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Santiago 1:15-19
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio en el capítulo 1, de la epístola de Santiago. Nos encontramos en la primera gran división de esta epístola, que hemos titulado, "La verificación de la fe genuina", y que abarca los capítulos 1 al 3. El autor ha considerado en los primeros doce versículos de este primer capítulo, cómo Dios prueba nuestra fe por medio de las dificultades, sufrimientos y demás problemas de la vida.
Santiago 1:15-19
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio en el capítulo 1, de la epístola de Santiago. Nos encontramos en la primera gran división de esta epístola, que hemos titulado, "La verificación de la fe genuina", y que abarca los capítulos 1 al 3. El autor ha considerado en los primeros doce versículos de este primer capítulo, cómo Dios prueba nuestra fe por medio de las dificultades, sufrimientos y demás problemas de la vida.
Santiago 1:15-19
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio en el capítulo 1, de la epístola de Santiago. Nos encontramos en la primera gran división de esta epístola, que hemos titulado, "La verificación de la fe genuina", y que abarca los capítulos 1 al 3. El autor ha considerado en los primeros doce versículos de este primer capítulo, cómo Dios prueba nuestra fe por medio de las dificultades, sufrimientos y demás problemas de la vida.
Continuamos hoy, amigo oyente, nuestro estudio en el captulo 1, de la epstola de
Santiago. Nos encontramos en la primera gran divisin de esta epstola, que hemos titulado, "La verificacin de la fe genuina", y que abarca los captulos 1 al 3. El autor ha considerado en los primeros doce versculos de este primer captulo, cmo Dios prueba nuestra fe por medio de las dificultades, sufrimientos y dems problemas de la vida. En los versculos 13 al 21, vimos que Dios no prueba la fe con el mal. Dios prueba a Sus propios hijos, pero en este punto Santiago dej bien claro que Dios nunca prueba a los hombres con el mal y con el pecado. Por eso declar enfticamente el apstol en el versculo 13: Cuando alguien es tentado no diga que es tentado de parte de Dios. Por ello el versculo 14 continu aclarando esta cuestin. En ese versculo destacamos que el problema siempre se encuentra dentro del individuo; ninguna cosa o influencia exterior nos puede hacer pecar, tiene que ser algo que viene de adentro, y all es donde est el problema. El problema est aqu, dentro de nosotros con esa vieja naturaleza que tenemos. El libro de los Proverbios, captulo 23, versculo 7, dice: 7porque cuales son sus pensamientos ntimos, tal es l. La provocacin al pecado debe tener la respuesta o reaccin correspondiente desde el interior de la persona. En nuestro programa anterior destacamos algunos detalles importantes del versculo 15. Vamos a leerlo nuevamente: "Entonces la pasin, despus que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." En otras palabras, cuando el deseo del alma ha concebido, da nacimiento al pecado, y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte. El apstol Santiago utiliz aqu una palabra interesante, en la primera frase de este versculo: Entonces la pasin, despus que ha concebido, la palabra realmente significa "quedar embarazada". La concepcin es la unin de dos. As que el deseo de nuestra vieja naturaleza humana se une con la tentacin exterior que nos enfrenta, y de esa forma se convierte en pecado. El Seor Jess dijo: Y el deseo del alma se une con la tentacin de afuera. El Seor Jesucristo dijo: 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, ser culpable de juicio. (como podemos ver en Mateo captulo 5, versculo 22). Porque esa pasin comienza en el corazn y sale en forma de accin. Y el Seor Jess tambin dijo: yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter con ella en su corazn (como podemos leer en ese mismo captulo 5 de Mateo, versculo 28). All es donde siempre comienza el pecado, en nuestro corazn. En este punto surgira de forma natural la pregunta: es la tentacin un pecado? Por supuesto que no es un pecado, definitivamente no es un pecado. Es cuando la concepcin tiene lugar, es decir, cuando el pensamiento del corazn se lleva a cabo, se transforma en accin, entonces la tentacin se convierte en pecado, Martn Lutero expres esta realidad de una forma original cuando dijo: "Uno no pude evitar que las aves vuelen sobre su cabeza, pero s puede evitar que no construyan un nido en su cabello". Hasta aqu la cita. O sea, que el pecado es la consumacin del acto interiormente y exteriormente. La tentacin, en s misma no es pecado. Todos tenemos una naturaleza mala; es intil tratar de engaarnos a nosotros mismos en este asunto. Todos hemos sido tentados a hacer el mal; cada uno tiene una debilidad en su naturaleza humana, una tendencia difcil de vencer; por ejemplo algunos no pueden evitar la glotonera, otros el ser chismosos, etc. Cada uno conoce la propia debilidad. Los pecados que acabamos de mencionar pertenecen absolutamente a la nuestra naturaleza humana, es decir, que proceden de nuestro interior. Solamente el Seor Jess pudo decir, 30viene el prncipe de este mundo y l nada tiene en m (como podemos leer en el evangelio de Juan captulo 14, versculo 30). El versculo 15 dice Entonces la pasin, despus que ha concebido, da a luz el pecado. En este caso, la criatura no puede nacer muerta. La pasin va a provocar algo. Cuando el mal pensamiento del corazn se une con la tentacin exterior, se produce un nacimiento: el nacimiento de un acto, el nacimiento de un pecado. Ahora, nosotros hoy racionalizamos al pecado. Racionalizamos nuestro mal carcter, nuestro chismorreo y una serie de pecados que puedan explicarse con costumbres de cortesa o educacin, e incluso racionalizamos la burda y flagrante inmoralidad. Pero la Biblia los llama pecados. El versculo 15, adems dice: y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Ahora, aqu tenemos una palabra muy interesante, "muerte". En la Biblia se mencionan tres clases de muerte. (1) Existe la muerte fsica, que llega a todos los seres humanos y de eso estamos seguros. (2) Est la muerte espiritual, que es la condicin del hombre perdido; l est "muerto en delitos y pecados", como dijo el apstol Pablo en Efesios 2:1. (3) Finalmente, est la muerte eterna, que es el destino de la persona que muere como no creyente. La "muerte", principalmente significa separacin. Por lo tanto, para un creyente significa que cuando el pecado ha nacido en su vida, cuando se convierte en una accin, su comunin o compaerismo con Dios se rompe. Se produce una separacin. El apstol Juan, en su primera carta, captulo 1 y versculo 6 dijo: Si decimos que tenemos comunin con Dios y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. No podemos tener comunin con l, y permitir que el pecado acte continuamente en nuestra vida. Un gran pecado en nuestra poca es el adulterio. Es algo que cada persona ha tenido que enfrentar, al menos potencialmente y no constituye algo nuevo. Pensamos el nfasis que hoy se la da al sexo en nuestra sociedad, algunas modas o formas de vestir y las facilidades de medios contemporneos para la libre comunicacin entre las personas han contribuido a la prctica de este pecado en mayor medida que en generaciones anteriores. Por cierto que este pecado, junto con el alcoholismo ha hecho caer a grandes naciones del pasado. Por ejemplo, Roma no cay en principio por un conquistador exterior. Su cada se origin desde dentro del imperio, porque ste fue carcomindose con el pecado. Resulta trgico hoy cuando las personas piensan que pueden evitar las consecuencias del pecado. Cuando la pasin, o el deseo ha concebido, engendra el pecado. La nica clase de descendiente que la pasin y el deseo pueden traer al mundo es el pecado, y el pecado, a su vez, engendrar muerte. El pecado provocar una separacin en la relacin de comunin y compaerismo con Dios; si usted es un hijo de Dios, l lo juzgar por ese pecado, a no ser que usted se juzgue a s mismo. Conocemos muchos casos de personas que pensaron que podan salirse con la suya, evitando las consecuencias del pecado e ignorando las enseanzas de Dios reveladas en la Biblia. En muchos casos la simple atraccin fsica, presentada como un sentimiento de amor, ha dado lugar a relaciones que han malogrado el futuro sentimental de los implicados. En otros casos, tambin han dado lugar a uniones inestables, daadas desde un principio por el pecado y que, con el transcurso del tiempo, demostraron traer desamor, tristeza y, finalmente separaciones irreversibles. En todos los casos, la felicidad, si es que la hubo, fue efmera. Es que las heridas producidas por el pecado solo pueden cicatrizarse con una confesin del pecado, si las personas implicadas son hijas de Dios, y una rectificacin de toda situacin, de toda relacin, que no est aprobada por la Palabra de Dios. As que de esta manera acta la tentacin que, por cierto, hoy reviste la formas ms variadas, maquilladas adems por circunstancias muy bien explicadas y supuestamente justificadas, hasta el punto que puede pasar casi desapercibida. Recordemos que la tentacin no puede concebir, no puede engendrar hasta que se una con el deseo o pasin de nuestra malvada naturaleza humana. Lo verdaderamente importante es que cuando se unen ambos factores, la tentacin y la pasin, se engendra la accin del pecado, y el pecado, a su vez, finalmente conduce a la muerte. Y, como dijimos anteriormente, si usted es un hijo de Dios, rompe inmediatamente su relacin de compaerismo con l y se produce una separacin. Por cierto, recordemos tambin que la palabra muerte, primordialmente, significa separacin. Ahora, el apstol Santiago continu diciendo en el versculo 16 de este primer captulo de su carta: "Amados hermanos mos, no erris." Cuando el apstol dijo aqu no erris, la palabra que utiliz quiere decir divagar, desviarse, vagar de un lado para otro o ir sin rumbo fijo. Es como la oveja de la cual habl el Seor Jesucristo, esa oveja perdida a la cual l fue a buscar. Esa oveja a quien am tanto. Y Santiago nos estaba diciendo aqu: "No os desviis, no pensis que de alguna manera podris evitar las consecuencias del pecado". La persona que tiene el hbito de pecar continuamente, podemos decir definitiva y categricamente, nunca tuvo una lnea de comunicacin con Dios; nunca ha nacido espiritualmente de nuevo. Si usted puede vivir en el pecado y disfrutarlo, estimado oyente, entonces, usted no es un hijo de Dios. Es as de sencillo. Se cuenta la historia acerca de dos estudiantes de la Biblia que estaban manteniendo una discusin. Uno de ellos crea que una vez que uno es salvo, nunca puede perderse. Mientras que el otro crea que uno puede perder su salvacin. ste ltimo le dijo al primero: "Si yo creyera su doctrina y estuviera seguro de que me haba convertido, entonces, me hartara de pecar". A lo cual replic el primero: "Cunto pecado cree usted que sera necesario para saciar a un creyente genuino para su propia satisfaccin?" Creemos que sta fue una respuesta muy acertada. Si usted puede estar satisfecho con el pecado, entonces le decimos que es necesario que usted se examine a s mismo, para ver si realmente usted est en a la fe cristiana o no. Alguien ha dicho: "Aquel que cae en el pecado es un hombre. Aquel que se lamenta del pecado es un santo. Aquel que se jacta del pecado es un diablo". Y estimado oyente, todos nosotros estamos expuestos a la tentacin y somos vulnerables en el sentido en que podemos ceder y caer ante ella. Alguien dijo con evidente acierto, que la tentacin no necesita invitacin para hacerse presente. Pero debemos asegurarnos de no engendrar el pecado. Si usted cede a la tentacin, no puede abortar, no se puede interrumpir el proceso de consecuencias sealado en la Biblia. El pecado y la muerte sern el resultado final. Veamos ahora el lado positivo en el versculo 17, de este captulo 1, de la epstola de Santiago: "Toda buena ddiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variacin." Un lado de la luna es oscuro, y el otro lado tiene luz. Pero en Dios, estimado oyente, no hay un lado oscuro. En todos nosotros hay una sombra. Usted y yo proyectamos una sombra. Se cuenta que cuando Alejandro Magno haba conquistado al mundo y regres a Grecia, fue a visitar a su antiguo maestro Aristteles para contarle todo lo que haba ocurrido. Cuando entr en la casa del maestro, Aristteles en ese momento estaba tomando un bao. Alejandro Magno se qued en la entrada y le cont todo lo que haba sucedido. Y despus le dijo: "Ahora estoy preparado para darte cualquier cosa que quieras en este mundo. Qu es lo que quieres?" Aristteles levant su vista y dijo: "Quiero que salgas de mi luz". Es que Alejandro Magno estaba de pie en la puerta, tapando la luz del da. Y estimado oyente, eso es todo lo que cualquiera de nosotros hace. Solo proyectamos una sombra. Pero no hay, en absoluto, ninguna sombra en Dios. Y el versculo 17 contina diciendo: en el cual no hay mudanza ni sombra de variacin. Dios no vara. l no cambia. Dios no es como muchos creyentes son en la actualidad, en su estado espiritual o en su estado de nimo. Arriba hoy y abajo maana. Y as viven dando vueltas en crculo. Y la primera frase de este versculo dice: Toda buena ddiva y todo don perfecto desciende de lo alto. Es decir, que viene de parte de Dios. Hay algunas plizas de seguros de viviendas, en algunos pases, que indican que el seguro no incluye ciertas cosas que pueden sucederle a una casa o apartamento, incluyendo "cualquier acto de Dios". Interrogado un agente de seguros acerca de esta frase, respondi que se refera a ciclones, terremotos, maremotos o a algn otro desastre natural. Pero, se le puede culpar a Dios por ello? Por supuesto que el agente respondi que sta es una de las expresiones que se usan, pero a travs de los siglos parece que muchas personas han considerado que Dios es el responsable de la accin destructiva de los elementos de la naturaleza. Por qu ser que no suele culparse a la codicia, al deseo insaciable de poder y a otras caractersticas de la maldad del hombre? Estimado oyente, todo lo bueno y perfecto que usted tiene, proviene de l. Usted puede contar cuntas bendiciones tiene hoy: el calor del sol, la lluvia, un da nublado, un da brillante, la vegetacin, el agua que usted bebe, el aire que respira, etc. Dios nos dio el aire puro, libre de impurezas y el agua pura y limpia. Es el hombre quien los ha contaminado. Dios da cosas buenas, positivas, saludables. Dios es bueno, y usted y yo en realidad no sabemos cun bueno es l. Ahora, el versculo 18, de este captulo 1, de la epstola de Santiago, dice: "l, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas." Esta es con toda seguridad una referencia al nuevo nacimiento espiritual. Cmo fue que nos hizo nacer de nuevo? Por la Palabra de Verdad, para que furamos como los primeros y mejores frutos de su creacin. Hay quienes dicen: "Bueno, si yo estoy predestinado para perderme, no hay nada que pueda hacer en cuanto a ello; as que no me voy a preocupar por eso. Y si voy a ser salvo, bueno, entonces, ser salvo". Pero aqu tenemos dos voluntades; dice: l, de su voluntad, nos hizo nacer. Nuevamente vemos en esta carta una concepcin, que implica que dos se han unido; no hay ninguna otra forma de concebir, de que tenga lugar una concepcin. Por lo tanto, cuando la voluntad divina se une con la voluntad suya, estimado oyente, usted experimentar un nuevo nacimiento espiritual. Nadie puede decir que no es responsable de su nacer o no nacer de nuevo espiritualmente. Su voluntad es que nadie perezca, que se pierda. Usted es engendrado por la Palabra de Dios. Cuando usted est dispuesto a venir, cuando cree en la Palabra de Dios y acepta al Seor Jesucristo como su Salvador, usted nacer de nuevo. Como dijo el apstol Pedro, en su primera carta, captulo 1 y versculo 23: 23pues habis renacido, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Ahora, en el versculo 19, leemos: "Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para or, tardo para hablar, tardo para airarse" Y entramos ahora, a una parte de esta epstola en la que Santiago trata en gran detalle, la vida del creyente. La forma de comenzar el prrafo, diciendo Por esto, mis amados hermanos, indica que se acercan conclusiones prcticas para todos los hijos de Dios. Y continu diciendo todo hombre sea pronto para or. Para or qu? Por supuesto, para or la Palabra de Dios. Despus que usted ha sido engendrado por la Palabra de Dios, (habiendo comenzado una nueva vida), usted no ha terminado, sino, ms bien, comenzado una relacin con Dios. Y entonces, tiene que crecer espiritualmente por Su Palabra. Entonces usted ahora tiene algo que es vivo, poderoso y ms agudo que una espada de doble filo, como dijo el escritor a los Hebreos en su captulo 4, versculo 12. Por otra parte, el apstol Pablo escribi en su primera carta a los Corintios, captulo 2, versculo 14: 14Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque para l son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Sin embargo, como hijo de Dios, usted est habitado por el Espritu de Dios, es decir, tiene Su presencia en usted mismo, y l quiere ensearle la Palabra de Dios. Es extraordinario pensar en que el Creador de este universo y el Redentor de los pecadores perdidos, quiere hablar con usted. Por ello el apstol Santiago dijo en primer lugar, al iniciar esta seccin tan prctica, todo hombre sea pronto para or, es decir, que permanezca alerta, que est atento, dispuesto a escuchar lo que Dios tiene que decirle. En nuestro prximo programa continuaremos considerando este versculo 15 del primer captulo de esta carta del apstol Santiago. Mientras tanto, le sugerimos leer los versculos restantes de este primer captulo para estar al tanto de lo que consideraremos en nuestro prximo estudio. Porque confiamos en que contine acompandonos en este recorrido por esta carta tan prctica del Nuevo Testamento, que toca directa y abiertamente ciertas reas de nuestra vida, acerca de las cuales debemos permanecer alertas y sensibles con respecto a la Palabra de Dios.