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Estudio Preliminar: LO SOCIAL Y SUS PAROXISMOS, EL DELITO EN LA OBRA DE GABRIEL TARDE SERGIO TONKONOFF* | La actualidad de Tarde No es aventurado postular que el sentido comin sociolégico dominado por la creencia en la determinacién social de los fend menos vinculados a la cucstion criminal, debe, en gran medida, esa conviccion al papel desempenado por Gabriel ‘Parde hacia fina- les del siglo xix. Por critonces, el paradigma iusnaturalista, que ha- bia sido el sustento de los cddigos penales modemos y que infor maba con solvencia las opiniones y las decisiones de expertos y legos, se vio seriamente cuestionado. Juristas, médicos, psiquia- tras y expertos penitenciarios, comenzaron a impugnar la legitimi- dad y la efieacia de un sistema penal basado en la nocién de libre albedrio. Aun con profundas diferencias entre ellos, todos coinei idad de reformar los preceptos, los métodos y los fines de las instituciones dedicadas al control del delito. Para to- dos ellos se trataba de establecer, en primer lugar, y como base de loda reforma, un conocimiento cientifico consistente acérea de las causas del comporlamiento criminal El primer detonante de esos grandes debates fue la publica- cion, en 1876, de L'uomo delinquente de Cesare Lombroso. Alli cl dian en la nece: * UBA/Conicet 10 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL joven médico de Turin afirmaba la existencia de un tipo humano morfoldgic de individuo incapaz congénitamente de respelar la ley —ya sea por padecer de atavismo (regiesion hereditaria a estadios primiti vos), de las mérbidas consccuencias de Ja epilepsia, o de locura mente distinto del normal: el delincuente nato, Un tipo moral—. Hacia 1885 apareceran las otras dos obras mayores de la Scuola italiana: Criminologia de Raffaele Garofalo y Sociologia cri minal de Enrico Ferri. La primera cumplia cn formular una defini cidn de “delito nature Ia segunda adheria a los princ anos y buseaba ade mas ponderar la influencia de causas cconémicas en la comision de delitos. Se consolidaba de este modo un marco tedri iciones, mostraba una notable cohe ancia del factor heredita con base en wn razonamicnto biologisista; pios lombros y social co que, a pesar de sus modu rencia cn sus lincas centrale rio en el comportamicnto criminal, existencia de caracteristic morfologicas diferenciales en cierlos lipos criminales, y la convic- cién de que diversas influencias patolégicas dirigen la aparicion de manifestaciones criminale: Las criticas a esta vision no se hicieron esperar. El campo de quienes pretendian un conocimiento cientifico de la delin- cuencia, pero sobre premisas distintas de las de la crancometri: ilaliana, fue liderado por antropdlogos. s y filésofos fran ceses. Gabriel Tarde en primer lugar. Junto a él, Lacassagne, Manouvreir, Topinard y, tiempo después, Durkheim, abogarian con teorias muy diferentes entre si por una compren: ciologica 0 “ambientalista” de los fenémenos criminales. Que cl crimen posea vinculos directos con el medio social no era una idea original, pero estos intelectuales franceses elaboraron a par y sistematicas— del dere preponde jurist: lir de ella teorias sociales —rigurosa cho, el delito y el castigo. Lo que fue cfectivamente novedoso y de importantes consecuencias, no sélo para el debate politico-penal en cuestion sino también para la fundacién de las modernas sncias sociales. A pesar de ser una figura includible en ambos hilos, Tarde ha sido un clasico durante mucho tiempo olvidado. Hoy, nueva- mente, un numero creciente de publicaciones repite su nombre y asistimos al vigoroso avance de posiciones Ledricas que lo reivin- dican como legilimo antecesor. Sucede que su obra se muestra imprescindible no s6lo para hacer una historia del pensamicnto nM parece capaz. de renovar la sociolégico y criminolégico. Tambi ESTUDIO PRELIMINAR, Wl compresion actual de la sociedad y sus confliclos. Y es que Tarde ha claborado su sociologia general y criminologia a partir de una filosofia de lo nuilliple y lo diverso. Ella no sdlo le permitié pensar a lo social como la dimensién central de Jo human, sino que ade mis lo previno de reificarlo como una totalidad cerrada. Para Tar de Jo importante no es el organismo social, sino sus tejidos: redes hechas de relaciones intermentales que siempre exceden a su ot yanizacion institucional. Por eso no busea los fundamentos del orden social (0 de su transformacién) en el Estado, nomia, enlendidas como estructuras terminadas y, por si solas determinantes del conjunto social. Tampoco ve en los individuos en si mismos la causa de los males sociales, aun cuando aquéllos ren porladores de una raz6n inescrupulosa, patologt ley o la eco. se mucs psicologicas 6 malformaciones fisicas. Sobre todo porque no ha bria individuo ni sociedad (0 institucién alguna) que valiese por “si mismia®. Para Tarde toda forma individual o colectiva— ocul {a en su seno una cons claci6n abierta a otras, um entramade miulliple de flujos 0 "1 y descos (las firerzas cle mentales que mueven al mundo social y subjetivo). Esto es cierto {ambién en el caso del delito y el delincuente La importancia de los ensayos que presentamos en este libro: os” de crecnei: es por tanto doble. Por un lado, muestran claramente el modo cn que los enfoques iusnaturalistas, ulilitaristas y biologisislas sobre el delito y la sociedad, fieron crilicados sociolégicamente sobre la vuella del siglo xix. O mejor todavia, muestran de qué manera la so ciologia s tos enfoques. Por otro, contienen teorias originales y vigentes acer ca la cuestion criminal. Teorias que por vincularse a nociones tales como invencidn, propagacién y oposicién, y que por abordart constituye como disciplina por medio de la crilica a es desde una perspectiva microsociolégica, bien podrian servir para renovar el campo actual de los estudios sobre el delito, el castigo yl sible, resulla necesario comenzar a reconstruirlas tanto concep tual como contextualmente. A esa Larea nos abocaremos en lo que sigue. reacciones sociales que promueven, Para saber si esto es po 2. La obra y ta vida Nacido el 10 de marzo de 1843 en la pequeia ciudad fran cesa de Sarlat, Gabriel Tarde fire abogado de formacién y siguié la 12 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL carrera de funcionario judicial hasta Hegar al cargo de magistra- do, Sus primeros trabajos filosdficos dalan del comienzo de la dé- cada de 1870. Por enlonces escribid La Différence Universelle y La Repélilion et L'Evolution des Phénomenes, donde se muestran los bosquejos 3in embargo, su primera publicacién no tuvo lugar en ese campo. se Wralé de una compilacion de poemas.titulada Contes et Poémes (1879), testimonio de una actividad literaria que nunca abandona ria. Desde 1880, siendo ya juez de instruccion, conienza a colabo: rar regularmente con la presligiosa Revue Philosophique dirigida por Théodule Ribot. Publicara alli numerosos articulos (mas de 20 entre 1880 y 1893) que le valdran un amplio reconocin campo de la filosofia. A partir de 1883, inleresado en las investigaciones de la es cuela posilivista de antropologia criminal, manticne una fluida re lacién epistolar con sus principales exponentes. Intercambia ideas y polemiza con Cesare Lombroso, Enrico Ferri, Raffaele Garofalo y Napoleone Colajanni, alsmenos hasta 1886, aio que marca una distancia definiliva con la Scuola publicando La Criminalilé Com parée (su primer libro no lilerario). En esta obra presenta algunos de sus andlisis de las estadisticas criminales europ publicar “Le Type Criminel” —articulo en el que critica duramente a Lombroso, aparec esenciales de su futuro sistema filosofico y sociolégico. ito en el to un ano antes n la Revue Philosophique y adelanla su teoria de la responsabilidad penal. Hacia 1887 comienza su cooperacién con Archives de L’Anthropologie Criminelle et des Sciences Pénales, la revisla de Alexandre Lac ssagne. Parlicipa en la seccién de derecho y so clologia, convirliéndose, en 1893, en codirector de Ja publicacion que, desde entonces, pasara a denominarse Archives d'Anthropo- logie Criminelle de Criminologie, et de Psychologie Normale et Pa- thologique. Esta revista sera uno de los escenarios privilegiados para el desarrollo de su debate con los lombrosianos y el desplie- gue de su propia perspectiva criminologica. Esa polémica se re- plicara en 1889, durante el HI Congreso Internacional de Antro- pologia Criminal celebrado en Paris, momento en el cual Tarde aparece como un referente includible para todos aquellos que pugnaban en favor de una comprension sociolégica del delito Este liderazgo en el campo naciente de la crirminologia es sancio- nado con su nominacion a presidente de honor en la siguiente edicion del Congreso Internacional en Bruselas en 1892. €s1 JDIO PRELIMINAR 13 En 1890 Tarde habia publicado simultaneamente dos obras fundamentales: La Philosophie Pénale, donde ofrecia wna explica cion sociopsicolégica del crimen basada en el concepto de imita- cidn; y Les Lois de L'unilation, donde desarrollaba una sociologia general original y sislemalica. Ambas obras, (raducidas a varios idiomas, le olorgan rapidamente renombre tanto en Francia como fuera de ella. Todavia siendo juez, en 1893, publica Les Transformations du Droil, donde aplica la teoria de la imilacién al campo juridico y reformula su nocion de la responsabilidad penal. Ese mismo ano es convocado por el Ministro de Justicia para redactar un informe sobre la organizacién de la estadistica criminal. Y poco después, en 1894, llega a ser el Director de Estadistica Judicial del Ministerio de Justicia en Paris. Sus (areas ministeriales consistian esencial- mente en la produceién de las estadisticas de la administracion ju- dicial a parlir de los datos enviados por las fiscalias de toda F1 « @ en esa funcion hasta el ano 1900. Al parecer, ‘Tarde compensaba la monotonia de su labor burocratica, con una inlensa vida social y cullural. Asi conocio a Espinas, Levy-Bruhl, Richard, Bergson y Durkheim, entre muchos otros. En los circu- los intelectuales parisinos, que frecuentaba asiduamente, era reci- bido con deferencia. Solia ser un protagonista central y se consi- deraba —en palabras de Espinas— que su conversacion fiesta”. Por esos anos Tarde participa de la Sociedad de Estadisti cos, la Sociedad General de Prisiones, el Instituto Internacional de Sociologia y la Sociedad de Sociologia (fundadas por René Worms), la Sociedad de Sociologia de Paris, la Sociedad de Filoso- fia; al tiempo que ofrece cursos y conferencias en instituciones parauniversilarias como el Collége Libre des Sciences Sociales, la Ecole Libre de Sciences Politiques y la Ecole Russe des Hautes ieludes Sociales. Le Permanec era una Nada en este recorrido vilal impide que su produccién escri- (a siga siendo prolifica. Sus obras Les Elucdes Pénales et Sociales (1892), Essais el Mélanges Sociologiques (1895) fueron compues- tas a partir de la recopilacién de articulos publicados, en su ma- yoria, en la Revue Philosophique y en Archives d’Anthropologie Cr minelle. Los temas que aborda son de lo mas variados: el delito de las muliitudes, la historia de las doctrinas econdmicas, el duelo, el sufragio universal, las doctrinas filosdficas y cientilicas. 14 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL Este transito trasversal por problemas en apariencia aleja dos entre si, tan caracteristico en Tarde, esta en estrecha relacion con los fundamentos del sistema de pensamiento que inaugura. Un sistema que se propone servir de andamiaje para una discipli- na capaz de producir un discurso cientifico sobre lo social (dis plina que no gozaba por entonces de derechos de ciudadania en la cultura francesa). Pero, aun cuando estaba interesado en fun- dar a la sociologia como una ciencia aulonoma, Tarde no concibe lo social como un dominio preestablecido y separado del resto de las regiones de la naturaleza y del espirittu —al modo, por ejem- plo, de Emile Durkheim—. El proyecto de Durkheim se baso en el intento de delimitar un plano de consistencia especifico de lo so- cial a partir de su establecimicuto como un dominio ontolégica y analiticamente irreductible. Postulé a la sociedad como una enti- dad sui generis, marcada por su caracter exterior y coercilivo con relacion a los individuos. Y fue su opinion que sélo en tanto tota- lidad Ia sociedad se da a la investigacion sociolégica (abstraccion hecha de sus manifestaciones individuales). Tarde por su parte entendia que todo, en Ja naturaleza y en el espiritu, es una socic dad. Es decir, que todo conjunto o identidad es la asociacién de monadas abierlas que difieren, tanto como se repiten, adaptan y oponen entre si. Para Tarde la autonomia de la sociologia esta ga- rantizada por las modalidades especificamente sociales de estos tres tipos de movimientos universales: la imitacion, la invencién y la oposicion de flujos de fe y afecto que constituyen la trama de lo social y lo subjetivo. Los hechos sociales serian entonces “inter- mentales” 0 “interpsicolégicos”, ¥ la sociologia tendria por objeto el estudio de las corrienles de creencia y deseo que los producen y los transforman. De eso trata Les Lois de Limitation, el primer volumen de su “trilogia sociolégica”. El segundo, litulado La Logi que Sociale (1895), buscar dar cuenta de las dinamicas y los mo- dos de organizacion de esas corrientes sociales. Y con el tercero, L’Opposittion Universelle (1897), Tarde completara su aproxima- cién ternaria a lo social, desarrollando en profundidad Ja nocién de oposicion. En 1898 da a conocer sus Etudes de Psychologie Sociale, al que le siguen dos libros que fucron el resultado de clases y con- feréncias dictadas en diversas instituciones parauniversitarias: Les Lois Sociales (1898) donde resume, por un interés pedagogi- co, su doctrina sociolégica; y Les Transformations du Pouvoir ESTUDIO PRELIMINAR, 15 (1899) donde aplica su disposilivo sociolégico al estudio de la po- litica. En 1900 ingresa al prestigioso Collége de France, presenta do por Théodule Ribot y Louis Liard, para ocupar la caledra de Fi losofia Moderna. A pesar de conservar el nouibre institucional de la catedra, Tarde mantiene su orientacion sociolégica y dedica sus cursos a la psicologia intermental y a la psicologia econdomica. Re sullado de sus trabajos en el Collége seran L'Opinion et la Foule de 1901, y los dos voltimenes de La Psychologie Economique edi- tada en 1902. Con la primera de esas obras se revela como un pionero en tematizacion de Ja sociedad de Ja comunicacion y de las redes; mientras que la segiinda conslituye un prodigioso in tento de mostrar que las pasiones y los dogmas colectivos son la verdadera infraestrictura material de la sociedad. Se ve por qué Tarde ha podido afirmar que el un crimindlo go no sdlo debia poseer conocimientos juridicos, sino que ademas cra necesario que sea un “estadistico y un filésofo, preocupado sobre todo por el interés general”. Gabriel Tarde mucre en Paris, a los 61 afos de edad, el 12 de mayo de 1904. 3. Sociedad y sociologia Para Tarde una sociedad es, eu primer lugar, un resultado, un equilil -ciertamente inestable y provisorio— de la vida social. Es vea al individuo como fundamento tltimo y como motor de esa vida social productiva de sociedades. También él 0 ella le parecen un resultado, en cierto sentido, inestable y provisorio. Sucede que en su opinion “lo hetcrogénco y no lo homogéneo esta en el cora zon de las cosas” (1884:497). En lo que al individuo respecta eso quiere decir que no se nace semejante ni a otros nia une mismo, emejante. Y olro tanto sucede con Ia socie io consesuido, un producto lo no significa, sin embargo, que sino que se devienc s dad. Esta se establece fundamentalmente por lazos de semejanza afectiva y valoraliva, pero aqui la coincidencia de convi pasiones en un gran niimero de individuos no remite a la heren- 1 organica, nia un contralto iusnaturalista, nia un hecho social lal como Durkheim Jo enticnde (coercilivo y externo a los indivi- duos): iones y dad minuciosa de los espiritus y _pretendo que esa conforn de las vohimtades que constituye el fundamento de la vida sock 16 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL sencia simultanea precisos, en todos atin en los tiempos mas convulsionados, esa pr de tantas ideas precisas, tantos fines y medios los espirilus y en todas las voluntades, sea efecto (...) de la suges. lion-imilacion” (1983: 34-5). Sociabilidad y no sociedad, sera entonces una palabra cla ve en esta sociologia. Sociabilidad 0 “imitatividad”, porque el modo en que este devenir semejante tiene lugar se vincula a la ac- cidn social elemental de repelir un ejemplo. De manera que para Tarde la forma, el contenido y la regularidad relaliva con la que se dan las uniones matrimoniales, las transacciones comerciales, las practicas religiosas, pero también las estafas, los robos y los ase~ sinatos, tienen su causa en el entramado imilativo, en el laberin- lo de espejos mentales, que constiluye la sociabilidad. Pero hemos dicho que aqui el individuo no es la realidad Ul- lima, el fundamento, de la vida social. Debemos agregar entonces que lo imilable y lo imitado no es tanto una persona como las cre- encias y los deseos que esa persona porta y/o produce, querién dolo 0 a pesar suyo, consciente o inconscientemente. Se imila siempre una idea 0 un querer, un juicio o una in- tencién. Las creencias son fuerzas plasticas; los descos, fuerzas Auncionales {Parde, 1880); y la vida social no es otra cosa que una distribucion mutante de creencias y deseos. Vida que va siempre mas alla de esas configuraciones provisorias que son las socieda des, que se disemina transversal 0, incluso, internacionalmente. En Tarde los tejidos siempre desbordan a los érganos: si la vida social se organiza es para expandirse mejor. La sociedad seria en- tonces una “organizacion de la imilatividad” (1884: 499) Pero gde donde provienen las creencias y los deseos que se imilan? gCual es la génesis de lo que se ofrece como modelo? La respuesta de Tarde a esta cuestion se concentra en el concepto de invencidn. Imitacion e invencién son las nociones centrales de su sociologia, y reenvian una a la otra por cuanto esta sociologia en liende que toda forma de hacer, sentir 0 pensar, surge de una in- vencién, liene la lendencia a propagarse ilimiladamente en forma de moda, y a arraigarse localmente en forma de costumbre. ‘Toda 6n es individual, pero tampoco aqui el individuo es la cate- goria principal: lo nuevo acontece en un individuo, pero éste no es exaclamente su origen. Dijinios que el individuo es, en primer tér- mino, una zona de pasaje y de sedimentacién de los flujos de cr encia y deseo que en él (0 ella) se reproducen. Ahora bien, puede inven ESTUDIO PRELIMINAR, 17 suceder que los flujos imilativos que lo atraviesan se combinen de un modo imprevisto: entonces una innovacion —grande o peque- na, ilustre o desapercibida— tendra lugar. El innovador es el locus de una precipilacion inesperada, sui generis, que pone una nueva diferencia en el mundo. Si esa diferencia es imitada, la invencién sera propiamente social. Se converlira en un foco de radiacién imitativa y se propagara modificando la fisonomia del espacio so- cial en el que se disemina. Pero no toda innovacién es efe porque, en cada liempo y lugar, hay multiples invenciones que compiten entre si —y con anteriores invenciones que se propagan ahora como modas y tadiciones—. Nunca una sola invencién constiluye el Unico foco de radiacién imilativa existente. Hay otros focos ejemplares que pueden tanto complementarla como neutralizarla. Esta neutralizacion, que para Tarde sélo puede ser proviso- ria, es el micleo de los fendmenos de oposicién, que también for- man parte de la vida social como él la enliende. Las oposiciones son un tipo de relacién donde se combinan de un modo particular re- peliciones (semejanzas) y variaciones (diferencias), “fusionadas conjunta ¢ intlimamente” (larde: 1897). Cada vez que un individuo duda entre dos maneras de hacer, sentir 0 pensar, una oposicién infinitesimal se produce en él/ella. Y cuando las corrientes de fe y deseo —transmilidas por individuos convencidos y apasionados— se enfrentan entre si, en tanto “contrasimilitudes” o repeticiones invertidas, las polémicas, las competencias 0 las guerras tienen lugar. De manera que, para Tarde, la sociedad es la organizacion de la imitatividad, pero tanto las invenciones como las oposic! nes hacen que esa organizacion o sistema nunca pueda qu cerrado. Lo dicho hasta aqui, tal vez nos permila entender por qué muchas de las relecturas recientes de Tarde lo han presentado como un pensador de la mulliplicidad y la diferencia. Este énfa~ sis nos parece correclo, y la actualidad de la sociologia tardeana se encuentra sin dudas en las posibilidades que su obra presen- ta desde esa perspectiva. Pero esto no debe Hevarnos a concluir que Tarde —enemigo de las totalidades y el suslancialismo— en- tiende que lo social solo es variacién y diseminacion informe: hay también una légica social y una teleologia. ivamente imilada, Y esto 18 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL Las diver s corrientes de creencia y de deseo, que se inter- ficren 0 se combinan, que acttian como fuerzas concursantes 0 concurrentes, Ilegan a estructurarse en sistemas de juicios colec livos (una légica social) y sistemas de fines colectivos (una teleo- logia social). Sistemas “mas 0 menos coherentes, més 0 menos es- lables, de proposiciones implicitas 0 explicitas que se confirman o no se contradicen mucho y de propositos confesados 0 inconfesa- dos que se ayudan o no se contrarian demasiado” (1893a: 515/6). Estos sistemas se entrelazan en la formacién de toda obra colect va, prevaleciendo a veces uno y a veces el otro, dando asi el “tono” del fenémeno en cuestion: De modo que para ‘Tarde hay sistemas sociales, y estan for- mados por instiluciones (que son sistemas también). Sistemas que deben ser entendidos como Ja configuracion particular de cierto quantum de creencia y deseo, sujetos a variar en grados de intensi- dad y a oponerse 0 combinarse con otros sistemas, tanto como con multitudes, grupos y lineas de fuerza (de fuga) dispersas en el cam po social. Dicho esto, hay que insistir en que aqui la organizacién so cial no es un fin en si mismo tanto como un medio productive de nuevas invenciones y propagaciones. Es que el principio y el final de esta hidraulica social no son los grandes mares sino los peque- fos hilos de agua. Aqui un sistema se forma por afluencias antes dispersas, y crece o decrece, segtin nuevas corrientes lo irriguen © no, y segtin los viejos cauces aumenten o disminuyan, y sigan proveyendo su quantum de sociabilidad o lo retiren. Cuando se trata del vinculo entre de istemas, éste debe pensarse como el flujo multiple ¢ irregular de corrientes creyentes y deseantes que se apoyan mutuamente o se rechazan. De modo que las relacio nes inter e intra sistemas no son mecanicas ni organicas sino ri- zomaticas, para decirlo con la metéfora bolanica de Deleuze (1980). Para Tarde una sociedad (y en general cualquier sistema) es um conjunto que tiende a la coherencia, a la completud y a la clausura, sin conseguirlas jamas. Es wn punto de Iegada y de es- tructuracién, momentaneo y siempre inconcluso, de las pasiones y las opiniones multiformes que constituyen la vida social. Si la vida social es la invencién y transmisi6n de creencias y descos que asumen Ia forma de corrientes de fe 0 pasién popu- lar, la sociologia no puede ser otra cosa que la carlografia de esos flujos. Un saber cuyo dominio esencial radica en cl estudio de “to- ESTUDIO PRELIMINAR 19 dos los hechos de comunicacion entre espiritus y todos sus efec tos” (1893a), y cuya larea consisie en dar cucnita de la creacion, conservacion, distribuci6n y melamorfosis de los flujos de convic: ciones y de voluntades que producen, y son producidos por, la ac- cién “intermental” de los individuos. Y siendo que el delito es una de las formas en las que se canaliza el flujo multiple de la vida so- cial, la criminologia, en consecuencia, sera un caso de la sociolo gia. 4. Criminalidad y criminologia Se ha querido que el delito sea lo mas individual del mun- do, apunta Tarde con tono crilico (1893:350). ¥ quienes asi lo han querido —agreguemos— han sido fundamentalmente la escucla de derecho natural, la economia politica clasica y, a su manera, la escucla posilivista ilaliaya. Las piedras de toque sobre las que reposan estos edificios conceptuales son responsabilidad indivi dual, interés calculado, y malformacién biopsicolégica, respecti- vamente. Tanto Ia sociologia general de Tarde, como su crimino- logia, se desarrollan como un combate a estas premisas y sus corolarios. La perspectiva iusnaturalista que entiende al delilo como un ente juridico y al delincuente como un ofensor racional coin cide —cn este ultimo punto— con el utilitarismo, que liende a ver al infractor como un homo economicus —sélo wn poco mas ines crupuloso que Ia media—. La antropologia criminal lombrosiana, por su parte, ve a Ja transgresion penal como un fendmeno natu ral, como la manifestacion de una personalidad —biolégica y/o psi colégicamente— mal constituida. Frente a estos enfoques, Tarde busca dar cuenta de la fuerza imperiosa de um orden que no es el de la biologia ni el de la psicologia individual (racional o irracional), sino el de las relaciones interindividuales 0, mas bien, “intermenta les”. Es decir, aquello que constituye, en su opinion, la materia viva de Io social. Valiéndose de una metafora astronémica ilustra su postura antiindividualista de este modo: si no bubiera algo como una fuerza de atraccién superior en un astro central, los planetas de un sistema no describirian trayectos geométricamente formula bles. Mutatis mutandis: si la iniciativa de los individuos estuviera a salvo de toda atraccin social no se registrarian con pasmosa mo: notonia idénticas cifras anuales de comportamientos que afirman a 20 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL, las leyes vigentes, pero también de aquellos que las contradi (farde, 1952). De manera que, el orden de lo social contiene al or den de lo individual, pero no se agota en él. Hay también lo inte- rindividual 0 lo interpsicoldgico: es decir, la vida propiamente so- cial, loda hecha de comunicacion de deseos y creencias que gobiernan lanto los calculos racionales como los impulsos instin livos que mueven a los individuos a la accion. ‘Tarde no ve mayores inconvenientes en clasificar los facto- s intervinientes en la produccion de delilos en bioldgicos, fisicos y sociales, lal como lo hace el posilivista Enrico Ferri (1954). Lo que rechaza firmemente es la delerminacién biolégica afirmada por la Scuola italiana: “Ferri no respeta las jerarquias de las rea lidades que diferencia”, escribe (Parde, 1952:11). Sucede que, si bien la fuerza de cierlas acciones sociale hioldgicos, la dire re! emana de los impulsos scién de esas acciones proviene, en cambio, de fa imilacion, adaptacion 0 contraimilacién de olras acciones so ciales. Legaremos a saber que, para Tarde, lo que delilo esta determinado por el sistema valoralivo dominante en wn conjun lo social dado, Desde ese punto de vista se trata de un fendme- no nelamente social. Pero adelantemos que tambien lo es desde el punto de vista del actor y sus moviles. Un delilo esta comple- (amente hecho de creencias y deseos. Solo que, lejos de pertene cer exclusivamente a un individuo delincuente que seria su fuen le, eslas creencias y d provienen del magia d Ss son interps' logice slo es, nle y creyenle que constiluye la tra ma lrasindividual de lo social. Esas convicciones y pasiones co- leclivas son el verdadero motor de fa accion criminal —aun cuan- do ésla sea, en olro sentido, una accion anlisocial—. Y son e fuerzas cullurales las que, en su despliegue, ponen a su servici las caraclerislicas psiquicas 0 fisicas preexisientes en el indivi- duo (agilidad, astucia, agresividad, etc.). Asi, por ejemplo, la pre disposicion organica al delilo que Ferri cree ver en ciertos habi- lantes de Sicilia, no es, para Tarde, mas que tradicion infillrada en la sangre. Los delilos caracteristicos de esa regién son olros lantos aulomatismos de las coslumbres, aquellos que mandan vengar la familia y el honor: pasiones sociales donde las haya. Y es que, cualquiera sean las fuerzas biologicas que habilen su cuerpo, todo individuo se encuentra siempre caulivo de las in- ESTUDIO PRELIMINAR 21 fluencias sociales que comandan la direccién de sus acciones (sean éstas legales 0 ilegales). Por eso un principio elemental de la criminologia tardeana siste en alirmar que Ja comunicacién entre individuos, impul- fue inactiva is y virlualidades que eslando ellos aislados permanecen 5. Fue 1s que, atin promoviendo actos prohibidos, nun L vajes ajenos a toda norma cullural. Se trata, antes bien, de afec- los y preceplos, voluntades y convic Tan asi es que a la hora de abordar la cuestion criminal, Tarde no s ca pueden ser vistas como la emergencia de unos inslintos iones, nelamente sociales jad aconlecen deter- minada calidad de delilos, sino, por qué no acontecen en un nu pregunta por qué en una soc mero mayor. Ningtin individuo, postula, comele lodos los crime- nes de los que es capaz, del mismo modo que no tiene todos los hijos que podria (Parde, 1952: 12). Se ala pues de delectar y ana- lizar los faclores restriclivos que operan en cada caso. Este modo de plantear el problema se acerca al Freud de El malestar en la cul(ura (1992). Sélo que uo se trata para el socidlogo francés —y tal (ampoco para Freud— de apoyars: > en un principio de exclusion reciproca donde un deseo no social (biologicamente determinado) se opondria, en un juego de qe summa Cero, a la sociedad o la Icullur, Por- y esto es lo que es preciso rel social, nada es fuera del mundo inlersubj rechaza. rer, el deseo, aun el mas anti tivo que lo requiere y lo Tarde ha dedicado su obra a llamar la atencion sobre “ as- peclo social de los actos que el individuo se alribuye sin razon”, Y el crimen le parece paradigmatico en este sentido. “La dilicullad escribe— no consi se en encontvar crimene: descubrir crimenes que no lo sean, es dec coleclivos, sino en , crimenes que no im pliquen, en ningtin grado, la complicidad del medio” (Tarde, 1893: 142). Para avanzar en esta compresién sociopsicoldgica del fend- meno de la delincuencia —fendmeno complejo que implica no sdlo las acciones deliclivas sino también la produccién de leyes, la eje- cucion de controles y castigos, y las reacciones sociales que sus- cilan estas diversas acciones— es necesario abordarlo desde las tres dimensiones que lo constituyen. Es necesario llegar a enten- derlo como un fenomeno de invencidn, de propagacion y de opo- sicion. Veamos. 22. SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL 5. EI delito: una invencién social Visto desde el punto de vista de su actor, es legitimo —y ne- ecsario— preguntarse gde dénde surge la idea y el deseo de reali- zav un acto prohibido por la ley penal vigente? A esto Tarde res ponde diciendo que la idea primera de un delilo es 0 bien una invencidn original o bien la imitacién de una invencidn existente. alvo espectaculares excepciones, el delito tiene lugar, para Tarde, como un tipo relativamente simple de invencién. Y esto porque no niega la calificacion de invencién a las combinacione: mas clementales de ideas (y cree ademas que estas combinacio- nes sencillas son las mas fecundas, por ser las de mas facil trans: mision). Tampoco atribuye demasiada relevancia al grado de con- ciencia del inventor: “Con frecuencia el individuo innova a su pesar” (1907:5). Una invencién es, a su juicio, el acoplamiento “fe- liz” entre dos series imilativas. Una interferencia afortunada, que enriquece lo existente actualizando sus posibles. Es decir, produ- ciendo deseos y creencias nuevos. De manera que ver toda nueva forma de matar 0 robar al projimo como una invencién implica el intento por identificar las relaciones de coproduccién ereativa que las provocan. Y lo que es cierto para las invenciones de técnicas delictivas, también lo es para las innovaciones motivacionales. Siendo ésta la clave de la cuestlion porque, en realidad, todo nue- vo delito es siempre, y fundamentalmente, una invencién cultural que puede involucrar 0 no una innovacion técnica. Desde el punto de vista infinitesimal, microsociolégico, en el que Tarde se coloca, cada nueva motivacion inventa, por asi de- cirlo, un delito nuevo aunque permanezca el mismo el tipo penal. Es que por debajo de los universales de la Iey hormiguean lo infi- nitesimal y lo multiple, y el criminélogo debe dar cuenta de cllo. Por eso Tarde (1962) afirma que entre incendiar la casa de otro por venganza ¢ incendiar la propia por codicia, lo tnico que hay en commin es el nombre que recubre ambas acciones. Para él toda actividad social (y el crimen es una) se halla profumdamente transformada si no responde ya a las mismas convicciones y de seos, si se ha adaptado a funciones nuevas, aun cuando conser- ve los mismos procedimientos y las mismas denominaciones. 2.Qué importa que de una a otra época, lo que no es exacto tam- poco, se robe 9 se mate de la misma manera? El alma del delito ha cambiado” (1962:149). ESTUDIO PRELIMINAR 23 De modo que también el delito tiene una historia, y no es solo la que producen los cédigos del derecho. Y si se la observa de serea, Si se la considera en su detalle elemental, se vera que Ja historia del delito es también Ia historia de las invenciones delic tivas y de su propagacion. ¢Como surge entonces una innovacién en la dimension mo- tivacional del delito? gDe donde proviene la “idea del crimen”? La filosofia del derecho natural, la economia politica utilitarisia y el positivismo criminolégico coinciden, a pesar de sus insondables diferencias, en la respuesta general a esta pregunta: la idea del delilo proviene del individuo. La sociologia francesa en general, y la de Tarde en particular, surge en el intento de desmentir, entre otras, esta “enorme ilusién egocéntrica”. Tarde lo hace tratando al delilo como un acto que ‘el individuo se atribuye sin raz6n” (1893), remitiendo sus causas al campo de lo social, y poniendo en cuestién el estaluto mismo de lo individual. De alli que su po sicién pueda tener una apariencia paraddjica: el individuo es y no es el productor de sus delitos. No lo es si se considera al indivi- duo como una entidad constituyente de lo social y causa per se de sus acciones; si lo es en tanto punto de encuentro de flujos imitativos que en él o en ella se arliculan (cuando crea delitos nuevos) 0 se repiten (cuando imita delitos existentes). Pero para llegar a esta compresion es necesario, en primer lugar, provocar un dislocamiento respecto de las formas habiluales de tratar la cuestion criminal. En este sentido, el punto de partida de Tarde es radical: no hay delitos individuales, aunque hayan sido come- lidos por una so} delictivas como para los delitos que se imitan por moda o por tra dicién. Por eso subraya que los focos irradiadores de las trasgre- siones penales son: persona. Esto vale tanto para las innovaciones “Los principios y las necesidades, las maximas confesadas 0 in- confesadas y las pasiones, cullivadas mas 0 menos abiertamente, que reinan en la sociedad ambiente, no digo siempre en Ia gran so ciedad, sino en la sociedad estrecha, tanto mas densa, donde uno ha sido arrojado por la suerte” (1893:377). Tarde nos propone ver en el delito, no el patrimonio de un individuo sino un comportamiento copiado o aprendido, promovi- do por un entorno culiural que el trasgresor acttia. Pero esto no es todo: afirma, ademas, que tampoco el “punto cero” del delito, 24 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL su invencién, es una creacién ex nihilo, propiedad exclusiva de una enlidad autonoma, Como cualquier otro invento, el deliclivo es, en gran medida, un fruto maduro del arbol social. Innovador es aquel que puede recogerlo. De igual modo que el cientifico o el arlista, el innovador del delilo es una encrucijada social. Pero, como aquéllos, se caracteriza al mismo tiempo por presentar una personalidad fuerle y reconcentrada, dominada por curiosidad pasidén 0 ambiciones violentas. Por eso es capaz de realizar la con- vergencia de vectores que conviven de manera inconsecuente en el resto de los individuos. Como los demas inventores, se mues- tra capaz de atravesar “las timideces del espiritu” 0 “las repug- nancias morales” que relienen al individuo medio en el campo de la imilacién. Se ve que para Tarde hay diferencias (de grado) en- tre imitadores e innovadores. “De todos modos —insiste— sin la siembra social, lo cierlo es que esa tierra fecunda del caracter in- dividual (innovador) nada habria hecho germinar” (1893:378). ‘Toda nueva idea, pasion, creencia, {éenica, toda conducta (permilida o prohibida) tiene su génesis en la composicién o sin- tesis de olras anteriores a ella, que se ajustan en un individuo aplo para (al empresa. Por eso tal vez pueda afirmarse que el in- novador se presenta aqui como un punto de incandescencia, de maxima exteriorizacion subjetiva (0 de desubjetivacién producti- va); y que adn el mas solilario de los delincuentes se encuentra, en el momento excéntrico de su acto innovador, fuera de si, preso de una alteridad radical. Pero esa alteridad no es otra que la cons- liluida por cie! entes dominantes en su entormo: propési- (os y opiniones coleclivas que anegan su espacio subjelivo arremo- linandose en él con especial vigor. De manera que la diferencia entre el delincuente y el resto de los individuos de su medio y de su tiempo remite, para Tarde, al modo en que se vincula con la sociedad. Pero contradiciendo tanto a los posilivistas ‘ilalianos y al primer Durkheim (1989) como a cierto freudismo, postula que se trala de una diferencia por exceso y no por ausencia. Ni déficil de socializacion, ni eclo- sién de instintos antisociales y solipsistas: en nadie la sociedad esla tan presente como en aquellos que se oponen violentamente a ella. Una especie de sobresocializacion trabaja al delincuente que inventa —y lambién, aunque ya veremos de qué modo, al de- lincuente que imita—. Este exceso no sélo se deriva de la particu- lar permeabilidad del individuo en cuestion, también se relaciona as corr ESTUDIO PRELIMINAR con el grado de intensidad afectiva y de conviccién con que invis- te ciertas premisas comunes, y al rigor con que las picnsa y las actaa. El delincuente tardeano seria entonces una especie de fané tico y de “hiperlogico”. Si transgrede la ley es para no ser incon. secuente con las proposiciones mayores del sistema de significa- ciones que lo ha capturado y lo constituye. “Un crimen (...) se presenta siempre como una deduccién atre- vida —pero, frecuentemente, apenas menos consecuente que atrevi- da—, de premisas planteadas por los vicios tradicionales o a inmo- ralidad nueva, por los prejuicios o por el escepticismo del entorno, como una excrecencia légica, en cierto modo —y no solamente psi- colégica— salida de ciertas relajaciones de la conducta, de ciertos torcimientos habituales de la palabra o la pluma, de ciertas compla- cencias cobardes para el éxito, el oro, el poder, de ciertas negaciones escéplicas € inconsideradas, por sistema o por género, que tienen curso incluso entre las genes mas honestas de una época y de un pais. En un medio feudal, regido por la ley del honor, el asesinato por venganza; en un medio modernizado, invadido por la codicia vo- luptuosa, el robo, la estala, el homicidio, son los delitos dominartes” (1893:379). Delincuente es alguien que ha extraido todas las conse- cuencias de los valores fundamentales que articulan su espaci social; que ha ido hasta el final de las pasiones y las convieciones compartidas; que ha deducido implacablemente los resultados de los axiomas centrales de su tiempo. Por eso Tarde afirma que “los hombres de genio de una sociedad le pertenecen, pero también le pertenecen sus criminales; si la sociedad se honra con todo dere- cho con los unos, también debe imputarse a si misma a los otros, aunque tenga el derecho de imputarle a ellos mismos sus actos” (1893:367). Pero no sélo esa rigurosidad diferencia al delir del resto de sus conciudadanos. También lo hace el grado de fe co- locada en las premisas que lo poseen: es delincuente por maxima- lista y dogmatico. Ahora bien, si para Tarde (1983) una invencién es una coa- daptaci6n que tiende a sistematizar corrientes sociales dispersas 0 antagonicas, y que propagandose trabaja para promover cierta co- herencia en el conjunto social, la innovacién delictiva no puede considerase cabalmente una invencién. O mejor dicho, todo nuevo delito comporta una coadaptacion de primer grado pero no de se- D ente 26 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL gundo: los elementos primarios coadaptados para la produceién de delilos no estan adaptados a su medio —medio que no es otra cosa que un sistema de adaplaciones—. Desde este punto de visla, ya lo vereinos, cl delito se presenta como un fenémeno de oposicion. Es que “la conciliacién para si difiere mucho, en todo orden de hechos, de la conciliacion para el projimo” (1895:78). El delin- cuente innovador ha adaptado con tal rigurosidad ciertas ideas y deseos gencrales cntre si, ha climinado de tal modo las contra- dicciones ¢ incongruencias existentes entre las premisas vigen- tes en su cultura, que ha quedado violentamente desadaptado de su medio. El delincuente se opone a su entorno social, entre olras cosas porque éste no es lan légico ni Lan consecuente como él/ella. Eso no impide, sin embargo, que “su” delito pueda pro- pagarse imilalivamente. 6. La propagacién delictiva El delito, afirma Tarde de un modo aparentemente prosaico, tiene lugar bajo cl imperio del ejemplo, Puntualmente: “Se mata o no se mata por imitacién” (1962:40), Pero tampoco aqui se resta- blece la primacia de un individuo para el cual lo social seria solo un cntorno al que enfrentar, fructuosa o infructuosamente, su vo- luntad razonada 0 irracional, Lo importante es Ia imitacién, no el imitador. ¥ Ja imitacion cn cuestién es la copia (consciente o no) por parte de um agente de otras conductas sociales. Lo social no es entonces exterior a los individuos imitadores, ni estos indivi duos son unidades de voluntad y/o pensamiento. Como cualquier otro fendmeno social, los delitos se inventan, se difunden —es de- cir, se ponen de moda— y, a veces, se arraigan, convirliéndose en formas de hacer, sentir y pensar mas 6 menos tradicionales. No hay diferencia en esto entre la practica del robo y el asesinato y las practicas de la lengua, la religion, la moral o la industria: to- das comienzan como innovaciones y tienden a generalizarse y a echar raices. En Tarde, cualquicr costumbre actual (rapacidad o trabajo, violencia 0 negociacién), fue copiada ayer, y comenz6 como “un germen exético traido por un aire social” (1962:105). Una consecuencia de esio es que no habria nacién, grupo 0 clase —pero tampoco individuo— que sea constitutivo, esencial- mente cruel, predatorio 0 malvado: si ese fuera el caso, ha llega do a ser tal por imitar a otros y a si mismo. Los delincuente “na- ESTUDIO PRELIMINAR 27 los” del posilivismo criminolégico no son, en realidad, mas que in dividuos capturados por el habito: por costumbre u oficio, orien- tan hacia fines ilegales “fuerzas que serian en si mismas suscep libles de otra direccién” (1892:355). Y delincuentes “ocasionales” son aquellos que, orientandose habitualmente hacia fines legales, infringen la ley accidentalmente, iluminados por una invencion que no se repite a si misma, 0 capturados momentaneamente por una moda. Ahora bien, vimos que una invencién delictiva surge de pre- misas disponibles en la cultura en Ia que tiene lugar. Vimos lam- bién que toda nueva forma de delinquir nace de una especie de bucle operado sobre ellas por un individuo particularmente rigu- roso en cierto sentido. Resta saber por qué, en opinion de Tarde, cierlos acontecimientos delictivos se difunden hasta Hegar a con- verlirse en epidemias, mientras que otros no pasan de ser inven- ciones legalmente punibles y socialmente desafortunadas, :Qué hace que un ejemplo criminal se propague o que no consiga ha cerlo? Nuestro autor nos invita a diferenciar entre dos tipos de causas: las légicas y las extraldgicas. Respecto de las primeras puede decirse que habra propagacién delicliva (0 de otro tipo) siempre que exista una compatibilidad entre las caracteristicas del ejemplo criminal y las tendencias y valores vigentes en el me- dio en el que el individuo imitador se encuentra (y del cual ha co- piado lo que él/ella es). Puesto frente a dos innovaciones, un in- dividuo imitara aquella que sea mas acorde a los principios que ya se encontraban en él/ella en forma de habitos y costumbres. Si las sociedades modernas se caracterizan por el desplaza miento del sentido tradicional del honor en favor del desco de rique- zay el disfrute hedonista, entonces no habra de sorprender las pe- riddicas invenciones y propagaciones de nuevos modos de apropiarse del palrimonio ajeno. Tampoco sorprendera la escasez de nuevas (écnicas y marcos valoralivos tendienles a reparar ejem plarmente el orgullo herido en priblico. ¥ esto porque “...a medida que la solidaridad de origen antiguo, aristocralico, se disuclve por cl individualismo, de origen moderno y urbano, la necesidad de go zay sustituye a la de hacerse temer 0 respelar, la necesidad dle di- nero a la de venganza” (1962:86/7). Es decir, que transformacio- nes en los valores dominantes producen nuevas necesidades en los individuos y los grupos, nucvas preguntas 0 problemas a los que diversas invenciones procuraran responder, y si un delito se 28 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL propaga es porque cumple de algtin modo con este cometido. Cada Jad tendria entonces los delitos y las epidemias deliclivas que le corresponden. De alli, dicho sea de paso, el valor heuristico de los fendme- nos de propagacién delicliva. El hecho de que cierlos delilos, y no olros, se difundan en un medio determinado habla del sustrato cultural (motivacional, valorativo) existenle en él, del grado de ar- liculacion logica y leleolégica que posee, asi como de la emergen- cia de nuevas —o la vigorizacion de anliguas— creencias y deseos crecimiento. soci que, produciendo nuevos desequilibrios, favores de determinadas tendencias y la merma de otra: Para Tarde existen, ademas, razones extralégicas por las cuales un flujo criminal imitalivo cualquiera puede diseminarse. en este sentido, cuenta lo que denomina imilacién del superior por cl inferior o “principio de cascada", Esto es: ante diversas po- sibilidades seran imilados los ejemplos provenienles de aquellos focos de irradiaci6n colectivamente considerados superiores. O di- cho de otro modo, los ejemplos mas influyentes son los que derra- man los individuos 0 grupos social, polilica y/o culturalmente mas prestigiosos, De alli que Tarde pueda escribir: “Por extrano que parezca hay razones para afirmar que los vicios y crimenes lo- calizados hoy en las ullimas filas del pueblo han caido alli desde lo allo” (1962:53). Durante el feudalismo, el poder de matar habia sido un atri- bulo mas o menos legilimo de las clases poderosas. También cl robo, la falsificacién de moneda y el secuestro fueron durante mu- cho tiempo industrias de los nobles; asi como el incendio, el sa- queo y la violacién eran parte de sus derechos bélicos y de su grandes diversiones en tanto que casta militar. No es que estas violencias hayan sido alguna vez monopolio exclusivo de una cla- se dominante, sino que fueron en ellas practicas habituales ¢ in- cluso distintivas. Por eso tales acciones han sido imitadas por dis- linlos individuos y grupos suballernos que las consideraron como un modo de ennoblecimiento, una via de entrada a sfalus superi res € incluso al poder Con el paso del feudalismo a la modernidad, y con la desapa rici6n o mengua de las aristocracias, esta ley de la imilacién de lo allo por lo bajo no habria desaparecido. El lugar de irradiador de ejemplos habria sido ocupado ahora por las ciudades, especialmen- le las capitales. Las grandes ciudades, afirma Tarde (1962), son los ESTUDIO PRELIMINAR 29 nuevos senores: fascinanles polos de imantacion social que se fascinan a si mismas y fascinan a las poblaciones periféricas, con- lagiandoles sus modas politicas, estélicas o criminales. Las epide- mias delictivas surgidas en la ciudad, se expanden sobre todo un pais, y pueden incluso trascender las fronteras nacionales, con una velocidad y una extension que son proporcionales al presti- gio de su lugar de nacimiento. En esto los medios de comunica- cion poseen un rol central: las epidemias infecciosas se diseminan con el viento o los medios de transporte, las delictivas lo hacen a través de la prensa. Las influencias crimindgenas ciladinas tam- bién pueden ser indirectas: conlagiando sus ambiciones, sus lu- jos y placeres, homogenizan progresivamente la region cultural influenciada, produciendo el espacio (l6gico) sobre el que se difun- diran también sus crimenes. De manera que la regla de Ja influencia del “superior social” puede enunciarse asi: en tanto practica (espasmédica o tradicio- nal) de Jos superiores sociales, el delito obra como ejemplo, propa- gandose entre hombres y mujeres, socialmente inferiores, que re- producen estas acciones por prestigiosas y prestigiantes. El delito aparece enlonces como una forma de hacer paradéjicamente enal- tecedora que promueve ascensos en el rango de quienes la Ie adelante, tanto porque de este modo los iguala simbolicamente a sus superiores sociales, como porque les permite obtener los bien- es materiales y simbélicos mejor acreditados socialmente: fama, honor y/o riqueza, segiin los casos. Un segundo tipo de condicién extralogica pa cién se vincula a la distancia ya no social sino psi a la propaga ologica existen- te entre imitador ¢ imitado, Esta regla afirma que el grado de in- fluencia de un ejemplo sera tanto mayor cuanto menor sea la distancia psicologica que se lenga con él. Es decir que, para cada individuo, seran priorilarias las sugestiones (legales o ilegales) presentles en su enlorno inmediato. Pero este enlorno no es nec sariamente copresencial. Tarde vio claramente que en las ciuda- des modernas la contigtidad psicolégica Lrasciende la localizacién geografica por cuanto Jos medios de comunicacisn, las corrientes de opinion, los rumores, la conversacién en lugares publicos y se- mipublicos (como los salones y los cafés), consliluyen, en distin- tos grados, lerrilorios de Inmediatez, donde los flujos imitativos alcanzan la mas alla velocidad y potencia. El habilo del roce pu- blico, la merma de los lazos tradicionales, y la “impersonalidad 30 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL prodigiosa” de las ciudades, hacen del urbanila un individuo par- licularmente aplo para sulftir los contagios rapidos de las modas, lanto como para participar de pequesios grupos (politicos, religio- sos, delictivos) fAcilmente fusionables, 0 para convertirse stibita- mente en pdblico o en multitud. 7. EI delito como contradiccién Desde sus primeros escritos criminologicos Tarde habia se- falado que aun cuando lo decisivo sean las analogias entre la cri minalidad y los demas fenémenos sociales, sus diferencias no son menos importantes. Asi, por ejemplo, en La filosofia penal afirma- ba que “el crimen es un fendmeno social como cualquier otro, pero un fendmeno antisocial al mismo tiempo, como un cancer participa en la vida del organismo, pero trabaja en su muerte... la podredumbre forma parte de la vida, pero de la vida que mata. El crimen es una industria pero una industria negativa...” (1962:176). En ese mismo libro aceptaba con reservas la nocion de “delito natural” de Garofalo, “como un primer paso” hacia una comprensién del fenémeno basada en un “ideal positivo”. Pero es solo en los escritos posteriores a esta obra donde pueden verse claramente sus inlentos sistematicos por formular una definicion de delilo en mn sentido que articule género proximo y diferencia espeeifica. Los resultados de esta brisqueda se encuentran en La sociologie criminetle et le droit pénal de 1893, y eu Qu'est-ce que le crime? de 1898. Alli Tarde afirma que “se han hecho muchos esfuerzos, en los tillimos anos, por cefiir de cerea la nocién de er minal, pero se ha dejado en lo vago Ja idea de crimen, que, sin em- bargo, es la primera cosa a definir” (1898:337). Esto vale, en gran medida, también para sus propios trabajos anteriores. Hemos visto que Tarde postula decididamente al delito como un fendmeno social, sujeto por tanto al mismo tipo de géne- sis y dinamicas que la moral, la industria o el arte. Vemos ahora que esto no implica clasificarlo entre los fenémenos sociales nor- males, como Io hizo Durkheim (1997). A veces, utilizando el voca- bulario posifivista, Tarde trata a la especificidad de aquel como una patologia. Pero ello no debe levarnos a una confusion. Para la Scuola posilivista la delincuencia era un fendmeno patologico, y su causa debia buscarse en la constitucién mérbida de algunos agentes (los delincuentes); mientras que para Tarde el delincuen- ESTUDIO PRELIMINAR, 31 te no es necesariamente un enfermo. La “enfermedad” en cuestion no reside en los actores considerados individualmente. Si el cri men es un fendémeno patolégico, disfuncional o inatil, lo adjetiva do de este modo no son elementos sino relaciones. No se trata, claro esta, de las relaciones de exterioridad que supuestamente existirian entre el individuo delincuente y la sociedad —como sos- tienen, entre olros, Durkheim y el posilivismo italiano—, sino de Jas que tienen lugar entre las propagaciones imilativas que gene- ralizandose forman valores colectivos y las propagaciones imitati- vas que son negatlivamente calificadas por esos valores. Esta re- lacion es caracterizada por Tarde como oposicién. He aqui el principal elemento a partir del cual puede desgajarse la especifi- cidad del fenémeno en cuestion: una accion es calificada como criminal porque contradice las creencias y los deseos mas difun- didos y prestigiosos en un conjunto dado. Aun cuando, por su ori- gen, molivacion, y modo de ejecucién, esa accion sea social. Esto es, aun cuando deba su ser a los flujos valoralivos que animan a ese mismo conjunto. Debe tenerse en cuenta que Tarde no entiende a la relaci6n oposicional como un maximo de diferencia sino como “una clase de repeticién muy singular, la de dos cosas semejantes dispues tas a destruirse entre si en virtud de su misma semejanza (1983:54). El delilo, ahora lo sabemos, responde perfectamente a esta nocién de oposicién. Un acto es definido como criminal por establecer con el sistema de juicios y propésitos juzgado colecti vamente como superiores, una relacién destructiva, pero no por causa de sus diferenci jitudes Dicho de otro modo, segtin Tarde, el crimen es un fendme- no relalivo a la contradiccién entre las formas de hacer generales, dominantes y consagradas —aquellas mediante las cuales deter minadas convicciones y voliciones se han difundido y estructura- do estableciendo un orden social determinado- y otras en las que flujos imitativos —de direccién contraria, pero muy a menu do de contenidos idénticos— se actualizan produciendo un des equilibrio tendencial o virtual en el orden aleanzado La relalividad de esta oposicion explica que de una sociedad a otra, y en una misma sociedad de una época a otra, varien las conductas que son calificadas como criminales —y que también sea variable la gravedad que se imputa a cada una—. Ps que en cada momento hist6rico, el acto considerado mas criminal es el as con ellos, sino por sus sim 32 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL “mas contrario al dogma reinante” (lanto como el acto mas con- forme a éste es el mejor reputado) (1962:157). Asi, mientras que en el siglo xvii europeo la hechiceria y la blasfemia eran castiga- das con la pena de muerte, el homicidio admitia composicién me- diante mullas en provecho del rey; en cambio “en nuestro siglo de individualismo, de democracia, ¢l crimen mayor es el homicidio, cualquiera que sea la condicion de la viclima; los bienes mas bus- cados son las funciones electorales, los placeres de los sentidos; todo afecta un aire realista, individualista, popular” (1962: 160). Completa esta caracterizacién diferencial del fenémeno de- lictivo el hecho de ser una contradiccion promovida consciente y voluntariamente por un individuo 0 grupo miembro de ese con- junto mayor que, por su parte, reacciona con alarma e indigna- cién al atentado. Atentado que tiene por principal efecto contri- buir a vaciar las fuentes de la fe y el deseo que mantienen sana a la vida social. No todo acto contrario a los deseos y creencias mas genera- les es criminal. Tal es el caso de la competencia econémica don- de la tmovacién de un empresario, por ejemplo, tiende a perjudi- car a los demas conlendientes en su rama de actividad. Delito, afirma ‘Tarde (1898), es aquella accion que lesiona los intereses, convicciones y aspiraciones que estan protegidos por un monopo- lio legal, siempre que ese monopolio esté, a su vez, apoyado sobre la adhesion intelectual y moral del publico. Pero ademas, todo alaque efectivo de ese lipo debe ser Hevado adelante por un agen- le considerado ante” (esto es, miembro de la co- munidad en cuestidn). El delincuente es un “enemigo interior” porque alaca inlencionalmente a sus coasociados. La reaccion de éstos se caracteriza tanto por la alarma como por la indignacién que el alentado delictivo suscila. Alarma por cuanto sienten el peligro de que este acto se propague imitativa- mente. Los miembros del grupo lemen, por contagioso, al ejemplo criminal —y en eso, afirma Tarde, tienen raz6n—. Nada habria mas sugeslivo en los aclos humanos que su dimension asertiva y volitiva: “En el origen de todo habilo, costumbre 0 moda, hay un acto de voluntad y un acto de fe. Ningtin perjuicio incidental tien- de a devenir habitual nia reproduc por imilacion” (1893:518). La alarma se vincula pues a la potencia de proliferacién indefini da que toda repeticion imitativa comporta. Esta inquictud, este lemor, remile al caracler oposicional del delito siempre que es como un“ ESTUDIO PRELIMINAR 83, percibido delincuentes, puesto que se propagan mas facilmente los delitos mo una oposicién de grado entre delincuentes y no que son mas afines a la configuracién general del medio en el que tienen lugar. Tal seria el caso de las quiebras fraudulentas en un orden social mercantil. La indignacién colectiva refiere, en cam- bio, al caracter de oposicién de signo que el delilo comporta en ocasiones. Los crimenes atroces, por ejemplo, aquellos que sefia- lan una “anomalia moral de rara profundidad”, indignan mucho mas de lo que alarman. Esa indignaci6n es una especie de “nau- sea social” que busca la “excomunicacién” de aquellos que apare- cen como radicalmente diversos del tipo medio (1898:348). En cualquicra de sus dos dimensiones oposicionales (de grado o de signo) el delilo mina la confianza y la fe de los indivi- duos en el orden social, por cuanto atenta contra el sistema de ex- pectativas que permiten la previsibilidad y la regularidad de las relaciones sociales. Si la sustancia de que estan hechas las insti- tuciones consiste en cierto quanti de fe y de deseo comunes que producen un campo de verdades y seguridades compartidas, el delito conslituye un alentado a esa reserva de estabilidad social. 8. El delito jantisocial o antisocietal? (a modo de conclusién) Para Tarde los delitos se encuentran sujetos a los mismos principios generales que rigen el mundo social en su tolalidad. Esto implica, en primer lugar, que se inventan y se propagan del mismo modo que puede hacerlo una técnica de produccién o una ideologia politica. Un delito sera entonces una accién si on pasibl de convertirse en modelo y de diseminarse repetitivamente como una moda en todos los espacios cullurales que le sean afines de alguna manera. En segundo lugar implica que, en tanto difusién imitativa, la actividad criminal puede organizarse, establecers spre mo- livada por un ejemplo ambiente; y una a , a su vez, como “teoria de la vida” y practica habitual, disponible como un patron de comportamiento mas o menos tradicional. De alli que Tarde (1885) alirme que el tipo delincuente, no es otra cosa que un tipo profesional, tal como lo demuestran la mafia, el oficio de ladron, o cualquier otra actividad ilegal que se radique en deter- 34 SOCIOLOGIA CRIMINAL Y DERECHO PENAL minado tiempo y lugar como comunidad 0 grupo especializado, produciendo cosiumbres, cédigos, jerarquias y (écnicas propias.! De un modo general, el delito constituye para Tarde una de las Lantas formas en las que se canaliza el flujo multiple y dis- perso de los deseos y las ereenc De alli derivan sus transformaciones histéricas. Es decir, el caracter variable de las acciones definidas socialmente como delito tanto como el cara ter (infinitesimalmente) cambiante de sus contenidos motivacio- nales. Lo cual significa que cuando se modifican los valores ge- nerales también lo hacen los “bienes juridicos” protegidos por la autoridad legal y la opinién publica, asi como las pasiones y los deseos que Hevan a delinquir. Desde este punto de vista microsociologico, el fendmeno de- lictivo involucra dos corrientes distintas de flujos imilalivos que As colectivo: socializandose se oponen: aquellos surgidos de las invenciones que sc transforman en autoridad y derecho configurando, por lo mismo, el ambito del bien y la verdad; y aquellos que surgidos de estas u otras invenciones contradicen por grado o por signo a la ortodoxia legal vigente. De modo que aqui el delito no es un fenémeno antisocial sino uno antisocietal (es decir, contradiclorio con una configura- cin valorativa que es, en definitiva, contingente); y el delincuen- te no es un individuo anémico por ineptitud social o biolégica, sino hipernémico (en cierto sentido) y bisocial. En realidad, pare- ce haber dos teorias del delincuente en Tarde. La del delincuente que inventa y la del que imita, La primera lo presenta como un in- dividuo apresado por los flujos dominantes de Ia cultura mayor con una fuerza superior a la media (con Io cual sus acciones se- rian delictivas por hipersociales 0 hipernémicas). La segunda lo muestra como un individuo bi 0 disocial, para usar la nocion tar- deana de Daniel Lagache (1982). Es decir, alguien socializado nor- malmente tanto en grupos que se atienen a la legalidad como en 1 La primera Escuela de Chicago cs ampliamente deudora de esta perspectiva, muy especialmente la criminologia de Edwin Sutherland (1939; 1993). Su te oria de la asociacion diferencial, que postula al delito como una practica tras- milida por medio del aprendizaje de habilidades y pautas especificas, y al de- izado normalmente en un medio. lincuente como un individuo ordinario, socia opuesto a la sociedad mayor, no es otra cosa que uma atenta lectura y especi- ficacion de Ja criminologia de Tarde. ESTUDIO PRELIMINAR, 35 grupos donde el delito es una practica pasajera o ha devenido tra dicional. Estas son las claves que permiten senalar la posicién espe- cifica de Tarde en la historia del pensamiento sobre la cuestin criminal. Tarde ha defendido estos postulados frente a la nocién juridica clasica de delito entendido como la infraccién racional y libre de un sujeto autocentrado y auténomo, y frente al positivis- mo italiano que lo postulaba como la manifestacién de una biolo- gia desviada. Pero que también ellos lo diferencian de la sociolo- gia de Durkheim, con las consecuencias que ello implica en la compresién del fenémeno delictivo. En nuestra opinion, la “nove- dad” de Tarde en cl panorama actual, las posibilidades que repre- senta su pensamiento para la exploracién del presente, requiere de un cuidadoso trabajo de deslinde y localizacion de sus herta- mientas conceptuales, asi como del establecimiento de sus in- fluencias e interlocuciones. Tareas arduas con las que hemos pre tendido colaborar. BIBLIOGRAFIA, uze, Gilles, y Guarrarl, Félix (1980): Mille plateaux, Minuit, coll. © lique, Paris. Dur«uem, Emile (1989): La division del trabajo social, Alianza, Madrid [De la Division du Travail Social, PUF, Paris, 1967]. ~~ (1997): Las reglas del método sociolégico, FCE, México. — (1987): La educacién moral, Colofon, México. Ferrt, Enrico (1954) ociologia Criminale, Bocca, Turin. Foucauit, Michel (1999): Les anormaux, Gallimard Scuil, Paris. — (1989): Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisién. Siglo XXI, Buenos Aires [Surveiller et Punir, Gallimard, Paris, 1975]. Garorato, Raffaele (1998): Criminologia: estudio sobre el delito y sobre la leoria de la represién, Angel Editor, México. Lacacne, Daniel (1982): Obras completas, vol. IV, Paidés, Buenos Aires. Lomproso, Cesare (1984:) L’uomo delinquente, Hoepli, Milan. 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