Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
PRESENTACION
Desde el Programa del Sol cuando hablamos de prevención del consumo de drogas hacemos
referencia a la salud y la salud como tal es un proceso que se construye y que tiene relación con
factores, sociales, económicos y culturales que inciden en la calidad y estilos de vida de los
miembros de una comunidad y por lo tanto requiere de la participación y el aporte de múltiples
actores, organizaciones, instituciones y sectores.
En este sentido y previo a la apertura de un centro preventivo – asistencial del Programa del Sol en
la ciudad de Alta Gracia una de las primeras tareas que nos planteamos desarrollar fue la
realización de un Diagnostico Situacional 1 que nos permitiera relevar información con respecto a
la realidad del consumo de drogas en la localidad, sus causas y consecuencias y la percepción que
sobre el mismo tiene actores sociales claves involucrados de manera directa o indirecta en dicha
problemática.
Conocer la percepción que tienen los diferentes referentes de la comunidad del ámbito
educativo, comunitario y de salud, sobre el consumo de drogas en niños y jóvenes
Relevar los recursos presentes en la comunidad para abordar los temas relativos al
consumo problemático de drogas
Con respecto a las fuentes donde buscar la información hicimos foco fundamentalmente en tres
ámbitos que consideramos están vinculados y sensibilizados con la problemática y por los que
nuestros jóvenes, muchas veces identificados como los únicos protagonistas de esta problemática,
transitan a lo largo de sus vidas: el educativo, el de la salud y el comunitario. Participaron como
actores claves de cada uno de ellos no solo los adultos referentes de los mismos como es el caso
de directivos, docentes, profesionales de la salud y referentes comunitarios, sino también los que
desde nuestra asociación consideramos como principales protagonistas y por tanto con derecho a
poder expresarse: los jóvenes2.
La relación que una persona establece con la droga nos marca un primer diagnóstico, cuyos límites
estadísticos son imprecisos. Hablamos de la distinción entre uso, abuso y dependencia. Es decir, el
uso como un consumo ocasional y esporádico; el abuso como un consumo de frecuencia regular
normalmente asociada a situaciones emocionales y habituales; excesivas y periódico. Y, los que
hablando estadísticamente son los menos, sujetos dependientes cuya existencia está subordinada
a la búsqueda y consecución de efectos psicoactivos por el consumo de una sustancia “más o
menos tóxica”. La persona tiene una compulsión a consumir, pues la abstinencia de la sustancia le
genera un monto inaceptable e intolerable de angustia, que sólo se alivia con una nueva ingesta.
Hacemos referencia a aquella prevención que tiende a generar conocimientos y habilidades para
que las personas puedan enfrentar situaciones de riesgo y estimular cambios saludables en su
entorno.
Realizar prevención desde una perspectiva integral de promoción de la salud, supone actuar sobre
los contextos sociales, de los cuales los problemas asociados con las drogas son emergentes.
También implica centrase en los aspectos positivos, en las fortalezas y potencialidades de los
sujetos y las comunidades, no sólo en sus posibles carencias o déficit.
Pensamos a la prevención en sus diferentes niveles, como una acción de todos y no sólo como
tarea de los “entendidos en la materia”; generando y sosteniendo espacios para pensar y construir
nuevas estrategias para abordar esta problemática. Se intenta así, desmitificar la creencia de que
sólo los especializados tienen algo para hacer, incluyendo a diferentes actores sociales en la tarea
preventiva.
Entonces se habla de una prevención participativa y en este sentido se considera que “la
participación” por sí misma es preventiva, ya que genera un proceso de aprendizaje continuo e
interactivo. Se apuesta a comenzar por pequeñas acciones que sean posibles de hacer entre todos
en los espacios cotidianos, que vayan dejando huellas, que tengan sentido para los sujetos
involucrados.
Es importante aclarar qué concepción de sujeto y de salud sostenemos. Nos referimos a los
sujetos como seres activos, con capacidad creadora y transformadora de la realidad, de la vida
cotidiana de la que forman parte. Pero a la vez, y en una relación dialéctica, sujetos emergentes
del contexto social. Es decir: sujetos productores a la vez que producidos. Lo podemos resumir de
la siguiente manera: “... el hombre como agente de cambio de su entorno y el efecto modificador
que eso tiene, dialécticamente, sobre el sujeto; el hombre como productor de su propia vida y a su
vez producto determinado y determinante de ese proceso…”. (Pichón Rivière)
Esta concepción integral de salud, implica la posibilidad que tiene el hombre para ejercitar su
poder autogestivo, su potencial de cambio y su capacidad solidaria y participativa. Podemos decir
entonces que se trata de un estado de bienestar consecuente del equilibrio dinámico e integrador
de lo biológico, lo psicosocial y lo ecológico.
ALTA GRACIA – CARACTERIZACION
Aspectos Demográficos
Los barrios más vulnerables de la localidad se ubican en la periferia. Entre aquellos donde se
concentra la población con mayores niveles de vulnerabilidad se destacan al NO el asentamiento
de la calle Zabala Ortiz y Solares del Palmar, hacia la zona sur B° La Merced. Entre las
problemáticas se destacan: hacinamiento, viviendas precarias y deficiencias en la dotación de
Servicios Públicos.
La oferta educativa en Alta Gracia es variada e incluye todos los niveles excepto el universitario,
hay diez establecimientos primarios, nueve de nivel medio, incluyéndose en los últimos años
oferta educativa de tipo terciaria. El colegio Manuel de Falla realiza articulación universitaria con
una universidad de Bs. As. para la carrera de abogacía.
El sector salud está conformado por el sistema privado y público. El primero está compuesto por
3 clínicas y 1 Instituto nefrológico. El sistema público está integrado por el Hospital Dr. Arturo U.
Illia de IIº Nivel, Hospital de cabecera Provincial y Doce Dispensarios Municipales, dependientes de
la Dirección de Salud y Medio Ambiente de la Municipalidad de Alta Gracia. De la población total
registrada en el último censo, 23345 personas poseían algún tipo de cobertura médica mientras
que 19193 personas no tenían este beneficio.
Cobertura Social
Aspectos Económicos
Los sectores de más dinamismo en términos de facturación y de mayor impacto en el empleo local
son en orden de importancia el de la prestación de servicios turísticos, el comercio a nivel zonal y
el de las pequeñas industrias (alimentaria, textil y otras).
El nivel de desempleo y subocupación (según datos del censo 2001) es del 31%. Mientras que el
47% de la población ocupada “trabaja en negro” (nivel de informalidad prácticamente coincidente
con el número de personas sin cobertura social: 45.12%). Teniendo en cuenta las frecuencias
absolutas de los datos proporcionados por el INDEC (2001) de las personas mayores de 14 años,
12793 personas se encuentran realizando alguna actividad económica (2363 desempeñaba tareas
en el sector publico, 6061 en el sector privado, 649 poseía la jefatura en su trabajo, 3264
personas trabajaban de manera independiente y 456 en espacios familiares), mientras que 5794
se encontraba desocupado y 13138 personas se encontraban inactivas.
En cuanto a las industrias, teniendo en cuenta a las tradicionales (mineral, textil y metalmecánica)
la mineral es la de mayor impacto en el empleo y en la economía. Por su parte la industria textil,
presenta un relativo impacto en la captación de la mano de obra informal, en muchos casos en
oficios desarrollados principalmente por mujeres. La metal mecánica, de mucho menor incidencia
que en otras décadas, ha favorecido la presencia de recursos humanos calificados, muchos de ellos
hoy reciclados en muchos oficios. El resto de la actividad industrial adquiere características de
microemprendimientos, salvo casos particulares.3
Obrero o empleado en el
18,61% 16,46% 21,20%
sector público
Obrero o empleado en el
45,25% 47,86% 48,94%
sector privado
En el caso de las Instituciones educativas se visitó y trabajó con los diferentes actores de la
comunidad educativa de diez centros de nivel medio (cuatro de gestión privada y seis de gestión
publica), con técnicas tales como entrevistas, encuestas, y observaciones no participantes. Se
llevaron a cabo entrevistas individualizadas con los directivos o personal de la institución vinculada
con el tratamiento de la temática del consumo de drogas, y se implementaron encuestas con
docentes y alumnos de los diferentes niveles (CBU – CE). Participaron de este ámbito también los
profesionales del Equipo Provincial de Apoyo Escolar (EPAE) de la zona.
Directivos
En general las instituciones educativas de la zona presentan una demanda abierta a la apertura
de un centro de tratamiento. El argumento que la fundamenta, parece provenir de una idea
común entre los habitantes de Alta Gracia, (con la comprobación que da el ser ciudadano y ver el
consumo en las calles) que refiere: “es una de las ciudades en las que más se consume”,
identificando incluso los lugares en los que éste se produce, como por ejemplo el Parque Infantil,
El Tajamar o el Algarrobo de Bº Sabattini.
Pero desde su función en la escuela existe una escasa comprobación cierta del consumo, dado que
algunas instituciones no han detectado alumnos con consumo problemático, y algunas relatan
casos puntuales. Los alumnos en los cuales se ha detectado este problema, ya sea que él mismo lo
expresa o por manifestaciones en el colegio, han sido derivados a Córdoba (previo encuentro con
los padres) o bien a la Casa de Protección Familiar donde funcionaba un servicio de asistencia
terapéutica a cargo del Programa del Sol. Los jóvenes derivados a Córdoba, no siempre
continuaban tratamiento, por la distancia y el costo económico que representan los traslados,
entre otros motivos de orden personal y familiar.
No hay en Alta Gracia personas o instituciones que aborden directamente la problemática, de ahí
que en muchos casos haya casi una negación a la comprobación directa del consumo, dada las
situaciones de impotencia que generaría al no tener donde derivar. Expresan que “algunos
docentes no quieren enterarse porque no saben que hacer”. Además los docentes, en general, no
tienen la capacitación necesaria para orientar estos casos ni para trabajar el tema de manera
preventiva, “los docentes no sabemos como abordar el tema”.
Relacionado con esto último, se menciona la falta de articulación formal entre las instituciones
que trabajan incluso con los mismos grupos humanos (redes formales). Dándose por el contrario y
de manera muy aceitada los vínculos informales entre personas que forman parte de las
instituciones, lo que favorece la existencia de articulaciones por casos puntuales (redes
informales)
Otros de los temas que atraviesan la mirada sobre el consumo de drogas, es la relación directa que
se hace entre éste y la delincuencia, asociando en muchos ocasiones ambas problemáticas. Con
respecto a las drogas mencionadas como de consumo más habitual se cita la marihuana, cocaína,
“paco”, y alcohol. El consumo de psicofármacos, no es mencionado.
Desde el EPAE manifiestan su disponibilidad a colaborar con lo que haga falta para abordar la
problemática en la ciudad y también a formar parte activa de un foro que pudiera formarse.
1. Causas y consecuencias
A la hora de sondear las causas que motivan el consumo en los jóvenes escolarizados son varias
las mencionadas. Fundamentalmente son atribuidas al consumismo en general que protagoniza
nuestro modelo de desarrollo y a las características de la vida social actual en la que los jóvenes no
tienen alternativas de recreación saludables. Por un lado ese rol de contención social que
cumplían en otro momento los clubes barriales ya no se esta dando y por otro no existen otros
ámbitos que ofrezcan propuestas recreativas y culturales. Los jóvenes se aburren, viajan a
Córdoba donde alternan con otra realidad, o bien, se reúnen a beber alcohol, incurriendo en un
mal uso del tiempo libre.
La ausencia de figuras paternas o las problemáticas familiares por las que estos atraviesan son
mencionados como otro factor de riesgo que influye en el consumo problemático de drogas. Otro
factor mencionado que hace referencia a la sustancia es el fácil acceso que en los sectores
empobrecidos de la ciudad se tiene a las drogas: “ las drogas recorren el barrio con naturalidad”, “
el paco pasa todos los días por la puerta de la casa”. Respecto de las consecuencias que se
perciben del consumo problemático de drogas, se mencionan también (como en las causas), la
falta de proyectos de vida, la falta de integración en la escuela, las conductas agresivas, delictivas,
y la marginación.
Entre los antecedentes de trabajo en el tema se menciona la experiencia que tuvieron algunos
colegios públicos con la Dirección de Drogas Peligrosas de la Policía de la Provincia. Desde esa
Dirección se impartieron charlas y talleres para la formación de jóvenes preventores. De acuerdo a
quien se exprese la experiencia fue evaluada como muy positiva o como mala. Así para algunas
escuelas en la actividad se dio respuesta a muchas de las dudas que tenían los alumnos, quienes se
mostraron interesados y participativos; mientras que para otras escuelas fue una intervención
que no resultó efectiva, sobre todo por ser una acción puntual y no sostenerse en el tiempo,
“vinieron a dar una charla y no volvieron”.
En algunas instituciones educativas, se encara el tema preventivo desde la acción cotidiana, con la
tarea formativa diaria, o bien, con proyectos de trabajo que el mismo colegio diseña para trabajar
distintos temas que hacen a la realidad de los jóvenes (sexualidad, consumo de drogas, etc.)
Actualmente muchos de los jóvenes que asisten a la escuela participan de las actividades
propuestas por el CAJ, pero la convocatoria es dificultosa por lo cual la organización no funciona
correctamente. Además, hay un proyecto municipal llamado “Deporte con todos” en el cual
participan algunos jóvenes.
El último intento de la escuela para abordar la problemática de las drogas fue convocar al
Programa del Sol, lo cual “no tuvo éxito debido a trabas que se pusieron en el camino; la idea era
capacitar a los docentes en el tema”.
3. Propuestas de Acción
Se propone que el comienzo de la tarea del Programa del Sol en la ciudad este acompañada de
una difusión que tienda a no acentuar la visión de que un lugar de tratamiento de abuso de
drogas seria “sólo para los pobres”, sino para todo el que lo necesite.
En algunas instituciones expresan: “Nos preocupa qué podemos hacer” acerca de la problemática
del consumo de drogas. “Necesitamos un trabajo de prevención continuo”, incluyendo la familia,
“los padres siempre están ausentes”, opina una celadora, es necesario “concientizar a los padres
para que aprendamos a controlar a nuestros hijos”.
Uno de los profesionales consultados, expresa que: “La prevención es el comienzo para la salida
del problema; hacer hincapié en la recreación, deportes, ofrecimiento de tipo cultural y promover
proyectos de vida, es lo urgente”.
Si bien expresan que los docentes no saben como enfrentar la problemática, consideran que lo
mejor sería trabajar con los alumnos y con una posible intervención de los padres.
En algunos colegios, los docentes trabajan la prevención desde las distintas disciplinas del área.
Mientras que en otros lo demandan específicamente, expresando que también que es necesario
“abordar la problemática desde lo curricular, como por ejemplo talleres docentes y para
alumnos”. Y se enfatiza la necesidad de espacios para la expresión de los alumnos, charlas,
talleres.
Se necesita: “saber donde recurrir en caso de consumo, asesorar a los padres, y que los docentes
puedan detectar los problemas de consumo”.
En uno de los colegios privados, las docentes y el gabinete están elaborando un proyecto para
trabajar con los alumnos, y solicitan al Programa del Sol participación en el tema de consumo de
drogas,
Quieren abordar el tema “desde otro lugar, no desde la droga”, dicen que los chicos “ya conocen
del tema”.
Docentes
Con respecto al primer eje se consultó a los docentes si “habían sabido de alguna situación de
consumo de drogas ilegales o ilegales en la escuela” y si les “había tocado vivir alguna experiencia
en la que según su presunción, algún alumno haya concurrido a clase bajo los efectos de alguna
droga”.
Sin embargo ante la pregunta de si “¿Le ha tocado vivir alguna experiencia en la que según su
presunción, algún alumno haya concurrido a clase bajo los efectos de alguna droga?” el porcentaje
de respuesta afirmativa se reduce casi a la mitad (34%), mientras que el 37% respondió que No. Es
significativo el porcentaje de docentes que se quedaron en duda, alcanzando un 21%.
Estos datos podrían relacionarse con la percepción arraigada de Alta Gracia como “una de las
ciudades en las que más se consume”, según aparece en este informe, que sin embargo no
registra una comprobación empírica correlativa. Significativo que quienes se han encontrado con
situaciones de consumo en la escuela, realizaron algún tipo de intervención alejadas de medidas
punitivas (nadie utilizó sanciones). La mayoría recurrió al diálogo, en primera instancia con la
persona involucrada, con algún miembro directivo o con los padres del/a alumno/a.
Cuando se les pregunta si tienen elementos para abordar el tema ya sea ante situaciones de
consumo o bien incorporando contenidos académicos, un 92% expresa tener pocos o ningún
elemento para abordar situaciones de consumo mientras que un 63% manifiesta no incorporar
contenidos académicos, siendo que el 89% estima apropiado tratar estos temas en el aula.
En relación a cuál es la información que posee en su gran mayoría los docentes hicieron referencia
a los efectos y daños de las drogas al igual
que el tipo de droga y en menor medida
sobre que medidas a tomar al respecto de
una situación de consumo. Dicha
información fue obtenida
fundamentalmente en contextos que hacen
referencia al marco familiar y de amigos y
en menor medida en espacios de
capacitación o en su formación de profesorado. Expresan en este sentido la necesidad de adquirir
elementos que subsanen dichas carencias a partir del desarrollo de espacios de formación. En
este sentido un 94% de los encuestados manifiestan tener esa necesidad y un 88% expresa deseos
de participar en instancias en las que se trabajen estas cuestiones.
LECTURA DE DATOS ALUMNOS:
El total4 de encuestados fue de 6675 adolescentes que asisten a las distintas Instituciones
Escolares de la ciudad de Alta Gracia.
La muestra se compuso, según la edad y el género, de la siguiente manera:
sexo
11 4 2
12 37 38 1
13 43 43 6
14 49 61 7
15 61 58 3
16 53 51
17 50 46 2
18 13 16
19 6 4
20 2 2
21 2
22 1 3
ns/nc 1 1 1
4 Muestra aleatoria del 20 % por curso de cada Institución Escolar. Entrevista Estructurada
Autoadministrada con preguntas cerradas y abiertas, de respuestas únicas y múltiples. Los jóvenes al
contestar, fueron, en la mayoría de los casos acompañados por personas de la Institución Programa
del Sol.
5Hay preguntas en las que perdieron respuestas (por poca claridad de la misma, por no respuesta)
para analizar.
En función a las Escuelas a las que asisten, la cantidad se encuestas realizadas fueron:
Angloamericano: 85 (44 mujeres y 41 varones)
6El dato coincide con la distribución de la muestra, en la cual el mayor número de jóvenes encuestados,
se ubica en esa franja etaria.
Pegamento, en toda la muestra se presentan 5 casos con frecuencia de consumo en los
fines de semana o algún día a la semana. No se registraron respuestas relacionadas al
consumo diario de la sustancia.
Respecto al por qué creen que los jóvenes consumen7, el mayor porcentaje fueron las
respuestas que refieren a la vivencia/ existencia de problemas, en segundo lugar al
consumo de amigos y a las situaciones ligadas a la diversión y el placer.
Con respecto a la información que los jóvenes tienen sobre la problemática del consumo
de drogas un 69% se considera informado o bastante informado al respecto. La
información está centralizada, en primer lugar, en los efectos de las drogas sobre el
cuerpo, la conducta y las relaciones sociales; en segundo lugar sobre los daños que
produce el consumo y en tercer lugar
las conductas de riesgos que podrían
llevar al mismo. Estas recurrencias
fueron vistas independientemente de si
el joven encuestado consume o no
alguna sustancia.
Si tenemos en cuenta que al consultarles sobre dónde han podido resolver sus dudas o
consultar al respecto de las drogas el mayor porcentaje manifiesta que dicha información
la obtienen a través de las amistades ( 24%) y en menor medida del ámbito familiar (19%).
Asimismo a pesar de mencionar que cuentan con bastante información respecto de la
situación de consumo, las respuestas que hacen referencia a medidas relacionadas a la
prevención o la disminución de riesgos y daños, se encuentran en menor porcentaje; lo
cual abre el interrogante acerca de la certeza, profundidad y/o calidad de la información
que poseen los jóvenes encuestados, se podria suponer que el tipo de información con la
que cuentan pueda estar teñida de ciertos desinformaciones o estar mediatizada por
mitos. Por otro lado la escuela como favorecedora de conocimientos e información
E
n
l
o
que se refiere a las drogas ilegales si bien el porcentaje
de encuestados que considera fácil acceder a las
mismas baja con respecto a la pregunta anterior no
deja de ser significativo en cuanto es la respuesta que más aparece con un 31 % y que esta
haciendo mención a una actividad considerada ilegal con todo lo que ello conlleva.
La percepción de riesgo en relación al consumo, indica que hay una percepción de mayor
riesgo asociada a las drogas ilegales, especialmente cocaína y paco, en menor medida
marihuana y pastillas; y un alto pocentaje de percepción de riesgo moderado o leve en
relación al alcohol y tabaco. Estos resultados son coincidentes con los porcentajes de
sustancias consumidas.
- Ambas 1%
Mientras que tan solo el 9% mantendria una actitud positiva o reforzadora del consumo
expresado en términos de admiración o de prenderse en el consumo.
Con respecto a con quién y dónde manifiestan consumir los jóvenes encuestados los
datos que aparecen son : 23.5 % manifiesta consumir con amistades y un 35 % lo hace en
fiestas por lo que marcadamente aparece un uso de las drogas asociado a la recreación.
AMBITO DE SALUD
Se realizaron entrevistas con los profesionales de la salud de todos los centros de Salud de la
Municipalidad. En casi todos nos recibieron, expresaron interés en colaborar con el diagnóstico y
preocupación por la problemática abordada. Igualmente señalar como percepción generalizada la
necesidad de un espacio de tratamiento terapéutico para la problemática del consumo de drogas
en la localidad de Alta Gracia, en función de la masividad que, según dichos profesionales, tendría
el consumo en la ciudad.
Las entrevistas realizadas siguieron el mismo esquema que las mantenidas con los referentes de
educación: causas y consecuencias, antecedentes de intervención, propuestas de acción
1. Causas y consecuencias
No llegan demandas de atención a los dispensarios y se enteran de las situaciones de consumo por
los medios de comunicación o por comentarios de diversas personas. Muchas veces son las
madres quienes expresan la preocupación por los hijos o familiares. Tampoco se han presentado
urgencias por casos de intoxicación, sólo en algunas ocasiones llegan drogados al dispensario.
Otras veces aparecen referencias indirectas enmascaradas cuando se va hablando. También
mencionan que muchas veces la gente, que está en contacto con la problemática toma el
consumo de drogas con naturalidad, contrariamente a la percepción que tienen en los
dispensarios.
Hacen alusión a un consumo sectorizado y focalizado en algunos grupos. En relación a los lugares,
delimitan zonas de mayor riesgo, ya sea porque son zonas de venta o porque son los lugares
escogidos por usuarios de drogas. “La gente manifiesta que la droga se distribuye por las noches
en la zona del puente” “En este barrio hay lugares donde hay gente que consume drogas” “El
dispensario está al lado de la escuela donde los chicos se drogan en la puerta”. Por otra parte el
consumo se daría en determinados grupos, regularmente vinculado a (o potenciado por)
situaciones de pobreza. Tienen noticia de consumo de fana, marihuana, cocaína y rumores de que
llegó el “paco”. Todo esto también por comentarios de terceras personas y no por referencias
directas de consumidores.
Las causas mayormente vinculadas con el consumo de drogas, son la pobreza, la exclusión, la falta
de oportunidades educativas y laborales para los jóvenes. También que los padres, para trabajar,
dejan mucho tiempo a los chicos solos.
El robo es mencionado tanto como causa como consecuencia, ya que a veces la pobreza llevaría a
la necesidad de robar para subsistir y la droga ayudaría para enfrentar esa situación “se drogan
para robar” o señalan que la adicción a las drogas impulsa al robo cuando sienten necesidad de
consumir y no tienen dinero para pagarlo. Hay además facilidad para el acceso, ya que en muchas
de las entrevistas señalan que se vende en el barrio.
Estas explicaciones generalmente se refieren a los jóvenes, sumando a las condiciones de riesgo,
las bajas edades de inicio en el consumo, ubicadas entre los 11 y los 13 años.
Entre las consecuencias que aparecen con más recurrencia encontramos la violencia,
especialmente violencia doméstica. También embarazo involuntario, ocasionado por la
imposibilidad de decidir medidas profilácticas y una tendencia al placer inmediato “lo importante
es pasar bien el momento”. Además incluyen abuso y deserción escolar.
Es importante señalar que en todos los casos señalan como principal dificultad con la que se
encuentran los profesionales consultados es la ausencia de espacios de derivación para un
abordaje específico.
Hay variantes en las formas de tratar la información. En algunos centros de salud, se registra en la
historia clínica, aunque en la mayoría de los casos la información no se registra, excepto que
aparezca explícitamente en la consulta alguna situación de consumo. Consideran la situación, la
tienen en mente, están atentos a indicadores, pero no se evidencia una búsqueda activa de
posibles situaciones de riesgo o de otros trastornos, accidentes, etc., que podrían estar vinculados
con el consumo de drogas.
Si, como decíamos, quien consulta enuncia alguna problemática por consumo se registra en la
historia clínica familiar, pero no es una información rastreada y en ese caso se deriva a la Casa de
Protección Familiar. Tampoco hay un seguimiento sistemático en los casos derivados.
Es decir que, si bien llega información a los centros de salud, por comentarios, menciones
indirectas o referencias directas, el tratamiento dado a estos datos no está protocolizado y
depende de la decisión del/a médico/a que esté a cargo.
Cuentan con experiencias aisladas talleres dados por la policía para formar promotores
comunitarios y algunos talleres dados por miembros del equipo de salud familiar en algunos
barrios, no hay antecedentes de trabajo sostenido.
El trabajo realizado por la policía, generó una gran expectativa inicial que después no fue cubierta,
ya que la propuesta no tuvo continuidad. En cuanto al equipo de salud familiar, es valorado
positivamente en cuanto a la posibilidad de hacer el trabajo comunitario, fuera del dispensario.
No hay articulación formal con organizaciones o con otros actores del sistema de salud, u otros
ámbitos (educativo, judicial, etc) existen vinculaciones informales, que resultan de contactos
personales tal como se señalo en el caso del ámbito educativo. Se hace visible al momento de
realizar derivaciones, que son facilitadas por estas redes informales, funcionando con eficacia. El
principal destino de las derivaciones es la Casa de Protección Familiar. Si bien reconocen que no
trabajan en red, existen esos vínculos con escuelas, algunos centros vecinales y algunos referentes
comunitarios.
4. Propuestas de acción
En concordancia con lo planteado como causas del consumo, la preocupación es por aquellos
factores que inciden y mantiene las prácticas del consumo. Por esto plantean como necesaria la
capacitación de los recursos en salud, un programa sistemático y general, educación, trabajar
desde la escuela, con los padres, estrategias que vayan al núcleo de la problemática. También
mencionan como necesaria mayor vigilancia policial y la intervención en espacios recreativos,
donde están los bares y los boliches. Sería una forma de fortalecer la estrategia de reducción de
consumo de alcohol, que implementó la municipalidad a través de controles de alcoholemia y
leyes para vender alcohol hasta una determinada hora y no a menores.
El principal aporte que podría hacer el Programa del Sol, sería trabajar con los jóvenes, dando
talleres de prevención en las escuelas, charlas a la comunidad, charlas con los padres, favorecer el
trabajo de articulación en redes, trabajar con los jóvenes que no van a la escuela y no tienen
espacios que los convoquen. En el ámbito terapéutico, instalarse para dar tratamiento.
AMBITO SOCIO-COMUNITARIO
Se realizaron entrevistas con representantes de centros vecinales, con una operadora de Libertad
Asistida, una representante del Movimiento Barrios de Pie y los trabajadores sociales de la Casa de
Protección Familiar.
1. Causas y consecuencias
En las entrevistas realizadas aparece el consumo de drogas como un fenómeno instalado en los
barrios, visible y problemático. En una oportunidad lo definen como “algo masivo, se consume de
todo marihuana, cocaína, pastillas con alcohol”. “Uno los ve todo el día al vicio, van y vienen”.
Asimismo reconocen que es algo que se ha naturalizado. La realidad de las zonas más periféricas
ha sido descripta en la mayoría de los casos con esas mismas características. Delimitan lugares en
los cuales se juntan a consumir como las plazas y ciertas esquinas o marcan zonas de venta, que
por esa razón son más críticas.
Aquí también identifican a los adolescentes y preadolescentes, como los sujetos consumidores, en
general no hacen referencia al consumo de los adultos.
Entre las causas mencionan que los chicos se sienten desprotegidos por la familia, no tienen quien
los contenga. Los padres a veces por falta de educación, de cultura los dejan hacer y no se fijan.
Otra causa que identifican es el entorno, o los grupos en los cuales el consumo forma parte del
acontecer grupal. Observan que “es como si se cubrieran entre ellos (los jóvenes), todos se
conocen desde chicos entonces les da cosa mandarse al frente”. También mencionan que “se
fueron cerrando espacios de participación juvenil” pensando al deporte, por ejemplo, como un
espacio preventivo.
Otras posibles causas identificadas en la configuración del consumo problemático, serían
situaciones familiares críticas, una mala situación económica, falta de inclusión social y laboral
para los jóvenes y dificultades en la elaboración de un proyecto de vida.
En otros casos, no podrían definir causas concretamente, sino que se presenta como un fenómeno
complejo y a veces confuso. “No se muy bien a qué se debe” nos comentan, “hace mucho tiempo
planteo este tema como un problema, he ido a todos lados para que nos den una solución, me he
peleado con mucha gente. Los por qué, no sé… pero todo esto los lleva a delinquir, buscan robar
siempre algo para seguir teniendo plata para drogarse”.
Esta misma dificultad para identificar posibles causas, la encontramos en otra ocasión en que
vinculan el consumo con la percepción de inseguridad, lo cual llevó, según nos informan, a
consultar con el Comisario de la Departamental para charlar del tema de la seguridad, para que se
den una vuelta por el barrio, cosa que si uno ve a alguien dando vuelta, sospechoso ellos vengan.
No en todos lo barrios tienen la misma valoración sobre la policía, en otros casos, la consideran un
factor negativo para los jóvenes, que son maltratados, se los llevan sin razón y los golpean. En
estos casos el accionar de la policía sería un obstáculo para la inserción de los jóvenes en la ciudad,
ya que según expresan, éstos son víctimas de conductas discriminatorias y arbitrarias por parte de
la policía.
Dentro de las consecuencias mencionan los robos y la violencia entre los chicos. En algunos
sectores, los chicos robarían a gente del mismo barrio, para lograr comprarse un par de zapatillas
o alguna ropa, porque además se sienten marginados por la situación económica. En relación a la
violencia, dice que los chicos cuando andan drogados, no respetan a nadie, insultan, enseguida
agreden por cualquier cosa. Y dice “Ojo que tenés dos tipos de chicos, el que anda todo el día
dando vuelta y el que se levanta a las dos de la tarde, está todo el día mirando así (como si fuera
un punto fijo) y llega la noche y se despierta para ver que se va a robar o que va a hacer, tenés los
dos casos”
Uno de los centros vecinales, presentó a la Municipalidad un proyecto para sacar a los jóvenes de
la calle, que tenía como objetivo la capacitación en oficios, con un sistema de becas, aunque no
hay acciones concretas en esa línea.
El nivel de participación vecinal fluctúa pero en ningún caso la referencia es de una alta
participación.
Tienen en general una mirada de acción común, de trabajo colectivo, entre todos quienes estén o
quieran involucrarse con el tema, aunque también focalizado en los jóvenes y los padres.
Mencionan la necesidad de una casa en la cual puedan contener a los chicos con problemas por
consumo.
A partir del presente diagnostico, pudimos observar la existencia de algunas ideas- fuerza que
recorren y atraviesan el imaginario social de la ciudad, y que en muchos casos por estar tan
naturalizadas pueden llegar a paralizar las acciones y obstaculizar posibilidades de cambio. Es así
que consideramos que un mito es aquella creencia errónea que la mayoría de la gente acepta
como si fueran verdaderas.
Cuando se habla de drogas sólo se hace referencia fundamentalmente a las drogas ilegales
Se considera droga a “cualquier sustancia, que introducida en un organismo vivo, puede modificar
una o más de las funciones de éste” (OMS). También se sostiene que “son sustancias, naturales o
sintéticas, susceptibles de generar dependencia, cambios en la conducta, alejamiento de la
percepción de la realidad, o disminución de la capacidad volitiva, así como efectos perjudiciales
para la salud”. Se incluyen en esta definición tanto las drogas legales (tabaco, alcohol,
psicofármacos, etc.) como las ilegales (marihuana, cocaína, éxtasis, etc.).
Maximiliano Nicolás señala que existe “el mito de que el consumo cualquier droga genera
descontrol y lleva a cometer hechos violentos, o bien que la 'falta de droga' conduce a la
perpetración de delitos para conseguir dinero y así adquirir la sustancia prohibida. Estos y otros
ejemplos son tomados como verdades absolutas por el grueso de la población.”(Nicolás;2003 )
Sin embargo, según estadísticas presentadas por el Diputado Nacional Eduardo García, del total
de causas referidas a estupefacientes en un semestre por parte de la Justicia Federal, de los
implicados en las mismas un 97’8 % no habían sido encarcelados con anterioridad, al momento de
su detención no tenía armas el 90,8 %, no estaban cometiendo otro delito 97,3 % y por ultimo
tenían en su poder cantidades de droga menores a 5 g. de droga el 87 %.
Sabemos que hay diferencias en el uso de sustancias en diversos sectores sociales, (drogas más
usadas, uso en el espacio público o privado, etc.) consideramos que el consumo es un fenómeno
masivo que no distingue entre clases sociales.
Teniendo en cuenta el estereotipo que asocia a los jóvenes pobres con males y peligros modernos,
podemos observar que conlleva una estigmatización que sin dudas deja sus huellas en quienes lo
padecen. Esta modalidad de relación con otros, basada en el prejuicio, lleva en muchos casos a la
“reclusión” de los jóvenes en sus barrios, favoreciendo así la desconfianza, las actitudes de
desvalorización y la persecución policial.
Alta Gracia “es una de las ciudades en las que más se consume”.
Si bien existe esta creencia de un alto índice de consumo, no se verifica una comprobación directa,
fundamentalmente en los espacios institucionales (escuela, dispensarios, etc). Refieren que se
enteran por terceras personas o los medios de comunicación. En muchos casos “no quieren
enterarse porque no saben que hacer” ya que no hay espacios de derivación.
Posibles líneas de acción