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EM ) NQs ul VISSWMa) Cl | TRATADO | DE EDUCACION PERSONALIZADA Dirigido por Victor Garcia Hoz | Lute as [iowa Reto ene DEL FIN A LOS OBJETIVOS DE LA EDUCACION PERSONALIZADA VICTOR GARCIA HOZ, ANTONIO BERNAL GUERRERO, SANTO DI NUOVO, GREGORIO RODRIGUEZ GOMEZ, GIUSEPPE ZANNIELLO. EDICIONES RIALP, S. A. Los contenidos bdsicos de la cultura, el modelo de aprendizaje bumano, en el gue se reflejan las posibilidades de conocimiento y expresion y las caracte- risticas propias de cada siujeto, constituyen los elementos fundamentales para ordenar la cliversidad de posibilida- des de cada sujeto en la unidad de vida que él mismo ha de ir disehiando } realizando. Fin, finalidades, objetivos fundamentales y objetivos operativos constituyen tuna es- pecie de pirdmide de la finalidad educativa que tiene sit sentido en la ctispide del fin de la educacion y que va en- sanchando su base basta llegar a los objetivos operativos ligados a cada acto concreto de los que un ser bumano ba de realizar para ir alcanzando las metas sucesivas de su vida y de su educacion. También opera el principio de comple- mentariedad en el concepto mismo de objetivo, gue, in- cluso en el caso de los objetivos operacionales, no son tan simples como para separar objetivos cognitivos de objeti- vos funcionales o de objetivos valorativos. La vision, real, de un objetivo, que puede llamarse educativo, exige que en él se armonicen el componente cognitivo, el compo- nente funcional y el componente de valor. Para que la educacién sea verdadera- mente eficaz y humana el fin no puede quedar en las nubes de la especulacion; es menester que vaya desdo- blandose y descendiendo hasta llegar a los objetivos ope- racionales que constituyen la realidad del quebacer edu- cativo. Reciprocamente, los objetivos operativos no pueden quedar simplemente como -cosilas» mds 0 nienos itlere- santes, sino como elementos que tienen su sentido en la pertenencia a un campo mds amplio de preocupaciones que lleguen hasta el fin de la educacién. Vicror Garcia Hoz AR RES RT TNE EL FIN w/t LA EDUCACION Victor Cuestiones semianticas. Fin y finalicaces de la educaci6n. 1.2.1. La idea de perfeccién. 1.2.2. El fin de la educaci6n. Concepto general. 1.2.3. Finalidades de la educaci6n. 11 Lz. 1.1. CUESTIONES SEMANTICAS "Ya es vieja la idea de que las acciones pro- piamente humanas, es decir, aquellas que nacen del hom- bre en cuanto tal, son las que proceden de una decisién en la cual concurren la inteligencia y Ja voluntad. Una y otra se mueven con el propésito de alcanzar un resulta- do a través de la accién, es decir, que la intencién del fin es la que mueve a quien obra. Con razén dice Aris- tételes que el fin es el principio de las operaciones (Aris- toteles, Fisica, BK 200a34). También es vieja la idea de que aun cuando el fin es lo tiltimo que se ejecuta, es lo primero en la intencién del que obra. Cualquier acto humano se realiza con un fin determinado, Bebemos para apagar la sed, leemos un libro para entretenernos, visitamos a un amigo para pe- cdirle u ofrecerle ayuda, trabajamos para ganar algtin di- nero... En el fin cle cada acto se encuentra su raz6n de es decir, It contestacién al «para qué se hace una co- . Si esto es asi, la actividad humana sdlo se entiende si se tiene conocimiento del fin que se persigue con cada simple constutaci6n para hacerse cargo sda complejidad del mundo de los fines, que es tanta como la complejidad de los actos humanos. Los actos hu- manos, por otra parte, se hallan enlazados entre si, por lo que el fin de un acto estd, o puede estar, en relaci6n con el fin de otro. Si no somos capaces de descubrir la finalidad de nuestros actos y la relacién que el fin de uno tiene con el fin del otro, nos veremos envueltos en una realidad que como selva desordenada nos envuclve por todas partes y no tenemos por dénde salir. Ordenar los fines es condicién indispensable para ordenar las activi- dades humanas. El concepto y la ordenacién de los fines no son puramente cuestiones especulativas. La conciencia del fin opera antes de que se inicio la accion educativa si ésta ha de ser una actividad propiamente humiana, es de- cir, racional. Del conocimiento de! fin se desprenden la se- leccién de medios para alcanzarle, es decir, todo el pro- blema metédico de la educaci6n. La idea del fin esta en el fundamento de la «estructura, los curricula, los conteni- dos de los programas y los métodos de ensefianza» (Whi- te, 1982, 1). Si los que orientan y estimulan la educaci6n, es decir, directivos y profesores, no tienen una idea clara de los fines que la educaci6n debe alcanzar, la calidad de su tarea corre un grave riesgo de ser erratica, confusa y, en Ultimo término, algo sin sentido. En los libros donde se trata del fin de Ja educacién se pueden encontrar indistintamente | utili- zacion del término en singular o en plural, si bien pue- de sefialarse una tendencia a utilizar el plural'. Ello quie- re decir que es idea generalizada la posibiliclad —y tal vez necesidad— de hablar de fin y hablar de fines de la educaci6n. La raz6n de esta doble posibilidad se ha- lla en que la educacién no es un acto aislado sino una serie © proceso en el que se incluyen distintas acciones, ' emplos de esta tendencia se pueden hallar tanto en obras colectivas, co- ino lw publicaelon de la UNESCO titulada Finalidades de la educacién, cuanto en obras lndividuates, come la de White, que Heva por diulo The Aims of Education, tive y Gtr HaveAndan en ty bibliogeafia final del presente volumen elementos o factores. Hablar de fin de la educaci6n, en singular, es tanto como referirse a un quehacer educati- vo que tiene unidad porque responde a un solo propé- sito; utilizar el plural, hablar de fines, significa referirse a distintas intenciones que mueven la actividad humana Una y otras visiones son necesarias para tener un cono- cimiento cabal del quehacer eclucativo. El proceso de la educacién sdlo se puede entender si se tiene un conoci- miento claro del fin de la educacién como un proceso unico y de los fines que se van alcanzando con las dife- rentes actividades educativas. Otra variacién que se encuentra en el len- guaje telcologico Gelos = fin) nace de la distincién cntre Jines inmediatos y fines mediatos. En ocasiones se pue- de considerar un fin en si mismo, vinculado a un: acto particular; mas también es menester dirigir la mirada a las relaciones de unos fines con otros. Dada la relacién que vemos de los actos humanos entre si, es facil inferir la mutua relacién de los fines. Es de experiencia universal que, en ocasiones, diferentes fines se hallan enlazados en una sucesi6n de condicionamientos o de causas y efec- tos. De aqui arranca la distincién, que es también idea comtin, entre los fines inmediatos y los fines mecdiatos. Aquéllos se aspiran a alcanzar, sin intermedio alguno, con una acci6én que casi no consume tiempo y que po- demos realizar ipso facto; los mediatos son fines para cu- yo alcance es menester realizar previamente alguna ac- ci6n particular. Asi, por ejemplo, el fin de ir de una ciudad a otra exige que previamente se disponga y se utilice al- gtin vehiculo; tener el vehiculo a la disposicién es un fin inmediato que a su vez no tiene sentido sino en el via- je y Negada a la poblacién donde podemos ir, esta Ile- gada es un fin mediato. Las variaciones terminolégicas del lenguaje relativo a los fines no consisten simplemente en las mo- dificaciones accidentales de la palabra fin. No és dificil identificar una serie de palabras cuya significacion se sittia claramente en el campo teleolégico, es decir, en el cam- po de los fines. Asi, palabras tales como término, consu- 18 DEL FIN A LOS OBJETIVOS DE LA EDUCAGION PERSONALIZADA maci6n, conclusién, propésito, empefio, intencién, obje- tivo, ideal, meta, aspiracién. En la situacién actual de la Pedagogia y de su lenguaje mas extendido, conviene destacar dos términos para dar un poco de claridad al pensamiento. Estos términos son fin y objetivo. No se trata de una distincién apodictica, ne- cesaria, sino mas bien de una dif cién prudente, util para distinguir entre Ja multiplicidad y riqueza polisémica del concepto de fin aplicado al proceso de la educaci6n. En el primer estudio sistematico que hice de la educaci6n personalizada ya me referi al ca- racter bdsico que tienen las palabras fin y objetivo. Conviene entender como fin aquello que se intenta alcanzar al término de un proceso completo de actividad. El fin es algo que aparece un tanto lejano en el momento de ser concebido. Aceptando que cualquier fin incluye de un modo u otro la idea de perfeccién y tenien- do en cuenta la complejidad de la persona y la vida hu- mana, resulta dificil encontrar expresi6n adecuada para mencionar el contenido propio de la perfeccién implicada en la idea del fin educativo. Por lo pronto, parece légico que siendo el fin causa de la unidad de objetivos y activi- dades, habria de utilizarse esta palabra predominantemen- te en singular, Sin embargo, precisamente porque es prin- cipio unificador de la vida y de la educacién, es menester que en él se reflejen distintos aspectos o facetas que acla- ren su significado. De aqui que se deba utilizar el término fin, en singular, para referirnos a aquello a que aspiramos, mientras podemos hablar de fivalidades, en plural, para designar los distintos ectos O elementos constitutivos ¢ integrantes cel fin mismo. Fin y finalidades indican aque- Ilo a que se aspira y que da sentido a toda la educacién El fin alude a la unidad del proceso educativo; las finali- dades se pueden considerar modelidacles del fin de la edu- cacion, ya que se refieren a lo que tiene de diversidad. Dado el caracter de proceso que la acti- vidad humana tiene, en el que algo se va realizando a FEL FIN DE LA EDUCACION 1S través del tiempo, el camino para alcanzar el fin se pue- de considerar jalonado en distintas etapas, cuyo término tiene el doble sentido de fin de una etapa o periodo y de comicnzo del siguiente. El término de cada etapa ocu- pa una situaci6n media entre la situacién en que se en- cuentra un sujeto al iniciar una actividad y aquella situa- cién final a que lega cuando ha alcanzado el fin que se propone. Por esta raz6n el término de un periodo se pue- de consicderar como un fin intermedio; un fin que, a su vez, tiene condicién de medio para llegar al fin posterior. Estos fines intermedios, se pueden llamar objetivos. El lenguaje se clarifica si reservamos la palabra fin para mencionar el fin Ultimo y utilizamos la palabra objetivo para sefialar cada uno de los fines in- mediatos y concretos que nos van a permitir alcanzar el fin total. Para el logro de un fin hay que alcanzar pre- viamente varios objetivos. En resumen, el objetivo se pue- de definir como «el fin, propio e inmediato, de una acti- vidad concreta»; desde el punto de vista operativo, objetivo es una meta susceptible de evaluacién. En el orden practico, el fin exige la utili- zacion de medios adecuados para poder ser alcanzado; ya se entiende que los objetivos, en tanto que realidades in- termedias, pueclen ser considerados a su vez como-medios para alcanzar el fin. Desde esta perspectiva, en el fin se uni- fican las distintas actuaciones de los diferentes medios. Trayendo ahora la idea de que todos los medios cle cducaci6én no son otra cosa que elementos pa- rm poner en marcha la actividad de los sujetos, que es el gran medio de educacién, podemos facilmente inferir que los objetivos se hallan estrechamente vinculados a las ac- tividades educativas, tal como més adelante se vera. Fin, finalidades y objetivos se nos apare- cen asi como realidades en cierto modo escalonadas que operan en cualquier acto educativo. 20. DEL. FIN A LOS ORJETIVOS DE LA EDUGAGION PERSONALZADA 1.2. FIN Y FINALIDADES DE LA EDUCACION Es un topico cuasi universal hablar de diversidad de opiniones cuando se trata de un proble- ma pedagégico. No podia menos de acontecer con el problema de la finalidad en la educacion. También es un hecho de facil comprobaci6n la relaciOn existente entre el concepto que se tiene de educacién y la identificaci6n de su fin o de sus fines. Esto es asi porque -todo proce- so se define por su término o fin, y el educar, en cuan- to conviccién y promocién, es formalmente un proceso» (Millan, 1979°, 35). En otras palabras, el fin de la educa- cién se debe contener en su definicion. 1.2.1. La idea de perfecci6n Rufino Blanco (1933) recogio 184 «defi- niciones autorizadas» de eciucacién. Examindndolas, se puede comprobar que un buen namero de autores, em- pezando por Plat6n, mencionan explicitamente la per- feccién o el perfeccionamiento como elementos necesa- rios en el concepto de educacion Pero la idea de perfeccién no se halla simplemente en las definiciones 0 formulas cn las que se emplea esta palabra. Hay también muchas definiciones que sin utilizar los términos aludidos emplean vocablos cuyo significado esta incluido en aquel concepto. Esto acontece con los autores actuales que insisten en las ideas de cambio, proceso gradual, desarrollo, humanizacion en las que sigue latente el concepto de perfecci6n (Cas- tillejo, 1983). Asi tenemos, en primer lugar, todas aque- Has definiciones de la educacion que hacen referencia al aleance de la plenitud del ser humano, o a la trea de complemento que la educaci6n realiza respecto de las fuer- zas y los agentes naturales en la evolucién del hombre. En realidad, plenitud y complemento o completar son térmi- nos andlogos a los de perfeecion o perfeecionar. EL FIN DE LA EDUCACION 27 Una idea que subyace en el concepto de perfeccién es la formacion; efectivamente, formacién no es otra cosa que dar forma a lo informe o una nueva for- maa lo ya formado; en cl primer caso, se esta evidente- mente frente a una accién perfectiva y en el otro no tie- ne sentido el que una transformaci6n sea realizada conscientemente si la nueva forma adquirida por el ser no es mas perfecta que la anterior; todos los pedagogos, al hablar de educaci6én como formacién, conciben aqué lla como medio de dar formas mas perfectas al educan- do, o sea, que al decir de la educacién que es una for- maci6n, se dice implicitamente que comunica perfeccién Estrechamente ligada con la nocién de perfecci6n esta la de bien, ya que ambas hacen referen- cia a lo que conviene a la naturaleza de un ser. Hay en muchos pedagogos una explicita referencia al bien del hombre al definir la educaci6n, por lo que podemos con- siderar a estos autores entre los que relacionan la edu- cacién con la perfecci6n. Nos falta atin por considerar la conexién de tt perfeccién con el fin del ser a que hace referencia, del hombre en este caso. Todo «lo que exige un sem pa- ra poder realizar su fin, para ocupar su lugar y desem- pefar su oficio en la creaci6n, se llama en filosofia «per- feccién natural de un sem; por tanto, todo lo que. sea preparar al hombre para el cumplimiento de su destino es perfeccionarle; no otra cosa que acercar al hombre a esti perfe nes lo que hace la educaci6én, segtin aque- llos autores que explicitamente digan servir la educacién para que el hombre alcance su destino. Ahora bien, esta realizacion del fin ocu- rre Cuando el ser ha valoracdlo todas sus aptitudes na- turales y aun se reputa perfecciOn «el acrecentamiento progresivo de la riqueza del ser por el desplegamiento ordenado de las actividades»; por donde identifican la educacién con el concepto de perfeccién que acabo de exponer aquellos pedagogos que la definen como un desenvolvimiento, evoluci6n o desarrollo de facultades; 24 DEL FINA LOS OBJETIVOS DF LA EDUCACION PERSONALIZADA Pienso que es mas precisa la definicién si se sustituye la expresion hombre por la de persona. Es- ta tiene la doble ventaja de significar la dignidad del ser humano y la de referirse a la realidad concreta de cada hombre. Desde otro punto de vista, supuesto que estado equivale a situacion permanente y, en el caso de la edu- cacién es también el término y resultado de un proceso, es conveniente mencionar explicitamente el proceso mis- mo, ya que la educacién es resultado pero ademas es ca- mino hacia él; de aqui la razon de incorporar esta idea mencionando el ejercicio de las potencias. Finalmente, como la educaci6én se hace realidad en cada ser huriino concreto, con sus propias potencias poseidas en modo y medida propios, tiene interés aludir a la cuestién de la posibilidad —que es distinta en cada ser humano— de alcanzar un grado u otro de perfeccién. Resumiendo, el fin de la educacién pue- de ser definido como «el perfecto estado posible de ca- da persona alcanzado mediante el ejercicio de sus po- tencias operativas». De la misma tradicién aristotélica arran- can distintas facetas en el significado del fin, que tienen interés para acabar de comprender e! fin de la educa- ci6n. Por lo pronto, se distingue entre el fin de la obra y el fin del operario, es decir, el fin a que la obra intrinsecamente se dirige y el fin a que la gente la refie- re, como se ve, por ejemplo, en ciertas construcciones; el fin propio de la construcci6n es la casa y el fin en que piensa el] constructor es el lucro que le podra reportar (S.Th., 2-2, q.141, 2.6, ad 1). Toda operacion es un bien en doble sen- tido; en la perfeccién de lo que se hace y la compla- cencia que sobreviene como un bien completivo que im- porta el sosiego de la aspiracién a que responde el acto (Arist., X, Etbic., BK 1175a) G@.Tb., 122, q.33; WA, ede ta distincién pone de relieve que la perfeccién concreta EL FIN DE LA EDUCACION de un acto difiere de la de otros; pero cualquier opera- cion termina en una complacencia que cuando se hace consciente es propiamente la alegria. Otra importante distincién es la que exis- te entre el bien interior de la operacién misma y el bien exterior en el uso que del resultado puede hacerse, Sien- do el fin una realidad, para alcanzarlo es menester «a in- tervencion de un acto humano, sea para producir esa rea- lidad, como el médico la salud (que es la razon de ser del médico); sea para hacer uso o disfrutar de esa reali- dad que es el fin, como el que aspira a la posesi6n de la riqueza para alcanzar después el poder (S.7b., 1-2, q.13, a4, c.), En paginas anteriores esta dicho que el fin general de la educaci6n es «el perfecto estado de las potencias operativas humanas». Sin duda es éste un con- cepto formal, tal vez excesivamente formalista para mu- chos. Para que pueda hacerse real su virtua- lidad educativa latente,; es menester que el fin de Ja educaci6n encuentre algtin camino 0 caminos para lle- gar al hombre concreto, con sus huesos, con su san- gre, con sus aspiraciones. A estas posibles vias con- cre! apunti kt mencion cde «potencias operativas« incluida en la definici6n. La identificacién de esas po- tencias es el primer paso hacia la incidencia prdactica del fin de la educacién. Paso que habra de darse te- niendo presente que el camino hacia el fin general no se debe interrumpir,; ha de seguir actuando en cada uno de estos diferentes modos de hacer que el hom- bre tiene. El camino desde el fin formal de la edu- caci6én al hombre real de carne y hueso ha de estable- cerse y transitarse por él de tal suerte que no se rompa la unidad expresada en el fin general. De aqui la conve- niencia de establecer el significado real de las potencias operativas en ejercicio. La cuesti6n no es particularmente difi- cil; basta hacerse cargo de la propia experiencia per- sonal de cada uno. El hombre realiza muchos actos, an- dar, comer, pensar, leer, conversar, trabajar; cada uno de estos actos tiene su fin propio, entretenerse, saber mas, ganar dinero... Conviene/parar mientes en un he- cho real, puesto ya de relieve por Aristételes al escri- bir que «la complacencia perfecciona la operacién co- mo un fin que sobreviene» (Arist., X, Etbic.), es decir, cualquier acto realizado de acuerdo con lo que exige su naturaleza es un bien; pero a este bien objetivo de la operacién sobreviene —viene naturalmente— otro bien que es la complacencia, de donde resulta que si los actos humanos difieren por su objeto, todos ellos tienen en comtin que se acaban de perfeccionar en la complacencia de lo bien realizado. El estado perfecto de una potencia operativa es la complacencia en un ac- to bien realizado. La aspiracién a la felicidad es una tendencia universal propia de la naturaleza humana. Tal vez la apelacién a la felicidad resul- te también demasiado formal y utdépica. El problema se resuelve si ponemos la atencién en una palabra de me- nor resonancia ontoldgica, la alegria. La alegria, como la felicidad, es conipla- cencia en el bien en tanto que participade © partic por nosotros. Difieren, sin embargo, en que la felicidad “es win slew ex absoluta en el bien a mientr ven ciopales como sal de: * piuchats terminada ocasién, se habla de felicidad en singular, mientras que Ja alegria indistintamente se usa en singu- lar y en plural. Facilmente se comprende que felicidad y alegria tienen una intima relacién del todo a la parte y también de fin a medio. Vale la pena reiterar alguna puntualizacién sobre la diferencia entre la felicidad y la alegria en orden al fin de la educacién. Bl FIN DE LA EDUGAGION 27 La alegria y 1a felicidad, en tanto que as piraciones universales, se hallan en la base de toda mo tivaci6n humana. Pero la felicidad, en su sentido estric to, por abarcar todos los elementos y manifestaciones de la vida y permanecer a través y més alla del tiempo, tie ne un grave limite como fuente de motivaci6n: es inal canzable en la situaci6én real de la vida temporal del hom bre. Mas la experiencia de que la felicidad no se puede alcanzar de una manera absoluta, no acaba con la aspi- racién a unirse al bien en la medida en que esto es po- sible. Si la conciencia de la plenitud se sustituye por la vivencia de la posesién de un bien propiamente huma- no —aunque patcial o limitado— y experimentalmente ac- cesible, surge Ja alegria. La aspiraci6n a la alegria, como reac- cion natural ante el logro de un bien, acttia en todas jas operaciones humanas. Puede ser satisfecha en las con- diciones a que mas adelante me referiré. Sobre estos su- puestos, la alegria entra mds modesta, pero mas clara- mente, en la perspectiva de la educaci6n. El pesimismo que pudiera nacer de considerar inasequible la felici- oe se salva tomando la alegria como fin de la educa- secuencia no debe interpretarse como una : al de la wlesria y la felicidad, sino como unt distincion de dos hechos diferentes pero estrecha- mente vinculados. Hlaciéndonos cargo de que la felicidad’en sentido absoluto esta més allé de las posibilidades natu- rales del hombre, pero que ste tiene a su alcance la dle- gria como un logro parcial y un paso hacia la felicid: parece razonable que, al relacionarlas con la educacién, quede como trasfondo la aspiraci6n a la felicidad, pero se tenga como punto de referencia inmediato la alegria. En un concepto de la vida abierto a la realidad sobrena- tural, a las anteriores palabras se les puede atribuir el sentido de que la alegria es el fin de la educaci6n al- canzable en el tiempo y al mismo tiempo medio y cami- no para llegar a la felicidad que se halla mas alla de la existencia temporal. 28 DELFIN A LOS ONETIVOS DE LA EDUCACION PERSONAUIZADA En la aspiracion comin a la complacen- cia en todos los actos bien hechos se mantiene la unidad de la educaci6n y el fin general tiene una realizacién con- creta incluso en las mas pequefas areas de cada dist; cl trato amable, el empefio por terminar bien un trabajo, la satisfacci6n de ayuda quien tenemos ¢ , ofrece in numerables ocasiones para que el fin general de fn edu- cacién se haga realidad La tendencia universal hacia la alegria es una Ilamada a la relaci6n con la realidad. Cada ser humano es una entidad irrepetible, que responde a sus tenden: cias de un modo peculiar y propio dado que cada acto es un encuentro de ta realidad singular de cada uno con los factores internos y externos que Operan en eb ambi to concreto en el que se desenvuclve la vida personal de cada uno. La realidad! tama a cada ser humana; por es- ta raz6n la tendencia universal a In alegria se puccde ver como vocacién personal de realidad. De acuerdo con Jas anteriores reflexio- nes, el ejercicio de cualquier potencia operativa respon- de a la vocaci6n personal que es el modo propio de hacer efectiva la tendencia universal hacia la alegria Supuesta la universalidad cle la tendencia a la alegria y su potencialidad para encontrarla en cada uno de los actos humanos, singulares y diferentes, el fin de la educacién no se refiere simplemente a tal o cual acto determinado, sino a todos y cacla uno. Facilmente se llega a la conclusién de que el fin de la educacién es el descubrimiento y la realizacién de la alegria de vivir. El perfecto estado de las potencias operativas sefialado co- mo fin de la educaci6n se concreta en el descubrimiento y la realizacion de la alegria de vivir. 1.2.3, Finalidades de la educaci6n Conocer, amar y obrar son las operacio- nes en las que se resumen los actos humanos. ELFIN DE LA EDUGCAG: La tendencia a la verdad objeto del co- nocimiento, la valoracién de lo perfecto como belle- za y bondad y la intervenci6n activa en la realidad de que formameos parte, son otras tants tendencias in separablemente unidas a la que se acaba de senalar como fundamental. Se hallan estrechamente vincula- das porque en cada acto humano realizado de acucr- do con sus exigencias naturales hay verdad que es tanto como el hecho de ser real una cosa y, por con- guiente, un acto; hay belleza y bondad, perfeccion, porque algo se ahade al mundo de la realidad y hay también, por supuesto, la energia de la -potencia ope- rando Baablar de una tendencia de las mencio- nadis cs aludir a las otras. Sin embargo, cada una de‘ellas tiene su cardcter diferencial precisamente porque son dis- tintos sus Objetos, y este caracter diferencia] implica tam- bién clistincién en el fin. Facil es inferir de esta reflexién que, saliendo de un mismo tronco, la actuacién de estas tendencias implican fines formalmente distintos del uni- versal, a los cuales, de acuerdo con la terminologia esta- blecida al comienzo de este capitulo, llamaremos fineli- dades 0 modalidades. Las primeras potencias operativas del hom- bre son aquellas disposiciones para conocer, obrar y va- lorar, respectivamente. El perfecto estado de Ja persona al que se alude en el concepto del fin de la educaci6n mencionado incluye necesariamente la capacidad de co- nocer, de obrar y de valorar, respectivamente. Conocer, obrar y valorar son operacio- nes necesariamente incluidas en cualquier acto que ten- ga valor educativo. Tal necesidad lleva consigo que no se pueda olvidar ninguna al pensar en el fin de la edu- cacién. La consideraci6n del puesto del hombre en el mundo da lugar a que afloren tres claras finalida- des educativas: 30 DEL FIN A LOS OBJETIVOS DE LA EDUCACION PERSONALIZADA — El sentimiento de seguridad. — El sentimiento de dignidad. — El sentimiento de solidaridad. Se ha dicho con raz6n que el deseo de seguridad es la expresi6n, consciente © inconsciente, de la radi limitaci6n del ser humane, la vivencia de que su propio ser puede dejar de ser y, al mismo tiempo, el impulso fundamental a seguir siendo El hombre, en medio del mundo, se halla situado frente a las cosas, frente a los otros y frente a si mismo. Zubiri escribe que ~el hombre tiene que habér- selas no solamente con las cosas que le circundan y con los demas hombres, sino también consigo mismo en tan- to que realidad» (Zubiri, 1993, 30). En ese habérselas con toda Ja realidad el ser humano requiere un punto de apo- yo con cierta firmeza para poder actuar a su vez de un modo eficaz. El riesgo es una situaci6n a la que el ser humano esta abocado en cualquier momento y el miedo es un sentimiento que cubre buena parte de la existen- cia humana. El sentimiento de seguridad ofrece esta apo- yatura psicol6gica en la cual encuentra el ser humano cierta garantia para enfrentarse con vigor frente al miedo y a las posibilidades de riesgo. Pero no basta con vivir. El ser humano ocupa un puesto predominante en la realidad, tiene con- ciencia de ello y aspira no sélo a vivir como una cosa mas sino a vivir de acuerdo con las posibilidades de su propia naturaleza en la que se halla la capacidad de ac- tuacién consciente y libre. El conocimiento de la capac dad de obrar con conciencia y libertad genera un sent miento de dignidad en el que se reconoce en si mismo una excelencia ontolégica, que es superioridad sobre las cosas materiales y conlleva la aspiracion a estar y obrar de acuerdo con sus posibilidades personales. Bellamen- te se ha escrito que el piloto no se propone como fin ul- timo la conservaci6n de la nave puesta bajo su direccién, porque la nave tiene por fin otra cosa, es decir, la nave- gacién, y mediante ella la llegada a un puerto determi- c EL FIN DE LA EDUCACION 31 nado. Otro tanto se puede pensar de ta vida humana, no basta con conservar la vicla fisica; el ser humane necesi ta tener conciencia y posibilidad de vivir de acuerdo con su condicién de hombre. Yambién es de experiencia universal la idea de que un hombre no puede vivir solo, La solicari dad, que cn su sentido ctimoldgico significa fuerza, soli dez, al mismo tiempo que uni6én, es una necesidad que siente el hombre de apoyarse en los demas y compartir con ellos su existencia. En el ser humano hay una tendencia’ fun- damental a unirse con los otros, el amor, que se halla en el fondo de todas las relaciones positivas de los ‘seres humanos entre si. La experiencia va reforzando la’ soli- daridad porque constantemente ensefa que en michas ocasiones el hombre por si solo no puede cumplir sus aspiraciones. Esta es la razon de que el hombre aspire a unirse, sentirse uno, con sus semejantes los otros hom- bres. La situacién opuesta a la solidaridad es la agresién y la guerra, que cubren de dramatismo la vida humana y originan ese sentimiento universal de solidaridad entre individuos y entre pueblos. Educar para la paz es pro- bablemente una de las finalidades mas claramente senti- das por el mundo actual. Tal vez parezcan generalizaciones en ex- ceso vagas las finalidades que se acaban de identificar. Una concrecién del mundo en tanto que totalidad se ma- nifiesta en los distintos A4mbitos de comunidades particu- lares en los que cada hombre vive y que también se pue- den tomar como zonas de vida en las que transcurre la tencia personal de los scres humanos. Se trata de distinguir —y ver como com- plementarios— los 4mbitos exterior e interior en los que la vida humana se desenvuelve. ‘ — La vida interior en la que cada hombre, volviendo sobre si mismo satisface la necesidad de conocerse ee bet LUAU PEK OUIVALIZADA y de ordenar las fuerzas que desde el interior im- pulsan y gobiernan los actos exteriores. — El ambito familiar, de relaciones intimas y natura les, primera comuni6n de person y conjunto de es timulos educativos, que condicionan, aunque no de- terminen de un modo absoluto, la vida entera de cada ser humano — El ambito de trabajo y vida social organizada en el que cada uno participa, dentro de una ordenacién politico-social, siendo un miembro util en la vida de la comunidad humana. — El dmbito de la amistad y el tiempo libre, en el que el sujeto humano actiia sin la coaccién so- cial, escoge relaciones de amistad y desarrolla ac- uvidades de puro entretenimiento y perfecciona- miento personal determinacdas por sus propias decisiones. — Finalmente, el dmbito de Ia fe, en la que el hombre Gene la posibilidad de preguntarse por la existencia y sentido dle las realidades trascendentales y orde- nar libremente su vida de acuerdo con Ia opcion que adopte como respuesta. Fin: Descubrir y realizar la alegria de vivir. Finalidades 0 modalidades. — Tendencia (Amor) a la verdad a la belleza (perfeccién> al bien — Puesto del hombre en el mundo sentimiento de seguridad sentimiento de dignidad sentimiento de solidaridad — Ambitos de vida Interior Familiar De trabajo y vida social, de amistad y tiempo libre y de la fe. i) EL FIN DEIA EDUCACION 33 estara de mas afadir que el alcance de las finalidades y, a través de ellas, el alcance del fin de la educacion se realizan de modo diferente en cada ser humano, en funcion de la peculiaridad personal de cada sujeto. En otras palabras, finalidades o modali- dacdes de la educacién son uni ersales; todos los hom- bres y mujeres se orientan hacia ellas; pero se perciben y se alcanzan por los distintos caminos que marcan las cualidades de singularidad, autonomia y apertura al mun- do propias de cada persona. — Condicionamiento personal. Singularidad de la persona. Autonomia. Apertura La personalidad humana es suficiente- mente rica como para que se puedan senalar diversos as- pectos y manifestaciones de su existencia y su vida, Ca- da uno de ellos podria constituir una finalidad. Esto quie decir que Ia relacion de finalidacles expuesta en paginas anteriores no es Necesariamente la tinica posible, pucde haber otras distintas. Mas, para que tengan sentido, es menester que en ellas se puedan incluir todos los as- pectos de la educacién susceptibles de ser tomados co- mo punto de referencia en cualquier situacién educativa. Esta condicién se cumple en el conjunto de finalidades que se acaban de sefalar. Cualquier problema o posibi- lidad de educaci6n tiene cabida en alguna o algunas de las finalidades educativas mencionadas. Daclo que las finalidades se refieren a al- guna manifestacién particular del fin universal de la edu- cacion son menos generales; pero ello no quiere decir que tengan una significacién tan concreta como para ver en ella objetivos de alcance inmediato. la educaci6én, como la vida misma, se rea- liza en distintos niveles de profundidad personal que lle- van consigo también diferentes grados de patencia, es decir, de posibilidad de ser percibidos; hay en Ja educa- 34 DEL FIN A LOS OBJETIVOS DE LA EDUCAGION PERSONALIZADA cién elementos patentes, que se perciben de un modo in- mediato, pero hay otros latentes, es decir, escondidos en el fondo de la personalidad humana y cuya manife i reviste diversas formas y matices que en ocasiones difi- cultan su conocimiento. Junto al curriculum oculto que hace referencia inmediata a los objetivos no expresados claramente, desde el punto de vista especulativo se pue- de hablar de una pedagogia invisible (Bernstein, 1980). En un ensayo, que posteriormente dediqué al tema (1987), caractericé la educacién visible como el conocimiento cientifico de la educaci6n, en el que se incluye un siste- ma de ideas y relaciones que representan adecuadamen- te la realidad educativa. Su caracteristica principal es la de la sistematizaci6n como base para una programaci6n técnica de la actividad educativa, raz6n por la cual se en- tiende que el contenido principal de este tipo de peda- gogia son las «actividades formales y programadas». La pedagogia invisible esta constituida por Ja acci6n insistematica, nacida del influjo de los estimu- los ambientales, entendidos éstos no sélo como acci6én de las cosas que rodean al hombre sino también de aque- Ilas actitudes humanas que se sintetizan en el «trato per- sonal», espontineo, en la convivencia cotidiana. En los centros escolares se hace visible la pedagogia en los planes de estudio, programas, resulta- dos de exdmenes. La pedagogia invisible sc manifiesta ca la atencién personal, la ilusién en el trabajo, el espiritu de colaboracién y servicio, es decir, aquellos factores que dificilmente se pueden encajar en una planificacién téc- nica, La pedagogia visible y la organizacion de actividades se apoyan en el contexto cultural y social de la comunidad en que se vive, mientras que la educacién invisible tiene una referencia mas inmediata a la perso- nalidad del estudiante y del profesor. ‘Wale la pena tener presente que los dis- tintos grados de patencia no implican necesariamente una HL PIN DLA EBUGAGION 4 valoracion técnica o ética. Bueno ser recordar que enn obra que lleva el sugestivo titulo de La cara oeulta de k Universidad (Kourganoff, 1972) se menciona In acclor formadora como la fundamental que condieiona y en globa a todas las dema Con todas las dificultades que tiene la asignacién de un concepto general a una realidad con creta, bien se puede pensar que las finalidades mas bien se hallan en el campo de la pedagogia invisible, sin clu da el mas profundo de la educaci6n y en el que predo minantemente se sittian los valores. En la caracterizacion de los actos educativos’, las finalidades de la educacion se materializan en las obras latentes. Finalmente, conviene precaverse de la trampa que supone contraponer la pedagogia visible a la educaci6n invisible. Respondiendo al principio de divisién y complementariedad, una y otra subsisten y se complementan en cualquier institucién educativa. Valga como ejemplo la accién de un profesor. Cuando otorga una calificaci6n determinada por el trabajo de un estudiante, que ha de ser consignada en un expe- diente © registro, cl profesor se mueve en el Ambito de la pedagogia visible; la palabra de complacencia y alien- to que le dirige por el trabajo bien realizado se halla sin duda en el campo de la educacién invisible. La ca- lificacion queda manificsta, visible, y la palabr fuma, desaparece, pero su huella queda —oculta— en el alma del que la recibié. + Véase Introduccion general a una pedagogia de la persona, volumen i; del Tratado de Educacién Personatizada, epigrate 9

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