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TEMAS DE: GEOFISICA Peters] Sinith TEMAS DE GEOFISICA Peter J. Smith Senior Lecturer en Earth Sciences en The Open University @ EDITORIAL REVERTE, S. A. Barcelona-Bogoté-Buenos Aires-Caracas-México Titulo de ie obra original: Topics in Geophysics Edicion original en lengua Ingit publicada por: The Open University Press, Walton Hall, Bletchley, Buckinghamshire Copyright © by The Open University Version espafiola por et Dr. Agustin Udias Vallina Profesor de Geofisica en la Universidad de Barcelona Propiedad de EDITORIAL REVERTE, S. A. Encarnacion, 88 Barcetona (12) Reservados todos los derechos. Ninguna parte del material cubierto por este titulo literaria puede ser reproducida, almacenada en un sistema de informa- ida de cualquier forma o por cualquier medio electronico, mecénico, fotocapia, grabacién u otros métodos sin el previo y expreso permigo por escrito de propiedad tica © transr del editor. Edicion en espafio! © EDITORIAL REVERTE, S. A., 1975 Impreso en Eepafe Printed in Spsin ISBN - 84-291 - 4615 - 6 Deposit oss Litoctub - Napoles, 300 - Barcelona indice analitico Prélogo Capitulo 1. Marco de referencia global 1A. 1.2, 13. 1.4, 15, 1.6, 1.7. 1.8. 1.9. Introduccién Estadistica de continentes y océanos Regiones del fondo oceénico Regiones continentales Terremotos Deriva continental Extensién del fondo ocednico Tecténica de placas Observaciones generales Bibliograffa recomendada Capitulo 2. Corteza y manto superior de la Tierra 2.1, 2.2. 2.3. 24, 25. 2.6, 2.7, 2.8. 2.9. 2.10. 241, Capitulo 3. Propiedades térmicas de la Tierra y calor terrestre 3.1. 3.2. 3.3, 3.4, Introduccién. Método de la refraccién sismica Estudio de refraccién sismica: un ejemplo Espesor y estructura de la corteza continental La gravedad de la Tierra Anomalias gravitatorias Isostasia Interpretacién de las anomalfas gravitatorias Estructura de la corteza y del manto superior Variacién de los pardmetros fisicos con la profundidad Observaciones generales Bibliograffa recomendada Introduccién™ Datos térmicos bésicos La medicién del flujo térmico terrestre Calculo y anélisis del flujo térmico Vv vit 12 12 14 17 21 23 25 26 30 45 48 54 57 66 4 103 109 iil 112 113 118 131 vi INDICE ANALITICO 3.5. Flujo térmico en los fondos ocednicos 3.6. Flujo térmico en Jos continentes 3.7. La igualdad de los flujos térmicos continental y ocednico 3.8. Fuentes de calor en la Tierra 3.9. Distribuciones de temperatura en Ia Tierra 3.10. La igualdad de los flujos térmico continental y ocednico 3.11. Observaciones generales Bibliografia recomendada ome 4. Terremotos: Caracteristicas, prediccién y modificacién Introduccién es Caracteristicas de los terremotos 4.3. Algunos terremotos histéricos 4.4, Prediccién de terremotos 4.5. Terremotos artificiales Bibliografia recomendada Apéndice primero. El método de reflexién sismica Apéndice segundo. La densidad de la Tierra Apéndice tercero. Datos sobre terremotos histéricos Apéndice cuarto. Sismicidad y tecténica de la Peninsula Ibérica Apéndice quinto. Glosario Apéndice sexto. Bibliografia Indice alfabético 137 145 152 152 158 173 180 182 183 187 210 218 231 254 255 257 261 267 273 276 281 prologo : Temas de geofisica es un libro escrito especialmenté para que forme el nicleo de un curso reducido de geofisica de la Open University (Universidad a distancia inglesa). A cierto nivel, esto es una simple declaracién de hecho; pero su aparente sinceridad encubre puntos que requieren una explicaci6n posterior. La Open University, como saben bien sus estudiantes, no tiene la forma y organizacién que sugiere en un lector medio la palabra Universidad. No tiene estudian- tes de carrera en su reducido «campus»; no tiene estudiantes (al menos mientras se estd escribiendo este libro) de la edad normal- mente asociada a la universidad convencional; y el mecanismo bd- sico para la transmision de conocimientos no es la disertacién en clase. En cambio, sus estudiantes son jévenes trabajadores de ambos sexos, mayores de 21 afios, que viven en su casa y estudian en su tiempo libre utilizando una combinacién de materiales por corres- pondencia (textos), programas de radio y televisidn difundidos por una red nacional, sesiones personales con tutores en centros dé estudios locales, y escuelas de verano en algunas residencias univer- sitarias de Gran Bretana. Todo esto quiere decir que el estudiante medio de la Open Universi- ty, en contraposicién al estudiante de la Universidad convencional, realiza la mayor parte de sus estudios sin ef beneficio del contacto diario con sus condiscipules y con poca o ninguna relacin con los profesores que preparan el material. En estas circunstancias, el éxito del sistema depende en gran parte de la naturaleza del material de texto que constituye la parte principal de la ensenanza. En la practi- ca, esto significa que el primer requisito del material es que debe ensehar; en otras palabras, en ausencia de cualquier autoridad a quien el estudiante puede facilmente recurrir para aconsejarse, la materia a estudiar debe poder seguirse paso a paso, debe estar libre de lagunas injustificables 0 consideraciones enigmaticas, y sélo debe requerir unos conocimientos previos claramente especificados por adelantado. Temas de Geofisica se ha escrito teniendo presente estas condiciones y es, creo, casi tinico entre los libros de geofisica, una materia con poca (aunque creciente) tradicién entre las materias del vu primer ciclo universitario, pero bien tratado en monografias especia- lizadas de investigacioén. El segundo punto que se desprende de la primera frase de este prélogo se refiere ala cuestin de la extension y del contenido. En el contexto del curso de geofisica de la Open University, «breve» sig- nifica que se espera que el estudiante medio emplee unas 70 horas en todas las componentes del curso. Temas de Geofisicano constituye la totalidad del curso, sino sélo su nucleo y como tal, se ha proyectado para que represente unas 40 horas de estudio. Esto supone una reduccidn grave en una materia tan amplia como la geofisica y, aunque bdsicamente es una limitacién puramente extrinseca, deter- mina hasta cierto punto la naturaleza de la materia por explicar. No obstante, debemos ahadir que hay otras dos condiciones, mds intrin- secas. La primera es simplemente que el curso es tinico en el sentido de que los estudiantes de la Open University no seguirdn otros cursos de geofisica de nivel superior. Esto significa que todo lo que abarque la materia de geofisica debe hacerse a un nivel que trascienda lo trivial y que capacite al estudiante para proseguir mds alld de las aplicaciones meramente mecdnicas en el dominio de la interpreta- cién. La segunda consideracion se basa sobre mi propio punto de vista (discutible) que, en lo concerniente a los estudiantes, la Open University es una institucidn no vocacional. En otras palabras, con- sidero un axioma que la finalidad del curso de geofisica de la Open University no es formar geofisicos profesionales, sino dar una forma- cién bdsica en geofisica a personas cuya principal ocupaci6n seria estar lo mejor informados posible de esta rama de la.ciencia. Tomando estas consideraciones en conjunto, llegamos a la inevi- table conclusién de que aqui no resulta apropiado un curso amplio de geofisica y que es necesaria una gran reduccién en el niimero de temas. Pero {como hacer esta eleccién teniendo tantas posibilida- des? De hecho he escogido tres que considero centrales en geofisica y que creo representan, si no en teoria al menos en la practica, tres tipos diferentes de aplicacién de la geofisica, 0, al menos, dana conocer tres imdgenes muy distintas de lo que es la geofisica. Natu- ralmente, en cualquier situacién donde sea necesaria una seleccion, la eleccién final es susceptible siempre de critica; pero creo que el punto de vista adoptado aqui puede justificarse sobre unas bases objetivamente razonables. El primer tema (capitulo 2) lo constituye la estructura y propieda- des fisicas de la corteza y manto superior de la Tierra, determinados en su mayor parte a partir de la sismologia y la gravedad. Las técnicas y métodos presentados estan bien experimentados; y si bien VIII serta una falsedad sugerir que la interpretacion de los datos es siem- pre clara o rutinaria, los procedimientos bdsicos establecidos son suficientes, al menos en principio, para definir completamente esta estructura. Por otra parte, los datos son relativamente abundantes y. faciles de obtener. Considero este hecho como razonablemente tipico de lo que puede llamarse el niicleo central de la parte observacional de la geofisica. Ademds, la estructura de las capas superiores de la Tierra es tan importante para la totalidad de las ciencias de la Tierra que es dificil imaginar un curso representativo de geofisica sin tocar el tema. En este sentido la decisién fue inevitable. Por el contrario, el segundo tema -el calor y propiedades térmicas de la Tierra- padece de escasez de datos, y no precisamente porque no se hayan llevado a cabo las medidas necesarias. Es cierto que los datos del flujo de calor superficial estan lejos de ser adecuados; pero el problema real (o uno de ellos) es la imposibilidad prdctica de realizar determinaciones del flujo de calor a profundidades importan- tes bajo la superficie. Esto impone en esta materia una mayor propor- cidn de razonamiento tedrico para poder determinar algunos aspec- tos de la Tierra, indeterminables sobre la base tinica de datos de observacién. Por ejemplo, la determinacién de la distribucién de temperaturas en la Tierra mediante la tinica base de las medidas del flujo calorifico superficial puede considerarse andloga a definir una curva sobre la base de un punto tinico que, ademas, es funcidn del tiempo. Este tipo de problemas confiere al estudio del flujo calorifico propiedades muy distintas de las que tienen los estudios de sismolo- gta y gravedad. Creo que esta distincion es importante en un curso de este tipo. Otra consideracién, no pequena, es que los procesos calo- rificos de la Tierra son el mas basico y fundamental de los temas de geofisica, en el sentido de que el calor juega una parte esencial en todos y cada uno de los procesos geofisicos. La inclusidn de este tema enun curso reducido de geofisica puede, por tanto, justificarse sobre esta tinica base. El tercer y ultimo tema (capttulo 4) lo constituyen las caracteristi- cas, prediccién y modificacion de los terremotos. A la vista de las recientes propuestas para la modificacién y posible abolicién de grandes terremotos en algunas zonas sismicas, este apartado parece justificarse uinicamente por su interés y curiosidad. Sin embargo, la raz6n primordial para su inclusion reside en sus implicaciones socia- les, lo que en cierto modo contrasta con las materias mds académicas de los capitulos anteriores. Eltinico conocimiento de geofisica necesario para la comprension total de los capitulos 2,3 y 4, es el de las caracteristicas generales de 1X la Tierra y conceptos fundamentales de la nueva Tect6nica Global. Puede esperarse que los estudiantes de la Open University consigan estos conocimientos en cursos previos; pero para que este libro sea completo, y en beneficio de los lectores no pertenecientes ala Open University, en el capitulo 1 se expone un breve resumen del contexto global de la materia del curso. En su conjunto, el libro contiene algunas expresiones matemdaticas que, sin embargo, han sido limita- das a las mds simples operaciones algebrdicas y aritméticas, La unica excepcién la constituyen las ecuaciones diferenciales utilizadas en uno de los Apéndices. La cuestién de las unidades es espinosa y suscita el tipo de senti- mientos que en épocas pasadas originaban acaloradas controver- sias. No es este el lugar para exponer dicha cuestién con mucha profundidad; pero los hechos son estos: (1) la Open University ha adoptado el sistema de unidades SI, y (2) en general, la comunidad geofisica no lo ha hecho. Ello no se debe enteramente al conservadu- rismo innato de los geofisicos, pues no hay duda de que, en el sentido puramente numérico, las unidades cgs sona menudo mds manejables en trabajos geofisicos. Por tanto, esta situacién nos coloca en un dilema, sobre todo en un curso en el que se pretende que los estudian- tes lean, ademas, otros textos aparte de los especialmente dedicados a ello. Enel presente y enun futuro inmediato, los estudiantes de geofisica deberan familiarizarse con ambos sistemas, el Sly elcgs. En general, en este libro hemos adoptado el sistema SI. Sin embargo, en dos ocasiones hemos transigido, creo que justificadamente, recurriendo al artificio de las «unidades de trabajo» basadas en el sistema cgs en los estudios del flujo calorifico, en el que sus unidades (h.f.u.) sonuna simplificacién comin, y en estudios de terremotos, en los que las escalas universales (por ejemplo, la escala de magnitudes de Richter) estan intimamente asociadas al sistema de unidades cgs mediante funciones relativamente complicadas. En estos casos se han expli- cado las relaciones existentes entre las unidades SI y las de «traba- jo». También debemos hacer constar que nos hemos apartado de la definicién estricta del sistema de unidades SI en una o dos cantidades simples. Por ejemplo, no hace falta abandonar los Km. sen favor de los m. s como unidad de velocidad sismica. Por iiltimo, debo dar las gracias a las personas que han estado estrechamente asociadas conmigo en algunos aspectos de la prepa- racion de este libro. El Profesor I. G. Gass de la Open University, Profesor M..H. P. Bott de la Universidad de Durham, Dr. J. H. Sass del United States Geological Survey y el Dr. H. I. S. Thirlaway del x United Kingdom Atomic Energy Authority, quienes revisaron con toda benevolencia los capitulos primero, segundo, tercero y cuarto respectivamente. Su obligacién estricta era sélo constatar la exacti- tud de los hechos, pero en muchos casos sugirieron comentarios mas amplios que luego resultaron muy titiles. Sin embargo, como es usual, asumo la responsabilidad de la Organizacién y contenido de esta obra y de los errores que en ella pueda haber. Me gustaria también dar las gracias a Andrew Clements y a Richard Crabbe, ambos de la Open University, que han sido los responsables de la realizacion de los trabajos editoriales necesarios para convertir la version mecanografiada en una forma adecuada para los estudiantes y a Janet Mills, quien callada pero eficientemente realizé la primera versién mecanogrdfica de mi manuscrito. Enero 1973, ‘i Peter J. Smith AGRADECIMIENTOS Los editores agradecen a los autores y organizaciones que genero= samente han dado su autorizacién para el uso del material reprodu- cido en este libro. En el Apéndice 6 (pagina 276) viene una lista completa de las resefias junto con las referencias de los poseedores de los derechos de autor. XI prefacio a la edicién castellana Del desarrollo de la Geofisica en los tiltimos 15 afos han resultado cambios radicales en el enfoque de muchos de los problemas sobre la naturaleza y estructura de la Tierra y su entorno fisico y los procesos que tienen lugar desde su nicleo hasta la magnetosfera. De éstos, en lo que se refiere a la Geofisica de la Tierra sdlida es la aparicién y aceptacion casi universal de la Teoria Téctonica de Placas el que constituye, quiza, uno de los logros mds espectaculares. Con esta teoria se consigue por primera vez dar una vision unificadora de los procesos Geodindmicos y englobar en un tinico marco conceptual los resultados obtenidos a partir de observaciones de los campos mds diferentes de la Geofisica y la Geologia. Estas nuevas concepciones no se hallan todavia suficientemente extendidas en nuestro pais, ya que la literatura geofisica reciente en castellano es mds bien exigua, lo que es, tal vez, reflejo de un cierto abandono de esta ciencia en los ultimos avios. En la Geofisica aplicada a la prospeccién el panorama es mas alentador como lo demuestran los dos volimenes reciente- mente publicados de «Prospeccién Geoeléctrica» de E. Orellana. La.traducion de «Temas de Geofisica» viene a llenar un poco este hueco aportando una discusién de diversos temas en los que se reflejan las nuevas corrientes cientificas a un nivel faécilmente asequi- ble al no especialista. El autor no ha querido dar a esta obra el cardcter de un tratado, sino que se fia tinicamente en tres temas, de manera que resulte de ellos una visién lo mds clara posible, aunque parcial, de los problemas y métodos empleados en la Geofisica. La justificacion de su punto de vista estd suficientemente expuesto en su prologo. Por nuestra parte queremos poner de manifiesto el cuidado que se ha tenido en la traducci6n, sobre todo en lo que se refiere ala adopcion de una serie de términos en castellano para los conceptos derivados de las nuevas teorias. Muchas veces, no cabe duda, nues- tra eleccion del equivalente castellano no habré sido muy feliz y otros términos hubieran expresado mejor la idea original. Esto demuestra que es necesario un incremento en la literatura castellana en esta disciptina para que se vaya formando el vocabulario adecuado. xIL Es de agradecer la iniciativa de la Editorial Reverté por la publica- cién en castellano de esta obra ofreciendo asi al piblico universitario una interesante presentacidn de temas actuales de Geofisica. Agustin Udias Vallina Profesor de Geofisica Universidad de Barcelona Barcelona, 28 de mayo de 1974 xi CAPITULO I Marco de referencia global 1.1. Introduccién Durante la década pasada tuvo lugar lo que J. Tuzo Wilson ha iden- tificado explicitamente como una revolucién en las ciencias de la Tierra: un cambio en el cual algunas opiniones tradicionales, formu- ladas en términos cientificos por primera vez por los grandes geé- logos de los siglos XVIII y XIX y mantenidas casi undnimemente en tiempos tan préximos como 1950, han sido derribadas y sus-. tituidas por otras, a menudo diametralmente opuestas. Asi, por ejemplo, el fondo oceadnico, considerado antes como la parte mas antigua y misteriosa de la superficie de la Tierra, es contemplada ahora como la mas joven, en un estado de produccién y destruc- cién continuas y teniendo, en muchos aspectos, una evolucién geolégica mas clara y simple que el mas accesible de los continentes. Asi sucede también con los continentes, a los que antes sdlo se les adjudicaba un movimiento vertical muy restringido y ahora se nece- sita que hayan tenido movimientos horizontales de varios miles de kilémetros en los tltimos 200 millones de afos. Pero la revolucién que se ha producido en las ciencias de la Tierra ha sido algo mas que la sustitucién de un conjunto de hechos o hipétesis por otros y, en muchos aspectos, ni siquiera esto. Por primera vez tenemos ahora una visién global de la Tierra y de su comportamiento. Una visién que, mas que invalidar muchos de los logros de la geologia clasica, lo que sugiere es que muchos de los descubrimientos geolégicos de los tiltimos siglos necesitan ser encajados y reinterpretados en términos de este nuevo marco de referencia global. En otras palabras, muchas de las bases positivas de los gedlogos clasicos permanecen como logros intelectuales tan validos como siempre; pero deben mirarse ahora desde un contexto ‘SMITH ~ 1 1 2 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL mas amplio, derivado en su mayor parte de las recientes intuiciones sobre los procesos a gran escala, que se dan tanto en el interior de la Tierra como sobre su superficie. En este capitulo resumiremos muy brevemente, sin base detallada de demostracién, y donde sea posible en forma muy esquematica, conocimientos de los procesos que se dan a gran escala en la super- ficie y en el interior de la Tierra, tanto en su aspecto dinamico como estatico. Esta es la visién global de la Tierra tal como la perciben los cientificos dedicados a su estudio, aunque ello no quiere decir que no sufra cambios en el futuro, incluso radicales. No todo lo que vamos a explicar a continuacion se deriva directamente del reciente periodo revolucionario, asi por ejemplo, la division de la Tierra en corteza, manto y nticleo se establecié hace ya muchas décadas (de hecho desde 1910), y la superficie cortical (al menos la superficie cortical continental) se esta investigando desde hace ya varios si- glos. Sin embargo, tomadas en su conjunto, estas notas forman un esbozo de la estructura en que deben encajarse los estudios geofi- sicos y geolégicos mas detallados. En particular, forman el fondo o contexto, para la materia expuesta en los tres capitulos siguientes. Tabla 1.2.1 Areas de los continentes y océanos del mundo y profundidad ocednica media. Fuente: Wyllie (1971). Tanto por ciento Tanto por ciento udp, "icttre”” ene” Ron wocéano del mundo Superficie del mundo S10 — 100 _ Todos fos continentes 148 100 29,2 i Todos fos océanos 362.0 100 10,8 3,729 Eurasia 548 36.8 10,8 = Asia M48 29.8 87 - Europa 104 7,0 21 - Africa 30.6 20,5 6,0 = América del Norte 2,0 148 43 - América del Sur 7,9 12,0 35 - Amtirtida 15,6 10,5 31 — Australia 18 52 15 = Océano Pacifico 166,2 - _ 1,188 ~con mares adyacentes 181,3 50,1 35,4 3,940 Océano Atlantica 86,6 — — 3,736 ~con mares adyacentes 94,3 26,0 18,4 3,575 Océano Indico TB.4 - _ 3,872 ~con mares adyacentes 74.1 20.5 14,5 3,840 Océano Artico 95 _ — 1,330 ~con mares adyacentes 12,3 3.4 24 1ut7 1.2 ESTADISTICA DE CONTINENTES Y OCEANOS 3 1.2 Estadistica de continentes y océanos La distribucién estadistica en superficie de continentes y océanos viene dada en la tabla 1.2.1. Un 70 por 100 de la superficie de la Tierra esta cubierta por los océanos. Cada uno de los tres océanos principales (Atlantico, Pacifico e Indico) es mayor, en superficie, que Europa o Asia juntas; y el Océano Pacifico, que con sus mares adyacentes cuenta con mas del 35 por 100 de la superficie de la Tierra, cubre un area mayor que todos los continentes juntos. Alre- dedor de un 65 por 100 del drea continental esta situada en el hemis- ferio norte, (Nota: En el capitulo 3 nos referiremos al Océano Antar- tico, que puede definirse arbitrariamente como la regién oceanica por debajo de la latitud 55° S. Sin embargo, estrictamente hablando, no es un Océano; y en la Tabla 1.2.1.la regi6n conocida a veces como Océano Antartico queda repartida de manera apropiada entre los Océanos Atlantico, Pacifico e Indico.) La distribucién estadistica de la altura y profundidad de la super- ficie s6lida de la Tierra (continentes y fondos oceanicos) esta esque- matizada en la Figura 1.2.1. Las proporciones y areas reales de Frecuencia del area Frecuencia cumulativa en tanto por ciento del en tanto por ciento ‘area de la superficie del mundo 0 20 ° 8 100 10} 10 © Montafia més alta © 5 2 aed Altura media pendiente continental o} — io km Profundidad medi z continental p- — ~~ 2 istvncidad media |g 5 3 L Is 8 3 1 Cuenca oceanica s 3 Continente | 2 10) i r | Mayor profundidad oceanica _=]!0 * 050 100 150 ° 100 200.300 400.—«500x10® km? Area (108 km?) Area cumulativa superior a cada nivel (a) (o) Figura 1.2.1 Distribucién de niveles de la superficie sdlida de la Tierra: (a) dis- tribucién de frecuencia mostrando dos niveles dominantes, y (b) curva hipsografica cumulativa. En (b) la curva da directamente el area de la superficie de la Tierra sobre cualquier nivel dado. Por ejemplo. el corte a mano izquierda del diagrama corresponde a la montafia més alta en la que. por otra parte. no hay superficie (area real = 0 en la escala del fondo y tanto por ciento de area =0 en la escala superior). El corte a mano derecha corresponde a la profundidad mas baja del océano sobre la que yace toda la superficie de la Tierra (area real alrededor de 510 x 10° Km? y tanto por ciento de area = 100). Fuente: Wyllie (1971). 4 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL la superficie adyacente a varias profundidades y alturas estan dibu- jadas en la Figura 1.2.1 (a), pudiendo verse a partir de ella que. ‘en el relieve de la Tierra. existen dos niveles dominantes. Uno. a una altura de unos pocos cientos de metros (0,875 Km) sobre el nivel del mar, representa la superficie normal de los continentes, mientras que el fondo oceanico esta situado a una profundidad comprendida entre los 4.000 y 5.000 metros (3,729 Km). La Figura 1.2.1 (b), conocida como curva hipsogrdfica, muestra el area (real 0 propor- cional, pero cumulativa) de la superficie sdlida de a Tierra por encima de cualquier altura o profundidad. E) significado de fos tér- minos dados en este diagrama se explicaran en la préxima seccién. 1.3 Regiones del fondo oceanico El fondo oceanico puede clasificarse en tres grandes divisiones -plataforma continental, cuenca ocednica, y relieve ocednico-, Pu- diéndose hacer subdivisiones adicionales. Esta triple clasificacion se basa en la topografia,. determinada mediante eco-sonda; pero tal como se manifestaré mas adelante, Jas tres grandes regiones son también indicativas de tres procesos distintos que se dan en la cor- teza y en el manto, bajo el fondo ocednico. Las tres divisiones estan jlustradas, respecto al Océano Atlantico, en Ja Figura 1.3.1. I | A Plataforma Platatorma Plataforma Cuenca ocednica Relieve oceanico Cuenca oceanica eeetinental Figura 1.3.1 Las tres grandes divisiones del fondo ocednico, ilustradas haciendc referencia al fondo del Océano Atlintico. El perfil del fondo va desde Nueva Ingla- terra hasta el Sahara Espafiol. Fuente: Heezen (1962). 1,3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO 5 Banco Banco interior exterior Discontinuidad del banc - Banco continental _~ Pendiente continental __ Talud continental superior _-Talud continental inferior Plano abisal 3 Millas nauticas Figura 1.3.2 Regiones de la plataforma continental tal como han sido tipificudas por un perfil de todo el Este de los Estados Unidos. { braza = 1,83 m: I milla ndutic 86 Km, Fuente: Heezen (1962; Plataformas continentales: Incluyen Jas regiones asociadas a la tran- sicién del continente al fondo oceanico. La plataforma continental de tipo Atlantico comprende tres partes, ilustradas en la Figura 1.3.2. El bunco continental es solo aguella parte de un continente 120° 190° 120° — 60°. Figura 1.3.3 Rasgos fisiograficos mas importantes del mundo. Blanco = fondo del océano abismal; medio sombreado = sistema montanoso oceanico; ligeramente sombreado = plataforma continental; sombreado oscuro = montafias, cuencas entre montafas. altos asociados y mesetas elevadas; lineas punteadas = fosas ocednicas. Fuente: Wyllie (1971). 6 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. a 1000. wf 4 4 7 FOSA DEL PERU-CHILE A 2000 18°30" 75°O 3000m- S Daatecaal 4000m ' z ! soon! I< 5000m 5000 m i : oO 10 20 30 40 60 NN cae Lhe ; calamedi 6000 mS VERT. EXAG.2/22:1 i FOSA DE NUEVAS HEBRIDAS “°°” 71 / c d a 6000 m_ so00m—£9°S \ 14e8| aN 600m: ‘Bae eere \ y aaa ilizg v 000: FOSA DE LAS ALEUTIANAS “6000 m 6000 m- E Da (Vv Figura 1.3.4 Perfil topografico de tres fosas del Pacifico. Fuente: Menard (1964). 1.3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO. 7 sumergida bajo el agua, obviamente agua superficial. En el borde del banco, la pendiente se acenta rapidamente (pendiente conti- nental). La base de la pendiente continental define, por tanto, el comienzo del ralud continental, en ‘el que el gradiente es mucho 1 Oeste 2 Oeste 3 Oeste 4 Norte 5 est 6 Norte 70est 8 Oeste Figura 1.3. Perfiles topograficos en altura a través del relieve ocednico. Los seis perfiles superiores tienen valles de rift bien definidos entre unos relieves muy escar- pados, cosa que no sucede en los otros dos (Pacifico). Fuente: Heezen (1962). 8 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. menor. En la plataforma continental de tipo Andino el banco conti- nental es muy estrecho; y en la base de la pendiente continental hay una fosa ocednica. En un tercer tipo, la fosa oceanica esta asociada con una franja de islas volcanicas (arcos de islas), estando ambas separadas del continente por una pequefia cuenca oceanica (ver mas adelante). Los tres tipos de plataformas continentales es- tan representadas en el mapa fisiografico dibujado en la Figura 1.3.3. Los perfiles topograficos de los tres tipos de fosas oceanicas pueden verse en Ja Figura 1.3.4. Cuencas ocednicas: Generalmente tienen relieve bajo y, con la ex- cepcién de las pequefias cuencas en la parte interior (hacia el con- tinente) de los sistemas representados por arcos de islas y fosas, estan situadas en la parte hacia el mar de los taludes continentales © fosas. Las cuencas ocednicas constituyen aproximadamente un tercio del fondo del Océano Atlantico, un tercio del fondo del Océano Indico y tres cuartas partes del fondo del Océano Pacifico. Las cuencas oceanicas se dividen en dos subregiones: Los planos abisales, que son pequefias areas en donde el gradiente del fondo no excede en un 1 por 1000 y que, en su parte hacia el mar, dan lugar a las colinas abisales de unos 400 m de altura y 10 Km de anchura, y los taludes ocednicos, que son regiones asismicas asimé- tricas, ligeramente elevadas sobre los planos abisales. El talud de Bermudas, por ejemplo, esta incluido en la Figura 1.3.2 junto con su plano abisal adyacente. Relieve acednica, Esta constituido por cadenas montafiosas sumer- gidas bajo el agua y que forman un sistema mundial (ver Figura 1.3.3) con una longitud total de unos 60.000 Km. En Ia Figura 1.3.5 se han dibujado ocho perfiles de crestas oceanicas. La topografia es muy accidentada, con algunos rasgos muy individualizados, que se eleva algunos kilémetros sobre el nivel de la cuenca oceanica adyacente; la zona montafiosa, en su totalidad, puede tener una an- chura de unos 1.000 Km. Algunas partes del sistema (en particular la cordillera del Atlantico medio) tienen un estrecho valle bien defi- nido en el centro; pero éste parece estar ausente en la Cordillera del Este del Pacifico (perfiles 7 y 8 de la Figura 1.3.5). (Nota: El alto del Este del Pacifico se ffama asi por razones puramente hi: toricas, y no debe confundirse con los altos o taludes asimétricos mencionados anteriormente. De hecho forma parte del sistema de cordilleras 0 crestas ocednicas activas.) Las crestas de los sistemas de cordilleras estan dibujadas en la Figura 1.3.6. A partir de ella puede verse la existencia de disconti- 1.3 REGIONES DEL’FONDO OCEANICO IIAAy stun “seaqueazo sere :seuy sear aHuyado aAaas Jap Lf 1Sa1 :stsBoU INBOLN} Opwag.UOS 10 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. nuidades locales en el sistema. En particular hay numerosos despla- zamientos a lo largo de las zonas de fractura que se conocen con el nombre de fallas de transformacién. Muchas de estas fallas de transformacién son de poca extensién comparadas con la longitud de las crestas de la cordillera desplazadas por tales fallas. En el Este del Pacifico se presenta una situacién de particular interés; la cordillera de) Este de) Pacifico incide sobre Norteamérica, y las fallas de transformacién pueden tener una longitud de algunos miles de kilémetros. La falla de San Andrés, que se desliza sobre la costa Oeste de Norteamérica, es una falla de transformacién, a lo largo de la cual existe un movimiento relativo del orden de 1 cm aio '. Esta es una desafortunada circunstancia para e) pueblo de California, sobre la que insistiremos mas extensamente en el Capitulo Cuarto. Pitones y guyots. Hay muchos miles de volcanes, activos unos y extinguidos los otros, esparcidos por el fondo oceanico. Si estos 140° 160° 180° neon aoe 120° 100° © 600 1200 eee SMillas nauticas: Canad& % mh Australia wee 1 1 ft 1 1 eens 740° 780° 160" 140" 720° 700" Figura 1.3.7 Montafias volcdnicas del Pacifico. Las que estan dentro de areas som- breadas son predominantemente guyots. Fuente: Menard (1959). 1.3 REGIONES DEL FONDO OCEANICO ueuod £ Burzi, Leet Ly "WH OOL-0 anus sePH +6961) puaidwoo sapepipunjosd svun e uyjs2 so}oWaLI01 so] ap SOd0j SOT] “AOAINS od soptdo9a4 {961 & 1961 2HU2 Sojowaxia so] ap sonuasids ap jeIpuNus uoINquNsig I's"T vansty Se 12 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL son cénicos y de altura superior a los 1.000 m, se llaman pitones: pero algunos tienen la cima plana y se llaman entonces guyors. En la Figura 1.3.7 hemos dibujado algunos pitones y guyots del Pacifico. Estos son en si fendmenos individuales, aunque tienden a estar agru- pados. 1.4 Regiones continentales Definidos estructuralmente, los continentes no terminan en la orilla del mar, sino en la base de la pendiente continental. De este modo, cerca de un 35 por 100 de las 4reas continentales del mundo esta bajo el agua; es ésta una regién equivalente al 11 por 100 de la super- ficie de la Tierra. Los continentes suelen ser mds antiguos que el fondo oceanico, s, en un orden de magnitud, con lo que han tenido is tiempo para sufrir ‘alteraciones geolégicas. De hecho, la geologia de los continentes es variadisima, si bien pueden defi- nirse, por su utilidad, algunos tipos de regiones estructurales, que hemos representado en la Figura 1.3.6. Los escudos Precdmbricos son grandes regiones estables en cuya superficie se encuentran rocas Precambricas. Las plataformas continentales son también estables, y son Areas de escudos cubiertas de capas planas y delgadas de se- dimentos mas jévenes o bien de bordes continentales adyacentes a los declives continentales. A veces también se conocen las plata- formas continentales como dreas no orogénicas post-Precdmbricas , esto es, dreas en las que generalmente no han tenido lugar movi- mientos orogénicos (levantamiento de montafias) desde el tiempo Precambrico. Las dreas orogénicas post-Precémbricas son regiones que han experimentado levantamientos de montafias principalmente durante el Terciario 0 Cenozoico. Las dos areas orogénicas post-Pre- cambricas principales son ‘el cinturén circum-Pacifico, que forma un anillo alrededor del Océano Pacifico, y el Himalaya. 1.5 Terremotos La distribucién de los epicentros de los terremotos del mundo ocu- rridos entre 1961 y 1967 esta representada en la Figura 1.5.1. La mayoria de los terremotos se presentan claramente agrupados en cinturones, coincidiendo con las cordilleras oceanicas y areas orogé- nicas post-Precambricas. Por este motivo los relieves ocednicos 1.5 TERREMOTOS 13 pueden interpretarse como regiones sismicamente activas, hecho muy significativo de cara a la interpretacién del comportamiento global de la Tierra. El comportamiento de las ondas eldsticas producidas en la Tierra por los terremotos ha sido utilizado para determinar a grandes ras- gos la estructura de las capas de la Tierra. Esta estructura se ha representado gr&ficamente (Figura 1.5.2) y en forma tabular (Tabla 1.5.1). La corteza (A) es una delgada capa superficial definida alre- Tabla 1.5.1 Las grandes capas de la Tierra. La notacién en regiones (A, B, C, etcétera) es debida a Bullen (1963). Fuente: Bott (1971). Regién Nombre Rango de profundidad (Km) A corteza 0-33 (medio) B manto superior 33-400 c zona de transicién 400-1000 D manto inferior 1000-2900 E niicleo externo 2900-4980 F zona de transieién 4980-5120 G niicleo interno 5120-6370 Corteza “Nucleo externo ra 1.8.2 Las grandes capas del terior de la Tierra, Fuente: Bott (1971). 14 " MARCO DE REFERENCIA GLOBAL dedor del globo por un limite preciso conocido como discontinuidad de Mohorovicic, 0. simplemente Moho. El espesor de la corteza ocednica (profundidad hasta el Moho) es, por término medio, de unos 5 Km; la profundidad de la corteza continental, al contrario, varia mas ampliamente, entre 20 y 80 Km, con un promedio de unos 30-35 Km. El nicleo, cuya cara superior viene también marcada por una discontinuidad precisa (el limite nécleo-manto) comprende dos partes. EI nticleo interno (G) probablemente es sdlido y el nticleo externo (E) es fluido. Aparece también una estrecha zona de transicin (F) entre las dos, donde la velocidad de las ondas sis- micas decrece anormalmente con la profundidad. El manto es la regién sdélida entre la corteza y el nucleo, englobando mas del 80 por 100 del volumen de la Tierra. Al parecer, en el interior del manto hay también una zona de transicién (C) entre los 400 y 1.000 Km, en cuyo interior el incremento de la velocidad de las ondas sismicas con la profundidad es mayor que entre el manto superior (B) y el manto inferior (D). Adems, en la Tierra existe, no dibujada en la Figura 1.5.2, una capa de baja velocidad aproximadamente en la regién de los 100- 150 Km, esto es, una capa en la cual la velocidad de las ondas sismicas es menor que en las regiones inmediatamente superior e inferior. La existencia de esta capa esta ahora bien establecida, si bien hay menos acuerdo sobre sus limites precisos, como también sobre si estos limites varian alrededor de la Tierra. Esta capa de baja velocidad es de extrema importancia en el contexto de la visién global de la Tierra, pues aunque es sélida, se considera que es lo suficientemente plastica para poder fluir durante largos periodos de tiempo y de este modo provocar un movimiento horizontal en el material colindante superiormente. Por esta raz6n a veces conviene considerar la corteza-manto como formada por la astenosfera, la misma zona plastica de baja velocidad; la litosfera, que comprende la corteza junto con la parte superior del manto superior adyacente a la astenosfera, y la mesosfera, que es la parte del manto inferior adyacente a la astenosfera. 1.6 Deriva continental Las Figuras 1.3.3 y 1.3.6 nos muestran los continentes en sus posi- ciones actuales, pero esto debe considerarse como una configuracién temporal ¢ instantanea de masas de tierra en movimiento. Hace unos 200 millones de afios los continentes estaban todos agrupados 1.6 DERIVA CONTINENTAL 15 Figura 1.6.1 Encaje de los continentes alrededor del Atlantico, en un contorno de 500 brazas. Fuente: Bullard, Everett y Smith (A. G.) (1965). 16 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. en uno (o quiza dos) supercontinentes que se separaron y disper- saron. Los datos en los que se apoya esta afirmacién son ahora tan abundantes que la deriva continental la consideran algunos cien- tificos como un hecho. mas que como una hipétesis o una teoria. La prueba mas convincente, y la demostracién que ha confirmado el caso de la deriva continental después de muchas décadas de argu- mentaciones. proviene del paleomagnetismo. La mayoria de las rocas contienen granos magnéticos que, en el tiempo de su forma- cién, les permitié adquirir una magnetizacién en la direccion del campo geomagnético contemporaneo. En muchas rocas esta magne- tizacién ha permanecido estable hasta nuestros dias, lo que nos ha permitido medir la antigua direccién del campo geomagnético. El resultado ha sido que las direcciones magnéticas asi obtenidas sélo tienen sentido en.su conjunto si los continentes se han movido unos respecto a otros en los tltimos 200 millones de afios, y pudiendo utilizar estas direcciones para «reconstruir» las posiciones ori- ginales de los continentes. Las Figuras 1.6.1 y 1.6.2 nos muestran dos ejemplos de conti- nentes reconstruidos. Estas reconstrucciones particulares no se basan sobre datas paleomagnéticos, sino en el encaje directo de los margenes continentules. Figura 1.6.2 Encaje de los continentes australes. Fuente: Smith (A. G.) y Hallam (1970). 1.7 EXTENSION DEL FONDO OCEANICO 17 1.7 Extensién del fondo oceanico Una de las principales razones por las que durante muchas décadas fracas6 la idea de la deriva continental fue el no encontrar ningin mecanismo razonable mediante el cual los continentes pudieran moverse unos respecto a otros a través de un manto sélido y en contra de una corteza oceanica sdélida. La existencia de una capa plastica de baja velocidad (astenosfera) brinda una soluci6n al pro- blema, ya que puede imaginarse que en el interior de la astenosfera hay corrientes de conveccién a gran escala que pueden producir movimientos horizontales también a gran escala en la capa superior CONTINENTE Y Figura 1.7.1 Diagrama esquematico mostrando las consecuencias de la extension del fondo ocednico. A, muestra el efecto de una corriente de conveccién que nace bajo el continente, siendo el resultado final una situacién tipo Atléntico sin fosas alrededor del océano central. B, muestra el efecto de una corriente similar en una regién originariamente oceanica, siendo el resultado final una situaci6n tipo Pacifico en la que el material de la litosfera es consumido a lo largo de una fosa de una cuenca ocednica. Fuente: Vine (1969). SMITH —2 18. MARCO DE REFERENCIA GLOBAL. de la litosfera. Este esquema Ileva implicito el que la corteza ocea- nica experimenta grandes desplazamientos horizontales junto con los continentes; de este modo no se requiere la idea de continentes en movimiento, siempre en batalla contra la resistencia de la cor- teza oceanica. Aceptando, por el momento, que en la astenosfera existe una corriente de conveccién, es posible visualizar los relieves oceanicos como zonas activas (idea ésta apoyada en la distribucién de terre- motos) bajo las que ascienden las corrientes de conveccién de la astenosfera. El magma fluye a la superficie en las crestas de las cordilleras para formar nueva litosfera oceanica que, bajo la accién de la parte horizontal, alargada, de las células de conveccién, es forzada a moverse lateralmente separandose de fas crestas, con lo que deja espacio para nuevo magma ascendente. Por ultimo, la litosfera ocednica se hunde en las regiones de fosas. Este proceso se ha desarrollado esquematicamente en la Figura 1.7.1. Sin embargo. aunque este sistema es correcto a grandes rasgos, la comprension del papel concreto jugado por las corrientes de con- veccién en la astenosfera es atin imprecisa. Histéricamente, el con- cepto de células de conveccion se introdujo en primer lugar en un contexto de conveccion a nivel de todo el manto. Posteriormente parecié mas razonable limitar la conveccién a la astenosfera, cuyas propiedades parecian ser las de un fluido plastico o semifluido, aunque todavia se pensaba en células completas de convecci6n. Sin embargo, en cada caso, las células (el resultado, posiblemente, de conveccion térmica) se consideraban como causa del movimiento, en el sentido de que las corrientes de conveccién empujaban a la litosfera superpuesta en la direccién debida. Recientemente se propuso que la litosfera era el verdadero motor (por ejemplo, que la litosfera oceanica se deslizaba hacia las fosa bajo la accién de la gravedad), de modo que la astenosfera actuaba simplemente como un cauce para el flujo de material en la direccién opuesta a la de la litosfera. En este caso, el magma todavia fluye hacia las crestas ocednicas y la litosfera se hunde a Io largo de las fosas; la diferen- cia consiste en que, en la astenosfera, el flujo (ahora tan solo en una direccién) es consecuencia de la extensién de la litosfera y no su causa. La prueba mas convincente de la extensién del fondo ocednico Proviene de un estudio de las anomalias magnéticas observadas sobre el mismo, de modo especial en la direccién transversal a las cordilleras oceanicas. A lo largo de su historia el campo magnético de la Tierra ha sufrido inversiones periédicas de su polaridad, y la a 1.7 EXTENSION DEL FONDO OCEANICO “(6961) X03 :ajuang “soyanbad seu sosaons ua A se20d9 sapuess ua epIpratp ¥ISo BEDS FT “el Jewiou ‘eongudew pepuEjod ns A ugBse-o1seiod UgIoEWep Jod EPeUTULOIOP OPIS BY OWIOD Je) TeIUUNUOD ¥DIUYDIOA pepluN UN ap kOOL BUN ap so| vied odwen-pepimjod vongurwoad veosy 7°L"1 wanday Pepa ¥] ensanu euanbad fEWUOZHIOY vAUy BPD “soUR ap SaUO||TW sip SoU yewou oduieg sopniaaut ‘soeq + pepuejod seyunig ep ewesniew ep ssnep ap ep ap eo0d3 | jeuou Body epiuanu) 29003 jeuiou es0dg epitienu! e90d3 = & 2 2 2 2 o o = Bo 3 3 3 3s 3 By pepuejod 19 2 gE 3 3 ge Be ge gs a8 as 6 86 Be az as oF : ! a i L orawes 88 lev 29 ju oe 2 6 eoodg e1 [2S 8 83 eggegsee 2 gate 8 § ae 88g soode el loo Ss oc Beer ekke oN sae 9 G5 33 33% sejeuuou sore 20 MARCO DE REFERENCIA GLOBAL 62°N DAD EN M8, 7 2 7 4 03) 6 “8 EJE DE LA 10 MAGNETISMO DE LA = [CORDILLERA CORDILLERA DE | REYKJANES | ec ee cee : 25°0 aaifedaetda) eee Figura 1.7.3. Anomalias magnéticas a través de un relieve ocednico tomando como ejemplo la cordillera de Reykjanes. A, muestra la localizacién de la cordillera junto con un contorno de 1.000 brazas. B, muestra el modelo de anomalfa magnética con las anomalias positivas (normales) en negro y las negativas (invertidas) en blanco. La anomalia central se corresponde con el eje de la cordillera. Fuente: Vine (1969). 1.8 TECTONICA DE PLACAS 21 configuracién de inversiones en los ultimos 4,5 millones de aftos se conoce ahora con bastante detalle. Se han determinado las inversiones midiendo las polaridades magnéticas de las rocas continentales en este intervalo de tiempo y datandolas cuidadosamente por métodos radiométricos. Esta escala de polaridad-tiempo se ha dibujado en la Figura 1.7.2. La secuencia de inversiones se refleja en las anomalias magnéticas medidas en di- reccién transversal a las cordilleras oceanicas; un ejemplo de estas se ilustra en la Figura 1.7.3. La similitud de estas configuraciones nos induce a creer que, cuando el magma fluye a las crestas oceé- nicas y se enfria para formar nueva litosfera, se magnetiza en la direcci6n predominante del campo magnético. A medida que la litosfera se mueve lateralmente hacia fuera para permitir la formacién de nueva listosfera y magnetizarse, gradualmente se forma un re- gistro de las configuraciones de las inversiones del campo magnético de la Tierra en funcién de Ja distancia desde el eje de la cordillera, habiéndose registrado el campo presente en la cresta central. Compa- rando la escala convenientemente datada, obtenida de las rocas con- tinentales, con la configuracién no datada de la cordillera oceanica, se puede asignar una edad a la configuracién de anomalias oceanicas y calcular entonces Ia velocidad con la que se extiende la litosfera a partir de la cordillera. 1.8 Tecténica de placas En los tltimos afios, los aspectos dinamicos de la deriva de los continentes y extensién del fondo oceanico se han asimilado, con- ceptualmente, a la tecténica de placas; un marco de referencia que considera que la litosfera de la Tierra esta constituida por un namero determinado de placas corticales rigidas, 0 bloques, en movimiento relativo. Tal como se muestra en Ja Figura 1.8.1, se reconocen fa- cilmente seis grandes placas, si bien se requieren otras mas pe- quefas. Las grandes placas pueden ser casi completamente continentales (por ejemplo, la placa Euroasiatica), totalmente oceanicas (Pacifico). o una combinacién de ambas (Americana, Africana). La necesidad de tales tipos surge directamente de la aceptacién de la deriva con- tinental y de la extensién del fondo oceanico, y queda bien ilustrada mediante una comparacién del comportamiento de los océanos Pacifico y Atlantico. No existen grandes fosas a lo largo de los marge- nes continentales que bordean el Atlantico y, por lo tanto, el MARCO DE REFERENCIA GLOBAL 22 “L6D) wo 9 X pues] ap #0199 , OUR WO | anUD wUeA x ‘aUdUN UY) OoIpuy OULZ20 J>P “O “S “9 H(ePUI-e ootpuy ouRddQ *p {(ODY!oed-EPLUBIUY) ANG OdY!oKd *¢ (ooy!sed ~RoLI9UIY) SHON Ooyssed *Z {(woLFy-PoLgUTY) INS, S BL Ap g [2 | Jap Sopesownu 1d UOIIRION Bp SO|Od SO] "BALDL, | AP SLILZ"SON SLOeIG T'S'T BABI — Eee a eoipuy o1ve|WIAOW Jap ednpUIANbse Ug!90e11q —— seSOUe|UOW s¥}ses9 Ua eANioe UgisUaX V,, el angulo r sera mayor que el Angulo i, viniendo dada la relacién exacta entre i y r por la ley de Snell: seni senr Vy (2.2.1) 2.2 METODO DE LA REFRACCION S{SMICA 31 (a) Figura 2.2.1 Comportamiento de las ondas elasticas procedentes de un foco S, situado en Ia superficie de un sistema de capas. Las velocidades de las ondas en las capas superior e inferior son respectivamente V, y V3, siendo V, > V,. En (a) la trayectoria de la onda incide en el limite con un Angulo 7, menor que el angulo ctitico, y se refracta hacia la capa inferior con un Angulo r, menor de 90°. En (c), e] angulo de incidencia es mayor que el angulo critico, y no se produce refrac- n alguna, Ia onda se propaga totalmente hacia la superficie. En (b) el angulo de incidencia es igual al Angulo critico por lo que la onda refractada recorre el camino AB en [a capa inferior. A lo largo del camino AB se emiten ondas secundarias, refractadas hacia la capa superior, que pueden detectarse en puntos tales como D. En D se recibe también una onda directa que se ha propagado totalmente a través de la capa superior. No hay ninguna onda refractada que pueda emerger a la super- ficie entre los puntos 8 y C. Para un valor particular de i, r valdra 90°, en cuyo caso la onda refractada se propaga por encima de la capa inferior, paralelamente al limite, tal como se muestra en la Figura 2.2.1b. Para esta situacion, la ecuaci6n (2.2.1), con r = 90°, se convierte en: Vv, _ seni Vv, sen 90 = sen i,, ya que sen 90° = 1 (2.2.2) 32 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Este valor particular de i,se conoce como dngulo critico i. Sii es mayor que i. la onda no se refractara, sino que se reflejara hacia la capa superior, tal como se muestra en la Figura 2.2.1 (c). Si i es menor que /, la onda atravesaré el limite y emergeré en la capa inferior con un Angulo r, tal como se ve en la Figura 2.2.1 (a). Pero si i, r = 90° y nos encontramos con Ja situacion repre- sentada en la Figura 2.2.1 (b), en donde la onda refractada se pro- paga en la capa inferior, paralelamente al limite. Este ltimo caso es de particular interés en sismologia. Como que el foco (S) emite ondas en todas direcciones, necesariamente tendra que haber una trayectoria que incida en la superficie de separacién con Angulo cri- tico; y por lo tanto, en el sistema de dos capas que estamos consi- derando, tiene que haber una onda que se propague a fo largo del camino AB en la Figura 2.2.1 (b). Al propagarse, desde luego, ira emitiendo continuamente ondas secundarias, algunas de las cuales se refractaran hacia la capa superior (x, y, z, etc.). Cada una de las nuevas ondas refractadas obedecera la ley de Snell de la refrac- cién: pero como ahora la onda pasa de una capa de mayor velocidad a otra de menor velocidad, y como el angulo de incidencia es ahora de 90°, la ecuacién (2.2.1) se escribira: Vp _seni _sen90° _ 1 V,~senr ~ sen r ~ senr Ca 6 i =senr (2.2.4) Pero de la ecuacion (2.2.2) z ete (2.2.5) 2 ast pues. senr = seni,, y por lo tanto, r =i, (2.2.6) En otras palabras, las ondas reemergeran hacia la capa superior con el angulo critico. La primera onda que se comportara de esta forma sera la procedente del punto A, que incidira en la superficie superior de la capa superior en C. Por fo tanto, no puede haber ninguna onda refractada que llegue a la superficie superior entre S y C. La distancia SC se conoce como distancia critica. Sin embargo, llegaran ondas refractadas a todos los puntos de la superficie mas alla de C, y un detector (D), colocado en uno cualquiera de estos puntos registrara una onda refractada. (Habra distancias para las que 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 33 la onda sera muy débil y no podra detectarse, por lo que en la prac- tica existe un limite para la distancia CD). Una onda refractada tal como la SABD se conoce como «onda refractada critica» o simplemente «onda refractada» . Sin embargo, D también recibira una onda directa de S, que se ha propagado a lo largo del camino SD y totalmente contenida en la capa superior. Desde luego, no hay ninguna distancia critica para la recepcién de la onda directa, y un detector colocado entre S y C no detectara ninguna onda refractada, pero si una onda directa. Un detector colo- cado mas alla de C (0 sea, fuera del intervalo SC) registrara las dos ondas, la directa y la refractada. Pero, ;qué onda llegara antes a D, la directa o la refractada? Tiempo que invierte la onda directa en llegar a D Como que velocidad = distancia/tiempo. el tiempo (1,) que invierte la onda directa en ir de S a D sera simplemente: _ distancia _ x velocidad Vv. 5 Velocidad V, (2.2.7) 1 Tiempo que invierte la onda refractada en llegar a D En este caso el problema es un poco mas complicado, pues la onda refractada tiene una trayectoria compuesta por tres segmentos (SA, AB. BD); en uno de ellos (AB) la velocidad es V,, y en los otros dos (SA. BD) la velocidad es V,. En otras palabras: tiempo de recorrido de S a D (1,) = tiempo de SA + tiempo de AB + tiempo de BD. El hallar t, es ahora cuestién de simple trigonometria, siendo la z = XEN (2.2.8) V, “Vv en donde / es el espesor de la capa superior. La respuesta a la pregunta de cual llega primero a D, la onda directa o la refractada, depende de si es menor la expresién para ¢, 0 para ¢,, en otras palabras, de las cantidades V,. V,, hy x. Cualitativa- Mente, sin embargo, es muy facil ver lo que ocurrira. Si D esta cerca de C. la onda directa llega antes a D, ya que la onda refractada, que en este caso se propaga principalmente por la capa superior, ‘SMITH—3 34 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA tiene que recorrer mayor distancia. Al alejarse D de C, habré un punto, en el que D reciba primero la onda refractada. Esto se debe a que, al alejarse D de C la parte de la trayectoria de la onda re- fractada con velocidad mayor, AB (recordar que V, > V,), va aumentando. Se llega a un punto en el que el tiempo ganado por la mayor velocidad de la onda refractada en Ia capa inferior compensa la desventaja de tener que recorrer una mayor distancia; y Ja onda refractada «alcanza» a la directa. La posicién de D en la que esto ocurre es, desde luego, el punto en que la onda refractada y la onda directa llegan al mismo tiempo. Este es el punto en que: eaee) de este modo, de las ecuaciones (2.2.7) y (2.2.8): LX VERVE (2.2.9) yuo" VV, de donde: x= 2h (2.2.10) Esta claro que el punto a partir del cual la primera onda en llegar es la refractada en lugar de la directa, depende de los valores de V,. V.y 4h. Por otra parte, la ecuacién (2.2.10) muestra que si cono- cemos x, V,; y V, podemos determinar h, espesor de la capa supe- rior. én de V Determinac La ecuacién (2.2.7) representa una linea recta del tipo y = mx. Si representamos graficamente ¢, en funcidn de x, resultara una recta que pasa por el origen y con una pendiente de 1/V,. Es la linea OP de la Figura 2.2.2, Esta recta expresa la variacién de 7, con x, en otras palabras, muestra cémo el tiempo invertido en llegar a D, por la onda directa, varia con la distancia SD(x). V, puede obtenerse midiendo la pendiente de OP. Determinacién de V5 La ecuacion (2.2.8) representa una recta del tipo y = mx +c. Si representamos graficamente ¢, en funcién dex, resulta una recta con pendiente 1/V, pero que no pasa por el origen. Es la linea QR en 2.2 METODO DE LA REFRACCION S{SMICA 35 la Figura 2.2.2, Esta recta expresa la variacién de 1, con x, muestra cémo el tiempo invertido por la onda refractada en Ilegar a D varia con la distancia SD. Debe tenerse en cuenta que esta recta no llega hasta el eje de tiempos, ya que existe una distancia critica (x,) por debajo de la cual no se reciben ondas refractadas. Esta distancia es la SC en la Figura 2.2. 1(b). V, puede obtenerse midiendo la pendiente de QR. Determinacién deh Conocidas ya V, y V,, y pudiéndose obtener x, del punto de corte de las dos rectas OP y QR, se puede calcular #, despejandola de la ecuacién (2.2.10): Vi-V, 2.2.11 Zan, 2.2.11) =% Hee También puede calcularse h a partir de la interseccién de Ja curva de la onda refractada con el eje de los tiempos (es decir en x = 0). EI valor de ( = ¢,) cuando x = 0 puede obtenerse poniendo x = 0 en la ecuacién (2.2.8), de donde: 2h,/V3— V2 AZ t= (2.2.12) Grafico tiempo-distancia La Figura 2.2.2 es conocida como grafico de tiempo-distancia o dromocrénica, y puede construirse midiendo el tiempo invertido por las ondas en ir desde S a D, al irse alejando D de S (esto es, al crecer x). La parte gruesa de la linea (OXR) representa la primera Hegada a D, ésto es, el tiempo que invierte la primera onda en llegar a D, sea la onda refractada o la directa. Hasta una distancia x, la primera en llegar es, desde luego, la onda directa, mientras que mas all de x, la primera en Ilegar es la onda refractada. Reciproca- mente, para distancias menores que x , la onda refractada aparece en D en segundo lugar (excepto en el intervalo x = 0 ax = x, en el que no hay ninguna onda refractada); y mas alla de x, la segunda en llegar es la onda directa. 36 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA P onda refractada; gradiente = (Ve ‘onda directa; gradiente = 1iV1 Tiempo que necesita la onda para llegar a D (t) Distancia entre S y D (x) Figura 2.2.2 Dromocrénica para la situacién representada en la Figura 2.2.1(b). OP representa la onda directa que llega a D, y QR representa la onda reftactada. La primera onda en llegar a D se representa por el trazo grueso OXR. Parax < x, correspondé a Ia onda directa; pero para x > x, Ja onda refractada es la primera en llegar. Parax < x, no llega ninguna onda refractada. La linea a trazos es la dro- mocrénica para ondas reflejadas en el limite entre las capas superior ¢ inferior. Situaciones mas complejus Naturalmente, el modelo de dos capas que hemos discutido hasta ahora es una aproximacién simplificada de lo que ocurre realmente en la Tierra por los siguientes motivos: (a) En la practica pueden estar presentes mas de dos capas; en este caso puede haber mas refracciones en los limites inferiores, por ejemplo, si hay un tercer nivel en el que la velocidad de la onda es V,, una de las ondas procedentes de S (tal como se muestra en la Figura 2.2.1 (a), que incide en el primer limite con un Angulo menor que i. y se refracta en la segunda capa con r < 90°) incidira en el segundo limite con el angulo critico, con lo que se refractara conr = 90°. Esta onda regresara finalmente a la superficie, con lo que D detectara una nueva Ilegada, que para un Cierto valor dex sera la primera, siempre que V, > V, > V,. La dromocrénica de las primeras llegadas sera del tipo representado en la Figura 2.2.3. V, puede calcularse a partir de la pendiente del 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 37 Figura 2.2.3 Dromocrénica de primeras Megadas para un sistema de tres capas en las que V, > V; > V3. En el intervalo 0-r, la primera llegada corresponde a la onda directa en la capa superior. En el intervalo x,-x,, la primera en legar es la onda refractada en el primer limite. Mas alla de x, la primera legada corresponde a la onde refractada en el segundo limite. tercer segmento. La ecuaci6n para el calculo de d, espesor de la segunda capa, se puede obtener por el mismo método que antes, con un poco mas de complicacién. Se obtiene: (2.2.13) 2h 5-¥)-F | VTE VTE WI| Sebi ie eee eee ES eee 2/ViavE en donde x, tiene el significado representado en la Figura 2.2.3. El andlisis puede extenderse a cualquier nimero de capas, Ievando consigo mayor complicacién matemiatica, y apareciendo en la dromocrénica un nuevo segmento por cada capa afiadida. (b) La velocidad de la onda en una capa determinada puede no ser constante. Si, por ejemplo, tal como ocurre a veces, la veloci- dad en la capa aumenta notablemente con la profundidad, el segmento correspondiente de la dromocrénica no sera recto, sino céncavo hacia el eje x. (c) Si hay una capa con velocidad de propagacién menor que la de la capa superior, no es posible una refraccién de 90° en su su- perficie y el segmento correspondiente no aparecera en la dromo- crénica. Puede también desaparecer un segmento, al menos entre las primeras Hlegadas, si una capa es muy delgada, o bien si no tiene suficiente contraste de velocidad con las capas adyacentes. 38 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Ello introducira errores en la determinacién de profundidades para los limites inferiores. La Figura 2.2.4 muestra lo que puede ocurrir en un sistema de tres capas cuando la capa intermedia es delgada y tiene una velocidad. aunque mayor, muy proxima _ala de la capa superior. Figura 2.2.4 Dromocrénica para un sistema de tres capas (V; > V. > V,) en el que la segunda capa es delgada y tiene una velocidad préxima a la de la capa superior. La onda refractada en la superficie de la capa intermedia no aparece nunca como primera llegada. (d) Otra complicacién que puede presentarse es que el detector puede registrar no sdlo las ondas directa y refractada, sino también las reflejadas en los distintos Jimites. En el sistema de dos capas de la Figura 2.2.1(b) la onda reflejada en el primer limite es relativamente débil en el intervalo SC y se conoce como reflexién subcritica; pero su intensidad (amplitud) crece rapida- mente mas alla de C, en donde puede encontrarse la onda que Nega con mayor intensidad al detector. En este espacio, la onda reflejada se conoce como reflexién supercritica. La dromo- crénica correspondiente a la onda refiejada viene represen- tada en Ja Figura 2.2.2 por la Iinea a trazos. Si el limite cons derado es el Moho, la onda reflejada se designa por P,P. La reflexién en la discontinuidad de Conrad (donde exista) se de- signa por PP. (e) En todos los modelos tratados hasta ahora, sea cual sea el nu- mero de capas, se presupone que éstas son horizontales y los mites paralelos. Desafortunadamente, en general no se dan en la naturaleza capas horizontales ni limites paralelos. Si, por 2.2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 39 ejemplo el primer limite esta inclinado respecto a la superficie, en una situacién que comprenda un foco sismico y un conjunto de detectores, es cierto que puede obtenerse un valor para fh, pero sera falso. Una manera de salvar esta dificultad con- siste en colocar un segundo grupo de detectores en el lado opuesto de S, tal como se muestra en la Figura 2.2.5. x x Figura 2.2.8 Comportamiento de la refraccién de ondas elasticas procedentes de un foco sismico S$ situado en la superficie de un sistema de dos capas en el que el limite entre ellas esta inclinado un Angulo @ respecto a la superficie. Para una onda en la direccién ascendente de la pendiente tal como SA, B, D,. 2h cos i , xsem(,—8) 2.2 Vy, Visenk (2.2.14) Tiempo de recorrido,1, = y para una onda en la direccién descendente tal comoSA, 2h cosi, , xsen(i, +8) i, , xsen(i, +0) 2.2.15 % Ve cengernetescar Tiempo de recorrido, tg = en donde 6 es la pendiente respecto a la horizontal. Al tener ahora dos grupos de detectores, dos ondas refrac- tadas y dos ondas directas, tendremos también dos curvas dromocrénicas, representadas en la Figura 2.2.6. Los segmentos correspondientes a las ondas directas que van a D, y a Dy tendran, como antes, una pendiente 1/V,. El segmento de curva dromocrénica correspondiente a la onda refractada en la direc- cién ascendente tendra una pendiente (por la ecuaci6n (2.2.14): sen(i,—8) 1 ¥,seni, (2.2.16) 40 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA ‘onda descendente; gradiente =1/Vy _sen (i,t) V, sen ie ‘onda ascendente: gradiente =1/V, a sentie Wy sonic onda directa; gradiente = 1/V, Figura 2.2.6 Dromocrénica de la situacién presentada en la Figura 2.2.5. Las cur vas de las ondas refractadas en las direcciones ascendente y descendente son di tintas, mientras que la curva de la onda directa es comin. en donde V,, es la velocidad aparente en la direccin ascendente. EI significado de {a cantidad V,, puede explicarse de la siguiente manera. La pendiente de la curva dromocrénica de la onda re- fractada ascendente es I/V,,. Si las capas son paralelas, como en el caso considerado originalmente, la pendiente de la curva dro- mocrénica para la onda refractada es 1/V,. En otras palabras, V, V,, y V,, representa la velocidad verdadera en la capa inferior. Pero si el limite entre las capas esta inclinado, la velo- cidad V,, que determinamos a partir de la pendiente de la curva dromocrénica no es la velocidad verdadera V3, sino la V, modi- ficada por la expresién sen(i,-@)/sen i. como resulta de ia ec cidn (2.2.16). Resumiendo, ta velocidad aparente V,, se determina a partir de la pendiente, pero para determinar la velocidad ver- dadera V, necesitamos conocer ademas los valores de 0 y de i, Aparece una situacién similar en el caso de la onda en la di- reccion descendente, siendo la pendiente de la curva dromocr6- nica (por la ecuacién (2.2.15)): sen(, +8) _ 1 V,seni, Vj (2.2.17) en donde V, representa la velocidad aparente en la direccién descendente, diferente de V,,. 2.2 METODO DE LA REFRACCION SiSMICA 41 A partir de las ecuaciones (2.2.16) y (2.2.17) podemos obtener Jas siguientes expresiones para el Angulo de buzamiento 6 y el Angulo critico i,: e= # (scons osert 2) 2.2.18) 4 (sent yee! 2) (2.2.19) (Nota: sen-'a es una expresi6n matemética abreviada para «el Angulo cuyo seno es a».) Una vez conocidos V,, V,, y Vy pueden calcularse 0 e i, a partir de las pendientes de Jas curvas dromocrénicas. A conti- nuaci6n puede utilizarse el valor de i, en las ecuaciones (2.2.14) © (2.2.15) para calcular h, siendo A el espesor de [a capa superior en la posicién de S (es decir, en.x = 0). Asi pues, a partir de las ecuaciones (2.2.14) 0 (2.2.15), tomando x hay to= hy == 1608" = ordenada en el origen de donde: ple (2.2.20) eos Partiendo de cualquiera de las ecuaciones (2.2.16) 0 (2.2.17) podemos calcular V,,, utilizando para ello los valores previamente calculados de @, i., V,, y Vy, 0, mas sencillamente, a partir de los valores calculados de V, ¢ i, y utilizando directamente la ley de Snell: Vv, seni, Puntos practicos En el tratamiento te6rico desarrollado hasta aqui hemos conside- rado la siguiente situacién: un foco sismico sencillo, S, con un con- junto de detectores alineados, ya sea a un lado 0 a ambos lados de S. Estas distribuciones se ilustran esquematicamente en las Fi- guras 2.2.7a y 2.2.7b. Sin embargo, en la practica es en general mas conveniente utilizar un Gnico detector D y una serie de explo- siones tal como muestran las Figuras 2.2.7c¢ y 2.2.7d. La colocacién (c) se conoce como un «perfil simple» y, como hemos visto, tiene la desventaja de no poder detectar las variaciones en el espesor de 42 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA la capa superior. Si el limite entre las capas esta inclinado, un perfil simple conducira a una determinacién falsa de la velocidad, y por lo tanto, a un valor falso del espesor de la capa. eo cceeee . Ss DDDDDD . oe id Ss DD Co) o eeeeee 6 §$8sss Perfil simple (d) eeeevve e eeeese perfil doble SSSSSS D SSSSSS i eo ceeees a“ Do sssss§s eseeee SS8SSSS DB (i) see eeee © i BD SSSSSS D perfil inverso Figura 2.2.7 Distribuciones posibles (perfiles) de focos sismicos y detectores, N6- tese, no obstante, que focos y detectores son intercambiables. Este problema puede subsanarse utilizando el «perfil doble» de Ja Figura 2.2.7d. Sin embargo, a pesar de que el perfil doble permite determinar la inclinacién, puede mejorarse su medicién super- poniendo las partes del perfil doble, tal como se ilustra en la Fi- gura 2.2.7(e) (i). En la practica puede simplificarse esta disposicién en la forma que muestra la Figura 2.2.7(e) (ii), que consiste simple- mente en una serie de explosiones con un detector en cada extremo de la linea. Esto se conoce como un perfil inverso. La longitud de este perfil es, normalmente, varias veces la profundidad de penetr: cién requerida, que, para la investigacién de la estructura conti- nental, supone unos 200 6 300 Km. En la Figura 2.2.8 se ilustra un ejemplo de la dromocrénica para un perfil inverso. La teoria es la misma que para el caso considerado en las Figuras 2.2.5 y 2.2.6, excepto que h, el espesor de la capa 2 METODO DE LA REFRACCION SISMICA 43 superior debajo del foco S. varia ahora al variar la posicién de S (no se trata ya de un solo foco). Si el espesor de la capa debajo del foco S, es h, y el espesor de la capa debajo del foco S, es hy. la ecuacion (2.2.14) direccién ascendente) se transforma en: 2h, cosi, , xsen(i,—6) 4 V; V,seni (2.2.21) y la ecuaci6n (2.2.15) (direccién descendente) sera 2h, cosi, , xsen(i,+9) = ha c0sie , xsen(e+ 6) (2.2.22) ‘ cA V,seni, Las pendientes de las curvas de la onda refractada en la direccién ascendente quedan igual que antes; pero el efecto de la modificacién Tiempo (s) Tiempo (s) Ses esc eee See ° 60 100 150 200 Figura 2.2.8 Dromocrénica para un perfil inverso sobre un sistema de dos capas en el que el limite entre ellas esta inclinado un angulo 0. La curva descendente se ha dibujado como en el caso anterior, usando la esquina inferior izquierda de ta grafica como origen correspondiente al foco S,. La curva ascendente se ha dibujado en fa direccién «invertida» usando la esquina inferior derecha de la grafica como origen correspondiente al foco S,; pero en principio no hay raz6n alguna para no haberla dibujado con el mismo origen que la descendente, como en la Figura 2.2.6., Los valores numéricos del diagrama son concordantes entre si y con las ecuaciones del texto. Fuente: Bott (1971). 44 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA de la teoria consiste en hacer las intersecciones de estas curvas con el eje de los tiempos desiguales, tal como se ilustra en la Figura 2.2.8. A partir de estas intersecciones, el espesor de la capa (ht, 0 h,) viene dado por (2.2.23) siento 1, la ordenada en el origen correspondiente al espesor par- ticular de la capa requerida. E] Gltimo punto practico se refiere a que a menudo Jas dromocré- nicas se representan mediante dromocronicas reducidas, en las que en lugar de representar el tiempo (¢) en funcién de la distancia (x), la cantidad que se representa en funcién de x es +6 5 — — — — feflexiones suberiticas 60 ‘s} -6 km Figura 2.2.9 Dromocrénica para una regién de la corteza terrestre formada por dos capas de las que la capa superior tiene una velocidad de 6,0 Km s~'. La onda directa que atraviesa la capa superior (P,) aparece como una linea recta que pasa por el Punto cero. P, es la onda refractada en la superficie del manto; P* es la onda re- fractada en la superficie de la capa cortical inferior (discontinuidad de Conrad); P,P es Ja onda refiejada en la discontinuidad de Conrad; y P,P ¢s la onda reflejada en el Moho. Fuente: Eaton (1963). 2.3 ESTUDIO DE REFRACCION SiSMICA: UN EJEMPLO 45 Leet ces (2.2.24) La raz6n para esta simplificacién reside en la presentacién de grafi- cas (por ejemplo en informes) con escalas manejables. Una de las consecuencias de la representacién mediante dromocrénicas re- ducidas concierne a la curva correspondiente a la onda directa. De la ecuaci6n (2.2.7), para la onda directa, obtenemos: taxlV, y por lo tanto t-x/V, =0 En otras palabras, para la onda directa la expresi6n (2.2.24) es igual acero. Esto significa que, en la Tierra, la onda P, (la onda directa que atraviesa la corteza superior) coincide con el eje de abscisas en la dromocrénica reducida, tal como se ha dibujado en la Figu- ra 2.2.9. 2.3 Estudio de refraccién sismica: un ejemplo En 1966, Bott, Holder, Long y Lucas realizaron una investigaci6n de refraccién sismica en el sudoeste de Inglaterra. Bajo la regién marcada por la linea AA’ de la Figura 2.3.1(a) yace un batolito* granitico compuesto que, a partir de métodos distintos de los sis- micos, se sabe que se extiende hasta una profundidad de 10a 11 Km. GRAN BRETANA { CANADA fa) (b) Figura 2.3.1 Mapas de (a) Gran Bretafia y (b) Norteamérica, mostrando las ubica- ciones de los perfiles sismicos discutidos en el texto. 46 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Pero, dada esta informacién, jcudl es la estructura completa y el espesor de la corteza continental bajo esta area? Para responder a esta pregunta, Bott y sus colegas colocaron va- rias estaciones de registros sismicos a Jo largo de la linea AA’ y también en las Islas Scilly. Desde un barco se hicieron explotar 20 cargas de profundidad de 300 libras cada una, a intervalos de 10 Km , a lo largo de una linea dirigida hacia el sudoeste de Land’s End. En la Figura 2.3.2 se muestran los registros sismicos de una de las estaciones para las explosiones numeradas de 6 a 20; en ella se han agrupado los registros de tal manera que produzcan directamente una dromocrénica reducida. Esta grafica nos muestra claramente que las primeras llegadas (es decir, las primeras sefales sismicas que aparecen en la parte izquierda del diagrama) se disponen a lo largo de dos segmentos de rectas. Para distancias pequefias del foco al detector (parte alta del diagrama), la primera onda en Ilegar a la estaciOn es la Py Ja onda directa de la corteza superior; pero hacia fos 120 Km fa primera llegada corresponde a la P,, onda refractada en el Moho. Los calculos de las pendientes muestran que la veloci- 60 8) +1200 416 +20. +24 6-4 -2 042 +4 +6 orf it? +8 +10 "414 418 | +22 426 100) 240CC>% Figura 2.3.2 Dromocrénica reducida producida al colocar los registros simicos de la estacién de Bodmin Moor uno al lado de otro. P, es la onda directa a través de fa corteza superior; P,, es la onda refractada en ef Moho: P,P es la reflexion supercritica en el Moho; y' P, es Ja onda canalizada atrapada en Ja corteza superior Por ser mayor la velocidad en la parte inferior (ver seccién 2.4). Las ondas de gran amplitud que llegan posteriormente a las ondas P son las S. Fuente: Bott, Holder, Long y Lucas (1970), 2.3 ESTUDIO DE REFRACCION SISMICA: UN EJEMPLO. 47 dad de la P, es de 5,77 Km. s',y lade la P,, de 7,93 Km. s~ Si aceptamos un modelo de dos capas (corteza y manto) con veloci- dad uniforme en la capa superior, el espesor de la corteza sera de 23 Km, con el Moho horizontal. Pero, ,es razonable considerar que, en esta regién, la corteza esta formada por una sola capa de velocidad uniforme? En otras pala- bras, jes valido interpretar los datos sismicos a partir de las prime- ras llegadas de la manera mas simple posible y conformarse con esto? Los resultados sugieren que no, pues se sabe que el granito tiene un espesor de unos 10-I1 Km, y que en su totalidad la cor- teza tiene un espesor de 20 Km. Por lo tanto, es presumible que la corteza inferior sea de material diferente que la corteza granitica superior y, salvo coincidencia, que tenga una velocidad sismica dis- tinta. Esto no implica necesariamente que la corteza inferior forme una capa distinta, con un limite superior bien marcado, tal como la discontinuidad de Conrad; en realidad, en las primeras legadas de la dromocrénica no hay ninguna evidencia que demuestre la exis- tencia de una tal discontinuidad. Pero; por otro lado, podria haber variaciones de la velocidad en la corteza, y entonces se presenta la cuestién de si los datos sismicos pueden utilizarse para deducir tales variaciones. Es en este punto en donde tienen importancia las ondas distintas a las Ilegadas en primer lugar. Para distancias foco-detector menores de 160 Km (ver Figura 2.3.2) la segunda llegada se interpreta como reflexié6n supercritica en el Moho (P,, P). Esta reflexion también puede utilizarse para calcular la velocidad en la corteza. En el apéndice I se describe un procedimiento para ello. Es pertinente re- cordar aqui que, mientras la P, Viaja a través de la corteza superior, Batol granitico’- s ') » (5,85 km sy, , a ' la velocidad aumenta a - +. 7, . ,con la profundidad i : ; MMM 8,07 kms! pec LI Figura 2.3.3. Interpretacién de la estructura de la corteza y su espesor debajo del batolito granitico del sudoeste de Inglaterra, basada en datos sismicos (excepto para la profundidad del granito). Fuente: Bott, Holder, Long y Lucas (1970). 48 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA * la Pp P llega hasta el Moho y regresa, con lo que recorre toda la corteza. Si se puede determinar, la velocidad de la P,, P es mas representativa de la corteza en conjunto que la velocidad de la P, . En este caso, la velocidad media en la corteza, calculada a partir é jl 1 del comportamiento de P,, P, es de 6,15 Kms’, que es mucho mayor que la de P, . Esto implica que la velocidad en Ja corteza, por debajo del sudoeste de Inglaterra, debe crecer con la profundi- dad. Ademas, un conocimiento mas preciso de la velocidad media permite una mayor precisién en el calculo del espesor, que en este caso sera de 27 Km. La interpretacién de la estructura de la corteza en el sudoeste de Inglaterra, efectuada por Bott y sus colegas, se muestra en fa Figura 2.3.3. 2.4 Espesor y estructura de la corteza continental Espesor de la corteza EI Moho, que delimita la base de la corteza, se presenta como una discontinuidad en la velocidad, normaimente bien definida, que se cree estd presente bajo la mayoria de continentes y océanos, aun- que de hecho existen muchas areas en donde esta hip6tesis no ha sido rigurosamente comprobada. Debajo de los continentes la pro- fundidad del Moho suele ser del orden de 20 a 50 Km, si bien debajo de las montafias puede alcanzar los 70-80 Km. El pro- medio de espesor de Ja corteza continental es de unos 35 Km, siendo de unos 5-7 Km para las cuencas oceanicas. Muy a menudo, el espesor de la corteza debajo de los continentes esta de acuerdo con las regiones estructurales. Una de las zonas en donde se ha investigado detalladamente tales correlaciones es en el Oeste de los EE.UU. La Figura 2.4.1 nos muestra, por ejemplo, cémo varia la profundidad del Moho a lo largo de la linea BB’ de la Figura 2.3.1(b). Numéricamente, el promedio de espesores cor- ticales para las distintas regiones geograficas es: Californian Coast Range 25 Km Californian Central Valley 20 Km Sierra Nevada > 40 Km Basin y Range 25-30 Km Colorado Plateau 40 Km Roky Mountains > 60 Km Great Plains 45-50 Km En otras palabras, en el Oeste de los EE.UU. cada region geoldgica 2.4 ESPESOR Y ESTRUCTURA DE LA CORTEZA CONTINENTAL 49 California Nevada—» = Utah ——»=——— Colorado Basin y Range 1 Colorado —_|Southern Great ° plateau Rocky Plains fountains Este BY Figura 2.4.1. Variacion en profundidad del Moho a Jo largo de la linea BB’ de la Figura 2.3.1(b) que va desde San Francisco, California, hasta Iamar, Colorado. El espesor de la corteza esta bastante bien relacionado con las diferentes estructu- ras (regiones geolégicas). Fuente: Pakiser (1963). tiene un espesor de la corteza caracteristico, con incrementos locales en la profundidad del Moho bajo las zonas montafiosas. Mas adelante, en este mismo capitulo, veremos que estas correlaciones no son arbitrarias. Velocidades en la corteza Los estudios de refraccién sismica usualmente indican que la velocidad (u,) de las ondas directas ey) en la corteza superior es del orden de 5,9-6,2 Km s-', valores mucho mayores que los 5,6 Km s | obtenidos a partir de estudios de terremotos (véase, por ejemplo, la determinaci6n de Mohoroviéi en la seccién 2.1). Pero, épor qué ocurre esto? Después de todo, tal como ya se ha indicado, las ondas P, en un medio dado, tienen una velocidad definida, in- dependientemente, en principio, de como se hayan producido. Sin embargo, puede darse alguna explicaci6n a tal discrepancia: (1) Cuando se utilizan ondas procedentes de terremotos para co- nocer la estructura de la corteza, debe determinarse la locali- zacién del terremoto en el espa y en el tiempo, quedando ésta sujeta a un margen de error. Por el contrario, las explo- siones pueden tener lugar en un momento y lugar exactamente conocidos. Un experimento Ilevado a cabo en los afios 30 en unas canteras de California ilustra bastante bien el efecto de estas diferencias. Utilizando explosiones con tiempos conocidos, los valores obtenidos de u, eran del orden de 5,9-6,2 Km ay, SMITH — 4 50 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA en experimentos en los que no se conocia exactamente el mo- mento de la explosi6n dieron un valor de u, de solo 5,5 Km ss’. (2) Un investigador que utilice terremotos esta limitado a areas en donde éstos ocurran, sobre todo en Jas zonas sismicamente activas, sefialadas en la Figura 1.5.1, Pero tales regiones pueden no ser Jo suficientemente tipicas para toda la Tierra. (3) En la corteza de la Tierra puede haber una capa de compara- tivamente baja velocidad que «atrape» las ondas de los terre- motos por reflexién miltiple, como se muestra en la Figu- ra 2.4.2, especialmente si el terremoto se produce dentro de la propia capa de baja velocidad. Por otro lado, las explosiones -tienen lugar cerca de la superficie terrestre, en donde las ondas que se producen son libres para propagarse enteramente en la region de mayor velocidad, por encima de Ja supuesta capa de menor velocidad. s Aita velocidad , Pie ty origen det terremoto Baja velocidad teas = rN +) \ Alta velocidad Figura 2.4.2 Captacién de las ondas sismicas dentro de una capa de baja velo- cidad por reflexiGn maltiple. Las ondas que inciden en los limites internos con an- gulos mayores que el critico no se refractan fuera de ellos, sino que se reflejan hacia dentro de la capa de baja velocidad. Las explicaciones més afortunadas para la discrepancia entre las velocidades de las ondas P, producidas por terremotos y por explo- siones son la (1) y la (2), si bien algunos sismélogos opinan que debe existir en la corteza una capa de baja velocidad, por lo menos en algunas regiones, a una profundidad comprendida entre unos 6 y 10 Km. No obstante, la idea de una capa de baja velocidad no esta totalmente aceptada. Tampoco lo esta la de la discontinuidad de Conrad, un limite claro que marca Ja divisién entre una corteza ESPESOR Y ESTRUCTURA DE LA CORTEZA CONTINENTAL Sl derior y otra inferior. La posible existencia de una tal disconti- \dad ha sido una solucién desde que Conrad reconocié la Hegada las ondas P* y $* ademés de las ondas P, y S, y de las P, ‘, (ver seccién 2.1). El problema es que P* casi nunca llega en mer lugar, por lo que, al llegar m4s tarde, tiende a verse oscure- a por reflexiones supercriticas que tienen amplitudes mucho yores y que llegan al mismo tiempo que la P*. Realmente es muy ‘bable que en algunos estudios, ondas interpretadas como P* sean ctivamente P, P, reflexiones supercriticas en el Moho. Jn ejemplo de esta posible falsa interpretacién lo tenemos en un udio de la estructura de la corteza, llevado a cabo en Transvaal ‘ante los afios 50 utilizando para ellos temblores de Tierra en el a de Johannesburg. Algunos de los registros obtenidos en esta estigacién se muestran en la Figura 2.4.3. En cada caso la pri- ra llegada corresponde a la P,,. Las segundas llegadas, P,, que yan velocidades sismicas del orden de 6,7-7,2 Km s taban originalmente como ondas P*, refractadas en la dis dad de Conrad a una profundidad de 25 Km (comparada con profundidad del Moho de 37 Km). Pero el hecho de que las plitudes de las segundas Iegadas sean mayores sugiere que no responden a ondas P*, sino a P,, P. Siendo asi, la evidencia de jiscontinuidad de Conrad desaparece en esta regién. Siguiendo descubrimiento de Conrad, muchos sismédlogos reivindicaron el onocimiento de las ondas P*, tanto es asf que hasta los afios 50 de aceptaci6n universal que la discontinuidad de Conrad se hacia ente en toda la corteza terrestre. Hoy dia, sin embargo, debido a RP Figura 2.4.3 Registros sismicos de ae temblores de la Tierra cerca de km 4 Johannesburg. Las cantidades re- gistradas a la izquierda representan Rc, las distancias a que desde Johannes- i burg eran observados los trazos aa ~lualp sismicos. En cada caso la primera RB Ry Hegada corresponde a P, . Las segun- i { das Hegadas, P:, que en principio se 6 km bec ramnly nlf creia que eran P*, probablemente son P,, P. Los trazos se han alineado de R Py tal manera en el diagrama que las 4 \ legadas de P, estan a lo largo de la 2km ae misma linex vertical r= 0; pero ello no implica que las primeras llegadas 0 B se produzcan en cada estacién al Tiempo (s) mismo tiempo. Fuente: Hales y Sacks 11959), “$2 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA la mejor comprensién del papel jugado por las reflexiones supercri- ticas, se desestiman muchas de las pruebas de la discontinuidad de Conrad. Se hace patente un incremento general de Ja velocidad sis- mica con la profundidad en el interior de la corteza; pero no es uni- versal la evidencia de una estratificacion discreta. Ejemplos de estructura de la corteza En los EE.UU. se han desarrollado algunos de los trabajos sismicos mas detallados, viéndose ahora claramente que la estratificacién de la corteza esta presente en algunas areas, pero no en otras. Como. ejemplo, en la Figura 2.4.4. se ilustra la estructura que se ha de- (Gran cuenca) Basin y Range Uanura oesie Snake River ise 20 Elko 45 spa. 19 oy ae VOD ° 200km Sedimentos [7%] Capa cortical inferior i] Capa cortical superior L274 Manto superior profundidad (km) Figura 2.4.4 Estructura cortical a lo largo de la linea CC’ de Ja Figura 2.3.1¢b) Las velocidades sismicas estén en Km s~'. Fuente: Hill y Pakiser (1966). terminado a partir de refracciones sismicas a lo largo de la linea CC’ de la Figura 2.3.1(b). En este caso, aparte de una fina capa superficial, hay dos capas bien diferenciadas, teniendo Ja inferior mayor velocidad. Debajo de la lanura de Snake River, al Este de Colorado y Nuevo México (extremo C°) la capa cortical inferior tiene unos 20 Km de espesor; su limite superior da lugar a Jas ondas refractadas que aparecen como primeras Ilegadas. Este suele ser el caso en que Ja capa inferior es relativamente gruesa y en el que el contraste de velocidades con la capa superior es relativamente grande. Al contrario, en la region de La Gran Cuenca el limite superior de la capa delgada no da ninguna primera Ilegada. Esta capa inferior se detecta actualmente por la onda reflejada en su 2.4 ESPESOR Y ESTRUCTURA DE LA CORTEZA CONTINENTAL 53 limite superior (P,P). También debe notarse que en la capa superior la velocidad varia lateralmente; el cambio se produce en la separa- cién de estructuras. Yankee Lago Superior Otter Jee c — __|_ ENED’ profundidad (km) Figura 2.4.8. Estructura de la corteza a lo largo de la linea DD’ de la Figura 2.3.1(b) con velocidades sismicas en Km s~!. La clave del sombreado es la misma que la de la Figura 2.4.4. Fuente: Smith, Steinhart y Aldrich (1966). La Figura 2.4.5 nos muestra la estructura cortical debajo de la linea DD’ de la Figura 2.3.1(b), que atraviesa la region del Lago Superior. En este punto existe una capa superior de sedimentos y rocas volcanicas de un espesor de unos 5 a 10 Km que cubre una capa superior muy ancha y cuyo espesor varia considerablemente, entre 25 y 60 Km de un lugar a otro. En la Figura 2.4.6 tenemos un ejemplo de estructura cortical en Gran Bretaa, correspondiente a la linea EE’ de la Figura 2.3.1(a). En este caso, aparte de un Marde _ a Surde Mar del Irlanda Escocia Norte Estacién sismica de Eskdalemuir Esso a NNE E’ = SS RL Se en ee oa 2 20 : ee 2 > _ > z 3 40 60) Figura 2.4.6 Estructura de la corteza a lo largo de la linea EE’ de la Figura 2.3.1(a) velocidades sismicas estan en Kms '; y la clave del sombreado es la misma que la de la Figura 2.4.4. Fuente: Agger y Carpenter (1964). 54 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA delgado recubrimiento sedimentario, la corteza comprende una capa tnica con un espesor de unos 20 a 30 Km. No han sido éstos mas que unos pocos ejemplos de estructuras continentales, basadas en estudios de refraccién sismica. Mas adelante volveremos al estudio de otros casos, pero ahora es nece- sario manejar otros métodos geofisicos que puedan usarse conjunta- mente con experiencias sismicas para ayudar a la determinacién de la estructura, como son las observaciones gravimétricas. 2.5. La gravedad de la Tierra Todo estudio gravitacional esta basado en la Ley de Newton de la gravitacién universal que establece que la fuerza entre las masas de dos puntos (mt, y 1) separados por una distancia (r) viene dada por la expresion Gmym, z F= (2.5.1) r siendo G una constante gravitacional igual a 6,67 x 10°'' Nm? Kg~* La atraccién que la Tierra (masa M) ejerce sobre una masa exterior es un caso especial de Ja Ley de Newton. En esta situaci6n, si no hay li- gaduras, la masa.externa caera verticalmente hacia abajo con una ace- leracién (designada por g) que es aproximadamente igual a9,8 ms” Sin embargo, la aceleraci6n debida a 1a gravedad no es exactamente Ja misma en todos los puntos de la superficie de la Tierra; hay peque- fias variaciones debidas a las variaciones de Ja forma de la Tierra y a heterogeneidades en la densidad de la Tierra. El interés geofi- sico por la gravedad se centra particularmente en la medida ¢ inter- pretacién de estas pequefias variaciones de g en términos de la es- tructura y forma de la Tierra. La fuerza que actiia sobre una masa (m) que cae hacia la Tierra bajo la tinica influencia de la gravedad puede escribirse: F = masa x aceleracién = mg (2.5.2) y combinandolo con la ecuacién (2.5.1) obtenemos, para la Tierra GmM m (2.5.3) F=mg == siendo r la distancia al centro de la Tierra. Y combinando (2.5.2) y (2.5.3) obtenemos 2.5 LA GRAVEDAD DE LA TIERRA, 55 GM aoa (2.5.4) 7 r y para los puntos de la superficie de la Tierra: _ GM “RE donde R es el radio de la Tierra. Facilmente podemos deducir la relacién entre la gravedad y la densidad media (g) de la Tierra. Considerando la Tierra esférica ob- tenemos g (2.5.5) masa M 3M ? = olumen = aR? ~ 4nR? ee) y de la ecuacién (2.5.5) gR? “G6 3gR? 3, con lo que: p= 2% 8 (2.5.7) ~ G4aR®~ 4aRG Esta ecuacién nos demuestra que sig. R y G son conocidos 0 medi- dos, puede calcularse la densidad media (g) de la Tierra. Usando medidas actuales, el valor de y es aproximadamente 5,52 x 10° Kg m * Elhecho de que este valor sea mucho mayor que la densidad de las rocas superficiales (2,5-3 x 10° Kg m) nos indica que la densidad debe aumentar con la profundidad. El. geofisico interesado en utilizar la gravedad de la Tierra para decir algo acerca de la forma y/o la estructura de la Tierra, puede también utilizar la ecuacién (2.5.7) convenientemente transformada. Asi, de la ecuacién (2.5.7) 4npRG 3 la cual nos dice que g depende de dos variables, R y g. Sila Tierra fuera perfectamente esférica (R = constante) y perfectamente uni- forme (9 = constante), g tendria el mismo valor en todos los puntos de la superficie de la Tierra. (De hecho no es estrictamente necesario que g sea constante a través de la Tierra. Lo que se requiere para que g sea constante sobre la superficie de una Tierra de radio cons- tante es que sig varia dentro de la Tierra, debe variar de la misma forma a lo largo de cada radio). Sin embargo, si en algtin punto la (2.5.8) 56 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Tierra se aparta ligeramente de la esfericidad, en este punto el valor de g se apartaré del valor medio. Y también, si existe alguna anoma- lia local de la densidad en un punto, variara g en este punto. Por lo tanto, en principio seria posible utilizar las variaciones medidas de g en la superficie de la Tierra para deducir las variaciones de R y g: esto es, deducir las variaciones de distancia del punto de medida el centro de Ja Tierra, y las variaciones laterales de la densidad bajo fa superficie de la Tierra. Efecto de la forma En realidad la Tierra no es totalmente esférica; su figura se acerca mucho a la de un elipsoide de revolucién. En términos simples, esto significa que hay un «achatamiento» en los polos. Este achata- miento puede describirse en términos de la cantidad f, definida de la siguiente forma: fe radio ecusonal - a polar _ ae (2.5.9) radio ecuatorial 297 Debido a este achatamiento —o sea, debido a que el radio de la Tierra no es constante- g varia con la latitud. De acuerdo con Ja Inter- national Gravity Formula (IGF) (Formula Internacional de la Gra- vedad) adoptada por la Unién Internacional de Geodesia y Geofisica, el valor de g a nivel del mar varia con la latitud (A) de la siguiente forma g = 9,780 49 (1 + 0,005 288 4 sen’A0,000 005 9 sen? 24) ms~* (2.5.10) En esta formula 2 se mide en radianes (rad), siendo a radianes = = 180°, La superficie a nivel del mar sobre la que se aplica la IGF corresponde al nivel medio del mar sobre los océanos y al nivel equivalente bajo los continentes. i En la IGF, el valor de 9,780 49 m s~~ corresponde al valor de g en el ecuador (4 = 0). Como que / se incrementa hacia los polos, se incrementara g debido a que decrece Ia distancia de un punto de la superficie de la Tierra, a nivel del mar, al centro de la Tierra. Asf, en los polos, 4 = 2/2 radianes (90°), sen"A = I y sen’2, = 0, con lo que 9 = 9,780.49 x 1,005 2884 ms? (2.5.11) (Nota: Si bien la IGF fue aceptada como totalmente correcta hasta hace poco, actualmente se cree que requiere una revision. La formula 2.6 ANOMALIAS GRAVITATORIAS, 57 se elaboré utilizando un valor tipico de g = 9,812 74 medido en Potsdam en 1906 y un valor def = 1/297, Es ahora plausible un valor de g mas preciso en Potsdam, y las medidas de los satélites artificia- tes han mostrado quef = 1/298,25. Sin embargo, actualmente atin se considera la ecuacién (2.5.10) como la formula internacional tipica.) Implicacién de las inhomogeneidades Si no existieran variaciones laterales en la densidad de la Tierra, g variaria suavemente del ecuador a los polos de acuerdo con la IGF (teniendo presente que la IGF se aplica sobre la superficie al nivel del mar). En la practica, sin embargo, las inhomogeneidades de la Tierra a gran escala producen desviaciones de los valores medidos deg a nivel del mar de los valores predichos por la IGF. Ciertamente, el hecho de que el valor de g no varie suavemente del ecuador a los polos puede admitirse como una prueba de las inhomogeneidades late- rales en el interior de la Tierra Hay otra manera de observar este efecto. Sien la Tierra no hubiera variaciones de densidad; la superficie al nivel del mar sobre la que nos viene dada la gravedad por la IGF deberia ser la superficie suave de la esfera «achatada» descrita en la subseccién anterior. En la prac- tica, sin embargo, debido a las inhomogeneidades la superficie actual que la IGF da para la gravedad es irregular—ondulada. Esta superficie se conoce como el geoide. Puede construirse el geoide ya sea partien- do de las medidas superficiales de g, o bien mediante una versi6n del geoide basada en la segunda opcién, a partir de la cual puede verse que las ondulaciones son superiores a unas decenas de metros de altura (profundidad). 2.6 Anomalias gravitatorias EI geofisico que desee utilizar la gravedad como una herramienta en determinaciones estructurales, esta menos interesado en valores absolutos de g que en valores relativos. Lo que le interesa es poder definir contrastes de inhomogeneidades y densidades en la parte de la Tierra que esta investigando; esto es, descubrir aspectos que de alguna manera se apartan de la uniformidad. Asi, lo importante es la diferencia entre el efecto de una caracteristica particular sobre la gravedad y el efecto si tal caracterfstica no estuviera presente. Brevemente, tan sdlo esta interesado en anomattas gravitatorias. En principio, hace una medicién de g en un punto apropiado del 4 61) UP 15 :atuanig "Ws OL 9P UOS SOTRAIDIU soy A *sosyou wa sepypaut upisa seaund sey] “soujgies a1ueipaut pepanesd eB] ap Sauo!seAsasqo 2p “ured © opmnsuos aplosg TS" SnBt ) EFF SSS Zeger SSS PCLAW VASES AN TL Oo) WINE SSN IV S SSS PEE Z Ss SRY a” —F SSS 2.6 ANOMALIAS GRAVITATORIAS 59 area que esta investigando, y vuelve a hacer de nuevo esta medicién en un punto de referencia fuera de esta area, pero calcula e inter- preta el valor Ag, diferencia entre la gravedad del lugar y la gra- vedad en el punto de referencia. Como estas anomalias gravitatorias normalmente son muy pequefias, la unidad m s~* resulta demasiado grande. Por este motivo las anomalias gravitatorias se miden en unidades gravitatorias (g.u.) (gravity unit), siendo 1 unidad gravitatoria (g.u.) = 10° ms * Dado‘que g ~ 10 m s~*, la unidad gravitatoria es aproximadamente una diezmillonésima parte del valor absoluto de la gravedad en la superficie de la Tierra. Desgraciadamente, la diferencia de gravedad entre dos puntos (tales como un lugar y un punto de referencia) depende de otros factores aparte de la presencia de variaciones de densidad. Una vez obtenido el valor de Ag, el geofisico necesita «corregirlo» para eliminar los otros factores, antes de poder usarlo para tener algtin conocimiento acerca del estado fisico de la corteza en su area de investigacién. Las principales correcciones requeridas, y las ra- zones para ello, son las siguientes: (a) Latitud: Hemos mencionado ya que la gravedad varia con la latitud (incremento con latitud superior) debido a la forma de la Tierra. De ello se desprende que si la Tierra tuviera una es- tructura perfectamente uniforme (0 sea, sila Tierra no tuviera va- riaciones laterales de densidad), deberfa tener un valor finito Ag entre el lugar (S) y el punto de referencia (P), si el lugar y el punto de referencia difiriesen en latitud. Por lo tanto debe eli- minarse este efecto de latitud de la diferencia de los valores medios de la gravedad (Ag), antes de hacer cualquier interpre- tacién en términos de variaciones de densidad. Si aceptamos que la variacién de g con la latitud viene dada por la IGF, de la ecuacién (2.5.10) se deduce (por diferenci: cién) que si S y P difieren un Ad en la latitud, la diferencia Avg en la gravedad, introducida en la medida de la diferencia de la gravedad Ag por el efecto de latitud, es: A,g = (517 23 sen 2\)AA g.u. por radian 2.6.1) Si Ad es pequefio, A,g puede escribirse en términos de la dis- tancia de norte a sur entre S y P de la siguiente forma: A,g = 0,81 sen 2 g.u. por 100 m (2.6.2) 60 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Si S est4 a una latitud superior a P (en donde g es mayor debido al efecto de latitud), A,g debera restarse de Ag. Y si S estaa una latitud menor que P, A,g debera sumarse. Si conocemos la distancia norte-sur entre S y Pcon una precisién de unos 10m, el error de A,g sera menor que 0,1 g.u. (b) Altura: La ecuacién (2.5.4) nos dice que g varia con la distancia (r) al centro de la Tierra segtin t/r?. De aqui se sigue que g decrecera al incrementarse la altura sobre la superficie de la Tierra, y si S y P no estan a la misma altura, este hecho afec- tara a Ag. Supongamos que S esta a mayor altura que P. Si P esta a una distancia r del centro de fa Tierra, S estara a una altura (r + h) del centro de la Tierra. Si g,, es el valor de la gravedad en P, por la ecuaci6n (2.5.4) obtenemos: GM 9 (2.6.3) Sig. es el valor de la gravedad en S, por la misma ecuacién: GM 9 = GF (2.6.4) Dividiendo la ecuacién (2.6.4) por la (2.6.3): %_ 0 nO (2.6.5) Sih es pequefia, matematicamente es permisible escribir esta ecuaci6n de la siguiente forma 2h 2h Is= o(1-2) = 9,-—2 (2.6.6) Y la diferencia de la gravedad, A,g, entre S y P debida al efecto de altura es: A29 = Ip—9, = 2s (2.6.7) En muchos casos practicos, r puede tomarse come el radio medio de la Tierra (R = 6 367 Km), en cuyo caso la ecuacién (2.6.7) se escribira: Aug = 3,086 h g.u. (2.6.8) 2.6 ANOMALIAS GRAVITATORIAS 61 en donde h se mide en metros. Si S esta sobre P, h es positivo, A.g ser positivo y debera sumarse a Ag. Inversamente, si S esta por debajo de P (h negativo), A,g debera restarse. Si A,g se conoce con una precisién de 0,1 g.u., la diferencia de altura (i) entre S y P debe conocerse con un error de 4 cm. (c) Material entre S y P: Lacorreccién A,g para la altura se conoce comtnmente como correccién de aire libre. ya que al calcular- la se considera que el Gnico material existente entre S y P es el aire. En la practica, la principal razon para obtener una dife- rencia de altura entre S y P es especialmente topografica. Nor- malmente las medidas\de g se efectiian sobre la superficie de la Tierra y, si en la regién a investigar, aquélla fuese plana, 4 seria cero, y no seria necesario hacer nada mas. De otro modo, si la topografia no fuese plana, seria inevitable una diferencia de al- tura entre S y P. Por la misma raz6n habra materiales cortica- les entre los niveles de S y P que afectaran los valores medi- dos de Ag. “npg Figura 2.6.1 Diagrama que ilustra las «correcciones» que deben hacerse a la anomalia gravitatoria observada cuando el sitio (S) esté a distinta elevacion que el «punto de referencia» (P). Si el sitio esta cerca de una colina (S,) 0 de un valle {S,) se requiere una correccién adicional En la Figura 2.6.1 se reproduce una de estas situaciones. En este caso S y P estan sobre la superficie de la Tierra, pero de- bido a la topografia, S esta a una altura sobre P. La gravedad en S sera menor que en P en una cantidad A,g (correccion de aire libre) debido a que S estd més alejada del centro que P. Al mismo tiempo, sin embargo, la gravedad en S sera mayor que en P en una cantidad A, a causa de la atraccién adicional ejercida por el material de densidad @ (sombreado en el dia- grama) existente entre los niveles de S y P. Se demuestra que A3g = 22Gph = 41,91x 10-5 ph gu. (2.6.9) en donde h se mide en metros y 9 en Kg mee: Ag debe res- 62 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA tarse a Ag si S esta sobre P, y sumarse si esta debajo de P. Ayg se conoce como correccién de Bouguer; esta claro que, distintamente a la correccién de aire libre, la densidad @ debe ser conocida o supuesta. Para una roca cortical tipica para la que 0 sea 2,67 x 10° Kg m™ y S esté a I metro sobre P, tenemos: por la ecuaci6n (2.6.9) Ayg = 1,118 g.u. y por la ecuacién (2.6.8) Asg = 3,086 g.u. Dicho de otro modo, la correccién de Bouguer es tipicamente menor que la correccién de aire libre. Asi, aunque las correc- ciones de Bouguer y de aire libre tengan signos puestos, la gravedad medida sobre la superficie de la Tierra en general decrecera suavemente con Ja altura, en el ejemplo dado anterior- mente decrecera en 1,968 g.u. (d) Topografia: En un Sugar tal como el S, de la Figura 2.6.1, la gravedad sera menor que en S debido a que la colina adyacen- te a S, ejercera una atraccién cuyo efecto estara dirigida hacia arriba. Similarmente, la gravedad en S, también sera menor que que en S debido a que el valle ha alejado una masa atractiva perteneciente al nivel de S,. Los principios involucrados aqui estdn ilustrados mas ampliamente en Ja Figura 2.6.2. 4 1 Figura 2.6.2 Efecto de la topografia sobre la gravedad en un punto (S,). La colina (A) ejerce una atraccién adicional en la direccién + de la flecha. La atraccion resultante es asi ascendente en S, y el valor de g en S, es. por lo tanto, reducido. El valle (B) ha trasladado una masa atractiva y, por lo tanto, ejerce una atraccién «negativa» en la direccién de Ja flecha, 0 una atraccién positiva en la direccién opuesta. El efecto resultante en el valle es también una atraccién ascendente en S, y el valor deg es de nuevo reducido. Para eliminar los efectos de la topografia, la correccién necesaria debe ser siempre. por fo tanto, aditiva para incrementar g al valor que deberia tener si la topografia fuera plana. Fuente: Garland (1965). Todo esto significa que una medida de gravedad debe corregir- Se por los efectos de las colinas y valles préximos al lugar; esto es, por los efectos de la topograffa. Esta correccién se calcula 2.6 ANOMALIAS GRAVITATORIAS 63 dividiendo el area que rodea al lugar en segmentos, tal como se indica en la Figura 2.6.3. Se estima entonces la elevacion media de cada segmento despreciando el signo de la elevacién, debido a que la correccién es siempre aditiva. (Dicho de otro modo, cualquier variacién en la topografia disminuye la gravedad, por lo que la correccién debida a la topografia debe afiadirse siempre a Ag.) El efecto de la topografia de cada segmento sobre la.gra- vedad se lee en unas tablas estandar ya calculadas. La correc- cién topografica, A,g, que debe sumarse a Ag, se obtiene su- mando las correcciones de los distintos segmentos individuales. Figura 2.6.3 Aplicacién de la correc- cién de la topografia. Fuente: Hammer 11939). Una vez determinadas las correcciones de latitud, aire libre, Bouguer y topograficas, es posible calcular un valor «corregido» para la diferencia de gravedad entre S y P, un valor que se es- pera haya eliminado todos los efectos excepto el debido a va- riaciones de densidad de la superficie de la region que se inves- tiga. En general éste vendra dado por valor corregido = AgtAygtA,gtAsg+Ayg (2.6.10) en donde en cada caso el signo + o — vendra dado de acuerdo con los criterios (a), (b) 0 (c) dados anteriormente. Al empezar esta seccién hemos hablado, en principio, de las me- didas geofisicas de g en P y S, pero calculadas e interpretadas como Ag (0 el valor corregido de Ag, tal como lo hemos definido) y es utilizable en la practica, especialmente en estudios locales. En investigaciones geofisicas a gran escala de la estructura de la Tierra, suele ser conveniente interpretar el punto de referencia P como un 64 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA punto tedrico Q correspondiente a S, en el que el valor de g es el dado por Ja IGF. Indudablemente esto es complicado; pero significa que Q es un punto que esta a la misma latitud que S, al nivel medio del mar, y sobre una Tierra en fa que no hay variaciones laterales de densidad. Es cierto que sobre la Tierra real no existe un tal punto en el que pudiera medirse g; pero esto no es importante, ya que el valor que podria tener g en este punto puede calcularse facilmente mediante la IGF. De un modo distinto, podemos definir una anomalia gravitatoria como la diferencia entre el valor medido de la gravedad en algtin punto y el valor te6rico de la gravedad en el mismo punto predicho por la IGF, después de haber aplicado unos factores de correccién aparte de las variaciones de densidad de la Tierra. Los pasos segui- dos en Ja determinacién de una anomalia gravitatoria son los si- guientes: U) se mide g en el lugar en cuesti6n (a este valor le Jlamamos 83 (2) se calcula el valor teérico de g (lHamado g,) dado por la IGF para un Jugar a la misma latitud (y a nivel del mar, ya que la IGF se aplica a nivel del mar); (3) se calcula la diferencia de gravedad (esto es, Ag = g. ~ 8,)3 (4) se aplican las correcciones de aire libre, Bouguer y topografica a Ag para dar un valor «corregido» al que Hamaremos Ayg (nétese que no es necesaria la correccidn de latitud debido a que g,, Se aplica a la misma latitud que g.). E] valor final resultante, Ayg, puede considerarse como la diferen- cia de gravedad (anomalia) atribuible Gnicamente a las variaciones de densidad bajo la superficie al nivel del mar en el lugar. Entonces de la ecuacién (2.6.10): Aag = AgtAg+ArgtAsgt+ Ag excepto que A,g = 0 por Ja raz6n dada en (4). Y finalmente: Agg = Ag +3,086h—41,91 x 107 Sph+ Agg. (2.6.11) en donde A es la altura del lugar medida en metros sobre 0 bajo el nivel del mar (positiva si es sobre, negativa si es bajo), 9 es la densidad del material interior a la altura h en Kgm“, y Age se mide en g.u. Ang se conoce como anomalia de Bouguer, y no debe confun- dirse con la correccién de Bouguer, que es solo una de de las varias correcciones requeridas para Ag para dar la anomalfa de Bouguer. 2.6 ANOMALIAS GRAVITATORIAS 65 Por otro lado, a veces es til considerar la anomalia de aire libre que es, como su nombre indica, el valor corregido de Ag solamente para la correccién de aire libre. La anomalia de aire libre, Ag. viene dada por: Agg = Ag+3,086h : (2.6.12) Elecci6n de la anomalia Las anomalias gravitatorias se utilizan para varios fines geofisicos distintos; en cada situacién dada, y segin el fin particular que pre- tendamos, utilizaremos uno u otro tipo de anomalia. Ademas, el es- coger una determinada anomalia depende a menudo de otros fac- tores, mds complejos que los que hemos considerado hasta aqui. Sin embargo, en términos generales, si queremos investigar las va- riaciones de densidad referentes a la superficie a nivel del mar bajo los continentes, la mejor es la anomalia de Bouguer, ya que, por definicién, esta anomalia s6lo refleja variaciones pertenecientes a la superficie a nivel del mar. Para medidas efectuadas bajo la superficie, la anomalia de aire libre representa las variaciones de densidad al nivel del mar. Des- afortunadamente, no es la informacién que precisamos. Lo que deseamos conocer no son las variaciones de densidad al nivel del mar, sino las variaciones de densidad de la superficie del fondo del mar; en otras palabras, deseamos investigar la corteza oceanica. Por lo tanto, la anomalia de aire libre sobre los océanos debe corre- gitse adicionalmente para eliminar los efectos del agua de] mar y los rasgos topograficos del fondo oceanico. Una vez realizado esto, estamos de nuevo en condiciones de investigar las anomalias resul- tantes en términos de variaciones de densidad en la corteza (ocea- nica). Como ejemplo, en la Figura 2.6.4 se representa el perfil de la anomalia de Bouguer a través de los Alpes. No hay duda de que, Figura 2.6.4 Perfil de la anomalia de Bouguer a través de los Alpes. Fuente: Garland (1965). SMITH 5 66 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA en general, el perfil de anomalias se correlaciona con la topografia montafiosa, a mayor altura topografica, mas negativa resulta la ano- malia de Bouguer. Sin embargo, es importante recordar aqui que /a gran anomala negativa de Bouguer no tiene nada que ver, directa- mente, con lay montahas que sobresalen del nivel del mar. Esto es asi debido a que fa anomalia de Bouguer, por definicion, es laanomalia que queda después de que han sido eliminados todos los efectos sobre la superficie a nivel del mar. Asi, la anomalia de Bouguer de la Figura 2.6.4, no obstante su aparente correlacién con la topografia, poca cosa nos puede indicar acerca de la estructura bajo el nivel del mar. r Isostasia Tal como se ha dicho en la seccién 2.5, la interpretacién de las anomalias gravitatorias se basan en el principio contenido en la ecuacién (2.5.8) g=—3 (2.5.8) De este modo, si g esté medida en un punto de la superficie de la Tierra en el que @ es anormalmente baja, g sera anormalmente baja; y si g esta medida en un punto en el que g es anormalmente alta, g sera anormalmente alta. Esta correlacién también puede des- cribirse en términos de masa, mejor que en términos de densidad. Ocupando el mismo volumen, una regién de baja densidad poseera menos masa; e inversamente, una regién con densidad alta poseera una masa mayor. Por lo tanto, un valor de g anormalmente bajo en un punto indica que bajo este punto hay una deficiencia de masa; y un valor de g anormalmente alto implica un exceso de masa. Esta conclusion podria también haberse obtenido mas directamente de la ecuacién (2.5.5) GM 9= Rr (2.5.5) en donde M es la masa de la Tierra. Si bajo el punto en el que se ha medido g hay una deficiencia local de masa, M ser4 reducida, tal como se veria desde este punto, al igual que g. E inversamente, para un exceso de masa, g se incrementara localmente. Por fo tanto, en la interpretacién de las anomalias gravitatorias, el factor basico es el siguiente: una anomalia negativa indica una 2.7 ISOSTASIA 67 regién con deficiencia de masa (baja densidad), y una anomalia positiva indica una regién con exceso de masa (densidad alta). Podemos aplicar esta conclusién a la anomalia de Bouguer que se ha representado en la Figura 2.6.4, recordando que su explicacién se encuentra en el material bajo el nivel del mar. De este modo, la gran anomalia negativa a través’ de los Alpes (y en general a través de las montafias) debe indicar una deficiencia de masa/region de baja densidad bajo los Alpes y bajo el nivel del mar. Esto es un ejemplo del principio de la isostasia. Las primeras observaciones conducentes al descubrimiento de este principio no fueron medidas gravitatorias, sino determinaciones de la vertical. Entre 1735 y 1745, Bouguer dirigié una expedici6n al Pera, siendo una de sus finalidades la medida de un arco de meridiano. Bouguer y sus colegas encontraron que los Andes ejercfan una atraccién hori- zontal sobre su plomada, provocando una desviacién local de la ver- tical verdadera; andlisis posteriores de sus datos demostraron que la desviacién observada era mucho mas pequefia que la esperada sobre la base de la topografia y densidad de los Andes. Posteriormente, al quedar claro que otros sistemas montafiosos (como por ejemplo el Himalaya) se comportaban similarmente, fue necesario postular una deficiencia de masa bajo estos sistemas, aproximadamente igual a la masa representada por las mismas montajfias sobre el nivel del mar. En otras palabras, cuando qued6 claro que los sistemas monta- fiosos no ejercian la atraccién de la que obviamente eran capaces, la Gnica conclusién que podia mantenerse era que la masa de los sis- temas sobre el nivel del mar debe ser compensada al menos por una deficiencia de masa igual bajo el nivel del mar, produciendo asi una atraccién neta muy pequefia. En 1889 Dutton acufé el término «isostasia» para describir este fenédmeno de compensacién, basdndose en el principio que en la Tierra existe un cierto nivel de compensacion sobre el que todas las columnas de material que tienen una seccién transversal de area unidad, deben tener la misma masa. De este modo, si hay un exceso de masa aparente en la superficie de la Tierra (por ejemplo un. sistema montafioso), debe ser este compensado por una defi- ciencia de masa bajo los rasgos superficiales, pero sobre el nivel de compensacién. Esta hipotesis considera que se ha obtenido el equilibrio. Pueden haber (y hay) casos en los que la isostasia no puede aplicarse estrictamente, ya que una vez el sistema ha sido Perturbado, puede necesitar un tiempo considerable para que se res- tablezca el equilibrio isostasico; pero esto no contradice el principio basico. Asi, cuando en la ultima Era Glacial, Escandinavia estaba 68 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA cubierta de hielo, el exceso de masa del hielo provocé un hundi- miento de la regién. Cuando el hielo empez6 a fundirse, Escan- dinavia empez6.a levantarse de nuevo, y atin se esta levantando hoy dia, 0 sea, que atin no ha conseguido el equilibrio isostasico. Este es un ejemplo muy Util, y vamos a considerarlo mas am- pliamente. Cuando sobre Escandinavia aparecié la masa de hielo, se rompié el equilibrio isostasico debido al incremento de la masa total sobre el nivel de compensacién, respecto a las areas no gla- ciales. Para restaurar el equilibrio, ‘Escandinavia se hundié, que- dando implicado que, de alguna manera, el material se debe haber deslizado lateralmente bajo la region para garantizar que no haya un exceso de masa sobre el nivel de compensacién. Y también, por la misma razon. como que en la actualidad Escandinavia se esta levan- tando, el material debe fluir bajo ella. Este movimiento lateral del material implica que dentro de la Tierra, a una cierta profundidad, debe haber un flujo fluido o plastico, presumiblemente en el nivel de compensacién, o justamente debajo. Actualmente esta capa fluida o plastica se identifica a menudo con la astenosfera, la misma as- tenosfera que ha demostrado ser tan itil de cara a Ja justificacién del mecanismo de la deriva de los continentes y la extensién del fondo oceanico. De hecho, el término astenosfera fue introducido hace unos cincuenta aiios para explicar el ajuste isostatico, y fue escogido posteriormente por la nueva tectonica global. Habiendo postulado ya el principio de la isostasia, queda por de- terminar cémo se compensan en profundidad las caracteristicas de la superficie de la Tierra. En otras palabras, ,cual es la distribucién de masa en profundidad, coherente con el equilibrio isostasico? Hay dos teorias rivales que lo explican, postuladas hace unos 120 afio: Hipétesis de Pratt: Pratt sugirié que el nivel de compensacién esta situado a una profundidad constante alrededor de Ja Tierra (ver Figura 2.7.1) y que el material bajo el nivel de compensacién se ajusta al equilibrio isostatico por variaciones laterales de densidad. Dicho de otro modo, Ja densidad varia lateralmente, dependiendo de la elevacién de Ja topografia, de este modo Jas montafias estén sostenidas por material de densidad anormalmente baja que se ex- tiende bajo el nivel de compensacién, y, por contraste, las cuencas oceanicas estan sostenidas por un material de densidad relativa- mente alta. El principio de la isostasia requiere entonces que la masa de una columna de material, con una seccién transversal de area unidad sobre el nivel de compensacién, debe tener la misma 2.7 ISOSTASIA 69 2 km 4 km § KM 3 km 5 km ' (a) 1 fe 1 ' ' , i 1 1 ' 1 ‘ : 2,67 2,62! 2,87! 2,62, 2,69, 2,67'2,76 ' ' 1 I ' ' 1 ‘ 1 1 t 1 q 1 1 1 ' 1 1 Nivel de 7, compensacion Pa (b) Yy densidad 3.2777 nivel de compensacion T= 30 km a s $ a e 3 a N o g Figura 2.7.1 Compensacién isostasica de acuerdo con las hipétesis (a) de Pratt y (b) de Airy. En (a) la compensacién da lugar a un ajuste lateral de la densidad, y en (b) a un ajuste de la base de la corteza. Segiin ta terminologia actual, el nivel de compensaci6n probablemente puede tomarse como la base de la litosfera. Asi en (a) la corteza y la litosfera son idénticas, mientras que en (b) la litosfera comprende la corteza y parte del manto superior. En (a) se han escogido los valores numéri- cos de modo que sean conformes con la ecuacién (2.7.1), y en (b) para que lo sean con la ecuaciGn (2.7.2). Las densidades vienen en unidades de 10° Kgm~*. El «espesor normal de la corteza» se ha definido como el espesor de la corteza cuya superficie yace a nivel del mar. Esto se denota por D en (a) y T en (b). Fuente Heiskanen y Vening Meinesz (1958) densidad, independientemente de la posicién de la columna (conti- nente u océano). En consecuencia, para todas las columnas, despreciando la curva- tura de la Tierra: masa = constante .'. densidad x volumen = constante 70 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA .. densidad x area de Ja base 1) x altura = constante “Och + Q,,d = constante (2.7.1) siendo g, = densidad de Ja corteza (que varia lateralmente) (ver comentario de fa Figura 2.7.1), h = espesor de la corteza (que solo varia por su parte superior), ey densidad del agua del mar (si la hay), d = profundidad del agua del mar (si la hay). Hipotesis de Airy: Airy sugirié que, si bien el nivel de compensacién esta situado a una profundidad constante alrededor de la Tierra (ver Figura 2.7.1), el material que esta por encima forma una cor- teza de baja densidad que yace sobre un substrato de alta densidad. La corteza y el substrato tienen densidades uniformes (aunque dife- rentes), y el limite entre ellos refleja la topografia de la superficie. En otras palabras, el equilibrio isostatico se consigue mediante variaciones en la profundidad del limite corteza-substrato mejor que, como en la hipétesis de Pratt, por variaciones en la densidad cortical. Asi, por ejemplo, las montafias estan sostenidas por una corteza mas consistente de lo normal, formando una «raiz», y los océanos estan sostenidos por una corteza mas ligera de lo normal. En esta hipétesis la isostasia requiere que para columnas cuya seccién transversal sobre el nivel de compensacién tenga 4rea unidad: oh + 0,1 + oyd = constante (2.7.2) siendo g. = densidad de la corteza (que es constante), h = espesor de la corteza (que varia por la cima y por la base), @, = densidad det substrato (que es constante), | = espesor del substrato (que varia sdlo por su cima), Qy = densidad del agua del mar (si la hay), d = profundidad del agua del mar (si la hay). A partir de las ecuaciones (2.7.1) y (2.7.2) se ve claramente que las hipdtesis de Airy y Pratt son coherentes con el principio de la isostasia, pero {cual de ellas se adapta a la Tierra real? Ademas, écémo poder apreciar si, en principio, un area dada esta en equi- librio isostasico? Para «verificar la isostasia» nos encontramos, por lo tanto, con dos problemas distintos: (1) verificar si existe un equi- librio isostasico. y en qué extension, y (2), verificar qué hipdtesis 2.7 ISOSTASIA 71 de compensaci6n isostasica se aplican. Desde luego, puede consi- derarse que, a grandes rasgos, el equilibrio isostasico se extiende ala mayor parte de situaciones cuyas areas sean claramente amplias y extensas; pero tal como hemos visto a partir del ejemplo escandi- navo, el conseguir el equilibrio puede requerir un tiempo consi- derable. En las primeras investigaciones de isostasia, la aproximacién experimental consistié en medir las deflexiones de la vertical (tal como lo hicieron Bouguer y sus colegas en el Pert) y comparar las observaciones con los valores predichos a partir de una u otra hipstesis. Sin embargo, al menos durante el presente siglo, las ob- servaciones de la gravedad han reemplazado las medidas con la plomada, en gran parte porque pueden hacerse con mayor rapidez. En la verificacién de la isostasia mediante la gravedad, es conve- niente definir una anomalia isostdsica a partir de los datos gravita- torios: anomalia isostasica = anomalia de Bouguer — anomalia de raiz predicha (2.7.3) En esta definicién se ve claramente que las anomalias isostasicas son conceptualmente distintas de las anomalias de Bouguer y de aire libre. Las dos tltimas son fendmenos medidos (aunque corregidos) sin hacer a priori ninguna hipdtesis acerca de variaciones estruc- turales en la tierra, mientras que las anomalias isostasicas tienen un elemento de prediccién. Asi la anomalia predicha para la raiz, y la correspondiente anomalia isostasica seran diferentes, depen- diendo de las hipétesis utilizadas para hacer los calculos. Por lo tanto, en principio seria posible utilizar la anomalfa isostasica, tal como se ha definido anteriormente, para decidir entre las hipotesis de Pratt y Airy. En la practica, aunque las medidas de la gravedad han sido muy utiles en la apreciacién del grado de equilibrio isosta- sico, han tenido un éxito mucho menor en cuanto a la diferenciacién entre las dos hipotesis conflictivas de compensaci6n. En parte esto es debido a que en el calculo de las anomalias gravitatorias hay poca precision en la medida de la geometria de los cuerpos que producen las anomalias. La Figura 2.7.2 ilustra el principio general en el que se basan las anomalias gravitatorias en la investigacién de la isostasia. Supon- gamos que tenemos (esquematicamente) un sistema montafioso con una topografia superficial, tal como la dibujada en la parte supe- rior de la Figura, y que hemos medido las anomalias de Bouguer y al aire libre, que aparecen también en la parte superior de la n CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Aire libre Pratt D = 80 km Airy T = 30 km Airy T = 20 km _ 20) Protundidad (km) 2 ese eee oO 200 km Figura 2.7.2. Anomalias de Bouguer, aire libre e isostésica sobre un sistema monta- foso esquematico. El equilibrio isostasico es perfecto de acuerdo con {a hipstesis de Airy con T = 30 Km. Fuente: Bott (1971). Figura. El hecho de que la anomalia de Bouguer es grande y nega- tiva demuestra que bajo el sistema montafoso hay una gran defi- ciencia masica. Por sf solo esto implica que ya ha habido alguna compensacién isostasica. Pero jcémo y cuando y de acuerdo con qué hipdtesis? EI paso siguiente consiste en calcular los efectos gravitatorios de posibles estructuras superficiales, de acuerdo con las hipétesis de Airy y Pratt y hacerlos corresponder con algunos valores normales de espesores de la corteza (D y T, respectivamente, en Ja Figura 2.7.1). Ahora pueden ya calcularse las anomalias isostasicas mencio- nadas restando las anomalias de raiz predichas de las anomalias 2.7 ISOSTASIA 3 de Bouguer de acuerdo con la ecuacién (2.7.3). En la parte superior de la Figura 2.7.2 se han dibujado tres anomalias -anomalia isosta- ica de Airy correspondiente a T = 20 Km y T = 30 Km. y anoma- lia isostasica de Pratt correspondiente a D = 80 Km. Estos son unos valores «razonables» de T y D. Dentro de poco discutiremos el significado del término «razonable»; pero de momento se ve claramente que las tres anomalias isostasicas son demasiado pe- quefias. Una anomalia isostasica cero significa equilibrio isostasico per- fecto. De la ecuacién (2.7.3) se sigue que un valor tan grande de la anomalia de la raiz como el predicho ha sido calculado correc- tamente. La anomalia de Bouguer es, también, la anomalia medida de la raiz; y, por lo tanto, si la anomalia de la raiz predicha ha sido correctamente calculada, deberia igualar la anomalia de Bouguer; con lo que, si hay equilibrio isostasico, daria una anomalia isostasica cero. En la Figura 2.7.2 las tres anomalias isostasicas calculadas que utilizan valores «razonables» de T y D son pequeifias; y asi es proba- ble que el sistema est4 cerca del equilibrio. De hecho, tomando T = 30 Km en la hipotesis de Airy, la anomalia isostasica es preci- samente cero, indicando equilibrio perfecto. Por lo tanto, hay una raz6n poderosa para creer (a) que se obtiene un perfecto equilibrio isostasico, y (b) que la hipétesis de Airy para T = 30 Km es la mas apropiada para describir la estructura del subsuelo. La profundidad en la base de la corteza correspondiente a T = 30 Km, de acuerdo con la ecuacién (2.7.2), es de 50 Km -ésta fue la profundidad uti- lizada para predecir en primer lugar la anomalia de la raiz, por lo que la mejor estructura del subsuelo es la dibujada en la Figura 2.7.2. Pero no debemos olvidar que no estan plenamente justificadas las razones para una interpretacién de este tipo. Podemos afiadir que una anomalia isostasica nula indica un equilibrio isostasico perfecto; pero, ,no habremos sacado de un manual el valor de T requerido para que la anomalfa isostasica nos dé justamente cero? Resumien- do, aparte del hecho de haber considerado los dos valores de den- sidad utilizados en la Figura 2.7.2, hemos escogido un valor arbi- trario de T que nos da un equilibrio isostasico perfecto. Asi, en qué sentido hemos verificado el equilibrio isostasico obtenido? ,No Podriamos, en cualquier situacién, obtener siempre la certeza de un equilibrio isostasico perfecto «escogiendo» convenientemente un valor apropiado de T (0 quiza de D)? Estas preguntas nos hacen volver a la cuestién del significado del término «razonable». Los valores escogidos de 7. y D para cal- cular las anomalias isostasicas eran «razonables» en este caso, en e! 4 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA sentido de que eran los que aproximadamente debian esperarse a partir de experiencias previas. Por su lado, estas experiencias se han basado en informaciones distintas de las medidas gravimétricas, por ejemplo, en datos sismicos. Asi, en el caso de Ja Figura 2.7.2 ha sido necesario adaptar un valor de T de 300 Km para producir una anomalia isostasica nula, ya que de otro modo el sistema no estaria en equilibrio isostasico. Esto es asi debido a que partiendo de datos sismicos sabemos que el espesor de la corteza terrestre es mucho menor de 300 Km; y por esto, T = 300 Km es un valor «irrazonable». Esto nos hace ver un aspecto muy importante de Jas medidas gravitatorias: no podemos determinar la estructura partiendo tini- camente de datos gravimétricos. Por ejemplo, a pesar de la fuerte presunci6n a favor de la estructura de «raiz» sefialada en el caso de la Figura 2.7.2, no es esto una prueba definitiva de que la estructura deducida sea la correcta. Lo Gnico que podemos saber con certeza es que la estructura deducida es consistente con la anomalia obser- vada de Bouguer. Pero para cualquier anomalia gravitatoria ob- servada hay un nimero infinito de estructuras diferentes consisten- tes con ella. De donde se deduce que la interpretacién particular de la estructura escogida no puede basarse sdlo en los datos gravitatorios. Por lo tanto, la situaci6n es la siguiente: las observaciones gravi- tatorias han demostrado que la mayor parte de los grandes rasgos de la superficie de la Tierra estén aproximadamente en equilibrio isostasico, pero no pueden utilizarse para deducir sin ambigitedades la forma que toma la estructura de compensaci6n del subsuelo. Por otro lado, los estudios de refraccién sismica proporcionan la estructura y el espesor, y, por lo tanto, la geometria de los cuerpos anémalos que van a ser determinados. De este modo, Ja gravedad, conjuntamente con los estudios de refraccién sismica, constituye un poderoso instrumento para investigar la Tierra. 2.8 Interpretacién de las anomalias gravitatorias A pesar de que, por si solas, las anomalias gravitatorias no pueden interpretarse Gnicamente en términos de estructura, sin embargo, pueden hacerse algunos progresos en su interpretacién mediante ensayos y errores. El principio del método empleado es el siguiente: la anomalia medida se compara con anomalias calculadas a partir de formas simples, y los parametros de estas estructuras simples se 2.8 INTERPRETACION DE LAS ANOMALIAS GRAVITATORIAS 75 ajustan para dar una correspondencia, lo mas estrecha posible, con la anomalia medida. No obstante, aunque el ajuste sea perfecto, en ausencia del conocimiento especifico de la densidad, y de al menos, una parte del contorno, el resultado debe permanecer ambiguo. Las anomalias gravitatorias producidas por algunos cuerpos simples estan dibujadas en la Figura 2.8.1. Como ejemplo vamos a deducir la anomalia producida por la esfera en (a): Gilindro Figura 2.8.1(a) Anomalias gravitatorias calculadas a partir de una esfera y un ci- lindro horizontal. 1 En un punto cualquiera de la superficie de la Tierra, tal como el A, consideremos una masa unidad, estando A a una distancia r del centro de una esfera de radio R y densidad g. La esfera esta colocada en la corteza, cuya densidad es g,, siendo 9 > @,. La fuerza con que la esfera atrae a la masa unidad viene dada por la ecuacién (2.5.1) en la que sustituimos m, = 1 y m, = Vo para la esfera (masa = volumen V multiplicada por la densidad g). De donde: GYp 1 a (2.8.1) Sin embargo, si la esfera de densidad @ no estuviera presente, si lo estaria el material de la corteza de densidad g, ; y utilizando la misma ecuaci6n, la fuerza que este material ejerceria sobre A se: 7 F,= ote (2.8.2) Asi la fuerza extra de atraccién sobre A debida a la presencia de fa esfera con densidad anormalmente alta sera: GVp_GVp. F = F\-Fy = - z Gv =r (0-0) (2.8.3) Esta fuerza esta dirigida a lo largo de la linea que une A con el 6 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA centro de la esfera; pero la gravedad, o fuerza gravitatoria, en A, es la fuerza vertical (dirigida hacia abajo) que se ejerce sobre la masa unidad en A. Asi, la fuerza vertical extra (la fuerza extra gra- vitatoria, 0 anomalia gravitatoria) ejercida por la presencia de la esfera anémala, sera: Ag = F cosa en donde « es el angulo dibujado en la Figura 2.8.1(a), y, por trigo- nometriz cos a= aiN Vv v. Bg = Foosa = e-rae = GY (pba) (2.8.4) Por el teorema de Pitagoras, r? = x? + 2? (ver Figura 2.8.1{a)) y el volumen de una esfera viene dado por V = 47R°/3. Por lo tanto: Zz z Ag = $2R°G(p-~ po) = ARR°G0— po) aaa (2.8.5) La forma de esta anomalia viene dibujada en la Figura 2.8.1(a). Su valor maximo se da en x = 0, siendo este: 1 Aog = REP) (2.8.6) Si, por otra parte, consideramos que el cuerpo en (a) no es una esfera sino un cilindro horizontal de altura infinita dirigido hacia el plano del papel, se demuestra que: z Ag = 2nGRMP~ po) ars (2.8.7) y el maximo en x = 0 viene dado por: 1 Aog = 2nGRAp~ po) 5 (2.8.8) Para el cilindro vertical de (b), a lo largo de su eje (para un punto fuera del eje la formula es muy complicada): Aog = 2nG(p— po) [h—-z+./R? +27 —/R? +h?] (2.8.9) Siel cilindro se extiende a una profundidad infinita (h ~ 00), en este caso: Aog = 2nG(p— po) [,/R? +27 ~2] (2.8.10) 2.8 INTERPRETACION DE LAS ANOMALIAS GRAVITATORIAS. 7 Figura 2.8.1.(b) Anomalia gravitatoria calculada a partir de un cilindro vertical. En (c) se ha dibujado la anomalia producida por una estructura esca- lonada, aunque no se da ninguna ecuacién para ello. Figura 2.8.1.(€) Anomalia gravitatoria calculada a partir de una estructura en escalén. Estos son tan s6lo unos de los casos mas simples; podrian dedu- cirse muchos mas. En la practica las estructuras geoldgicas del subsuelo mas que cuerpos simples acostumbran a ser cuerpos irre- gulares; pero, sorprendentemente, un gran ntimero de estructuras geolégicas puede aproximarse mediante figuras regulares, ya sea individualmente o bien combinaciones de ellas. Como ejemplo en la Figura 2.8.2 presentamos la anomalia de Bouguer calculada a través de una zona del Malvern Hills, en Worcestershire. Al oeste se encuentran rocas duras y densas cerca de la superficie, pero hacia el este se hallan estas recubiertas por hasta 3 Km de areniscas, mas blandas y menos densas. La anomalia producida por esta distribu- cién presenta un parecido remarcable con el de la Figura 2.8.1 (c). Sin embargo, en general, aunque una anomalia medida pueda ser simulada con éxito mediante una figura conocida, no se deduce de 78 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA 100} Anomatia de Bouguer Figura 2.8.2 Anomalia de Bouguer a través del Malvera Hills. Fuente: Cook (1969). ello que la estructura real de la Tierra tenga esta forma. Subsiste la ambigtedad fundamental en la interpretacién gravitatoria debido a que no hay ninguna garantia de que no exista otra representacién igualmente valida producida por un modelo bastante distinto. En las Figuras 2.8.3 y 2.8.4 se ha representado una interpretacion N Lundy Island iS +38) Hartland Point Pizarras Granito 10 km Figura 2.8.3 Mapa de Ia anomalia de, Bouguer del Sudoeste de Inglaterra mostrando Jas anomalias negativas asociadas a las cadenas graniticas. Las unidades son 10 g.u.: asi por ejemplo, ef nimera 24 sobre la curva representa 240 g.u. Fuente: Bott y Scott (1964), 2.8 INTERPRETACION DE LAS ANOMALIAS GRAVITATORIAS 79 0; L = -* ~100) { | ~200! —— Observada —— Calculada Figura 2.8.4 Interpretacién del perfil de la anomalia de Bouguer a lo largo de la linea GG' de la Figura 2.8.3. La densidad esté en unidades 10° Ke m*. Fuente: Bott y Scott (1964). gravitatoria real. Recordemos que en la seccién 2.3 hemos discutido los resultados de un estudio de refraccién sismica realizado en el sudoeste de Inglaterra, que nos condujo a la interpretacién estruc- tural dada en la Figura 2.3.3. En aquel caso indicamos que previa- mente al trabajo sismico se habia ya deducido la profundidad del batolito granitico. Fue una conclusién basada en datos gravitatorios. El mapi de la anomalia de Bouguer para esta area se ha dibujado en la Figura 2.8.3, a partir de la cual puede verse que las anomalias gravitatorias negativas estén asociadas con la cadena de aflora- mientos graniticos. En la Figura 2.8.4 se ha dibujado la anomalia de Bouguer de uno de estos afloramientos, juntamente.con su in- terpretacion. La anomalia es negativa y presenta un minimo de unos ~600 g.u. Para explicarlo es necesario considerar que el gra- nito tiene una densidad al menos 100 Kg m™° menor. E! granito tiene una densidad media de 2 600 Kg m™", y, por lo tanto, el basa- mento rocoso debe tener una densidad media de unos 2750 Kg m~* La interpretacién en los términos de la Figura muestra el batolito granitico con bordes externos en pendiente y extendién- dose a una profundidad de al menos 10 Km. La anomalia calculada a partir de la estructura del modelo se adapta bien a la anomalia de Bouguer observada. 80 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA 2.9 Estructura de ta corteza y del manto superior En las secciones previas se han discutido los principios concernien- tes a Ja determinacién de Ja estructura de Ja Tierra por métodos de refraccién sismica y gravimétricos, y en la seccién 2.4 se han visto ejemplos de estructuras basados en trabajos sismicos. En esta seccién trataremos las propiedades fisicas de la corteza y del manto superior de la Tierra, usando datos gravimétricos y sismicos (ex- plosiones y terremotos). Generalidades Hasta los afios 60, el Moho estaba considerado como una disconti- nuidad claramente definida, en la que la velocidad de las ondas P crecia bruscamente, det orden de 6,8-7,2 Km s_! en la corteza infe- rior a 8,0-8,2 Km s7! en el casi homogéneo manto superior. La Figura 2.9.1 nos da una visién de la corteza y del manto superior basada en datos obtenidos hasta 1962. El] Moho aparece como una discontinuidad que existe en todo el mundo. Debajo de regiones con- tinentales estables, la profundidad del Moho es de unos 35 Km, pero en las cuencas oceanicas, su profundidad, medida desde la superficie de la corteza (esto es, no incluyendo el agua del mar), es del orden de 5 a7 Km, y esta compuesta por unos 5-6 Km de material de basamento y alrededor de 1 Km de sedimentos. Se pensaba que la corteza ocednica aumentaba en espesor debajo de algunas cordi- Heras ocednicas, pero no en otras. De este modo, debajo de la cor- dillera atlantica el Moho Hegaba a una profundidad de cerca de 25 Km, mientras que debajo de la cordillera del Pacifico Este no se creia gue ef Moho fuese tan profundo. Debajo de las cuencas mon- taftosas el Moho parece extenderse hasta profundidades mayores de 60 Km. Generalmente, cuanto mas elevada es la topografia se corresponde con un mayor espesor de la corteza, que parece- tia estar de acuerdo con Ia teoria isostasica de Airy, si bien exis- ten algunas excepciones. Recientemente se ha modificado esta descripcién tan simple, debido a que en parte se considera al manto superior menos homo- géneo de lo que se suponia anteriormente. La Figura 2.9.2 muestra como la velocidad de las ondas P,, varia en el manto superior. En algunas partes del centro de los EE.UU. la velocidad de Jas ondas P,, alcanza 8,3 Km s_', mientras que bajo las regiones montafiosas del Oeste se reduce a unos 7,7 Kms '. También se han medido bajos valores de Ia velocidad de P,, en otras partes del mundo, es- 81 2.9 ESTRUCTURA DE LA CORTEZA Y DEL MANTO SUPERIOR i joLladns #291109 ¥| ap sepeaqund souojoaes se] *, s Wy Ua gy Supuo Se] ap SopupId9}: y indy Se] 7961 UP SOP -180094 Sovep ua SepEseg “[EUAUNUOD A eolUEAD0 E7A1J09 B| ap aLied ap SEDTWSIS sQUOIDIag T°6°7 BANBEY BpurieZ VIIVULSNY O91pu| CUR|DO = OIA BOIIIPCO HNS 130 eaenNn yoruawy "ed 33 (wy) pepipunjoid ugder 22109 visv awed oseanea WdOUNA Sediv i Ez a CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA Figura 2.9.2 Velocidad de las ondas P,(en Km s~') en el manto superior de los EE.UU. Fuente: Herrin (1969). pecialmente en regiones tecténicamente activas, tales como arcos de islas y cordilleras oceanicas. Aparecen también capas de rocas con velocidades de la onda P del orden de 7,2-7,7 Km s7'; es decir, con velocidades intermedias entre Jos valores tipicos de la corteza inferior y los del manto superior. En la Tabla 2.9.1 vienen algunos valores de la velocidad de P,, para algunas zonas de Ia Tierra. Tabla 2.9.1 Ejemplos de velocidades de las ondas P,, (manto superior) en toda la Tierra. Fuente: Bott (1971). Velocidad de P,, " tikes (Kms Oeste de los EEUU. Este de los EE.UU Gran Bretaia Oeste de los Alpes Finlandia Japon Cuencas Ocednicas Corditleras Ocednicas Islandia Actualmente la corteza se define como la capa mas externa de la Tierra, por encima del nivel en el que la velocidad de las ondas 2.9 ESTRUCTURA DE LA CORTEZA Y DEL MANTO SUPERIOR 83 P tiene un valor de 7,7 Km s~'. (No obstante, hay excepciones. Por ejemplo, debajo de Islandia el material con velocidad de 7.4Kms! corresponde al manto superior (ver Tabla 2.9.1)). Se de- fine, por lo tanto, el Moho como /a capa en que la velocidad de las ondas P aumenta discontinuamente, o muy rapidamente, de valores propios de la corteza a valores superiores a 7,7 Km s!. En otras palabras, aunque el Moho sea una superficie de discontinuidad bien marcada a escala mundial y una de las principales existentes en la Tierra, no esta tan claramente marcada como se creia con anterioridad, la transicién de velocidades bajas en la corteza a velocidades superiores en el manto puede producirse en un espesor finito. Las estimaciones de esta capa de transicién dan unos valo- res que oscilan entre 0,1 Km debajo de algunas regiones del Océano Pacifico y 0,5 Km bajo algunas regiones continentales estables, a varios kilémetros en otras regiones. En principio, las capas de rocas con velocidades de las ondas ee del orden de 7,2-7,7 Km s~! se consideran poco frecuentes y an6- malas, pero se reconocen como rasgos caracteristicos de regiones tectonicamente activas. La existencia de esta estratificacion llama la atencién por el hecho de ser una caracteristica comin de la cor- teza y del manto superior, aunque gran parte de ella tenga un carac- ter mas regional que global. La Figura 2.9.3 nos muestra una serie 6 a5 12 13 14. 15. wv Figura 2.9.3 Modelos sismicos de la corteza terrestre en la URSS. La clave del rayado es: (a) agua; (b) rocas sedimentarias; (c) corteza superior; (d) corteza inferior: te) manto: (f} velocidad en Km s~!. Fuente: Kosminskaya (1969). 84 CORTEZA Y MANTO SUPERIOR DE LA TIERRA de modelos correspondientes a distintas partes de Ja corteza de la Tierra en la U.R.S.S. Basandonos en este y otro trabajo, es posible clasificar la corteza y manto superior de la U.R.S.S. en cuatro tipos caracteristicos: continental, oceAnico, regiones subcontinentales de los bordes continentales y regiones suboceanicas de los bordes con- tinentales. E/ promedio de las caracteristicas de las ondas P, para los cuatro tipos, viene representado en la Figura 2.9.4. El Moho se distingue claramente en todos Jos tipos excepto en el subcontinen- tal, que tiene un espesor de material considerable con velocidad de las ondas P entre 7.6 y 7,8 Km s”). Velocidad de las ondas Pikm s”") ° 6789 678 Protundidad (Km) . bir Continente Sub- Sub- Océano continente océano: Figura 2.9.4 Secciones de promedios de velocidad para cuatro tipos de corteza y manto superior distintos en la URSS. Notese que en la seccién subcontinental el Moho no esta claramente definido. Fuente: Kominskaya y Zverev (1968) En las Figuras 2.9.5 y 2.9.6 se representan datos similares, cu- briendo una zona mayor. En la Figura 2.9.5 se ha representado las variaciones de velocidad de las ondas P con Ja profundidad, en todo el mundo, para cuencas oceanicas, bordes continentales y es- cudos con elevaciones menores de 500 m. Las velocidades de las on- das P para las cuencas ocednicas se clasifican en cuatro tipos, cada una de las cuales representa una capa distinta de la corteza- manto oceanicos, sin que tengan ninguna velocidad comin. (La cor- teza oceanica se describe mas detalladamente en el parrafo préxi- mo). Las velocidades de las ondas P para los escudos se hallan en tres tipos representando respectivamente la corteza superior, la cor- teza inferior y e] manto. No obstante, en este caso hay una veloci- dad comin para las cortezas superior e inferior. Las velocidades para las ondas P bajo los bordes continentales estan mucho mis dis- persas, cubriendo toda la gama de valores entre sedimentos ocea- nicos y manto, si bien hay una tendencia general a que la velocidad 2.9 ESTRUCTURA DE LA CORTEZA Y DEL MANTO SUPERIOR 85 aumente con la profundidad. La Figura 2.9.5 nos muestra clara- mente que el material con velocidad, para las ondas P, del orden de 7,2-7.7 Km s~', no esta presente bajo los escudos estables y cuen- cas ocednicas, pero si lo esta debajo de algunos bordes continen- tales. Velocidad de las ondas P (en Km s~') Owe 3 4 5 ST 8 i Figura 2.9.5 Velocidad sismica a escala 10) Cuencas mundial para tres tipos de corteza-manto ovednicas superior. En las cuencas oceanicas las ve~ Escudos locidades caen en cuatro areas discretas 20! < 500 m que representan cuatro capas distintas en Margenes las que no hay entrecruzamiento de velo- continentales cidades. En los escudos las velocidades caen en tres areas discretas que represen- tan tres capas distintas, habiendo intersec- cidn de velocidades en las dos capas supe- riores. En los margenes continentales las velocidades estén dispersas, si bien hay una tendencia general a que la velocidad crezca con la profundidad. Fuente: Drake y Nafe (1968). 30) 40! Profundidad debajo de la superficie sdlida en Km Los datos de la Figura 2.9.6 cubren un mayor nimero de medios. Para cada medio existen cuatro columnas, cada una de las cuales representa un margen de velocidades de ondas P definido, represen- tando la longitud vertical de estas columnas el margen de profun- didades a que se encuentran tales velocidades. Vemos claramente de nuevo que las, capas con velocidades intermedias (7,2-7,7 Km s7!) se limitan’ a bordes continentales, zonas orogénicas y a regiones andémalas oceanicas y continentales. De todo lo dicho anteriormente, a partir de los resultados sismi- cos se deduce que existe un amplio margen de los modelos de la corteza-manto en la Tierra, que el espesor de la corteza es también variable, y que en términos generales el mayor espesor de la corteza va asociado a topografia mas alta, no sdlo porque la altitud topo- grafica sea mayor, sino también porque el Moho penetra a mayor Profundidad. En la Figura 2.9.7 se comparan los espesores de la corteza en diferentes regiones continentales y ocednicas con las anomalias de Bouguer e isostasicas. El] hecho de que las anomalias isostasicas —calculadas de acuerdo con las hipétesis de Pratt y Airy

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