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n AS CIVILEACIONES ACTUALES. ‘mana ona hija. El hombre permanece en relacién con la casa de su madre, ¥ sus lazos mis s6lidos son los que le unen a sus hermanas. La «casa de los hombres continia siendo el centro de atreccién de la poblacién mascalina. Una ver easado. el Kayapo escoge perteneser a uno de los dos grupos («mi- tad») et los que se dividen los hombres adultos. Pasa asi al servicio de un jefe, al que acompatia a la guerra y cuyos huertos cultiva. En contrapartida, participa en las cacerias y pescas colectivas. Después, se situard en Ia xcasa e los tombrese, al Este 0 al Oeste, segtin la «mitad» que haya escogido, pues cada una de ellas esté asociada a un punto cardinal. Con! paternidad, 1 joven casado tiene acceso a una nueva clase de ead ‘En el vikimo periodo de su vida entra en la clase de los vejos. Su funcién en la scast de los hombres» es entonces arengar a Jos j6venes y a los hom- bres maluros, con motivo de cualquier aconiecimiento importante o en vispe- ras de ma partida para la caza o la guerra. Cuando se siente en forma, re- lata, ayuténdose de la mimica, las hazafias de su juventud. 6. Fiestas y religion Las fiestas absorben Ia actividad de los Kayapo durante una gran par te del aio. A pesar de sus ritos, las fiestas no son de naturaleza teligioss ni magic. A diferencia de los otros indios amazénicos, los Kayapo se inte resan muy poco por el mundo sobrenatural. Aunque temen a Jos malos esp ritus, en particular a los de les muertos, nunca los conjuran para obtener sus {ayores o para calmarlos. Los curanderos tan slo gozan de un prestigio mo- . 1. Es imposible separar a la sociedad de Ja civilizacién (y reci- Procamente): ambos conceptos se refieren a una misma realidad. ©, como dice C. Lévi-Strauss, «no corresponden a objetos distintos, sino 8 60s perspectivas complemenuias de un mismo objeto que es. descrito adecuadamente, tanto por uno de los dos términos, como por el otro, seein el punto de vista que se adopter El concepto de sociedad supone un contenido extremadamente ico, Jo mismo que el de cvilizacién, al que tantas veces se aproxima, De esta m: nera, la civilizaci6a occidental en la que vivimos depende de la «sociedad in- dustial» que es lk que le da vida. Seria facil descrbirla, analizando ests misma sociedad, sis grupos, sus tensiones, sus valores inteleetuales y mors les, sus ideales, sus regularidades, sus gustos, etétera. En pocas palabras, desaibiendo Tos hombres poradores de ei ewizacin, y tansmisoes a ‘Cuando la sociedad subyacente se mucye o se transforma, la eivilizacion se transforma y se mueve a su vez. Esto es lo que viene a decir el bello ibro de Lucien Goldmann, Le Diew Caché (1955), que estudlia Ia Francia del Siglo de Oro. Segin él, las caracteristicas fundamentales de una civlizacién estén ddeterminadas por «la visién del mundo» que adopta.. Ahora bien, en cada caso, esta vision del mundo se reduce a la transcripcién y a la. consecuen- cia de las tensiones sociales dominantes. La civilizacin, a manera de un es- Pejc, es la miquina que refleja estas tensiones y estos esfueros. En ia €poca del Jansenismo, de Racine, de Pascal, del Abate de Saint- Cyran y del Abate Barcos, cuyas cartas encontradas por L. Goldmann tienen un interés tan grande, en este momento apasionado del destino de 28 US CIVILIZACIONES ACTUALES Francia que analiza Le Dieu Caché, la visiOn trigica del mundo que predo- ina entonces debe incluirse en el activo de la alta butguesia perlamenta. fia, enfrentada con ta Monarquie y defraudada pot ella. Su trépica suerte, cl tomar conciencia de ello, su ascendencia intelectual le permiten ‘pone? ‘una impronta al Gran Siglo francés, la suya. SCon_ua sspirtu absolutamente diferente, las tess de C. Lévi-Strauss sobre la gence en seed pena esas moderna ae ue ntre culteras y civitzaciones tal camo las distinguen los" sniropdbges, ve Ree 0 une identificacice entre sociedsdes y culteras® Alas culturas cccresponden socisdades "que crean poco desordea, 1o que los fisicos Maman “entropia”, y que tienen tendencia @ mantenerse indefaidameete oa 434 estado nical Jo que etples, por ots partes sin historia y sin progreso. Micatras que ues en a las civilzactones moderns), cia de poteocial que se encuentra realeada Son estas sociedades las que han legada a provocar en su sere un verano {Beil gue emleao, por um lado, para products mucho mas oréen eure chee wee las sociedades. del mauinismo—y, yor otra parte, mucho mis desorden, mecha ‘menos entropia ‘en el lao mismo dels relaciots humanay”> Ey Rouen es colts pints sran producto de tc (ultras, Jas que las relaciones entre los grupos estin.reqlimestacas de una’ ges Sempre y se repten iavariablemente, mientras que las cvilizaiones se fundavan oe 2. La seflal exterior mas importante de estas distinciones entre “cultaras” y “eivilizaciones” es, sin duda alguna, Ia presencia 0 ausen, cla de ciudades. En el nivel de las civilizaciones, las ciudades proliferan mientras que ‘apenas estin esbozadas en el nivel de las culturas. Estd claro, que entre luna categoria y otra hay jalones intermedios. El Africa negra esté consii- tuida por un grupo de sociedades tradicionales de culturas empefadas en el proceso dificil y a veces cruel, de una civilizaciée naciente y de una urba- aizacién modema. Sus ciudades, atentas a lo que viene de fuera. a lo que ‘desemboca en la vida unitaria del mundo, son como islas en medio del es. ‘ancamiento del resto del pais. Anuncian la sociedad y la civilizacién futuras. ‘Sin embargo, las civlizaciones, las sociedades més flamanies, engloban, entro de sus propios limites, culturas y sociedades clementales A este res, ecto, basta pensar en la relaciGa diaiéctica, siempre importante, entre las ciudades y el campo. En una sociedad, el desarrollo nunca ha alcanzado por ‘gual a todas las regiones,a todas las capas de la poblacin. Es frecuente que queden islotes de subdesarrollo (zonas montafiosas demasiado pobres, o apar- tadas de las redes de comunicacién), verdaderas sociedades primitivas, ver. daderas «culturas» en medio de una civlizecién. El éxito principal de Occidente radica, sin dejar lugar a dudes, en la captacién, levada a cabo por las ciudades, del camyo, de sus eculturas» car. ppesinas. En el Islam, la dualidad permanece mas sensible que en Osciden- {c, las ciudades son irstaladas mis de prisa, se corvierten més precozmente 1AS CIVILIZACIONES... ¥ LAS CIENCIAS DEL HOMBRE. 29 SEedades si cabe deitlo as, que en Europe, mientras que el campo con- 10, con amplias zonas de nomadismo, sada la estrecha relacién existente entre clvilizaclén y socie- dad, conviene plantearse en términ 00s Ia —- 105 sociolégicos Ia historia larga En el prorimo capitulo explicaremos en qué consiste, a nuestro cuter paces aietencia: en el plano de la duracién, la civilizacién comprende, 1. ci importaneia del nimezo: durante mucho tiempo el hom: por cansantte instrumento, el nico motor al servicle del homers, constealde nent el nico artesano de Ia civilizacién material, mie SLastruldo esta clviizaclén con Ja fuerza de sus braves sae oo manos, de hecho, tala expansion geogréfica ha favorecido el aciones. Axl ocutié en Europa enon 7 f tee 46 en Europa en os silos xt, Av, XV [etularmente también, la exosiva abundancia de hombres, beneficiosa Sreagerinspi un dia se vuelve nociva, cuando el aumento de la eohinggs Euaate al crecimiento ccondmico, Eso fee, probablemente lo que Coorg en Eanropa, anes de teminar el sigh xv. Y Io mismo ocune os! le eae er Rcnaveria de los paises sublesarollados. En tl munde' enters oe aot Profncido, en consecuencia, perodos de hambre, disminucign del clas ‘eal, revuehas populares, épocassiniestras de retroceso. Hasta el womens Ee 31 30 LAS CWILIZACIONES ACTUALES LAS CIVILIZACIONES... ¥ LAS CIENCIAS DEL HOMBRE —__US aruzaciones actuate a Ee 2 qe las cidemis venin a sumatse al hambre, larand alas fs 1 samt rao; emcphence ale Ea deca seein ac. Irasiado denias de hombres. Después de esa caliiofs entire iy al tanto orguo de Un cada 9 vinSee Seis oe ll. Por ejemplo, la de in segunda mitad del ‘siglo X1v europeo, con la peste ne- riaueza recién estrenaéa de un comerciante ‘banquero. En Europa, desde el 8 us enemas subsguones, 0 le que se pradan red one es Salo xm (yprobabenente desde anes) la cian en ov tte eae Supeviventviven de monento con mit oles insane a Gat bao el Sgno el dnc 9 del mena sion vuelve a empecar yw anlar aa Serer ea reat ato Pcs gue i idusinacon Ba torg ave ey sn,» x 4 civlizacién se eacenia asi en fncin de una cit redo sig 3 ee cao vse y aoe bo nel Sil, yen ee te eee een aoe lt ce de superpoblacién, su valor» Ie non ar it, Ast To $u masa, egin el mecanismo de redisribucién que in demuese ti tpn evar een see A gzecaiamos socials y xondmicos que reserva en los circus del dinero | dose la necesidad de economizar it Ja parte destinada al iujo, al arte, a la cultura, En el siglo xvi, en los afios j de las méquinas y de los motores ‘condmicamente muy duros del reinado de Luis XIV, en la Corte no hay antigiiedad greco-romana no cont inte. més que mecenas. Tods la vida literaria y artistica se centra en este estrecho ligencia. En realidad, no hizo nn citeulo. Con la rigueza y las faciidades econdmicas del siglo xn, tanto ' que. en sustitucion, tenis i . [a aristocracia como la burguesia, toman parte activa, al lado de la Monar- tes del siglo xu, i quia, en la difusién de i cultura, de la ciencia y de ht Gosia. Se ike ce Pero, en esta poe, jo contin sendo un prviegio de inn mino- | cust nada: realin oa pee en eta época, el ajo con ego do un in due In deanna eng taea cs ies fa social. La civilizacién subyacente, la de la vida cotidiana Y pobre no / fama, mayor incliso que ta de! animal donéaticn.. En useage, heads el att latgo tiempo fue progresiva en el piano cientiice, ne fran- iene participacién aleuna. Ahora bien, la capa mis baja de una civiliza sién es Ia que determina su grado de verdad, ,Qué es, entonces, Ia libertad? Qué es Ja cultura del individuo, cuando un minimo vital esté fuera de $3 aleance? Desde este punto de vista el tan denigrado siglo x1x europeo. el siglo 21x de Jos nuevos ricos y del eempuje burguéss, el tan aburrido si- icala,intldencia de tas fluctuaciones econémicas: ta vida eco- est {a tay {até continuamente eseilando en fluctuaciones le Wey 7. slo xix es el que anuncia ya, aunque no 10 realice atin, un nuevo destino tas, las otras largas, Para las civilizciones y para ia persons humana, Al tiempo que aumenta el nimero de los hombres, étos empieza, cada vez en un mimeo mayor, 2 mal ecyer tt 2 fo ltgo de los aos. lox momentos de buen dempo y F en una ciertabilizacién colectiva, Sin ninguna duda, el precio de | ecimal tiempo exonsmicos,y, en cada caso, as socedader 7 ei ee femcante ansformacie que, por ota pat, fue inconsite—ia, Sk. prakeagnan, as consecvencias, sobre todo cuando se tats de amon jecialmente, muy gravosa, Pero se ve contrarresiado con creces: el dsaro:| Edad Mademsm® Y la inguietud del final del siglo x¥-esr sotae lo de la enseiianza, el acceso a la cultura, a las Universidades, la movilidad } d "PS Lanto preocupd a J. Huizinga—coresponden a un social, son conquistas, rias en consecuencias, del ya rico siglo X1X. Romanplcave de ia cconomia de OccidenteIgusinente ear seen Romantiismo europea coincide con un retrocso Seordenes a larga dura ‘Tanto en Ia actualidad como en el futuro, e} problema esti en crear una Ser sige I817 2 1852, Las expansiones economicas de iy eens a ivilizaci6n que sea al mismo tiempo cualitativamente rica y civlizacion Ge pattic de 1733) fueron objeto de algunos fremaror (Come imasis, remendamente can, inconcebible, si no se pone una cantidad impor- sec breeds a a Revolucién Frances), peo, en su coojute ee {ante de excedentes al servicio de la sociedad, inconcebible, también, sin los aceleracion sitda el auge intelectual del ‘Siglo de las Luces» en un con. ‘momentos de ocio que el maquinismo puede y debe proporcionar. En Jos to dele paeaat 4 comerco sctve, de expansin industial de eon, pases industrializados, exe futuro esté previsto para un plazo de tiempy ‘0 de la poblacin. relativamente corto. Pero el problema es mucho mis complejo a escala ‘mundial. Porque las desigualdades en el acceso a la civlizaciOn que la vida ual sity Ceonémlea es east siempre creadora de excedentes, ffonémica ba hecho surg entre las diferentes clases sociales, también las | Sea cual sea el sentido de la tiuctuacion ha creado entre los diversot pases del mundo. Una gran parte de 6te cons tuye lo que un ensayista cliicé de eproletariado exteiors, Jo que comin "jag Ghar bits tsto, el despifaro de estos excedentes han sido una de ‘mente se llama Tercer Mundo, portador de una inmensa masa de hombres fs condiciones indispensables para el lujo de las civilizaciones, ciertas para quienes el acceso a un minimo vital se plantea basiante antes que el ac- ‘formas del arte. Al admirar. hoy en dia eta anultertons eee yes 280 a la civilizacién—que muchas veces les es totalmente desconocida—de 2 LAS CIVILIZACIONES ACTUALES $3 propio pals La Humanidad tiene que tnbajar para colma exo inen- tas denivekes, sno quiere comer el rego de extingie con armas yo, 2 : IV. IAS CIVILIZACIONES SON MENTALIDADES COLECTIVAS. La psicologi. después de ta geografie, de Ia sociologia y de la econo- ‘fa, nos obliga a una tiltima confrontacién. Con una diferencia, y es que la fsicologia coleciiva no es una ciencia tan segura de si misma ni tan rica en ‘resultados come las otras cienciss del hombre a las que, hasta ahora, 10s hemos referido. La psicologia colectiva rara vez se ha aventurado en el cam- po de Ia historia, 1. aFsiquismo colectivo, tomas de conciencia, mentalidad 0 uti- llsje mental? Es dificil escoger entre los términos que propone el ti tulo tan largo de este apartado. ¥ estas mismas vacilaciones en la Serminologia testimonian de la inmadurez de la psicologia eolectiva a ete la oni cana auc weer i Sc a ae, ans on my i a acces Tae dec aa we Metatid ranis ciaeneae Scat, fl de bs os Maas admirable ibro, Rbelais, opta por emplear la expresion de Ss ae ES A ca ncn tae ts em ai eas eee pt gd We snes georgiana eda las decisiones, arraiga los prejuicios, influye en un sentido o en otto lo: If ai. i oo temores, de viejas inquietudes, muchas veces inconscientes, en realidad, pro- ducio de una inmensa contaminacién, cuyos gérmenes estin perdidos en el pasado y transmitidos a través de generaciones y generaciones humanas. Las eactiones de una sociedad, frente a los acontecimientos del momento, frente a las presiones que se ejeren sobre ella, y a las decisiones que se le cxigen, obedecen menos a Ia idgica e incluso al interés egoista. que a este imperativo no formulado. muchas veces informalable. que nave del incon cient colectivo, ‘Seguramente, lo més incomunicable que tienen las civilizaciones entre si, fo que ls aisla y las distingue mejor, es este conjunto de valores fundamen’ kes ce estructuras psicoligicas. ¥ esias mentalicades son, igualmente, poco fensibles al paso del tiempo. Varian con lentitud, s6lo se transforman tras largas incubaciones, de las que también son poco conscientes, LAS CIVILIZACIONES... Y LAS CIENCIAS DEL HOMBRE 3 2. Aceste respecte, la religion es el rasgo predominante en el co- razén de las clvitizciones, ala ver su pasado y su presente. Y, sobre todo, claro esa, en et corazon de las cvilizciones no curopeas. En la India, por ejemplo, todos los actos cobran forma y jusificacién a par- tur de la vida religiosa, 90 de Ia racoral 1a anésdora recog tor Bersbio,obina de Cenien (265-240), demonstra ave on aban de ello: “Aristéjanes, el misico, hablando de los "ufs un estudio Ge Tas realidad bums indi se echo a vey exeland: “TEs studies reldades humanas entra ignore ls reals A propésito de la impotencia humana para medic, al mismo tiempo, el {inmenso misterio y la unicidad de lo scbrenatural, un filésofo hindi contem- poréneo, Siniti Kunar Chatteji, formula la siguiente metéfora: «Nos pare- ‘cemos a hombres ciegos, que al palpar una u otra parte de un elefante, estin convencides, el uno de que toca una columna, el otro una serpiente, un ter- sero una substancia dun, un cuarto una pared, o también un cepllo con ‘mango flexible, segin que lo que estin tocando sea, respectivamente, la pata, la trompa, las defeasas, el cuerpo o Ja cola del animal.» Al lado de esta profunda humildad religioss, parece que el Oxcidente hha olvidado sus origenes religiosos. Pero mis que de una ruptura operada por el racionalismo entre lo religioso y lo cultural, habria que hablar, de hecho, de una cocxistencia entre laicismo, ciencia y religién, o, mejor cho, de una serie de dislogos draméticos o esperanzados, pero nunca inte- srumpidos, a pesar de las apariencias. El Cristianismo se afirma como una realidad esencial de la vida occidental, y a veces deja su huella en les ateos, ‘aunque éstos no siempre sean coascienies de ello, Las replas éticas, las acti- tudes ante la vida y la muerte, el concepto del trabajo, el valor del estuct- 20, el papel desempetiado por las mujeres y por los nifios, son otros tantos comporiamien'os que, aunque aparentemente no tienen nada que yer con al sentimiento cristiano, derivan de él. Pero, asi y todo, la tendencia de la civilizacién occidental, desde el des- arrollo del pensamiento griego, es la de un continuo movimiento hacia el racionalismo, y, por lo tanto, un igualmente continuo alejamiento de la vida religiosa. De ahi, su originalidad, de la que tendremos que ocuparnos més ‘adelante. Selvo contadas excepciones (ciertos sofistas chinos, ciertes fils- sofos arabes de siglo xu), estos alejamientos se han producido con més cla- ridad en Occidente que en el resto del mundo. Casi todas las civilizaciones estin invadidas, sumergidss en lo religioso, lo sobrcnatural y lo migico; viven en ellos desde siempre y de ello sacan las motivaciones mas sa de su psiquismo particular. Tendremos ocasién de repetirlo més de una Las Coitencanes CAPITULO 111 LAS CIVILIZACIONES SON CONTINUIDADES. ts necesarioiniroductr a Ja histori, con sus dimensio- nes y sus explicaciones, evidentemente fundamentales, er ae ae erent implicad al que ela complcars. més sae ace dark un sent”. Yen efel, ninguna ct pero a aoe dere sendnderamente comprensble sin Uh ©. Mose act i ineraion ya records, ls vars pnocimlents 2¢ J zpeiencas vivian. Una iliac | Htutee’un' pasado, un elerto pasado io Tr consguinte ln historia de una eivilzacion no e ee a gelentresncar de sus cordenades antgoat fine ot Intent de eridas para a actaldad. No ve ate Jas ae ievemo to qu se sabe de I civzacion griega 0 fe span dia‘chin nine toto to que, de eta vida de a8- tafio, continda siendo eficaz y active, hoy dia, en Ja Europa a aa a china de Mao Toe-Tung, rspetir: 2 ee ones ee eMencls a ‘sigles 7 sigos de distancia. |. LAS CIVILIZACIONES EN SUS COYUNTURAS Pero, empecemos por el principio. Cualquier civilizacion, hoy igual que ‘ayer, presenta, en primer lugar, como una serie de manifestaciones féc\ Jes de aprehender: una obra de teatro, una exposicién de pintura, el éxito ‘de un determinado libro, una flosoffa, una indumentaria, un descubrimen- to cientfico, una puesta punto t&nica..., todos ellos, acontecimientos aps Teatemente independientes los unos de los otros (a primera vista. nada 0 poco tiene que ver la ilosofia de Merleau-Ponty con el timo euadro de Picasso) ‘Estos hechos de civilizacin tienen siempre, sefalémoslo, una existencia ctimera, Lo importante es saber cémo pueden conducirnos hacia esas c0or- ‘denadas que investigamos, que son al mismo tiempo pasadas y actuales, pues- to que, en realidad, parece que estos hechos se suceden y en ocasiones 1 destruyen, los unos a los otros, en lugar de continuarse. Estos especticulos son, en efecto, objeto de cambios obstina- os. Un programa cambla porque nadie tiene interés en que se ma tenga durante mucho tiempo en cartel. {AS CIVILIZACIONES CON CONTINUIDAD, 35 UAE A Esta variabilidad se traduce en la sucesién misma de las époces litera rias, artstcas 0 filosbficas, que se reducen a una serie de episodios cerra- os en si mismos. Cabe decir, aplicando la terminologia de los economis- fie que hay coyunturas cultural. 1o mismo que hay coyunturas econémi- wae ae decir, fluctuaciones ms © menos largas o presipitadas, y que, en la tnayoria de fos casos, se suceden contraponiéndose viclentamente. Entre una Gpoca y otra, todo cambia 0 parece cambiar, de la misma manera que en el (eitro un proyector. in recesidad de que cambien Ia decoracién y los ros- tros, puede iluminarlos de diferentes colores y sumirlos en otro universo De todas estas “ég0cas".e1 Renacimiento es el ejemplo més bello. Tine temas, coe Gtacias'y hasta tes que. Je son pecullares. Esté. dominado, por 13 colar iMtceetual, por el amor a Yo bello, por Tas discusones libres y tolerant. Pasigs que, las frases ingeaiosas son. sob una ‘uplementaria’ de Ia ale- cae, vie Tambien se eocuentta. bajo I, impronta del descubrimiento, o\ el Br de viento de las obs de Ia antigiedad. en el que participa apasionada- NS are roméatcn (ne sudo, a0- in, saab Rol fo gon Reman rena) a ig amen yal sopero apokonco fs afl erste an, suede ie durante un perido de retrocesm eo no crm 6 Ue Poe TBA) ASD, No creemesaue ete retrocan ex asic de toda Ee (ee remains puede aber anbvéa cco, percaaes Serge nase fomests le edepeniones a semindevendenes aE i Sess, 2 Ca” cade gearaion se conpace Dexar 2 have de Jodo comes Ea onic ia sunt com crce. A, pot cfm, s¢ ht ie precedio, dro tniacdn entre Romani Baroco, camo dela raduld, ane conn cine Ar acqnced de nigra s fogeeod Gupte SOY Gpecacares devombanienos se jmagen predominsate et, pues, la de un continuo it y_yenit. Una ime Rete que una economf, ene ‘wn tno propio. Se preseala rilzacionWtona intrrampida. por eipses,hisioria que fécilmente puede Soo da en polars sucesves, que. préctcamene se desconocen los ‘unos a los otros. Y, de hecho, se habia del Siglo de Luis XIV 0 del Siglo aoe a tctie focus, de «la civilizacion clisca» y de la «civlimcion del els Les rat de eciitzaciones de pocan,sdiabicas invenione, Se ees omiea un economists eof, Joseph Chappey, ya que, sein oo es cegologa va en conta de Ta idea misma do cvilzaiOn, idea que, como veremos, supone una ‘coniinuidad. Pero, de momento, no dis- eee resnoe eos conradigeén, yo. que, por otra pare, unidad y diversidad cutremor Speman como conviveny tenemos cue admitio Fonte toda la. Europa cult de enionces, De la misma manera. existe 2. “Cambios”, acontecimientos, héroes: Ins coyunturas, Ios episo ‘ios sucesivos ayudan a comprender el Iugar aparte que ocupan en 1 historia de las civilizaciones cierlos acontecimientos 0 personajes exeepelonales. Cada episodio se desintegra en una serie de actos, de gestos, de tuncio- nes, En fin de cuentas, las civilizaciones estén constituidas por los hombres, J, por lo tanto, por las gestiones, las acciones, los entusiasmos y los «com- eee 36 LAS CIVILIZACONES ACTUALES promisos» de los hombres, y también sus parad6jios cambios en lx manera de actuar 0 de pensar. Sin embargo, se impone hacer una stlecién en esta sarie de acts, de obras y de tiografis: los acontecimientos o los hombres ‘que sefalan un «cambios, una fase nueva, destacan por si nismos. Cuanto més importante es la aportcin, més neotsatia es la sefaliacia, ‘Un gran acontecimicato (es decir, rico en consecuencias) fue el descu- Irimiento de la gravedad universal por Newion en 1687. Pero la primera representaciGn del Cid (1636) 0 de Hernan (1830) fueron acontcinintos signlicativos. De la misma manera, sobrealen una serie de hombres, ea la medida en ‘que su obra anuncia o resume una etapa histrica. Este es el caso de Jos. chim du Bellay (1522-1566) con su Defensa e ilutracin dela lengua fran- ‘cesa; de Leibniz (1646-1716, inventor del céeulo infinitesimal, 0 de Denis Papin (1647-1714, inventor de la méquina de vapor. Pero Jos nombres que verdaderamente dominan la historia de las civi- lizaciones son los que franquean una sere de coyunturas, al igual que el bbarco que atraviesa varias tempestads. En la conjuncién de amplios perio. “ios destacan con frecvenciaesiitusprivilegindos en los que s encaman al mismo tiempo varias geneaciones: Dante (1265-1321) al final de la Edad Media slitina»; Goethe (1749-1832), al terminar la primera mode. nidad europea; aiadamos 2 Newton, en el umbral de la fica clisia, 0 también, aunque agrandado por las dimensiones monstruoss de la ciencia ccontemporinea, al célebre Albert Einstein (1879-1955) A esta categoria excepcional pertenecen los creadores de los grandes sis- temas del pensamiento: Sécrats 0 Platén, Confucio, Descartes o Carlos ‘Marx dominan varios sgls aI vez. Son los fundadores dela cvilizacéa, apenas menos importantes gut los astos de primera magnitud,fundadores de las relgiones: Buda, Cristo, Maboma, todos ellos sumids en una iu- mumacion todavia viva, sin que sea necesario insistir en ello, |. LAS CIVILIZACIONES EN SUS ESTRUCTURAS EL lenguaje de las distntas épcas slo nos da a conocer indigenes cam- biantes: aparece sobre ei esceario de las civilizacions, para desaparecer después. Pero, si se quiere capt lo que no vara en el fondo del escenario, mientras se desarrolla el especticulo, entonces hay que prestar atencidn a otras realidades més simples, depositarias de un interés nuevo. Las unas per- ‘manecen por espacio de dos 0 ies espectiulos, otras atraviesn varios si- gles y, finalmente, hay unas teceras que duren tanto tempo que pueden Parecer inmutabes. Claro esti que esto no es cierto, ya que ells timbiga varfan aunque lenta ¢ impercepiblemente. 1. Entre ellas estan las realidades consideradas en el capitulo an- terior: las sujeciones impuestas sin término aparente por el medio eogrico, por las jerarqulas sociales, por las “psiques” clectvas, por US CIILIZACIONES CON CONTINUIDAD 37 las necesidades econémicas, todas ellas fuerzas profundas y, sin em- argo, dificimente reconoseibles a primera vista, sobre todo para ‘aquellos que viven al mismo tiempo, para quienes aparecen como natu- rales y sin problemas, Estas realidades son conocidas, en la actualidad, con el término de “estructuras”, EL mismo hisorador no las capa en seguida en su habitual relato cro- soljgicn, demasiado preciitado, Por lo mismo, slo es posible comprender 4, sobre too, sui el rasio de estas realidades en su lentisima evolucién sie recorren y cotemplan espacios de tiempo muy amplios. Los movi- aientos de supericie de los que hablébamos antes, los acontecimientos ¢ incluso los hombes se boran ate nuestros ojos, destacando entonces las agandes permanenias o semipermanencias, tanto conscientes como incons- cents. He aqui bs «fundamentos 0, mejor dicho, «las estructuras» de Ciilizacones: Jos sentnientos reigiosos, por ejemplo, o bien el inmovil fo de las comuniades campesins,o las diferentes actitudes ante la mucr- tel trabajo, el acer o la vida familar. . Estas realidad, esta exrucras son, en general, antiguas, de larga du- ‘ei, y sempre ienen rasgos ditintvos y originales. Son las que caracte. ‘tan y crean a las civilizaciones. Y éstas no las cambian porque las consi- iran valores inwsituibls. Es erdente que estas permanencias, estas se- Irconesheredadss o estas denezaciones con respecto a las otras civiliza- cones son generdente inconcentes para la mayoria de los hombres. Y para destacariasclaramente convene alejarse, por fo menos mentalmen- ‘ede la civilizaciéa en la que uno mismo se encuentra inmerso. Tomem a tio & eemplo—cemplo simple pero que a estructuras mln ge Sage Ra es are sos la asa, le saiedad europea Consderamos sus peculiaridades. hasta, al roto “sara” qe silo reals en comparaciga con el papel desempenado Fe ls mser mun o colodndsoos en el extteno opuesto, en comparacng (ca el de la americana de los Estados Unidos. Si queremos comprender el por qué At exta siteacién sol debemos remeatarnos en el pasado, por Jo menos hasta el ‘Silo xu, basta la época del amour courtois para esbozar Jo que ha sido el concep- {ode anor y def pare humana en Ocidente, Después tendremos que. acudi e lizcién, una realidad de larga ressente a los empuies extriores, dificimente modtficabie de un dia 2 Una civilimelin se resiste, por lo general, a In incorporacin de ‘una aportacién eultural que ponga en tela de juicio una de sus estrue- ‘uras profundas. Esta resistencia a nuevas incorporaciones, estas hos- ‘bdades seeretas,son relativamente eseasas, pero llevan generalmente al coraxin de una civilizacién, ‘Las civilizacions estén incorporando continuamente bienes culturales de ‘as civilizaciones vecinas, aunque luego Jos somelan a un «reajustes a fin | \ — — ere ||| lhe 38 1AS CIVILIZACIONES ACTUALES de asimilarlos. A primera vista, toda civilizacin puede ser comparada a una esiacidn de mercancias que no cesn de recibir y de reexpedir cargamentos heterogéneos. Sin embargo, puede darse el caso de que una civilizacin rechace obsti- nadamente una determinada aportacin exterior. Marcel Mauss ha insstido ‘en que no existe civilizacién digna de ete nombre que no tenga repugnan- cias y repulsas que le sean propias. Pero, en cada caso, la repulsa aparece ‘como la decisién con la que teminan una larga sere de vacilaciones y. de cexperiencias. Por lo tanto, tiene una importacia tanto mayor cuanto que ha sido meditada y decidida muy lentamente. ‘Como caso clisico, puede pracnane la oma de Constantinople por los tr ‘cos en 1453. Un historiador treo conemporneosstiene qu la ciuad se entre, foe conquisiada desde dentro mis que desde fuera Esta tei, aunque excesiva, £0 3 inexacta, De hecho, la Iglesia ortodor (por ne deic la civilizacién bizanina) prefiris la samisién 2 los turcos a aanza coals latinos. que era el inico modo {Ge salvarse del que disponia. Ne se tata de una “decsda” tomda a la Hgera ‘sobre el terreno, impuesta por los acontecmienos. Se trata. de a calsinacién Hopiea de un. largo proceso, tan largo. como la propia decadencia de Bizancio, 4, tue fae scentando proresvanete repaid fs es rept de Slianza con los latinos, de ls qu les separain civergencias ‘elie. ‘La unién era posible. El emprador Migsl Padlogo a habia acepado en CConcilio de Lyon en 1274, El enperador Juan V, en 130, habla techo en Roma profesién de fe catlica, En 143%, el Conclio mito de Florencia via 2 proc far ge muevo. 1s posibindae de una union. Los logos gezos mis eminent Juan Beccos, Demetrios Lydones, Bes, se habla pronunciago en favor de a unién con tn talento superior ai de sus adversaries. Sia embargo, etre el trco 4 €l Hating Tos gregos prefiiron al taro, “La eksia biantng, celosa de st ine ‘ependencia, ams al enemigo y le ene el impr y la csandad”, porve, como escribia ya en 1385 el paarca de Constatinopla al Papa Urbano Vie oreo dojaba a ls Islesa griega un "total Iibetad de actuaciS y en clo radicn Ja clave del asunto, Fernand’ Gresard, del que hemos tomado esa interpretacica, afade: “Ia servidumbre impuest por Mohamed Il a Constantnela supsso twiunfo. del patrarca antiupionia", Por otra parte, Occdente era plezamente consciente de esta antipatia que ispraba 2 Oriente, “Los cismitices, eseribfa Pe trarea, nos han temido y odiado con toda su alma” Otra repalsa de lenta formulacén (en Francia, donde la vacilcéa fue mayor, tardara cast un silo en formar) fve lx que iid la penetracion de la Refor: sma en Ttali, en Ia Peninsula Tbcica y mis tarde en Francia, canpo de batalla durante mucho tiempo indecso entre ls dos mane de tener fe ex Cristo, ‘tra resistenci, y no solamenie politica, es la clrecida por cierts sectors del ‘Occidente evolucionado y de la América angsajoxa (comprendido el Canadi) al ‘marnismo y a las solucioues totallarlas de ius Repiblias socalsas: as recharaa de manera categérica en los paises fernicos y aglosajones; de manera mucho ‘mds mitigada y mucho més complia en Franca, en Talia y en los Paises Tericos. Purde tratarse de la resistencia opvesta por una cvlizacén otra clizacién, En este mismo sentido cabe decir que, de adopar el comunismo la Europa oc- ental, lo organiziria probablemente a su manera, breajustaria como reajusta ac- faalmeate al capilaliemo, déndole un enfoque diferente al que le den lor Estados Unidos. 3. Esta labor de aceptaciin o de rechazo practicada por una cl- vilizacién frente a otras exteriores, se realina también lentamente en ‘su interior. Casi siempre, la seleecién es poco consciente 0 prictica- mente inconsclente. Pero, poco a poco y gracias a esa selecelén, una Nee OE — = ere 1S CIVILIZACIONES CON CONTINUIDAD 39 sivilizacién va transforméndose, “separdndose” de una parte de su proplo pasado. De ene la masa de bis y de aitudes gue au pasado y sus desaro- los le ofrecen va enresacando poco a poco, apartando y favoreciendo a unos sia otros no, hasta el momento en que adopta por la. seleccién hecha, un ‘specto munca exteramente nuevo, peo tampoco absolutamente igual Estas repulias infernas pueden ser francas, mtigadas, duraderas 0 pasa- jeras. Slo ls rechazosdaradros resultan eseacales en este terreno, progre- Sivamente aaralo por ls estutbs de historia psicoldgica, cuando alcanzan las dimensiones de un piso de una cvilizaci6n. Asi, por ejemplo, los dos trabojospionerr de Albeco Teren, sobre la vida y la muerte de los si- los xv y xv, ol estudio sobre La idea de la felicidad en Francia en el siglo XVIII de R. Mauzi 0 el ibro apasionante y apasionado de Michel Foucault sobre lt Historia de la cura en la edad clésica (1961). En los tes casos se tata de an trabajo de uno mismo sobre st mismo, de una cvizacién sobre ella miima, trbajo que pocas veces se realiza a la Tuz del da. Todo sigue una marcha tan lenta, que sélo excepcionalmente Jos contemporineos son consientes de ela. En cida caso, las eliminaciones eon ls afadiuras que a vees provocan—tardan siglos en rea causa de los wees y de fos obstiulos que encuentran, de las dif trizaciones, con fecenciainompletas, peo sempre muy Tentas. Strata de logue Michel Fault denomina ex su terminologia particular te pera, 8 dest, al bbe de ua izacin, rechazar fuera de sus fron- ters y desu vd Un determitdo var del que ba renegado. "Es posible—es- tribe ‘M. Foocas-hacer ta hsora debs limites, de. los estos. oscuros, fecesramenteohidados, en cuanto se han realizado, a' través de los cuales una Ghizacén ream alg que se comnrte en su EXtrior: y, en el curso de la Historia, ete vac, este espacio eo Manco por el que se ha aislado, representa 4a cian al igual que sus vaores peculares. Porque estos valores los re- Give y fo mantene en la contd histria; pero en esta regién de la que ‘vere habla, vealia ss sekesnesesenils, reliza el reparto (somos nos ttre los gue subayanos) que le cere st aspecto positivo; es aqui donde se Cuenta leper oniaro en que se forma” Este texto, tan bello, merece ser Kido y reledo. Una civilizacion s6lo slcanza su verdad personal alrectazar lo que la molesta en Ta oscuridad de has tieras miles y ya extanjens. Su historia es la decantacién, a lo largo de los sais, de una personalidad cletva, encajada, como toda persona- ‘dad individual, etre un destino consiente y claro y un destino oscuro © ‘nconstiene, que sve de base y ée motivacién al primero, aunque no siem- se se da a concer. Se nota que estos estudios de psicologia retrospectiva tan sido afectados por los desutrimieats del psicoandlisis. 1H Biko de Mitel Fovcak eta uo cao parcuia; a. separacin entre ria y Toe, ene lcs y sent, spuracién desonocida en ta Edad. Media cred en gute eo, como calgue oto hombre desdichado, era mis 0 ‘nos conideado como un eavide de Dios, Slo se encerrard. por primera vez Poe dementes, day betaine, ee sgh XV, siglo enamerato del orden ‘Socal y que consea a los locos tomo unos seres molestos que deben ser ex- Feld det mando, b miso que se rechara 2 los dlincuentes y a Jos vanabun- ee 40 [US CIVILIZACIONES ACTUALES AS CIMLAZACIONES CON coNTINUIDAD 4“ $s crvitrzaciones acruaus Se ‘es prdcas cristanas, y el que este “sincretismo” permmanezea, en la sctalida splurlocne vio ¢inciuo éa un enpuje expensive. El vencido ha ‘cede: ene a mim tempo se ha preserved “apartado” de si ala locora, ha proscrito su lm. susie y ha reshazado su presencia. De esta manera, el uno d& lo rea ee faire YS gna, Sma E_,lin, teat eaten IM. HISTORIA Y CIVILIZACIONES compatera de,esta victoria que se ha obiendo's la hue del dia, a Saber trae Estat incursioncs a través de las resistencias, de las aquiescencias, de las seg del sgevoalio 9 ei ene dca, * sy scones, Hh hre de aan Re eemmos de estas “separaciones” 0 “semi- permanecis, de ls lentas deformaciones de’ las. cvilizaciones, permites| ia dat Oct fae eee meee Saee tece e formulas una dhtima defnicién que devuelve a éstas su aspecto particular y ‘oncebido a Edad Media, es decir, como un simple trinsio de Is craton te ‘nico: ks civilizaciones son continuidades,interminables continuidades hi ssa ce ere de edhe i lt Be Se, ‘i mucre tércas. poral Renmaniandoy, se convierte en la proche suprema , domina En cite sentido, a cilzaciin es la més larga de las largas historias. inert ot Rig cecompostién del cuerpo, Pero, aera concencién meer de Pero el istorador no tise un acceso inmediato a esta verdad: solo se abe [a muerte el hombre encuentra una nueva Concepeidn de is ‘obra todo st precio y todo su valor humana. En el siglo Xie Gee al mgs paso después de observaciones sucesivas, de la misma manera que al oc, Se male sans Soe resale foe iter c hie es See < Ree 1 as dtetes tiempos de a historia: Ia histortateabaja on 4. tos contactosviolentos entre diferentes chizaione: hasta cea nen emedds macha ens tabna on ators, berms upeesie siempre © as coientngs stones: hasta Ti tna aioseedonmastay tees dsrente, r n fens as unas con la otras con Ibert fe clon Pease is relaclones han sido casi siempre violentas, tragicas, y, 9 1a En cada caso, el passe varia segin la medida adoptada. Las contra. pes lions ene es reales eben, ete se longitud, son objeto de la dialéctica propia de la historia. Para simpliicar esta explicacin, digamos que el historiador trabsja por {0 menos en tres planos diferentes. duracién de la misma y también porque, a pesar de todo lo que se ha dicho, Un priner plano A, el dela historia tradicional, el del relato que enlaza los pueblos romanizados tenfan, en un primer momento, un bajo nivel de scone con aconeiminto, como hacia el cronista ana y To hace { vida, una gran admiracién por el vencedor, y, en suma, fueron, en cierta en la actualdad el periodista. Montones de imdgenes son asi captadas en manera, cOmplics de Ja romanizacién. Pero estos éxitos son raros, excep. Vivo y compos intantiamente na historia mullet, tan tea ae ciones que confirman la regla. ; ea runca terminads, esta hi En fos cauos de contacs volta ls freasos han sito mucho mas a baa jabeen en Oe ess frecuentes que los éxites. El colonialismo, ayer victoricso, hoy en dia es os © incapaces de juzgar y de comprendet. fracaso. Ahora tien, el colonialismo es, por excelencia la sumision de une Un segndo plo B ree los epsodios considerados en bloque: el civilizacién a ott. Los vencidos ceden’sicmpre ante ei mis fuerte, pero se Romantcso, le Revolacia Frances, ls Revolucion, indasral, Ie Segua, sumisi6n, desde el momento en que hay conilicto entre civiliricines, sc deber ser, sin ninguna duda, desaconse. {nda. Pero la uraticn significa mucho més que esto. No se obtiene por herencia,y hace faa mucho esfrao para conseguirl. Supone, en primer Tuga, el sentido hist, y el sentido histrico implica la. percepdiin ‘no 4 AS CIVILIZACIONES ACTUALES s6lo del carer pasado del pasado, sino de su carcter presente; el sentido histérico obliga a un hombre a escribir no solamente con el sentiniento de Su propia genracién, sino con el sentimiento de que toda la literatura eu ropea desde Homer, y comprendida en éstal Iiteratura de su pai, coenis | ten en una duracién nica y componen un erden tnico. Un escrito es tra- icional cuando tiene este setido bstérco que percibe tanto lo que esapa al tempo com lo que le pertnece. Y al mismo tiempo toma el escitor una ‘onciencia exacta de su lugar en el tempo y de su propa sontempors neidad,.. Debe captar ese hecho evidente: el arte no progesa jamis, peo sus materiales no son siempre los mismos. Debe darse cuenta de que eles piritu europea, de que el esp de su pal que poco a poco va apren- diendo a comiderar como mis importante que su propio esprit iniv- ddual—es un esptitu en continua tranformacién, y que esta transformaciéa es un desarolo que no deja nada olvidado ven el camino», que no consi- dera epasados de moday ni a Shakespeare, ni a Homero, ni a as pintuas de las cavernas de los artistas del Magdalninse. Debe darsecventa de que ‘este desarrollo, quizé refinamiento, pero en todo caso ccmplicacin, no ‘consttuye desle el punto de vista del artista un progreso. Quizd ni siguiera fs tun progreso desde el punto de vista del pilogo, 0 por lo menos no en cl grado que se imagina; quid esté simplemente, en finde cuentas, basido ‘en una compliaciin dela economia politica y del maquinisno, Pero la d- ferencia ene presente y pasado proviene de que el presen consiente es ‘una comprensiin del pasado de una manera y hasta un grado que la propia conciencia que el pasado tiene de si mismo no puede oftec.» 3. Continuldad histrica, civilizacién tradicional y progreso. ) Las civilzaione, por fo menos al principio de su destino, han sido t- | das ella eculturasso el sentido dado a este término por los eindlogos,¢ ‘incluso culturas primitvas. Después han permanecido enceradas. por mis | o menos tiempo y mds 0 menos completamente, en un primer engranaje que es siempre de tipo religiso y mgico. Esta primera forma de civlizacién,transnitida oralmente durante silos, |_y siglos, constuye el olkioeo, mejor dicho, «la civizacién tradicional, ex- | elente formula acuiada por André Varagnic. La civizacin tradicional, | euyas innumerabls realidades vienen de la pehistoria, no esi ain muera en el siglo xx. Si se la quiere reconocer, hay qu dejar un lado, en las civ Tizaciones moderas, todo lo que es aristocratic, todo lo que es obra de los | specialists de un trabajo intelectual, todo lo que ha sido ensefiado por los | educadores profesional, todo lo que ha sido dado conocer en kira es rita o imprea, Lo que qued:—Ias maneras de vivi, de pensar, de hablar ¥ de actuat—tene un cardcterprodigiosament vetusto Este eatock de ta Gicionesarcaicas» se ha consevado més en uses civilzcions que en otras. En Francia, y probablemente en todo el Occtente, esta tradcin oral «an- terior a la esrtura» acaba de desaparecer, en el siglo pasado, con ls fero- carries, con ft multpicaciOn de, los indies de comunicasion y de los desplazamientes y con la efcacia We la ensefanza primari, AS CIVILIZACIONES CON CONTINUIDAD Esta desapaicién progresiva ts la clave de los contfictos internos de uta sivilizacion de ls cuales ésta es més 0 menos consciente. Una civilizacién aritocrdtica, burgusa, urbana, ténica, racionalista, leva a cabo una lucha sin fin contra la civilizaciGn tradicional, supervivencia de su antigua cultu- my tan diffil de extrpar como fa grama. Puede venzetla poco a poco. pero nunca completamente. En primer lugar, porque nunca ¢s por si misma serfctamenteurtana aristoeritic, burguesa y, sobre todo, racicnalista. ¥ el yasado multiforme que se defene frente a ela, fuera de ell, conserva tam- tiga un gar seceto en et interior mismo de los espfritus lamados evolucio- rados. Hacen fala sighs y sgl para que este pasado sea definitivamente sfiminado de los esptitu. Estas perspecvas ayudan a comprender Jo que pasa en las civilizaciones «pr se han mantnido en la felicidad, en el paraiso y Ia pesadilla de su in- fancia, y que brusamente se han visto obligadas a abandonarlos para incor- porarse al univero de la ciencia moderna. El conflicto toma entonces. pro- prciones gigantesas, porque el pasado tradicional es todavia muy poderoso. Las etndlogos lo saben y lo repten con frecuencia. Cerca de Dakar (por Jo tanto, cera de una ciudad modema) uno de ellos asistié, en 1957, aun ile de posesia»; sel baile se acelera, se sacuden los hombros con un aoviniento cada ver més brusco y entrecortado... Los curiosos, abando- nando su func de espectadres, se incorporan a Ia agitacién. Desde hace J hors, el tamtor esti tocando monétonamente. Los mismos olores se veelven cada mis fuertes, mezclindose el olor de las especias con el del sudo... Las exciuciones'se exasperan... Ahora los que bailan sostienen Jos brazos por encima de la cabezt con las manos juntas ; hacen que partic todo el cuerpo en una danza volenta y, solo en apariencia, desordenads, Hay que girar cada vee més de prsa hasta estar a punto de perder el co- ‘nocimiento.» «El baile de posesiin—explica nusstro guia, Grorges Balan- ‘ie—pertence « las més profundas capas que nos revelan, en la actuali- ad, las civilizciones africanas. Es un fenémeno de extremsdo y perms ete vigor, mientras que tantos otros rasgos culturales han desaparecido. Los negros transplantados, desposidos, Jo han introducido en el Nuevo Mando, donde se convirtié en un bien conservado de sus civilizaciones per- dis: Vodi. de Haiti: macuméa y candombie, de Brasil: santeria, de Qube» En el Africa negra coexsten con los colegios modemos, con la religién {simica 0 cristians; han conservdo un extrafio poder, incluso sobre los hombres que ya no ven en ellos ninguna signficacin religiosa. Se encuen- tras en confcto latnte con las mil novedades que afectan a las sociedades ners de Afric. Un confictoIigic, natural, de un tipo del que el presente lado ors profi de eels, «Cuando eseucho ui mica de © un canto negro afrcano—csribe Léopold Sedar Senghor, profesor 4 Universidad, dstor honoris causa de la Sorbona, eminente poeta y pre- ‘dint del Senegal—tengo que eforame para no cantar y bailar yo 4% LAS CIVILIZACIONES ACTUALES ‘Se puede reconocer un conflcto semejante, a pesar de ln pobreza de nues- primitiva mas baja, mégica, demonfaca, de un generalmente mis lejano que la antigiedad clisica», Fue una lucha larga, poco conacida y que un admirable especialsta del folklore, Erich Peuckher, ‘considera que terming en Alemania en el siglo xv, Esta hipétesis parse precipitada: quizd terminara en las ciudades, pero ei triunfo de ésas taia- via no estaba asegurado. En los medios ruraies seguiré subsistiendo un pa- saio precristiano. En los siglos xv, Xvt, xvi la brujeria que se extiende por Europa, desde Alemania a Espaia, es la herencia de «experiencias huma- nay muy amigas, «que ninguna excayacin 0 prospecin de archivos on ‘nunca restituirnos» (G. Balandien. EL ISLAM Y EL MUNDO MUSULMAN De acuerdo con el programa que nos hemos fijado, nos ocuparemos en primer lear dls cviiacones no europeas. 1 Islam, a que nos vamos 2 referir inmediatamente, nos ofrece la pe- siiitd de pner a proba, sole un ejemplo concreto, las definiciones y las afimacionss que hemos hecto hasta ahore. Este inmenso complejo cul- tural caresonte 2 una vita cilizaciOn, orgullosa, compleja, tan batalla- dora, por lo mens, como lade Europa, basada, al igual que ésta, en gran- es conus, que le pemitiron ejercer a través de todo el espesor del Viejo Mundo ena larga preponderancia, [Nos tenemos que remontar a esta preponderancia y quizé més lejos aia si queemos cenrenéer al murdo musulmin moderno, captar qué es lo que ha motialo su enfentamicnto con Occidente, como «perro y gator, 1 tambien qs lo que ha motado su acercamiento a Occidente, a pesar de las aparenas. Porge, en eftcto, Europa se ha mirado repetidas veces fen este eapeo, tn cercano a ella Grande es su deuda para con este vecine tio y person ls epoca en que no era todavia mas que la pariente pobre Esta veka al pasado os permitiri también calcular de antemano el fnmenso movinieto busustrio que hoy dia se dibuja I mando istinico come el peligro de ser proyectado vi un futro inci, Pero contina siendo un protagonista del presente.

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