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Resaca. Tres ratas y un nio que caminan a la escuela. El ruido del motor de una
camioneta que se detiene frente a una casa. Fotos descoloridas de las vacaciones
noventosas en las sierras de Crdoba. El recuerdo de una nia jorobada. Chicas que
atesoran en los cajones cartas, suvenires de escritura. Son estos algunos de los tpicos
que recorren los poemas que componen Un tesoro local, el nuevo libro de Francisco
Garamona, formado exclusivamente por textos breves en prosa. En l, hay dos
posiciones de escritura que se van alternando: la mirada de un sujeto, en general un nio
o un adolescente, que observa un mundo cercano pero no del todo conocido por algn
orificio, por alguna ventana o hueco; el estado de nimo elegaco de un sujeto, un
joven, que recuerda: alguien que busca una voz potica que nunca puede apropiarse por
completo de un pasado, como se plantea en el texto que abre el libro:
Qu puede cambiar una voz? Fue la consigna del festival de literatura al que te
haban invitado. Y ah respondiste que todo lo poda cambiar salvo el pasado,
que era como una mquina detenida en la maleza, o como una locomotora que
surcaba las vas con su luz parpadeante, hurgando en tierra abierta (p. 9).
Se puede leer el libro como el desarrollo de esta pregunta por la palabra. Su ttulo
recuerda la expresin de Ferdinand de Saussure en sus lecciones ginebrinas de
lingstica, el tesoro de la lengua. Alude, adems, a esa zona de la literatura, la poesa
que, a su manera, tambin es la riqueza de una lengua y, al mismo tiempo, su eslabn
comercial ms dbil y tartamudeo, vacilacin, zozobra,
Ese nio quiso hablar con una lengua que no tuvo. Sostenido de la baranda de la
terraza de una escuela, con el viento que silbaba una cancin inexistente (p. 30).
Como la lengua de ese chico, Un tesoro local parece estar escrito en un idioma que el
sujeto no posee del todo, como con una lengua extraada, con marcas de un registro
escrito, incluso elevado, que se puede pensar casi como parodia de lo literario, tanto por
la eleccin del lxico como por la construccin sintctica.
No es casual que el nico poeta mencionado en el libro sea Rubn Daro. Se alude a su
figura, montada sobre una base de acero inoxidable en la avenida. Como el
nicaragense, uno de los primeros que experiment en castellano el poema en prosa,
con estos textos Garamona persigue una forma.
Diego Bentivegna