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ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

PROFESOR: CÉSAR BARRANTES. 8 DE AGOSTO DE 1997.


CHARLA A LOS ESTUDIANTES DE PRIMERO Y SEGUNDO AÑOS

Hoy nos toca hablar sobre el rol de analista de política social del trabajo social y de los
trabajadores sociales.
El tema tiene dos variables: una es analista y el otro es de política social. La dialéctica nos
enseña a desagregar el todo en sus partes [los conceptos en variables, y las variables en
indicadores. Así es que primero tenemos que desagregar para poder hablar de eso que llamamos
análisis. Qué es un análisis para luego entonces decir qué es política social y como en ciencias
sociales todo tiene relación y es un permanente encadenamiento, análisis de política social nos
lleva a relacionar eso con el trabajo social.
La tercera pregunta sería qué es trabajo social y trabajo social no puede definirse si no es en
relación con otras disciplinas o con eso que llamamos ciencia. Si asumimos o presumimos que
trabajo social es una disciplina científica es porque pertenece a un conjunto de disciplinas que se
llaman o pretenden ser científicas.
La cuarta pregunta sería qué es ciencia y ciencia no puede definirse sino es en relación a un
contexto dentro del cual adquiere significado la definición de ciencia o el quehacer del científico,
y el contexto es lo que llamamos sociedad.
Aquí estamos hablando de objetos que son productos sociales y, por lo tanto, los determinantes
son sociales o mejor dicho societales en su conjunto más inclusivo, más genérico, más general.
No podríamos hablar de una ciencia que no sea determinada socialmente. Si no hubiera una
determinación social estaríamos hablando de una ciencia entonces marciana, jupiteriana o si se
quiere eclesial; allá en las alturas de las divinidades del universo hay algo que se llama ciencia,
que no tiene ninguna relación con la realidad social y eso no existe, no hay nada que esté fuera
de lo social, por lo tanto los determinantes tenemos que buscarlos en el contexto del conjunto de
relaciones sociales en determinados períodos históricos,
decir que no hay definiciones apriorísticas, establecidas de una vez y para siempre, inmutables,
que nada de esto, sino son definiciones históricas, y si no, son definiciones elitescas.

Si hablamos de lo social, de la sociedad, de lo societal, de hecho ya estamos asumiendo una


dimensión política, histórica que tiene fecha, calendario, todo está históricamente fechado, eso
no quiere decir que no existan otras dimensiones aparte de la política, de la histórica. Una
dimensión importantísima es también la dimensión técnica, lo que los tecnólogos llaman el know
how, el cómo hacer ya en la hora de las “chiquiticas” (del aquí y ahora, en las circunstancias que
nos toca vivir contingencialmente); una cosa es hablar en términos genéricos, teóricamente, lo
que deberían ser las cosas y otra cosa es cómo funcionan y se hacen las cosas en la realidad en
el momento preciso que se requiere hacerlas, como dijimos previamente y allí adquiere
dimensión importante el factor o la dimensión técnica; es el saber cómo hacer las cosas y
hacerlas bien además.
Ya el solo hecho de hacer este planteamiento, este abordaje, ya yo estoy asumiendo una
posicionalidad paradigmática, reflexiva; estoy reflexionando sobre algo y tratando de dilucidar
las relaciones que existen entre ese algo con otros “algos” que están históricamente fechados por
el conjunto social.
Estoy tratando de ver cada una de esas partes, como decir aislar cada una de esas partes, verlas
por separado para ver qué hay dentro y cómo se relacionan cada una de las partes y componentes
que hay dentro de cada una de esas partes, para ver luego cómo se relacionan esas partes con su
conjunto, con su propio todo y le dan sentido de totalidad,
a ese circulito que estoy marcando allí para después ver cómo se relaciona cada circulito con el
otro y hacer un circulote que daría cuenta de la totalidad de la realidad social en esencia. Es por
allí donde adquiere significado eso que estamos llamando análisis.
Análisis es, desagregar, ver en sus partes, hacer discernible, entendible, lo que en apariencia no
es visible ni es entendible. Análisis significa meterse, hurgar la realidad más allá de las simples
apariencias, más allá de lo que se nos aparece a simple vista, más allá de lo que nos es
evidente. ¿Cuál sería la evidencia de que los que estamos aquí realmente estamos aquí? Bueno,
un conjunto de gente que está allí sentada y otra gente que está hablando, y otra que me está
acompañando; alguien que se asomara por esa puerta o aquella ventana, ¿qué es lo que vería?.
Vería a un montón de gente, a un gentío que está allí sentado, no sabría decir más nada, aunque,
a lo sumo, podría decir que allí hay una reunión, porque las ve reunidas; pero si entra al salón y
se detiene, al posar la mirada por diversos aspectos de este salón y se detiene en cada persona
puede irse formando criterios de que las personas no son iguales, no es un bojote de gente, sino
que son personas con características distintas, primero se dará cuenta de las vestimentas de cada
uno, los colores, por ejemplo, y entonces comienza a ver las diferencias para luego entonces ver
más detenidamente a través de la conversación con cada uno o con una muestra representativa de
los que estamos aquí, primero, para saber que pasa, por qué estamos aquí, de qué tipo de reunión
se trata, ver qué pensamos, qué sentimos, qué queremos cada uno de nosotros y esa profundiza-
ción nos lleva a dar cuenta de que detrás de las apariencias hay una infinidad por decirlo así de
espesores; la realidad es muy profunda, tiene muchos espesores y dar cuenta de esos espesores y
las diferencias que hay entre diversos tipos de espesor, hay espesores que son más densos que
otros, hay espesores que son más o menos claros, hay espesores que son muy oscuros pero que
tienen también sus propias determinantes y, dar cuenta de esas determinantes que no se ven a
simple vista es, adoptar por lo menos en términos genéricos una posición o posicionalidad
analítica, análisis en fin de cuentas quiere decir pensar relacionalmente.
Si yo me quedo en lo evidente no pienso, sólo veo, observo y la observación bueno ya me
imagino que algo les habrán dicho de que la categoría básica fundamental de la ciencia moderna,
de la ciencia clásica la cual ya conocemos, de la ciencia experimental en su método hipotético
deductivo es ver cosas; pero también además si asumimos que los sujetos sociales no sólo
tenemos un sentido el de la observación, sino que tenemos muchos más, debemos decir también
que hay una base de los análisis, de las posicionalidades reflexivas pensantes que no se basan
solamente y exclusivamente en la observación, en lo que yo veo, la mirada engaña, la
observación puede engañar a la gente; también puedo escuchar y la escucha es una dimensión
más de la realidad; por lo demás es la categoría básica fundamental del sicoanálisis.
Pero además de ver y escuchar está el sentir; con mis sensorios también puedo captar
dimensiones de la realidad. Un ejemplo clásico es la creencia popular generalizada, con la cual
por lo demás yo también creo que es cierto, que la mujer tiene una ventaja sobre el hombre
porque tiene mucha intuición, la intuición es una característica que se le asigna a las mujeres y
entre esos estereotipos al hombre se le asigna la capacidad de ser más racional más frío, pero
resulta que si superamos esos esquemas más bien podemos darnos cuenta de que, tanto los
hombres como las mujeres tenemos esas mismas ventajas; hay hombres que no somos, para no
excluirme porque acepto mi limitación, intuitivos, pero hay muchos hombres que son intuitivos
y sensibles además, con alta capacidad de intuición al igual que la mujer; éstas son dimensiones
del análisis.
Análisis no es sólo intelectualizar, es también dejar suelta la imaginación y decir cosas y hablar,
pero no sólo hablar por hablar, sino que el análisis tiene una base que pasa por muchos sentidos
y que en la medida en que afinemos esos sentidos estaremos en mayor capacidad de hacer
análisis más integrales, más interesantes, más bonitos si se quiere, y en el asunto de los sentidos
me quedo con los del oído la escucha, pero sentidos hay no sólo cinco que siempre decimos que
tienen los humanos, sino que los seres humanos tenemos más de quince sentidos que nunca
trabajamos, nos hemos quedado con la idea de que sólo cinco sentidos tenemos y ya, pero resulta
que tenemos muchos más. Uno de ellos es el sentido del equilibrio, ¿qué es lo que me hace a mí
estar de pie y no caerme?. El sentido de saber dónde tengo localizados los órganos: yo sé donde
está el hígado, sentido de ubicación hacia adentro y así podríamos seguir mencionando una serie
de sentidos que nosotros no nos preocupamos, porque no nos lo han enseñado, por desarrollar,
pero que, en este deseo de especular sobre la categoría de análisis, serían dimensiones que están
por ser explotadas para el desarrollo de nuestras propias capacidades; eso quiere decir que si
tenemos más de quince sentidos y sólo utilizamos cinco entonces estamos demasiado
incompletos (subutilizados), demasiado improductivos nosotros mismos porque no estamos
utilizando todas las capacidades que tenemos. He allí un reto o una vía de análisis sobre el
propio análisis.
Entonces si análisis se relaciona con ciencia, lo que podríamos decir es que hay análisis que son
científicos y otros análisis que no son científicos; una persona puede ser muy analítica pero no es
científica porque no ha estudiado, y efectivamente es así. Pero también puede, y de hecho los
hay en cantidades inimaginables, científicos que de analistas no tienen nada porque son unos
repetidores incansables de los refritos que otros repetidores han hecho anteriormente...
Cuando tratamos de definir ciencia pensamos o en un conjunto de actores o sujetos que están
capacitados para desarrollar ciertos procedimientos lógicos que les permite decir que lo que ellos
producen como conocimiento es conocimiento válido y quien produce conocimiento que no sea
a través de esos procedimientos que aquéllos consideran científicos no es un conocimiento
científico porque no sigue las reglas, las normas, los procesos o los procedimientos establecidos
como "científicos" aunque después digamos que eso no sirva para nada, que es uno de los mitos
que hemos asimilado, pero eso es otro problema.
La pregunta entonces es ¿cuáles son esos procedimientos para que, aplicados en una perspectiva,
los resultados que me den esos resultados se consideren resultados científicamente válidos;
mientras que el otro conocimiento que no se atiene a esas normas es un conocimiento no
científico, por lo tanto no válido y no sirve para nada, lo cual no es cierto tampoco.
Entonces si pensamos que la ciencia es una práctica social que está centrada en determinados
procedimientos, métodos formas de hacer, entonces uno se pregunta si hay un procedimiento que
me podría llevar desde este punto de partida, situación inicial u hora determinada y aplicado un
procedimiento “x” y si me atengo a esa norma su cumplimiento estricto me va a llevar a una
situación final, a otra situación que yo considero que es científica; es decir, estoy haciendo
ciencia porque cumplo las reglas del método científico. Podríamos decir que formalmente,
esquemáticamente eso es cierto, pero la pregunta viene y dice: producir conocimiento científico
para qué, para dónde me lleva ese conocimiento científico, de qué me sirve, a quién le sirve y
también el por qué hacer eso, porque tiene que haber una razón por la cual yo aplique o asuma
ese procedimiento científico y si no me da la gana hacerlo entonces no soy científico
supuestamente, pero a lo mejor soy más científico que otro al negarme a seguir haciendo eso que
la gran mayoría de los científicos asumen como lo que es normal: reiterando, dogmando,
doctrinando eso que se llaman LAS reglas del método científico.
Este conjunto de preguntas son las que tenemos que responder a cada momento, y en la medida
en que nos hagamos esas preguntas del qué, cómo, cuándo, para dónde, con quién, por qué, para
qué, para quién producir conocimiento, hacer ciencia, en esa medida estamos trabajando en
definir en la práctica social nuevas formas de hacer las cosas, nuevas formas de relacionarnos
con la realidad y con eso estoy construyendo una nueva ciencia; ya ven que mi enfoque no es un
enfoque intelectualista, racionalista, sino es un enfoque integral y en el sentido de que además de
intelectual es vivencial, quien no vive existencialmente eso que llamamos ciencia no puede ser
un buen científico.
Pasando el ejemplo al trabajo social quien no siente, quien no quiere ser trabajador social y
asumirse como trabajador social con todas las limitaciones y las virtudes que el trabajo social
tenga no llegaremos a ser nunca un trabajador social científico, un trabajador social sabio,
prudente, un buen trabajador social; seremos un trabajador social portador de un titulillo que
anda por allí, que se vende en el mercado porque ese titulillo nos va a permitir insertarnos
laboralmente y ganarnos la vida en eso que llamamos trabajo social, pero más nada.
Por supuesto que llegar a ser eso, ese es su reto, están entrando a una carrera que esperamos los
va a capacitar en esta dimensión que yo les estoy señalando, digo esperamos porque el futuro
uno no lo puede asegurar, aparte de que en esta Escuela pensamos distinto y hay quienes asumen
el trabajo social en esos términos del título sin sujeto y hay otros que asumimos el trabajo social
como sujetos aunque no tengamos títulos por decirlo de esa manera, o sea que el título es lo de
menos, lo que importa es encarnar y testimoniar, construir e innovar una práctica nueva que se
llama trabajo social o a lo mejor se llamará de otra forma, porque el cambio de nombre también
estaría planteado.
Si cambia la realidad por qué no van a cambiar las prácticas sociales (científicas, políticas,
ideológicas, culturales, religiosas, sexuales...los nombres, las formas y los contenidos de las
cosas, de las imágenes que nos inventamos). Así como en los años ‘60 se cambió el nombre de
servicio social por el de trabajo social porque la realidad determinó que podría ser un nombre
más adecuado, por qué no pensar 30 o 40 años después, en una situación de larga transición no
resuelta para Venezuela y el tercer mundo que está en crisis sistémica de largo plazo, que se
requiere UN NUEVO TRABAJO SOCIAL, que no es éste que estamos viviendo ahora ni el que
están ustedes conociendo ahora, pero eso les tocará a ustedes decidir si son capaces de construir
un nuevo trabajo social, sentar las líneas para construir un nuevo trabajo social o seguir
reproduciendo lo que hasta ahora conocemos como trabajo social que todavía contiene mucho de
servicio social, mucho más de lo que nosotros, los de la vieja y nueva guardia, estaríamos
dispuestos a aceptar con valentía.
Esto es lo que llamamos análisis, análisis que no tiene sentido sino es a partir de esta dimensión
política, ideológica y subjetiva; el análisis es político o no es análisis porque de lo que se trata
con el análisis es de contribuir, y digo contribuir en forma genérica: puede ser contribuir con los
políticos, contribuir con los partidos políticos, contribuir con los burócratas de la administración
pública sean éstos trabajadores sociales y no trabajadores sociales, contribuir con los municipios,
contribuir con la gente de los barrios, contribuir con la gente de las comunidades, etc. etc. es
contribuir, aportar soluciones a los problemas...
Análisis que no termina aportando soluciones (eficientes, eficaces, efectivas mas no normativas
del tipo eclesial del “haced lo que yo digo mas no lo que yo hago” ni intelectualistas del tipo de
lo que debe o debería ser como ideal deducido de la doctrina social de la que se parte como
norma conducente a la instauración de los cielos en la tierra: el bienestar social y la seguridad
social universal) no es análisis y cuando digo soluciones también digo resoluciones, porque son
soluciones que se hacen sobre soluciones que anteriormente se hicieron, con lo cual entonces
aportamos la idea de que las soluciones no se dan de una vez y para siempre, sino que toda
solución queda sometida, de hecho, a la crítica-autocrítica, al replanteamiento, a la resolución, lo
cual quiere decir que los productos de los análisis son siempre efímeros, que las (re)soluciones
que construimos o establecemos para un determinado momento ya no son ni sirven para otro
momento ni para otra dimensión en el mismo momento; las (re)soluciones que adoptamos y
significamos aquí, en este momento, en esta aula, no serán las mismas que se toman en aquella
otra aula, aunque estemos en el mismo tiempo y en el mismo espacio porque los problemas son
distintos, las situaciones son distintas porque las percepciones, sensaciones, representaciones y
pensamientos individuales y colectivos (intersubjetivos) cambian.
Entonces análisis y ciencia son ejes fundamentales y tratando de bajar a un nivel más operativo
cuando decimos política, no solamente señalamos la política como la práctica de construir
mundos, realidades teniendo en perspectiva el corto mediano y el largo plazo, sino además el
cómo hacer política y el cómo lo conceptuamos con la categoría de eso que llamamos
planificación, ya tendrán ustedes la oportunidad de hacer desarrollos en esa área.
Es decir, la política responde a la pregunta del qué hacer y la planificación respondiendo al cómo
hacer, o sea que la planificación en mi planteamiento no es un simple instrumento técnico que se
utiliza para la derecha y para la izquierda, no existe planificación real si no está articulada a una
concepción política, o sea, que la planificación es política o no es planificación. Igual es con los
demás ámbitos, no hay ciencia si no hay ciencia articulada a una política que le dé
direccionalidad, que le dé orientación, que fundamente el por qué se hace ciencia, el para qué, el
cuándo, a dónde, con quién, para quién se hace ciencia y eso es adoptar una dimensión política,
aparte, por supuesto, de la dimensión técnica que es la experticia, la experiencia del experto, que
cada uno de nosotros debe construirse para ser eficientes, eficaces, efectivos como trabajador
social.
Un político puede estar muy bien capacitado, pero si no tiene experticia técnica es un mal
político y el técnico (trabajador[a] social inclusive) que se queda en la técnica sólo podrá llegar a
ser un eficiente operador de planes de política, programas y proyectos pero nunca podrá siquiera
pensar la política porque se queda en lo técnico y reduce todo a la tecnología de la ejecución
(hago efectiva y eficientemente lo que se me solicita u ordena. A más B es igual a C, y punto),
cuando la realidad nos está siempre diciendo que necesitamos enfoques integrales, integrar lo
político a lo científico y lo científico a lo técnico y lo técnico a lo ideológico a lo social a lo
vivencial, a lo existencial, si no entonces nos quedamos en la parcela, en los análisis parciales,
cerrados, en las áreas de coto.
Ahora bien, recientemente, desde hace algunos años, el trabajo social viene postulando que uno
de sus roles es el de analista de política social, así como el de gerente social, el de planificador
social, el de dinamizador de procesos locales, familiares, etc. etc.
Algunas veces, no sólo en Venezuela sino también en otros países de América Latina, se ha
llegado a postular y recientemente se hizo esta afirmación en el III Congreso Venezolano de
Trabajo Social que se realizó en Aragua en marzo de 1997, que el trabajador social “ES” el
gerente social “POR EXCELENCIA”, que es el gerente social “POR DEFINICIÓN”, y que el
trabajador social es, por excelencia y por definición, el planificador y, por lo tanto, el analista de
política social.
La realidad ha demostrado que eso no es cierto y cuando eso se afirmó la realidad estaba
demostrando que no era cierto porque si el análisis, la política, la planificación son parte integral
de eso que llamamos ciencia, científico no es sólo el trabajador social, hay muchos científicos
sociales; incluso más adelante veremos si el trabajador social es un científico o no, o qué tipo de
científico es o qué calidad o qué nivel de cientificidad tiene el trabajador social, si es que tiene
alguna, porque en las ciencias no hay propiedad privada para decir que esta tajada del pastel
social es propiedad del trabajo social, esta tajada es del sicólogo, aquélla del sociólogo, etc.
Ciertamente hay ámbitos específicos, especialidad que sólo el sicólogo está entrenado para
abordar, el siquiatra también; pero eso no quiere decir que el ámbito del sicólogo o del siquiatra
sea una cosa pura en el cual nadie se puede meter y eso no es cierto tampoco.
Como ni en la ciencia ni en la realidad del conocimiento social hay propiedad privada de nada
(excepción hecha por las patentes y la propiedad intelectual de las innovaciones tecnológicas),
entonces no podemos afirmar que trabajo social es por excelencia ni por definición ni analista, ni
científico, es sí un gerente entre muchos, es un planificador entre muchos planificadores y
analista entre muchos analistas y son analistas los sociólogos, sicólogos, antropólogos, etc. etc.
Cuando decimos que el ámbito, el objeto empírico que le da sentido a la existencia del trabajo
social es la política social; tampoco la política social es un ámbito exclusivo del trabajo social
aunque haya algunos trabajadores sociales muchos o pocos que se creen ese cuento sin ser cierto;
el ámbito de la política social es objeto (“sistema sistémico”?) de análisis, estudio e intervención
de muchos profesionales de todos los científicos sociales hasta de los que no son científicos
sociales como los ingenieros, los biólogos, los físicos, etc.
O sea que, nos guste o no nos guste a los trabajadores sociales, el ámbito de la política social es
un objeto de intervención y estudio compartido con otras prácticas profesionales distintas a las
del trabajo social. Ahora bien, ¿dónde cabe el trabajo social dentro de esa trama? Ya esto es otra
cuestión.
Otra cosa es que los trabajadores sociales nos preguntemos el qué, cómo, cuándo, a dónde, por
qué, para quién de nuestra forma particular de ejercer la práctica social que llamamos trabajo
social; cómo el trabajador social logra a través de responderse sus propias preguntas, encontrar
una ubicación y no sólo encontrarla porque ésta esté dada de una vez y para siempre, sino, que la
construya y que construya y signifique su propio espacio en la vida, al igual que cada uno de
nosotros, quienes desde que nacemos estamos intentando construirnos un espacio en la vida, ser
algo en la vida, construir nuestra propia ubicación social, nuestro propio sentido de existencia
como ser humano activo, decidido, dinamizante y no ese pasivo que está allí llevado como el
camarón por la corriente. Aquí hay muchos trabajadores sociales que pensamos así pero hay
otros que no.
Entonces uno de los retos es competir en ese espacio que llamamos política social, mediado por
el mercado, con otros profesionales, otros cientistas que tienen otras formaciones y
deformaciones que pueden ser mejor o peor que las impartidas en las escuelas de trabajo social,
pero en todo caso, distintas.
Cuando decimos que el rol del trabajador social es el de planificador, entonces okey digo yo,
bueno, suponiendo que efectivamente el trabajador social es planificador o, mejor dicho, no es;
está queriendo o está siendo planificador ya que esta idea da cuenta de que se trata de un proceso
que, por lo tanto, no es estático; afirmar que el trabajador social es, es mentira, no es, está siendo
o quiere ser pero no es (¿es lo que no es? That’s the question); igual que los roles; los roles no
existen allí por decreto o porque el plan de estudios los postula como imágenes objetivo, como
utopías concretas sólo posible de encarnar en el mediano y el largo plazo, como durante la
Reconceptualización, cuando se decretó que el neonato trabajo social de hace treinta años era
científico. No lo era porque muchos de nosotros no estábamos viviendo el trabajo social de esa
manera, al igual que ahora, 30 años después, no se están encarnando los nuevos roles, papeles o
funciones o el nuevo perfil profesional (profesiográfico si reducimos dicho perfil a la aplicación
formal de propuestas curriculares academicistas y metodologicistas) del trabajo social.
Las funciones o roles no se decretan; se van viviendo, pensando, sintiendo, construyendo y
resignificando en el día a día en los diversos ámbitos y momentos de las propias construcciones
de mundos.
Para que lleguemos a ser verdaderos gerentes, verdaderos planificadores, verdaderos analistas
pasarán diez, quince o veinte años mínimos, aunque, si trabajáramos sostenidamente a partir de
este momento, así, con todas las baterías puestas y sin aflojar un medio en el esfuerzo, vamos a
espacios de planificación, espacios de gerencia, espacios de terapeutas sociales, etc. y así toda
una estrategia política que vaya midiéndose año a año y vamos ganando espacio y vamos
creando imagen etc., así podríamos llegar a concretar esa situación utópica tal vez en diez o
quince años; ya no en veinte; pero como la cosa no es así porque no todos creemos en eso ni
estamos convencidos con el nuevo plan de estudios y hay demasiados obstáculos organizaciona-
les pero fundamentalmente sicoafectivos que bloquean nuestra producción intelectual y por lo
tanto la implementación de esto de los roles de trabajo social en esta Escuela y en el trabajo
social en general; entonces prevemos que el tiempo para llegar a ser (porque hemos cumplido
con el querer llegar a ser), a ganarnos un espacio indiscutido, encaramándose en una tarima
como de esta altura y decir: !nosotros somos gerentes sociales porque soy gallo en este patio!
pasarán entonces más de 10 años.
Si será menor el tiempo, yo creo que buena parte de la responsabilidad y del trabajo lo tienen
ustedes los estudiantes que son las nuevas generaciones que, esperamos, tendrán que desarrollar
sus propias potencialidades para comenzar desde ya a construirse una mentalidad distinta, una
decisión distinta con el afán de obligar a esta Escuela y a nosotros los profesores para que
cumplamos efectivamente con las expectativas que se les han abierto y las promesas que les
hemos hecho y les demos lo que efectivamente tenemos que darles si somos consecuentes con el
nuevo plan de estudio y no estar jugando al doble ni al triple discurso.
Son ustedes los responsables, les guste o no les guste; cinco años tienen para imprimirle una
huella a esta Escuela y esa huella quedará plasmada en el sentido de cuánto logran ustedes hacer
que esta Escuela avance en ENCARNAR, no sólo simplemente implementar un plan de
estudios porque hay que implementarlo, ya que es lo que se está haciendo con una visión de
mundo aparencialmente posmoderna pero esencialmente de corte realista-concretista y
conservadora-pesimista.
Según esta singular ideología, como fatalmente tenemos que ir hacia el futuro, mejor dicho,
como ineluctablemente el futuro –liberado amenazadoramente ya de las necesarias fuerzas de
contención moral, intelectual y política- se nos ha venido encima de manera tan arrolladora y
brutal, al igual que lo fue el Progreso de la Modernidad con la sociedad tradicional, y no
tenemos más opción que enfrentarlo a pesar de no querer hacerlo y mediando las añoranzas del
pasado tranquilo y cierto, entonces, “a como nos vaya yendo vamos viendo” porque “en el
camino arreglaremos las cargas” (esto es, cuando llega el momento de impartir los cursos
nuevos, hasta ese momento o un “poquitico” antes, comenzamos a elaborar los programas
respectivos con privilegio para las versiones más eclécticas y menos fundamentadas y
epistemologizadas a las cuales se vienen denominando eufemísticamente programas de contin-
gencia en ausencia de ciertas capacidades intelectuales, caracterológicas y organizacionales y en
detrimento de los programas estructurales o sistémicos de dichos cursos que debieran tener pers-
pectivas de mayor aliento y que la Escuela de Trabajo Social no está en condiciones de imple-
mentar en coherencia y en consistencia con una reforma curricular la cual, en ausencia de un
inclusivo proyecto político-académico, se ha venido transustanciando de manera perversa en una
verdadera CONTRARREFORMA CURRICULAR posmodernamente conservadora,
principista o fundamentalista); esto por cuanto “debemos tener sumo cuidado” ya que “todo paso
adelante puede significar un salto al vacío”, y, para ocultarnos el miedo que produce el miedo de
tener miedo y, a partir de él, de tener miedo al cambio y al cambio mismo, de tener miedo a la
libertad (Fromm) y a la libertad misma, en fin, a lo inédito viable por más simple que éste sea
(¡Ay, Paulo Freire, no te preocupés que tus ideas siguen floreciendo en otros lares!), y para
ocultar este patético bloqueo a la transformación personal y societal, a la autonomización del ser
y del ser social, se autoengañan pretendiendo engañar al otro cuando proclaman, a los cuatro
vientos y con más altavoz cuanto menos se lo creen ellos mismos, que “¡¡EL MIEDO ES
LIBRE!!”, es decir, que TODOS somos esclavos del miedo por el miedo mismo el cual,
transustanciado en esencia teologal por ese mismo hecho, nos deberá mantener dentro de la
Escuela de Trabajo Social en el punto cero del equilibrio estático que le es inmanente a un
singular presente que es eternizado al margen de toda crisis societal, sistémica, civilizatoria.
La “lógica” de esta lógica perversa, es su imposición absolutista ya no sólo para los que la
encarnan, sino, para todos aquellos a quienes éstos pretenden obligar a tener miedo y, peor aún, a
tenerle miedo al miedo, por mecanismos obvios y por lo tanto, a veces grotescos y a veces
brutales, de los juegos del Poder el cual no se ha posmodernizado como lo demuestra, por un
lado, la geopolítica de una globalización sin contrapartidas particularistas ni singularistas y, por
otro, la microfísica del poder (Foucault), la seducción de la pequeña política y el poder
destructivo de la pequeñez de espíritu de los políticos (académicos inclusive) que reducen la gran
política a la artimaña sin arte ni artesanía y sin contrapartida de proyectos curriculares ética,
lógica, técnica y políticamente defendibles en escuelas de trabajo social como la que vivimos y
sufrimos, queremos y odiamos mediados-mediatizados por estructuras universitarias de corte
napoleónico.
Recapitulando, se nos quiere obligar a asumir como real y, por lo tanto, real en sus
consecuencias (Teorema de Thomas), la aporía, el sofisma posmoderno de los nuevos
fundamentalistas neoconservadores (como otrora los premodernos y los modernos conservadores
resistentes al cambio societal) de que “SOLO Y EXCLUSIVAMENTE EL NO-CAMINAR EL NO-
CAMINO QUE NO SE HACE AL NO-ANDAR ES LO QUE NO-PERMITE NI A LOS NO-
UNOS NI A LOS NO-OTROS NO-IMAGINAR Y NO-CONSTRUIR EL NO-FUTURO, LA
NO-LIBERTAD Y LA NO-DEMOCRACIA EN VIRTUD DE LO CUAL NOS NO-
MENTENDRÁ NO-ASEGURADOS EN LA NO-TRANQUILA NO-NADA DE LA NO-
CREACIÓN NO-CELESTIAL DE QUE MÁS NO-VALE LO NO-MALO Y LO NO-
CONOCIDO QUE LO NO-BUENO POR NO-CONOCER...”.
¿Cómo traducir esta obligación -que para algunos en esta Escuela es vivida como un goce
inefable pero con consecuencias nefastas para el crecimiento y potenciación de la ética del deseo
de conocer, saber, convivenciar y de ir al encuentro de los retos que la sociedad venezolana nos
está demandando desde que en 1983 se devaluó el bolívar y continuó con el Caracazo y continúa
con la discapacidad de gobernación innegable de la clase política y gobernante desde 1958?
Bueno, allí les dejo ese su reto. Cuentan con cinco años para resolverlo.
Lo cierto del caso es que volviendo a la problemática del análisis entonces; nosotros tradicio-
nalmente no hemos sido analistas, ni lo somos actualmente, queremos serlo, eso es otra cosa y se
lo estamos diciendo a ustedes, queremos serlo, pero entonces hay un espacio en la sociedad que
se llama mercado, es decir, hay una compra y venta de fuerza de trabajo y allí es donde vamos a
competir con otros profesionales cuyas profesiones sí tienen tradición analítica: sociólogos,
politólogos, economistas que sí tienen experticia en el análisis político, de la política y de las
políticas sociales, económicas y culturales, ecológicas, etc. y nos llevan cualquier cantidad de
años: 20, 30, 50 años; con ellos vamos a competir, cuál es la dificultad? la que tiene cualquier
ser humano humilde, sencillo que se inserta en una determinada realidad y tiene que competir
con los viejos, con los gallos de cada corral y éstos, por supuesto, conocen mucho más por
dónde meterse, cómo mantenerse, cómo ampliar sus esferas de influencia y cómo expulsar al
neófito; entonces la lucha, la competencia es deficitaria para el nuevo que no tiene experiencia y
hay que “fajarse” a construir ese espacio; así es como yo entiendo los roles del (de la)
trabajador(a) social (los del trabajo social me parece que tienen otros niveles y sentidos); no son
algo dado como he escuchado en algunas de las conferencias que les han dado a ustedes aquí: el
trabajador social ES el gerente, no, no es, nosotros no hemos sido nada de eso, queremos serlo,
por lo menos algunos de los que estamos en esta Escuela queremos serlo pero no podemos por
falta de capacidades y, otros, no teniendo capacidades lo son gracias al aparataje burocrático
oficial y civil, no todos, lo quieren porque no pueden tampoco, pero hay que empujar, como dice
el dicho ir arreando con el ganado que tenemos y esperar que cada quien dé lo mejor que pueda
al nivel que sea; pero ustedes son los que están obligados a confrontar a los docentes en sus
clases, en las instancias departamentales, en el Consejo de Escuela, la Dirección, la Coordinación
académica, la Coordinación de Año, al nivel que sea de esta Escuela y elaborar una estrategia de
cómo ustedes en estos cinco años se aseguren las mejores condiciones que ustedes crean que
deben tener para salir bien calificados; porque si ustedes esperan que esta Escuela les dé así
como el bautizo, el agua bendita y le ponen el nombre y tú te vas a llamar trabajador social y ya;
no, ustedes tienen que ganarse el título y si quieren llegar a ser competitivos en el mercado de
trabajo tienen que obligar a esta Escuela que les dé el mejor y el máximo conocimiento y obligar
a cada uno de los profesores a que les demos efectivamente lo que ustedes necesitan y lo que los
planes de estudio dicen y más todavía; sólo así veo yo la posibilidad de que esta Escuela en
algún momento en el siglo XXI pueda estar en una mejor condición de la que está actualmente.
Bueno, lo que también es derivado de todo esto que les he hablado es que yo no concibo el
análisis sin la crítica; todo análisis para que sea análisis tiene que ser crítico, y yo no creo en la
crítica por la crítica, sino que creo en la crítica fundamentada en la autocrítica que es testimonial.
Entonces tenemos que ser autocríticos, individualmente y hacernos cotidianamente el examen de
conciencia de si todos los días estamos cumpliendo con lo que tenemos que hacer: ustedes en
este caso, qué están haciendo día a día para ser buenos estudiantes?, preparándose para ser
buenos trabajadores sociales y eventualmente buenos científicos sociales; porque el título de
científicos no se gana por el sólo hecho de sacar un título de trabajo social, el trabajo de
científico se gana además del título de trabajo social, hay que ser autocrítico entonces y ser
autocríticos nos lleva también a mantener esa actitud, digámoslo así, de reserva constante no con
lo que está sucediendo, mejor dicho, de estar alertas con lo que cotidianamente se está haciendo
en esta Escuela, en la profesión, en la ciencia social, en la universidad, en el país.
Ya tendrán tiempo entonces de identificar en esta Escuela y en la profesión dónde están los
nudos críticos que obstaculizan, obstruyen el avance del nuevo plan de estudio.
Para terminar tengo un ejemplo, pueden ser 2 ó 3: En abril de este año 1997 se presentó una tesis
de trabajo social, una tesis que fue malita, tan mala que se le puso un aceptable además de las
observaciones que tenía que recogerse, que se le hicieron pero ese trabajo versó sobre el gerente
social, el trabajador social como gerente social; hicieron un sondeo, unas entrevistas en un
conjunto de instituciones y entrevistaron a trabajadores sociales ocupados en puestos de
gerencia.
De un conjunto de 24 instituciones y de un conjunto global de 250 personas algo así, se
estableció el siguiente cuadro que da cuenta, de que si bien esta es una muestra estadísticamente
no representativa, porque uno puede decir, bueno, ésta no es la situación del trabajador social en
general, pero sí apunta, da cuenta de un síntoma de que hay algo que está mal en el trabajo
social, o mal en los trabajadores sociales, pero que en todo caso abre una vía de análisis, de
estudio.
Son 245 trabajadores sociales de los cuales sólo 11 trabajadores sociales ocupan puestos de
gerencia y son gerencias como decir jefes de oficinas, les leo los títulos de los puestos: jefe de
seguros laborales, jefe de atención social, jefe de división de atención social, jefe de división de
desarrollo social, jefe de división administrativa en una institución, jefe de una división de
adiestramiento, jefe de división de bienestar social, jefe de departamento de trabajo social,
coordinador de oficina de planificación, coordinación de comisión nacional…

Pregunta inaudible:
César. Reconstruir el espacio en el cual nos desenvolvemos, junto a este espacio pues entonces
plantear cuál es el espacio en la sociedad y en esta sociedad es donde actúa el trabajador social
como tal. El trabajador social planteándose un qué hacer?, es decir, que la acción profesional no
es un caso del azar es todo un conjunto de intención para modificar algo, para influir y para tener
un impacto en una sociedad determinada; para que ese impacto sea valedero el investigador
social el sujeto de acción debe planificar, es decir, debe articular sus recursos, sus acciones,
digamos que eso es lo que debe hacer en tanto reflexión. Como tal ¿dónde se presenta esa
acción? Se presenta compitiendo con otros profesionales que tienen estas mismas facultades, que
tienen las mismas habilidades o que tienen otras superiores o por debajo pero en dónde? en un
mercado de trabajo. En un mercado de trabajo donde Uds., se presentarán en 5 ó 6 años,
depende de su rendimiento.
En tanto que las fuerzas y los recursos humanos...

Pregunta inaudible.
César: Es algo que no necesariamente digamos está afuera, es un objetivo, un problema, la gente
lo está viendo desde el punto de vista subjetivo no? de que todo análisis requiere partir de un
problema, de una problematización de algo, ya sea hacia adentro del trabajo social o hacia
adentro de la profesión o a través o adentro de la sociedad, porque estamos siempre adentro de
una sociedad no hay nada que esté fuera de la sociedad (la idea misma de dios está socialmente
determinada, las motivaciones tienen un origen social), entonces con base en la
problematización, construimos un problema: ¿cómo aportar soluciones a ese problema y que
además sean soluciones viables, creíbles, pueden ser soluciones muy bien hechas con una gran
cientificidad, pero no son creíbles. O sea, que la aventura del análisis, la exploración, el
descubrimiento que implica hacer análisis tiene que complementarse necesariamente con una
fundamentación, con una justificación de las contribuciones que estamos aportando para que
sean creíbles y allí es donde entra la competencia con los otros profesionales, ¿quién convence
mejor a quienes tienen que tomar las decisiones?, el sicólogo, el siquiatra, el trabajador social,
cuál? Es necesario desarrollar una capacidad de convencimiento para que las decisiones de los
decidores sean no sólo óptimas sino adecuadas al sentido de las demandas sociales pues sólo
quienes sufren saben dónde duele el zapato.

Cómo se vincularía en este ejercicio la intencionalidad profesional...


¿Cómo se articula?

Freddy: .................................... política social, en este caso el trabajador social,... inaudible.


César: no tiene solución, por ahora; en algún momento la tendrá, pero esa disyuntiva los
científicos sociales y el poder político, los científicos sociales, los planificadores, los reales
planificadores han encontrado como el chance, porque el aporte de las soluciones no es
necesariamente asumir el poder político porque tienen que decidir, hay una distancia entre los
planificadores, analistas que no tienen poder político pero que sí tienen poder de convicción y
poder de fundamentación para, de alguna manera, elaborar estrategias comunicacionales, niveles
de influencia que les permitan entonces hacer que los políticos o determinados políticos crean en
ese tipo de soluciones, pero evidentemente....................... ya hay un ..................... de
plantearlo, analistas,
científicos ................................................. ............................................................. en la
discusión, en la evaluación vamos adquiriendo niveles de independencia y se van introduciendo
cambios que no dependen de la voluntad individual ni de la colectiva.

Hay una la distancia entre lo que yo pienso, las ideas, los deseos y los planes que se derivan de
éstos y otra cosa es lo que resulta de esos planes, de esas resoluciones y eso es lo que hace que la
realidad nunca llegue a un punto de cierre...

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