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He ledo en el Antiguo Testamento una historia muy bella, que por cierto no es
muy conocida, pero s rica en enseanzas. Otra vez ms el pueblo de Dios
estaba atacado por sus enemigos exteriores, los amonitas, los moabitas, y sus
aliados. En aquel tiempo en Jerusaln reinaba el rey Josafat, quien se esforzaba
ser agradable a Dios. El concibi un plano de guerra poco comn: "Nombraba
cantores, quienes vestidos de ornamentos sagrados, y caminando delante del
ejrcito, alabaran al Eterno diciendo: Alabad al Eterno, porque su misericordia
dura para toda eternidad!" El Eterno tendi una emboscada a los enemigos de
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Israel, quienes acabaron matndose unos a otros. As que no fue el arte militar
de Jud que importaba, sino el coro que marchaba a la cabeza del ejrcito,
cantando cnticos de alabanza y de agradecimiento. (Comprese 2.Crnicas
20).
Los Hijos de Dios, que conocen la bendicin del Seor y que ponen toda su
confianza en l, hacen del agradecimiento la primera de sus preocupaciones.
Acaso Dios no podr actuar hoy en da de la misma manera como lo hizo en los
tiempos de Josafat? Queremos mostrar en primer lugar agradecimiento, y Dios
nos otorgar la ayuda necesaria, como sea, para que todo obstculo que se nos
ponga delante tenga que apartarse delante de nosotros.
Apstol Flores.
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