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SeNaRIO “EL impacto del cultura de lo escrito en a historia de México, siglos XVI al XX” ‘CONACYT, PRODUCCIONES DE SENTIDO, II ALGUNOS CONCEPTOS DE LA HISTORIAL CULTURAT. Antologla Valentina Torres Sepién ‘COORDINADOKA Las representaciones como temas de estudio de la historia. Una aproximactén desde Louis Marin: Alfonso Mendiola UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA {Louis Marin] Es el exegeta insustituible de lo que él considera como el modelo teoldgico de la Eucaristia dentro de una teorla del signo en el seno de una socie- ddad cristiana. Port-Royal fue el lugar de eleccién en el que se construyé una semiécica cn donde intercambian sus poderes la légica dela enunciacién (“este es mi cuer- po") y la merafisica de la presencia real, Paul Ricoeur DEL CONCEPTO DE MENTALIDAD AL DE REPRESENTACION 2Cémo y por qué, durante la déeada de los ochenta, la nocién 3Cémo y por qt ide representacién sustiruy6 a la de mentalidad? De manera mas precisa; qué cambios se dieron en la disciplina de la historia ‘que permitieron esta sustitucién? Para aproximarnos a una res- puesta debemos partir de que la ciencia de la historia es un " Fue profesor de la Escuela de-Altos Estudios en Ciencias Sociales. Sus temas principales de investigacién fueron: 1) estética, teologia y politica en la época cldsica; 2) debates epistemoldgicos y Flos6ficos sobre el “estructuralismo” y, 3) trabajos que buscaban elucidar dos formas de apropiacién del sentido: el ver (la imagen) y el leet (el texto), © mejor dicho, la relacién compleja entre leet y ver. Se le puede ciracterizar como un estudioso de los sistemas de representa- idm en ka época clisica, 343 Alfonso Mendiola saber que opera dentro de la sociedad, como toda ciencia, por supuesto, pero con cierta autonomia. De esta manera, la cues- tidn se transforma, qué sucedié de los sesenta a los ochenta, en la sociedad, que se expresé en la operacién historiografica como la tematizacién de las representaciones? Esto implica cruzar, respetando el cierre de la ciencia de la historia, los cambios en la estructura de la sociedad con la operacién propia de la discipli- na de la historia. Tal como se han formulado las interrogantes queda la im- presién de que se busca contestarlas de manera general, pero no es as{. Nuestro eje de orientacién bdsico, aunque no tinico, es la historiografia francesa. Pues partimos del ensayo programatico de Roger Chartier, “El mundo como representacién”, como la constatacién del giro que hace el quehacer historiografico hacia el estudio de las representaciones. Este articulo aparecidé en 1989 dentro de la revista de Annales. Ya de inmediato estamos ante dos elementos simbélicos (podriamos decir representaciones): el primero, 1989 y, el segundo, la tradicién de Annales.” Por un lado, la cafda del muro de Berlin, como fin del proyecto social del comunismo, y por el otro, la caida de la denominada histo- ria total, esto es, del proyecto braudeliano.’ En esta emergencia de las representaciones como objetos de estudio de la historia hay dos obras claves, aparte del ensayo de Chartier, en donde se analiza el contexto histérico del surgi- ? Aunque nosotros sigamos utilizando el término de escuela de los Annales, hoy en dia es aceptado que més que de una escuela se debe- tia hablar de una red de investigadores. 3 Seguimos dos interpretaciones sugerentes de la emergencia del con- cepto de representacién en la historiografia: la que desarrolla Alain Boureau en su ensayo, “La compétence inductive. Un modéle danalyse des représentations rares”, en Bernard Lepetit, Les formes de Vexpérience. Une autre histoire sociale, Paris, Albin Michel, 19953 y la que sustenta por Paul Ricoeur en su libro, La mémoire, Uhistoire, loubli, Paris, Seuil, 2000. . 344 Las representaciones como temas de estudio de la historia miento de este concepto. Por un lado, el libro clasico de Michel Foucault, Las palabras y las cosas, en el que se sostiene que la episteme de la época clasica esté centrada en la nocién de repre- sentacién, y el otro, el de Louis Marin, La critique du discours. Sur la “logique de port-royal” et les ‘pensées” de pascal, donde se demuestra que esta nocién pertenece a una época y a un mode- lo cultural. En cuanto a la época, coincide con la propuesta de Foucault, por ello lo central de su aportacién estd en la elucidacién del modelo cultural del que surge la nocién de re- presentacién. La categoria de representacidn constituye una teo- rfa del signo que deriva de la explicacién teolégica catélica del { <| sacramento de la eucaristia. El fendmeno que lleva a ese con- * cepto es el de la frase central de la consagracién en la misa: “este es mi cuerpo”. Al apoyarse sobre “la construccién operada, en el corazén del siglo XVII francés, por los légicos de Port-Royal”, Marin queria “escapar a los anacronismos epistemoldgicos y a sus ilu- siones retrospectivas”. Tras considera que “la teoria misma de la representacién tenfa una historia’, lefa la elaboracién con- ceptual de Port-Royal, a la vez como la culminacién del pensa- miento occidental de la representacién y como la construccién singular que tomaba como matriz de la teorfa del signo el mo- delo teoldgico de la Eucaristia.‘ Podemos inferir de esas dos obras que el estudio de las repre- sentaciones deriva del descubrimiento que hace el cristianismo, y que se traslada al poder mondrquico-estatal moderno, del po- det de la imagen. ;En qué sentido, la representacién como tema de la historia, expresa la expansidn de la tecnologia de la ima- gen durante la segunda mitad del siglo XX? No sera qué lo im- pensado por la historia, hasta la aparicién de la historia cultural, era la imagen. Creemos que lo que expone con toda claridad el § Roger Chartier, Escribir las prdcticas. Foucault, de Certeau, Marin, tr. por Horacio Pons; Buenos Aires, Manantial, 1996, pp. 80-1. 345

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