El Ayuntamiento-Lonja de Aspe
y su torre del reloj
Un edificio singular del Barroco civil alicantino
S
in ánimo de exagerar, podríamos presentar a la an-
tigua casa consistorial de Aspe como el más bello
ejemplo de arquitectura civil barroca de toda la co-
marca del Vinalopó, no sólo por sus cualidades artísticas,
sino por lo acertado de su integración dentro de un en-
torno urbano al que contribuye a enriquecer de manera
superlativa. La categoría estética y el valor histórico del
conjunto formado por la Basílica del Socorro, el propio
ayuntamiento y el espacio abierto de la plaza Mayor —a
la que podría considerarse como un edificio más—, se re-
Estado de la Casa-Palacio a finales de los años 50, muy poco antes de su desaparición.
41 L A S ErrAnicA 2010
Felipe MejíaS lópez
fuerzan y retroalimentan de tal manera que, como piezas
de un castillo de naipes, no se entenderían el uno sin los
otros. no olvidemos que el aspecto actual de la plaza no
es fruto de la casualidad, sino que responde a un espíritu
escenográfico, entre propagandístico y estético, perfecta-
mente planificado hace más de tres siglos por las autori-
dades civiles y eclesiásticas; tal es la armonía de este con-
junto que, pese a los avatares del tiempo transcurrido y
las tropelías y mutilaciones urbanísticas cometidas1, se
sigue manifestando con toda su fuerza y encanto.
 Resulta difícil entender el tradicional silencio histo-
riográfico mantenido acerca del estudio de un edificio
con una personalidad tan singular2. La proximidad sen-
timental que para sus vecinos emana del uso cotidiano
de sus instalaciones y la majestuosa presencia de la ba-
sílica, con toda la carga espiritual y emocional que con-
lleva, lo han eclipsado hasta el punto de hacerlo parecer
invisible3. Esta circunstancia hace comprensible su mar-
ginalidad para el ideario aspense, pero no explica la falta
de estudios especializados que se adentren en su natura-
leza histórico-artística4. Arrastramos por ello un déficit
historiográfico crónico que intentaremos paliar modes-
tamente con esta primera aportación, a la que deberían
seguir otras de mayor calado.

el edificio durante los siglos XVii y XViii

La casa consistorial de Aspe, como tantas otras de su
entorno, responde a la tradición tardomedieval de instalar
en un punto clave del entramado urbano un lugar de en-
cuentro donde realizar todo tipo de transacciones comer-
ciales, al tiempo que se agrupan las funciones adminis-
trativas y jurisdiccionales de la villa. De este concepto
utilitarista del espacio y la actividad económica surgen
las lonjas, tan arraigadas en el Mediterráneo Occidental,
y que a lo largo del Renacimiento —especialmente en
nuestra zona— irán asimilando sus características fun-
cionales y arquitectónicas a las de las nuevas casas con-
sistoriales5.
Esta amalgama de funciones es bien patente en el
caso de Aspe. El edificio representaba el poder su-
premo de la casa condal —visible en las cartelas-es-
cudo dispuestas sobre el ingreso de la Casa-Palacio,
de la que formaba parte, y en el lado que recae a la
plaza de la Fruta— y concentraba el poder civil regu-
lado por el Consell, que se reunía en una sala creada
al efecto. Pero también asumía otras funciones: cárcel,
hospital y pósito de granos (en edificios anexos) y co-
legio. Bajo su pórtico adelantado o junto a él se con-
trataba a los jornaleros, se cerraban las transacciones
comerciales, se celebraban las subastas, el mercado y
las reuniones cívicas más destacadas. También se ju-
gaba y charlaba6.
De capital importancia era la disposición de un reloj
que marcara los tiempos para los regantes de la huerta,
lo que requería su colocación en un cuerpo elevado, nor-
malmente una torre o estructura similar que pudiera so-
portar el peso de las campanas que componían la sonería.
Por ello también alojaba las deliberaciones de los com-
ponentes de las juntas de aguas de las diferentes ace-
quias, y en su espacio se partía el agua y se dirimían los
frecuentes pleitos y disputas originadas por el uso y dis-
tribución de un bien tan preciado.
Fachada principal del ayuntamiento con la torre del reloj planteada tras la úl-
tima restauración.
Y todo ello en el entorno de una plaza más amplia con
la que estaba perfectamente trabado, y a espaldas del Ca-
mino Real al que ponía en paso franco hacia el interior
por medio del pasaje en desnivel practicado en una de
sus campatas.
Tenemos pues configurado un edificio de planta rec-
tangular elevado en tres niveles cuya fachada, toda de si-
llería arenisca, se levanta como telón de fondo del eje
longitudinal de la plaza Mayor, a la que se abre por
medio de un cuerpo porticado adelantado. Este esquema
se ve articulado por tres arcos de medio punto dispuestos
sobre pilares con impostas toscanas, y un cuarto arco de
mayor elevación orillado a espaldas del edificio habili-
tando de esta manera un pasaje a modo de galería cu-
bierta; las dependencias de la planta baja, el arranque de
la torre y la caja de la escalera se disponen en una se-
gunda crujía, a la que se accede por una portada adinte-
lada ordenada con pilastras de fuste cajeado y capitel
compuesto, todo ello rematado con un grueso entabla-
mento donde se dispone el escudo de la villa. El piso
noble presenta tres balcones de forja correspondientes a
otros tantos ventanales, enmarcados como pequeñas por-

Aspe, su cultura y sus gentes 42

 Portada principal de ingreso al edificio.

Detalle del remate de la portada, con capitel compuesto y extremos del friso
realzados, tal vez preparados para alojar alguna plaquita con la inscripción de
su fecha de construcción.

tadas con un repertorio de motivos clásicos, algunos de La aparición en diferentes archivos de nuevas referen-
estirpe vignolesca, y dejando traslucir el nivel de los for- cias documentales nos permite completar y matizar de al-
jados con moldurajes toscanos a modo de cornisa co- guna manera lo poco que hasta ahora sabíamos acerca de
rrida. Sobre él se dispone a la manera de una falsa planta la construcción del ayuntamiento aspense. Estas fuentes
una galería de cinco ventanucos cuadrados resuelta muy primarias consisten en dos documentos que recogen di-
acertadamente con el recercado perimetral de un filete
que los orla en sentido longitudinal. Se establece así un
juego de equilibrios entre la verticalidad presente en la
esmerada distribución de los vanos, ordenada y a plomo,
y la horizontalidad sugerida por el desarrollo apaisado
de las tres plantas. Esta sabia combinación, unida a la
contención en el empleo de la gramática decorativa, con-
tribuyen a aligerar notablemente la pesadez de la piedra,
y refuerzan la serenidad y el ordenamiento clásico de
todo el conjunto.
Existen edificios similares cerca del nuestro, pero nin-
guno presenta tal riqueza compositiva. El ayuntamiento
del Raval de San Juan, en Elche, levantado hacia 1655;
el de Monforte del Cid, levantado entre 1587 y 1591 y
reformado en los primeros años del siglo XViii7; o el de
novelda, también con lonja, surgen por idénticas razones
pero están resueltos con una desornamentación casi total
que no parece responder a motivos estilísticos sino más
bien a criterios de austeridad y practicidad. Afortunada- Vista parcial del piso noble. Apréciese el esquema de portada dispuesto sobre
mente en Aspe no triunfaron estas premisas. los balcones y el recercado de la galería de ventanucos.

43 L A S ErrAnicA 2010
ferentes tomas de posesión de la villa por parte de la Casa
de Arcos, en 16458 y 17059, y en un legajo donde se
agrupa el expediente creado entre 1774 y 1819 acerca del
proyecto de reconstrucción de la torre del reloj, enrique-
cido todo ello por el vaciado de buena parte de las actas
municipales de la segunda mitad del siglo XiX.
Sabemos por el Libro de Visitas del Obispo Esteve
que ya en 1602 existe un espacio dispuesto como lonja
donde se efectúa la subasta de las capillas de la iglesia:
“De manament de mon S R accedi a la llonja de dita Vila y
r m
en presencia del Rector, Batle, Justicia, e Jurats de aquella
encanta per medi de ministre les capelles de dita sglesia per
arrematarles10...”
Ello nos hace pensar en una Casa de la Villa cuando
menos del siglo XVi, posiblemente porticada con arcua-
ciones y en el entorno o tal vez anexa a la iglesia de San
Juan, antiguo templo cristiano levantado a mitad del siglo
XV. Manuel Cremades habla sin embargo de una mez-
quita en el mismo solar del ayuntamiento convertida en
oratorio cristiano bajo la advocación de San Juan (Cre-
mades, 1966: 30 y 37), para más adelante afirmar:
“La [mezquita] que estaba en el Montepío de Granos, hoy
Ayuntamiento, la puso a San Juan Evangelista...”
Sea como fuere, el mismo autor es el único que hasta
ahora ha aportado cronología a la construcción del edi-
ficio cuando nos dice:
“... en esta época [habla de 1644] se había hecho la demoli-
ción del oratorio de S. Juan para edificar en el mismo sitio
la Casa Consistorial con la torre, el hospital, y después hacer
la iglesia de Nuestra Señora del Socorro”.
Y más adelante reitera
“Se sabe que el señor Duque de Maqueda y Conde de Alta-
mira, no empezó la demolición del oratorio de San Juan
hasta el 1625 y empezó en este sitio la edificación de la casa
Consistorial, la Torre, y su casa Palacio. Cuando terminó di-
chos edificios que sería por los años del 40 al 42, pasaron
unos años y no se empezaba la construcción de la iglesia, y
hubo necesidad de amonestar al Duque el señor Obispo”.
(Cremades, 1966: 67 y 69)
no tiene en cuenta Cremades en este caso la existencia
de una lonja anterior, bien por encontrarse ubicada en otro
lugar (cosa que dudamos) bien por no entrar en matices y
precisiones a la hora de abordar el posible aprovecha-
miento de estructuras preexistentes y el verdadero alcance
de lo derribado. Tampoco parece reconocer diferencias
entre el oratorio de San Juan y la mezquita de la que
habla, antes bien, los asimila a un mismo edificio:
“Cuando a mediados del siglo XVII se construyó la Casa
Consistorial, desapareció la iglesia que en ese sitio estaba
dedicada a S. Juan Apóstol y para conmemorar que allí había
existido dicha iglesia se puso bajo de la Lonja un cuadro de
la Santísima Trinidad que por las noches se alumbraba con
una lámpara con aceite que ponían los fieles. Allí iban hom-
bres y mujeres a rezar devotamente ... En el año 1869 se quitó
el cuadro de la santísima Trinidad y se hizo un tabique ... y
allí se hacía la subasta del agua...”11
En esta ocasión, Cremades parece confundirse. Sin
entrar a analizar la posibilidad de que la ermita fuese una
antigua mezquita reconvertida al culto cristiano, cosa que
no descartamos12, y coincidiendo en lo que respecta a su
ubicación aledaña al consistorio (pero no exactamente
en su mismo solar, o al menos no ocupándolo en su to-
talidad) hay que decir que la pervivencia de este pequeño
templo a lo largo de toda la centuria del seiscientos está
más que documentada (Martínez Cerdán et alii, 2005:
17-21)13. Sólo deja de citarse ya a principios del siglo
XViii, coincidiendo con la profunda reforma llevada a
cabo en la casa consistorial por el maestro alarife Gabriel
Mira, de la que más adelante hablaremos. Aventuramos,
pues, la hipótesis de que fue en los primeros años del se-
tecientos (y no a mediados del s. XVii, como afirma Cre-
mades) cuando se derruye totalmente esa iglesia, segu-
ramente para anexar parte de su solar —o tal vez todo—
a la nueva fábrica del ayuntamiento.
La ya citada Toma de Posesión de la Villa efectuada
en diciembre de 1645 nos da luz sobre esta fase construc-
tiva14. En el detallado relato del acto tomado en primera
persona por el notario, el canónigo Joseph Sanz nos dice:
“... accedi personalment ab los dits notari y testimonis de
sus escrits juntament ab los dits Justicia y Jurats de dita vila
de Asp a la Cassa de la Senyoria de dita vila hon esta y habita
lo Batle y procurador de aquella ...”
Dato importante por cuanto nos confirma la existen-
cia de la Casa-Palacio terminada y en condiciones de ser
habitada en esa fecha15. Pero continúa su visita diciendo:
“... accedi ... al graner de sa Exa y altres graners que estan
davall de aquell que solien ser cavalleries que estan en dita
vila de Asp que afronten per la una part ab la plaça, de altra
ab lo hostal de la senyoria de dita vila, y de altra part ab la
Sala Nova del Consell, y entra en aquells fent eixir als que
estaven dins ...”
Más significativa si cabe es la información emanada
de este párrafo. Gracias a él sabemos que el granero del
patrimonio se encontraba ubicado en el espacio existente
entre el ayuntamiento y la casa-posada (lo que actual-
mente vienen a ocupar el estanco, las casas adyacentes y
parte de la nueva casa consistorial). Pero lo sustancial
Aspe, su cultura y sus gentes 44
 Composición decorativa de inspiración vignolesca, con cornisa incurvada a modo de frontón y jarrones con bolas.

Placa de perfil mixtilíneo sobre el tímpano de las ventanas de la primera planta.

para el asunto que nos ocupa es la constatación de que

Primer plano del motivo de jarrón con bola sobre los apilastrados en la
planta noble.
efectivamente en 1645 se está terminando de construir
el edificio del que nos hablaba Manuel Cremades, la Sala
Nova del Consell16, y que esta debe encontrarse todavía
en obras por cuanto no se indica en el documento que se
acceda a ella —no hacerlo siendo visitable es algo im-
pensable por su significación— sino a los graneros. Esta
afirmación queda reforzada al constatar que el acto de
juramento previo a la toma de posesión se celebra en la
iglesia y no en el propio ayuntamiento, donde procedía
efectuarse como así se hizo en la de 1705.
nos ayuda a confirmar la cronología aportada por los
documentos la aparición en las fachadas de la Casa-Pa-
lacio y el ayuntamiento de la adjetivación decorativa tar-
doclasicista propia del primer barroco, con el libre uso

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Cartela con escudo de la villa sobre el ingreso al edificio.
PLAZA REAL DE FERnAnDO 7.º AÑO 1823. inscripción aparecida en la
cartela dispuesta sobre el balcón central durante la limpieza de la fachada en
los años noventa.
del motivo vignolesco de pirámides o jarrones con bolas
sobre los ventanales de ambas y la alternancia de fron-
tones curvos y triangulares en la primera. De momento
nada se sabe acerca de la autoría de la obra, pero la na-
turaleza de la misma nos hace pensar en maestros fami-
liarizados con la tratadística arquitectónica clásica, el di-
bujo del ornato y el dominio en la traza de monteas,
posiblemente foráneos dada la escasa representación de
este modo de hacer en nuestras tierras17.
no menos sustanciosa es la Toma de Posesión
de 1705. En este caso será el propio duque quién
Cartela con escudo de Armas de la Casa de Maqueda y Lencastre en el muro
oeste del edificio.
acuda personalmente a verificarla, presentándose
ante sus vasallos en un momento político tan deli-
cado 18 . Efectuados los formulismos de rigor, y ya
en el exterior del ayuntamiento, el duque y su sé-
quito comienzan ejecutando el acto de toma de po-
sesión, tal y como hiciera su antepasado sesenta
años antes:
Aspe, su cultura y sus gentes 46
47 L A S ErrAnicA 2010
Ménsulas-palmeta y medallones cuadrangulares con diferentes motivos vegetales decorando los arcos de la lonja, todos ellos adscribibles a la misma mano.

Aspe, su cultura y sus gentes 48

 “ ... sin divertir el animo a otras cosas se confirmó en la plasa
Mayor de la presente villa de Aspe ... mando a Joan de la
Peña nuncio y trompetas de dicha villa que persona alguna
de estado y condición que fuese no osase ni se atreviese a
quitar un palo que su Excelencia havia mandado colgar y es-
tava pendiente de un puntal de madera que estava en dicha
plasa enfrente y junto a la obra y fabrica de la casa que se
hace nueva de la Villa ... su Excelencia ... en el mismo dia se
entro en el Palacio que esta sito en dicha Plasa ...”

De nuevo el celo registrador del notario acude en

nuestra ayuda indicándonos que se está actuando sobre
la casa consistorial, aunque habrá que leer entre líneas:
la obra [entendida como actuación] y fabrica [entendida
como edificio construido] de la casa que se hace nueva
de la villa [que se renueva, que se convierte en nueva].
Entendemos que se refiere aquí a obras de reforma, como
veremos seguramente importantes, pero no tanto a edifi-
cación de nueva planta desde los cimientos.
La supervivencia de la articulación decorativa del
XVii en la planta noble parece asegurada, lo que nos
hace pensar que dichas obras afectarían más a cuestiones
estructurales y de redistribución de espacios internos que
decorativas, que quedarían reducidas a puntuales inclu-
siones ornamentales. Posiblemente hubo necesidad de
ampliar las dependencias municipales ante el creciente
desarrollo demográfico del pueblo.
En cualquier caso el alcance de la actuación debió ser
considerable. Creemos que dicha obra corrió a cargo del
maestro aspense Gabriel Mira, quién pudo haberla ini-
ciado en torno a 1704; los avatares de la Guerra de Su-
cesión habrían provocado la paralización de las obras, lo
que explicaría lo tardío del cobro:

“... ha recibido de la Justicia y Regimiento de dcha Villa

700£, por el importe de la sala que principió para el Ayunta-
miento de esta Villa, en la plaza de aquella, en cuya cantidad
se tasó la obra. Que ha recibido parte en dinero y parte en
desquite de sus cuarteles, que debió pagar según repartimen-
tos hasta fin de 1719 ...”19

Se trata de una cantidad apreciable que apunta a

obras de cierto calado20. Como ya apuntamos más
arriba, pensamos que en esta acometida se pudo dar La torre del reloj en los años 50 del pasado siglo.

mayor amplitud al edificio anexándole por su lado

oeste parte del solar ocupado por el antiguo oratorio
de San Juan21. Aprovechando esta circunstancia se re-
plantearía la distribución de crujías del edificio, dispo-
niendo el buque que conforma la caja de la escalera y
reubicando la torre del reloj, que pudo retranquearse;
y posiblemente se interpuso en el interior una segunda
planta entre el cuerpo abuhardillado y la planta noble22.
A esta reforma pertenecería la inclusión del escudo de
la Casa de Maqueda, de clara factura dieciochesca, en
la pared adyacente a la avenida de la Constitución —
de esa manera se recordaría el patronazgo de la obra—
y seguramente las tallas del escudo de la villa sobre el
ingreso principal y de la cartela del ventanal central;
tal vez también las falsas ménsulas (todas diferentes)
y los plafones de inspiración vegetal dispuestos sobre
las claves y enjutas de los arcos que dan a la plaza, y
las plaquitas de perfil mixtilíneo embutidas en los fron-

49 L A S ErrAnicA 2010
tones curvos de la planta noble, más propias de este
momento23.
ignoramos si se adjudicaron otras obras, y a qué artí-
fices, pero todo parece indicar que fue Gabriel Mira el
que llevó el peso de la reforma. Este maestro, hijo del
también alarife Juan Mira, ya había trabajado en 1693
junto a Joan Fauquet en las obras de la iglesia del Soco-
rro, adjudicándose el proyecto presentado por Fauquet
en 500 libras24. Su labor en dicha actuación como ejecu-
tor de obra y la naturaleza similar de su trabajo en la fá-
brica del ayuntamiento nos inclinan a calificarlo como
un cantero perito en levantamiento y reforma de estruc-
turas, pero no como un arquitecto o escultor. Pensamos
por tanto que los añadidos decorativos no deberían ser
de su mano. Su colaboración con Fauquet y el prestigio
del mismo como arquitecto vinculado con la dirección
de las obras de Santa María de Elche y aun de la misma
iglesia de Aspe nos llevan a apuntar su posible interven-
ción en algún momento, tal vez en la delineación del pro-
yecto, o efectuando visuras y justiprecios.
La nueva casa consistorial “... que es moderna, frontis
de canteria, de linda fabrica ...” como se describía en
Aspe, su cultura y sus gentes 50

Estructura metálica que soporta las campanas de la torre.
Detalle de la campana de las horas en su actual emplazamiento.
51 L A S ErrAnicA 2010
1739 en la Noticia Circunstanciada, quedó de esta ma-
nera terminada. Sin duda su aspecto exterior actual es el
resultante de esta reforma, sin que se hayan producido
adiciones o reformas sustanciales posteriores aparte de
las concernientes a la torre del reloj.
la torre del reloj
Aunque Manuel Cremades nos hable de la construc-
ción de una torre en las obras de 1625 a 1642 -casi siem-
pre asociadas en las casas consistoriales a la colocación
de un reloj- parece más seguro pensar que la introducción
de estos dos elementos no se produjo como mínimo hasta
la reforma de 1705. Hay referencias a ese reloj ya en
1760 en el protocolo de Francisco Pérez y Cañizares,
pero disponemos de una serie documental iniciada en
1774 en la que proliferan los informes y detalles acerca
de esta construcción25.
Entre diciembre de ese año y marzo de 1775, el coro-
nel Antonio López de Alcaraz, corregidor de Orihuela, y
el intendente general del Reino de Valencia, Sebastián
Gómez de la Torre, intercambian informes acerca de las
obras que han de efectuarse en la torre, que evidencia
serio peligro de ruina. Aluden a una subasta reciente, en
la que se había adjudicado la reedificación de los dos pri-
meros cuerpos de la misma al maestro arquitecto aspense
Francisco Alcaraz26, pero convienen en que sería desea-
ble, por la corta diferencia en el presupuesto —apenas
200 libras más— y por la disponibilidad de caudales en
las arcas del Consistorio, la repetición de la subasta in-
cluyendo la reconstrucción del tercer cuerpo:
“Mui sor mío. Paso a manos de v.s. las adjuntas diligs. ... del
proyecto que tiene la Justicia y Junta de Props de la va. de
Aspe de demoler el 2º cuerpo de la torre (donde esta colocado
el relox) de sus Casas Consistoriales por la ruina que ame-
naza y bolverle á reedificar con arreglo al plano unido a
ellas, cuia obra y la del tercer cuerpo que tambien deseaban
lebantar, se ha justiprezdo en 540£ y rematado bajo los capí-
tulos y adiccion a ellos que acompañan en 340£ a favor de
Juan Frco. Alcaraz de Llopis mtro Arquitecto ...”27
En parecidos términos aparece en el legajo una misiva
del intendente al contador general de propios y arbitrios
del Consejo de Castilla, Manuel Becerra, donde se le
pone al tanto de la situación, incidiendo en la existencia
de un tercer cuerpo que amenaza ruina “... de mucho
tiempo a esta parte ...” En julio de 1776 el Duque de
Arcos comunica a las autoridades locales la autorización
del Consejo de Castilla para la ejecución del proyecto,
que se había vuelto a peritar y subastar al mismo Alcaraz
en 400 libras28.
A día de hoy no podemos saber con certeza si final-
mente se llevó a cabo dicha obra, puesto que a partir de
aquí se interrumpe la serie cronológica en lo referente a
este asunto. Sin embargo todo nos hace pensar que así
fue. En 1819 los problemas de sustentación han vuelto,
y el Consejo de la Villa debe responder al Contador Prin-
cipal de Propios de Valencia, quién, conocedor del expe-
diente de 1774 autorizando las obras, desconfía de la ve-
racidad de la nueva situación de ruina:
“... Con fecha de 3 de mayo informa la Justicia y Junta de
Propios manifestando que los motivos que hubo para estar
suspendida la obra de reedificacion de la torre del relox,
desde el año 1776 en qe el Supmo Consejo dio facultad pa ve-
rificarla no es ahora de lo que se trata pues aquella se exe-
cutó, y aunque al presente es la misma de la reedificon de la
citada torre, es por que amenaza ruina de nuevo, ya por qe
su construccion no fue con la solidez precisa, ya tambien por
haver contribuido la permanencia del Exrto en aquella villa,
en la ultima guerra qe se destino el punto de dha torre pa la
observa de los enemigos en que se destruyeron los texados de
la cubierta de la Casa Capitular por haver puesto alli el te-
legrafo de comunicación, cuya obra de la torre cada día se
hace más urgente amenazando una total ruina peligrando la
casa del Admor de rentas de aquella villa, y su familia, que
esta a las inmediaciones de dha torre, y tambien la Casa de
Ayuntamto ...”
El informe, esclarecedor y rico en matices, nos habla
de una torre con crónicos problemas de estabilidad acen-
tuados por los daños ocasionados en la cubierta del ayun-
tamiento. Estos daños llegaron al punto de hacer inutili-
zable el edificio, tal y como se había indicado en un in-
forme precedente en 1814:
“... que la Casa consistorial se halla inabitable con motivo
de haverse roto la cubierta pr orden del Genl. Miyares pa es-
tablecer el telegrafo cuando las tropas estuvieron acantona-
das en aquel punto.”29
En todo momento se alude a una estructura torreada
articulada en tres cuerpos. no tenemos noticia de que
se produjeran sobre ella obras de importancia en los
años sucesivos hasta que en 1851 se da cuenta en un
pleno del estado de deterioro en que se encuentra la ma-
quinaria del reloj y las campanas de su sonería30; en
estos años la Junta de Aguas es responsable junto al
Consistorio de los costes de mantenimiento del reloj.
Su maquinaria siguió funcionando con dificultades y
constantes reparaciones31 hasta que en 1862 se autoriza
su sustitución por el Gobernador Civil. Tras el corres-
pondiente procedimiento administrativo de solicitud de
informes y peritajes, subastas y adjudicaciones, se com-
pró un nuevo reloj de maquinaria francesa al maestro
relojero alicantino Pedro Bausa por un monto de
11.770 reales32. A finales de agosto de 1864 ya se había
colocado en la torre.
De la misma manera se había encargado al maestro
campanero de Atzeneta de Albaida, Jaime Rosas, la fun-
dición de las dos campanas para las horas y los cuartos,
aunque una vez colocadas se comprobó que no cumplían
el requisito imprescindible —así se había detallado
como uno de los capítulos ineludibles del contrato— de
ser oídas a una hora de distancia. El maestro se compro-
metió a sustituirlas por otras en el plazo de seis meses33.
La instalación de este nuevo reloj con sus campanas
necesitaba de una reforma sustancial de la torre. Entre
junio y agosto de 1864 el arquitecto provincial había ela-
borado el presupuesto y suponemos que también el pro-
yecto. Pensamos que la antigua torre dieciochesca de tres
cuerpos sería desmochada, aunque se mantendría su
planta: el reloj se reubicó en el cuerpo inferior, y el su-
perior se articuló con arcos geminados de inspiración ne-
orrománica y cornisa sostenida por una hilera perimetral
de ménsulas. El conjunto culminaba con un templete con
bóveda de horno y veleta. En la conocida obra de Pas-
cual Orozco publicada en 1878 aparece definida como
“ ... una bonita torre de estilo bizantino en que se con-
tiene un reloj”. La fisonomía de la torre retratada en las
primeras fotografías conocidas del edificio, del primer
tercio del siglo XX, es la que se configuró en esos años,
y la que con muy ligeras modificaciones pervivió hasta
su reciente y controvertida desaparición durante las obras
de restauración de la casa consistorial34.
Aspe, su cultura y sus gentes 52
 Mi gratitud más sincera para Gonzalo Martínez Español, por la
aportación desinteresada de buena parte de las fuentes documentales
sobre las que se asienta la línea argumental de este artículo. Agra-
dezco también a Ernesto Carbonell Cano el haber puesto a nuestra
disposición el privilegiado mirador de su vivienda durante las labores
de fotografiado de las campanas del reloj, y su función de “cicerone”
durante la visita al edificio. A Ginés Martínez Martínez, como siem-
pre, porque fotografía como nadie. Y a Loli, por regalarme su tiempo.
FUeNTeS
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de investigación Manuel Cremades 2004. Ayuntamiento de Aspe.
F. MEJÍAS LÓPEZ (1994): “Lo barroco en Aspe: arte y fiesta durante
los siglos XVii y XViii”. Revista La Serranica, n.º 41.
F. MEJÍAS LÓPEZ y J. M. CAnDELA GUiLLÉn (1998): “Apro-
ximación a la Historia del Arte en Aspe”. En F. ViCEDO SAn-
TOnJA (coord.): Aspe. Medio físico y aspectos humanos. Ayunta-
miento de Aspe.
F. MEJÍAS LÓPEZ (2004): “La arquitectura barroca de la iglesia de
ntra. Sra. del Socorro de Aspe. Aspectos estructurales y filiación
artística”. En C. PASTOR ESTEVE (coord.): Estudios sobre la Pa-
rroquia de Nuestra Señora del Socorro de Aspe en el IV Centenario
de su Fundación. Ayuntamiento de Aspe-CAM.
NOTaS
1
Afortunadamente no ha sido el caso de la construcción del nuevo
ayuntamiento, con un escrupuloso y ejemplar ejercicio de integra-
ción urbanística en un entorno tan delicado. Sin embargo, la triste
(por evitable) desaparición en los años sesenta del pasado siglo de
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dos edificios singulares anexos al consistorio, la Casa-Palacio y el
antiguo Hospital de Caridad, han alterado de manera sustancial el
aspecto de la plaza, aunque no han conseguido romper la armonía
de su planteamiento estético. Tras una singladura de más de tres-
cientos años, les faltó aguantar sólo treinta años más para que ahora
pudiéramos presumir de la plaza monumental mejor conservada de
todo el barroco valenciano.
2
Se echa en falta un estudio monográfico que abarque, más allá del
mero catálogo o inventario, el estudio completo del Barroco civil
de la provincia, escasamente representado pero con edificios ejem-
plares como los ayuntamientos de Alicante, Elche, Castalla (rela-
cionado con la figura de Pere Quintana), Aspe o Denia, a los que
habría que añadir una muestra significativa de casas nobles y pala-
cetes.
3
Literalmente ha sido y es así. En las ocasiones más especiales para
la población, cuando se ha utilizado la plaza Mayor como lugar de
convocatoria, siempre ha resultado ser el edificio sacrificado, ocul-
tado por escenarios y tramoyas de toda índole, en detrimento del
papel protagonista ejercido por la basílica. Si se hubiese construido
en otro lugar, apenas a dos calles de distancia y desvinculado de
su actual emplazamiento, estaríamos hablando de una construcción
señera y mucho mejor valorada.
4
Aparte de las noticias aportadas por Manuel Cremades (Cremades,
1966) apenas se ha publicado nada al respecto. Tan sólo un par de
acercamientos, claramente insuficientes, han intentado fijarlo den-
tro del panorama arquitectónico y decorativo de la época (Mejías,
1994. Candela Guillén y Mejías, 1998: 343-346. Mejías, 2004:
153-156). A ellos remitimos para el interesado en la descripción
del lenguaje decorativo que articula su fachada.
5
Prueba de la profunda integración que tuvieron estos espacios en
la sociedad civil es la constatación de que todavía se conoce a la
zona porticada de nuestro ayuntamiento como “La Lonja” en un
claro ejemplo de fosilización toponímica.
6
Hasta bien entrado el siglo XX estos espacios se ocupaban para ac-
tividades similares: el mercado se disponía en la plaza de la Fruta
(actual ensanche de la avenida de la Constitución); todavía viven
ancianos que aprendieron sus primeras letras en los altos del ayun-
tamiento; los hay que utilizan aun la zona porticada como punto
de encuentro; hasta mediados de los sesenta estuvo funcionando el
antiguo ambulatorio ubicado en el Hospital de Caridad...
7
La reforma fue ejecutada entre 1703 y 1704 por el maestro alarife
aspense Agustín Mira.
8
Autos de la posesion qe en 31 de Dixre de 1645, y ante Franco Juan
Broso notario puco., se tomó de la villa y varonia de Aspe con su
Jurisdicon. Rentas y drôs, por dn Joseph Sanz canonigo de la Sta
Iglesia del Aseu de Valencia en nre y para el Exmo. Sr. Dn. Jayme
Manuel de Cardenas Duqe de Maqueda y Nagera ... AHn, Sección
nobleza, Casa de Baena, caja 165, documentos 36 a 38.
9
Autos de la posesion qe en la villa de Aspe a 22 de Abril de 1705,
y ante Vizente Guill notario de la ciudad de Valencia, se tomó ante
él y en aquel dia de dha villa y su varonia con su jurisdicon rentas,
y regalias, por el Exmo Sor duque de Arcos Dn. Joaquin de Guada-
lupe Ponce de Leon ... AHn, Sección nobleza, Casa de Baena, caja
165, documento 44.
10
Recogido en C. Martínez Cerdán et alii (2005: 85)
11
Cremades, 1966: 115. no aparece ninguna alusión a este cuadro,
posiblemente de cerámica vidriada, en los libros de plenos muni-
cipales correspondientes a 1869. Tal vez se acordó su supresión en
 los años 1870 ó 1871, pero la destrucción de las actas de esos años
por la partida de Lozano durante la 3.ª Guerra Carlista nos impide
efectuar esa comprobación.
12
Tal vez se tratase de un oratorio de inspiración gótico-mudéjar; no
olvidemos que la iglesia del Socorro, antigua mezquita, tenía esa
apariencia a finales del siglo XVi.
13
Tampoco es descartable la posibilidad de que se produjese un de-
rribo parcial de la iglesia-mezquita para la construcción del nuevo
ayuntamiento. Esto explicaría la pervivencia del oratorio durante
la segunda mitad del siglo y justificaría la información dada por
Cremades.
14
Aparte de otras informaciones sobre la trama urbana de Aspe en
esos años, como la primera mención conocida acerca del Calvario,
lugar elevado situado en la confluencia del Barranco con las actua-
les calles Barítono Almodóvar y Orihuela: “... accedi personalment
al puesto hon esta el Monte Calvari fora de dita vila ...” o la alu-
sión a un patíbulo “... al puesto y lloch hon esta la forca de dita
vila que esta prop de aquella ...”
15
Además de la imagen del edificio que ilustra este artículo pueden
consultarse otras en la revista La Serranica de 1984.
16
interpretamos esta Sala Nova como la referencia al total del edifi-
cio donde se reúne el Consell, puesto que lo ubican delimitando
sus lindes con los edificios aledaños, algo imposible si se tratase
de una habitación o dependencia menor.
17
Merece la pena recordar que en 1645 se estaba actuando en térmi-
nos similares sobre el ayuntamiento de Elche y unos pocos años
después en el de Castalla.
18
“En la Villa y Baronia de Aspe, y en la sala del concejo de aquella,
lugar en donde acostumbra juntarse y congregarse el Concejo Ge-
neral de dicha villa legítimamente y según costumbre ... mando su
excelencia a mí Vicente Guill noto de la ciudad y Reino de Valencia
le recibiese instrumento publico que fue echo en dicha sala de la
Casa de la Villa a veinte y dos de Abril año del Señor de mil sete-
cientos y cinco ... el Exelentissimo Señor Don Joachin Ponce de
Leon, Alencastre y Cardenas Duque de Arcos que presente estava
sentado en una silla ...”
19
AHMn. Protocolo de Joseph Mazón, 1718-1722, folio 44. "Carta
de pago de Gabriel Mira. Aspe, 9 de agosto de 1720”.
20
Podemos comparar los costes de obras simultáneas para hacernos
idea del alcance de las del ayuntamiento: la ya citada reforma de
la Lonja de Monforte costó 279 libras en 1703; la portada del Co-
legio de Santo Domingo se adjudicó por 1.200 libras en 1722; la
de Santa María de Alicante por 1.170 libras en 1721; la sillería de
la Catedral de Orihuela por 2.000 libras en 1717; la fachada de la
iglesia de Santa Faz por 380 libras en 1721; o las labores de escul-
tura y talla de la iglesia del Socorro de Aspe por 550 libras en 1733.
Pensemos que nos estamos refiriendo a la construcción y decora-
ción de portadas y obras de marcado carácter escultórico, por ello
más costosas, y que la obra de Gabriel Mira pudo adjudicarse en
los primeros años de la centuria, veinte años antes que las aquí ci-
tadas.
21
Esto explicaría que el arranque del arco que pone en comunicación
a la plaza Mayor con la avenida de la Constitución aparezca par-
cialmente embebido en el muro del propio ayuntamiento, pudiendo
indicar este hecho una cronología anterior.
22
Durante la última restauración del edificio quedaron al descubierto
en la segunda planta las roscas cegadas de varios arcos de medio
punto de amplia luz. Dispuestos en sentido longitudinal, en clara
proyección de nave abovedada dispuesta como tercera crujía, apa-
recían articulados a una altura sin correspondencia con los actuales
forjados.
23
Decimos todo esto a sabiendas del riesgo que supone adscribir obra
escultórica —y todavía más la de estos años— a una determinada
cronología sin más base que el análisis estilístico de las formas. Es
evidente que habrá que localizar documentos que ayuden a confir-
mar (o desmentir, tanto da si se alcanza la verdad) lo aquí expuesto.
24
Martínez Cerdán (2007: 142 y 159-160) descubre por primera vez
la figura de este alarife local en un riguroso y muy bien documentado
trabajo sobre el proceso constructivo de la Basílica del Socorro.
25
Archivo Histórico de la Diputación Provincial de Alicante
(AHDPA). Correspondencia relativa a Hacienda: informes y recur-
sos (1762-1830). Legajo GE 12610/1.
26
La figura de Francisco Alcaraz como maestro constructor está pen-
diente de estudio. Sabemos que participa junto al cantero alicantino
Vicente Mingot en las obras de la portada del crucero de la iglesia
de Monforte del Cid, en 1771. La asunción por su parte de una obra
del calado de la torre del ayuntamiento debiera hacernos pensar en
algo más que un alarife. A modo de curiosidad reseñamos la pre-
sencia de su firma en un grafito aparecido en la escalera de acceso
al campanario de la Basílica del Socorro.
27
AHDPA, loc. cit.
28
AHMn. Protocolo de Jacinto Amaro de Villela, 1775-1776, folio
22. “Juan Francisco Alcaraz y consorte. Obligación y fianzas por
la obra de la torre. Aspe, 2 de febrero de 1775”.
29
AHDPA, loc. cit. Se refieren aquí al coronel Fernando Miyares,
participante en los enfrentamientos habidos contra los franceses en
las dos batallas de Castalla, la derrota de julio de 1812 (con guar-
nición de Miyares en Petrel) y la victoria de abril de 1813. La ac-
tividad de su unidad en nuestras comarcas está documentada entre
1812 y 1814, y su estancia en nuestro pueblo podría matizar los
datos conocidos hasta ahora sobre el desarrollo de las operaciones
militares contra Suchet.
30
AHMA, Libro de Actas Municipales de 1851, sesión de 7 de no-
viembre de 1851.
31
Sesenta reales de vellón se pagan a José Pujalte Lloret en 1861
“...por la composición hecha en la maquinaria del reloj de la
villa...”AHMA, Libro de Actas Municipales de 1861, sesión de 9
de diciembre de 1861.
32
AHMA, Libro de Actas Municipales de 1864, sesión de 20 de junio
de 1864.
33
AHMA, Libro de Actas Municipales de 1864, sesión de 23 de sep-
tiembre de 1864.
34
Muy criticada por amplios sectores de la población por lo que su-
puso en cuanto a mutilación del paisaje urbano más tradicional y
reconocible del último siglo. Sin embargo, como ya hemos visto,
la apariencia de la torre no fue siempre la misma durante sus casi
cuatrocientos años de vida documentada, ya que estuvo sometida
a continuas reformas, derribos y reconstrucciones. Tal vez habría
sido deseable una mayor elevación que contrapesara la abrumadora
presencia de los edificios contemporáneos colindantes a la vez que
recordaría a esa torre de tres cuerpos ya existente en el siglo XViii.
Sin embargo sus características estructurales, de fácil modulación
por cuanto se trata de un cubo fácilmente proyectable en altura,
hacen que pueda elevarse en cualquier momento en el futuro. Sea
de esta manera o de cualquier otra, el edificio y su torre nos sobre-
vivirán todos.
Aspe, su cultura y sus gentes 54