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Cada pasada deja una marca

Por Gernimo Hernndez

A veces pienso que camino en una obra de arte,


un Jackson Pollock siniestro
hecho con sangre.
Se podra listar y tristemente alguien siempre quedara afuera.
Desde los annimos indios
asesinados por los amigos de Ulrico
el unitario en camino al matadero
los obreros fusilados en Plaza Lorea
y Falcon y Varela, ajusticiados
los Talleres Vasena

sigo?

El subte volando
las bombas modelando la Plaza de Mayo
Mugica, Ortega Pea, Frondizi y Mendiburu, Maestre y Misetich
San Patricio
los que no sabemos dnde estn

ms?

Bulacio, la Embajada y la AMIA, Ramallo


los asesinados del 20 de diciembre,
Mariano, el Indoamericano
los muertos por un celular
y los pibes de las villas, tambin annimos, gatillados

Un trazado monstruoso tie la ciudad


(y me faltan, muchas, muchas lneas ms).
Hay que saber ver, ver detrs
Encontrar en cada plaquita, en cada baldosa,
Aquella verdad que el poeta Borda adivinaba:

Adoqun de tonalidad bermeja


por qu de sangre tienes el color?
Exhalando una postrera queja
expir sobre ti un trabajador?

La ciudad manchada o,
mejor,
rayada
con un crayn por un nio
torpe,
idiota.

Hay un sentido?

No s.
No s si hay respuesta.
Slo s que cuando camino Buenos Aires
y siento sus colores, sus olores
la fritanga mezclada con la parrillada y la inefable muzzarella
y la mierda inmvil del ro inmvil
los banderines de argentina en los taxis cuando una fecha patria
el linyera con sus capas de mugre que se sienten a distancia
el bocinazo gratuito
un bondi que se desinfla ac y all
una sinfona de sentidos que aflora
no puedo dejar de entender que si
BUENOS AIRES
es una obra de arte
nosotros (no yo, no vos, NOSOTROS)
nosotros somos sus culpables obreros.

(Ya es hora de hacerse cargo de nuestros muertos y nuestros vivos, viejo)

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