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Servicio de Cantos:
Himno Inicial:
Para adorarle, para aclamarle rey y Señor, cantemos con júbilo en nuestros
corazones el himno Núm. 271, "Oh Cristo, te adoro", del Himnario Adventista.
Lecturas Bíblicas:
(Entréguelas a tres personas diferentes) 2 Crónicas 7:14; Salmo 119:71; 1 Pedro
5:6.
Oración de Rodillas:
Tema: Hay dos virtudes que Jesús reclama como suyas. En este momento, quiero
hablar más ampliamente sobre una de ellas, porque entiendo que necesitamos
aprenderla y practicarla en nuestras vidas. (Mateo 11:29). Creo que la humildad es
una virtud que debe adornar nuestro carácter. Jesús nos manda a aprender a ser
humildes de Él mismo. Tal parece que son pocos los modelos de humildad que nos
encontraremos en la vida. Ser humilde no se compra, no viene en yardas, o en
pesos. Hay que cultivar esta gracia que a algunos le es tan difícil practicar. ¿Qué
necesitamos tener o hacer para ser humildes? Ya lo veremos.
Pero ser humilde implica más. Es reconocer el derecho de los demás a opinar y ser
escuchados. Cuando escuchamos, reconocemos que la persona tiene espacio para
emitir sus ideas, porque no siempre vamos a estar al frente controlándolo todo.
Dios le habla a Laodicea señalándole su falta, pero Laodicea no es humilde como
para escuchar y ver su condición. El Kaiser II de Alemania oyó una vez la profecía
de Daniel 2 y exclamó: "No puedo aceptarla. No está en armonía con mis planes de
conquista." Como él, no escuchamos, porque no estamos dispuestos a empezar a
ser humildes y reconocer el derecho de otros a superarse igualmente.
Para ser humildes, necesitamos vernos como somos, porque no somos mejores que
el compañero que está a nuestro lado. Necesitamos ver nuestra bajeza cuando nos
comparamos con la excelencia de Dios.
Todos los años, un labrador guardaba su maíz cosechado para uso posterior. Se
jactaba de haber descubierto la fórmula para guardar el maíz durante mucho
tiempo sin dañarse, y se la recomendaba a sus vecinos. El día que un agrónomo le
enseñó una manera más técnica y más segura para hacerlo, el labrador entendió
que había otras personas que sabían más que él y, con toda humildad y
reconocimiento, un día se le acercó para que le explicara mejor el proceso.
Nuestro orgullo no nos permite ver cualidades positivas en la gente. No nos permite
quitar la envidia de nosotros y progresar, reconociendo nuestras limitaciones. La
humildad es aún una virtud que no poseemos.
Josías, cuando se enteró de lo mal que el pueblo había vivido tanto años distante
de la Ley de Dios, su corazón se conmovió y se humilló delante de Dios al oír sus
palabras (2 Crónicas 34:27). El tierno corazón de Josías encontró la verdad que
ignoraba el pueblo y, ante ese gran error, el nuevo rey se sometió y se humilló.
Acab fue llevado por su mujer a adorar los dioses. Él mismo hizo lo malo por mucho
tiempo, pero ante la grandeza de Dios, Acab rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre
su carne, ayunó y anduvo humillado (vers. 25, 26).
Marcando el Rumbo:
Relato Misionero:
Oración por los Maestros:
Oración Final:
(A continuación, al poema "De Rodillas, Señor", escrito por Jaime Sánchez.)
DE RODILLAS, SEÑOR
De rodillas, Señor, por las pruebas. Con las manos unidas sobre el pecho, Implora a
Ti, mi ser pobre y maltrecho, Le ayudes a vencerlas por ser duras.