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Filosofa
Epicteto, ms que un filsofo, fue un moralista, volcado ms en la prctica que
en la teora y pensaba, por ejemplo, que donde el hombre deba probar su vala
era en la vida cotidiana, en el contraste con la realidad. l trat de ofrecer a
sus discpulos un camino adecuado para alcanzar la felicidad personal.
Solamente si hacemos lo correcto se puede alcanzar una vida plena y feliz.
Pero, cmo sabemos qu es lo correcto? Tenemos que aprender a distinguir
qu es lo que podemos cambiar, y de esta forma saber en qu se puede
mejorar. Pero hay muchas cosas que no podemos cambiar, entonces, no nos
queda ms que aceptarlas. Aprendiendo a aceptarlas seremos felices, pero
tambin debemos hacer un buen uso de las representaciones o las ideas y
as distinguir lo que es til de lo que no lo es.
Los seres vivos venimos al mundo con capacidad de formarnos
representaciones o ideas sobre la realidad que nos rodea. Estas
representaciones pueden provocar en nosotros el deseo o el rechazo, el
impulso o la repulsin, la negacin o la suspensin del juicio. De este modo, el
objetivo de la filosofa consiste en ensear a los hombres a hacer un uso
correcto de las representaciones. El bien y el mal afectan a la parte ms
importante, mejor y ms noble del ser humano: el albedro, que es la
capacidad de eleccin que tiene cada ser humano. Para realizar buenas
elecciones, Epicteto deca que haba que aprender a distinguir entre los bienes
verdaderos (tener deseos, sentir impulsos y aceptar o negar racionalmente de
acuerdo con el bien del albedro) y los bienes aparentes (salud, riquezas,
posicin social, etc.).
Epicteto propuso dos modelos: Scrates y Digenes. Para l, estos dos
personajes representan el modelo del sabio estoico, conocedor de la verdad,
imperturbable, siempre acertado en sus juicios y sus comportamientos,
modelos que Epicteto se consider incapaz de alcanzar y que difcilmente
alcanzaran sus discpulos.
Qu depende de nosotros? Los dioses hicieron que dependiese slo de nosotros lo ms
poderoso de todo y lo que dominaba lo dems: el uso correcto de las representaciones,
mientras lo dems no depende de nosotros. La capacidad de impulso y repulsin, de deseo y
de rechazo, y, en pocas palabras, la de servirte de las representaciones; si te ocupas de ella y
cifras en ella t tambin, nunca hallars impedimentos ni tropezars con trabas, ni te
angustiars ni hars reproches ni adulars a nadie.