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Las aventuras de Matías y Kira.

Hace muchos años, del fondo del mar, salieron unas islas muy bonitas, en las que
siempre brilla el sol y sólo cae un poquito de lluvia para regar flores y árboles que
únicamente crecen en ese lugar .Todos los que han estado allí dicen que son unas islas
afortunadas y sus habitantes son personas muy tranquilas y amables con los viajeros que
van a visitarlas. Este paraíso se llama Las Islas Canarias.

En un pueblito de este hermoso lugar vive Matías. Él es un niño de seis años con pelo
castaño y piel morena. Todos los días, por la mañana ayuda a poner la mesa para
desayunar. Mientras su padre le calienta la taza de leche con gofio y le prepara el pan
con mantequilla, su madre le pone encima de la cama la ropa que tiene que ponerse ese
día para ir al colegio. Después de desayunar, se lava la cara y los dientes, se viste, se
peina y se sube al coche de su papá para que éste lo lleve al colegio.

Un día ocurrió algo que cambiaría su vida. La maestra de inglés les mandó a hacer a
todos los niños y niñas de la clase un ejercicio muy especial. Tenían que escribir una
pequeña carta en inglés a alguien que viviera en un país lejano y decir tres cosas,
primero presentarse escribiendo como se llamaban y dónde vivían, segundo pedir un
deseo y tercero preguntar a la persona que recibiera la carta cuál era su deseo. Junto con
la carta enviarían una foto y así la persona que la recibiera sabría cómo era. Matías se
quedó pensando un momento cuál era su deseo y empezó a escribir “Hello, mi name is
Matías and I´m from The Canary Islands. Levantó la cabeza y dijo: “Señorita ¿cómo se
dice deseo tener un hermano o hermana?” La maestra le dijo: “se dice I wish to have a
brother or a sister” y Matías volvió a preguntar: “¿y cómo se dice qué deseas tú?”. Y
la maestra contestó: “Se dice What do you wish?”. Cuando todos los niños terminaron
sus cartas, la maestra explicó que al día siguiente tenían que traer cada uno una foto
suya para meterla en un sobre y así lo hicieron. Ese día, todos y todas estaban
emocionados pensando a dónde llegarían sus cartas. Los niños y niñas no sabían que la
maestra guardaba un secreto y es que ella conocía a otra maestra que vivía en China y…
¡todas las cartas iban a ser leídas por niños y niñas de China!.
Matías después de ese día, estuvo todas las noches antes de dormirse pensando si la
carta ya la habría leído alguien y si por fin podría tener a alguien con quien jugar en la
playa, compartir todos los juguetes que tenía en su casa, disfrutar de batallas y aventuras
imaginarias y con quien, a veces pelearse para después darse un abrazo al hacer las
paces. Estaba cansado de verse sólo y con su padre y su madre no podía jugar porque
ellos estaban siempre muy ocupados.

Una mañana, al levantarse, sin saber porqué se sintió muy feliz. Muy contento le dijo a
sus padres: “¡Buenos días, ¿escuchan que bien cantan los pájaros hoy en la ventana?
presiento que va a ser un gran día”!. Al llegar a la clase de inglés vio a la maestra con
una caja grande de color verde y azul con estrellas amarillas. La maestra dijo: “Las
cartas que escribieron llegaron a su destino y han sido respondidas. A medida que diga
sus nombres recojan la carta que les ha llegado”. El corazón de Matías empezó a latir
muy fuerte de emoción, estaba seguro de que su deseo se iba a cumplir. Cuando la
maestra dijo Matías, él de un salto se levantó y corrió a coger la carta. Estaba tan
nervioso que se imaginaba que dentro del sobre en vez de haber una carta habría un niño
o una niña, por eso de tan aprisa que quería abrir el sobre no sabía como abrirlo y le
pidió a su maestra que se lo abriera urgentemente. Lo primero que le dio la maestra fue
una foto y ya para él eso era suficiente. Era justo lo que él deseaba, el rostro de una niña
tan sonriente que sus ojos pequeñitos casi no se veían en la foto. Se notaba que era una
niña alegre. Su pelo era lacio y negro y lo tenía recogido en dos coletas muy bonitas que
se deslizaban a los lados de su cabeza. Después de observar la foto durante un largo
rato, dirigió la mirada hacia la carta y leyó: Hello, Mi name is Kira and I´m from China.
I wish to have a family because I haven´t parents. Asombrado por lo que él entendió al
leer estas palabras se aseguró de su significado preguntando a la maestra: “¿Señorita
aquí dice lo que yo creo? “Hola, me llamo Kira y soy de China. Deseo ¡UNA
FAMILIA! porque no tengo padres”.La maestra le dijo: “Así es Matías, esta niña vive
en un orfanato, que es como un colegio donde viven niños y niñas que no tienen familia
y esperan que algún día alguien quiera ser su papá y su mamá”.
Aquel día cuando Matías volvió a su casa no paró de hablar con sus padres de Kira. Les
explicó que él deseaba que fuera su hermana y a la vez ella desde China deseaba vivir
con una familia. Eso quería decir que su destino era estar juntos. ¡Tenían que ir a China
para buscarla y traerla a Las Islas Canarias! A ella seguro que le gustaría muchísimo
vivir en unas islas tan bonitas y con una familia como la de Matías. Sus padres lo
escucharon muy atentos pero sólo dijeron: “No te preocupes Matías, ya veremos que se
puede hacer”.

Aquella noche Matías se acostó a dormir con la foto de Kira al lado de su almohada,
estaba seguro de que Kira también tenía la foto de él al lado suyo. Dormía plácidamente
cuando a media noche algo que se movía en su cama con un olor muy desagradable le
despertó. Levantó la manta y apareció algo increíble ¡un duende!, era verde y del
tamaño de un dedo. Rápidamente el duende le dijo: “No te asustes, soy un duende que
concede deseos. He tenido que venir porque tú y Kira no me dejan descansar. Los dos
desean con tanta fuerza estar juntos que desde China hasta aquí todos los duendes oyen
ese deseo”. Matías empezó a saltar en la cama muy contento gritando: “Sí, sí, queremos
estar juntos”. Y el duende contestó: “primero, los dos tendrán que pasar una prueba,
para saber si merecen o no que se cumpla ese sueño, ¿estás listo?. Matías dijo: “Si,
pero, ¿qué tendremos que hacer?”. “Ya lo verás”, contestó el duende.

De repente, la cama de Matías empezó a transformarse en algo blanco como la espuma


y suave como el algodón, poco a poco desapareció su manta, su almohada y todo, hasta
que se dio cuenta de que estaba flotando en medio de su habitación subido a una nube,
que se movía muy despacio hacia la ventana de la habitación. Como estaba abierta, salió
por ella y se llevó otra sorpresa al ver que fuera de la casa, era de día pero no se veía
nada de lo que él veía todos los días. Las casas de los vecinos, los árboles, las
carreteras… sólo había un gran cielo azul y a lo lejos se veía otra nube blanca que se
acercaba hacia él, encima de ella había alguien saltando con los brazos levantados y
moviéndolos sin parar. Matías supo enseguida que era Kira.

Cuando las dos nubes se juntaron formando una sola, Matías y Kira corrieron
rápidamente el uno al otro y entre gritos de alegría se abrazaron como si fueran dos
hermanos que hacía mucho tiempo que no se veían aunque fuese en ese momento la
primera vez que se conocían. “¡Hola Matías!”, dijo Kira, “¡Hola! yo pensaba que no
hablabas español”, dijo Matías. Kira contestó, en mi cama apareció un duende y
cuando me dijo que yo iba a estar contigo, le pedí que me enseñara español y me
contestó que no me preocupara, que yo podría decir muchas palabras en español y que
tú sabrías muchas palabras en inglés, así siempre nos entenderíamos. Matías, con una
gran sonrisa en la cara le dijo: “¡Que lista eres and you are very beautifull!. (Que
significa y eres muy bonita.) Ahora estoy seguro de que juntos podremos superar la
prueba de la que habló el duende.

Estaban hablando cuando oyeron a unos niños llorando y lamentándose. Matías y Kira
se acercaron al borde de la nube y vieron que estaban sobrevolando un bosque. La nube
estaba descendiendo y pronto se encontraron en el suelo en medio de los árboles. Se
dieron la mano para no perderse y se dirigieron hacia donde escuchaban los llantos,
hasta llegar a la entrada de una enorme cueva.
Un poco asustados pero decididos a solucionar el problema que causaba tantas
amarguras, entraron en la cueva y vieron a muchos niños y niñas de cinco y seis años,
amarrados con cadenas. Unos eran rubios, otros morenos, algunos con piel muy blanca
y otros de piel negrita pero todos muy tristes. Cuando vieron a Matías y Kira, todos
gritaban: “¡Cojan la llave que está en la entrada antes de que llegue el dragón!”. Al
escuchar eso, los dos niños corrieron a por una llave enorme de hierro que había en la
pared a la entrada y rápidamente abrieron las cadenas para liberarlos a todos. Guiados
por Matías y Kira, todos los pequeños salieron velozmente de la cueva y fueron hacia
donde habían dejado la nube.

Cuando llegaron a donde creían que estaban a salvo y empezaron a elevarse, apareció
volando un enorme dragón que echaba fuego por la boca. La nube con todos los niños y
niñas encima, se alejaba muy deprisa del bosque pero el dragón también volaba muy
deprisa y el fuego estaba a punto de alcanzarles. Kira gritó: “¡Tengo una idea!” Y dijo:
“¡Por favor nube, baja rápidamente y llévanos hacia el mar, seguro que el agua no le
gusta a los dragones que echan fuego, allí no nos podrá quemar!”. Como un cohete, la
nube bajó hacia el mar y aunque todos los niños y niñas estaban muy asustados, pronto
se dieron cuenta de que estaban salvados. Cuando la nube entró dentro del agua, se
convirtió en una burbuja con suficiente aire para que todos pudieran respirar sin
problema. Bajó hasta lo más profundo del mar y hasta allí no podía llegar el dragón.

Empezaron a reír muy contentos y a disfrutar de los paisajes del fondo del mar, había
peces de muchos colores, corales y algas que parecían flores en un jardín y a lo lejos se
veían unas luces que parecían una ciudad. La burbuja se dirigió hacia allí y una de las
niñas salvadas dijo: “Tengo que contarles un secreto que nunca he dicho a un humano,
yo en la tierra soy como una niña pero en realidad, soy una sirena y en el agua mis
piernas se convierten en la cola de un pez. Ahora vamos a llegar al lugar de donde yo
soy. Mis padres son el rey y la reina de las sirenas, cuando me vean se alegrarán
mucho”. Así fue, la burbuja entró en un precioso castillo en medio de la ciudad
submarina, la niña salió de la burbuja y de repente se convirtió en sirena. El rey y la
reina que también tenían cola de pez cuando la vieron fueron emocionados hacia ella, la
abrazaron y le dieron muchos besos. La sirenita les contó que Matías y Kira la habían
salvado de un dragón que volaba por todo el mundo buscando niños y niñas que poder
coger, para tener una colección de niños de todo el mundo en su cueva. Este malvado
animal, esperaba a que los niños se alejaran un poco de sus padres y cuando éstos se
despistaban, él los agarraba y se los llevaba volando. Después de ocurrirle esto, la
sirenita prometió que nunca más se alejaría de sus padres y sólo saldría del agua si iba
con adultos o con ellos.

Al ver esta escena, los demás niños empezaron a decir que querían ver también a sus
padres. Los reyes, antes de despedirse le regalaron a cada uno una caja mágica y les
dijeron: “Los humanos adultos cuando vienen al fondo del mar sólo buscan tesoros con
joyas, oro y dinero, pero esa caja mágica que les regalamos a cada uno, es mejor que
el más grande de los tesoros. Sólo se abre si tienes mucho amor en el corazón y de ella
sale la felicidad, eso quiere decir que si tienes un problema se solucionará cuando se
abra la caja”.

Muy contentos, todos abrieron enseguida sus cajas, ya que al querer tanto a sus padres,
sus corazones estaban llenos de amor y el problema de estar lejos de sus casas se
solucionó inmediatamente porque al abrirse la caja, sus deseos se cumplieron.

Matías y Kira permanecieron en la burbuja. Ellos sabían que además de la caja mágica,
tenían la promesa del duende y éste no les iba a fallar. La burbuja al salir del agua se
convirtió en nube otra vez y al oler un olor muy malo, supieron que allí iba a aparecer el
duende. Así fue. Éste les dijo: “Han superado la prueba, mañana cuando se levanten,
tendrán una sorpresa”. “Muchas gracias”, dijo Kira pero… “¿Puedo hacerte una
pregunta?”. El duende contestó, “sí, porque ya se lo que vas a preguntarme”. Kira
dijo: “¿Cómo es posible que un duende tan diminuto huela como los calcetines sucios
de un gigante?” El duende respondió: “Todos los duendes viven en las flores pero a mí
me gusta vivir en los zapatos de los niños. Algunos están limpios y otros huelen un poco
mal, por eso yo huelo así. Yo creo que es bueno que haya duendes diferentes como yo.
Igual que es bueno que haya niños y niñas diferentes por todo el mundo”. Y
desapareció.

A la mañana siguiente, Matías se despertó con el canto del gallo. La puerta de su


habitación se abrió y aparecieron sus padres. Su madre le dijo: “Buenos días Matías,
tenemos una sorpresa para ti. Ahora vamos a desayunar y después iremos al
aeropuerto a coger un avión para ir a China. Tu padre y yo después de pensarlo
mucho, hemos decidido que queremos adoptar a una niña para que sea nuestra hija y tu
hermana. Tu maestra nos ha dado la dirección de Kira. En el orfanato ya saben que
vamos a ir a buscarla hoy”.

Matías, saltando muy contento se abrazó a sus padres .Desayunaron y después de llegar
al aeropuerto, en pocas horas el avión llegó a China. Llegaron al orfanato y Kira y
Matías volvieron a abrazarse sabiendo que desde ese día nunca más se separarían y
serían muy felices.

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