Durkheim FCU 135

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SON NEE 135 SERVICIO DE DOCUMENTACION EN CIENCIAS SOCIALES [ E, DURKHEIM LOS HECHOS SOCIALES FUNDACION DE CULTURA UNIVERSITARIA E, DURKHEIM LOS: HECHOS SOCIALES % (Todo de “Las Regus del Método Soctolégien”; ‘ltorial Dédalo, segunda edilén, 1950) PREFACIO DE LA SEGUNDA EDICION La primera edicién de este libro, promovié controversias bastanta vivas. ‘Come desconcertadas, las ideas corrientes resistieron en un principio de una ‘manera tan enérgica, que casi nos fue imposible hacemos entender. Sobre., agoellos mismos puntos en que nos habfamos explicado de la manera més. explicita, se nos achacé gratuitamente opiniones que riada tenfan de comin on las tuectras, y aa ereyé refutaros al refitaria. Aun cuando afiisSbe- de-restaurar, en contra nuestra, procedimientos | ‘que se po- fan creer definitivemente degaparecidos. Se nos iopuid, en clea, canes opiniones por nosotros nunca sostenidas, con el pretexto-de que estaban’ “Conformes con nuestros, principios”. La experieneis, sav embargo, habla evidenciado todos 1os.’peligros de aquel método que, permitiendo construir arbitrarlamente los sistemas que se discuten, permite también triunfar de ellos ‘sin mucha pena, No creemos pecar de exagerados si afirmamos que las resistencias dismni- nuyeron progresivamente. Sin duda, ‘no se admiten atin todas nuestras propo- siciones, Pero no nos admiramos ni quejamos de estas saludables disputas; es, evidente, en efecto, que nuestras f6rmulas estén destinadas’a ser reforzadan, en el porvenir. Resumen’ de una préctica personal forzosamente limitada, eberdn evolucionsr necesariamente a medida que vaya adquifendo unk ‘experiencia més extensa ¥ profunda de la realidad social. Ademés, el método sélo Jos métodos cambian a medida que la ciencia Es evidente que en estos Ultimos dfios, oposicion éncontrada, 1a causa de la sociologfs objetiva, espectfica y metédics, ha ido ganando terreno sin interrupei6n. La fundadién de L’Année Sociologique contribuyé en. mucho a este resultado. Por abrazar todo el dominio de la clencia, L’Année, mejor que ninguna obra especial, pudo dar una idea de lo que la sociologfa debe y puede devenir. De esta manera se ha podido ver que 1s sociologfano estaba condenade a ser una rama de la flosofia general, y que, de otra parte, podia entrar en contacto: con el detalle de los hechos sin. ‘en pura erudicién. Aprovechamos esta ocasién para rendir home- naje —homensje siempre pélido— a ls actividad y desinterés de nuestros cole- boradores; gracias a ellos se pudo intent y continuar esta demostzacién por ‘hecho, Sin embargo, por reales av san eta progres, e inducible qu los errores y s no desaparecieron por completo. Por esto cTuscemos qarovedhay efva segunda edeioa pers ated cigunas exploactonas las ya dadas, responder a ciertas eriticas y aportar algunas precisiones sobre algunos puntos. I Nuestra i que los hechos sociales tratados como “cosas! si6n que constituye Ia base de mi método=, e3, qutz4, la ‘ie éncontzé entre todas, la mayor oposicin. Se ha considerado paradéjico @ indigno que asimiléramos las realidades del mundo social a las realidades del mundo exteriot, 7. Sin embargo, todo esto éra un simple equivoco sobre el sentido y alcance | de esta asimilacién, cuyo objeto no es rebajar las formas superiores del ser a Jas formas inferiores, sino por el contrario, teivindicar pera las primeras un grado de realidad por lo menos igual’ a aquél que todo el mundo reconoce a Jas segundas. Nosotros no decimos, en efecto, que los hechos sociales son cosa? La cosa se opone a como'lo. que se conoce Seen cat exteriormente de lo que's® conove interiormente. Es cosa todo objeto de Seep Ss cen compen i go lo de Io tna adecuada por un simple procedinniento Ce andliste-mentals todo aquello que el espirinr solo puede Wegar a'comprender # condicion de salir de si mismo por via de observacio- inet 3. de expecimentactones, parindo-progreivariente do lot onractores ms Definidos los términos: de esta manera, lejos de ser nuestra proposicién una paradoja, podria casi pasar por una verdadera perogrullads, si no fuera todavia tan olvidada por las.ciencias que tratan-del hombre, y especialmente por la sociologfa. En efecto: en este sentido puede afirmarse que todo objeto de i x los obj 5085 papers ue a St Tehne one somos aes guienes Tos ié- donde provienen. Pero desde el.momento en que se trata de hechos pro- | piamente dichos, cuando tratamos de hacer con ellos ciencia, son-necesaria- | mente para nosotros, inebgnitas, cosas ignoradas, pues la representacién que se haya podido tener de ellas en la vida, como se formaron sin método ni critica, carecen de todo valor cientifico y deben ser descartadas. Los mismos hechos de la psicologfa individual presentan este cardcter y deben considerar- se desde el mismo punto de vista. En efecto; aunque sean interiores por defi- nicién, la conciencia que de ellos tenemos no nos revela su naturaleza interna ‘ni su génesis. La conciencia nos los hace conocer hasta un cierto punto, pero de la misma manera que las sensaciones nos revelan el color o la luz, el soni- pero no nociones claras y distintas, conceptos explicativos. Precisamente por esta razén se ha fundado en el siglo XIX una psicologia objetiva, cuya regia __ | do o la electricidad; recibimos impresiones confusas,- pasajeras, subjetivas, | im fundamental es estudiar los hechos mentales exteriormente, es decir,.como ' ‘cosas, Con mayor razén debe suceder lo mismo con los hech6s sociales, pues la conciencia no puede tener mas competencia para.conoeer estos hechos que para conocer su vida propia (1). Se nos objetard que siendo obra nuestra, bastard con tener conciencia de nosotros mismos para saber qué son y como estén formados. Pero, en primer lugar, observaremos que la ror parte de las insituclones sociles provienen, conpletaments Tormadas Ge la pengra- ‘ones anverones; Soictoe no tavinos in menor pale oh se Tormacon, 7; fF consigulente, 10 es Some podetics dsseibrir ay one on Ademnan i cUAnTO Hey = dpenas-entrevemos —y todavia esto de una manera confusa y casi siempre_ inexacta~ las verdaderas razones que nos impulsaron a obrar y Ia maturaleza de nuestra accién. Hasta cuando se trata de nuestra conducta privada, cono- cemos muy imperfectamente los méviles relativamente simples que nos gufan; nos creemos desinteresados, cuando obramos como egoistas; creemos obedecer al odio, cuando-cedemos al-amor, a la raz6n,-cuando somos escla- vos de prejuicios-irracionales, etc. {C6mo podrfamos, pues, tener la facultad de discernir con mayor claridad las causas complejas de qué procede la mane- ta de obrar colectiva? En lo eolectivo, eads hombre sOlo interviene ‘en una @ Comte seve, pare admis eta. proposcin 90 0 necesrio sostener que levi sta) std integrada solamente por representaciones, pues basis con afirmar que as repre- sentaciones, tanto individuales dindas a condicién de oer estudiadas objetivamente, infima ‘parte; cada uno’ de nosotros tiene una multitud de colaboradores, y 16 que pase Gh los demés nos es desconocido. “Nuestra regia no implica, pues, ninguna | especulacign sobre el fondo de lor seres, 1 su espifitu al nivel del del fii 1 so in y le sconceriaxia. einceraro ques socislogisalasee oo Baro de madures ipielechal Mi atras que él Sabio que: iia Ia natu- Tea de in resistencia que éxtz le opone y se hace cargo ds lo que le costard el triunfo, parece que el sociél edo. de ~“imente, las principales instituciones sociales, como el Estado, Etomite el derecho de propiedad, el contrato, la pena, la responsabilidad, ete; ignoramos i casi completamente las causas de que dependen, las funciones que cumplen, las leyes de su evolucién; apenas si sobre determinadas materias comenzamos |) a vislumbrar algunos puntos luminosos. Y, sin embargo, basta echar,una ojeada sobre las obras de sociclogfa, para ver lo rara que es la idea de esta ignorancia y_de ‘estax-dificultades, no solamente el socidlogo se considera como obligado a dogmatizar a la vez sobre todos los problemas, sino que a ‘con algurias paginas 0 con algunas frases, ctee haber penetrado en la esencia misma de los fondmenoe més complejo. La consecencia os que tales tnoriss no expresan los hechos, imposibles de agotar con tanta.rapidez, sino la venci6n_ tenia el autor. “comet ia investigantse. Sin ‘idea que nos forjamos de las prdcticas colectivas, de lo que son o de Jo que deben ser, es un factor de su desarrollo. Pero esta idea misma es un oe ea recs Se Te 6 nos Colectiva ¥ de la vide individual son, en cierta manera, heterogéneos:y hasta podemos afirmar que sobre este punto, las opiniones estén en camino de ar- monizarse, si no de una manera undnime; por los menos, en su mayor parte. Cost ningin solélogo siege a ls sosilogia une total especiticlded: Fra. integrada la sociedad sol ae cage que #e cree fécilmente inadmisible cuando se trata de Jos hechos sociales, esté generalmente admitido en los demés reinos de la Nafuraleza. Siempre que al combinarse.distintos elementos, originan por-su misma combinicién fenémencs uetos, bay. que 1esonaset ue estos fend- nent dé Tos. 38, Sino par st iva, s6lo contione particulas minerales, de la misma manera que la tucidad slg condone intiritecn:y, ein etsburgs e evdentemente kaposr ble que los fenémenos caracterfsticos de la vida residan en los. dtomos de hidrégeno, oxigeno, carbon y nitrégeno. ,Cémo podrian producirse los movimientos vitales en el. seno de elementos no-vivientes? Ademés, ieémo. se repartirfan entre ellos las propiedades biolégicas? Estas propiedades no podrfan encontrarse igualmente en todos, pues no son de la misma naturale- 2a; el carbono, no es el nitrogeno, y, por consiguiente, no puede tener las mismas propiedades, ni desempefiar el mismo papel. No es menos inadmisi- ble que cada aspecto de la vida, cada uno.de sus principales caracteres, se acaraar «2.3 rape difeomie da tomas. La vida io panda Sescompoden fas que se nubren, se réprodiicen, en una palabra, las que viven; es'la odlula misma y aélo ella. Y Jo que decimos de la vida, podrfamos repetirlo de todas las sintesis posibles. La dureza del bronce no reside en el cobre, ni en el estafio, ni en el plomo ‘que sirvieron para formarlo y que son en sf mismos cuerpos blandos y fle- xibles, sino en su mezcla, La fluidez del agua, sus propiedades alimenticias y Jas demds que posee, no residen en los dos gases que la integran, sino en la srtancia comple que forman al mociare, Apliqumos ‘este, principio a Ia soctctogia, Sl como se tntesis su re toda sociedad, for autores de ‘en las conciencias. individ ‘que estos hechos. especfficos en la 30 ‘que Tos ees (2) Bata proposicion no es, de otra parte, més que parcialmente exacta. Ademés de los individuos, existen coms que son también elementos integrantes de la sociedad. Lo ‘Gnico cierto es que los individuos som los tinicos elementos activos, ¢ 9 | proauce y no en sus parts, decir, en sus miembros. En este sentido, sony fnisma maners que fustancias minersles que componen el ter vivo. No se los puede reducit alos elementos sin contradecirse, pues, por definicién, suponen algo diferente de Jo que contienen dichos elementos. ‘De esta: manera, y por una raz6n nueva, Ja separacién que eatablecimos antes entre la peicologis if Glencles, ean cuales Steen, do oes parte, lattaclooee qu pueden soomacr entre sf. Sobre este punto, es preciso hacer una distineién que contribuiré, quizd, 4 ilustrar esta controversia. fe rs des ot Social no Es por factores pure Leese aos compisanent oeta En efecto, las representaciones colectvas ‘e6mo se ‘piensa el grupo en sus relaciones con los objetos que lo afectan. Ahora bien, el grupo est4 constituido de manera distinta que el individuo, y las cosas que lo afectan-son de otra naturaleza. Representaciones ‘que no expresaz los mismos sujetos, ni los mismos objetos, no pueden depen- der de las mismas causas. Para co a sf misma y al‘ mundo que i {ORRIN Ta da Jop particles. Loe eibolos bajo toe. cuales piensa a i ‘Tambian de acuerdo a lo que es. Por ejemplo, si se considera como engendrada por un animal epénimo, es sefial de que integra uno de esos grupos especiales que se Haman clanes. Donde el animal es reemplazado por ‘ ‘un antepasado humano pero igualmente mtico, es que el clan ha cambiado de naturaleza. Si por encima de las divinidades locales o familiares, imagina otras de las cuales cree depender, es que los grupos locales y familiares de Soi Soe promt ch penton reigns, eoserponde a pao dt ended que dad que presenta un panteén religioso, io que en ese momento tiene la sociedad. Si condena determinadas formas de con- ducta, es que hieren algunos de sus sentimientos fundamentales; y estos sen- timientos dependen de su.constitucién, de la misma manera que los del indi- viduo de su temperamento fisico y de. su organizacién mental. Y de esta manera, aunque la psicologfa individual: no tuviera secretos para nosotros, ia no podrfa damos la solucion de ninguno de estos problemas, pues se refieren a drdenes de hechos que ignora. Pero una vez reconocida. esta: heterogeneidad, cabe preguntarse si las representaciones individusles-y las: representaciones colectivas no se aseme- jan, sin embargo, por el hecho de ser unas y otras igualmente representacio- nes; y si, a consecuencia: de estas semejanzas, no tendrén ambos reinos slgu- Laas Teves sbetzactas comunes, Los mito, las leyendas populares as concep de toda clase, las creencias morales, etc., expresan una reali- Ged dlstints de la indlvidualypero podria rucedar que la thanera de atzecrse ©. de repelerse, de agregarse o separarse, fuera independiente de su contenido, y se basara tinicamente en su cualidad general de representaciones. Y estando en. todo constituidas de una manera diferente, en sus relaciones mutuas se comportarfan como las sensaciones, las imagenes 0 las ideas en el individuo. No podria ser, en efecto, que la contigitidad y la semejanza, los contrastes y los antagonismos I6gicos obraron de la misma manera, fueren cuales fueren cosas representadas? De esta manera, se llega a concebir la posibilidad de una psicologia completamente. formal, que serfa algo asf como un terreno comin de la psicologfa individual y de la sociologta, y en esto estriba, quizd, 4s causa del eserdpulo que slenten algunos esp(titas pare distinguir con mur {deus indviduales se reduce a algunas proposiciones, muy generales 7 vagas, que se Haman habitualmente leyes de la asociacién de ideas. Todavia conoce- mos menos las leyes relativas a la ideacién colectiva. La psicologia social, que deberfa tener por misién determinarlas, casino es més que una palabra. que designa toda suerte de’generalidades, variadas e imprecises, -y sin objeto definido. Lo oportuno serfa investiger, mediante la comparacién de los mitos, de las leyendas y de las tradiciones populares, de las lenguiis, la mane- ra cémo las representaciones sociales ée atraen y se excluyen, se fusionan 0 distinguen entre sf, ete. Si el problema es digno de tentar la curiosidad de los ‘estudiosos, puédese afirmar que casi no fue abordado; y en tanto no se hayan encontrado ‘algunas de estas leyes, serd evidentemente imposible saber con’ ‘certeza si repiten 0 no las de la psicologfa individual ( Sin embargo, a falta de una certeza absoluta, os por lo menos probable que, si existen semejanzas entre estas dos clases de leyes, sus diferencias :no deben ser menos pronunciadas. Parece, en efecto, inadmisible que la materia integrante de las representaciones no obre sobre sus maneras de combinarse. Es verdad que los psieélogos hablan muchas veces de las leyes de la asocia- cién de ideas, como si fueran las mismas para todas las especies de represen- taciones individuales, Pero esto no puede admitirse; las imégenes no se combinan entze sf en la'misma forma que las sensaciones, ni'los conceptos como las imagenes, Si la psicologta estuviera més adelantada, comprobarfa, sin duda alguna, que cada categorfa de estados mentales tiene sus leyes (*) La “psicologfa social” ex una disciplina que adquiri6 un notable desarrollo durante Jos dos itimos decenios, especialmente en los pafses angloaajones (N. del E.). 9 “formales propias. Esto.supuesto, « fortior# debe suponerse que las leyes del pensamiento social sean tan especificas como les del. pensamiento mismo. Y¥ en efecto, por poco habituados que estemos en el estudio de-este orden de hhechos, es diffell no advertr In iden de esta especificldad. {No es acaso esta especificidad la causa de que nos parezca tan extrafia la manera especial c6- ‘mo las concepciones religiosas. (que son ante todo colectivas), se mezclan o se separan, se transforman unas en otras, originando compuestos contradic~ torios, que contrastan con los productos ordinarios de nuestro pensamiento ptivado? Del hecho de que sea probable que algunas leyes de la mentalidad social recuerden, efectivamente, otras establecidas por los ‘psicélogos, no debe deducirse que las primeras sean un simple caso particular de las segun- das, sino que entre unas y otras, al lado de diferencias ciertamente importan- tes, existen semejanzas que la abstraccién podrd poner en claro, aunque hoy dfa sean desconocidas. Es decir, que en ningfin-caso,_1e_sociologt, podré stra ta, cil a esudle clentifice de los hashes wseales im ee Réstanos decir algunas palabras sobre la definicién, que dimos de los yf | ‘echos socal, en el primer capitulo de eta obra. Afitnamos ue son me eras de hacer ne ° Zeconociblet_pot la. particuarided de-que sop | sige ejercer una influencia coercitiva sobre Tas conciencias particu- / lares, Sobre-este-punto-sé a producido una confusion, que es preciso hacer resalt ‘= ""'Se estd de tal manera acostumbrado a aplicar a las cosas sociolégicas les formas del pensamiento filos6fico, que no pocas veces se vio en esta defini- én preliminar una especie de filosoffa del hecho social. Se ha dicho que ex- plic&bamos los fenémenos sociales por la coaccién, de la misma manera que ‘Tarde los explica por la imitacién, Nunca tuvimos tal ambicién, ni sofiamos jamés con que nadie podria algin dfa atribufmosla; jtan contrario es a todo método! Lo que nos-propusimos no fue anticipar floséficamente las conclu- siones de Is ciencia, sino indicar simplemente con qué signos exterlores es posible reconocer los hechos que debe tratar, a fin de que el estudioso pueda conocetlos donde se encuentren y no los confunda con ottos. Trataba de (B) Es indtt sedalar c6mo, desde este punto de vista, Is necesidad de estudiar los hechos ‘objetivamente aparece con una mayor evidencia, pues resultan de sintesis que se realizan-fuera de nosotros, y de las cuales nl siquiern tenemos aquella pereepeién ‘confuse que la conciencia puede darnos de los fendmenos interiores. 10 delimitar lo mejor posible el campo de investigacién, no de abarcarlo en una especie de intuicién exhaustiva. De otra parte, aceptamos gustosos el repro- che que se nos hizo deno expresat en nuestra definicién todos los caracteres del hecho social, y, por consiguiente, de no-ser la tinica posible. No conside- vamos inconcebible que pueda: ser caracterizado de-distintas maneras, pues no existe razén alguna pare que s6lo posea una propiedad distintiva (4). Lo que importa es escoger lo que parezea mejor, para el fin propuesto. Hasta es muy posible emplear al propio tiempo muchos criterios, segéin las circunstan- cias, Esto es lo-que en distintas ocasiones hemos reconocido ser necesario pa- 11a soctologfa, pes en algunos casos, cardeter ensctivo no et Hcimente Como se trata de una definicién inicial, hay que procurar que las caracte- risticas a emaplear, sean inmediatamente discemibles, y puedan ser fijadas anteé de la investigacién. Y esta condicién no la lenan las definiciones que algunos han opuesto a la nuestra. Se dijo, por ejemplo que hecho social es “todo lo que se produce en y por la sociedad”, 0 todavia ‘lo que de alguna manera interesa y afecta al grupo”. Pero ‘con todo esto, sélo cuando le cien- cia estd bastante adelantads se puede. llegar a saber si la sociedad es o'nola causa de un hecho, o si este hecho prodiice efectos sociales. Con.teles defini- ciones no serd posible determinar el objeto de la investigacton que comienza. Para que puedan utilizarse,-es necesario que el estudio. de los hechos sociales esté bastante adelantado y, por consiguiente, que se haya descubierto ante 4 ‘un medio para reconocerlos allf donde se encuentren. ‘Mientras unos encontraron-nuestra definicién demasiado estrecha, otros Ja han tildado excesivamente amplia, pues en su opinién, comprende casi todo lo real, En efecto, se ha dicho, todo medio fisico ejerce una coaccién sobre.los seres que sufren su accién, pues en cierta medida estén obligados a laptame a 8. Pero -ente axis dos forma de cosccién, existe Is mime as diferencia que seapara un medio fifsico de un inedie-moral. La. cide bre otros o hasta sobr puede ‘investidas ciertas represents Es verdad que las catuubres, india (4)] Bl poder coercitivo que le atzibuimos fio constituye Ia esenecia del hecho social, pues Puede presontar igualmente el carécter opuesto, Y-esto porque si las instituciones se ‘nos imponen, también nos adherimos a ellas; nos obligan y las amamos; nos eoascio- pan, y, sin embergo, aprovechamos su funcionamiento y #u,misma conccién, Esta “antftenis la han sefialado-muchas veces los moralistas entre las nociones del bien y del “deber que expresan dos aspectos diferentes, pero igualmente reales, dea vida moral. Ahors bien, apenaé si encontrarfamos alguna préctica colectiva que no ejerza sobre nosotros esta doble accién, que de otra parte s6lo es contradictoria en apariencia. Si ‘nos definimos por este vfnculo especial, ala vex intereando y desinteresado, es porque no ve manifiesta por signos exteriores, f{cilmente perceptibles. El bien es algo més ‘interno, més fatimo que el deber, y por contiguiente, es menos tangible, n ‘para qué admirarse que los fenémenos de los otros 1 reinos de la naturaleza, presenten, bajo otras formas, el mismo caracter que nos sirvié para definir los fenémenos sociales. Esta similitud proviene senci- amente de que unos y otros son coses reales. Y esto porque todo lo real tie- ~ ne una nabursleza definida que se impone, con la cual es preciso contar, y. ‘que, aun cuando se la legue a neutralizar, nunca queda completamente ven- -.elda. Y, en el fondo, esta es una de las notas esencisles que presenta la no- cién de’ conccién social. Pues todo lo que implica, estriba en que las maneras te i eee r Fareed ctotsoe, Gotantandes tianorar de ‘obras y deferainedos jicion, = jue no dependen de cada voluntad particular tomada separadamente. Como t (5), existe una palabra, que amplificando un poco su senti- expresa bastante bien esta manera de ser muy especial; nos Ssterimoe la palabra neu, Sn domaturnoar el sentido de ea expre sién, se puede, en efecto, lamar instity Jas creencias-y MAUSS. a 7 t (of De gut crus n ptt nnn penton noinrsGn xtn 'pOr esto cada uno de nosotros eo hace, ei ciurta medic, aur OFA, xs Feligi6n, ou téctifis. Todo conformiamo social implica una gama de matices individua Respecto a las otras controversias que suscité esta obra, nos parece indtil decir algo sobre ellas, pues no hacen referencia a nada esencial. La orients- cién general del método no depende de los procedimieritos que se prefieran emplesr, ya para clasificar los tipos sociales; ya para distinguir lo normal de lo patoldgica. Ademés, estas discusiones se oniginan casi siempre por admit, © admitir con reservas, nuestro principi furdamental, 1 read o ie eae 3. Es, ‘pues, sol fice. Por esto nos ba parecido-conveniente subrayado una ves “Inds, seyarindolo de toda cuestion secundaria Estamos seguros de que ai buyéndole esta preponderancia nos mantendremos fielés a la tradiciGn socio- légica; pues en el fondo, la sociclogfa ha surgido toda entera de esta concep- eign, En elect, eta clncin So pode nacer l da en g ese presintio que Oss rs pausir que exr posible investigar To que soni, era preciso haber comprendido que eran de una manera definida, que tenfon' una manera de ser constante, una naturaleza que no de- pende del arbitrio individual y de la cual derivan relaciones necesarias. ‘También la historia de la sociologfa.no’es sino-un largo esfuerzo para precisar esta idea, profundizarla‘y desarrollar todas las consecuencias, que implica. de este libro se verd que quedan todavfa numerosas supervivencias del postu- lado antropocéntrico, que aquf, como en otras partes, dificulta él camino de la ciencia. El hombre no puede conformiarse'con renunciar a aquel poder ilimitado que desde hace tanto tiempo se atribuy6. sobre el orden social, y, de otra parte, le parece que, si existen vetdaderamente fuerzas colectivas, estd necesariamente condenado a. sufrirlas, sin poderlas modificar. Por esto se inclina a negarlas. Hs infitil que repetidas experiencias le hayan ensefiado sun. en este ditimo caso, tarde o temprano se [totes un tepid angen 13 INTRODUCCION Hasta el presente, los sociélogos se han preocupado muy poco de caracte- rizar y definir el’ método que aplican al estudio de los hechos sociales. En las obras sociolégicas de Spencer, el problema metodolégico es desconocido; ia Introducei6n a la ciencia social, cayo titulo hace concebir algunas usiones, ‘esté consagrada a demostrar las dificultades y la posibilidad de la sociologia, no a’la exposicién de los procedimientos que debe emplear. Es verdad que Mill se preocupé mucho de esta cuestién (1), pero se limita a criticar lo dicho por Comte, sin afiadir nada personal. Un capitulo de Cours de philosophie Positive, es casi el ‘nico estudio original ¢ importante que tenemos sobre esta materia (8). ‘Este descuido aparente, no tiene, por-otra parte, nada de sorprendente. En efecto, los grandes socidlogos cuyos’ nombres acabamos de recordar, apenas si hicieron algo més que escribir generalidades sobre la naturaleza de las sociedades, las relaciones entre los reinos social y biolégico, sobre la mar- ccha general det progreso; hasta la voluminosa sociologia de Spencer apenas si tiene otro objeto que el mostrar cémo la ley de la evolucién universal se apli- ca a las sociedades, Y_para tratar estas cuestiones filoséficas, no son necess- ios procedimientos especiales y complejos. Se crefa, pues, suficiente, pesar oe médtos comperadot de la Geduoclén y Qe rindusten’y park hacat Gna cqorerta stinaria sobre los recuse mle Generales de que dlspone ix nvestign- clon sock ‘preedUciones que se vomarén en la obsenvacion de oe manera de plantear on privdpeles problemas, el sentido en que deben orientarse las investigaciones, las pricticas especiales cuyo empleo le permitirin Hegar hasta el fin, las regias que deben presidir la administracién dela prueba, todo esto quedaba indeterminado. Un feliz concurso de circunstancias, en cuyo primer término es justo colocar la iniclativa que ha creado en mi favor, en Ia Facultad de Letras de Burdeos, un curso regular de sociologfa, me permitié consagrarme al estudio de la ciencia social, y hasta hacer de ella el objeto de mis preocupaciones profesionales, haciendo posible que pudiéramos abandonar estas cuestiones demasiado generales y abordar un cierto nfimero de. problemas particulares. Por ia fuerza misma de las cosss, pues, hemos sido evados'a constituimos un métode més definido —por lo menos asf lo creemos—, mas exactamente adaptado a la naturaleza particular de los fenémenos sociales. En este mo- mento pretendemos exponer en su conjunto, y someter ‘a discusién, los resultados de la aplicacién de nuestras reglas y principios: Sin duda, estén contenidos implicitamente en nuestro: libro sobre La division du ‘travail social, Pero nos pareéié que tendria algin interés el separarlos y formular- Jos aparte, acompafiados de-sus pruebas'e ilustrarlos con-ejemplos-sacados, (7) Systime de logique, 1, VI, caps. VI-XUL (Hay versién castellana, trad. de E, Ovejero y Maury, Ea. Jorro, Madrid, 1917). (N. del E.). (2) Véase 26. 04., niga. 294-986. ors (cai ohm, ya de trabajos inéditos, De esta manera se podnd fuxgar sobre la orientacién que quisiéramos imprimir a los estudios sociol6gi- e Capftulo Primero QUE ES HECHO SOCIAL? Antes de indagar el método que conviene al estudio de los hechos socia- es, es preciso saber a qué hechos se da este nombre. La cuestion es tanto més necesaria cuanto que se emplea aque! calificati- vo sin. mucha ‘precisin; se le emplea corrientemente para designar a casi todos los fenémenos que ocurren’en el interior de la sociedad, por poco que presenten, junto a una cierta generalidad, algin interés social. Pero, partien- do de esta base, apenas si podrfamos encontrar algiin hecho humano que no pudiera ser calificado de social. Todo individuo bebe, duerme, come, razona, ¥ Ia sociedad tiene un gran interés en que estas funciones se cumplan regular: mente. Si estos hechos fueran, pues, sociales, la sociologia no tendria objeto propio, y su dominio se confundirfa con el de la biclogia y el de la psicolo- a. Pero en realidad, en toda sociedad existe un grupo determinado de fené- ‘menos que se distinguen por caracteres bien definidos de los que estudian las \demds ciencias de la naturaleza. Cuando yo cumplo mi deber de hermano, de esposo o de ciudadano, ejecuto las obligaciones a. que me comprometi, cumplo deberes defi- nidos, con independencia de mi mismo y de mis actos, en él derecho y en las costumbres. Atin en los. casos en que estén acordes con mis sentimientos propios, y sienta interiormente su realidad, ésta no deja de ser objetiva, pues no soy 'yo quien los ha inventado, sino que los recibi a través de la educa ién, ;Cudntas veces ocurre que ignoramos el detalle de ias obligaciones que Thos incumben, y para conocerlas tenemos necesidad de consultar el cédigo y ‘sus intérpretes autorizados! De la misma manera, al nacer el creyente ha en- contrado completamente formadas sus creencias y practices; si existfan antes que él, es que tienen vida independiente. El sistema de signos de que me sirvo ara expresar mi pensamiento, el sistema monetario que.uso para pagar mis deudas, los instrumentos de crédito que utilizo en mis relaciones comerciales, Jas pricticas seguidas en mi profesién, etc., funcionan con independencia del empleo que hago de ellos. Témense tino tras otro los miembros que integran Ja. sociedad, y Io que precede podré afirmarse de todos ellos. He aqui, pues, alaperas de-obrar-de-petisat y de sentir, que: presenta la importante nte propie- dag de existir con independencis fe Seer iota tas Toga el deren : Si yo trato: Sn ate conte ait yaeanpe: dir mi acto si todavia hay tiempo, o para anularlo y restablecerlo en su forms: normal si se.ha realizado y es-reparable, o para hacérmelo expiar si no puede ber reperads de olzy manste, goo feata,ite mndsimes paramente morales? La conciencia pablica impide todo acto que la-ofends, por la vigilancia que ejerce sobre la conducta dé los ciudadarios y las penas especiales de que dis- one, En olzos casos Ix coaccibn es menos violenta, pero existe, Siyo no me someto 4 las. convenciones: de} mundo, si ab vestirme no tengo en cuenta las costumbres seguidas en mi pais yen, mi-clase, la risa que provoco, el aisla- miento en que seme tiene, en, a adi producen, aunque denna manere-més-atenusda, los _mismos efectos: gue-una peta proplamente diche, Adem no-por sere cession indirect menow-efivas: Yo: no Senge jgacién de hablar en fs con mis compatriotas, ni de emplear las monedas legales; pero me es. imposible hacer otra cosa. Si intentara escapar a esta necesidad; mi tentativa fracasarfa:miserablemente, Industrial, nada me impide trabajar con procedi- mientos y métodos del siglo pasado; pero si lo hago me arruinaré’irremedia-. ‘blemente, Aun cuando pueda liberarme de-estas reglas y violarlas con éxito, no lo haré sin lucha. Aun cuando pueda vencerlas definitivamente, siempre » hacen sentir lo suficiente su fuerza cosctiva por la resistencia que oponen. les; cousisten ef manera de obra, de pensar y de seni exteriores al inal duo, y estén dotadas de un‘ poder coactive, por el-cual's¢ le-imponen: Por ‘consiguiente, nd pueden-confunditse con los fenémenos orginicos, pues con- sisten en representaciones y en acciones; ni con los fénémenos psiquicos, que sélo sree gush dda y race cl lee Ek de dar y reservar | de sociales. Esta calitiecién les convene, puss or. no os pare i cone tact Snieiones a ‘Raerminpodemon-afmnar gts slo covlane's lioe cs ie oars Toss s6lo tiene un sentido definido’a condicién de designar tinicamente'fenéme- nos que correspondan a ninguna de las categorias de hechos constituidos y calificados. el dominio propio de la sociologfa. Es verdad que la pelabra coaceién, con la cual los 108, corre'el riesgo dé asustar 2 los partdarios entusiastas de R 0 screen ‘cién sovist no es necesariamente exclusiva:de la personalidad individual (9). Bin embargo, come lov jensploe que scabemoe-de citar (regia juridices, «morales; dogmas religiosos, sistemas financieros, etc.), consisten todos’ en ereencias y en pricticas constitufdas, de lo que antecede podria deducirse que al hecho social debe ir forzosamente acompafado de una organizacién definida. Pero existen otros hechos que, sin presentar estas formas crits Not referimos a lo que se ssamblea, los grandes movimlentos & en-que intente resistizlos. hifestaciones colectivas, y los sentimientos que niega se vuelven en su contra. oie eee ae los casos de ia, es que existe, aunque inconsciente, en los. on feavios, Entonces somos Wiosimas de ana Tost que os Hace Sear que h ios elabonido por nosolrorn es suprime. sro tampoco deja de ser pesado, poraue no sntamcs si pes. Aun cuando, por nuestra parte, hayamos colaborado a la emocién comin, la impresién que sentimos es muy diferente dé la que hubiéramos experimenta- do de estar solos. Una_vez_terminada la reunién, y cesada de obrar sobre nosotros luencias sociales, al_ enc ‘hemos RAEIGO fucho ids de lo que en ellos hemos colaborado, Hasta pue- den inspiramos horror, por lo contrarios que son a nuestra naturalera. Y de refetidos a materias religioses, polfteas, Uterarias, artisticeey ote, otra parte, pata ot ‘con una experiencia caracteristica esta definicién del hecho social, basta observar cémo son educados los nifios. miran los hechos tales como son como slemuts ban sido, satte (8) Esto no signifion que toda coacei6n sca moral, Volveremos a tratar de esta cuestion més adelante, WW eco que pusda-oponer a ls tacos precedente. Lo que hace estos Jarticulamenteinstractivas, sl hecho de tener Ia edueseién pre eee ee eet ee puede ver, como en _zeotahs te manors Coo "se constituy6 este ser. Esta presién SER ee ee etal ots Gd pote que tiende a modelarlo a su imagen, y del cual los padres y los maestros no son sino los representantes y los intermediarios. ~~ No es su generalidad lo que puede servirnos para catacterizér los fenéme- ‘nos sociales. Un pensamiento que se encuentre en todas las conclencias par- ticalares, un movimiento. que repitan todos los individtios; 110'son, por esto, hechos sociales. Si para definirios se contenta el socislogo con este carécter, eza 6s que estod dos Srdenes de hechos se presentan muchas veces. ‘disociados, En efecto, algutias de estas maneras de obrar y de pensar adquie- ren, por su repeticién, una especie de consistencix que, por decitlo asf, los precipita y los aféla de los hechos particulares que los reflejan. De esta mane- ya afectan un cuerpo y una forma sensible que les es propio, y constituyen una realidad sui géneris muy distinta de los hechos individuales .que las manifiestan. El hdbito colectivo no existe sélo en estado de inmanencia en los actos sucesivos que determina, sino que, por un privilegio sin per en el reino biolégico, ‘se expresa de una vez para-siempre-en una férmula que se repite de boca’ en boca, se’ trasmite por la educacién y hasta se fija por escrito, Tal es el origen de las reglas jurfdicas, morales, de los aforistios y dichos populares, de los artfculos de fe, “en donde las sectas religiosas”y politics condensan sus creencias, de“los eédigos del gusto que erigen’ las esciels terra, ete. Ninguna de elias te encuentra por completo en las aplicaciones que. hacen las particulares, pues hasta pueden existir sin ser actualmente 9 Sin duda, esta disociaci6n no se presenta slempre con ls mifiha dlaridad, Peto basta con que exista-de una-maners:indiscutible en los-importantes y numerosos casos que acabamos de para demiostrar que el hecho soda st etnko de ry ‘individuales, Ademds, aun Cuando Ho ‘inmediatamente a la ol ésta realizar mediante CGertosartiticios de método; hata es novesarlo proceder a exta operacion el se ‘quiere separar el hecho social de toda mescolanza, para observarlo en estado 18 a de pureza. ¥ de esta manera, existen ciertas corrientes de opinién que nos ‘empujan con una desigual intensidad, segtin los tiempos y los pafses, una, por ejemplo, hacia el matrimonio, otra, al suicidio o a una natalidad més o menos fuerte. ¥ todo esto son évidentemente hechos sociales. A la primera impre- én parecer, imepenble de iat formas gue siquisom o los coe parila pero la estadfstica nos proporciona medios para aislarlos. En efecto; no sin exactitid estin expresados por el tanto por ciento de nacimientos: de matrimonios, de suicidios, es decir, por el niimero que se obtiene dividiendo el total medio anual'de los matrimonios, de los nacimientos, de las muertes voluntarias por los. hombres en edad. de casarse, de procresr, de suicidarse (10), ¥ esto porque como cada una de estas He aqui lo. 10s sociales-una.vez-que se-los-he-desemba- elemento extrafio. En cuanto a sus manifestaciones privadas,- podemos afirmar que tienen algo. de Social, pues ‘reproducen.en_parte un modelo colectivo; pa ‘para-cada tna de ells depende también, -y. la a del individuo, de las circunstancias partic lares @ que metido. Estas festaciones no-son, pues, fenbmenos Ina gic pene aso ‘se las podria lle- mar socio-psfquices. Interesan al sociélogo, sin constituir la materia inmedia- ta de la sociologfa. Dentro del organismo se encuentran también fenémenos de ae mixta que estudian las ciencias mixtas, como la quimica bioldgica. _ Pero, se dird, un fenédmeno sélo puede ser colectivo siempre. ae 208 sea cO- ss jor comune, Sdn peg ele mayor de > Ys DOF Ci | iissar cose 9d col petscas qua is genorcionee catarioran nos ane. mitieron completamente formadas; las recibimos y-las adoptamos, porque siendo a la vez una obra colectiva y una obra secular, estén investidas de una autoridad particular que la educacién nos enseiié a teconocer y a respetar. Ahora bien; hay que notar que la inmensa mayorfa de los fendmenos sociales (10) No: se suicida en todas las edades, ni.en todas las edades con la misma intensidad. 19 desarrollaban entre las conciencias individuales; si resuens én cada una de ellss, e6 en virtud de la energfa especial que debe precisamente a su origen colectivo. Si todos los corazones vibran al unisono, no es a consecuencia de ‘una concordancia espontinea y preestablecida, sino porque una misma fuer- za los mueve én el mismo sentido. Cada uno es arrastrado por todos. Llegamos, pues, a representamos de una manera precisa el dominic de la sociologia. Este dominio comprende solamente un grupo determinado de . Un hecho socials reconace on el poder do conrelén extama que difusion que presenta dentro del grupo, con tal que, teniendo en cuenta | rocedentes_obserraciones, o¢ tenes culdada. de_afadic como segundy servaciones, Se_tenga cuidado_de_afiadir. como se y caracterfstica, que exista con independencia de las f - les que toman « - Ein algunos casos, este Gitimo criterio hasta es de the apleacion may shel que el anterior. En efecto; la coacci6n es facil de comprober cuando se traduce al exterior por alguna reaccién directa de la sociedad, como sucede, por ejemplo, con el derecho; con la moral, con las: croencias, on los usos y hasta con las ‘modes. Pero euando esta cosocién es ‘atelbs siempre con la necesaria caridad. La generaidad, combinada Gon (11)Por lo dicho se comprende la distancia que media entre esta definicién del hecho so- cial y aquella otza que sirve de base al fngeniono sistema de Tarde. En primer ugar, debemos declarar que nuestra investigacones n0 nos hieleron descubri,en ningun parte, aquella influeneia preponderante que Tarde atribuye a la imitacién, en la géne- sis de los hechos colectivos. Ademds, de la definicién precedente —que. no es una teorta sino sn simple resumen de los datos intediatos de ln observaciGor, parece rerultar que la imitaién no sblo no 4 expresa slp, sino que no expres nunca lo esencial y caracterfstico que tiene el hecho social, Sin duda, todo_hecho social-es imitado, thine unn tendencia a gencralizrse; pero. ts ees Si fuerza de expansién no esl caum, ino la ae ee eae ‘Si los hechos sociales fueran los dnicos en producir esta consecuencia, la imitaci6n podria servir, si no para explicarlos, por lo ‘menos, para definirlos. Pero un. estado individual que ée repite no deja por esto de tar individual. Ademds habria necesidad de aclaar ila palabra iitacion es la mds conveniente para designar una propagacién debida a una influencia coercitiva. Bajo sta Gnica expresiOn ae confunden fenémenoe muy diferentes, que serfa precizo : hhechos sociales de orden i ‘omorfolégico. La sociolo- no de lo: que concierne al st vida.colec- 'tiva. Y sin embargo, el ntimero y naturaleza de las partes elementales de que estd compuesta la sociedad, la manera de estar dispuestas, el grado de coales- cencia que alcanzaron, la distribucién de la poblacién por el territorio, el niimero y naturaleza de las.vfas de comunicacién, la forma de las habitacio- nes, etc., no parecen, al primer examen, poder reducirse a maneras de obrar, de sentir, o.de pensar. Pero estos diversos fenémenos presentan, desde luego, la misma carac- teristica que nos sirvié para definir a los demés. 1 de ser se im- ponen al individuo dela misma suerte que las maneras de hacer de que 5g, En efecto, % como una ~polfticamente, cémo estén. combinadas estas divisiones, la fusién més o me- nos completa que existe entre elles, no se puede obtener ningiin resultado mediante una inspeccién material o por inspecciones geograficas; y esto por- ‘que.aquellas divisiones son morales, aun cuando tengan cierta base en la na- turaleza fisica. Esta organizacién solamente puede estudiarse con el auxilio del derecho piiblico, pues es este derecho el que la determina, de la misma manera que determina nusstras relaciones domésticas y cfvicas, Ella es, pues, igualmente obligatoria. Sila se aglomera en nuestras cludades en lugar de distribui 5 el jue existe una ci de opinion, vin imy ne a los individuos esta concentra- ‘La libertad que tenemos para elegir nuestros vestidos, no es superior a Ja que tenemos para escoger la forma de nuestras casas; tan obligatoria es una cosa como la otra. Las vias de comunicacién determinan de una manera im- pperiosa el sentido de las migraciones interiores y de los cambios, y hasta la jntensidad de estos cambios y migraciones, etc. etc. Por consiguiente, a la lista de los fenémenos que hemos enuimerado, como: presentando el signo distintivo del hecho social, cuando mucho podriamos afiadir otra categoria; pero como esta enumeracién no podrfa ser rigurosamente exhaustiva, la adicién no serd indispensable, ° 'Y ni siquiera serfa Gtil, pues estas maneras de ser no son més que maneras de hacer consolidadas. La estructura de una sociedad no es mas que la marfe- “fa cmo los distintos éectores que la componen han tomado la costumbre de vivir entre sf. Si-sus relaciones son tradicionalmente estrechas, los sectores tienden a confundirse; en el caso contrario, a distinguirse. El tipo de habita- cién-que se nos impone, no es sino el resultado de como se han acostumbra- do a construir las casas, quignes viven a nuestro alrededor, y, en part, las que el cauce regular de-los cambios y de las migraciones, etc. Sin duda, silos fenémenos de orden morfolégico fueran los tinicos que presentasen esta fijeza, se podria creer que constituyen. una ‘especie aparte. Pero una regia juridica es una coordinacién tan nte como un tipo de arquitectura, y, sin embargo, es un hecho fisiolégico. Una simple méxima moral es, a buen seguro, ris maleable, pero presenta formas més rigidas.que una sencilla costumbre : 21 profesional. 0. que una mods. Existe, pues, tods.una gama de matices que, in soluciOn de-continuldad, enlaza Ios hechos de estructura ms caracteriza- da: con estas corrientes libres: de Is vide social que-todavia. no se moldesron definitivamente. ‘Entre ellos: no. existen mis. que diferencias'en el grado de consolidacién. que presentan. Unos y otras no & ‘son otra cosa que la vida més. © menoo eristalizada. Sin dude, puede haber algdn interés en reservar e nombre de: morfolégicos 3:los hechos sociales: que se refieran al sustracto social, pero en este caso no se ha de perder de vista que son de la misma na- furaleza que los demés.. Nuestra definicién entonces comprenderé todo lo (12) Bate estrecho parentesco entre ln vida y la eatractura, del Srgano y. de la funcién, puede extablecerse ficilmente en la sociologts, porque entre estos dos términos extre- ‘mos, existe toda una serie de intermediarios inmediatamente observables que mues- ‘zan'‘tu lazo de unién. La biologfa no posee este recurso. Pero tenemos derechos pare creer que las inducciones sobre éste punto de ls primera de estas ciencias, son aplicar ‘bles a'la otra; ¥ que tanto en los organismos.como en Iss sociedades, a6lo existen. | entre estos dos Srdenes de hecho, diferencias de grado.

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