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Ahora podemos responder a las preguntas del comienzo de esta biografía. ¿Por
qué se recuerda a simón Bolívar? ¿Por qué estudiarlo? ¿Por qué conocerlo? ¿Para qué
justicia y la democracia.
Los niños y los jóvenes de Venezuela y de toda América – que pronto serán
hombres- van a imitar a Bolívar en el cumplimiento del deber. El los inspira y los
Bolívar fue un niño normal, común y corriente, como todos los niños y llegó a ser un
gran hombre. Fue un hombre con programa, lo que sólo se puede decir de pocos
recordará siempre por su altruismo, por su incansable actividad, por su lucidez, mental,
su inteligencia y su destreza para escribir con tanta precisión y elegancia. fue un joven
Bolívar tuvo imperfecciones como todos los hombres. Bolívar no era perfecto.
De haber sido perfecto bolívar habría logrado todo cuanto se propuso, y sabemos que él
sus aspiraciones. Justamente el mandato para los hombres de hoy y del mañana es
completar la obra trunca de Bolívar, hacer todo aquello a él le faltó hacer. Bolívar
cometió errores y sufrió equivocaciones lamentables. Pero puede afirmarse que nunca
que algunas veces pudo haber obrado mal y sin acierto, pero siempre procurando el
Eso haremos en adelante con Bolívar. ahora que sabemos la razón por la cual
una incomparable Patria hermana se llama Bolivia y por qué una Universidad, y un
Estados y muchos distritos, y muchas ciudades por América, y por qué escuelas, liceos,
compañeros porqué una estrella entre el Sol y Júpiter fue bautizada con su nombre, y
por cuál causa hay una ópera, himnos, canciones, libros, folletos y artículos dedicados a
hazañas.
soberanía para resolver nosotros mismos y por nosotros mismos, sin interferencia
ninguna –dentro de la más completa Libertad- lo que a nosotros plazca y nos convenga.
hermanos: nadie inferior nadie superior. Tratarnos sin discriminaciones ni odios, sin
diferencias ni privilegios.
La justicia debe presidir nuestras acciones. La moral ha de ser firme, sin que por
eso dejemos de ser alegres, cordiales, entusiastas y animosos. Los principios más justos
grande y glorioso. Es noble como el de panadero que, también con sus manos, masa la
harina y fabrica alimentos para el cuerpo. Lo mismo que el oficio del maestro que con
sus enseñanzas y consejos nutre el alma, con sus conocimientos arma nuestra mente, si
el alfarero es no sólo hábil y experto, sino un hombre diáfano – luminoso y recio como
naciones. Hizo patrias y pueblos, forjó ideas, dio lecciones de bien, creó repúblicas,
La juventud de América Latina ha de seguirlo como aun guía sabio que indica la
ruta cierta; la ruta verdadera hacia la gloria, hacia la libertad y la auténtica grandeza.