CLEMENTE DE ROMA, recuerda a los corintios el origen de los
ministerios en la Iglesia para reprocharles el haber destituido sin razn a sus propios ministros. El vocabulario no parece estar fijado todava: Clemente emplea indiferentemente presbtero y Obispo
Los Apstoles nos predicaron el Evangelio de parte de
nuestro Seor Jesucristo: Jesucristo fue enviado de Dios, y los Apstoles de parte de Cristo: una y otra cosa, por ende, sucedieron ordenadamente por voluntad de Dios. As pues, habiendo los Apstoles recibido los mandatos y plenamente asegurados por la resurreccin del Seor Jesucristo y confirmados en la fe por la Palabra de Dios, salieron llenos de la certidumbre que les infundi el Espritu Santo a dar la alegre noticia de que el Reino de Dios estaba por llegar.
Y as, segn pregonaban por lugares y ciudades la buena
nueva y bautizaban a los que obedecan al proyecto de Dios, iban estableciendo a los que crean eran primicias de ellos despus de probarlos por el Espritupor inspectores y ministros de los que haban de creer ()
Tambin nuestros Apstoles tuvieron conocimiento, por
inspiracin de nuestro Seor Jesucristo, que habra contienda por ese nombre y dignidad del episcopado. Por esta causa, pues, como tuvieran perfecto conocimiento de lo por venir, establecieron a los susodichos y juntamente impusieron para adelante la norma de que, al morir stos, otros que fueran varones aprobados les sucedieran en el ministerio.
Ahora pues, a hombres establecidos por los Apstoles, o
posteriormente por otros eximios varones con consentimiento de la Iglesia entera, hombres que han servido irreprochablemente al rebao de Cristo con espritu de humildad, pacfica y desinteresadamente; tambin atestiguados durante mucho tiempo por todos; a tales hombres, les decimos, no creemos que se les pueda expulsar justamente de su ministerio. Y as cometeremos un pecado nada pequeo si deponemos de su puesto de Obispos a quienes intachable y religiosamente han ofrecido sus dones. Felices los presbteros que nos han precedido en el viaje a la eternidad (), pues no tienen ya que temer que nadie los eche del lugar que ocupan ()