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ROMERO, L. “Volver a Ja historia” Biblioteca 1 eser PAT w An OL key (oy bch aN LA HISTORIA LUIS ALBERTO ROMERO A. Homer VOLVER A LA HISTORIA SU ENSERANZA EN EL TERCER CICLO DE LA E.G.0, avo IntRopuccION El tercer ciclo de la Ensenanza General Bésica (EGB) plantea nuevos problemas parala ensefianza de Historia, y ala vez un formidable dosatio, En el primer ciclo sobre todo, en ol segundo, se realiza una primera aproximacién ala ensefianza do la Histaria, Inlspensable como fundamento, pero necusarla- ‘mente parcal, tanto desde el punto de visla de los. contenidos como dla complajidad del enfoque. En el tercer ciclo, los Contenidos Basicos Comunes (CBC) proponen el examen global de la Historlade la humanidad, incluyendo la Historia Argentina y Lall- nnoamericana. Ala vez, se propone un enfoque que, ‘convenientements adecuado,recoja toda la comple- jidad de la mirada del historiador. Resta atin la elaboraciin de los disefios curriculares de las ras- Pectivas Jurisdicciones, Pero independientemente de esta tarea institucional, hay una que es: ‘especifica de los docentes: adecuarse a la propuesta que: surge de los CBC. Los desatios son varios: una seleccién y ordenacion de contenidos que tenga en cuenta el tlempo dispo- nible y que a su vez sea coherente y explicat.va (es. decir, 1o contrario de la acumulacién informe de datos); una ensefianza que recoja la complelidad y riqueza de la realidad histérica y la presente de manera a la vez airactiva. Todo ello supone que el docentealcance un conocimiento de lamateriaense- ffada ptéximo a lo que hoy son los enfoques de los historiadores profesionales. ‘Muchas veces se ha hablado de la distancia existen- teentreloque se ensefiaen elaulaylacienciao, mas ‘modestamente, laprdctica delos historladores prote- » sionals. No s6 si en el caso de la Historia esta distancia es mayor o igual que en otras disciplinas, oro existe. Como toda afirmacién general, debe.ser matizada, pues me consta.que hay excelentes do- Cenlss, perleclamento aclualizados, Pero también 88 quo las deficloncias existen, ya sea por las carac- leristcas de la formacién docente «un campo donde 1 Estado ha rosignado oxcesivamente su funcidn de control-, 0 simplemente porque la préctica protesio- nal -en condiciones a menudo inhumanas- Impide a los docentes ose retorno poriddico a las fuentes del Conocimiento, que lo actualiza y revilaliza Este texto oftoce a los docentes una propuesta de ‘enfoque y otra de seleccién y organizacién de conte- nidos, a partir de lo prescrito en los CBC del tercer ciclo de EGB, Con seguridad esta propuesta resulta- 4 adecuada para cualquiera de los disefios curricu- lares que las jurisdiccionos formulen, desarrollanclo los Contenidos Bésicos Currculares. La propuesta no se reliere a problemas espectlicos del aula, aun- ue estoy convencido de que se relaciona amplia- ‘mente con ellos. Apunta, sobre todo, a ayudarlos en el proceso de relloxién y de actualizacién abierto por la retorma curricular. He tralado de ser claro y directo en materias que son Ccomplejas, sacrficando algo delacomplejidaden pro dela comprensién. La propuesta general recoge-me parece- lo que hoy es la base minima consensual de 'os historiadores; en ese sentido, no he pretendido ser original. En la organizacién de los contenidos, en cambio, se advertrn criterios polémicos, particular- mente respecto do a rolacién entre Historia local, nacional y universal. Lo mas polémico, sin embargo, esté en el titulo Historia Contempordsiea *D.PIPKIN mismo de este texto: creo que existe una disciplina sblida y consistent la Historia, que debe ser ense- ftada como tal Las as! lamadas «clencias sociales» son, enrealidad, un conjunto da disciplinas, cadauna con su propia identidad, y sus problemas, y su integracién en un conjunto -que, entigor, debiera ser denominado «ciencia social» por quienes lo propo- nen. La nominacién depende més de una dovision aciministrativa que asumen a menudo quianes care- ‘con de real experiencia en alguna de esas discili- rnas- que del fruto de una realidad cientilica o acadé- mica que pueda ser voleada en el aula. Hablaré, pues, de Historia. En el primer capitulo expondré los aspectos mas generales del enfoque propuesto, relatives tanto ala realidad histérica como a la manera en quo se la conoce; mi intencién es que sirva de guia para et andlis's de cualquiera de los temas especificos. En 6 segundo capitulo examinaré crlticamente algunos aspectos de la enseftanza de la historia hoy, y espe- clalmente algunos de loslebales vigentes: las orion laciones en la historia argentina, el privilegio de alguna forma de lo «local» y'la subsuncién de ta Historia en las llamadas Ciencias Sociales. En los tres capitulos sigulentes propongo una inter- pretacion y desarrollo de los Contenidos, Basitos Comunes, desde la perspeciiva planteada en ol primer capitulo; en mi opinién, es una iectura implici- ta en los CBC, aunque reconozco que la redaccion sintética de éstos posibiita olras lecturas. En cl capitulo tercero me ocupo de las cuestiones quo tienen que ver con valores actiludes y con enioques: epistemol6gicos. En el capitulo cuarto propenco una manera de organizar los grandes bloques de conte- nidos, basada en la idea de la interrelacion de la Historia local, la nacional, lalatinoamerisana, la occi- dental y fa mundial, Creo que la propuesta es tt, principalmente, para pensar los temas, aun cuando las organizaciones curricutares de las distintas juris- dicciones puedan tomar otros criterios, como gor ejemp'o concentrar la ensefianza de la Historia ar- gentina en un afio. Luego, propongo una serie de Mu grandos bloques dle contenido, y una ssleccién do {tomas on la que se apliquen Ins criterias generalas dol enfoque y, a la vez, se desplleguen los grandes ejes propuestos, En elcapitulo quinto analizo un temaespecttico, para mostrar de. qué manera puede desarrollarse esta propuesta en contenidos concretos paral aula, Ala ‘vez, proponigo algunas manetas de encarar el tera que, sin incursionar en la cidéctica, oxpliiten el ‘enfoqus y lo relacionen con el proceso de aprendiza- je de los alumnos, En ¢! capttulo sexto Incluyo una serie de orientacionas bibliogrAficas que no son imininas ni exhaustivas y que protenden servir para qulen quiera renovar su rellexién y conocimientos ‘sobre alguno de los temas. E! epllogo Incluye una sarie do ideas sobre cémo puede utlizarse este texto de acuerdo con fo qua pretende ser: una gufa y un amino para la formaciin continua de los docentes, que les permila, por pasos sucesives, mejorar su dominio de la disciplina, Estetextorecage ideas olaburadas durante mitrabalo ‘como asesor de la Municipalidad de Buenos Aires para la confoccién de cistintos disorios curriculares. Buena parte de estas ideas fueron voleadas en el Decuinento quo, a pedico dol Ministerio de Cultura y Educacién de la Nackin, preparé en 1994 como con: tribucién para la elaboracién de los Contenidos Bési- ‘ons Cofnunes. Muchas de ostas ideas fueron discuti- das con mis compatfieras de trabsjo Lilia Ana Bertoni y Ana Maria Orradre. Recibi importantes aportes de Norma Ficed y Horminia Ferrata, y también de Maria Victoria Grilo, Claudia Reinero, Alicia Conti, Marisa Chamorro, Graciela De Vita y Ménica Farias. Desde 1992 vengo realizando cursos de capacita- cién para ‘docontes de la Capital Federal, en la Escuela de Capacitaciin Docente de la Municipal dad (aunque ha cambiado varias veces de nombre, prefiero seguir llamandola «la Escuelan), En ta tarea, me conipanetré de los problemas de los doventes de Histeria; sobre todo, aprendi mucho acerca do las rmltiples mediaciones que unen la historia como disciplina clentifica y la Historia ensefiada en el aula, Es esa experiencia, tan rlea como significativa en lo Personal, la que me lleva a acercar a los docentes estas Ideas sobre la Historla. Capiruto | EL eNFoue El enfoque aqui propuesio se fundamenta en lo cue 8 la prdctica dominante entre los historiadores en las titlmas cinco o seis décadas, y se apoya en los aspectos comunes de esas préctlcas, mas alla de diferencias entre escuelas y teorlas, Presupone una imagen de la realidad historica -mucho més amplia ue la tradiclonalmente propuesta para la Historia, asi como una Imagen del conocimiento historico Construido a partir de preguntas y problemas que ‘surgen de las circunstancias, perspectivas @ intere- ses de quienes interrogan al pasado, y tan cambiarto como los son esas mismas circunstancias, perspec- tivas @ intereses, Alavvez, sstratade un enfoque cuyo propésitoes-en Palabras de José Luis Romero- la comprensién del Bresente vivo y no del pasado muerto; un enloque que ayude a entender de manera més compleja el Presente, que permita discernir cud! es la situacién de cada unode nosotros on las creunstancias en que Nios ha tocado vivir y cuales son las opciones abier- tas, y que nos ofrezca una guia -préctca ydlica a la vvez- acerca de cémo actuar en él, En este sentido, el Conocimiento histrico -que habla dal presente des- de el pasado- aparece estrechamente unido con ‘aquellas dscipinas vinculadas ala formaciénclvica, Enlas seociones siguientes se fundamentardn suos- sivamente las nociones relativas a la realidadhists- rica y al conacimiento histérico, 1. La realidad histérica 4.Qué hechos del pasado son materia de la Historia? Sila respuesta tradicional -desde los| primeros histo- 1S A. Romero rladores griegos- restringlé el. ‘campo dela historia a 'o politico, hoy se sostlene quo «todo es historian, que lada experiencia humana es en principio de Interés y relevante para el conocimiento histérico, antendido como el conocimiento de los hombres, Esto vale tanto para las formas en que los hombres resuolven sus problemas de subsistencla, o las modificaciones en los gustos alimentarios, cuanto Para las cambiantes formas de religiosidad; vale Para la forma en que los hombres organizan su vida familiar, s8 entrotienen, se educan, expresan y regulan sus conflictos, crean instituciones Juridicas ¥ polticas, o hacen la guerra. Esto no signiica que cada historiador deba ocuparse de todo, sino que el Campo abiertoa su interrogaciénno esta limitado de antemano, ni hay zonas de la realidad, de la expe- flencla humana, que tengan asegurada a priori su calidad de histéricas. Hoy los historladores hacen historias de la vejez o la infancia, de los olores, de {as ideas flos6ticas, delos mercados, las formas del trabajo 0 el oclo, y ast al infnito, 1.1. Una realidad histériea compleja El primer rasgo de la realidad historica, tal como la enlienden los historiadores hoy, es su complelidad. Reconocerta pone de inmediato, parano ser aplas. tado, la necesidadde distinguir en ella distintas: zonas, Fegiones o nlveles de una relatva especifcidad, Se trata do distinciones analiticas que faclitan la &tapa iniclal del conocimiento, y es posible; pensar en distintas clasiticaciones o sectorizaciones, mapas 0 Gulas de recorrido, validas en tanto sean titles, El que 9 propone a continuacién tiene una singula- ridad, derivada de la manera como los historladores han ido avanzando en esta concepcin de una reall dad compleja y con zonas diforantes, Este vance fue eslimulado y posilitado por ol desarrollo de distintas clenclas sociales, mucho més Jovenes que la Historia, que en los titimos cien anos Historia Contempordiiea *D. PIPKIN recortaron gradualmente campos de la realidad, de- sarrollando conceptos, categorias y métodos de and- lisis precisos y refinados. El desarrollo de la econo- mia, dela sociologia, dela antropologfa, la geogratia, la ciencia politica, y ditimamente los estudios comu- nicaclonalesy discursivos, contribuyerona ampllarla perspectiva de los problemas de Ics historladores, y a la vez nutrieron a esta disciplina de teorlas y metodologias rigurosas. Fue un didlogo fecundo, aunque lleno de problemas, derivados del cardcter sistematico y no procesal de sus enfoques. Algunos de ellos se planteardn nds abajo, Por el momento, igamos que esa interaccién ha servido para definir algunos campos especiticos dentro de la realidad histérica: el econdiico, el social el politico, yel de las ideas olasrentalidades. a) El campo de lo econémico $e relaciona con la forma en que las socledades organizan su subsistencia y reproduccién material. Incluye cuestiones relativas alos factores do produc- cién -mano de obra, recursos naturales, dotacién técnice-ytros vinculados con las formas scclalesde organizarlos y de cistribuir el producto, tanto entre unidades de produccién, distibucién y° consumo, cuanto entre usos posibles de ese producto -consu- mo, ahorro, inversion- y entre sectores sociales. Los factores de produccién Estosvarianhistoricamente. La poblacién aumentao isminuye, y determina en una sociedad los limites de la mano de obra disponible, la que a su vez esta condicionada por otro factor demogratico-la compo- sicién por edades- y por factores sociales, como por ‘ejemplo la incorporacion dela mujer alas activicades productivas ola edad en que los jévenes empiezan a trabajar. La mano de obra disponible para una sacie~ dad puede variar también por incorporaciones masi- vas de trabajadores esclavos, como ocurrié en las sociedades americanas de los siglos XVII o XVIII. ‘Los recursos naturales de una sociedad también varian histéricamento, no sélo porque puede expan- dir su fontera y disponer de mas tierra -como ocurtis con a sociedad europed-occidontal desde el siglo X! © con la argentina dio fines dol siglo pasado-, sino porque porciones clo la naturaleze quo carocian do ullldad comlonzan a ienerla y se conviorlen en recursos, como sucedié con el patréleo a fines del siglo pasado. Finalmente, la dotacion técnica es variable, o inven- tos-y descubsimientos cientiticos y tecnicos modifi can sustancialmente las condiciones de existencia de una sociedad: el descubrimiento dela agricultura en ol neolltica, y la Revolucion Industrial del siglo XYIll han sido considerados en ese sentido los dos salios tecnolégicos més importantes de la humani- dad, pero muchi'simos otros yeneraron cambios de enorme Importancia, Al igual qua en los casos ante- ‘lores, no clebe pansarse que oslos inventos tienen un otigen casual y quo, por si solos, constituyen un factor aul6nomo de cambio: sélo son tiles cuando la sociedad ha genorado su nocesidad, y hasta podria afirmarse que sélo se inventan cuando se los busca. Més aiin, nuestra sociedad modema se caracteriza precisamente por subiisquedasistematica, asfcorno por la rogulacién dle su incorporacién. La combinacién de estos tres factores determina cudnto y ¢émo produce una sociedad para reproducir 6 tansformar sus condiciones de existencia, de modo que cabo preguntarse, en cada caso, por las caracte- tfsticas de su mano de obra, sus recursos natuiales 0 ‘sui tecnologia, sefalar los cambios y estudiar los vances y relrocesos ela capacidad productiva de una sociedad. En el easo de la sociedad occidental, hay unatendencia de largo plazoa suctecimiento, que arranca de los lejanos siglos medievales y llega hasta ol presente, aun cuando pueden observarse etapas. decisis retroceso, como en elsigio XIV oe XVII, as ‘que sin embaryo prepararon nuevos saltos. Formas sociales de organizacién de los factores y da distribuclén del producto Estas también han variado histérloamente, en rola- clén tanto con las transformaciones de la capacidad Productiva como con la organizacién misma de la Socledad. En cada socledad pueden distinguirse formas pacullares de constitulr sus unldades de produccién: én las medievales, la produccién agrarla 80 basaba en un sistema de campesinos y aldeas, mientras que en nuestro tiempo, an las zorias més avanzadas, se encuentran granjeros o grandes vnl- dades trabajadas con mano de obra asalarlada, Vel mismo modo, el taller artesanal ola manufactura han sido reemplazados por la {abrica, y aun aqui so observaunadiferenciaentre el sistema abrilconcen- trado que se Impuso an el siglo XIX y las formas actuales de produccién industrial, donde la disper- sion y la flexibilidad son mas aprecladas, Igualmente, en cada socledad es singularla formado distriucién social de la producclén entre usos cue -contérminosmodemos-pocriamos denominar como Consumo, ahorro @ inversién, asl como entra secto- Tes do su activided: ol agratio, el industrial, el de servicios, Taldlstinién ayuda a comprender la capa- cldad de crecimiento de una sociedad y a entender los momentos en que ese crecimiento se acelera ‘rotablemente, como acurrié cuando los palses més avanzados iniclaron en e! siglo pasado el camino de suv Industializaci6n, que les supuso reorlentar una porcién mayor de sus recursos sociales del: }consumo al ahorro y del agro a la industria, Este andlsis lleva necesariamente a otra forma de distribucién: entre sectores sociales e instituciones. Hay socledades en que el Estado consume una Porcién muy importante de los recursos y otras on ue ocurre lo propio con sus instituciones religiosas, En otras, en cambio, son los ropietarios dela tieira, los guerreros o los comerclantes. En todos los casos, ‘e808 usos tienen que vercon al propio funcionamien- to de la sociedad y ayudan a entender su légica interna: el noble medieval, que se queda con una Nt A. Romero porcién importante del producto de sus campesinos, 'o gasta ostentosamente; no sélo ese gasto es Indis- Pensable para conservar eu posielén, sino que mu- chas otras ruedas de la organizacién econémica como al comerclo- dependen de i. b) El campo do lo social Por esta via se pasa, sn solucléin de continuldad, dol ‘campo de lo econémico al campo de lo social, Aqui, los problemas son muy varlados, y van desde las formes bsicas de organizacién de una sociedad ala Indole de los actores soclalos que protagonizan los procosos y la naturaleza y formas de expresién de 8us contlctos, Las formas bésicas de organizacién Son las que permiten diferenclar, por ejemplo, una sociedad con esclavitud de una sociedad fouclal o tuna capitalista, En el ndcleo de cada una de ellas existen unas relaclonesbasicas-comola quevincula 4! epclavo con su amo, o@l slovo con su sefior-cuya Caracterizaciénrequiore de un alto grado de abstrac- cién conceptual, pero que es de enorme utilidad para ‘entender los aspactos més generals de asa socle- dad. No obstante, como cualquler categorla que se emplea en el andlisistecrco, la utlidad suele estar unida a rlesgos no menores. ‘Ast no hay un feudalismo sino infinidad de varlacio- ‘nes en las relaciones entre sefiores y campesinos, ‘incluso en un mismo momento y en una misma Tegién. En un cierto sentido, os licito asimilar a relacién entrelosconquistadores espafioles en Amé- ricay los indigenas alas relaciones sefioriales vigen- {os en la metr6pol, pero en otros sentidos esa rela- clén es absolutamente peculiar, de modo que su asimilacién o diferenclacién dependerd del tipo de andlisis que se esté haolendo. Del mismo modo, en ‘una sociedad esas relaciones basicas nunca existen en forma pura, sino mezoladas con elementos resi- duales, otros que estén surgiendo y otros muchos ‘Historia Contempordnea *D, PEKIN secunderios o complomentarios: las ralaciones pro- plas del feudalismo coexistieron, desde el siglo XI, Con las que en el mundo urbano fue desarroltando fa burguesia; a fase iniclal de latransicion al capltlis- mo coincidid, en el siglo XVII, con un nuevo florecl- mlentodola esclavitud enlasdreas peritéricas, como ‘América, y en la actuaidad, aun on los paisos capi- talistas més avanzados, pueden sobrevivir sectores campesinos 0 artesanos. Los actores Con respecto a los actoros de una sociedad, su enumeracién debe incluir, ademas de los protagonis- tasindividuales (de los queoeha ocupado de manara casi exclusiva la historia tradicional) a los actores colectivos. La indole de éstos es diversa, y aqui también se corre el riesgode unaexcesivasimplfica- ién, El repertorio de actoros coloctivos posibios, de los sujatos de las acciones, no esta establacido de forma definiva en ninguna parte y depende del problema que se esta estudiando. En ocasiones es necesario caracterizar a los grandes protagonistas de los procesos histéricos de larga durapién -como ol campesinado o la aristocracia militar y terrateniente europea, y en otras, a actores de vida mas breve 0 de significacién més acotada, que transcurre en un mbito parcial de la sociedad: podré hablarsa asi de Ja burocracia, sise estudia el Estado; do facciones 0 partidos, si se estudian procesos politicos de los artistas ointelectuales, sus grupos einslituciones, en. Jos procesos culturales, y ast sucesivamente. lqual- mente, aquellos grandes actores, mirados de cerca al analizar procesos més especificas, se desagre- gan, por ejemplo, en campesinos acomodados y campesinos minifundistas, en nobleza de sangre o nobleza nueva, Los contlictos Respecto de os confictos, puede asumisse que toda sociedad los genera permanentemente, debido ala 48 indole inisma de las relaciones entre sus partes, pero ‘no siginpra se manifisstan en forma ablerta. En weasiones -una huelga, un motin, o la «secesién de Japlebe» de la historia romana, su manifestacin es plena, pero en otras quada encubierta, quiza como sorda resistencia, o exprestindoso bajolaformadela butla o al eseainio, y nun puodon no salir ata luz, pues toda socledad elabora mecanisnios para con- Irolar los conflictos, procesarios o estimular su solu- ccién negociada. La esclavitud parece Ja forma de relacién social mas injusta y potenclalmente contlic- tiva, pero las rebellones de asclavos no fueron fre- ‘cuenles, ¢) El campo do to politico Respect de lo politivo, esta incluye tres lipos de cuestiongs: las del Estado, las ca las rolacionas entra actores soolales y poder, y la de la politica, EI Estadio Se refiors ala organizacian juridica @ natitucional de la sociedad, su forma de organizar el poder, sus leyes. En la historia occidental, el Eslado se ha onstituido apart de su existencia disgrogada, en la sociedad feudal, y ha habido un proceso continuo de afirmacién y control reciente dela sociedad, aunque us formas institucionales han cambiado mucho, por ejemplo después de la Revolucién Francesa. En la historia argentina, puede sequirse el proceso de conformaciin del Estado desde la Revolucién da Mayo y, sobre todo, descla 1852. Actores sociales y poder E1 compo de fo poitice inskiye, en segundo lugar. ta rolacion entia los actores sociales y el Estado, y especialmente su uso por parte de alguno de esos seclores para imprimir a fa sociedad un rumbo que tos benelicie: al respecto puede pensarse en la relacién entre castas sacerdotales y algunos Esla- dos antiguos, o entre la aristocracia torratenionte y las monarquias absolutas. Los modarnos Estados. demograticos olrecen un campo interesante dy re flexlén acerca de esta cucstién, Lapoltica Finalmente, esta la cuostion de la poliea como forma de competencla por el poder, espeoitica de ‘cada organizacién social o institucional: as! como ‘Nosotros conocemos las formas democrdtloas de la polica, puede Inquirrse por eu equivalente, por ejemplo, en la corte de Luls XIV. d) El campo de lo mental Finalmente, en el campo de las ideas y reprosenta- clones mentales, es nsccsarlo hacor una gran distin- clon entre dos zonas diferentes 6 Interactuantes: Ideas sistematicas y mentaidades, Las ideas sistematicas son las Ideas claras y distin- tas, expresadas por los grandes pensadores, Sobre ollas trabaja la Historia de la fllosofla 0 de las Ideas politicas y econémicas, que estudla los sistemas de Pensamiento, sus relaciones e influencias, Se ha llamado las «mantalidades» al conjunto de creenclas, opiniones, sabores, actitudes y vaiores on el que se consiituye amentede los hombres ylos grupos. Normalmente es un campo confuso y contra- iclorio, pues los hombres elaboran ideas y creen- clas adecuadas para dlstintos tipos de practicas, y pasan de unos a otros sin que necesariamente se Produzcan conflictos: se puede ser profundamente Teligioso ya la vez entretonerse con los horéscopos. Este mundo de las mentalidades, decantado y tradu- cido en formas acuftadas, constituye lo quo so llama ol «sentido comuin», es decir el conjunto de ideas y valores que cada uno de nosotros acepta como natural y obvio, con el que se acta y uzga, pero que, 40 A. Romero analizado a la uz de la historia, muestra preclsamen- to su radical historlcldad, Los rafranes suelen ser el lugar de decantacién del Sentido comun. Un ejemplo permite ver su historicle dad, no evidente para los actores, Nuestros blsabua- los, preocupados por encontrar un campo mayor al Amblto de los negocios, on una socledad donde la ‘eligién ocupaba una porcién Important de tiempo, declan: «Primero la obligacién, después la devo- clén», Hoy -en una sociedad donde el hedonismo yl 0 compromiso 89 estén convirliando en valores fuertes- hay quienes intontan ontrentar esa tenden- cla, y ol viejo rofrén ha cambiado levemente su formulacién: «Primero la obligacién, después la dl- verslén», Pero ni antes ni ahora, quienes repiten el refrdn y lo usan pera marcar un paradigma de con- ducta, fueron o son consclentes de su historleldad, y do la Importancla del «sentido comin» como gula tanto para la acclén como para la valoracién de la realidad, 1.2, Una realidad histérlca coherente Esle mapa o gula puede ser il como aproximacién una realidad histérica comploja, pero encletra un peligro: creer que lo que sélo son cistinclones anall- ticas provisorias sean zonas o niveles de existencla real, y suponerlos comprensibles en sf mismos. Agu, el camino de la cisciplina histérica se aparta del de otras ciencias referidas especificamente a alguna de estas zonas -como la economia- que parlen precisamente del postulado opuesto: a post- bilidad de entender su objeto en si mismo. Para un historlador, lo econdmico no existe como un fend- ‘mono aislado, aunque a veces convenga, proviso- riamente, tratarlo asl. Lo propio del andliss histérico es la aspiracién a reconstrulr la totalidad de una realidad que, ademas de compleja, se afirma que es Coherente, esto es que sus distintas partes, y los rocesos que en ella se desarrolian, guardan algu- na relacién entre sl, Sener, Historia Contenprénea *D. PIPKIN En.un trabajo clésico, Max Weber estudi la relacién entre dos fenémenos de indole muy diversa: el desa- troll inicial del capitalismo, que él ubicaba en el siglo XVI, y la ética det protestantisma: con motivaciones en principio religiosas, esta ética habria estimulada actiludes hacia el trabajo y el ahorro esenciales para el desarrollo del capitalismo. No importa en esto ejemplo la validez misma de la tesis -relulada y rehabiltada ya varias veces- sino su capacidad para ilustrar el tipo de interacciones, conexiones o arlicu- laciones que debe buscar elhistoriador, atento sobre todo a establecer la jerarquia de los procesos, su desigual capacidad explicativa y la capacidad de unos para determinar a otros. Encontrar articulaciones o determinaciones es sin duda un juego apasionante, y o mas rico del trabajo del historiador. Implica, sin embargo, un peligro gra ve, en el que es corniin que se caiga: el de supaner queestas determinaciones tienen una soiadireccién, y que puede encontrarse un daterminante y un deter- tminado, de una vez para siempre. Lo propio de fos, [procesos hist6ricos es que siempre hay -de alguna manera- una relacién de ida y vuelta, y que lo iniciel- mente determinado reactua sobre lo determinante, ya sea para estimularlo 0 para fronarto. Quienes criticaron a Max Weber subrayaron que cl desarrotlo del capitalismo es previo ala dtica protestante, y que probablemente fue la necesidad de armonizar las. practicas econdmicas con las religiosas el dispara- dor del movimiento de a Reforma. Pero siasi fue, 0s indudable que en aquellos lugares donde se conso- lid6 la Reforma -y especialmente en su variante puritana: lo religioso terminé estimulando mas las {ransformaciones econémicas. Las dolerminaciones, ‘en suma, deben ser pensadas comomultidirecciona- tes y no unidireccionales. Hay otro peligro grave: suponer que las detstmina- ciones vienen siempre de un lugar de la realidad, privilegiado por su capacidad de determinar al resto. Esta simpliicacién es comin a varios marcos Inter- pretativos. Ast, una versién simplificada del merxis- mo ha popularizado la interpretacién economicista Zo tomada también por vorrientes como el funcionalis- ‘moque, porotra parte, se presentan como antitéticas, delmarxismo. En ambos casos, fue habitual conside- rar que ta determinacién en titima instancia de cual- quiet proceso se encontratva en lo econdimico. La cueslidn es, en primer t6rnino, sl lo econdmico existe aislado, por ejemplo, de lo cultural: sl es posible imaginar el cullivo del trigo camo algo exclu- sivamerite material, sin considerar procesos cultura- les que hacen queel tigoy elpan sean considerados alimentos valiosos. Igualmente, debe pensarse silas ideas se gereran en un vago mundo de la inmateria- {idad, reflojando lo material, o si su produccién re- uivre de instituciones sociiles, como las Universi- dades, que organizan a los intelectuales (las cuales a su vez tienen edificios, aulas,bibliotecas y presu- puestos), y de industrias -como la del libro-, con maquinas, trabajadores y ganancia, que permiten su circulacida. Hoy se piensa que to material y lo simbé- lico -ales los des polos de la realidad histérica- no on esfaras separacas sino dos dimensiones de un proceso Unico. Por endo, que las cleterminaciones cua biisqueda es esencial en el andlisis- sélo se entionden en relacién con el proceso todo, aun cuan- do la manera en que cada historiador plantea sus proguntas y vonstraye su objeto leven a privilegiar un campo de observacién. En suma, no parece uit pensar en una dnica determinacién sino en una delorminacién milliple, proveniente de un proceso social dnico. 41.3. Estructuras y procesos Las ciencias sociales més jévenes olaboraron un Cconcepto muy ti para el andisishistérico: fa estruc- tura. En sus rasgos mas generales -pues cada disc plina 0 cada corriente ha hecho un desarrollo espe- citica da este conceplo- fa estructura ayuda a apro- hiender en fortna integrada las distintas relaciones y aticulaciones de a realidad, oprisionar en una dnica perspectiva tcdos los planos, zonas oniveles, descu- brirsusralacionesy, sobre tod, jerarquizarias segin Su capacidad explicativa mas goneralomdsacotada, Puede declrse que, cuando aprendid a desarrollar una mirada estructural -conto la que propuso la escuela de Annales-, la clencla histérica avanzd considerablemente en su persepoién de una realidad ‘compleja y coherente, Paro empulado pordlsciplinas cuya lormade encarar 1 objeto de la realidad social es distinto, ol andlisis histérleo corre el peligro de perderse en el estruclu- tallsmo, Hay en los andlisis estructuralesunatenden- ia a atonder a lo permanente antes que a lo contin gente, @ poner el acentoen| lo que llaman /a sincronia. Muchas obras histéricas -ampazando por el notable libro de Marc Bloch La socledad feudal: ‘88 proponen: reconstrulr vastos cuadros, pero desentendiéndose de los procesos que llevan a su constitucldn y a su transformacién, En ol mismo sentido, hay una tendencla a preocupar- ems porla forma en quo las distintas partas aportan al funcionamiento dea estructura que alos contictos 2contradiociones,caliicados mds blen de desajustes © distuncionatidades, Finalmente, hay una gran pre- cupacién por los mecanismos que desarrollan las estructuras para reproducitse a sf mismas, por ¢jem- Plo formando los indviduos capaces de desempertar las funciones sociales de quienes los precedieron, y luego formar a quienes los van a remplazar. Segin sta linea de interpretacin, la educacin formal lene un papel fundamental, pero no Unico, pues en ese mismo sentido de reproducclén operan las unidades del proceso econémico, ‘por ejemplo, la fabrica. En su version extrema, se trata de explicaciongs en las que las Socledades se prosentan sin istorlay sin protago- nistas capaces de hacerla, Se trata, quiza, de perspoctivas adecuadas y logi- ‘mas para cleneia preocupadas por los sistemas, Los historiadores, en cambio, pestan mAs atencidn alos conflictos que a la funcionalidad. Ciortamente, encuentran en muchas ocasiones que tun modo de manifestacién de esa confitividad es ol a A. Romer #quilbrl funclonel, poro estdn atonios a descubriel momento en qua ese oquilbrio 80 rompe, Se preocupan mds por los procesos que por las ostructuras, es decir, por la forma en que estas siructuras so constiluyen, so arman y desarman Parmanentemente, combinando lo que permanece on lo que cambia, de tal modo que cualquler punto do equilrio ~-aqual sobre 6! que se elabora una explicacién sistematica— resulta en al fondo un Instante fugaz entre la estructuracién y la desestruc- turaclén, ‘Sobre todo, subrayan la capacidad creativa de los hombres, su condicién de actores —no necosarla- mento con conclencla plena-—del proceso histérico y de creadores de sus condiciones de axistencla, 1.4. Tlempo y duraciones AI, lo que caracteriza la perspectiva de la Historia, y 'a dlferencia del resto de las clenclas sociales, es su Preocupacién central por mirar la realidad en térmi- fos de procasos en los que los hombres son actores Creativos, Hablar de procesos supone hablar do UNempo y temporalidad, os decir de la mas tradiclonal sustancia de la realidad histérica, Un enfoque que apunte a mostrar y analizar una realidad extremadamente comploja, que sedesagre- ga analtcamente en zonas multiples, en las que caben explicaciones parciales de dversa indole, debe complementarse con otra. perspectva igual. ‘mente compleja. Como lo propuso Fernand Braudel, esnecesarlo descartarlaidea de que enlosprocesos histéricos existeun tiempo tnico, Este puede resullar adecuado para el lato politico, pero Inadecuado para explicar otro tipo de procosos. Mas que en el tiempo, debe pensarse en distintas temporalidades, on duraciones diferentes de los procesos. En efacto, hay cosas que cambian todos los dias, 0 'odos los aos: presidentes, precios, modas, giros Mistoria Coulempordnica *D, PIPRIN verbales. Los diarios dan cuenta de esa vatiaciin cotidiana, quo habitualmente impide percibir cam- bios menos visibles pero més signiicalivos. La fun- cién de los analistas econ6micos, politicos o cultura- less llamarla tencién sobre esos cambios de ritmo maslento, que quizé no se miden por dias oafios sino por décadas. Nuestra experiencia individual nos por- mite todavia detectar ese tiempo medio, mas lento que el del acontecimiento, por ejemplo cuando con- trastamos cémo eran las cosas en nuestra inlancia 0 juventud y en nuestra madurez y eémo cambiaron, desde el trénsito hasta la vida familiar 0 la moral practica, Hay luego fenémenos cuya escala temporal oscapa decididamente a la conciencia individual: Iargos pe rlodos de crecimiento o estancamiento econém'co, moditicaciones seculares en elpapel dela mujer odo la familia, cambios en la estructura de propieiad de latiorrao ena signiticacién de la religiosidad, formas de comportamiento politico de os sectores mayor rios de la sociedad o cambios de uso de la lengua, Hay, en el extremo, procesos de cambio tan ientos cuya escasa dindmica se confunde con la inmovili- dad y afectan desde sélidas estructuras econdmicas hasta formas de mirar la realidad, Quien analiza un momento preciso, una coytiatura, encuentra alli el cruce de procesos de duraciones diferentes; encuontra la combinacién de cosas que perduran con cosas que estén cambiando, y asi como debe desagreger la realidad complkja en z0- nas diferentes, para luego encontrar las relaciones y articulaciones que la integran, del mismo modo debe ‘estar presto a desarmar la temporalidad en duracio nes diferentes para luego reconstruit fa unidadl del proceso. Estarrellexién quizés aparezca excesivamente te6ri- ca y despegada de la préctica docente, pero tiene una importancia fundamental, que se manifiesta ya en ol momento de preparar un programa. En efecto, una vsién complejade la temporalidad, queclesarma launidaddela percepcién tradicional en teraporalida- 22 dos miitiples, debe afrontar el problema -en rigor no {otalmonte resuelto- de cémo «contar» la historia, ‘cémo inleyrar en un Gnico relato esas temporalida- dos dilerantes. Quien organiza un programa segura- meaite deber combinar presentaciones «astructura- les» con ottes «procesales», lo cual clerfamente no es t6cil y constiluye un dosaflo para el docente. 4.5. Los actores de la historia Veamos finalmente qué implica considerar a los homibres comy actores crealivos. Ya se seftalé que en este anfoque so asumiia la exislencia de actoros individuaies -los hembras- y colectivos o sociales, 65108 de distinta nragnitud. zHacen estos actores su historia? ¢Hacen fo que quieron hacer? 2Saben lo jue ostan haciendo? ome otros, éstos son falsos dilemas, que oponon dos extromos de oxistencla s6lo teorica: la pura libertad, ala que suele conducir un enfoque centracio én elindividuo, y la pura doterminacién. Hay en este ‘caso Una Seguridad intelectual acerca de ia capacl- dad de las estructuras para repioducirse, asi como tuna confianza en nuesira canacidad para conocer plenamente esas estructuras, lo cual quizé sea una muostia de excesivo orgullo intelectual. Por una parle, es uiffcil imaginar una ciencia de lo humano, desplegada en sus diversos camyios, que llegue a conccer a tal punto una siluacion con sus infinitas variables como para poder predecir los comporla- inientos La ciencia hisiériea puedo aspirar a vislumbrar las lincas generales do un dasarrollo historice y los conflctos que en ella se planteardn; puede imaginar escenaiios altemalivos, pero ric puede asegurar ni como se planteardn esos conflctos, ni cémo se resciverdn. Por otra parte, subrayando la capacidacd de ins actores para proyectar su accién, entrentar y resolver sus contlictos, se entiende que la historia no esta escrita y que resullard de combates cuyo resul- tado es incierto. Dicho do olfo modo, dirimiendo sus Ccontliclos en al marco de situacionas quale aparecen como impuestas, los hombres reconstruyen perma- Nentamenta esas situaclanes, y en ese sentida, ha- cen su historla, Podria agragarse quo la misma contraposicidn entra 'o3 hombres y las slivaclones en que viven eg abs~ tracta, Como lo plantearon exhaustivamente desde 6! psicoandlisis hasta la entropologia, los hambres, Individual o colectivamente, llevan Incorporada la sociedad en su personalidad, Estd claro que an el aso de los individuos, esa funcién ta cumplen la madre, la familia, la educacin.. tamblén asta clara ‘c6mo la socladad reproduce sus actores, Cabe pro- untarse cémo surgen los nuevos agtoras, Una res- Puesta simple, pero insatislactorla, es que surgen ‘cuando cambian las estructuras. SI ae! fuora: ,cdmo. 3 que las estructuras cambian? 4Quién las hace cambiar? Por otra parte, zs tan automata la rela ion entre esos cambios estructurales y la aparicién do nuevos actores? Analizando un proceso clasico de este tipo, el de la formacién dela clase obrera inglesa en a Ravolucién Industrial, el historiador inglés E, P, Thompscn ha Softalado que no basta con qua hublera fabricas| para que el conjunto de sus trabajadores formara una clase (y en muchas partes, inclusive, no llegaron a formarla). Sagtin Thompson, en ese pariodo en Inglaterra el trabajo en las fébricas le do a cada uno de ellos una experiencia de sunuevassituacion enla sociedad y de sus relaciones con los propietarios, Pero esta experiencia fus percibida por cada uno a {a luz do sus experienclas anteriores -como artesa- os © como campesinos- y combinada con viven- clas de otra indole, como por ejemplo el impacto de 'a Revolucién Francesa, 0 los cambios religiosos dal sigho XVII Todo ello -segun Thompson- constituyd en los nue- vos trabajadores un contexto cultural original, un 4, Romero singular wsentide comin» que tenia a las nuevas fxperienelas de un tono pacullar. Lua, la relacién entre los distintos trabajadores en sus émbitos de soclablidad -la taborna, el sindicato- fue transtor- manclo lap exparienelas indvicuales diversas en una comtn, qua las Integré y socials, con la que se ‘ampez6 a defini la nueva identldad obrera, Esta termin6 de detinirse por la acclén de los miltan- {0s 0 ideblogos de distintas corrientes, qua dleron a ‘as experlencias Iniolalas un contexte més amplio y una propuesta para el fuluro, Todo ello constituyé un nuevo sentido comtin, con el que Juzgaron sus experlencias de manera istinia a ‘Como lo hablan hacho cuando pensaban como arte- ‘anos 0 campesinos, Este sentido comin pudo ser {ransmitidoa través dels familias, os sindicatos, los poriddicos, los miltantes, y por esas vias ea incorpo- ‘8a la cultura de los nuevos miembros de la clase ya constituida, El ejemplo puede ser trasladado a otros mischos procesos en los queno se constituyen idantidades de clase -en ol estilo de la clase obrera sino otras distintas. En todos los casos, lo signilicalivo es la Combbinacién de olementos dle ia estructura social y de la cultura, de la realidad «abjetivas y «subjetivan, de la determinacién externa y de la propia creacion dolosactores, paraconstltuir eso nuevo protagonisia dg a acclén social, cuyas caracterislicas en manera alguna estaban totalmente predeterminadas por el simple hechiade serobreros de una fébrica, En suma, ‘os actores dol proceso social se consiituyen en el proceso social mismo, combinando|o que ellos apor- tan como actores con las dotorminaciones que vie- nen de la estructura, 1.6. La historia viva Todo esto largo andlisis de una erealidad hist6rlea» ue tradiclonalmente fue presentada como simple y evidente deberta servir para problematizar sus térmi- Ze Historia Contampordnea *D, IPRIN nos y descubrir herramientas de andlisis y significa- dos habitualmente desculdados. Pero de poco val- drla para la practica docente si todo esto no volviera a Intagrarse en la vision de cada uno en términos We una historia viva. Una célebre frase de Goatho -»Toda teorla es grls,y siempre verde el rbol de orode la vida»-settala bien elproblema, aunque quizé sea injusta al plantear esa antinomla, Lateorla debe servirpara entenderlavida histérica en toda su riqueza, dindmica y creatividad, yslalgojustiica la ensefianza delanistoria, eslograr transmitir algo de eso, que tlene quo ver con una historia contada, en el sentido més general do la palabra, Se ratade algoparecido una palicula oun ‘cuadro, en los que se ve a la gente moviéndose, actuando, viviendo, ysl se quiere, en un primerplano, un drama, un argumento quo se desarrolla, Esto os lo que logran los grandes historiadores Georges Duby, Eric Hobsbawin, José Luis Romero, para men- clonar a extranjeros y argentinos, y también, do manera més evidente, los grandes novelistas Balzac, Galdés, Jorge Amado— 0 algunas peliculas afortunadas. Al cabo del andliss est la vida hist6rl- ca. Elitimo y gran secreto del historiador,y la tare més dificl del docante 6, entonces, ser capaz de darle a la historia el soplo que la vivitique. 2. Et Conocimiento Historica Podria suponerse, con cierto fundamento, que la {indole del conocimiento disciplinar atare musho mas ‘a su produccién que a su transmisién, y que, en el marco de una propuesta pedagégica, una referencia a estos problemas no es pertinente. Pero tradicional- mente ha habido en la ensefianza una tendencia ala cositicacién de los productos del conocimiento, a transformar lo que es un proceso continuo en un Conjunto de naciones acufiadas, de saberes fiados, ya entender que la educacién consiste en el apres dizaje de esas nocicnes. Esto ha sido ampliamerite ‘cuestionado desde la didéctica misma, al seftalarse lanecesaria construccién del conocimiento porla via a4 de la experiencia, y no os preciso abundar.aqul ‘sobre ello. Pero ademés, una transmisién de ese tipo desnaturaliza la Indole mismadel saber discipl- nary las caracterlsticas de sus logros, sus certezas y sus dudas. El proceso de construccién «lal saber histo porte- rece al fuera de lo que liabitualmonte so dlsnomina «irvostigactin, Setrata de una actividad diferente de lade la enseftanza, pero no desconectada de ésta: el docente no es habitualmente un investigador, pero si ‘comprencie a problomatica cel conocilento histéloo podré presontar acacuadatriento a los alumnos los modas de construccién de ose conocimiento y la forma do pensar dolos historladores. Por ase camino, jos ayudard a dosauroliar una aclitud a la vez més criteay més creativa frente asu propia realidad. Nose trala principalmente de los aspactos téonicos de eso conocimionto como da os modos da pensar, de-cons- ttuir ls problemas, do plantear las soluciones. Sa desancllaron doa aspectos clo esta cuesthin: cl pro- bblema do la objetividad del conocimiento y el de su Cardcter problemético, en construccion e inacabado. 2.1. La objetividad: conclenciay saber histéricos: Tal como hoy se lo entiencle, difcmente pueda decirse col conocimiento histdrico que es «objetivo, enelsertido on que tradicionalmentehan usadn esta idealas disciplinas fisico-naturales. Diversos problo- masdelconacimiento giran en tornode esta cuestion de la objetividad, ante la cual caben clos posiciones aniitéticas que deben ser examinadas criticamente La primera, y mas tradicional, supone que es posible tun conacimiento objetivo de «lo que realmente ocu tié», segania célebre f6rmula del historiador aleman Ranke. La Histoiia estudia hochos, y éstos se en- ientran en los documentos; luego de una expurga: in de distintos tipas de falseamiento, intencionales ©.n0, ef historiador puede llegar a establecer «obje- livanentes que en un dia y hora determinados una. persona realz6 una determinada accién. a Segiin esta conoepoldn, o! pasado histérlco se limita @ Una Berle de whechoa» Individuals, sobre los Ccunlas no cabe ostablover ralaclones o qenorallza- clones, y que sdlo pueden ser axpuastos cronolégl= ‘camonte, gin que quepar mayores «intarpretacia- nes». El saber histérlco croce y so dogarrolla @ ‘medida que saca a fa luz una cantidad mayor de hechos, quo 80 van acumulando en un acervo co- ‘man, al punto de supenerse que, en algin momento, 89 habré conocido todo lo que puede conocarso, El conocimlento @8 asi acumulativo y tInllo. Parace claro quo ste criterio colnekie con una coneepelén de la realidad histérica que atlende principalmento a In hiatorla politico-!nalitucionel. Frente a esta concepoléin, a la que adlo adhleran hoy log grupos mas tradiclonales de la dieciplina, otros. han eubrayado el cardcter parcial, Interasado y defor mante do las versiones de la historla politica, que. ~sogtin aflrman- ge construyeron luego de combates: reales, y reflejan la vision de quienes, hablondo veneldo, consagraron su veralon del pasado como la vision clentifica, Deade esta perspectiva, toda histo- tla o8 historia politica, an wl! sentido de que exprosa, do una manera u otra, una posiclén politica, tanto por lo que dice como por lo que calla, por lo que subraya © lo que disimula, El revislonismo histérico planted on ostos términos Una ortca frontal ala Historia académica tradicional, y alcanzé un gran éxito on cuanto ala duda sobre el onocimlentohistérco establecido. Muchos craen—~ como lalumnode|apelicula La historla ofclal—quo todo el relato histérco tradicional os falso. Segun asta concepcién, la Historia es osencialmente un Instrumento de movilzacién y de tomade conciencla, y asi como desde ol poder so ha elaborado una ‘vorsién, qulones desaffan ol poder pueden y necesl- tan elaborarotraaltornalva. Nose aslén considoran- do aqul las implicaciones pollticas de esta controver- slasinolasroferidas al conooimientohistélco: segin esta perspectiva, on el conocimisniohisiériconohay objetividad posible y, mas aun, toda apolacin a ella 8 un nstrumento sul para dislmular su parcialidad, 25 A. ame Ealo supona allrmar, en defintva, que eualqular Vorsién ox véllda on tanto sea tl para un propdsllo dotorminado, ‘Ambas propuastas recogen, aln duda, un aepecto importante pero parcial de un problema que e8 mu- cho mds camplojo, que puode aelnrarse dlistingulon- ‘do ontralo quo es proplo de la conclencla hlstérien clo na socloclad y sus actores, y lo que correspande al ‘aber histérlco, como discipiina clant{lica. Sa trata de dos dimenstones diferentes poro Intimamenta rala- clonadas y mutyamente inluldas, 8) La conclencla histérioa La conclencla historica 6s una dimension de la con clenola de una sociedad, Los hombros, Impulaados por au necesidad de actuar, e6 vuelven hacla el pasado, Interrogéndolo sobre au presente, au Ident dad, sus problemas y condiclonamientos, y sobre sus opciones, Pero ala vez, construyen ellos mismos su pasado, Cada dpova, y cada actor socal an alla, a partirde su situaclén, sus problemas entarases, eliga suhistorla y 8u tradiclén, aelecciona de los multiples elementos que olrece el pasado, do las diversas maneras de acercaree a él, de las dislintas preguntas qua se lo pueden hacer, aquellas que mojor satisfacen sus urgonclas, aquellas que mejor explican su presente, ‘que mejor lo logitinan, en clettos casos, o que mejor o cugstionan en otro. Lalnterrogacién dol pasado deriva en la construccién do una tr‘tdicién, que como toda tradiclén es clara- mente selectiva, 6 Incluye recuerdos olvidos, Slein- pre 80 ollge qué recordar de! pasado, a qué se le atribuye la entidad de «histdrico», y esa elecciin os de alguna manera Interesada y subjetiva, no en {érminos Individuales pero s| en términos sociales @ histricos, A ta vez, toda ro-consideracién dol pasa: do, Impulsada por nuavos problemas del presente, lleva a Intarosarso y asignar ontlclad de «histérloos» Historia Contempordivea *D. IPKIN a aspectos, hechos, procesos 0 aclores que hasta entonces no hablan sido considerados. La conciencia histérica nace siempre de una inquie- tud sobre el presente y sobre un proyecto para al futuro. Los propésitos que gutan este proyacto son lo que orientan las preguntas al pasado y los que moldean en definitiva la tradicion. Solo en el moren- tode vislumbrarsu futuroy de etaborar proyectos que suponen una modificacién de sus condiciones, aun- que més no sea para mantenerlas, los hombres se interesan por su pasado, es decir por o! proceso de constitucién de ese presente que quieren rodllicar, alavez que adquieren la capacidad para interrogarlo crticamente. Esta construccién simulténea del futuro proyectado y del pasado reconstruido no es una tarea individual sino social. Son actores sociales colectivos, desde su perspectiva peculiar, empujados por intereses con- tradictorios y pujando por acomodar a realidad asus intereses, los sujetos de ese proceso que ensambla conocimientoy accién. Son actores sociales quienes amasan tradicionesy experiencias, quienes desarro- llan sensibilidades, actitudes, sentimientos yrazona- mientos, quienes leen, traducen y resignifican lo que se les dice. Son sociales los dmbilos en que se realiza esto amasado de practicas y lectiras. Son sociales -ransmitidas, compartdas, reelaboradas- Jas versiones del pasado, los alisbos del futuro. b) El saber histérico Esla conciencia histérica, consttutivamente intere- sada, desarrollada por la sociedad y sus aciores, es diferente del saber hist6rico, construido por indivi duos, por cientiticos en principio desinteresados y ccapaces de hacer abstraccién de su pasién. Pese a esta distincién, conciencia histrica y saber histico estan intimamente relacionados. Aunque a veces tenga pretensiones da asepsia y universalidad, el saber hist6rico, el de los historiado-. 26 res, so constiluye estrictarnente en el marco do la conciencia histérica, Puocle demostrarse féciimente ccémo cada época ha tenido sus preocupaciones, st agonda de problemas, sus proyectos, y de qué modo {as reconstrucciones de los historiadores se han ido ajustando a osos intereses. En el siglo XIX, cuando la consttucién del Estado estaba en el centro de las preocupasiones de la soniedad, el interés de los historiadores profesionales se centré en la organiza- Cién de los Estados, los problemas constitucionales los politicos. A partir le un cierto momento -quiza desde la Revolucidn Franceea- ompezaron a predo- rminar las preocupaciones por los movimientos y los conlliclos sociales, y de ese impulso surgié el desa- rrollo de la historia social En la historia inmediata de nuestra sociedad puedo revordarse céino la prictica historiogratica estuvo impulsaca por los problemas de la dependencia y la liberacién, que habian sido precisamente las consig- nas del movimionto politico liuntante en 1973. Igual- mento, pusde advertise el més reciente interés por los procesos de consltucidn de la democracia, de presencia dominante on la sociedad, Por fin, fos, graves problemas que la hunanidad entrenta con el medio ambionte estan tlevando a la formulacién de tuna dimensidn eooldgica del pasado, de interés por la rolacién pretérita entre el hombre y la naturaleza Pero si el saber histérioo comparte su agenda con la conciencia histética, se ciferencia de ella en su prencupacién por la riqurosidad. Los historiadores protesionales, como cientificas, aspiran a la verdad, y aunque no crean que ésta exista en términos absolulos, la consideran un objativo hacia el que debe lenderse. Como cientilcos tienen una exigen- cia de riger que les impide tomar por valida cualquier interpretacién, y tienen instrementos de control los propios de su oficio, de su melodologia- que ayudan mantener es9 rigor. Talla tensién entre consiencia y saber, que mAs que de linitacion, habla de la ‘motivacién, del estimuto y el permanente enriqueci miento Get saber histériz.a por la conciencia, En suma, la objetividadl absoluta os Imposiblo, sancl- llamanta porque él sujolo y al objeto de astudio {londen aconfundiree, Eva lrrenunclable subjatividad 88 la que nutre, enriquace y hace vivo el conoolmian- tohlatorleo, la que da forma aloy puntos de vita y las proguntas de los historladares profosionalas, Ia qua logitima una préctica clontiica que, da no ser asi, ‘endrla la intrascendencla de la tarea ce un colecclo- nista, Pero a la vez, esta protesién, con sus reglas, préctlcas y preceptos, con su permanente exigencla de rigor, recorta y limita el campo de la subjetividad y somete a permanente critica y control las Incltaclo- nes de la conclenola histérica, 2.2, Un conooimlento problomatico, en construc- cléne Inacabado ‘Seguin una imagen corrlante, para ompozar a inves tigar hay que elegir un tema, Ir al archivo y revisar legajos hasta encontrar hechos no conocidos, Asi, ol Punto de partida de! trabajo de un historlador es una masa de datos que aguardan ser descublertos, Pero los hisloriadores no trabelan ast hoy. Su punto de partida es una pregunta, un probleme. Este surge en lo Inmediato de una Inqulelud clentttica, pero generalmente estd relacionado, en forma medlala o |nmedlata, con interrogantes, angustlas o dudas de. la sociedad en la quo el historlador vive. Segdn una Conoclda frase de Maro Bloch, ast como el presente 88 conoce desde e! pasado, el pasado se conoce a Partirdel presente: efectivamente, en el campodelas Preguntas que se le formulan al pasado se advlertela He intima relacién entra la conclencla y @l saber lstéricos, ‘Una pregunta e8 un problema, una zona oscura do la realidad que debe ser luminada, ante la cual se formula una respuesta provisorla y tentativa, una hipétesis. Retomando un ejemplo anterior, un histo- ‘fador puede preguntarse por qué en clerlas sociada- des ol capitalismo se desurrollé mas amplia y protun= damente que en otras, y claborar una hipdtesis que A. Ronen rolaclona esa diferente profundidad con fos camblos ‘ollglosos acageldos an al siglo XVI. Aal, Max Weber formuld la hiipétesis de quo a! protastantismo habla allmulado el advenimlonto cal capltallemo, y propu- 80 Un modolo de relacidn entra wetltudes y croenclas religiosna y prialiens y nclitucdos ocondmians, El trabajo de! historlador consisto en plantear sus hip6tesls, clegir los concoplos y relaciones que ayu- don a oxplicarlas y, a partir de las necesicades: goneraclas por hipdtesis y conceptos, buscar los Gatos necesarlos para su vorilicacién y para la re- Construccién de una sltuncién ala luz de un proble- ma, El problema o pregunta quo movilza el procoso de conocimionto lleva a la construccién no sdlo del objeto do estudio sino clo los proplos datos que pormitiran su Investigactén y quo, valorizados por el hletorlador, 80 convierton on fo que se llama una «luonto», algo que da cuonla dol pasado, Tradlcio- Nalmente so creyé quo las tinicas fuentes slgnificall- vas oran los archivos docunantales, donde se guar- daban los «hachos», predominantemente paliticos 0 Instituolonales, Desde la perspactiva que aqul se Plantea, de una historia «lolal» qua no excluya en principio ninguna estera lo la realidad humana, cual- Quler rastro de la aclén clol hombre, en cualquier esfera ocampodelarealkad, espotenclalmante una. fuente, desde un vestido a una canclén, una obra de fllosofla o una tira odmica, un cacharro o una cludad. Esta afitmacién contradice una concepalén hondla- ‘mente artelgada, propla de loqualostiébsofos llaman @! «realismo Ingenuo», sogin la cual los datos con que el clentifco trebaja so relleren a hechos que oxsten praviamonta, a la espera de que alguien venga @ buscarlos y congcerlos. Por el contraro, parte del trabajo del historiador conslste en la cons- trucclén do sus proplos datos, Consldaremos un caso sono -ol de un Censo de Poblacién-, en el qua esos dalos, aparentemento, existon con independncia de quien conoce, y rolo- Ten directamente a una realidad «objalivan, 81 se lo considera con culdado, rosula ovidente que un Cen at sesso Canuengureni* PIL scone mt soda Poblacién no es exactamente una fotoyratfa de la sociedad sino una roconstruccién a partir de las preguntas que los censistas hicieron a la gonte, de acuerdo con criterlos olasificatorios que les parecie- ron relovantes. Alos censistas les parece generalmente importante, saber la edad y el sexo de la poblacién, y habitual mente éstas son las preguntas iniclales, pero perlec- tamente podrlan haber preguntado a los entrevista- dos por el color de sus ojos, y establecer, por ejent- plo, que la Repdblica Argentina tiene treinta y tres millones de habitantes, de los cuales cinco tidnen ojos azules y quince oscuros. Si se preguntan por el ‘sexo y edad es porque, dentro de su modelo concep- tual de lo que son los problemas poblacionales, decidieron que esa distincién era mas perlinente o relevante para las cuestiones que quorian rasclver. De ese modo, ose y otros «datos objativesm son on realidad ol resultado de una construccién concep- tual, que parte de una clerta teorla de !a realidad segin la cual, en este caso, la diferencia de sexcs es més rolavante que la del colar de ojos. Veamos otro ejemplo, Puede suponerse que la bata- lia de San Lorenzo, ganada por San Mastin el 20 de febrero de 1813, conslituye un hecho de oxistencia real o Independiente de qulen lo examina, y que su referencia es un «dato» quo esté en los «ocumnen- tos», alavistade todos, eindependientementedelas preguntas que se le formulen. Pero un hipotético lestigo, que no tuviera en su mente el concepto de «batalla» como parte de una «querran, tal vez podria haber visto que en las cercantas del Convento se celebraba un conjunto de lides individuales, de.on- cuentros personales, y suponer que quizf formaban parte de alguna actividad lidica o de un cierto extra- io ritual. Los antropélogos, que estudian culturas ciferentes de la nuestra, poseen muchas experian- clas de este lipo. Podria, pues, haber construido ur dalo diferente del que a nosotros se nos aparece como evidente, Pero incluso sabiendo que lo que ocurrié en San 28 Lorenzo ara parte do una batalla, zpor qué denomi- nario «balallan y.no «combate» (como sehizo}, oaun swescaramuzan? Todas son denominaciones usadas, en la lengua Iéenlca militar, segin la magnitud del evento, el nimorode purtcipantes. Lapalabraimpor- ta, porque dofine una jerarquia del hecho, una valoracién. Podrla suponerse hipoléticamente que, traténdose de Ia primera accién de San Martin en suelo patrio, olla debia revestirse de una cierla importancia y trascendancia, habida cuenta de la trayectoria posterior de nuestro héroe, y que ata luz de ese [uluro los historiadores, quizé no conscien- temente, pero claramente preocupados por cons- truir una tradicién hist6rloa nacional, fueron am- pllando y magnificande la iimpartaricla dol «comba- fe», hasta hacer de él una ebatallan. Si se pasa de estos ejornplos simplos a olros mas, complojos, como «naciérim, «sociedad», «progre- 0», «bien comin», «EEstaclow o cualquier otro, que- da claro cuanto tienen de construidos los conceptos ‘con qua so marola ol andiisis hist6rico. Estos casos muestran céino oporan el saber y la conciencia histérica, construyendo su objato de estudio con elementos de la reaiidad con los cuales se pueden hacer armados diversos: la eleccién deun armadoes: una cuestién conceptual, que supone una teortade la realidad, da su estructura y dinémnica. Esto explica el cardcler provisorio @ inacabado del conocimiento histérico. Las preguntas que se le pueden hacor al pasado vaiian al infinito, y cada época considard nas més logitimas que otras. Un mismo hecho, un proceso, puede ser visto a la luz de preguntas cam- biantes, que van descubriends nuevas facetas y renuevan el campo de esiuuios. La Revolucién Fran- ‘esa ha sido vista originariamente desde ta perspec- tiva da la tbertad y la reptibica. Luego, se la estudio alla luz de las teortas de la rovolucion y del socialis- imo; hoy se la reoxamina desde cl ngulo de la democracia, y probablemente en un futuro no lejano ros preociinemnos por otros Angulos. Nuevas preguntas siguifican necesivades denuevas evidencias, busqueda de datos que hasta ahora no Intereseian, nuevas maneras de Interrogat los est- monlos exlstentes y construcclén de nuavas «fuan- tes». El conocimiento alaborado clertamanta es la base delos nuevos avances, paro su acumulaclén no es directa nl automatica. Por el contrari, parte del trabajo del historlador @6 la crlica de lo recibdo, su Teconsideracion y seleccién. Nadie supone que este proceso pueda quedar acabado alguna vez, ni que las verdades a que hemos legado hoy hayan de ser definitivas, no tanto porque vayan a ser contradichas sino porque seguramente serdn superadas por plan- teos mas amplios, ‘3. Desannottos Recientes Luego de exponer lo que constituye el acuerdo bas!- 60 y algunas de las grandes discusiones entre los historiadores hoy -con excepcién de los muchos cultores de formas perimidas pero residualmente resistentes-, Indicaré brevemente algunas de las Ccaracteristicas del desarrollo historiogrético mAs re- ciente, Loprimero que se observa es una formidable expan- sin y fragmentacién de los objetos de estudio, que ‘acompafia a una fragmentacién similar de metodolo- gfa y enfoques. Si bien entre los historiadores pue- den caracterizarse algunas tendencias mayores, ‘como por ejemplola escuela francesade Annales (en ‘sus muchas variantes), la anglosajona de la «social history» o la del marxismo briténico -por no mencio- Nar quienes siguen ateniéndose al mds tradicional ‘canon académico-, ninguna de ellas 6s homogénea ni apela a ninguna ortodoxia metodolégica. Respecto de los objetos de estudio, se observa un fuerte estancamiento en aquellos campos en los que ‘mas clara {ue la renovacion historiogréfica en la década de 1960, particularmentela historiaecondmi- a, y ala vez una gran expansién en campos nuevos, Entre ellos esta la historia cultural, y su pariente prdxima, la historia de mentalidades. La historia 24 ‘A. Romero cultural subraya la importancia de la dimensién sim- bélica, pero ademas su relacién con las practicas sociales quo la constituyan, de modo que estos studios se encuentran a caballo entre los temas de lomental ylosoclal, Lahistoria intelectual tambiénha Cobrado gran augo, enfocada no slo hacla las crea- clones indlviduales sino también hacia los conjuntos lsoursivos de vigencia social, 0 los climas de ideas, Lahistoria poltca, arrinconada en los comlenzos de larenovacién historiogratica, ha resurgido, alimenta- da por as leorlas y enfoque dela ciencia poltica, por un interés mayor en la dimensién social de las prétc- ticas pollicas y también por una revaloracién de la narracién. Lavida social incluye una serie de campos de renovado interés, expresados por ejemplo en lo que hoy se llama la «vida privada». Finalmente, la historia de las mujeres quiere constiturse hoy on un campo casi auténomo, Cada una de estas éreas se descompone a su vez en camposmas espectticos, y ‘no hay objeto -desde el cuerpo humano hasta sus excrementos- del cual no se haga una historia, En el mismo sentido, ha habido un deslizamiento de la preocupacién por las grandes estructuras -socia- les, econémicas o mentales- hacia lo individual: una aldea, un hombre, una institucién. Esto forma parte do un movimiento de lo genérico a lo concreto, y ‘punta a valorar la historia vivida, pero tiene que ver también con un problema general: él cuestionamien- todela posibilidad de entender esas grandes estruc- turas, que en la perspectiva actual son consideradas ‘opacas, de sentidos diversos, diliciles de integrar y aun de comprender. Este cuestionamiento de la posibilidad de aprehen- derlatotalidad no s6lo ocurre con lasestructuras sino también con los procesos. Toda la concepeién acu- fiada en el siglo XIX partia del supuesto de que el sentido de los grandes procesos podia ser captado y omprendido, y que era posible relacionar con ellos las prdcticas de los aclores sociales. Hoy en ta historia, como en el conjunto de las ciencias sociales, los «grandes relatos» estén en crisis. Hay quienes, ‘ereyendo en la importancia de esos sentidos, han ‘Husoria Contenportnea *D, PAPE pordido sus referencias tradicionalmente acoplacas y busean nuevas certezas, y hay quienes creen que ‘cualquier certeza o sentido genaral alribuido es on- gafioso e inutil, Por igual camino, se discuto la naturaleza misma del conocimiento histérico y 86 duda sobre cudl es su referencia a una realidad exlema. En consecuencia, las Iradicionales ideas sobre la validez y la veracidad del conocimiento histérico sufren un cuestionamiento radical. Todo ello hace que la préctica historiogréfica esti hoy algo ajena a lo que tradiclonalmente fue uno de us propdsltos: ayudar a comprender ol presente y & vislumbrarlas tandenclas gensralos de los procasos de la sociedad. De ahi la prolileracién da teméticas cuya trascendenciae interés distan de ser evidentes, asl como la despreacupacién por otras que se supo- ne deberfan inquletar a los historiadores, que viver ten una soctedad acuctada por problemas complelos y novedosos. En 980 sentido, mo parece que debe tenerse on ‘cuenta una demanda cela sociedad alos historlado- res: volver a encontrar Ja manora do relacionar su préctica con los problemas del presente, aunque por Gierlo como se lo hizo tradicionalments. Ello supone, en primer lugar, encontrar alguna ros puesta al problema de la unidad/diversidad do su objeto, al de su comprensiblidad global y al de su sentido. Respacto de los temas, ospecilicamento, rasumiria {as cuigstiones alas quo la historla puede aportar una porspectivacriticaen dos campos. Elprimeroeselde ia mundializacién de la socladad humana, y la con- ‘luencla en una historla comin de procesos cultura~ les hasta ahora relativamento diferenciacos, oun ‘cuando conserven su singularidad (una preocupa- cién revelada por ol reciente auge di los tacionalis mos). En esa sentido, la Historia deberfa hacor un estuerzo por algjarse do cualquier provincianismo, ‘no sélo porque reduse su capacidad de comprensién y explicaclin sino porque no prepara adecuadamen. teaquicnes, viviendo.en un “mbito regional determi- ‘nado, también viven en un muri que hoy esta cada vez mas integrado y quo dabe ser conocido, Elsogundo tlene que ver con tos cuestiones en torno de las cuales se articulan las ducas y conflictos del mundo de hoy, luego de ia caida col Muro de Boriin, laroestructuracién del capltalismo, la transformacidn: del Estado y el funcionamiento de la democracia, er sus dimensiones polca y social, Estos dos grands ees problemétions,en mi opinion, son fos que deben ‘ervir hoy para astriclurar los contenidos curricul- res basicus. Volvoré a ollos anlatercera parle de esto texto, luego de examinar los problemas de la ense- fanza de Historia en lo que antes formaba parte del nivel medio y que ahora sa integra an el Terver Ciclo dela EG,

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