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Bartolomé de las Casas Brevisima Relacién de la Destruicién de las Indias Edin de André SsintLu SECUNDA EDICION CATEDRA [LETRAS HISPANICAS Argumento del presente Epitome tas, por hazafiosas que ‘oyeron en el 2B 2cviffima rca cfondelaveftrayciondelas Jnr |dias:colegida pozel SDbIfpoo fray Wartolomeve las Lafas/o Lalas dela orden ve Sacto Wo mingo, vié al Principe nuestro sefior, para que Su Alteza fuese idle cosa conveniente po- za la leyese con mis fa- Epitome, o bre- visima relacién, Fin del Argumento 66 Prélogo del obispo don Fray Bartolomé de las Casas 0 Casaus para el muy alto y muy poderoso sefior el principe de las Espaias don Felipe, nuestro sefior Muy alto y muy poderoso sefior: Como la providencia divina tenga ordenado en su mundo que para direccién y comtn utilidad del linaje humano se constituyesen en los Reinos y pueblos, reyé como padres y pastores (segin los nombra Homero), y por consiguiente sean los mas nobles y generosos miem- bros de las repiblicas, ninguna dubda de a rectitud de sus 4nimos reales se tiene, o con recta raz6n se debe tener, que si algunos defectos, nocumentos! y males se padecen en ellas, no ser otra la causa sino carecer los reyes de la ss contasen, con sumo es- parian. Esto parece haber dado a entender la divina escriptura en los proverbios de Salomon: Rex gui sedet in solio iudicit,dissipat omme fo suo.? Porque de la innata y natural virtud pueda sufrir ‘ocumento debs, perjuc cj que etd eentado en th todo mel, Considerando, pues, yo (muy poderoso sefior), los ales y dafios, perdicién y jacturas} (de los cuales nunca otros iguales ni semejantes se imaginaron poderse por hombres hacer) de aquellos tantos y tan grandes y tales reinos, y por mejor decir de aquel vastisimo y nuevo mundo de las Indias, concedidos y encomendados por Dios y por su Iglesia a los reyes de Castilla, para que se los rigiesen y gobernasen, convertiesen y”prosperasen temporal y espiritualmente, como hombre que por cin- cuenta aiios y mas de experiencia, siendo en aquellas tierras presente’, los he visto cometer; que consténdole a Vuesira Alteza algunas particulares hazafias dé podria contenerse de suplicar a su Majestad con i importuna que no conceda ni permita las que inventaron, prosiguieron y han cometido que llaman con- 4quistas, en las cuales (si Se permitiesen) han de tornarse a hacer, pues de si mismas (hechas contra aquellas india~ ides y mansas que a nadie ofenden) son inicuas, tiranica vina y humana condenadas, beté, por no ser reo, callande ‘mas y cuerpos infinit Vuestra Alteza, siendo Obispo de Cartagen: did y presenté a Vuestra minos de mar y de tierra que Vuestra Alteza ha empren- dido, y ocupaciones frecuentes reales que ha tenido, puede haber sido que, o Vuestra Alteza no las ley6, 0 que ‘ya olvidadas las tiene, y el ansia temeraria e irracional de los que tienen por nada indebidamente derramar tan inmensa copia de humana sangre, y despoblar de sus na- turales moradores y poseedores, matando mil cuentos de gentes, aquellas tirras grandisimas, y robar incompara- bles tesor0s, c ;portunando por diversas vias y varios fingidos colores que se les concedan o per- mitan las dichas conquistas (las cuales no se les podian conceder sin violacién de la ley natural y divina, y por iente gravisimos pecados mortales, dignos de y eternos suplicios), tuve por conviniente servir a Alteza con este sumario brevisimo de muy di- fusa historia que de los estragos y perdiciones se podria y deberia componer. Suplico a Vuestra Alteza lo reciba y Jea con la clemencia y real benignidad que suele las obras de sus criados y servidores que puramente, por sélo el bien piblico y prosperidad del estado real Lo cual visto, y entendida la deformidad de ue 2 aquelis gentesinocentes se hace, destryéndolas despedazindolas sin haber causa ni razén justa para lo, sino por sola la cudicia y ambicién de los que hacer nefarias obras pretenden, Vuestra Alteza tenga por bien de con eficacia supiicar y persuadir a Su Majestad que deniegue a quien las pidiere tan nocivas y detesta- bles empresas, antes ponga en esta demanda infernal perpetuo silencio, con tanto terror que ninguno sea osado dende adelante ni aun solamente se las nombrar. Cosa es ésta, muy alto sefior, convenientisima y nece- satia para que todo el estado de la corona real de Casti- , espiritual y temporalmente Dios lo prospere y con- serve y haga bienaventurado, Amén. ircunstancias y calidades que los agravian, en verdad que cumplidamente apenas con mucha deligencia y tiempo y escriptura no se pueda explicar. Pero alguna ‘cosa de algunas partes diré, con protestacion y juramento de que no pienso que explicaré una de mil partes 102 De la Nueva Espafia Entre otras matanzas hiciéron ésta en una ciudad grande de més de treinta mil vecinos, que se llama Cho- ula#8: que saliendo a recebir todos los sefiores de la tierra y comarca, y primero todos los sacerdotes con el sacerdote mayor, a los cristianos en procesién y con grande acatamiento y reverencia, y levéndolos en medio 4 aposentar a la ciudad y a las casas de aposentos del seiior 0 sefiores della principales, acordaron los espa- fioles de hacer alli una matanza 0 castigo (como ellos dicen) para poner y sembrar su temor y braveza en todos los rincones de aquellas tierras. Porque siempre fa su determinacién en todas las tierras que los espafioles han entrado, conviene a saber, hacer una cruel y sefialada matanza, porque tiemblen dellos aque- llas ovejas mansas. Asi que enviaron para esto primero mar todos los sefiores y nobles de la ciudad y de todos Tugares a ella subjetos, con el sefior principal. Y asi como venian y entraban a hablar al capitén de los espa- fioles, Iuego eran presos sin que nadie los sintiese, que pudiese llevar las nuevas. Habianles pedido cinco 0 seis, sen las cargas; vinieron todos Iuego y métenlos en el patio de las casas. Ver @ dios cuando se aparejan para llevar las cargas de pafloles es haber delios una gran compasion y “Para lo elativo a la conguista de Ménico, Las Casas, ademés de isponer de as Cartas de Relacon de Hernan Cortés y otros relatos, pudo recoge testimonics de origenindigena. porque vienen desnudos en cueros, solamente cubiertas sus Vergilenzas y con unas redecillas en el hombro con su pobre comida; pénense todos en cuclillas, como unos corderos muy mansos. Todos ayuntados y juntos en el patio con otras gentes que a vueltas estaban, ponense a las puertas del patio espafioles armados que guardasen, yy todos los demas echan mano a sus espadas y meten espada y a lanzadas todas aquellas ove} ninguno pudo escaparse que mo fuese traci de dos o tres dias saltan muchos indios vi sangre, que se habian escondide y amparado debajo de os muertos (como eran tant 1n llorando ante los que no los matasen. inguna misericordia ni compasién hu- bieron, antes asi como salian los hacian pedazt que eran mas de ciento y que tenfan apitin quemar y sacar vivos en palos ‘otros veinte o treinta ‘6 cuarenta hombres al templo grande que alli tenian, el cual era como fortaleza, que amaban Cuu, y alli se defendi6 gran rato del dia. Pero jen no se les ampara nada, mayor- 1as gentes desarmadas, pusieron fuego al tem- 6 quemaron, dando voces: «jh, malos hom- ‘0s hemos hecho?, {por qué nos matéis? Andad, que a México irtis, donde nuestro universal sefior Mo- tenzuma de vosotros nos hard venganza.» Dicese que estando metiendo a espada los cinco o seis mil hombres en el patio, estaba cantando el capitan de los espafioles: «Mira Nero de Tarpeya, a Roma cémo se ardia; gritos dan nifios y viejos, y él de nada se dolia.» ‘tra gran matanza hicieron en la ciudad de Tepeaca*?, que era mucho mayor y de mas vecinos y gente que la dicha, donde mataron a espada infinita gente, con grandes particularidades de crueldad. Esto sucedi6 desputs de saidos los espfiols de a capital azteca 104 De Cholula caminaron hacia México, y envidndoles l gran rey Motenzuma millares de preseates y sefiores ¥ gentes y fiestas al camino, y a la entrada de la calzada de México, que es a dos leguas, envidles a su mesmo her- ‘mano acompafiado de muchos grandes sefiores y grandes presentes de oro y-plata y ropas. Y a la entrada de la Ciudad, saliendo é{ mesmo en persona en unas andas de ‘oro con toda su gran corte a recebirlos, y acompatian- dolos hasta los palacios en que los habia mandado apo- sentar, aquel mesmo dia, segin me dijeron algunos de Tos que alli se hallaron, con cierta disimulacién, estando seguro, prendieron al gran rey Motenzuma‘®, y pusie- ron ochenta hombres que le guardasen, y después echa- ronlo en grillos. Pero dejado todo esto, en que habia grandes y muchas cosas que contar, sélo quiero decir tuna sefialada que aquellos tiranos hicieron. Yéndose el capitan de los espafioles al puerto de la mar a prender a otro cierto capitin que venia contra él‘; y dejado cierto capitén, creo que con ciento pocos més hombres que guardasen al rey Motenzuma, acordaron aquellos espaiioles de cometer otra cosa sefialada, para acrecen- tar su miedo en toda la tierra: industria (como di de que muchas veces han usado. Los indios y gente y se flores de toda la ciudad y corte de Motenzuma no se ‘ocupaban en otra cosa sino en dar placer a su sefior preso. Y entre otras fiestas que le hacian era en las tardes ‘hacer por todos los barrios y plazas de la ciudad los rumbran y que llaman jas llaman areitos, donde sacan todas, sus galas y riquezas, y con ellas se emplean todos, porque ¢s la principal manera de regocijo y fiestas. Y los mas nobles y caballeros y de sangre real, segiin sus grados, Segin la Segunda Carta de Relaciin de Corts y otras fueates, cur ete batho sigunos las despues. El relato que siuees adel Templo Mayor. oréenada por Pedro de Ge Cowes no menclonada por ete en su Seg hhacian sus bailes y fiestas mas cercanas a las casas donde estaba preso su sefior. En la mas propincua parte a los dichos palacios estaban sobre dos mil hijos de sefiores, que era toda la flor y nata de la nobleza de todo el impe- rio de Motenzuma. A éstos fue el capitan de los espaioles con una cuadrilla dellos, y envié otras cuadrillas a todas otras partes de la ciudad donde hacian las dichas fiestas, disimulados como que iban a verlas, y mandé que @ cierta hora todos diesen en ellos. Fue éi, y estando emt bidos y segutos en sus bailes, dicen: «(Santiago y a el y comieazan con las espadas desnudas a abrir aquell cuerpos desnudos y delicados, y a derramar aque genetosa sangre, que uno no dejaron a vida; lo mesmo hicieron Jos otros en las otras plazas. Fue una cosa ésta que a todos aquellos reinos y gentes puso en pasmo y an- gustia y luto, e hinché de amargura y dolor; y de aqui a que se acabe el mundo, 0 ellos del todo se acaben, no dejarén de lamentar y cant como en romances (que acd decimos), aquella cal y pérdida de la sucesién de toda su nobleza, de que se Preciaban de tantos afios atrés. Vista por los indios cosa tan injusta y crueldad tan nunca vista en tantos inocentes sin culpa perpetrada, Jos que habian suftido con tolerancia la prsién no menos injusta de su universal sefior, porque él mesmo se lo mandaba que no acometiesen ni guerreasen a los cris- tianos, entonces pénense en armas toda la ciudad y vienen sobre ellos, y heridos muchos de los’ espafioles apenas se pudieron escapar. Ponen un pufial alos pechos al preso Motenzuma, que se pusiese a los corredores ¥ mandase que los ndios no combatiesen la.casa, sino que se ppusiesen en paz. Ellos no curaron entonces de obedecell s. Y porque ya volvia el capitin . con Victoria, y traia muchos Eta pudo ser una fuente el Templo Mayor. eta de Las Casas sobte la matanza 108 ids cristianos y venia cerca, cesaron el combate obra Ge tres o cuatro dias, hasta que entré en la ciudad. entrando, ayuntada infinita gente de toda la tierr tbaten a todos juntos de tal manera y tantos dias, que temiendo todos morir acordaron una noche salir de la ciudad. Sabido por ad de erstianos en las puentes de la laguna’), con justisima y sancta guerra, por las causas justisimas que tuvieron, Zomo dicho es. Las cuales, cualquiera que fuere hombre Fazonable y justo las justifcara. Sucedio después el com- bate de la cludad, rétormados los cristianos, donde hi- cieton estragos en los indios admirables y estrafios, ma- tando infinitas gentes y quemando vivos muchos y gran- des seBores, Después de las tiranias grandisimas y abominables aque éstos hicieron en la ciudad de México y en las ciu- dades y tierra mucha (que por aquellos alderredores diez y quince y veinte legyas de México, donde fueron finitas gentes), paso adelante esta su tiranica pestilencia y fue a cundir e infcionar y asolar a la pro- Vincia de Pénuco®2, que era una cosa admirable la mul- titud de las gentes que tenia, y los estragos y matanzas {que alli hicieron. Después destruyeron por la mesma ma- nera la provincia de Tututepeque, y después la provincia de Ipilcingo, y después la de Colima, que cada una es ‘aque el reino de Leén y que el de Castilla. Con- tar los estragos y muertes y crueldades que en cada una hicieron seria sin duda una cosa dificilima e imposible de decir, y trabajosa de escuchar. Es aqui de notar que el titulo con que entraban y por el cual comenzaban a destruir todos aquellos inocentes ¥ despoblar aquellas tierras, que tanta alegria y goz0 Gebieran de causar a los que fueran verdaderos cristia- La famosa «Noche Triste» de 1520. El sitio de México. sludido 4 egatinuacion, tuvo lugar en 152), Para esta expedicion ¥ 12s que siguen mencionadas, la fuente principel esi Cuarta Carta de Relecién de Corts. 107 os, con u tan grande ¢ infin poblacin, ea dei ue viniesen a subjetarse y obedecer al rey de Espa donde no, que los habian de matar y haver esclavos ‘Y¥los que no venian tan presto a cumplir tan irracional Ia eeguedad de : entendia aquello queen sus leyes std expreso y mas claro que otto de Sus primeros prineipios, eonviene a saber: que ninguno ¢5 nl puede sf llamado rebelde s primero no es subdito. Considérese por fos eristanos y que saben algo de Dios y de razén, y aun de las leyes humands, qué tales pueden parar los corazones de cualquier gente que vive'en sus tierras segura, y no sabe que deba nada a nadie, y que tiene sus naturales seflores las nuevas que les djeten ast de Sipio: eDaos a absdecer a un ey estado, que munca Vistes nf ostes, ys no, eabed que luego os hemos de Detazosy,eopiialments viento por experiencia que ail Iuego lo hacen. ¥ lo que mas expantable es, que a fos que de hecho obedecen ponen en’ aspérrima servidumbre donde con increibles trabajos y tormentos més largos Y-que duran mis que los que les dan metiéndolos a es- pada, al cabo pereven ellos y sus mujeres e hijos, y toda Su generaciéa, Y ya que eon los dichos temores y ame- ‘nazis, aquellas gentesu otras cualesquera en el mundo vengan a obedecer y reconocer el sefiorio de rey estrafo, oC Cudicia que no por exo adquieren una punta de derecho, como verdaderamente sean temores y miedos, aquellos cadentes inconstantisimos virgs’, que de deteclio na turaly humane y diving es todo aite cuanto se hace para emprredor, insite mucho Cortés en su respeto poten ke smo); cadentes ba de tomarseen el sentido 108 que valga, si no es el reatuS$ y obligacién que les queda a qos fuegos infernales, y aun a las ofensas y dafios que hhacen a los reyes de Castilla, destruyéndole aquellos sus reinos y aniquiléndole (en cuanto en ellos es) todo el derecho que tienen a todas las Indias. Y éstos son, y no ‘otros, los servicios que los espatioles han hecho a los dichos seflores reyes en aquellas tierras, y hoy hacen. ‘Con este tan justo y aprobado titulo envid aqueste capitan tirano otros dos tiranos capitanes muy més crue les y feroces, peores y de menos piedad y misericordia os grandes y florentisimos y felicisimos reinos, plenisimamente Uenos y poblados, conviene fa saber, el reyno de Guatimala, que esté a la mar del S y el otro de Naco y Honduras o Guaimura, que esta a la nar del Norte, frontero el uno del otro y que confinaban y partian términos ambos 2 dos trescientas leguas de “México. El uno despach6 por la tierra y el otro en navios por la mar$6, con mucha gente de caballo y de pie cada uno. ‘Digo verdad que de lo que ambos hicieron en mal, y sefialadamente del que fue al reino de Guatimala, porque 1 otro presto mala muerte murié*?, que podria expresar y colegir tantas maldades, tantos estragos, tantas muer- tes, tantas despoblaciones, tantas y tan fieras i jeros e hinchese ‘a todos los pa- ero de las abo- ‘minaciones que hizo, como de las gentes que destruyé y tierras que hizo desiertas, porque todas fueron infinitas. El que fue por la mar y en navios hizo grandes tobos y escandalos y aventamientos de gentes en los pueblos de la costa, saliéndole a recebir algunos con presentes reato,obligacion que queda 41a pena correspondiente al Cristal de Old por mar. fivale Francisco de Las Casas 109 cn el reino de Yucatan, que esté en el camino del reino susodicho de Naco y Guaimura, donde iba. Después de llegado a ellos, envié capitanes y mucha gente por toda, aguella tierra que robaban y mataban y destruian cuan- tos pueblos y gentes habla. Y especialmente uno que se alz6 con trescientos hombres y se metié la tierra adentro hacia Guatimala, fue destruyendo y quemando cuantos pueblos hallaba, y robando y matando las gentes dellos. YY fae haciendo esto de industria mas de ciento y veinte leguas, porque si enviasen tras él, hallasen los que fuesen la tierra despoblada y alzada, y los matasen los indios en venganza de los dafics y destruiciones que dejaban hechos. Desde a pocos dias mataron al capitan principal que le envid y a quien éste se alz6, y después sucedi otros muchos tiranos crudelisimos que con matanzas y crueldades espantosas, y con hacer esclavos y vendellos a los navios que les traian vino y vestides y otras cosas, ica servidumbre ordinaria, desde el afio de inientos y veinte y cuatro hasta el afio de mil y 8 ¥ treinta y cinco, asolaron aquellas provin- ino de Naco y Honduras, que verdade ‘mente parecian un paraiso de deletes y estaban mas p biadas que la mas frecuentada y poblada tierra que puede ser en el mundo. ¥ agora pasainos y venimos por ellas"®, y las vimos tan despobladas y destruidas que cualquiera persona, por dura que fuera, se le abrieran las entrafias de dolor. Més han muerto en estos once afios de dos ‘eueatos de dnimas, y no han dejado en més de cient le- guas en cuadra dos mil personas, y éstas cada dia las matan en ia dicha servidumbre. Volviendo la péndola 2 hablar del grande tirano capitn que fue a los reinos de Guatimala, el cual, como esta dicho, excedié a todos los pasados e iguala on todos los que hoy hay, desde las provincias comar- canas a México, que por ei camino que él fue (segin él mesmo escribié en una carta al principal que le en- ‘Alude Las Casas a su vuelta a Espalia en 1540, no vi6%) estén del reino de Guatimala cuatrocientas Teguas, fue haciendo matanzas y robos, quemando y robando y destruyendo donde llegaba toda la tierra bon et titulo susodicho, conviene a saber, dic que se subjectasen a ellos, hombres tan’ inumanos, injustos y crueles, en nombre del rey de Espatia, incdg- nito y munca jamas dellos oido, El cual estimaban ser muy més injusto y cruel que ellos; y aun sin dejallos eliberar, cuasi tan presto como el mensaje, legaban matando y quemando sobre ellos. Se per. rade ws carts east a Herts, Co “ paginas: a siendo las otras dos Ts fuente principal dee am

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