversidad (onG privada) es un ejemplo a ser emulado por unos paises. Para otros es un caso claro de biopirateria ¢ imperialismo.” 23 Como el creciente nivel de exploracién de la biodiversidad demuestra: “mientras que en el pasa- do sélo los parientes cercanos de los cultivos podi- an ser utilizados en programas de cruzamiento genético, hoy en dia estan a nuestro alcance los genes de toda la biota” (we 1993: 13). Al “alcance” de quién, y qué genes? Aqui entran de nuevo los bidlogos, etnobidlogos, taxonomistas, botanicos, fi- toquimicos y otros expertos en productos natura- les. Se ha vuelto costumbre reiterar en tratados cientificos lo poco que sabemos sobre la biodiversi- dad." Esta percepcion de “falta de conocimiento” no proviene solamente del interés cientifico; tam- bién debe verse como un dictado de la economiza- cion de la biodiversidad, aunque la demanda por mas y mejores conocimientos surge no solamente de la élite ecolégica mundial en instituciones como el wri y el Banco Mundial sino de los mismos cienti- ficos. Un nuevo espiritu parece estar creciendo en- tre los mismos taxonomistas que hace escasos diez, afios se dedicaban desinteresadamente a descubrir y clasificar por todo el mundo, lupa en mano y desa- fiando mil peligros, las mas reconditas de las espe- cies. El nuevo espiritu tiene una voluntad utili- taria o de servicio. No afecta a todos los bidlogos, ni es dominante, pero si estuviera en las manos de algunos de los cientificos mas reputados en Ia bio- logia de la conservacion y la sistematica biologic: asi seria. La propuesta mas articulada para una nueva practica biologica en el area de la diversidad natural pertenece a dos bidlogos norteamericanos, Daniel Janzen y W. Hallwachs (Janzen 1992, Janzen et al. 1993; Janzen y Hallwachs 1993). Janzen ha sido uno de los arquitectos del programa de conservacién en Costa Rica, incluyendo el acuerdo con Merck & Co. (Janzen et al. 1993) y uno de los popularizadores de Costa Rica como modelo para el Tercer Mundo. Den- tro de la economia discursiva que ha inventado la biodiversidad mundial como problema y aventura, es importante contar con un modelo.!' También es importante contar con personal cientifico a la medi- da de la tarea. Janzen acepta y elabora el punto de articulacion de la vision de la biodiversidad desde la ciencia y el capital: “hay que conocerla para usarla, y hay que usarla para salvarla”.'? Castiga a los taxo- nomistas por su ingenuidad, es decir, por descubrir y clasificar tantas especies con el solo proposito de publicar los resultados en las revistas del Norte para avanzar en sus carreras, al tiempo que las grandes compaiiias tomaban nota y lanzaban sus proyectos de desarrollo de productos. Sin abando- nar los mas altos criterios de investigacion cientifi- ca, contintia Janzen, los bidlogos deben lanzarse a la ‘ciencia aplicada. El papel de “prospectores” los espera. Es hora de que todos los usuarios de la bio- diversidad —cientificos, comunidades, ecoturistas, administradores de reservas, corporaciones, etc.— paguen por el uso de la biodiversidad. Es hora de que aquellos que proporcionan la informacion bio- logica —cientificos y comunidades— también se beneficien. La vision de Janzen y Hallwachs alcanza di- mensiones utopicas en su reciente propuesta para hacer un inventario masivo de la biodiversidad, Este “inventario de todos los taxa de la biodiversidad” (Janzen y Hallwachs 1993) se realizaria inicialmen- te en un Area relativamente bien conservada del 25 mundo, tal vez en Costa Rica, de unas 50 mil a 100 mil hectareas de extension. El inventario llevaria unos cinco afios y costaria cerca de 100 millones de dolares. Su replicacién en otros sitios (tal vez 20) seria mas rapida y barata. Involucraria a los cienti- ficos de la taxaesfera (la comunidad internacional taxonomica), asi como instituciones nacionales, in- ternacionales y locales. Ya que la mayoria de la taxaesfera es “extra-tropical”, el proyecto deman- daria el entrenamiento de un numero elevado de parataxonomistas, paraecdlogos y paracuradores —algo asi como los paramédicos de la biodiversi- dad-—. Este elemento de la propuesta tiene aspectos democratizantes de la produccién de la ciencia po- tencialmente valioso.!? Mencionemos brevemente, para concluir esta secci6n, la forma en que la visién de la biodiversi- dad desde las instituciones del Norte y las organi- zaciones internacionales ha encontrado eco en Co- lJombia. Este pais en general ha seguido lo que podria lamarse la linea oficial tercermundista. Esta linea —definida sobre la marcha en ministerios y entidades de planeaci6n de las capitales del Tercer Mundo— busca negociar las condiciones de los tra- tados y estrategias sin cuestionar a fondo la vision que las inspira. Si bien la experiencia de cuarenta afios de desarrollo sugiere que el espacio abierto al Tercer Mundo para maniobrar en los ambitos inter- nacionales es reducido, este proceso de negocia- cién, sin embargo, tiene su importancia. Asi, por ejemplo, la contrapropuesta de la Comision Econd- mica para América Latina (cepat) a la vision del Nor- te del desarrollo sostenible, encarnada en el reporte de la Comision Bruntland, enfatiza aspectos tales 26 como la deuda ambiental, las desigualdades mun- diales, la equidad, el pluralismo cultural y la nece: dad de considerar a la ecologia como un sujeto po! tico (Escobar 1994), Algo similar se esta dando con respecto a la biodiversidad en los espacios de la planeacion poli- tica ambiental en Colombia. La vision gubernamen- tal tercermundista, compartida por algunos dirigen- tes nacionales, enfatiza aspectos tales como la conservacion in situ y el acceso a colecciones ex situ, la transferencia de recursos financieros y tecnologi- cos en condiciones aceptables, una participacion significativa en el Ger, el derecho sobre los recursos genéticos —y la regulacién de acceso a éstos, por foraneos— basado en la soberania nacional, y la necesidad de cooperacién Sur-Sur, incluyendo un posible cartel de paises con megadiversidad biolé- gica (véase, por ejemplo, Casas 1993). Asimismo, hay mayor conciencia en los niveles nacionales de que la biodiversidad no es s6lo una cuestién técni- ca sino también politica, lo cual se traduce en una apertura mas atrevida, aunque aun problematica y restringida, a la negociacion con las comunidades locales. Para otros, se deben aceptar los principios de la Convencién y aquellos enunciados “en los magni- ficos documentos del wri, la uicn y el pNUMA” (Rodri- guez 1993: 262), y elaborar estrategias nacionales acordes con las limitaciones y obstaculos que el marco internacional conlleva. Entre las acciones nacionales se incluyen el Estudio Nacional de la Bio- diversidad, el Proyecto Biopacifico, la politica fores- tal, especialmente el Plan de Accion Forestal para Colombia (parc) y el fortalecimiento del sistema de Parques y reservas.!4 La proliferacion de discursos sobre la biodiver- sidad en Colombia tiene una productividad que de- be ser evaluada en muchos niveles: en el nivel inter- nacional, en términos de la participacion del pais en la formulacion de estrategias tercermundistas con cada vez mayor poder de negociacion vis-a-vis con el Norte; en el nivel nacional, con base en la efectividad de las nuevas legislaciones y capacidad del Estado para proteger la naturaleza de la ecodestruccion y el apoyo a la investigacion cientifica, partiendo del hecho de que es poco atin lo que se conoce sobre la biodiversidad en Colombia y sus posibles usos co- merciales (Cardenas y Correa 1993);!5 de acuerdo con la creacion de espacios, donde otros actores, especialmente las comunidades y movimientos so- ciales locales, produzcan sus propios discursos y practicas sobre la diversidad biologica y cultural, asi sea apropiindose los espacios oficiales. Los discursos de la biodiversidad estan propi- ciando un inesperado momento tedrico, politico y social para la redefinicion de Ja relacion naturaleza-so- ciedad y la produccion de la naturaleza. Estamos ante una nueva red de produccién simbélica y social donde miltiples actores, con muy variadas perspec- tivas, luchan por parcelar la realidad social y natu- ral a partir de sus propias interpretaciones ¢ intere- ses. Por lo pronto, podemos afirmar sin necesidad de mayor suspicacia o espiritu critico que la vision que se esta labrando en la practica a partir del capi- tal y la ciencia refleja el mundo del poder social. Ni las visiones de los grupos locales ni sus intereses quedan representados en la perspectiva dominante. No podria ser de otra manera porque los actores relevantes son las élites, mientras que los grupos 28 locales se perciben como sin mayor poder.'® No en vano lo local (grupos indigenas 0 étnicos, mujeres, campesinos) se menciona sdlo de pasada en los documentos resefiados y en forma mas bien carita- tiva.'” Nunca se explica satisfactoriamente ni cuales son ni como se van a proteger los derechos locales, comenzando con el derecho a la diferencia. Como tampoco se explica en qué consistira el “uso soste- nible” de los recursos por aquellos que definen la vision de “condzeala, consérvela, tsela”. LA BIODIVERSIDAD DESDE LA CULTURA Y LA AUTONOMIA LOCAL El mismo fermento tedrico-practico que se vive a nivel del aparato oficial del desarrollo también se manifiesta con fuerza en muchos espacios locales. Tal vez donde mas se ha avanzado en la teorizacion de una perspectiva diferente es en la India y Malasia, gracias a importantes movilizaciones populares por la defensa de los bosques y contra el Garr y las poli- ticas estatales, y a la presencia de ciertas ONGs que pro- yectan dichas luchas en espacios internacionales.'® La teorizacion alternativa de Ia biodiversidad y su conservacion tienen lugar en el marco de un proyec- to mas ambicioso de generar “alternativas al desa- rrollo”, es decir, la superacién del imaginario con- vencional del desarrollo de tipo eurocentrico; de hecho, la problematica de la biodiversidad ha sido un catalizador importante en repensar el desarrollo." En cuanto a la diversidad se refiere, el proyecto te6- 29 = rico avanza simulténeamente como critica a las pro- puestas dominantes y como propuesta de conceptua- lizacién altemativa. Ambos aspectos se entretejen a partir de varios elementos clave: 1. las causas de la erosion de la biodiversidad; 2. la vision economizan- te y reduccionista de la biodiversidad por parte de la ciencia moderna y la presentacién de otra forma de entenderla; 3. los derechos de propiedad intelectual. De esta labor creativa surge una caracterizacion de la vision dominante de la biodiversidad como una for- ma de bioimperialismo, por un lado y, por el otro, un proyecto para la biodemocracia.”” EI punto de partida es la resistencia a una con- cepcién de la biodiversidad impuesta como univer- salmente valida gracias al “ecomesianismo globali- tario” (Gudynas 1993; Lohmann 1993) que no solo hace invisible la multiplicidad de concepciones loca- les sino que contribuye a destruirlas al traducirlas a los lenguajes de la economia y ciencia modernas. Se trata de obligar a las comunidades locales a que acepten un lenguaje unico para que asi se compro- metan con unos objetivos acordados con anteriori- dad en Washington o Ginebra. Se arguye que la biodiversidad es un recurso global. Este argumento equivale a una forma de interven- cién colonial. Se fijan reglas globales, se demanda una disciplina global, pero en la agenda no se inclu- ye la necesidad de compartir globalmente la rique- Za, (Agarwal 1992: 299) A pesar de que se reconoce que las poblaciones locales tienen “derechos”, el énfasis de las propue: tas dominantes es el manejo, la planificacién, Ia ut lizaci6n. Se evade la cuestién del control; ademas, 30 é épara qué se conserva la biodiversidad?, zen be- neficio de quién se utiliza? Estas preguntas nunca se hacen con claridad en los ambientes desarrollis- tas (Cooper 1991: 106). Son otras las causas de la destruccién de la di- versidad que se perciben si se abandona la perspec- tiva globalitaria. Desde una posicion critica socio- ecoldgica, las raices de la crisis de la biodiversidad del Sur se encuentran en el Norte, no solamente por- que con 20% de la poblacion consume 80% de los recursos del mundo, sino porque el Norte ha pre- tendido imponer estilos de vida antiecoldgicos al mundo primero a través del colonialismo y luego a través del desarrollo. En la globalizacion de los sis- temas de vida eurocéntricos radica la verdadera causa de la crisis. Para los criticos, la causa princi- pal de la pérdida de habitats es su destruccion por megaproyectos de desarrollo, tales como la des- truccién de carreteras y represas, la mineria y la industrializacion acelerada. Por otro lado, los mode- los de desarrollo han impuesto el monocultivo en la agricultura, la ganaderia y la foresteria, con el pre- texto de aumentar la productividad. La sustitucion de la diversidad por la uniformidad, por la Revolu- cién Verde y otros proyectos financiados por enti- dades tales como el Banco Mundial —acompafiada por factores tales como el envenenamiento de la tie- tra por insumos quimicos, la destruccion de bos ques para abrir paso a la ganaderia, la comerciali- zaci6n de las semillas y el sobrecultivo de especies en mar y tierra— Ha agravado la crisis de la natura- leza. Son las corporaciones, los Estados, y la buro- cracia del desarrollo a todo nivel los responsables de buena parte de esta crisis. 31 nuir la base genética, aumenta la vulnerabilidad a plagas y a otros factores. El horror de la aniquila- ci6n total de un cultivo por una plaga (maiz en Esta- dos Unidos, papa en Irlanda, café en Brasil) no ocu- rriria en sistemas diversos. La diversidad, por el contrario, disminuye los riesgos; con menos unida- des de un mayor numero de especies y con practi- cas como la rotacién de cultivos, se minimiza el riesgo de plagas y se maximizan la reciprocidad, la simbiosis y la mutualidad biol6gicas. La sostenibili- dad depende de la diversidad ya que ésta propicia interacciones miltiples que ayudan a subsanar los efectos de perturbaciones ecologicas en cualquier parte del sistema. Los ecosistemas diversos favore- cen la auto-regulaci6n y los fines multiples, no slo el “crecimiento” de un producto (pulpa, por ejem- plo). La coevolucién de especies no ocurriria sin la diversidad. Es por esto que “no se conservara la diversidad hasta que la logica de la produccién no se base en la diversidad” (Shiva 1993: 71). A nivel social, los sistemas homogéneos destruyen las estructuras so- ciales y convierten a la naturaleza y a la gente en de- pendientes del mercado, lo cual a su vez genera inestabilidad econdmica y politica y por tanto ma- yor presion sobre los recursos.” Se disocian episte- mologica y socialmente produccion, consumo y con- servacién sin reparar en que estas tres esferas son indisolubles en la practica cultural local —los mora- dores forestales 0 los pescadores artesanales de los. manglares son al mismo tiempo productores, con- servadores y consumidores de la biodiversidad—. No es sorprendente entonces que desde la perspec- tiva critica, tan apresuradamente esbozada, las es- 34 trategias dominantes para la conservaci6n de la bio- diversidad equivalgan a “poner al zorro a cuidar a las ovejas” (Weizsacker 1993). Ofrecen la enferme- dad como la cura, al tiempo que se culpa a las victi- mas y se exonera a los culpables. Ignoran quién pro- duce, conserva y consume la biodiversidad (las comunidades locales), a la vez que intentan montar un sistema donde la biodiversidad sera producida industrialmente por la biotecnologia y el capital, mientras que los productores originales —reduci- dos a personal paraecol6gico con funciones restrin- gidas— son convertidos jen consumidores de la bio- diversidad industrialmente producida! “Se puede salvar el planeta y hacer plata al mis- mo tiempo” (Gray 1991: 72). Este capitalismo verde tiene sentido para aquellos que se han acostumbra- do a tener a su disposicién toda la biosfera, es decir, para los “omnivoros” modernos, como los denomi- na el ecélogo inda Ramachandra Guha (en prensa) en oposicion a las “gentes del ecosistema”, cuya subsistencia depende primordialmente de los entor- nos locales y para quienes la busqueda de mercados para su biodiversidad no se ha convertido en una Preocupacion seria. Mas aun, para algunos de los grupos locales, como en el caso de Tailandia discu- tido por Lohmann (1993), los esfuerzos locales van mas bien encaminados a desligarse de los mercados translocales, o al menos a subordinar sus vinculos con éstos a la vida social y cultural local. Ellos valo- ran su biodiversidad, pero no solamente en térmi- nos de mercado. Esta valoracion no economizada se hace invisible en el discurso burocratizado para el cual, repetimos, los actores relevantes no son los productores y conservadores de la biodiversidad 35 | sino sus enemigos —el Banco Mundial (!), la Agencia Internacional para el Desarrollo (ain), la industria, el a bien pagada burocracia internacional— o las bien intencionadas pero igualmente normalizadas ones del Norte, tales como el wa. El lobo a cargo del cuidado de las ovejas. La vision alternativa que surge de este ejercicio critico se articula como una propuesta para la bio- democracia, los derechos intelectuales populares y una practica politica ambientalista por parte de los movimientos sociales. La base de la biodemocracia es el control y autonomia locales de los recursos naturales. Mas alla de este criterio basico se insiste en las siguientes medidas: detener la destruccion de habitats por parte de los megaproyectos de desa- rrollo; eliminar los subsidios a aquellas actividades que erosionan la diversidad; apoyar las formas de vida basadas en la conservacién de la biodiversidad; reconocer los derechos de las comunidades sobre sus entornos; redefinir productividad y eficiencia; y reconocer la naturaleza cultural de la biodiversidad, aceptando la vigencia de otros valores fuera de los monetarios (Shiva et al. 1993; Shiva 1993, 1994). Pa- ra asegurar la conservacion se requiere una episte- mologia ecolégica y holistica, una practica cultural que valore la diversidad, y un orden social que no permita la normalizacion y economizacion total de la vida. Hay razones adicionales para basar las tareas de conservacién en lo local. S6lo el cultivo in situ de la diversidad garantiza la evolucion continuada y dinamica de los recursos genéticos y la creacion de nuevas practicas culturales por parte de los campe- sinos para su uso eficiente. Estos recursos cultura- 36 les y genéticos son la base del desarrollo sostenible y podrian contribuir a la ciencia. Para lograr estos objetivos, sin embargo, es necesario que la conser- vacién in situ no se vea solamente como la preserva- cién del medio biofisico, como en la ideologia de los parques y areas de reserva, sino como la preserva- cidn de los sistemas tradicionales y de su capacidad de innovacién biolégica y cultural. En pocas pala- bras, la conservacion de la biodiversidad requiere de la afirmacion de las culturas locales y su organi- zacion social (Kloppenburg y Gonzilez 1993). Se trata de vislumbrar “una racionalidad productiva alternativa que incorpore los procesos culturales ecolégicos como fundamento del proceso producti- vo" (Leff 1992: 65). jCuales seran las estrategias sociales y politi- cas que permitan desarrollar el proyecto de la con- servacion desde la perspectiva de la autonomia lo- cal? Dadas las tendencias privatizantes actuales, uno de los elementos fundamentales para una estra- tegia alternativa es la proteccion legal de los recut sos. Los derechos de propiedad intelectual impul- sados por el carr (proxima seccién) son vistos por estos criticos como derechos a la pirateria intelec- tual (cuando el conocimiento de una comunidad se declara de propiedad intelectual de otro) y a la bio- pirateria (cuando la recoleccion de formas vivas se leva a cabo por actores translocales), las cuales conducen a la pérdida de la diversidad. En la India, la Coalicion Popular para la Biodiversidad, reciente- mente creada, ha elaborado pautas para la preven- cion de la pirateria de ambos tipos a través del Acta para los Derechos Intelectuales Comunitarios (Com- ‘munity Intellectual Rights Act, cia) y el Acta y Pro- 37 cedimiento para la Coleccién de Especies (Collector's Act and Schedule). Las actas vienen acompatiadas de formas sencillas que las organizaciones locales pue- den usar para registrar sus recursos, formas de co- nocimiento e innovaciones.? Aunque el cia usa en parte el lenguaje del arr, también lo subvierte. La diferencia es palpable: El cina se propone los siguientes objetivos: 1. prote- ger la biodiversidad y los derechos locales recono- Gendo su valor intrinseco, 2. proteger el estatus de propiedad comin de la biodiversidad; 3. mantener el conocimiento del uso de la biodiversidad en el espa- cio intelectual comunal para asi hacer posible el acceso de las comunidades al conocimiento yuso de la biodiversidad; 4. asegurar que las comunidades locales, como propietarios legales de la biodiversidad, reciban la parte justa de los beneficios derivados de la comercializacion del uso de la biodiversidad. (Third World Network and Research Foundation... 1994: 6; cursivas mias.) Notese que la palabra “propiedad” ha sido ex- cluida del acta por considerarsela inadecuada para describir los sistemas locales de conocimiento dadas ‘sus connotaciones de privatizacion, mercantilizacion y comercializacion. El conocimiento local queda me- Jor descrito bajo el rubro de “derechos intelectuales comunales”. EI marco convencional s6lo reconoce el modelo de innovacion tecnologizado del Norte y hace invisibles los sistemas informales de innova- cion de los agricultores del Sur. El cira, por el con- trario, contempla el derecho al uso de la biodiversi- dad sin la adquisicién de derechos privados. Seria imposible describir en detalle la complejidad de las actas. Valga la pena anotar que éstas incluyen pro- 38 visiones para la colaboracién con otras comunida- des, con el Estado y con expertos, mecanismos de compensacion monetaria y no monetaria, Protoco- os para la coleccién de muestras, formas de regis- tro de recursos e innovaciones, etcétera. Estamos ante una propuesta que desafia las construcciones mas fundamentales de la moderni- dad —propiedad, individuo, mercado, economia— y que por lo tanto se erige en forma de resistencia a a economizacion de la naturaleza y de la vida. Es también un intento de romper el monopolio de la definicion de la biodiversidad Por parte del Norte y sus aliados en el Sur. No es una propuesta ingenua, ya que contempla formas de relacion con los meca. nismos dominantes, incluyendo la utilizacion de la biodiversidad en conjunto con la ciencia y el capital. En estos casos, sin embargo, las transacciones se vislumbran con el propésito de defender la vision local de la biodiversidad. Veremos qué tan factible es esta estrategia. Por lo pronto, nos referiremos brevemente a cuatro aspectos cuya importancia para el éxito de la estrategia popular amerita men- cidn especial. Estos son los derechos de propiedad intelectual, la naturaleza de los conocimientos loca- les, la relacion entre mujer, género y biodiversidad y la biotecnologia. 39

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