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Desarrollo local, motivación y sistemas

Por Héctor Alfonso Otero Moreno


MSc. Economía Agraria (UCA Kiel-Alemania),
MSc. Ciencias Ambientales (SUNY-New York, USA)
Profesor Investigador UNIMETA

Resumen
La globalización y el desarrollo local aparecen como extremos de una
contradicción irreconciliable, sin embargo, a través de un cuidadoso examen
se llega a concluir que las iniciativas locales enriquecen y diversifican la
oferta, complementando los mercados. Que por lo tanto si se motiva de
manera adecuada a los agentes de cambio el desarrollo local puede
convertirse en un elemento de la dinámica del comercio general, siempre
que se entienda este proceso como un sistema complejo, en el que los
diferentes componentes deben ser trabajados como subsistemas que se
retroalimentan y a través de los cuales surge la auto-organización.

Abstract
Globalization and local development seem like opposed extremes of a hard
to conceal contradiction, though by a careful examination it is possible to
conclude that local initiatives enrich y diversity the supply, complementing
markets. So if change agents are properly motivated local development
might turn into a dynamic element of general marketing, although only if this
process is understood as a complex system, in which different components
should be worked out as subsystems that feedback and through which self
organization surges.

Introducción
A los temas relacionados con el desarrollo regional se les ha concedido en los
últimos años considerable importancia, y alrededor de ellos la academia y los
planificadores del desarrollo ha escrito mucho. Temas como la convergencia de
las regiones, la descentralización, el impacto de las aglomeraciones, el desarrollo
dual o la participación comunitaria se han convertido en ejes de muchas
discusiones acerca del diverso ritmo que mantienen las economías locales,
dependiendo del área de influencia en que se ubican, de los recursos naturales de
que disponen, de la infraestructura que los caracteriza, del recursos humano con
que están dotados y muchos otros factores que dominan el tema del desarrollo
local.
A pesar de que algunas regiones, como las áreas metropolitanas irradian a su
alrededor efectos positivos en materia de dinámica económica, otras regiones
apenas logran recibir estos beneficios y, por el contrario, en ocasiones las
regiones apartadas del centro pierden importancia y presencian la desbandada de
su mano de obra, sus capitales y sus recursos naturales y económicos.
Algunas regiones se han desarrollado aprovechando el bajo costo de la mano de
obra y han logrado atraer capitales y tecnologías. Es el caso de la maquila en el
norte de México (y algunos países de Centroamérica), que le ha ofrecido una
oportunidad a una zona antes olvidada, pero que gracias a su proximidad al
mercado de los Estados Unidos, ha aprovechado la ventaja geográfica existente
para darle un impulso a la región. La frontera ha atraído mano de obra, capitales y
tecnología y ha convertido las localidades en núcleos de desarrollo local
impulsados por la inversión extranjera. Recientemente a raíz de la fuerte
competencia china los negocios en la frontera sufrieron, y se hizo evidente que la
dependencia externa, podía convertirse en un arma de doble filo que puede, en un
momento dado, frenar el desarrollo y generar problemas de desempleo y
reducción de los ingresos, no solo de los trabajadores, sino también del Estado.
Otras localidades han seguido el modelo de Silicon Valley, de parques
industriales, y se han especializado en las modernas tecnologías de la informática
y las telecomunicaciones, para competir en los mercados internacionales, por está
competida área de los negocios. Es el caso de Bangalore en la India, que ha
logrado posicionarse como una de las regiones líderes en tecnologías de la
información, y a la vez ha logrado importantes efectos de aglomeración. Sin
embargo este mismo desarrollo ha traído consecuencias graves en materia
ambiental, de congestión de tráfico y abastecimiento de agua y electricidad.
Lo cierto es que el desarrollo regional y local ha sido esquivo para la mayor parte
de las regiones, y solo unas pocas ciudades se han beneficiado del desarrollo. En
Colombia, la concentración industrial alrededor de metrópolis como Bogotá,
Medellín, Cali y Barranquilla ha beneficiado a las poblaciones cercanas, e inclusive
el crecimiento ha provocado una práctica integración de las poblaciones vecinas,
como es el caso de Soacha, Bello, Itagüí, Yumbo y Soledad. Mientras tanto, otras
regiones han experimentado un retroceso en términos de actividad económica y el
capital humano que se ha ido formando, de manera penosa en esas regiones,
termina beneficiando a estos importantes centros urbanos. También los
excedentes de capital terminan en inversiones en los grandes centros que tienen
mejores ofertas en términos de rendimientos financieros, alcance de las empresas
y perspectivas de los negocios, debido a la dimensión de sus propios mercados y
sus nexos con otros centros comerciales de importancia.
En particular las regiones rurales han experimentado una transferencia de
recursos importante hacia los centros urbanos, que ha desprovisto de lo más
indispensable a sus habitantes, dejándole solo alternativas de poco impacto y que
no representan opciones para dinamizar sus economías. Los servicios turísticos
y hoteleros, recreación, distribución de servicios de comunicaciones o reparación
de vehículos forjan prestezas que se quedan en la atención inmediata de
necesidades al turista, viajero o transportador, pero no permiten la construcción de
cadenas productivas generadoras de empleo y de ingresos sostenidos.
Lo local como sinónimo de precariedad, penuria y degradación
El mundo globalizado por lo tanto, pareciera no darle muchas opciones a las
regiones marginales, pues los estrechos mercados que las caracterizan, la
ausencia de aglomeraciones que permitan reducir costos, la escasez de mano de
obra calificada, la precariedad de su infraestructura de comunicaciones y
transporte y las deficiencias en la calidad de muchos servicios, limitan sus
posibilidades de competir en unos mercados cada vez más integrados, exigentes y
eficientes. Las ventajas o aspectos positivos que ofrecen las regiones apartadas
se reducen a los bajos salarios, la proximidad a fuentes de materias primas, la
menor presión sobre los recursos y la ausencia de problemas de congestión y
contaminación.
Esta reflexión ha alimentado tesis que sostienen que la actividad local es una
expresión del atraso de las economías apartadas de los principales centros de
desarrollo. Es el caso de Zygmunt Bauman, quien sostiene que: “ser local en un
mundo globalizado es una señal de penuria y degradación social”1 y no solo lo
califica de esa manera, sino que lo justifica asegurando que la existencia
localizada es una desventaja pues los centros de decisión, tanto públicos como
privados, están lejos de su influencia y por lo tanto ello reduce la capacidad para
generar valor y negociar las condiciones de distribución de beneficios.
De hecho el autor de “Modernidad líquida” concibe esta nueva etapa del desarrollo
capitalista como un nuevo entorno en el que las relaciones se han transformado y
han perdido la solidez que las caracterizaba: la relación capital-trabajo ha dejado
de ser de doble vía (en la cual el trabajador se sentía parte de la empresa y el
empleador se preocupaba por la calidad de vida del empleado), para convertirse
en una permanente lucha de la administración para reducir costos y, por lo tanto,
nómina, insumos, recursos financieros, etc. Esta situación ha generado
inestabilidad y precarización en las condiciones laborales, con lo que la
incertidumbre y la desprotección de los hogares también han aumentado.
Por otro lado, el capital ha perdido su condición de “local”, en otras palabras “se ha
vuelto extraterritorial, liviano, desahogado y desarraigado a niveles inauditos”2.
Lo que los grandes capitales utilizan para extorsionar a las administraciones
locales y de esa manera obtener mejores condiciones en términos de exenciones,
descuentos y otros beneficios, que van más allá de las normas legales corrientes,
son su capacidad para generar empleo y recursos fiscales. En realidad el capital,
que en otras épocas construía solidas edificaciones para sus fábricas y ejércitos
de operarios, cada vez es más ligero y sus equipos e instalaciones se han
convertido en elementos móviles y de fácil traslado.

1
Bauman, Zygmunt; “La globalización: Consecuencias humanas”, FCE, Buenos Aires, 1999
2
Bauman Z.; “Modernidad Liquida”, FCE, Buenos Aires, 2002
“El capital se soltó la dependencia que lo ataba al trabajo…y la
reproducción del crecimiento y de la riqueza, de las ganancias y de
los dividendos y la satisfacción de los accionistas son en todo
independientes de la duración de cualquier compromiso local y
particular de trabajo.”3
En consecuencia este nuevo escenario cambia no solo el espíritu de los
inversionistas y accionistas, sino que también modifica de manera radical la
situación de los trabajadores, los desempleados y las comunidades. En efecto, los
procesos de reingeniería y racionalización de recursos al interior de las empresas
y en el Estado han llevado a muchas unidades productivas y de servicios a liquidar
personal y a reducir las nóminas. Ello ha generado un ambiente de incertidumbre,
desprotección e incremento del riesgo para los trabajadores, los desempleados y
los hogares, que tiene consecuencias sobre la actitud de los grupos sociales.
Esos grupos sociales, dadas las nuevas circunstancias, han perdido parte de su
identidad, de su tradicional protección y deben partir de cero, pues la reducción del
Estado ha dejado sin cobertura a muchos trabajadores que bien han quedado sin
trabajo o han pasado a la condición de trabajadores informales.
“A diferencia de la época del mutuo compromiso a largo plazo, hoy
existen pocos incentivos para interesarse de manera seria y crítica por
la importancia de los compromisos colectivos y otros asuntos afines
que, de todos modos, también tienen un carácter efímero.”4
El sentido comunitario en esta época se ha perdido por completo, e inclusive el
debilitamiento de las organizaciones comunitarias, producto de los malos manejos
de los líderes gremiales, pero también de una campaña de desprestigio que se ha
lanzado en los medios de comunicación en contra de las organizaciones de base,
ha debilitado el capital social, entendido como aquellas instituciones que le dan
confianza y estabilidad a las grupos sociales. En efecto, el individualismo
promovido desde el pensamiento neoliberal, ha orientado a los individuos para que
resuelvan sus problemas solo pensando en el interés individual y en la
maximización del beneficio, dejando de lado los objetivos comunitarios o los
intereses de grupo.
Para Bauman, entonces, las posibilidades de actuar desde el nivel local son bien
precarias, y todo esfuerzo que se realice, se verá afectado por los intereses del
gran capital que no considera para nada los intereses locales ni comunitarios. Por
el contrario, los declara sus enemigos y proclama su ausencia de lazos afectivos y
de origen. Las multinacionales no tienen nacionalidad, mucho menos origenlocal,
son entidades globales, para las cuales operar aquí o allá da igual, lo importante
es tener flexibilidad y lograr resultados contables positivos.

3
Bauman, Z.; Opus. Cit, p. 159
4
Bauman, Z.; Opus Cit., p. 158
La participación y su aporte al desarrollo
Por el contrario otros autores, le conceden gran importancia a la participación de
las entidades locales no solo en el destino de las regiones, sino en la formulación
de políticas de desarrollo. Es así como el premio Nobel, Amartya Sen sostiene
que:
“Existen (…) poderosas razones para reconocer el papel positivo que
desempeñan la agencia libre y viable, e incluso la impaciencia
constructiva”5
Cuando este autor habla de agencia libre, se refiere en lo fundamental a la
oportunidad y capacidad con que debe contar el individuo, para participar en la
vida económica, social y política de la comunidad y la sociedad, en la cual vive.
Oportunidad en el sentido de que los agentes económicos deben tener
escenarios de discusión y participación en los cuales se puedan definir
prioridades, decisiones y criterios para el diseño de la sociedad en la que actúan.
Las oportunidades son la primera instancia que tienen los individuos para poder
ejercer su libertad, ya que en la medida en que tengan derecho a expresar su
parecer y puedan “tener voz”, pueden también ayudar a determinar el norte de los
esfuerzos y las prioridades de trabajo. Sin embargo en ocasiones el derecho a
participar no es otra cosa que una formalidad sin contenido, como es el caso de
las elecciones en muchos países y regiones, en las que los votos no representan
el verdadero parecer de los ciudadanos, que debido a falta de información,
ausencia de transparencia y manipulación del elector, terminan por ser solo
remedos democráticos, que no llegan a representar una participación real, sino tan
solo una simple expresión de sometimiento a los grandes poderes económicos,
políticos o informativos.
Sen no solo reclama claras oportunidades para los individuos, sino igualmente
desarrollo de la Capacidad del ciudadano para participar. En tal sentido este
autor propone desarrollar esfuerzos para capacitar y formar a los individuos para
que comprendan y se desenvuelvan adecuadamente en los escenarios que se les
ofrecen para la discusión de temas que los afectan. Muchas veces son la
terminología especializada y las normas procedimentales las que se oponen a la
ágil participación comunitaria, por lo tanto es necesario, por un lado, tratar de
simplificar la legislación, las trabas y el lenguaje utilizado por los agentes del
Estado y los especialistas, y por el otro dar a conocer de manera efectiva las
razones y la justificación para que existan controles y significados que pueden
ayudar en el proceso de discusión y organización de las tareas. Estas tareas son
elementos de la mayor importancia para que el individuo pueda ejercer una
verdadera libertad, según Sen. En sus palabras:
“… la libertad no solo es la base del éxito y del fracaso sino también
un importante determinante de la iniciativa individual y de la eficacia
social” 6

5
Sen, Amartya; “Desarrollo y Libertad”, Editorial Planeta, Bogotá, 2000
Para el autor indio, la libertad proporciona un escenario adecuado para el
desarrollo de la personalidad del individuo y toda privación o restricción en esta
materia limita y hace frágil la posibilidad de un desarrollo individual y colectivo. La
libertad, entendida, como hemos sostenido, como la provisión de oportunidades y
capacidades para poder participar en los destinos de su gente y su territorio es un
fuerte incentivo para que los agentes económicos tomen iniciativas, se
comprometan al logro de objetivos y por lo tanto puedan aprovechar los recursos
locales (naturales y sociales) de manera óptima.
Los argumentos de Sen en oposición a lo que sostiene Bauman, refuerzan la tesis
de que la participación del individuo en las decisiones de la comunidad son
determinantes, no solo para lograr un desarrollo equilibrado del territorio y del
grupo social del que hace parte, sino para poder construir democracia y una
ciudadanía responsable y comprometida con las metas del “bien común”.
Otro premio Nobel el economista norteamericano Joseph Stiglitz afirma que
“..el desarrollo requiere de un cambio de predisposiciones mentales y,
en particular, una aceptación (y una búsqueda constante de un
aumento de la productividad) del cambio. El cambio es a menudo
amenazante –y los individuos suficientemente adversos al riesgo
están dispuestos a dejar pasar oportunidades de futuros beneficios
con el fin de evitar riesgos innecesarios. Los procesos participativos
aseguran que estas preocupaciones no sólo son escuchadas, sino
también abordadas; como resultado, estos procesos disipan mucho la
resistencia al cambio.”7
Como vemos, para este autor también resulta vital el cambio de actitud de los
agentes económicos, que deben modificar su mentalidad retrograda y acomodada
para empoderarse y hacerse dueños de su destino, dejando de lado los temores y
la aversión al riesgo, de manera que el cambio se vuelva un aliado del proceso,
en lugar de representar un escenario que genere temor e incertidumbre.
Los líderes locales deben ser empoderados, a través de procesos de capacitación
y asistencia técnica, que les permita participar en los ejercicios de planificación,
en el seguimiento de los proyectos, en la evaluación de la gestión financiera y en
muchos otros aspectos de orden técnico y procedimental. Para ello se debe
contar con el apoyo de instituciones de investigación, universidades y centros de
capacitación para elevar de manera permanente el nivel de conocimientos de
todos los agentes locales.
El desarrollo regional debe aportar a la transformación de la sociedad, de tal
manera que las tradiciones, la forma de pensar y los métodos de producción
pasen de su condición de saberes tradicionales a modernas formas de consolidar

6
Sen, A.; Opus Cit., p. 35
7
Stiglitz, Joseph; “Participación y desarrollo: perspectivas desde el paradigma integral de desarrollo”,
Presentada en la Conferencia sobre Democracia, Economía de Mercado y Desarrollo, en Seul. Traducción de
Oriol Prats. http://www.worldbank.org/knowledge/chiefecon/index.htm
un imaginario colectivo que retroalimente el saber popular. A la vez debe darle a
las tradiciones la posibilidad de mantener sus características e identidad,
facultándolas para aportar al conocimiento de la sociedad en su conjunto y
recibiendo de manera crítica aportes, que sirvan para mejorar las condiciones de
vida y el tratamiento de los temas territoriales específicos de una manera creativa
y respetuosa.
El cambio de mentalidad
Pero volviendo sobre los planteamientos de Stiglitz, es importante entender que
ese cambio solo es posible si se garantiza un profundo cambio de mentalidad y se
potencian las posibilidades de los agentes locales, sus instituciones y sus
iniciativas. Existen numerosos recursos locales subvalorados y aprovechados de
manera precaria, que después de un análisis riguroso pueden aportar de manera
sensible a solucionar problemas de empleo, de ingresos, de salud pública, de
aprovechamiento de recursos subutilizados y de contaminación.
Quienes mejor conocen tanto los problemas, como las mejores opciones para
abordar de manera sistemática las limitaciones locales, son quienes viven esas
condiciones de forma cotidiana, y es a ellos a quienes hay que “dar voz” y a
quienes es necesario estimular para que reflexionen sobre el mejor uso de los
recursos, la forma ideal de utilizar subproductos y desperdicios de actividades
productivas tradicionales y poner en práctica opciones de trabajo que conduzcan
a mejorar la calidad de vida y a proyectar la región con características específicas
de desarrollo.
“Si el núcleo del desarrollo es un cambio en las predisposiciones
mentales, entonces está claro que la atención debería centrarse en
cómo influir sobre dicha mentalidad….El cambio tiene que provenir del
interior. Las discusiones amplias y abiertas, vitales para los procesos
participativos son, a mi parecer, la forma más efectiva de asegurar
que el cambio en las predisposiciones mentales ocurra, no solo al
interior de una pequeña elite, sino también en lo más profundo de la
sociedad”8
Esta cita del texto de Stiglitz recoge el espíritu del trabajo que es necesario
realizar, para que las comunidades puedan incorporase al proceso de
transformación y se comprometan de manera decidida a ser parte del cambio.
Solo si existe un verdadero compromiso y una verdadera convicción de que los
objetivos son realizables y representan una mejora, podrá contarse con una
mayoría de los habitantes de la zona. La construcción colectiva de un “Proyecto
Regional” es la base para construir una matriz de trabajo común con claros
objetivos, métodos apropiados de trabajo y una gran transparencia. En estas
condiciones es bien probable que se consiga el compromiso comunitario, a la vez
que se logre la participación de los empresarios más progresistas, que viendo los
beneficios que representa una comunidad organizada y comprometida,

8
Stiglitz, J.; Opus. Cit, p. 3
seguramente apoyarán estos procesos y estarán dispuesto a abordar las tareas
comunes con entusiasmo.
La descentralización y el desarrollo local
Sergio Boisier habla de la “megatendencia descentralizadora”9 y señala que esta
obedece a cuatro factores determinantes: la revolución científico tecnológica, la
reforma del Estado, la demanda por autonomía de las regiones y la privatización.
En efecto, los avances tecnológicos recientes han facilitado las comunicaciones
y han aproximado las regiones, facilitando los flujos de información y el acceso a
los mercados de primer orden. La tecnología también ha reducido los tiempos
necesarios para informarse sobre tendencias de los mercados, desarrollos
tecnológicos recientes y cambios en las preferencias del consumo, lo que obliga a
los agentes locales a estar pendientes de los cambios que se operan y adaptarse
rápidamente a esos ajustes. La misma innovación de procesos productivos y de
prácticas en la aplicación de insumos y productos para adaptar la producción a las
cambiantes condiciones del mercado, también señala a las comunidades y a sus
líderes que deben estar actualizados e informados de manera que se pueda
reaccionar oportunamente a los cambios en las preferencias.
Los medios de comunicación integrados a nuevas formas más agiles de
procesamiento de datos (informática) facilitan el mantenimiento de bases y
sistemas de información, que llevan a las regiones a ajustar sus capacidades a
las cambiantes oportunidades. Pero también permiten explorar nuevos mercados,
ampliar el número y la calidad de los contactos comerciales, asegurando de esa
manera estabilidad en los ingresos y seguridad en las transacciones.
La reforma del Estado ha dado importancia a las administraciones locales,
confiriéndole a estas, capacidad de contratación y autonomía en muchos
aspectos referentes al apoyo a proyectos y programas relevantes para el
desarrollo local. Las regiones con recursos mineros, como es el caso del Meta,
cuentan con los recursos de las regalías para apoyar proyectos sociales de
interés para las comunidades.
La proximidad de los agentes que toman decisiones a la población local ha creado
una nueva relación entre los funcionarios y las comunidades en las que, los
ciudadanos están en condiciones de abordar de manera cotidiana a las
autoridades. Desgraciadamente la falta de capacitación de las comunidades ha
impedido que estas puedan confrontar a sus mandatarios de manera más
continua y efectiva.
Se aplica el principio de subsidiaridad, o sea que cada organización social debe
intervenir en el ámbito (funcional o territorial) que le corresponde, dejando a las
instancias superiores solo aquellas funciones o responsabilidades que en razón a

9
Ver Boisier, S.; “Desarrollo Territorial y Descentralización. El desarrollo en el lugar y en las manos de la
gente”, Rev. Eure, Vol. 30 No. 90, septiembre, 2004, Santiago, Chile
economías de escala, aspectos técnicos o de bienestar social justifiquen su
traslado a instancias superiores.
El traslado de responsabilidades al nivel local, debería garantizar que las
comunidades puedan hacer seguimiento y ser más directas veedoras del correcto
desempeño de los proyectos de beneficio general. Sin embargo es necesario
reconocer que por desconocimiento, desinterés o presiones, eta función no se ha
cumplido en todas las regiones. En Colombia, con frecuencia la acción de grupos
ilegales (paramilitares, guerrillas, narcotraficantes, etc.) ha conspirado contra este
objetivo y de hecho a remplazado la acción de las comunidades por la alianza de
estos grupos con políticos y burócratas corruptos.
Es indiscutible que la única forma de contrarrestar estos fenómenos es la
capacitación, formación y divulgación de los derechos y las metodologías para
hacer seguimiento a la gestión municipal. Estas acciones serían de gran utilidad
para colaborar en el empoderamiento de las comunidades y lograr que estas
exijan el lugar que se merecen, en los procesos de toma de decisiones,
formulación de propuestas, evaluación de resultados y sugerencias de ajuste.
En este sentido, las demandas de muchas regiones por autonomía forman parte
de esta tendencia a dar importancia a la gestión local. La incapacidad y falta de
voluntad de las instancias centrales para abordar los problemas específicos de
cada zona, han convencido a muchos habitantes de regiones marginales, de la
necesidad de conquistar espacios de decisión, que por años les habían sido
usurpados. Con la transferencia de recursos de presupuesto y de regalías a los
entes regionales se ha logrado abordar de mejor manera las problemáticas
locales, y aunque las autoridades nacionales han restringido diferentes aspectos
de las decisiones locales, de todas maneras esta es una base importante para el
desarrollo local, para colocar en perspectiva la necesidad de un manejo fiscal
racional, organizado y efectivo, con justicia social y criterios de eficiencia.
Las privatizaciones y la reducción del papel de Estado también son elementos
de esta tendencia que ha contribuido a dar relevancia a la gestión local. El
traspaso de la propiedad de muchos activos que eran anteriormente manejados
por entidades estatales, le ha transferido responsabilidades a actores locales, y
en tal sentido ya muchos servicios y actividades productivas que eran
administrados desde el centro han pasado a ser asunto de los nuevos propietarios
que, por lo general, tienen una nueva relación más próxima con las comunidades,
los usuarios y los clientes.
Estas nuevas circunstancias apoyadas por desarrollos recientes en las esferas
discutidas en los anteriores párrafos, les han concedido a las comunidades un
lugar preponderante, que en muchas ocasiones no se ha visto acompañados de
eficientes mecanismos de participación. En estas condiciones los proyectos de
desarrollo económico local son una opción real para empoderar a las
comunidades y llevarlas a que ocupen el lugar que les corresponde.
Desarrollo y sistemas
Antes de entrar en el tema del desarrollo local es necesario hacer una breve
discusión acerca de los que se entiende en la actualidad por desarrollo en
general. La diferencia entre desarrollo y crecimiento pareciera estar saldada,
después de tantos debates y precisiones. El simple crecimiento, o sea el
aumento en el ingreso, en el número de transacciones, en el valor agregado
generado, en el empleo o en las ventas, es un aspecto parcial del desarrollo. Si
bien el logro de estos objetivos es importante por consideraciones instrumentales,
pues la población beneficiada puede mejorar su calidad de vida, invertir en
educación o salud, mejorar la infraestructura local, etc., estos aspectos son
apenas un expresión de las mejoras posibles en la condiciones de vida de la
población.
Volvamos sobre lo que Boisier sostiene acerca del desarrollo:
“El desarrollo es una emergencia sistémica o una propiedad
emergente de un sistema territorial que contiene una muy elevada
sinapsis y en el cual se ha introducido negentropía bajo la forma de
sinergia cognitiva.”10
Acudiendo a la teoría de sistemas, Boisier señala que el desarrollo es una
expresión propia de los sistemas que trabajan a nivel territorial, que en la medida
en que cada uno de sus componentes envía señales de pervivencia, y estos se
retroalimentan, se potencian y se complementan logran un efecto multiplicador con
resultados muy favorables por los beneficios que se irradian a la sociedad, no solo
en materia económica, sino también en aspectos sociales, ambientales, de
solidaridad, coordinación y motivación. El proceso en lugar de aumentar la
entropía del sistema, o sea el desorden del mismo, como sucede en la mayoría de
procesos físicos, permite organizar y potenciar el sistema local para multiplicar el
“bien común”.
En otras palabras, los intercambios de información y apoyos solidarios, las
acciones de coordinación y seguimiento, los lazos de dependencia y de soporte
entre los miembros de un sistema social hacen que emerjan fenómenos culturales
y sociales que derivan en eficiencia de los esfuerzos, previsión efectiva de riesgos,
complementariedades y entendimientos, creación de valores comunes y muchos
otros aspectos que apoyan la integridad del desarrollo e involucran a múltiples
actores que se benefician del proceso. Esta concepción sistémica del desarrollo
hace evidente que no solo es necesario considerar aspectos puramente
administrativos y comerciales para el éxito de un programa de desarrollo local,
sino que el trabajo debe involucrar creación de valores e imaginarios novedosos
acerca del papel que la región puede llegar a tener, si la tarea se convierte en un
objetivo común.

10
Boisier, S.; Opus. Cit;, p. 37
Debemos ver el desarrollo local como uno de tantos sistemas adaptativos
complejos, o sea sistemas compuestos por diversos subsistemas que, dada su
capacidad de aprender y tomar decisiones van modificándose y ajustando sus
condiciones para mejorar su comportamiento y su éxito auto-organizativo. Esta
característica de los sistemas les es común con otros sistemas vivos que están en
condiciones de adaptarse a los cambios del entorno, en lo que Darwin llamaba
“adaptación de las especies”. De la misma forma, una comunidad local no debe
considerar nunca su trabajo terminado, sino que será necesario estar ojo a visor,
para identificar cambios en el medio en el que se mueve, sea este el mundo
globalizado, las políticas nacionales o los mercados finales de los productos y
servicios.
El trabajo de diagnóstico y diseño de la estrategia debe por lo tanto mirar tanto los
subsistemas de que está compuesto el complejo sistema regional, como sus
relaciones, interdependencias, ponderaciones, riesgos y otros aspectos que
permitan diseñar escenarios futuros deseables o convenientes.
Para cerrar esta discusión acerca del modelo de desarrollo que se debe perseguir
en este trabajo de búsqueda de horizontes para una región volvamos sobre una
afirmación de Boisier quién señala que:
“... hoy el desarrollo es entendido como el logro de un contexto, medio,
momentum, situación, entorno, o como quiera llamarse, que facilite la
potenciación del ser humano para transformarse en persona humana, en
su doble dimensión, biológica y espiritual, capaz, en esta última
condición, de conocer y amar. Esto significa reubicar el concepto de
desarrollo en un marco constructivista, subjetivo e intersubjetivo,
valorativo o axiológico, y, por cierto, endógeno, o sea, directamente
dependiente de la autoconfianza colectiva en la capacidad para „inventar‟
recursos, movilizar los ya existentes y actuar en forma cooperativa y
solidaria, desde el propio territorio...”11
Finalmente unas palabras en torno al desarrollo endógeno, tema que introduce
Boisier en la última cita, y que ha generado un gran debate entre economistas y
planificadores del desarrollo. Este enfoque, aún reconociendo la importancia que
tienen factores externos como el desarrollo tecnológico y la acumulación de
capital, insiste en que la senda de desarrollo auto-sostenido, viene también
determinada por economías de escala locales, reducción de los costos de
transacción y generales localizados y posibilidades de ampliación en economías
de diversidad.12 El argumento también podemos asociarlo con el planteamiento
de Douglass North, en el sentido de que las sociedades tienen una senda de la
dependencia “dependency path”13, que, vista desde el punto de vista positivo, se

11
Boisier, Sergio;”Sociedad del conocimiento, conocimiento social y gestión territorial”; Documento de
trabajo No. 5,Instituto de Desarrollo Regional-IDR-, Sevilla, 2003,
12
Ver Vásquez-Barquero, Antonio; “Desarrollo endógeno y globalización”, en Eure v.26 n.79, Santiago de
Chile, 2000
13
North, Douglass; “Instituciones, cambio institucional y desempeño económico”, FCE, México, 1995
podría interpretar como que las sociedades que logran fortalecer sus instituciones
y reducir costos de transacción, pueden encontrar en este capital social una
ventaja comparativa que puede ser aprovechada.
En últimas, la capacidad de las comunidades, incluidas las instituciones, para
adoptar, adaptar y aprovechar la innovación es un elemento importante para poder
posicionar una región en los mercados internacionales. En ocasiones el avance
tecnológico puede venir del exterior, pero en la medida en que se pueda utilizar
este para capacitar personal, adaptar la tecnología, innovar de acuerdo a las
condiciones locales y generar productos tecnológicos y métodos de producción
incrementales, se están ofreciendo permanentes oportunidades a la población
involucrada en el proceso. La simple reproducción de tecnologías no garantiza la
competitividad y la eficiencia productiva, sin embargo, avances graduales en la
mejora tecnológica, diseños novedosos y propios que otorguen valor agregado
adicional, diversificación e diferenciación de las marcas (o certificaciones de
origen) que permitan caracterizar la oferta y favorezcan las economías internas de
escala, son todos elementos que aportan al crecimiento sostenido desde adentro.
Pero como hemos dicho, no será suficiente con profundizar solo en la estructura
productiva. Es indispensable examinar, diagnosticar y realizar mejoras a otros
sistemas, como los de servicios públicos, la infraestructura vial y de
comunicaciones, el educativo y servicios de capacitación e investigación, los
servicios culturales, de salud y de atención a las familias en aspectos relacionados
con calidad de vida, recreación y otros aspectos relevantes para la vida en
comunidad.
El desarrollo local: las realidades
A diferencia de los programas y proyectos originados en los niveles centrales las
estrategias de desarrollo local se basan en esencia en fortalecer las ventajas
comparativas locales y en crear ventajas nuevas a partir de la creación de fuertes
lazos de cooperación, trabajo solidario, exploración de alternativas e incorporación
de tecnología. El fortalecimiento del tejido social, el desarrollo y capacitación de
los recursos humanos y la consolidación de las instituciones locales son
estrategias importantes para el logro del objetivo de aprovechar de manera
integral los recursos disponibles e irrigar beneficios al número más amplio posible
de residentes en la región.
Estamos utilizando conscientemente la expresión estrategias y no políticas, para
diferenciar las acciones y propósitos del desarrollo local de las tradicionales
“políticas públicas”, cuya formulación y desarrollo estaban supeditados a
decisiones y asignaciones presupuestales desde el nivel central. Por el contrario
en el caso que venimos discutiendo, la clave está en la formulación de estrategias
concertadas, en las que los diferentes agentes se comprometen a aportar de
manera diferenciada de acuerdo con su capacidad, su disponibilidad y sus
recursos. La participación de las agencias públicas será importante como uno de
los factores que intervienen y con los que se requiere concertar, pero las
iniciativas y las acciones deberán provenir de los niveles locales. Son los
acuerdos de la sociedad civil, los empresarios, las organizaciones de la
comunidad y las agencias del Estado del nivel local, los que darán forma a la
estrategia de desarrollo que va a caracterizar a la región.
El desarrollo tecnológico visto desde la perspectiva local pierde la característica de
ser un elemento externo al desarrollo y lo convierte en un componente generado
por la misma actividad en el medio local. En efecto, la innovación y la
modernización de los procesos deberán surgir como una necesidad del desarrollo
y de las necesidades identificadas como prioritarias, no de la genialidad de un
científico o el trabajo de importantes laboratorios, sino como una creación
colectiva llamada a existir por las aspiraciones locales de mejorar, lograr mayor
eficiencia, facilitar el trabajo, modernizar los procesos y generar productos y
servicios que respondan a las necesidades y deseos de los consumidores. En la
realidad los cambios tecnológicos son cada vez menos explosivos y se han
convertido en mejoras graduales, como se observa en el mundo de los
computadores, las comunicaciones y la electrónica.
No solo estos aspectos son determinantes en el desarrollo. También existen
elementos inmateriales que son importantes. Aparte de la concertación y la
conjunción de voluntades, será vital que las regiones creen o desarrollen un
imaginario de lo que potencialmente puede llegar a ser su región. En efecto,
aquellas zonas en las que se producen determinados bienes que son
considerados de alta calidad (P. ej.: Champagne –vino espumoso-, Mar Caspio –
esturión-, Cognac), logran desarrollar actividades, generar empleo y atraer la
inversión, destacando la calidad de los recursos no solo naturales, sino el
adecuado procesamiento de los materiales, la experticia de sus trabajadores, la
calidad de los procesos asociados con el aprovechamiento y la seriedad y
compromiso de las instituciones encargadas de cumplir con los compromisos
comerciales. Para alcanzar ese posicionamiento es necesario construir un
Proyecto Regional, que se convierta en la meta de las instituciones y de los
individuos de la región.
El fortalecimiento de las instituciones y la formalización de algunas organizaciones
(no formales) debe ser también un objetivo que le otorgue, a la representación
regional en aspectos de negocios y compromisos contractuales, confiabilidad,
seriedad y certeza en cuanto a los compromisos. La formalización no debería ser
tan importante hacia adentro, ya que se supone una amplia participación de
comunidades y empresas, como ante la comunidad nacional e internacional.
Los aspectos de capacitación, trabajo de adaptación de tecnologías y exploración
en nuevos procesos y productos es un eje esencial de trabajo, que permitirá
mantener la competitividad regional y las mejoras graduales en eficiencia y calidad
de los productos y servicios. Por lo mismo es importante que los organismos de
dirección y coordinación que se implementen presten una gran atención sobre
este tema en su sentido más amplio, no solo ocupándose de las tecnologías que
tienen que ver con la producción, sino también en aspectos de mejoramiento de la
calidad de vida de los habitantes de la región, mejoras en las condiciones de
trabajo y, en general, progreso en las áreas de servicios a la comunidad y a las
empresas.
Estos cambios introducirán cambios estructurales que redundarán en nuevas
formas de comunicación, relacionamiento social y dinámica de aprendizaje, que
impulsarán el desarrollo con eje en la región y de forma integral, pero con
estrechos vínculos con la demanda externa, tanto nacional como internacional, y
considerando el entorno de políticas nacionales. La consideración de estos
aspectos no puede subestimarse, pues ello puede redundar en limitaciones o
conflictos de intereses con instancias de nivel superior, por lo tanto las estrategias
deben enmarcarse en las políticas nacionales y considerar la competencia de
otras regiones o las complementariedades que se puedan aprovechar.
Por último habría que reiterar que la base de todo el proceso es la consolidación
de tres tipos de capital: humano, financiero y natural, para buscar un crecimiento
sostenido que permita acumular progreso técnico, promueva la innovación y
garantice un desarrollo sostenido y sostenible.
En palabras de Casanova podríamos resumir que:
“Cuando nos referimos a desarrollo local entendemos un proceso en el
que una sociedad local, manteniendo su propia identidad y su territorio,
genera y fortalece sus dinámicas económicas, sociales y culturales,
facilitando la articulación de cada uno de estos subsistemas, logrando
mayor intervención y control entre ellos. Para llevar adelante dicho
proceso, es fundamental la participación de los agentes, sectores y
fuerzas que interactúan dentro de los límites de un territorio
determinado, los cuales deben contar con un proyecto común que
combine: la generación de crecimiento económico, equidad, cambio
social y cultural, sustentabilidad ecológica, enfoque de género, calidad y
equilibrio espacial y territorial, con la finalidad de elevar la calidad de
vida y el bienestar de sus pobladores.”14

Conclusiones
Resumiendo, podemos afirmar que las fuerzas globalizadoras con su poderoso
arsenal de tecnología y comunicaciones, tienen en la capacidad local de regiones
y localidades, una fuente que generará un contrapeso a las tendencias a crear una
cultura y un mercado homogenizados e impersonales. En efecto, las localidades
con sus recursos naturales, sus tradiciones, su cultura y su capacidad organizativa
pueden continuar ofreciendo a los mercados diversificación en los productos,
diferenciación en términos de calidad, refuerzo en los procesos de capacitación y
formación, mejoras en la calidad de los servicios y entornos saludables y
ambientalmente prístinos, para generar productos y servicios para mercados
14
Casanova, Fernando; “Desarrollo local, tejidos productivo y formación: Abordajes alternativos para la
formación y el trabajo de los jóvenes”, OIT, CINTERFOR, Montevideo, 2004
específicos y clientes con altas exigencias. Para muchas regiones competir por
los mercados internacionales es un imposible, pero cuando estas se especializan
y ofrecen productos y servicios diferenciados y con ventajas para cierto núcleo de
consumidores, se puede llegar a mantener una oferta y la lealtad de unos
segmentos de mercado abastecidos y satisfechos.
La condición para alcanzar este objetivo es la de tener en cuenta la evolución de
la tecnología, mantenerse informado, conocer las especificaciones y ajustes de los
mercados finales y promover la innovación de manera continua. Sobre esa base
se pueden posicionar las regiones y capturar mercados estables, serios y con
capacidad adquisitiva, lo que redundará en ingresos y empleos regulares y más
altos que los actuales.
El compromiso de las comunidades con un “Proyecto Regional” debe ser el eje del
trabajo de motivación, mientras la estrategia operativa debe estructurarse a partir
de los compromisos de cada uno de los grupos con los objetivos de grupo. Los
aportes serán por consiguiente de diferente índole dependiendo de la capacidad
de los diferentes actores locales, pero deben evitarse los “free riders” o sea los
polizones en el proyecto, los que se benefician de él y no aportan nada. El grupo
de dirección deberá estar atento a que los compromisos se cumplan y que las
tareas asignadas sean proporcionales a la capacidad de cada grupo de actores o
individuos.
Los proyectos deben tratarse como subsistemas de un todo complejo en el que los
diferentes procesos influyen unos sobre otros, para que el avance sea sólido y los
progresos en una actividad propicien el buen desempeño de los otros frentes de
trabajo. En otras palabras no se privilegiarán proyectos por criterios únicamente de
rentabilidad, sino que de acuerdo a la madurez de los mismos estos entrarán en
ejecución secuencialmente, pero sin descuidar aspectos que los complementen y
actividades que ayuden a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región
o que colaboren en la preservación del medio ambiente.
Por último es importante destacar que sin la activa participación de los segmentos
más importantes de la población y sin acuerdos y compromisos de las partes para
aportar a las iniciativas desde diferentes puntos el desarrollo local no es posible.
Es por ello que uno de los elementos más importantes del proceso, será la
meticulosa y juiciosa preparación y ejecución de los talleres en los que deben
participar las fuerzas vivas regionales. Es importante hacer un diagnóstico, pero
más importante mirar hacia adelante, con una visión prospectiva, que permita a los
dirigentes jugar con escenarios diferentes y ajustar programas a medida que se va
consolidando la estrategia. El material de los talleres y la apropiación de sus
resultados por los agentes económicos y sociales locales es la condicón para un
exitoso trabajo con estas comunidades.
Bibliografía

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