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Una opinión por terminar de afinar

¿LOS ASUNTOS DE GUERRA Y PAZ SON ASUNTOS DE CIUDADANÍA


Y PROTAGONISMO DE INFANCIA?
Por: Luis Felipe Ulloa. Agosto 01.2010

Si usted empieza a hilar las noticias internacionales, en vez de consumirlos como retazos
autónomos y desconectados, el cuadro puede ser aterrador. Empieza a sentirse en el continente
un ambiente de preguerra: Próximos desembarcos militares de USA en Costa Rica, Haití
militarizada por USA post desastre, Colombia 7 bases militares USA, Honduras tendrá nueva
base USA post golpe militar, Panamá se abre ante nueva base USA, México “requiere ayuda
militar USA” por el avance de las mafias, y para completar hay un sector de la jerarquía de la
iglesia católica, que pretende perdonar jurídicamente a los militares autores de delitos
relacionados con desapariciones y crímenes mayores… en este caso en Chile, país simbólico de
la represión militar en décadas pasadas, y precisamente al lado de Argentina, que es donde están
desarrollando el mayor esfuerzo mundial para evitar la impunidad por estos casos. Todo eso en
un mundo que vive una guerra iniciada en otro continente con evidencias falsas esgrimidas por la
potencia.

Al lado de la militarización física, suele desarrollarse una justificación para ella, y en eso
influyen medios, sectores de la academia, e incluso expresiones desde el arte. La fuerza empieza
a ser vista como LA solución para problemas inventados o crecidos desmesuradamente, para
derrocar a seres “malévolos” que reciben el mismo tratamiento, mientras detrás hay cualquier
otro tipo de razones que incluyen el lucro, apropiarse de recursos naturales estratégicos, detener
el auge de modelos de desarrollo distintos a los predominantes, etc..

¿Qué tiene que ver eso con niñez? Todo, Con ¿Ciudadanía? Todo Con ¿Protagonismo? Todo. El
ambiente de guerra vuelve a establecer que en el mundo solo hay los buenos y los malos, sin
zonas grises; va demoliendo el valor de la vida de los “malos” que son los “otros”, va
desvirtuando la vía del diálogo como forma de solución de conflictos, crea espacio para la
impunidad, archiva para otra ocasión todo lo que tenga que ver con derechos humanos. Los
niños y adolescentes pasan a ser víctimas intencionadas para castigar a sus parientes y vecinos
“malos”, o víctimas colaterales, y muchos son involucrados de una u otra forma en las acciones
directas. Los niños que crecen en ese ambiente y sobreviven están en el filo de las posibilidades
de ser victimarios o enfermos o suicidas. Las voces de niños, niñas y adolescentes dejan de ser
escuchadas, no solo por el ruido de la artillería sino porque ya sus voces no compaginan. Lo más
que pueden es vivir sus mundos, y armar la felicidad a su manera, pero no tantos lo logran (Ver
dos películas: “La vida es bella”, o “el niño con el pijama a rayas”)
Hay más preguntas que respuestas: ¿Cuáles son las maneras apropiadas para tomar posición
contra esos avances y por la paz? ¿Es correcto que en los ámbitos manejados por adultos
preocupados por la niñez se dejen de lado estos temas? ¿Cómo pueden tratarse? ¿Cómo tratar
estos temas en las aulas de clase, desde primaria? ¿Cómo incorporar en los programas de
formación de niños, niñas y adolescentes protagonistas estos temas?

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