Las grandes tradiciones espirituales del mundo, incluyendo
por descontado el cristianismo, siempre han dicho claramente que la muerte no es el final. Todas transmiten la visin de alguna clase de vida venidera, que infunde un sentido sagrado a esta vida que estamos llevando ahora. Pero, a pesar de sus enseanzas, la sociedad moderna es en gran medida un desierto espiritual en el que la mayor parte de la gente imagina que esta vida es lo nico que existe. Carentes de toda fe autntica en una vida posterior, son mayora las personas que llevan una vida en ltimo trmino desprovista de sentido. He llegado a descubrir que los desastrosos efectos de esta negacin de la muerte van mucho ms all del individuo y que afectan a todo el planeta. Debido a su creencia en que sta es la nica vida, la gente moderna no ha desarrollado una visin a largo plazo; en consecuencia, no hay nada que les impida devastar el planeta para sus propios fines inmediatos y vivir de una manera egosta que podra resultar fatal para el futuro. Cuntas advertencias ms necesitamos, para responsabilizarnos de la selva tropical amaznica? La moderna sociedad industrial es una religin fantica. Estamos demoliendo, envenenando, destruyendo todos los sistemas vitales del planeta. Estamos firmando letras que nuestros