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Revista de Investigacidn Lingiistica. N° 2 - Vol. Ill - 2000 Pgs. 355-378 HISTORIAS DE LA LENGUA José PERONA Universidad de Murcia Segiin Rafael Lapesa, hay dos maneras distintas de entender la historia de los estudios lingiifsticos: “A un lado se colocan quienes conciben (0 por lo menos estudian) la evolucién de las lenguas separada de la vida de las comunidades que las han hablado; ast hizo el nacuralismo de Schleicher; después, la gramdtica his- térica de los neograméticos, y en fa actualidad la lingiifstica estructural en sus diversas escuelas. A otro lado se sittian quienes entienden que la evolucién lin- giilstica es una manifestacién del espfritu y vida de las comunidades hablantes; a la cabeza de ellos figura Guillermo de Humboldk..., el idealismo de Véssler, la neolingiifstica italiana y la integracién histérico-lingiiistica de nuestro Menéndez Pidali” Muchos afios después, en su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia, Crisis histOricas y crisis de la lengua espafiola?, Rafael Lapesa, tras repasar las concepciones historicistas del siglo XIX, del estructuralismo y de las influen- cias de Croce y Vossler, analiza las distintas fases de crecimiento o de crisis de la lengua espafiola; para ello, sigue de cerca los Origenes del espaftol de Menéndez Pidal, su propia andadura cientifica y sus investigaciones, que completan la magna obra del A. Alonso, sobre la revolucién fonoldgica del Siglo de Oro, sus teorfas sobre la formacién y caracteristicas del espafiol de América y una nueva atencién a las otras lenguas peninsulares como el vascuence, el catalin y el galle- ge; en funcidn de codo ello, distingue: 1 Lapesa, R.: “Historia lingOtstica e historia general", Busced sus pares pacor, Cétedra Seminario Menéndet Pidal, Universidad Complutense, 1978, pp. 17-18. 2 Madrid, 1996, 355, José Perone 1. Crisis de nacimiento, Las lenguas romances nacen sin fecha fija, tras una plurisecular convivencia con un latin cada vez més avulgarado y debido a las peculiaridades regionales cada vez mas divergentes. Poco a poco, los romances se distancian del latin, como muestran las Glosas Emilianenses y Silenses con comentarios en navarro-aragonés y algunas palabras vascas. Esta etapa se caracteriza por la coexistencia de formas: -autario, -auteiro, - utero, -outeiro, -outero, -otero, que van a it desapareciendo muy poco a poco?. La creciente importancia de Castilla -ataques musulmanes procedentes de a Rioja oriental y Ia frontera soriana, autonom(a frente a los demés reinos, importancia de los villanos ¢ hidalgos aumenta el prestigio de su lengua, que en la Chronica Adefonsi Imperatoris es reconocida como lengua de cultura, heredera de la cultura latina, visigoda y drabe. 2.- Arabismo y europetsmo. La apécope extrema‘. La segunda crisis atafie a la suerte de la vocal final -e entre los siglos XI y XIV, hija de sucesivas varia- ciones lingii(sticas, o de las circunstancias histéricas que la faciliraron. Hasta el siglo XI, todos los romances pronunciaban la -¢ final, desde Gali- cia hasta Aragén, extendiéndose poco a poco el apécope tras-h =n, -1 -f -d, -&. El drabe, en el que abundaban finales consondnticos, suprimia las vocales - ey -o en los romancismos, pero, a pesar del influjo cultural en todos los érdenes de la vida, no se consiguié que las palabras romances perdieran la -e final. La situacién va a cambiar radicalmente a finales del siglo XI con el paso de la pri- macia astur-leonesa a la navarro-castellana, que atrae a los europeos, sobre todo desde la politica matrimonial de Alfonso V1, Alfonso VII y Alfonso VIII. Llega as{ a Espafia una influencia no sdlo politica y cultural, sino religiosa: reformas cluniacenses y cistercienses, cambio del ritual visigético y designacién de obispos ultramontanos, con un impresionante aumento del léxico. Y hasta la palabra expafiol es un occitanismo. Ello conlleva el aumento del apécope de -e final: - 3 Una revolucionaria propuesta sobre el latin medieval y el castellano primitivo puede verse en R. Weght: Latin tandio y romance temprino, Madrid, Gredos, 1989. Una réplica “ortodoxa’ la de J. J. de Bustos en “La presencia de la realidad en los tettos romances primitivos”, en M* Teresa Echenique et al (ed), Historia de da lengua espaiola en América y Expatica, Valencia, Universitat, 1995, 219-235, Sobre la oralidad, J. Bastadas, “El latin medieval", ECH, Il, Madrid, 1960, 259-290; AA.WV.: Le pasage a Uteris ds langues romancs, Tubingen, 1993; R. Menéndez Pidal: Origencs del epaiol, Madrid, 1960, 5* ed.i M. Dfax y Diaz: Las primeras gloseshis- ‘panicar, Barcelona, 1978; M. Alvar: El dialecto aragonés, Madrid, 1963 y otros trabajos posteriores. 4R Lapesa: Birudios de historia lingtitica epaniola, Madtid, Paraninfo, 1985. 356 histories dota Lengua quicab, -cort, -achac, -fizist, -romanz, -noch... Este fenémeno se acrecienta en la documentacién notarial y eclesidstica en las didcesis regidas por obispos france- ses: Palencia, Osma, Segovia y Sigiienza, y también, aunque menos, La Rioja. ¥ eso s6lo en la escritura, porque en la lengua hablada el apécope debié ser mayor. Ast pues, la tendencia autéctona del castellano sufrié una influencia en el mismo sentido proveniente de fuera, pero no pudo imponer la eliminacién de la -o final. Pero, pronto se produjo un fenémeno contrario: Ia asimilacién de proven- zales y gascones que tratan de usar el dialecto de las regiones en que vivian, aun- que con una mezcla considerable de provenzalismos y gasconismos. Junto a ello, parece resurgir una conciencia del peligro extranjero y al aumento de la con- ciencia nacional tras la batalla de las Navas. La leyenda de Fernando el Carpio y el Poema de Fernén Gonzalez asi parecen mostrarlo. Con fa Ilegada de Alfonso X, en su famoso prélogo al Libro de la Ochava Esphera, se impone la el castella- no derecho y se destierra el apécope extrema, con restos en Juan Ruiz y en Dom Sem Tob. Este fenémeno indica la multiplicidad de causas que influyen en un fené- meno segiin las situaciones y los tiempos: actitud refractaria cuando era consi- derado como arabismo; actitud positiva cuando Ilegé el anhelo europelsta; reac- cién nacional y, por fin, rusticismo o arcaismo, hasta su eliminacién final. 3. LA EXPANSION CASTELLANA. BURGOS Y TOLEDO. El primer centro unificador de las hablas locales de la Castilla originaria fue Burgos, pero pronto la primacta pasé a Toledo como sede de la Iglesia, capital del antiguo reino visigodo y con un poderoso grupo de mozérabes, Pero ese cam- bio de capitalidad no se hizo sin concesiones. La supresin de la /f/ por /h/ 0 por Jol tardé mucho en imponerse, puesto que hasta el siglo XV tanto el castellano notarial como el literario prefirieron las formas con /ff. Igual ocurrié con la reduccién del sufijo iello- A. Varvaro se hacta eco de la ambigtiedad, las contradicciones y las dificultades teéricas que suponfan los nombres de “storia della lingua, gram- 5 Romance Philology, vol. XXVI, 1, 1972: I, XXVI, 3, 1973. 361 José Porona matica,..linguistica diacronica... y linguistica storicas"; repasaba el nacimiento y los contextos ideoldgicos ¢ histéricos de las denominaciones, empezando por la ecuacién lengua=nacién, basada en la afirmacién de Herder de que la lengua es la deposiraria de la conciencia de un pueblo y la concepcién alemana de identi- ficar Ia lengua con la cultura espiritual de las naciones’, Con Ia aparicién de los neogramiticos, la historia de los cambios se trasla- da a la gramética histérica, que se encarga de las condiciones generales, la natu- raleza y la eficacia de los factores que han determinado el cambio. Aparente- mente, nadie distingue entre gramética histérica ¢ historia de la lengua, salvo en el érea anglosajona, donde la historia de la lengua se pone en relacién con la his- toria general y el cardcter nacional. Serd en la Francia del Ochocientos donde se acufie la expresién Histoire de la langue et de la litterature, aunque exista una biparticién: a) En la gramtica “on étudie le corps méme qui a ses fonctions et son mechanisme”s b) “dans I’histoire, les mutations suivant les ages de ce corps*”. Y serd Emile Lireré quien acufie el répico de que la tinica mediacién entre la historia de la lengua y Ia lengua social es la lengua literaria. Frangois Brunot descubre la diferencia entre historia externa e historia inter- na, aunque en su Histoire de la langue et de la Littérature francaise prime la parte fonética en términos estrictamente comparativos. Esa divisoria serd objeto de muchas y consecutivas diatribas —de la que este programa es la peniiltima— como fa de B, Migliorini, para quien la historia de la lengua es la gramética histérica sumada a un tratamiento de la lexicografia histérica, O la de Lausberg, que pien- sa que Ia historia de la lengua es la encargada de mostrar las relaciones de la len- gua y el mundo social en su evolucién. Con los idealistas, el hecho lingiifstico se reduce a un hecho estético, dife- renciando K. Vossler entre una Kukerurgeschichte der Sprache unaKunsigeschichte der Sprache. La kulsur es cultura literaria: la lengua, en su constancia y sobre todo en sus innovaciones, es un espejo directo de la civiltd nacional... los escritores estan 6 Ibfdem, p. 16. 7 Ihidem, pp. 16-21. 8 Ibidem, p. 279. 362 Historias de fa Lengua dotados del méximo grado de autoconsciencia, de libertad y de prestigio, y representan el mds alto grado de la Aultur nacional. O, como dice Terracini, “La lengua es una forma de cultura y la historia de la lengua no puede ser sino la his- toria del espfritu y de la culrura”. Aunque con algunas diferencias, esta es la postura de Rafael Lapesa, una historia a medio camino entre una historia de los estilos y una historia de la len- gua culta!®, G. Devoto, enfrentado a la difusién del latin, no postula un didlogo entre individuos més o menos latinizantes y una tradicién lingiifstica colectiva, “sino entre tradiciones lingtifsticas que deben superar un largo periodo de equilibrio antes de arribar a una nueva hegemonia”. Ast pues, habré que presuponer la copresencia de una lengua literaria, una lengua de uso, una lengua expresiva y una lengua técnica. Con A. Meillet y su Apercu d'une historire de la langue grecque se produce, segin Varvaro, una apertura a la complejidad, la toma en consideracién de hechos miiltiples, el estudio de las situaciones histéricas y las condiciones socia- les en que esa lengua se desenvuelve, concluyendo que los acontecimientos his- téricos y los estados sucesivos de la sociedad han determinado de alguna mane- ra el desarrollo de una lengua. Esa idea es complementada por Yakov Malkiel en su trabajo Language History and Historical Linguistics, en el que afirma que la historia de la lengua es parte de la historia general como la historia del arte o de las instituciones sociales y la de las ideas, postulando que se centre la mirada mds en los individuos que en las élites y evitando caer en el aislamiento irreal al que habfa conducido la escuela neogramdtica. Menéndez. Pidal y von Wartburg, sin teorfas previas, se abren a las ideas nuevas del Novecientos: 1.- Desvinculando Ia historia de la lengua de la gramatica histérica; 2. Concediendo Ia primacta a la lengua de los escritores!2, En este sentido, los Origenes del espafiol presuponen la historia como supe- racién de la gramética histérica. La documentacién, que es el centro del libro, 9 [bfdem. pp. 29-32. 10 Ibidem, pp. 26-33. 11 Romance Philology. VII, 1953-54, pp. 65.76. 12. Menéndes Pidal, Ri: La lengua castellana en el siglo XVII, Madtid, Austral, 1991. 363 José Perona tiene un caricter total: glosas, documentos, topénimos... Evita la parcialidad, englobando la doctrina histérica, la politica, la historia eclesidstica, la demogra- fia, la economia, etc... para coordinar estos elementos con los lingifsticos gracias al recurso a las indagaciones dialectales fundadas sobre principios geolingitisti- cos!3, En resumen, 1) La gramdtica histérica de tradicién ochocentista presume la serie com- pleta de evoluciones que ocurren entre dos estados de lengua cronolégicamente distintos pero genéticamente relacionados... Las evoluciones son consideradas en s{ mismas... sin demasiada atenciénpor los tiempos en los que ocurren los diver- sos fenémenos evolutivos, para conseguir lo cual se precisa la cronologia relativa, que estudiarfa las incerferencias a la principal corriente evolutiva. 2) El estructuralismo diacrénico, por su parte, “s’e proposto di ovviare alla reciproca antinomia dei singoli segmenti, ciot delle linee evolutive”, siendo el estado de partida y de llegada una estructura, Existirfan, pues, sucesivas sincro- nfas “fra le diverse linee diachroniche rimerse perd bidimensionale'”, Esos sis- temas sucesivos no se superponen ni en el tiempo ni en el espacio. En este modelo, la historia de la lengua se identifica con una diacronfa estructural, por una trama de consecutivos y sucesivos estados de lengua en una linea de tiempo. Pero el hecho real es que, para una historia de la lengua, los sistemas lin- giilsticos mas o menos diversos estan en contacto en el espacio y en el tiempo y, sobre todo, en la conciencia lingiiistica del mismo individuo. A ello se debe sumar la consideracién del plurilingiiismo, bien entre dos lenguas de cultura, bien entre el sistema materno y otro dialectal, la existencia de varias normas a disposicién de los hablantes. Por lo cual una historia de la lengua, frente a la gra- matica histérica y a la lingiifstica diacrénica. Asi pues, una historia de la lengua no deberfa estudiar tanto la relacién his- t6rico-evolutiva entre dos estados de lengua distintos en el tiempo, sino cuando fas vivencias lingtifsticas de una comunidad en la que conviven, se sobreponen, se incegran o desintegran los diversos sistemas. ¥ no trazar la historia de la mul- 13 Varvaro, A. op. cit. pp. 36-39. 14 Ibidem, p. 45. 364 Histories de la Lengua tiplicidad a la unidad, sino el estudio de una organizacién lingiifstica de una colectividad que en el origen estaba dividida en una serie de comunidades meno- res con pluralidad de sistemas, procedentes de una disgregacién previa de una unidad precedente!s, Presume Varvaro que esta nueva etapa de la concepcién deberia partir de momentos sucesivos que, en términos vitalistas, habria de contar con una pri- mera fase de: a) La muerte del latin. b) Una disgregacién que llevaria a una desorganizacién maxima. ©) Dar cuenta de cémo con los detritus se forma una nueva organizacién. Como esté escrito en otro lugar de este proyecto, fueron los dialectlogos los primeros en darse cuenta de la convivencia de normas, en términos horizon- tales y no como superposicién, En 1939 Louis Michel establecié que las dife- rencias entre los diversos grados de bilingitismo eran infinitesimales y que habia que tener en cuenta: 1.- Un bilingtiismo activo y otro pasivo. 2.- El status de los idiomas (o dialectos) en presencia. 3.- La proximidad genética de los idiomas. 4,- Las conexiones entre situaciones sociales y usos lingiisticos. La aparicién de estudios de bilingiiismo en sociedades extraeuropeas, con estudios como los de Uriel Wieinrcich'é o los de J. J. Gumperz sobre la India, permiten a Varvaro imaginar el panorama lingiifstico de una ciudad de la Espa- fia Septentrional en el siglo XII en la que existirfan: 1.~ Un dialecto local. 2.- El castellano, usado por la clase militar y aristocritica. 3.- El latin del culto cristiano. 4. El francés de los comerciantes francos. 5.= La juderta y su hebreo, 6.- La moreria, con su arabe corénico y su drabe hablado. 7.- El dialecto de los mozérabes, seguramente emigrados. 8.- Los emigrados vascos, tal vez con un idioma mezcladol”, 15 Ibidem, pp. 41-49. 16 Le contact, The Hague, Mouton, 1968. 17 Thldem, p. 517. 365 José Parona En este dmbito, los recursos lingi(sticos se usarfan dependiendo de las motivaciones socioculturales. Las reglas del sistema no se mezclarfan, sino que existirfa la covariacién, Existirfan interdependencias entre las ambiciones del hablante y su capacidad, entre su competencia pasiva y el dominio de los medios para actualizatla, siendo el problema de los estudiosos el de individualizar las constantes funcionales y sistemdticas de la competencia linglifstica y los factores internos y externos que permiten identificar los sistemas. Asf pues, pasamos de las causas a las covariaciones, la identificacién de la afirmacién de Weinrich, Labov y Herzogilas formas existentes oftecen alternativas que significan lo mismo, y existen realizaciones lingiifsticas unidas a condiciones socioculturales. Una paradoja parece, sin embargo, abrirse paso. Si tratamos de concebir los hechos lingiiisticos ligados a los hechos politicos, culturales, religiosos, etc.... habrfa que ensefiar historia, historia de la educacién, historiografia, historia de los modelos artisticos, historia de las Instituciones, Idgica, etc... con el fin de encuadrar esos hechos lingi(sticos; tal cosa, sin embargo, no se hace, si excep- tuamos la historia de fa literarura cuyas periodizaciones no tienen por qué coin- cidir con la lengua, salvo que se haga una historia de la lengua literaria, Los tra- bajos de Gimeno, de Suzanne Romaine o de los Milroy, por poner ejemplos penuiltimos de aplicacién de la sociolingiifstica a documentos esctitos, o mis tra- bajos sobre la lengua juridica, dificilmente pueden ser ensefiados sin un caldo de cultivo enciclopédico. Y no debieran desecharse otros acercamientos como la his- toria del libro y la historia de la lectura y, de nuevo a punto de entrar en una época de predominio oral, es preciso insistir en un concepto de escritura que varfa con el tiempo. PERIODIZACION E HISTORIA. En el art{culo antes resumido, A. Varvaro proponta algunas fases de la his- toria de la lengua, cuya trama es la siguiente: 1.- Coexistencia de sistemas, en nuestro caso, latin y romance. Las situacio- nes que pueden plantearse son: a) El abandono de uno de los sistemas. b) El uso alterno de ambos. ©) La amalgama. 366 Histories de la Lengua Puede que exista la conmutacién, es decir, el uso alternativo de dos siste- mas concurrentes y su precisa discriminacién. La alternancia de sistemas diver- s0s por parte de! hablante puede deberse a: L.- Una especializacién de funciones, segtin se use en el mercado, en la len- gua literatia, en la conversacién... 2. Por prestigio. 3.- Por la relacién inversa entre el periodo de adquisicién y el modo de estandarizacién, La Diglosia es un problema cultural, no de orden estrictamente lingiifstico, 2.- La mezcolanza cadtica. Una de las lengua va usurpando las funciones de otra, Puede producirse, entonces, un creole, lo que equivaldrfa a una simplifica- cién. 3.- Puede haber una interférencia sistemdsica; 0 4. Producirse la estandarizacién'®, En su conocido articulo, “Castellano antiguo y espafiol moderno: reflexio- nes sobre la periodizacién en la historia de la lengua!?”, Rolf Eberenz pasa revis- taa las diversas periodizaciones de la historia de la lengua espafiola, extraftindo- se de que aqui no se siga la triparticién del francés de ancien francais, moyen francais y frangais moderne. Su andlisis de la obra de Menéndez Pidal, los Orige- nes y la lengua del siglo XVI, le permite afirmar una periodizacién bifésica: a) La de la transicién del latin al romance y la elevacién del castellano a len- gua de cultura; y b) La de los estilos literarios dominantes: Nebrija, Garcilaso, los grandes misticos, Cervantes y Lope. Pasa después revista a los modelos de Keniston (4 partes), de la Real Aca- demia (3 partes), de la lexicografia espafiola de Alvar Ezquerra (3 partes), la de la diltima edicién de la Historia de Lapesa (5 partes: espafiol arcaico, época alfon- sf y siglo XIV, transicién del espafiol medieval al clésico, Siglo de Oro y espafiol moderno) y sélo encuentra similitud con la actitud transpirenaica en el excelen- te texto de Rafael Cano, que divide la historia del espafiol en tres partes: el cas- tellano medieval, el espafiol clésico y el espafiol modemo, (El libro de Paul M. 18 Ibidem, pp. 519-525. 19 RFE, LXXI, 1991, pp. 79-106. 367 José Perona Lloyd vuelve a la divisién en dos fases, old ymodern spanish, porque la tercera es la del latin, curiosamente dividida en otras dos partes la del Early y la del Late latin®®), Otros andlisis, centrados en obras diferentes y de contenido diverso, plantean otras periodizaciones. Asi, frente al Diccionario académico estudiado por Eberenz, el Diccionario de Autoridades, plantea tres etapas también, pero diferentes, pues la primera abarcarfa la deformacién del latin, la segunda llegaria hasta Alfonso X y la tercera desde Alfonso X a la actualidad. Sin embargo, en los Origenes de la poesia castellana (1754), de Luis Veléz- quez, las cuatro etapas se corresponden con fases de la vida: la nifiez llegarfa hasta la época de Juan Il; Ja juventud, hasta Carlos V; la virilidad, hasta Felipe Il y desde entonces hasta el presente, la vejez. Por su parte, en la Paleografta espartola (1758) de Esteban de Terreros, las fases son las mismas de la vida, pero con un prefacio de dos, lo que hacen seis: 1.- Hasta el siglo V: lengua romana universal, 2.- Hasta el siglo VIII: Barbaros del norte y formacién de las lenguas vul- gares. 3, La infancia empieza con la Reconquista de Toledo. 4, La adolescencia llega hasta Fernando II. 5.- La Edad madura ocurre con los reyes Catélicos. 6.- La Edad varonil llega hasta Fernando VI. En el Arte del romance castellano (1769), de Benito de San Pedro, las fases son cinco: 1.- Desde el siglo XII a San Fernando. 2.- Desde mediados del s. XIII a los Reyes Catélicos. 3.- El Siglo de Oro. 4. La decadencia: hasta Felipe V. 5.~ El restablecimiento en el siglo XVIII". Mas conocida es la periodizacidn de la ortografia de la lengua espafiola rea- lizada por Marcos Marin®2, 20 Ibidem, pp. 79-86. 21 Martinez Alcalde, M* J. y Quilis Merin, M.: “Nuevas observaciones sobre periodizacién en la historia de la lengua", AICHLE, 1988, 873 y 38. 22 Marcos Marin, B: Reforma y modernisacin del espafcl, Madtid, CAtedra, 1979; “Periodizacién’, en Lex- icon der Romanistvchen Lingistik, VIN, Tabingen, Max Niemeyer Verlag, 1992, 602-605. 368 Histories de la Lengua Tras el periodo que muestra la indefinicién de grafias de las paginas pri- meras de Origenes del espafiol, Francisco Marcos distribuye en cuatro fases las reformas del espafiol: a) La fijacién de la ortografia alfons{, debida al impulso real. Fijaci6n defi- nitiva de la grafia. Importancia de la Cancillerfa y de las traducciones, b) Siglo XVI. Reforma de los humanistas. 6) Sigho XVIII: la Gramitica, Ia Ortografia y el Diccionario de autoridades. De nuevo, impulso regio. 4) Espafiol de hoy. Comisién Permanente de las Academias. El perfodo comienza después de la segunda guerra mundial. Es evidente que el hecho de que el espafiol parezca definitivamente hecho en el siglo XVIII obedece a la nivelacién impuesta por la Academia y por la poli- tica unificadora de los Borbones y parece cierto que, a pesar de ciertas tenden- cias que se pueden apreciar, por investigadores concretos%3, lo que se llama espa- ‘iol, es decir, la fonética, la morfologia y la sintaxis, no se han movido desde entonces, No obstante, nuevos problemas se plantean. La influencia del idioma inglés y la forma de escribir y hablar en los medios de comunicacién de masas, el problema de los léxicos cientificos, y, ademés la nueva politica lingiistica de las Autonomias ponen en marcha procesos de bilingitismo y de diglosia. También nacié en la Ilustracién y en su coyuntura histérica la fijacién de algunos conceptos de periodizacién literaria como el de EloLos Siglo (s) de Oro, puesta en relacién por N. Marin® con la querella de antiguos y modernos d rrollada en Francia entre 1670 y 1700: “Espafia necesitaba inventar su clasicis- mo; a la peculiar manera de ser clisico que nace poco a poco de los tomos del diccionario (de la R.A.E.) va a llamarsele Siglo de Oro. El Siglo de Oro y los pri- meros pasos de la Academia son solidarios y ambos fruto de la aceptacién final de la realidad de una historia literaria reciente que por primera vez se reconoce tan admirable como la propia Antigiiedad”. Ignacio Luzan, en su Poética, 1737, divide la poesta espafiola en tres eda- 23 Lorenzo, Ex: El epatiol de hoy, lengua en ebullicién; Lapesa, R “Tendencias y problemas actuales de la lengua espafiola", en EY expaiiol moderna y contempordneo, Critica, 1996,422-459:; 0 los diversos trabajos derivados de las realizaciones en Sevilla, Madrid, México o Buenos Aires del Preyecto de la norma culta que se pueden ver en la bibliograft. 24 Marin, Nu: “Decadencia y Sigho de Oro", Estudios sobre el Siglo de Oro, Granada, 1988,511-527. 369 José Porona des: hasta Enrique III; hasta Carlos V y hasta el siglo XVIII. José Luis Velézquez, en sus Origenes de la poesta castellana, 1754, la aumenta a cuatro: hasta Juan Il; hasta Carlos V; hasta Felipe IV y hasta el presente. Aunque se podrian aducir otros ejemplos, parece clara la interaccién entre la teorfa de la historia como una sucesién de ciclos sucesivos de nacimiento, crecimiento y muerte y la interpre- tacién de la historia espafiola. Las cifras vacilan entre 1492, afio de la Conquis- ta de Granada, y el final del reinado de Carlos II, Por eso, la duda en el nimero del sintagma: El 0 Los Siglo(s) de Oro. J.M. Rozas, en su trabajo “Introduccién al Siglo de Oro”, en AA.VV., His- toria de la literatura espafiola en la Edad Media y el Siglo de Oro%, muestra la importancia de los autores del Romanticismo alemén por incluir el siglo XVII dentro de Ia denominacién. Siglo de Oro es un concepto primero asumido por el absolutismo ultranacionalista, més tarde por los Romédnticos alemanes y espa- fioles, entre ellos Bélh de Faber, y después por los liberales emigrados a Inglate- rra. Menéndez Pelayo y, sobre todo, Démaso Alonso, mds las traducciones de los trabajos de Pfandl y Vossler. Volviendo a Eberenz, parece una verdad evidente que la configuracién de las historias de la lengua francesa, hechas bajo el impulso nacional o nacionalis- ta, siguen un modelo abstracto que tiene tres fases: se parte de la unidad, la lati- na, se produce una fragmentacién’”, El modelo actual ha cambiado, o segiin piensa Eberenz, debiera cambiar, porque hay que analizar la evolucién de una determinada sociedad en conexién directa con las transformaciones simultneas suftidas por el sistema o los siste- mas lingiifsticos que aquella utiliza, con el fin de detectar las posibles interrela- ciones entre ambos procesos. [APOSTILLA. Cita Eberenz un texto de Lazaro Carreter, “Lenguaje y El primer Siglo de Oro. Estudios sobre géneros y modelos, Barcelona, 1988; Jover, .M.i Intro- El Siglo del Quijote (1580-1680), Madtid, 1986; Benassar, B.: La Espaia del Siglo de Ore, “La invencién dela literatura en Espatia", enVV.AA: Literaruras regionales en , Zaragora, 1994, 23-45:Pfandl, L: “Cultura y costumbres del pueblo espafol de los , Introduccién al Siglo de Ore, Barcelona, 1929, etc. 26 El Siglo de Oro, El teatro en tiempos de Lope de Vega, Madtid, 1976,5-72. 27 Aal se llama un libro ya mitico de la filologla europea traducido al espaftol por Musioz Cortés, La frag memacién lingilstica de la Romania, de donde es facil inferie, la fragmentacién lingitca peninsular, con su modelo politico de los cinco Reinos para volver a buscar y conseguir la unidad., 370 Historias de is Lengua generaciones***, en el que se critica que las rurbulencias sociales deban producir autométicamente cambios lingiifsticos. Es mds que curioso que, como el mismo Labov reconoce, la moderna teoria de la variacién parezca casi determinista y, de hecho, volvemos a plantear el mito del lenguaje quasi biblico en el que en ef nom- bre de la rosa estd la rosa, que poetizé Shakespeare y traté de refutar el nomina- lismo de Umberto Eco. Pareciera que retorna la concepcién més religiosa que romdntica, o igualmente romdntica que religiosa, que postula que los hechos de la realidad y el lenguaje se pliegan entre si con la perfeccién de las piginas de un libro al cerrarse. No es extrafio, pues, las criticas de Labov al aprovechamiento racista de las teorfas de B. Berstein, que fueron las causantes tiltimas de la teorfa de la variacién, pero casi nadie ha reparado en la extrafia perfeccién de los pro- cesos anticulturales, 0 sea, pastoriles que subyacen en el proceso de centraliza- cién de diptongos en Martha’s Vineyard o en los estudios de Holmquist en un pueblecito de Cantabria en el que universitarios de vuelta se convierten en defen- sores de la diferencia y en propagadores de la conciencia de limpieza lingiifstica. Ya casi nadie parece recordar que hemos salido de un quasi determinismo de las leyes fonéticas para abocar en una lingiifstica de pequefias comunidades a la defensiva basadas en la critica de la cultura y en el cultivo programado de la dife- rencia, Ni Stalin lleg6 a tanto, pues bien se cuidé de rechazar las teorias de N. Marr, como ha mostrado Manuel Alvar. Pero, en el habla de Nueva York, sf exis- te el prestigio, aparte de los estilos de lengua. Pero no parece del todo cierto que se descuiden factores sociales, como ase- gura Eberenz, citando entre ellos el Repoblamiento de Castilla la Nueva y Anda- lucfa, la crisis social y dindstica del XV, el auge de Sevilla o la Guerra de la Inde- pendencia o la Guerra Civil, entendiendo por tal que nadie o casi nadie los tiene en cuenta a la hora de abordar su influencia posible en la Historia de la Len- gua2.Es cierto que ha sido la literatura y més concretamente la historia de la lite- ratura la encargada de mostrar esas posibles influencias o interdependencias, pero parece contradictorio afirmar en las conclusiones que en el siglo XVII el espartol csencial, es decir, ol sistema fonoldgico y el sistema morfosintéctico, estaban ya estabilizados y plantear esa aporfa. De todas maneras, como muestra el libro de 28 Eirudios de lingiinica, Cetica, 1980,230 y ss. 29 Eberenz, op. cit. p. 89. José Porona JJ. de Bustos sobre el cultismo léxico, los trabajos de Mariner y Alvar sobre los Latinismos, el de Pottier sobre los galicismos, los de Rafael Lapesa y Pedro Alvarez de Miranda sobre el vocabulario de la ilustracién, los del propio Lapesa sobre el Udxico politico de Larra y Espronceda, el léxico de la vida social y la indumensaria durante el romanticismo, el texto de Martha Hildebrant sobre Ja lengua de Boltoar, © los recientes y no tan recientes trabajos de Frago y Alvar sobre Sevilla. Y ya sobre la guerra civil y el lenguaje posterior, aparce de los trabajos de Lapesa, los de Emilio Naftezsobre la lengua que hablamos, los de Alfredo Montoya sobre las relaciones entre ideologta y lenguaje en las relaciones laborales desde 1917 en adelante, el xico de la segunda reptiblica de Garcia Santos 0 el que escribié Mari- na Fernéndez Lagunilla sobre el lenguaje de los republicanos, los trabajos de Déma- so Alonso sobre ef lenguaje de las siglas, etc... aparte de otros citados en la biblio- graffa cuestionan al menos tal afirmacién. Eso por no hablar sobre el lenguaje de la prensa, que el autor parece ignorar sobre los tecnicismos. Pero el mismo Rafael Lapesa, en su trabajo Tendencias y problemas actuales de la lengua espafio- 129 aborda temas relacionados con la fonética y la fonologla, las metibasis sim- plificadoras como la aposicién adjetivadora y denominativa, la adverbializacién del adjetivo, los cambios en el sistema de los verbos, el uso de conjunciones, etc.. Es cierto que tales trabajos pueden ser acusados, si seguimos las teorias de Cosetiu, de ser terminologias y estat, por tanto, en los aledafios del sistema. Pero la sermindsica y los desatrollos modernos de los medios masivos de comunicacién muestran que ese concepto debe variar, porque los préstamos léxicos no son ter- minologlas, so pena de seguir considerando el niicleo de la lengua aquellas pala- bras del lenguaje agrario que salen en el Romancero. De todas formas, aunque fuera asf, muchas actividades reflejadas en los quehaceres agratios funcionan como tecnicismos, como to muestra, por ejemplo, el léxico del regadio de la Huerta de Murcia. Lo que si debe hacerse es algo parecido a lo que Galdés inten- t6 en las novelas de Torquemada o las finas notas de Cervantes al criticar la forma en que Sancho pretendia elevarse de nivel lingiifstico. De todas formas, Eberenz vuelve al ya afiejo concepto de historia interna con el fin de reconstruir las fases evolutivas basando el andlisis en una seleccién 30 Critica, 1996, 422-459. 372 Histories dota Lengua de rasgos esenciales para seguir un objetivo similar al propuesto por Narbona en 1989: 1.- Epocas en que se generalizaron los cambios. 2.- Etapas. Ast, concluye que: a) Las alteraciones que afectan a los pardmetros esenciales marcan profunda- mente la primera parte de la trayectoria de la lengua. b) Los cambios de estas etapas son més lentos hasta llegar a ©) La estabilizacién de las estructuras fundamentales, que, segan él -y todos~ se alcanzan en el siglo XVII. d) A partir de esa fecha, sdlo se mueven las zonas periféricas (locuciones, estilistica, formacién de palabras). Y recoge la tradicién de que existen en las lenguas nacionales una especie de dientes de sierra que reflejan que a etapas en las que se produce un reajuste acelerado siguen otras caracterizadas por una prolongada fase de estabilidad, lo que unido a la escritura que sirve para normalizar las estructuras a la vez. que para poner un freno a las corrientes innovadoras, parece indicar que se produce una desaceleracién de los procesos evolutivos cuanto més nos acercamos a los momentos de estandarizacién, compensado por cambios acelerados en la perife- tia del sistema: terminologtas téenicas, jergas sociales, faseologla cologuial, dejando intactos los pardmetros esenciales, que se asientan en los primeros siglos durante largo tiempo. O sea, para acabar definiendo la historia interna de la lengua como Ja descripcién diacrénica en cuanto sistema funcional. A partir de la p4g. 98 analiza Eberenz los cambios de la llamada revolucién fonolégica del siglo XVI, el polimorfismo de las formas verbales, algunas con- junciones... siguiendo el libro de Lapesa, para acabar concluyendo que una his- toria de la lengua espafiola debe dividirse en tres apartados temporales: L- De 1200 a 1450. Espafiol medieval. 2.- De 1450 a 1650. Espafol clisico. 3.- De 1650 a la actualidad. Espafiol moderno. Para la historia externa, que en este caso se convierte en una compafiera de viaje, lo importante serfan los factores socioculturales, agrupados en: 1.- Universos discursivos y géneros textuales. 2.- Expansién de los dominios lingiifsticos. 373 José Parona 3. Actividad legislativa, 4.- Manejo de la lengua con fines estéticos. 5.- Contactos ¢ intercambios con otras comunidades lingiifsticas®, El espafiol de América también ha recibido tiltimamente algunos intentos de periodizacién diferentes a los propuestos por RJ. Cuervo, el de la época colo- nial y el de la época independiente. O para decirlo con mds justeza, ha recibido algunas precisiones. Asf, Guillermo L. Guitarte propuso en 1983% subdividir los periodos de Cuervo en los siguientes: A) Etapa colonial. 1. Formacién del espafiol de América. 1.1. Perfodo antillano. Los islefios. Lenguaje de las islas. 1.2. Los espafioles conquistan México y Pert. Paso de la cultura del indi- viduo a los mecanismos institucionales. 2.» Lengua de una sociedad colonial sélidamente establecida. Hechos. La influencia de la Iglesia y de la Corona. América cumple los grandes cambios del siglo de Oro. 3. Paso a una época independiente. B) Etapa independiente: 1.- Siglo XIX. Perfodo de transicién y conflicto. 2.- Asuncién de los presupuestos lingtifsticos de Ia independencia. Las crfticas constantes de Guitarte sobre la falta de atencién a los docu- mentos pueden hoy hacerse con sordina, especialmente tras el esfuerzo derivado de Ia catalogacién y microfilmacién del Archivo de Indias de Sevilla y los Con- gresos celebrados sobre el Espafiol de América, que ha dejado de ser un apéndi- ce de las historias de la lengua espafiola para convertirse en uno de los campos de investigacién mis vivos y ticos. No sélo por los Atlas lingiifsticos, las mono- graflas, los trabajos puntuales y la ya enciclopédica bibliografia sobre la norma culta, sino, especialmente, por los trabajos de Lope Blanch, H. Lépez Morales, Manuel Alvar y J.A. Frago®. 31 Ibidem, p. 102 final. 32 "Para una periodizacién de la historia del espafiol de América", Siete exrudio sobre el expafiol de America, ‘México, UNAM, 165-184. 33 Alvar, M, (director): Manual de dialecologla hispdnica. El epaol de América, Barcelona, Atiel, 1996. 374 Historios de la Lengua El origen del espafiol americano esté siendo sometido por J. A. Frago a una revisién, gracias a sus trabajos sobre documentos privados y a su conocimiento de las hablas andaluzas en su historia, La ctftica principal de Frago, con respecto a la época de los origenes del espafiol americano, se dirige contra la tradicién que asegura que el andaluz nace- rfa en el siglo XVIII, mientras que la revolucién fonolégica del foco cantébrico se extenderfa a Madrid y de ahf pasaria al espafiol atléntico. Tras publicar un arti- culo sobre el “El seseo entre Andalucia y América3>”, en el que estudié 40 cartas del siglo XVI (1545-1561), Frago asegura que muy pocas distinguen entre s/s, siendo la mds frecuente la s, independientemente del origen de los autores y de sus rangos publicos. Segiin su teorfa, la norma confundidora entre -sy -z se habia impuesto cuando los espafioles comienzan a extender su lengua por el Nuevo Mundo, al que también Hlevarfan el seseo y el ceceo. Es decir, “se lleva a las Indias una lengua diatépicamente fragmentada por el ceceo y el seseo de andaluces y canarios, una lengua inmersa en una progresiva difusién del debilitamiento arti- culatorio de la velar /4/, tendente a la aspiracién...” Ast pues, frente a la ceorfa cantdbrica y a la poligenista, Frago propone una teorfa andalucista de los origenes del espafiol americano, de acuerdo con la for- macién de la masa migratoria, puesta de manifiesto por A. Rosenblat3s, La legislacién y la lengua han sido abordadas hace tiempo por F. Gonzdlez Ollé y, en menor medida, por Francisco Marcos Marin, aunque han vuelto a él Rolf Eberenz. y César Herndndez Alonso, aparte de Karmele Rotaetxe, que ha resumido, desde el punto de vista lingiifstico, las actividades reguladoras de las lenguas de las comunidades auténomas. La “literatura” cientifica sobre las actividades legislativas sobre la lengua toma carta de naturaleza desde el articulo de Gonzélez Ollé, ahora ampliado por César Herndndez Alonso’? en que se analiza el concepto de norma, se pasa revis- 34 Frago, J.A: Historia de las hablas andaluzas, Madsid, ArcofLibros, 1993; Andaluz y xpatel de América hrinoria de wn paremtsco lingitsice, Sevilla, 1994; Reconquista y rereacién de las modalidades regionales del parol, Burgos, 1994. 35 RFE, LXIX, 1989,277-310. 36 Frago, J.A.: Formacién del expafl...p. 38. 37 “Norma y lengua estindat”, Lexicon der Romanisitchen Linguist, vol. VI, 1. Tubingen, Max Niemey- er Verlag, 1992,354-368. 375 José Porona ta a las circunstancias politico-sociales -emigracién, industrializacién, impor- tancia de las ciudades, los medios de comunicacién— que hacen necesaria la pre- sencia de una lengua estandar y se repasa la historia del espafiol en sus fases nor- malizadoras: 1.- Una primera etapa de pluralidad de normas y bilingitismo. 2,- Una segunda etapa de difusién del romance y Ia importancia de la escri- tura, El castellano se impone por ser el dialecto més ttil, como una especie de lengua franca, con dos centros unificadores consecutivos: Burgos y Toledo. La obra alfons{ estabiliza el castellano, le da prestigio, lo difunde y fija la norma estandar. 3.- La tercera etapa supondri la aceptacién por la norma toledana de las innovaciones fonéticas del castellano viejo. 4.- La cuarta se basa en la importancia de Sevilla como centro de la revo- lucién fonética del andaluz. 5.- La quinta, la fijacién académica, contra los barroces y el galicismo. En los siglos XIX y XX las innovaciones serdn literarias ~el romanticismo, la prosa oratoria, el casticismo— etc..., coincidiendo casi en todo con la ultima revisién de Rafael Lapesa, En el mismo volumen firma Rolf Eberenz su trabajo Lengua y legislacién'® y divide su aproximacién en los siguientes apartados: L~ La época de los Fueros. Andlisis de la versién foral en ambas lenguas (latin y romance) con localismos en su lenguaje. Repaso a los occitanismos de los fueros estudiados por Lapesa y Molho. 2. El castellano, lengua de la cancillerfa real. Desde el Tratado de Cabre- ros (1206) a la adopcién del castellano como tinica lengua de la Cancillerfa Real. No hay, sin embargo, disposiciones oficiales, sino que es simplemente la lengua de la monarqufa y de la administracién. 3. A partir del siglo XVI empiezan a aparecer las primeras medidas a favor del castellano (Nebrija y Gonzalo Garcfa de Santa Maria) y se empieza a aplicar la nivelacién contra la poblacién musulmana, sobre todo contra los moriscos de Granada y Valencia. Los edictos de 1526, 1565 y 1619 comienza lo que Eberenz Hama la linea dura: contra los drabes y contra los gitanos. 38 Pp. 368 y ss. 376 Historias dota Longue Por contraposicién, en América la situacién es radicalmente diferente. Como ha mostrado A. Rosenblat, es la Iglesia la que impone su postura de pro- teccién de las lenguas indigenas para poder predicar el evangelio en un primer momento y la que crea Cétedras de las mismas. A partic del siglo XVIII se inver- tird la situacién y serd la Corona, al mismo tiempo que en Espafia, la que impon- gael espafiol. 4.- Con la llegada al poder de los Borbones tras Ia Guerra de Sucesign, se implanta el estatalismo lingti(stico. No sélo los Decretos de Nueva Planta, sino también las Cédulas de Carlos III sobre la ensefianza en el idioma general codi- ficado por la Academia, las ideas de Jovellanos y hasta la desaparicién del latin en las Universidades, la lengua de la contabilidad y las representaciones teatrales se verdn afectadas por una copiosa y abundance legislacién unificadora. Con la Dictadura de Primo de Rivera se prohiben incluso las conferencias en lenguas verndculas. 5.- La Republica de 1931 supone la primera referencia a la oficialidad del espafiol, a la vez que permite la ensefianza de las lenguas respectivas. 6.- El franquismo volverd a imponer una dura legislacién unificadora. 7.- Actualmente, existen algunos sintomas de que ciertas Comunidades Auténomas estan legislando contra el espafiol en sus ambitos. 377

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