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En un sentido muy amplio, puede decirse que interpretar significa “expresar algo de manera diferente”.

Imaginemos que Stephen King escuchó decir a alguien, cuando era niño, que el lobo aulló al aparecer la luna. Esto lo
impresionó bastante, y años más tarde, escribe en una historia: "la Bestia volvió a aullar y su grito era tan frío y cortante
como la blanca luz de la luna llena" (frase que aparece en su libro "El ciclo del hombre lobo"). Más allá de si el autor era
o no conciente de estar expresando algo de manera diferente, lo que hizo fue una interpretación del texto original: dijo lo
mismo o casi lo mismo, aunque de otra forma.
En otro ejemplo, quienes creen que Nostradamus realmente podía ver el futuro, al leer que un “Fuego trepidante desde
el centro de la tierra, hará temblar las torres de la ciudad nueva (o ingenua). Dos grandes rocas (torres) harán la gran
guerra. Luego Arethusa enrojecerá el nuevo río”, seguramente interpretarán que “Las torres gemelas de Nueva York
serán destruidas por sendos aviones el 11 de septiembre de 2001”.
Entre los honores máximos que puede recibir un autor es ser interpretado, es decir cuando otro, llamado intérprete,
presenta su obra bajo un nuevo aspecto. Hay autores que han condenado las interpretaciones de sus textos, y otros que
consideran que la han enriquecido y aun superado.
El intérprete no es un mero repetidor de la creación del autor, ni tampoco un creador en sentido estricto. Es un
recreador, es decir, alguien que ha logrado “crear de nuevo” algo. Incluso hasta cuando el autor y el intérprete son la
misma persona.
Todos y cada uno de nosotros somos recreadores cuando volvemos a contar una y otra vez el cuento de Caperucita Roja,
y cada uno de nosotros lo habrá contado de manera diferente porque recrear no es repetir.
No debe confundirse el intérprete con el plagiador. Este último es un mero repetidor que, según el sentido que le demos
al término, o bien copia una obra de arte sin la autorización del autor, o bien la reproduce como si fuese propia.
Tampoco es un falsificador, como cuando copia una obra y la hace pasar como la original.
La interpretación tiene algunas características idiosincrásicas según se trate de hacer una interpretación artística o una
interpretación no artística. La primera busca recrear con un fin estético, mientras que la segunda puede consistir en
recrear con un fin didáctico, hermenéutico o de otro tipo. No es lo mismo interpretar el cuento de Poe “La carta robada”
haciendo una película, que interpretarlo psicoanalíticamente.

Las interpretaciones artísticas.- Si consideramos las diversas “artes”, la transformación de un producto original en
un producto interpretado puede asumir muchas formas. Así, las nueve artes actuales (arquitectura, danza, escultura,
literatura, música, pintura, cine, fotografía e historieta o cómic) pueden ser interpretadas o bien ser estas a su vez
interpretaciones de otras obras. Ejemplos:
El autor de una canción puede ser interpretado por una orquesta o un cantante.
El autor de un relato puede ser interpretado por un cuentacuentos o un narrador oral, por un fotonovelista, por un
guionista, por el director de una película, o por un dibujante que ha ilustrado la historia en un cómic. Ejemplos de obras
literarias interpretadas en el cine fueron las diversas adaptaciones del Dr. Jekill y Mr. Hyde de Stevenson, o de los varios
cuentos de Poe.
El autor de una película puede ser interpretado por el director de una remake.
El autor de un texto, el autor de una pieza musical y el autor de unos dibujos o fotografías pueden ser interpretados
conjuntamente por alguien que produjo un video.
Sin embargo, no sólo es posible recrear una obra de arte. También pueden recrearse elementos más abstractos como los
temas. Muchos autores han presentado bajo nueva forma la temática de los extraterrestres, de los fantasmas, del
hombre invisible, del viaje a la luna, del hombre bestia, de las venganzas. Las mismas leyendas urbanas y rurales son
ejemplos de ello. Un autor puede así crear una nueva versión de una invasión extraterrestre, y a su vez recrearla luego un
director de cine. Naturalmente que siempre estamos hablando de roles: el autor del libro puede autointerpretarlo
realizando una película o un guión en base a su propio libro.
Señala Bioy Casares (1940) que las ficciones fantásticas existen desde la época de la Biblia, aunque como género
definido recién aparece en la lengua inglesa en el siglo XIX. Hay muchos tipos de cuentos fantásticos, y cada tipo tiene
sus propias leyes, y hasta cada cuento las tiene. Algunas temas típicos son los fantasmas, los viajes por el tiempo, los tres
deseos, las metamorfosis (como en Kafka), la inmortalidad, los vampiros y castillos, y las fantasías metafísicas (como en
Borges).
Lo que sí ya mucho más difícil es crear un tema nuevo, pero esto ya es propio de unos pocos, poquísimos, privilegiados
que, o bien tienen una mente brillante, o bien simplemente fueron los primeros en proponerlos en la historia de la
humanidad (probablemente Aristóteles no deba su fama a haber sido el mejor, sino el primero). Y ni hablar de quienes
han inventado un género literario (épico, lírico, dramático, o bien el policial o el de terror) o un género musical (rock,
chacarera, jazz, etc).
La mayoría de los escritos, tanto literarios como científicos, tratan temas ya tratados por los pioneros: a veces son las
mismas ideas presentadas de manera diferente (por ejemplo en forma más didáctica), y otras veces son meros rejuntes
que nada agregan ni en el contenido ni en la forma.

Las interpretaciones no artísticas.- A diferencia de las anteriores, no se proponen expresar la belleza de otra forma,
y en este nuevo sentido, existen diferentes formas de interpretar, como la hermenéutica, la transposición didáctica, la
traducción, y la redundancia.
1) Un hermeneuta es aquella persona que asigna, devela o construye un sentido oculto o latente a una obra. Tal el caso
de quien interpreta psicoanalíticamente una novela, una película, una biografía o un sueño, o de los sacerdotes que
interpretaban los mensajes de las pitonisas. En general los textos que requieren interpretación son los que aparecen
confusos, esotéricos o incomprensibles para el lector medio.
2) Otra forma de interpretación es lo que Chevallard (1991:45) llamó transposición didáctica, quien lo definió como la
transformación de un objeto de saber en un objeto de enseñanza. Evidentemente no es lo mismo el texto de Newton
sobre mecánica, que el texto de un manual de física o los apuntes de un profesor sobre la mecánica newtoniana, todos
ellos interpretaciones de la obra original de Newton. La transposición didáctica supone otra forma de organizar las ideas
para que sean más fácilmente enseñables.
3) Traducir es otra forma de interpretar. Por ejemplo, las traducciones al español realizadas por Julio Cortázar de la
obra de Edgar Allan Poe, o las traducciones de la escritura egipcia a cargo de Champollion. Se espera que una traducción
sea fiel y, en el caso de las traducciones literarias, no sólo que refleje el contenido sino que también sea capaz de recrear
el clima o la atmósfera de la narración original. A veces ello no puede lograrse aceptablemente porque sólo un idioma
puede recrear una atmósfera.
El riesgo de una traducción reside es no haber expresado tal cual la idea del autor original. Gran parte de la ciencia de
los griegos pasó a los árabes, y luego de los árabes pasó a occidente (primero a Europa y luego a América). Asúa
(1996:36) refiere que fue alrededor del siglo XII que los árabes llevaron la ciencia griega a occidente, para lo cual
debieron realizarse tres traducciones sucesivas. Primero, los árabes tradujeron del griego a su propia lengua, pero no
consiguieron la fidelidad 100%: Avicena y Averroes dieron una impostación particular a la filosofía de Aristóteles.
Segundo, hubo que traducir del árabe al idioma vernáculo de la zona donde se hacía la traducción, una zona que estaba
en la frontera entre los dominios musulmanes y occidentales. Y tercero, hubo que traducir del vernáculo al latín,
considerada por entonces la lengua culta que permitía acceder al conocimiento. Resulta entonces que no puede
pretenderse que un texto que es traducido tres veces, se mantenga absolutamente inalterable en su contenido, incluso a
pesar de los esfuerzos de los intérpretes por mantener la objetividad.
4) Hay otras muchas formas de interpretar, algunas de las cuales son tan poco re-creativas que llegan a ser casi
repeticiones o redundancias. La redundancia puede consistir en pasar de un texto plano a un texto enriquecido, es decir,
de un formato txt a uno doc (en el caso de las palabras), pasar de un formato wav a uno mp3 (en el caso de los sonidos),
o de un formato bmp a jpg (en el caso de las imágenes).
Hay otra forma de redundancia, más difundida en la literatura científica que en los textos literarios probablemente
porque en éstos últimos las posibilidades de la imaginación son tan grandes que disminuyen drásticamente las
probabilidades de encontrar dos producciones idénticas. Conozco alumnos que se han quejado porque la bibliografía
que deben estudiar se compone de autores diferentes que ‘dicen siempre lo mismo’, salvo pequeñas variaciones en la
redacción o la organización del texto como si tratara del mismo vino de siempre en botellas nuevas. Y en los casos más
graves, el autor hace pasar como propias las ideas de otros.
Varias razones podrían explicar esta redundancia: 1) algunos autores necesitan publicar un libro y, ante la escasez de
ideas, llenan páginas y páginas con textos extraídos de otros autores pero ‘dichos de otra manera’; 2) otros autores,
cuando desarrollan un tema, se consideran en la obligación de incluir consideraciones introductorias repetidas hasta el
cansancio en otros textos. Por ejemplo, si se trata de escribir acerca de la eficacia de la psicoterapia cognitiva en la
depresión, introducen definiciones de psicoterapia y de depresión.
Pablo Cazau. 2008.

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