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Jean-Claude Dhótel

¿Quién
eres tú,
Ignacio
e Loyola?

sal terrae
¿Quién eres tú, Ignacio de Loyola?
Jean-Claude Dhótel, s.j.

Colección C.VX.
Servidores y Testigos EE.EE.
17

¿Quién eres tú,


Ignacio de Loyola?
(2.a edición)

Edición especial autorizada


a los PP. JESUÍTAS
República Dominicana.

Editorial SAL TERRAE


Guevara, 20 ~ Santander
índice

Págs.

Preámbulo ... 7

Un día del año 1491 11


1. Un hombre, una época, un mundo ... 12

Primera parte:

UN HOMBRE AL SERVICIO DE CRISTO 19

Lunes, 20 de mayo de 1521 21


2. Las fantasías de Loyola .; 23
. 25 de marzo de 1522 ... 31
3. ¿Cómo es esa nueva vida? 33

Viernes, 4 de setiembre de 1523 49


4. La humanidad de Jesucristo ... 51

2 de febrero de 1528 59
5. Sabiduría y locura 61
Edición especial autorizada
a los PP. JESUÍTAS Segunda parte:
República Dominicana.
COMPAÑEROS PARA SERVIR EN LA IGLESIA 73

Título del original francés: 15 de agosto de 1534 75


Qui es-tu, Ignace de Loyola? 6. Elegidos para ser sus compañeros 77
^ 1981 by Vie Chrétienne, París. Mediados de noviembre de 1538 89
Traducción de Felipe Pardo, s.j. 7. Unidos para dispersarse 91
" 1984 by Editorial Sal Terrae, Santander.
22 de abril de 1541 ... 101
Con h)'. debidas licencias.
8. Para que e! cuerpo crezca .. 103
t'iiiitrtl in Dominican Republic.
28 de junio de 1553 113
9. Coraje para emprender 115
til t ' X ' l H'i
\ **t>ia I iln muí-- 31 de julio de 1556 ... 127
Preámbulo

"¿Quién
' *- eres tú?"
Esta pregunta siempre queda sin respuesta, porque
nunca se ha conseguido agotar todo el misterio de un
ser humano. Al acabar de escribir las páginas que vie-
nen a continuación, me he hecho esta pregunta. Y lo
único que deseo es que, al llegar a la última línea, el
lector sienta el deseo de conocer mejor a Ignacio de
Loyola.
Una personalidad fascinante; pero, al igual que todo
lo que es fascinante, impone bastante respeto. La lec-
tura permite mantener las distancias y, poco a poco,
familiarizarse con el personaje. Por eso es por lo que,
aprovechando el tiempo libre que me ha sido deparado
por la circunstancia de haberme fracturado una pierna
•—¿pobre y humilde rasgo de similitud con el herido de
Pamplona!—, he escrito estas páginas.
Pero desearía precisar un poco más la intención
que me ha guiado.
Bajo el influjo de Dios, Ignacio vivió, hacia los
treinta años, una experiencia decisiva. A través de in-
numerables peripecias, pruebas y cambios de rumbo,
en un mundo sacudido como no lo había sido desde
, las invasiones de los bárbaros, toda su vida fue guiada,
en lo sucesivo, por su fidelidad a esta experiencia. Y
para poder compartirla con los demás, la consignó en
un pequeño libro, los Ejercicios Espirituales, uno de
esos contados libros que no han sido escritos para ser
leídos: los Ejercicios no se relatan ni se leen. Se hacen.
8 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA'
PREAMBULO

Son muchas las personas que han "hecho' los Ejer- los, y de manera especial a Dominique Bertrand, Fran-
cicios o algún retiro inspirado en ellos; y siguen ha- c.ois Conrel, Gastón Fessard, Maurice Giuliani, Alain
ciéndolos. En estos tiempos de incertidumbre y confu- Guillerrnou, Pedro de Leturia, Hugo Rahner, Franjáis
sión, así como de inmensas esperanzas —cosas ambas Roiistang... A mis hermanos jesuítas, desde Pedro Arru-
que caracterizan a las épocas de cambio—, dichas per- pe hasta mis compañeros de comunidad, todos ellos
sonas experimentan el valor de los Ejercicios. Sin em- empeñados, con mayor o menor acierto, en vivir en
bargo, no conocen a su autor. Incluso hay quienes ex- pleno siglo xx la aventura de los primeros compañeros...
perimentan con respecto a él una especie de aversión Y también (iba a decir: "sobre todo", pero no se-
refleja, como si su nombre evocara un indefinible poder ría del todo justo) al "medio" en el que han nacido
maléfico. Ignacio inspira miedo. Y también lo inspiran estas páginas: a los miembros de las Comunidades de
los Ejercicios. Pero es raro que quien los ha experi- Vida Cristiana (CVX), esos nuevos compañeros que,
mentado no le dé gracias a Dios por ello. tras los jesuítas y con ellos, desean servir a la Iglesia
En vista de ello, he deseado simplemente hacer ver según el espíritu de San Ignacio, vivir de él y llevar-
que los Ejercicios y la vida de San Ignacio son una lo al mundo. Imposible nombrarlos a todos, a los de
sola cosa. Al comienzo de cada uno de los nueve capí- ayer y a los de hoy, a los, vivos y a los muertos: Gon-
tulos he consignado un acontecimiento concreto y fe- zague, Marie-Geneviéve, Paul, José, Jean-Pierre, Geor-
chado, como una página arrancada de un diario, que ges, Augustin... Y Roland, Claude y Annick, Madelei-
señala una etapa o un hito característico, de la misma ne, Claude, Gérard y Anne-Marie, Xavier y Micheline,
manera que los Ejercicios están distribuidos en sema- Philippe-Antoine y Bénédicte... Y los amigos de Euro-
nas y en días que jalonan la andadura espiritual. A pa, y los de todo el mundo, desde Canadá hasta las Fi-
continuación, y antes de entrar en el capítulo propia- lipinas...
mente tal, figuran unas cuantas líneas tomadas del libro Lo que vosotros me habéis dado, os lo devuelvo a
de los Ejercicios; y el contenido del capítulo ilustra vosotros... y a los lectores.
las citadas líneas, no a base de doctrina, sino a base
únicamente de la vida de Ignacio. A parte de esto, no JEAN-CLAUDE DHOTEL
he inventado nada...
Sólo me queda devolver a los demás lo que he to-
mado prestado de ellos... sin su permiso, por lo que
les pido perdón.
En primer lugar, a Ignacio y a los compañeros que
escribieron sobre él (y por lo mismo, a sus traducto-
res) . Después, a los que, desde hace treinta años, me
han "dado" los Ejercicios: Pierre Jounel, Jean De-
son/bre, Jean Laplace, Jacques Goussault y oíros mu-
flios. También a los que me han hecho comprender o
amar a San Ignacio por medio de sus libros o artícu-
Un día del año

No hubo ningún milagro en el nacimiento de Iñigo de Loyola.


Existe una leyenda que pretende que Iñigo nació en un establo
una noche de Navidad. Los historiadores tan sólo suponen que
nació en 1491, sin precisar más.
Cuando, meses más tarde, un famélico marinero de la 'Santa
María- aviste la tierra de América, tampoco habrá ningún perio-
dista que transmita por cable el anuncio de un «milagro europeo*;
tampoco lo habrá cuando, por aquella misma época, la conquista
de Granada por los ejércitos de los reyes de Castilla ponga fin
a la presencia musulmana en la Europa occidental.
Nadie en su entorno sabe que, para el decimotercer hijo y
último varón de los señores de Loyola, es una suerte haber na-
cido en aquella época. La Casa Solar que alberga a la familia
hunde sus robustas raíces en la Edad Media, y la vida que en
el/a se hace pertenece aún al pasado. El invento de Gutenberg
apenas ha conseguido traspasar sus muros: basta con un «libro
de las horas-, pues se trata de gente piadosa, y con un libro
de cuentas, pues es también gente adinerada...
Sin embargo, la conmoción que ha de trastornar a Europa ya
está en marcha: el Renacimiento, el alborear de los tiempos
modernos..., o como se le quiera llamar. Realmente ha sido una
suerte para Ignacio nacer al mismo tiempo.
¿Una suerte? No exactamente. Lo que ocurre es que, a partir
de su conversión, Iñigo va a perseguir apasionadamente, a tra-
vés de los acontecimientos, las ¡deas y los hombres, otra cosa.
Va a buscar a Dios «como a alguien que trabaja* en los acon-
tecimientos, las ¡deas y los hombres.
"Contemplativo en la acción*, procurando "encontrar a Dios
en todas las cosas* para descubrir su voluntad y cumplirla, Iñigo
será el hombre que la Iglesia y el mundo necesitan en aquel
preéiso momento.
UN HOMBRE. UNA ÉPOCA, UN MUNDO 13

una sola mirada la vida de Ignacio y "la redondez del


mundo". Porque la voluntad de Dios, que le será ma-
nifestada en cada etapa, nunca dejará de guardar re-
lación con el designio que un día fue desvelado en la
casa de Nazaret.
1. Un hombre, una época,
un mundo EL BENJAMÍN DE LOS LOYOLA

Ver la grande capacidad y redondez del mundo, en la Cabellos rubios, barba y bigote, ojos negros. Esta-
cual están tantas y tan diversas gentes (...) Asimismo tura: 1,60 m. Peculiaridades: (desde 1521) cojera de
después particularmente la casa y aposentos de Nues-
tra Señora, en la ciudad de Nazaret, en la provincia de la pierna derecha. Nacido en 1491 (?) en Azpeitia,
Galilea. (...) Las tres personas divinas, ...cómo miran provincia de Guipúzcoa, España. Hijo de Beltrán y de
toda la haz y redondez de la tierra, (...) y las personas...
en tanta diversidad, así en trajes como en gestos, unos María Sáenz de Licona. Profesiones sucesivas: paje,
blancos y otros negros, unos en paz y otros en guerra, gentilhombre, (vagabundo), estudiante, sacerdote, Su-
unos llorando y otros riendo, unos sanos y otros enfer-
mos, unos nasciendo y otros muriendo... perior de la Compañía de -Jesús. Domicilios sucesivos:
Ejercidos Espirituales (EE.EE.), nn. 102-106.
Azpeitia, Arévalo, Nájera, (sin domicilio fijo), Barce-
lona, Alcalá, Salamanca, París, Venecia, Roma... Es-
te podría ser, retrospectivamente, el carnet de identi-
La visión que San Ignacio propone a quien medita dad de Iñigo de Loyola.
sobre la Encarnación en los Ejercicios Espirituales es
tan vasta como el mundo y tan precisa como un primer Iñigo es su nombre de pila. Más tarde lo modifica-
plano cinematográfico: el planeta visto por un cosmo- rá latinizándolo, tal vez por devoción hacia San Igna-
nauta y, al mismo tiempo, las lágrimas de un niño viet- cio de Antioquía. Es vasco, voluntarioso, testarudo, un
namita. ¿Acaso el relato de San Lucas no ofrece la tanto taciturno, pero también vivaz y alegre. Fiel a la
misma perspectiva? Cuando habla el ángel, se derrum- corona española, como toda la familia (tres de sus her-
ban las paredes de la casa de Nazaret, que se hace tan manos morirán, desde México hasta Hungría, al ser-
grande como "la casa de Jacob", para "un reino que vicio de Carlos I).
10 tendrá fin", y se llena con las gentes de "todas las Tras pasar los felices años de la infancia y la ado-
generaciones" cantadas en el Magníficat: los podero- lescencia en casa de su nodriza —pues su madre había
sos y los humildes, los hambrientos colmados de bie- muerto a poco de nacer él—, deja la compañía de los
nes y los ricos despedidos con las manos vacías... "caseros" de su tierra para marchar a Arévalo, como
Aun cuando la casa de Loyola parece haber sido paje del Contador mayor del reino, Juan Velázquez de
construida para resistir todos los vientos, hay que abrir Cuéllar. A los veinticinco años comienza a servir como
sus puertas y ventanas; hay que abandonar sin dilación gentilhombre en la corte del virrey de Navarra, Anto-
rl País Vasco, España y Europa; hay que abarcar con nio Manrique de Lara, duque de Nájera, a cuyo servi-
14 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? UN HOMBRE, UNA ÉPOCA, UN MUNDO 15

cío, el 20 de mayo de 1521, una bala de cañón pon- Pero ¿por qué demorarnos más en este punto? Es-
drá fin a su carrera. ta primera parte de su existencia se compendia en las
¿Qué carrera? Se pretende afirmar que Ignacio primeras líneas de su Autobiografía:
fue, antes que nada, un soldado, y que la Compañía de
Hasta los veintiséis años de mi edad fui un hombre
Jesús, en cuanto a su organización, es un fiel calco del dado a las vanidades del mundo, y principalmente me
ejército, debido a palabras como "compañía", "Gene- deleitaba en ejercicio de armas, con un grande y vano
deseo de ganar honra. *
ral" y otras, además de la importancia que en ella tie-
ne la "obediencia". Pero, aparte de que estas palabras En realidad tiene treinta años por aquella época.
no están tomadas del vocabulario militar y de que, por Treinta años que han tenido su importancia en la his-
otra parte, la disciplina dista mucho de haber sido la toria del mundo.
principal característica de los cuerpos armados del si-
glo xvi, hay que afirmar que Ignacio no fue un solda- EL ESCENARIO DEL MUNDO
do de profesión. Ciertamente que la espada formaba
parte de su atuendo y no precisamente como puro ele- Cuando se observa la cronología paralela **, lo que
mento decorativo (como es el caso de los alumnos de llama la atención es la relación entre los acontecimien-
la Politécnica o de los miembros de la Academia), sino tos de los primeros años dfe Iñigo y aquellos otros en
que tuvo frecuentes ocasiones de desenvainarla para los que él tornará parte activa más tarde. En efecto,
emplearla contra gentes pendencieras en sus correrías Iñigo viene al mundo en los albores de una de las prin-
nocturnas o en favor de los hermosos ojos de una da- cipales mutaciones acaecidas en la historia. Tres sono-
ma... Iñigo tiene el sentido del honor, de la caballe- ros estampidos la anuncian:
rosidad y de la fidelidad al rey; pero no tiene sino Primer estampido: la conquista de Granada. El Is-
muy rudimentarias nociones de estrategia, de táctica y lam es arrojado de Europa occidental. Pero la Media
de disciplina. El escenario de sus "proezas"' es más la Luna va a incidir con una de sus puntas en el Este, obli-
corte que el campo de batalla. Y mejor que la armadu- gando al Emperador Carlos a una guerra de desgaste
ra militar le sientan los vivos colores del atuendo de contra Soleimán. Dicha guerra impedirá a Ignacio y a
gentilhombre, que por lo demás sabe llevar con pres- sus compañeros ir a Jerusalén, pero siempre anidará en
tancia. él el deseo de enviar a los suyos al país de Cristo para
En otro orden de cosas, aunque su fe es viva, él llevar el Evangelio al Islam.
no es un hombre precisamente virtuoso. Nunca se sa- Segundo estampido: Cristóbal Colón descubre Amé-
hní exactamente lo que ocurrió en Azpeitia durante el rica y Vasco de Gama abre la ruta de las Indias. El mun-
CimiHval de 1515. De entonces se conserva parte de un
nrl/i do acusación que menciona en el haber de Iñigo
* La Autobiografía o Relato del Peregrino fue dictada por Ig-
delitos perpetrados con nocturnidad, preme- nacio a petición de su secretario, Luis Goncalves da Cámara, du-
M'HI, iiHirhanza y alevosía"; pero lo único que sa- rante los últimos años de su vida. El relato está escrito en terce-
ra persona, pero, dado que se trata de una autobiografía, me he
ron errle/íi es que Iñigo no salió del todo mal tomado la libertad de transcribir sus citas en pVimera persona.
librado ** Véase el cuadro de la página siguiente.
¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? UN HOMBRE, UNA ÉPOCA, UN MUNDO
16 17

1531 Enrique VIII rompe con Roma.


do se ensancha, espoleando con ello el celo apostólico. Conquista del Perú.
El año de la aprobación de la Compañía por el Papa Voto de los primeros compañeros 1534 Paulo III, Papa. J. Cartler, en Ca-
en Montmartre. nadá. Gargantúa, de Rabelaís. El
Julio III, Francisco Javier parte hacia la India y el Ja- • affalre» de los pasquines.
pón y casi consigue entrar en China. Muy poco después, Iñigo abandona París. 1535
1537 Guerra entre Venecia y los turcos.
un grupo de jesuitas se embarca para el Brasil. Ordenación de los compañeros en 1538
Tercer estampido: las guerras de Italia. El fenóme- Véncela.
Llegada de los compañeros a Roma. 1539
no del Renacimiento va a invadir Europa. Ignoramos Deliberación de los compañeros; 1540
cuál sería el interés que pudo tener Ignacio por la cons- aprobación de la Compañía de Je-
sús.
trucción de la basílica romana de San Pedro o por la Salida de Javier a la India: Igna- 1541 La Institución, de Calvino, en fran-
decoración de la Capilla Sixtina por Miguel Ángel; lo cio, elegido Superior General; pro- cés. Miguel Ángel pinta <EI Juicio
fesión solemne. Final..
que sí sabemos es que este contemporáneo de Rabelais,
con quien tal vez se cruzó por las calles del barrio Lati- 1542 Los españoles, en el Japón; los
portugueses, en Filipinas.
no parisiense, captará la importancia de la cultura pro- 1543 Copérnico: De revoluttonibus.
fana y de las "Humanidades". El Papa envía Jesuitas a Trento. 1545 Apertura del Concillo de Trento.
Muerte de Pedro Fabro; admisión 1546 Muerte de Lutero.
VIDA DE ACONTECIMIENTOS de Francisco de Borja; Jesuítas en
SAN IGNACIO CONTEMPORÁNEOS el Brasil.
Creación de la Provincia de España. 1547
Nacimiento de Iñigo de Loyola. 1491 Paulo III aprueba los Ejercicios. 1548
1492 Conquista de Granada. Descubri- Francisco Javier, en Japón. 1549
miento de América. Alejandro VI Confirmación de la Compañía. 1550 Julio III, Papa
Borgia, Papa. Muerte de Francisco Javier. 1552 Ronsard: los Amores
1494 Comienzo de las guerras de Italia. Creación de la Provincia de Fran- 1555 Marcelo II y Paulo IV, Papas; la
Vasco da Gama dobla el Cabo. cia. «Paz de Augsburgo».
1497
1503 Julio II, Papa. Muerte de Ignacio (31 de Julio). 1556 Abdicación del Emperador Carlos.
Paje en Arévalo. 1506 Construcción de San Pedro, en
Roma. Todas estas iniciativas de Ignacio, suscitadas por los
1509 Nacimiento de Calvino. Los portu-
gueses llegan a Malaca. acontecimientos, se ordenarán a un mismo fin: la refor-
1513 León X, Papa. ma dentro de la Iglesia.
1514 Los portugueses, en China.
-Enormes delitos» de Azpeitia. 1515 Fracisco I accede al trono de Fran- Mientras el pequeño Iñigo aún está siendo criado
cia; Marignan. por su nodriza, el trono de San Pedro es ocupado por
1516 Carlos I. rey de España. El Princi-
pe, de Maquiavelo. Alejandro VI, el Papa Borgia. Pues bien, medio siglo
Al servicio del virrey de Navarra. 1517 Los españoles, en el Yucatán. más tarde, Francisco, nieto del Papa, es admitido por
1519 Carlos I (V de Alemania), empe-
rador. Hernán Corles, en México. Ignacio en la Compañía de Jesús y llegará a ser el ter-
1520 Ruptura de Lutero con Roma. cer "General" de la Orden. En él canonizará la Iglesia
Herido en el sitio de Pamplona. 1521 Los turcos en Belgrado.
Estancia en Montserrat y Manresa. 1522 el apellido Borgia, que antes habían llevado el poco
Peregrinación a Jerusalén. 1523 edificante Papa Alejandro, César y la famosa Lucrecia.
1524 Pizarro, con los Incas.
1525 Batalla de Pavía. Por detrás de la anécdota es preciso leer la pasión de
Estudios en España. 1528 Verrazzano llega a las costas de Ignacio por "nuestra santa Madre la Iglesia", como él
América
Llega a París. 1530 La Confesión de Augsburgo. dice, y por su reforma.
18 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

Porque también es la hora de la Reforma, en la que


ya se emplean algunos, como Erasmo y Lulero, que son,
por así decirlo, los hermanos mayores de Ignacio, mien-
tras que Calvino será el hermano pequeño. Porque tam-
bién Ignacio, contra todo y contra todos, sospechoso de
herejía durante quince años y entregado a los Inquisi-
dores a causa de la "novedad" de sus Ejercicios Espi-
rituales y del género de vida de sus compañeros, traba-
jará por reformar a la Iglesia, pero desde su interior.
Y es que la "novedad" que trae al mundo se inspi-
ra en una profunda renovación espiritual, se alimenta
de una constante atención a las necesidades de la época
y se verifica en una absoluta fidelidad a la Iglesia y en
una obediencia sin límites al Vicario de Cristo.
En 1556 se produce una coincidencia: abdica el
Emperador Carlos y fallece Ignacio de Loyola. El Im-
perio se desmembrará, pero los mil jesuítas que para
entonces forman ya la Compañía han traspasado las
fronteras del Imperio. Se encuentran "por todas partes
del mundo", allá donde hay hombres "en tanta diversi-
dad, así en trajes como en 'gestos, unos blancos y otros
negros, unos en paz y otros en guerra, unos llorando y
otros riendo, unos sanos y otros enfermos, unos nacien-
do y otros muriendo..." Han sido enviados allá donde
lo exigía la necesidad más urgente y más universal. Y
el discernimiento de estas necesidades se ha realizado
durante quince años en una pequeña habitación de Ro-
ma donde, hasta la última noche de su vida, y con el
fin de satisfacer una exigencia superior a cuanto él po-
Primera Parte
día ofrecer, Ignacio ha estado escrutando los signos de
los tiempos. Un hombre
"¿Cómo será eso?", preguntaba la Virgen María.
¿Cómo ha llegado hasta ahí el apuesto caballero? Todo al servicio de Cristo
empezó en las murallas de Pamplona el lunes de Pen-
Grabado Les Fbntaines, ChantiHy.
tecostés de 1521.
Lunes, 20 de mayo de 1521

Iñigo acaba de llegar a la fortaleza de Pamplona con algunos


refuerzos para Miguel de Herrera, comandante de la guarnición.
Aquella mañana las tropas francesas, mandadas por André de
Foix, han entrado en la ciudad. No es más que un pequeño epi-
sodio de la guerra entre Francisco I y el Emperador Carlos que la
Historia habría olvidado de no haberse producido el •accidente»
de Iñigo...
Herrera está pensando en rendirse, pero Iñigo quiere salvar el
honor. Se produce una breve discusión y prevalece el parecer de
Iñigo. Antes de subir a las murallas confiesa sus pecados a un
compañero de armas, siguiendo una costumbre medieval para el
caso de que no se hallara presente un sacerdote.
Tras seis horas de combate, una bala de cañón quiebra la
pierna derecha de Iñigo por encima de la rodilla. También la pier-
na izquierda resulta alcanzada. Iñigo cae, y poco después finaliza
la batalla.
Tratado con suma cortesía, ya que no con demasiada compe-
tencia, por los franceses —como él mismo atestigua—, es atendi-
do allí mismo durante quince días, al cabo de los cuales, y atra-
vesando montes y valles, es llevado en una litera hasta Loyola
(a unos cien kilómetros de distancia), donde se pone de nuevo
en manos de los médicos y de los cirujanos. Es preciso romper
la pierna por segunda vez: una 'carnicería', como él mismo dice,
que sobrelleva a base de apretar los puños.
Su estado se agrava, y el 24 de ¡unió le aconsejan que reciba
los últimos sacramentos. El día 28 ya le dan por perdido. Pero
a la mañana siguiente, festividad de San Pedro y San Pablo, se
siente mejor. Y pronto está fuera de peligro.
El día 30 los españoles recuperan Pamplona.
¡Demasiado tarde para Iñigo!
2. Las fantasías de Loyola
...si tal vocación consideramos del rey temporal a
sus subditos, quánto es cosa más digna de considera-
ción ver a Christo nuestro Señor, rey eterno, y delante
del todo el universo mundo, al cual y cada uno en par-
ticular llama y dice...

EE.EE., n. 95.

"Cuando estabas debajo de la higuera, te vi", le di-


ce Jesús a Natanael.
¿Qué hacía Natanael debajo de la higuera? Tal vez
la explicación más sencilla sea la mejor. Si es medio-
día, el calor aprieta y una higuera te ofrece su sombra,
¿qué cosa mejor puedes hacer que echar una siesta?
Tal vez Natanael estuviera soñando y, como apasionado
israelita que era, seguramente estaría soñando en su
país y en aquel que habría de levantarse un día para
liberarlo..., cuando de pronto viene Felipe a desper-
tarle: "¡Ven conmigo, rápido! ¡Le he encontrado!"
Algo parecido le sucede a Iñigo. Ha mejorado de
tal manera que él mismo pide una nueva operación
—esta vez de "cirugía estética"— para que le sierren
un hueso que le sobresale y le estiren la pierna, que
había quedado algo más corta... ¿Qué no habría hecho
con tal de volver a ser un apuesto galán?

PARA PASAR EL TIEMPO...


Volvemos a verle convaleciente hacia el mes de se-
tiembre. En tales circunstancias, llega un momento m
24 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? LAS FANTASÍAS DE LOYOLA 25

que no cabe hacer otra cosa sino esperar. Uno se siente hacer grandes cosas, al igual que Cristo, por amor a
bien, pero se aburre. Mira frecuentemente a través de Dios.
la ventana, como un pájaro enjaulado. Y el menor pen- Contrariamente a lo que cabía esperar, Ignacio se
samiento, el más leve soplo de brisa, un simple ramo siente atrapado en aquellas lecturas. Hacer grandes co-
de flores o una canción que flota en el aire... sirven sas...: ¿acaso no era éste el sueño que él perseguía?
para que el espíritu remonte el vuelo. A los oídos de Pero he aquí que todo comienza a embrollarse. Unas
Iñigo llega el rumor de las mujeres que canturrean mien- veces el rey temporal, otras el Rey eterno...; unas ve-
tras escogen lentejas allí abajo, en el patio; un poco más ces Nuestra Señora, otras una distinguida dama... Una
lejos se escucha la voz del casero que apostrofa a los fantasía sucede a otra.
bueyes... A través de la ventana mira los árboles del Esa otra dama, hermosa y distinguida, le obsesiona
huerto, en los que la fruta está alcanzando su sazón, y especialmente. Influido por" los libros de caballería, que
los colores del verano que languidece en las laderas sin duda debe de echar un poco en falta, se ve a sí mis-
del monte Izarraitz. Llegada la noche —uno tarda en mo cabalgando por los campos para acudir a su encuen-
dormirse cuando se ve obligado a permanecer inmóvil—. tro, mientras derrota a sus enemigos y trata de compo-
vuelve sus ojos hacia el cielo y las estrellas. ner un madrigal. Porque la verdad es que, según él
También tiene el recurso de la lectura. No apete- mismo nos cuenta, "la señora no era de vulgar nobleza:
cen mucho los libros serios. Uno necesita evadirse. So- no condena, ni duquesa, mas'era su estado más alto que
bre la mesilla de noche se amontonan las novelas... Iñi- ninguno destas" (Autobiografía, n. 6). ¿Se trata quizá
go le pide a su cuñada Magdalena que le proporcione de la infanta de Castilla? El caso es que da rienda suel-
las fabulosas historias de los Amadises y los Tristanes. ta a su imaginación durante dos, tres y hasta cuatro
esos libros de caballería que le hacen a uno soñar... Pe- horas seguidas.
ro no hay esa clase de literatura en una casa tan seria. Después vuelve otra vez a los libros y se sosiega
Y la piadosa Magdalena vuelve cargada con un montón en seguida; una nueva fantasía sustituye a la anterior:
de libros que ha encontrado Dios sabe dónde: la Vida —"Santo Domingo hizo esto; pues yo lo tengo de
de Cristo, en cuatro volúmenes, y la Leyenda Áurea. hacer. San Francisco hizo esto; pues yo lo tengo de
A falta de otra cosa... hacer" (Autobiografía, n. 7).
Entonces se ve a sí mismo convertido en ermitaño
del desierto, vestido de saco y alimentándose de hierbas
LAS FANTASÍAS SE ALTERNAN silvestres; o se ve descalzo, camino de Jerusalén; o a
solas en una cueva, entregado a terribles penitencias.
La Vida de Cristo, de Ludolfo de Sajonia ("el Car- Como los santos. Y por amor a Dios.
tujano"), no es un simple relato extraído del Evangelio ¿El amor...? Y otra vez retorna la imagen de la
y de los Apócrifos; es también, y sobre todo, un libro dama de no vulgar nobleza, ni condesa ni duquesa... Y
de espiritualidad. En cuanto a la Leyenda Áurea, se así sucesivamente, hasta que le invade el sueño.
trata de una antología de citas y anécdotas, tomadas de
las vidas de los santos, que tienen una finalidad común:
26 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
LAS FANTASÍAS DE LOYOLA 27

DlOS CONCEDE LA ALEGRÍA producido el cristianismo occidental, Iñigo se atreverá a


proclamar esta buena nueva:
Si se lee la Autobiografía, se advierte en seguida
que la imaginación es la facultad que predomina en Propio es de Dios y de sus ángeles en sus mociones
Iñigo. Tal vez sea "la loca de la casa", sí; pero sin esa dar verdadera alegría y gozo espiritual, quitando toda
tristeza y turbación, que el enemigo induce; del cual es
chispa de locura, ¿tendríamos ahora una historia? Esa propio militar contra la tal alegría y consolación espiri-
alternancia de fantasías, sin embargo, le interpela se- tual, trayendo razones aparentes, sotilezas y asiduas fa-
lacias.
riamente: ££.££., n. 329.

Cuando pensaba en aquello del mundo, me deleitaba Este primer criterio del "discernimiento de espíri-
mucho; mas cuando después de cansado lo dejaba, ha-
llábame seco y descontento: y cuando en ir a Jerusalén tus" es simple, claro y transparente. Quizá demasiado,
descalzo, y en no comer sino hierbas, y en hacer todos porque no hay que olvidar que el enemigo es experto
los demás rigores que veía haber hecho los santos, no
solamente me consolaba cuando estaba en los tales en "sotilezas" que será preciso saber desenmascarar a
pensamientos, mas aun después de dejado, quedaba con- tiempo. Pero la experiencia está en marcha.
tento y alegre.
Autobiografía, n. 8.
LA ELECCIÓN DEL PENITENTE

Por el momento se trata de una simple constatación, Entre el rey temporal y el Rey eternal, entre servir
pero es ya el punto de, partida de uno de los nsgo.s más a una "alta dama" y servir a Nuestra Señora, entre el
fundamentales de la espiritualidad ignaciana: la expe- mundo y Dios, Iñigo hizo una elección definitiva, prefi-
riencia del discernimiento, que controla la imaginación riendo la alegría a la tristeza. Pero en seguida mide la
y la sensibilidad no con et fin de ponerles freno, sino distancia que hay que franquear para pasar del sueño a
con objeto de sacar de ellas el mayor partido posible. la realidad. ¡Una bala de cañón no puede abolir toda
Después de determinados pensamientos se •siente la historia de una vida! Su pasado le viene a la memo-
más bien triste; y bastante alegre después de otro lipo ria no ya con el encantador colorido de la gloria y de
de pensamientos. ¿A qué se debe este fenómeno? Iñigo los amoríos, sino iluminado por la luz de Dios: un
no es aún capaz de responder a esta pregunta, pero, na- pasado de pecador en un mundo de pecado. Y ese pasa-
turalmente, se inclina por la alegría. A fuerza de repe- do se le ofrece como un camino que hay que recorrer
tirse estas experiencias y de su propio esfuerzo por para alcanzar a Cristo y a los santos. Ahora sabe que
controlarlas en cuanto se han producido, Iñigo no va a no podrá quemar etapas ni ahorrarse el tiempo de la
tardar en dar con la respuesta. Y entonces, frente a los penitencia y la conversión. Su camino será, pues, el del
aguafiestas y los avinagrados de la religión, frente a penitente. Y entre otros planes, el de una peregrinación
los que tienen perenne cara de cuaresma, frente a quie- se va imponiendo cada vez con mayor fuerza.
nes no ven en la aventura espiritual más que un lúgu- Una vez tomada la decisión, las fantasías deletéreas
bre peregrinar a través de un valle de lágrimas, frente se desvanecen. Estando una noche despierto, vio c l n r í -
a todos los doloristas de la literatura y del arte que ha mente a Nuestra Señora con el Niño Jesús,
LAS FANTASÍAS DE LOYOLA 29
28 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?

...con cuya vista por espacio notable recibí consola- 3) Mientras se entrega a su fantasía, adquiere con-
ción muy excesiva, y quedé con tanto asco de toda la ciencia de la necesidad de hacer una elección, porque es
vida pasada, y especialmente de cosas de carne, que
me pareció habérseme quitado del ánima todas las es- imposible perseguir dos sueños a la vez: seguir radical-
pecies que antes tenía en ella pintadas. mente a Cristo y conquistar los favores de una dama.
Autobiografía, n. 10.
Es la primera experiencia del discernimiento espiritual.
Esta es la primera señal objetiva de la conversión 4) Pero comprende además que es imposible seguir
de Iñigo: algo ha sucedido. Es el momento de marcar a Cristo sin tender a parecerse a él. La conversión no
el rumbo. es un "flechazo" o un súbito enamoramiento. La ilumi-
Habrá personas serias que seguramente se sorpren- nación de Loyola ha puesto especialmente de relieve las
derán de que tan importantes decisiones para la vida tinieblas de su vida. El camino que habrá de emprender
de un hombre se concibieran a partir de ensoñaciones, será el de la penitencia; pero una penitencia soportada
fantasías y sentimientos. Efectivamente, no parece serio. con alegría, a fin de realizar cosas grandes, a fin de ha-
Pero entonces hay que convenir en que tampoco el cerse digno de servir a Jesucristo.
mismísimo Dios es serio, puesto que desde Jacob hasta No todo son fantasías durante ese tiempo de conva-
José, el esposo de María, desde el pequeño Samuel a lecencia ; hay también un proyecto que va tomando
los Magos de Oriente, desde Jeremías hasta los apósto- cuerpo.
les Pedro y Pablo, son incontables las ocasiones en que
Dios ha hablado "en sueños" a sus amigos... Y es que LA PRIMAVERA
aún sigue siendo el medio más sencillo que Dios ha
escogido para hacernos comprender que los proyectos Las últimas semanas serán una recapitulación de to-
que a El le atañen no vienen de nosotros, porque exce- do lo acontecido. Iñigo escoge un hermoso y lustrado
den nuestras posibilidades de valorar la realidad y has- papel; y con mucho esmero, a la manera de un calí-
ta lo posible. Lo importante es saber interpretar los sue- grafo o de un miniaturista, va copiando los pasajes esen-
ños. Lo cual también es un don de Dios. ciales de lo que ha leído, escribiendo en rojo las pala-
Cuatro etapas, pues, parecen haber caracterizado la bras de Jesús y en azul las de nuestra Señora. El resto
estancia de Iñigo en Loyola durante su convalecencia: del tiempo lo pasa orando, sin buscar cosas nuevas, sino
1) Es seducido por Cristo y por los santos. La sencillamente retornando sobre lo que ya ha oído y leí-
imagen de Jesús que, de entrada, se le ofrece, es la del do, a fin de mejor saborearlo y sentirlo con el corazón,
¡efe prestigioso que invita a los hombres a entrar a su como un amante que, al día siguiente del encuentro con
servicio: una especie de fascinación semejante a la que su amada, no deja de pensar en la maravillosa jornada
el pequeño paje debió de experimentar cuando llegó a vivida el día anterior. El momento privilegiado para
la corte de Arévalo. esta oración es la noche, mientras contempla el cielo y
2) Es seducido por el aspecto heroico de este ser- las estrellas, "lo cual hacía muchas veces y por mucho
vicio : hacer grandes cosas y realizar difíciles empre- espacio, porque con aquello sentía en mí un muy gran-
sas para señalarse ante este nuevo rey, a imitación del de esfuerzo para servir a nuestro Señor" (Autobiogra-
caballero qi¡e desea realizar proezas. fía, n. 11).
30 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

Pero, aprovechando que ahora todo marcha bien,


hay que poner en ejecución el proyecto. Primero, a Je-
rusalén; eso es seguro. Pero ¿y después? ¿La Cartuja,
quizá? ¿O la vida errante? Ya se verá. Lo importante
es partir. Eso sí, habrá que obrar con astucia, porque
Martín, el hermano mayor, cree adivinar algo que no
le parece del todo bien... ¿Se habrá convertido nuestro
Iñigo en un "iluminado"...?
Pero ¿quién va a poder contenerle ahora que siente 25 marzo de I52-
la llamada del Amado? :
Es medianoche. Los monjes avanzan en procesión por el coro
"Mira, ya ha pasado el invierno, de la iglesia para cantar los maitines del día de la Anunciación. Nos
han cesado las lluvias y se han ido. encontramos en el monasterio benedictino de Montserrat, adosado
a la ladera de la altiva montaña cuya silueta, en forma de dientes
Brotan las flores en la tierra, de sierra, se recorta sobre el cielo de Cataluña.
el tiempo de las canciones ha llegado Al otro lado de la reja, y confundido entre la masa de peregri-
nos, hay un hombre en cuyos ojos brilla el reflejo de las lámparas
y se oye el arrullo de la tórtola que adornan el santuario. Su mirada está clavada en el rostro apa-
en nuestra tierra. cible de la maravillosa talla románica de la Virgen en madera po-
licromada. Es Iñigo de Loyola, ligeramente incómodo dentro del
¡Levántate y ven!" vestido de saco que acaba de ponerse directamente sobre su piel.
Momentos antes ha dejado colgados, en calidad de ex-voto, su es-
"Cantar de los Cantares" 2, 10-14. pada y su puñal. En cuanto a sus vestiduras de gentilhombre, se
las ha regalado a un mendigo.
En los últimos días ha recorrido los seiscientos kilómetros que
Era el comienzo de la primavera. separan Loyola de Montserrat, etapa obligada en su camino hacia
Barcelona, donde debe embarcar para ir a Jerusalén, vía Roma y
Venecia. Ha llegado al monasterio la tarde del día 21 de marzo.
Durante tres días, y ayudado por el monje francés Jean Chanon,
ha preparado la confesión general de toda su vida pasada. Ayer
ha recibido la absolución y, por primera vez, ha confiado su se-
creto.
Mientras avanza la noche, el nuevo cabal/ero, unas veces de pie
y otras de rodillas, prosigue la vela de sus armas. Poco antes de
amanecer, y en el transcurso de la primera misa de la Anuncia-
' ción, recibe el Cuerpo de Cristo. Con los primeros rayos del sol
abandona el monasterio y desciende tranquilamente la montaña.
Pero, en lugar de tomar hacia el este, camino de Barcelona, se
dirige hacia el norte. ¿Para no ser reconocido, tal vez? Eso es lo
que él dice; pero sólo puede decirlo por lo que se refiere al mo-
mento de su partida. ¿Para tomarse un poco de reposo antes de
proseguir el largo viaje? ¿Para evitar la peste que asóla a Barcelo-
na? Lo más probable es que lo hiciera porque Jean Chanon le hu-
biera aconsejado que se preparara para la peregrinación haciendo
• unos días de retiro en las cercanías de Montserrat, en un pueblo
donde le darían alojamiento en el hospital o en el convento de
los dominicos. Ese pueblo era Manresa.
3. ¿Cómo es esa nueva vida?
Imaginar... el caudillo de todos los enemigos. (...) Con-
siderar cómo hace llamamiento de Innumerables demonios
y cómo les esparce... por todo el mundo... para echar re-
des y cadenas (a los hombres).
Imaginar... a Christo nuestro Señor. (...) Considerar
cómo... se pone... en lugar humilde, hermoso y gracio-
so. (...) Considerar cómo... escoge tantas personas, após-
toles, discípulos, etc., y los envía por todo el mundo...
para que a todos quieran ayudar.

EE.EE., nn. 140-145.

Es preciso hacer abstracción de muchas cosas para


poder imaginarse hoy la Manresa de la que, mucho tiem-
po después, dirá Ignacio a propósito de todas sus deci-
siones : "Me refiero a un pueblo que se dice Manre-
sa..." Sin embargo, no ha cambiado el dentado perfil de
Montserrat, allá a lo lejos, como tampoco han cambia-
do, a muy poca distancia del lugar, las orillas del río
Cardoner, con las cuevas excavadas en las rocas que
lo bordean.
¿Es ya San Ignacio de Loyola el que llama a las
puertas del hospital de Santa Lucía la noche del 25 de
marzo de 1522? Véase el juicio que de sí mismo da el
propio Ignacio treinta años después:
Me acaeció una cosa que será bueno escribirse, para
que se entienda cómo nuestro Señor se había con esta
mi ánima que aún estaba ciega, aunque con grandes de-
seos de servirle en todo lo que conociese; y así deter-
minaba de hacer grandes penitencias, no teniendo ya tan-
to ojo a satisfacer por mis pecados, sino agradar y apla-
cer a Dios. Y así, cuando me acordaba de hacer alguna
penitencia que hicieron los santos, proponía de hacer la
¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 35
34 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

misma y aún más. Y en estos pensamientos tenía toda ¡Tanto mejor para él! Pero lo cierto es que existían
mi consolación, no mirando a cosa ninguna interior, ni sa- otros criterios...
biendo qué cosa era humildad, ni caridad, ni paciencia, ni
discreción para reglar ni medir estas virtudes, sino toda ¿Y no tiene también algo de pueril la espectacular
mi intención era hacer destas obras grandes exteriores, vela de armas en Montserrat? El propio Ignacio, por
porque así las habían hecho los santos para gloria de
Dios. lo demás, confiesa que se inspiró en el ejemplo de Arna-
dís de Gaula. Y en otro orden de cosas, si bien puede
Autobiografía, n. 14.
parecer loable que regalara sus vestidos a un mendigo,
Demasiado matizado parece este juicio para ser atri- también podía haber sospechado que el pobre infeliz
buido a una especie de falsa humildad. Ignacio reco- podía caer en manos de la justicia —como efectivamen-
noce sus grandes deseos de santidad; y reconoce sobre te sucedió— y se le acusara de haber robado los tales
todo que es guiado por Cristo. Pero observa dos cosas vestidos.
de capital importancia: en primer lugar, la ceguera de En Manresa se dejará crecer el pelo y las uñas, en
su alma, ignorante de que las "obras grandes exterio- compensación al cuidado que hasta entonces había dis-
res" de los santos no son sino manifestación cuasi-espon- pensado a su aspecto exterior, como si la santidad y el
tánea de sus virtudes interiores de "humildad, caridad aseo no pudieran hacer buenas migas. También se ne-
y paciencia". Cuando faltan estas virtudes, existe el gran gará a ingerior carne y vino, incluso permanecerá ocho
peligro de que la imitación de los santos quede reduci- días sin probar bocado... y caerá enfermo.
da a simple remedo y el que se inicia en la vida espi- Esto por lo que se refiere a la falta de "discreción"
ritual se vea arrastrado a la vanagloria, que conduce a o discernimiento. En cuanto a la tentación de vanaglo-
la soberbia del espíritu. En segundo lugar, observa su ria, es de muy distinta sutileza.
falta de "discreción" o de discernimiento; y de esta ca-
rencia ofrece diversos testimonios la Autobiografía.
LA "COLA SERPENTINA'

INDISCRECIONES La primera parte de la estancia de Iñigo en Manre-


sa (de marzo a julio) es un período de calma. Sale to-
Tenemos, por ejemplo, el episodio del moro con el las las mañanas a mendigar su sustento, asiste a los
que se encontró cuando cabalgaba hacia Montserrat. Dis- oficios en la catedral —misa, vísperas y completas—,
cutiendo con él cada vez más acaloradamente sobre la y el resto del tiempo lo dedica a la oración o a conver-
Virgen María, llega un momento en que Iñigo decide sar con personas piadosas. Se confiesa y comulga cada
que sea su muía la que decida lo que debe hacer con domingo, cosa bastante rara en aquel tiempo. Su lec-
el moro: si la muía tira por el camino ancho, él se lan- tura preferida es el relato de la Pasión. Se le imagina
zará en busca del moro para darle muerte; si tira por uno, al recordar su confesión en Montserrat, de pie ante
el camino estrecho, le dejará ir tranquilo. Nuestro Señor la Cruz y preguntándole familiarmente a su Señor, "co-
quiso, dice Ignacio, que la muía se decidiera por el ca- mo un amigo habla a otro" (EE.EE., n. 54):
mino de la misericordia para con aquel pobre hombre. —¿Cómo es que tú, mi Creador, viniste a hacerte.
36 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? ¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 37

hombre? ¿Cómo es que, dejando la vida eterna, has ve- puede ser "el enemigo de natura humana sentido y co-
nido a la muerte temporal y a morrir de ese modo por noscido de su cola serpentina" (EE.EE., nn. 332-334).
mis pecados? ¿Qué he hecho yo por Cristo? ¿Qué debo Esa forma encubierta de cosas que brillan como si
hacer por Cristo? (EE.EE., n. 53). fueran ojos, ¿no es acaso la proyección de un sentimien-
Sin embargo, en otros momentos ocurren cosas bas- to sumamente humano? "Eres un gran tipo... Todo el
tante extrañas: mundo se fija en ti..., eres un sujeto brillante... Todos
te admiran..." Más tarde, hallándose aún en Manresa,
Estando en este hospital me acaeció muchas veces en bastante enfermo y sintiéndose morir, Iñigo se ve asal-
día claro ver una cosa en el aire junto a mí, la cual me
daba mucha consolación, porque era muy hermosa en gran- tado por "un pensamiento que le decía que era justo".
de manera. No devisaba bien la especie de qué cosa era, Es el paso de la vanidad a la temible tentación de la
mas en alguna manera me parecía que tenía forma de
serpiente, y tenía muchas cosas que resplandecían como soberbia. Pero para entonces ya sabe reconocer el ori-
ojos, aunque no lo eran. Yo me deleitaba mucho y con- gen de la seductora visión.
solaba en ver esta cosa; y cuanto más veces la veía,
tanto más crecía la consolación; y cuando aquella cosa —Por amor de Dios —les dice a unas señoras que
me desaparecía, me desplacía dello. habían ido a visitarle, alertadas de su precaria situa-
Autobiografía, n. 19.
ción—, si alguna vez volvéis a verrne en punto de muer-
te, gritadme a grandes voces diciéndome: "¡pecador!"
¿Alucinaciones de un hombre mal alimentado? No Pero por el momento las cosas no están aún tan cla-
lo parece, porque la imagen volverá a presentarse aun ras, e Iñigo constata con cierta inquietud los cambios
después de que Iñigo haya dejado de ayunar. Lo impor- que en él se producen hacia la mitad del verano: tan
tante es la relación entre esa "cosa" y su estado aními- pronto siente un profundo desconsuelo, una especie de
co: una cosa que brilla, que tiene como muchos ojos y insipidez que le quita todo gusto por la oración, como
que le hace sentirse feliz. tiene la indefinible sensación de que alguien retirara
En otra ocasión le sobreviene un pensamiento rela- de sus hombros el pesado manto de la tristeza. Ahora
cionado con esta visión, aunque distinto de ella: bien, él no puede controlar estos cambios. No es dueño
—¿Cómo podrás tú sufrir esta vida setenta años que de sus fantasías. Tiene la sensación de depender de al-
has de vivir? gún Otro... —
Y esta vez se responde a sí mismo inmediatamente: —"¿Qué nueva vida es esta que agora comenza-
— ¡Oh miserable! ¿Puédesme tú prometer una hora mosro ;?
de vida? Un escalofrío le recorre el cuerpo al comprobar que
Dicho de otro modo: cuando la tentación es mani- ya no es dueño de sí mismo..
fiesta y se siente arrastrado al desaliento, Iñigo no olvi-
da la lección de Loyola y reacciona rápido y bien. Pero
con el tiempo aprenderá que "el enemigo" puede trans- EL MENTIROSO Y EL HOMICIDA
formarse en "ángel de luz", "entrar con la ánima de-
voln y salir consigo". Entonces es menester "mucho ad- Escalofrío de horror y, al mismo tiempo, la tenaz
vrrlir el discurso de los pensamientos", pues sólo al final resistencia de un hombre voluntarioso. "Cuando eras jo-
38 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 39

ven, ...ibas adonde querías. (...) Otro... te llevará adon- De pronto se siente separado. Separado de Dios y
de tú no quieras", le dice Jesús a Pedro. Y añade el de toda la creación. En la más absoluta soledad. Ya no
evangelista: "Con esto indicaba la clase de muerte con es nada.
que (Pedro) iba a glorificar a Dios" (Jn 21. 18-19). —¿Quién soy yo en comparación de todos los hom-
Iñigo no sabe aún la clase de muerte por la que él bres? ¿Y qué son los hombres en comparación con lo-
deberá pasar. Desea dar gloria a Dios, pero por los me- dos los ángeles y santos del paraíso? ¿Qué es todo lo
dios que él mismo pretende escoger. Y entonces Dios va creado en comparación de Dios? Pues yo solo, ¿qué
a abandonarle por algún tiempo a sus propias fuerzas, puedo ser? Corrupción, fealdad corpórea, llaga, pos-
hasta que comprenda que el poder de Dios se manifies- tema, ponzoña turpísima... Querría unirme a Dios, y
ta en la debilidad humana. heme aquí tan separado de él como lo están entre sí la
De julio a octubre atraviesa una espantosa depre- ignorancia y la sabiduría, la debilidad y la fuerza, la
sión, encerrado en una celda del conven* de los domi- iniquidad y la justicia, la maldad y la bondad... (cf.
nicos. "Escuridad del ánima —dirá el propio Ignacio EE.EE., n. 58).
al describir en los Ejercicios la 'desolación espiritual'—. En medio de esta total confusión tiene el presenti-
turbación en ella, moción a las cosas baxas y terrenas, miento de que no debe desdecirse de su anterior resolu-
inquietud de varias agitaciones y tentaciones, moviendo ción, sino que tiene que "plantar cara". Para ello mul-
a infidencia, sin esperanza, sin amor, hallándose toda tiplica las penitencias, ayuna durante toda una sema-
perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y na, persevera en la oración, consulta con su confesor...
Señor" (EE.EE., n. 317). Es la desolación. En el caso Todo es inútil. Y un amargor de muerte le llena la
que nos ocupa, la crisis se desencadena a causa de los boca.
escrúpulos. El vértigo de la auto-destrucción es la última tenta-
En Montserrat había hecho Iñigo una exhaustiva ción que pone en juego el que es "el homicida desde
confesión general. Se le imagina uno trayendo a la me- el principio del mundo". Iñigo ve a un hombre caer
moria todos los pecados de su vida, año por año, es- fulminado al infierno y en sus oídos resuenan los ala-
forzándose por recordar lugares y circunstancias: la ca- ridos de los condenados. Hay en su celda un gran agu-
sa solariega y los alrededores de Loyola, la corte de jero del que no se ve el fondo, y a Iñigo le asalta la
Arévalo, la de Nájera; las relaciones que tuvo, las gen- la tentación de arrojarse por él...
tes con las que anduvo de correrías en sus años mozos, — ¡No, Señor, no haré cosa que te ofenda!
las ocupaciones a las que se había entregado... (cf. Al borde del abismo, este es el único hilo del que
EE.EE., n. 56). pende su fidelidad. De por sí, él ya no es nada, está
Hoy, el "padre de la mentira" viene a tentarle de herido de muerte, abandonado en el campo de batalla.
nuevo, tomando pie para ello en las verdades fundamen- Y se entrega:
tales. Tras el pecado de los ángeles y el pecado de — ¡Socórreme, Señor, que no hallo ningún remedio
Adán, basta un solo pecado mortal para que un hombre en los hombres, ni en ninguna criatura; que, si yo pen-
se precipite en el infierno... ¿Y si, por omitir un pe- sase de poderlo hallar, ningún trabajo me sería grande.
cado, ese hombre fueras tú...? Muéstrame tú, Señor, dónde lo halle; que aunque sea
¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 4í
40 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

¿Cuál fue la naturaleza de aquellas "comunicacio-


menester ir en pos de un perrillo para que me dé un nes"? Al hablar de ello, Ignacio emplea con frecuencia
remedio, yo lo haré! (Autobiografía, n. 23). el verbo "ver", lo cual no deja de ser normal tratándose
Y es entonces, nos dice, cuando "quiso el Señor que de "luz". Sin embargo, no son visiones ni "apariciones".
desperté como de un sueño". Cuando Ignacio dice "vi", quiere decir: "comprendí",
Iñigo acaba de descubrir la máxima humildad. Y "conocí"; pero tampoco estos verbos traducen adecua-
lanza una "esclamación admirativo con crescido afecto": damente la experiencia, que consiste, si se quiere, en
— ¡Vivo! ¡Existo! Los ángeles y los santos han intuiciones, pero dotadas de una certeza de la que no
rogado por mí. No he muerto, no he sido precipitado es posible dudar. A veces van acompañadas de algún
en los infiernos, sigo existiendo, gracias a los cielos, al tipo de imágenes. Pero lo importante es lo que él ha
sol, a la luna, a las estrellas, a los árboles y a los pá- "visto", lo que hizo de él "como si fuese otro hombre
jaros, peces y animales. y tuviese otro intelecto" (Autobiografía, n. 30) y dio
El relato de la creación prosigue, a pesar del pecado origen al libro de los Ejercicios Espirituales.
de los hombres. Iñigo se ha reconciliado ícf. EE.EE..
n. 60).
Más tarde recogerá en los Ejercicios las ásperas me- EL AMOR SE COMUNICA
ditaciones de esta época de su vida. No para hacer pa-
sar a los demás por la misma prueba que él, sino para En primer lugar, la Santísima Trinidad, "en figura
que aprendan de nuevo a amar humilde y humanamen- de tres teclas", dando cada una de ellas su nota y for-
te: "para que si del amor del Señor eterno me olvidare mando entre las tres el acorde perfecto. Se hallaba en-
por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me tonces Iñigo orando en las gradas del monasterio de
ayude para no venir en pecado" (EE.EE., n. 65). Y por Santo Domingo (de ahí, tal vez, la imagen de las tres
eso todas estas meditaciones desembocan en una acción teclas de un clavecín...). Y es tal la impresión que re-
de gracias, para que el pecado sea conocido a través de cibe que, por así decirlo, ya no es dueño de sí. En ese
la ternura y la misericordia de nuestro Creador y Señor. momento sale del monasterio una procesión e Iñigo se
va tras ella casi maquinalmente, sin poder contener sus
lágrimas. Es una impresión tan fuerte que en adelante,
COMO UN MAESTRO DE ESCUELA durante toda su vida, sentirá una inmensa devoción
siempre que rece a la Santísima Trinidad (Autobiogra-
Durante los últimos meses de su estancia en Man- f í a , n. 28).
resa, Iñigo se deja iluminar por Dios, que "le trataba Es en verdad una experiencia de capital importancia.
de la misma manera que trata un maestro de escuela a El misterio de la Trinidad, tan empobrecido por la es-
un niño, enseñándole" (Autobiografía, n. 27). Es el peculación, se convierte para Ignacio en la fuente de
tiempo de la gracia, en que "el mismo Criador y Señor de toda vida espiritual, aquello de donde todo procede
se comunica a la su ánima devota abrazándola en su y adonde todo regresa, en perpetuo movimiento y en
amor y alabanza y disponiéndola por la vía que mejor perpetua comunicación. Quien contempla habitualmen-
podrá servirle adelante" (EE.EE.. n. 15).
42 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 43

te este misterio no puede ya satisfacerse con nada. Para


nombrarlo, Ignacio empleará la expresión "Majeslas di- Es el mismo tipo de representación —unos rayos
vina", que nuestra palabra "majestad" no traduce ade- blancos— que percibirá otro día durante la misa, en el
cuadamente. Se trata del "Deus semper maior", al que momento de la elevación. El Cuerpo de Cristo en la eu-
únicamente responde, en la oración y en la acción, el caristía no será para él una presencia inerte, sino el
"semper magis". Pero este "magis" no es ya del orden centro de irradiación del mundo, en permanente estado
de las proezas ascéticas, sino que traduce el movimien- de creación (cf. Autobiografía, n. 29).
to de quien ha sido agarrado y arrebatado por el obrar La imagen perfecta de Dios es, en efecto, la huma-
divino, que es en adelante el que dirige su acción. nidad de Jesucristo. Ignacio afirma haberla visto en
Manresa "muchas veces y por mucho tiempo, con los
Una vez se me representó en el entendimiento con ojos interiores" (Autobiografía, n. 29). Pero su devo-
grande alegría espiritual el modo con que Dios había ción a Cristo no arranca de ahí, sino que hundía sus
criado el mundo, que me parecía ver una cosa blanca,
de la cual salían algunos rayos, y que della Dios hacía raíces en su fe española y se le había impuesto durante
lumbre. su convalecencia en Loyola. Pero las visiones de Man-
Autobiografía, n. 29. resa sitúan mejor la humanidad de Cristo en el conjun-
to de la creación. Al igual que todas las criaturas, la
Es propio del amor obrar y comunicarse. Y así, Ig- humanidad de Cristo salió de Dios para regresar a Dios.
nacio percibe a Dios como a Alguien que "trabaja y Pero, al encarnarse el Hijo en ella, lo hizo investido de
labora por mí en todas cosas criadas sobre la haz de la una misión, porque Jesucristo es el Enviado del Padre.
tierra"; y todas las cosas creadas "descienden de arri- La contemplación de los misterios de la vida de Cris-
ba... como del sol descienden los rayos, de la fuente to, que vienen a continuación en los Ejercicios, se orde-
las aguas, etc." (EE.EE., nn. 236-237). Esta contempla- nará a partir de ese momento en que el Hijo se ofrece
ción le llevará a "ver a Dios en todas las cosas", a con- al Padre y se inserta en el mundo para salvar a los
vertirse en ese "contemplativo en la acción" que, según hombres, librándolos de las fuerzas del mal e invitán-
San Ignacio, caracteriza al hombre. Y le llevará también doles a seguirle. Y como, para cumplir esta misión.
a respetar las cosas y a los hombres. Se cuenta de él Cristo suscita discípulos, el conformarse a Jesucristo ya
que,- siempre que se encontraba con algún hermano en no consistirá para Ignacio en escoger tal o cual ejemplo
la casa de Roma, una sonrisa iluminaba su rostro, has- de los Santos, sino en responder al llamamiento de Cris-
ta el punto de que tuvo que intentar controlar este re- to para, a su vez, ser enviado (como Cristo lo fue), y en
flejo, porque podría parecer algo extraño a quien ig- ofrecerse en cuerpo y alma al trabajo, del mismo modo
norara la causa del mismo. E igualmente exhortará a que se ofreció Cristo para la salvación del mundo.
los novicios a conducirse "en manera que considerando Por medio de estas revelaciones sobre la Trinidad,
los unos a los otros, crezcan en devoción y alaben a la creación, la eucaristía y la humanidad de Cristo, el
Dios nuestro Señor, a quien cada uno debe procurar de "maestro de escuela" prácticamente ha concluido su ins-
reconocer en el otro como ei su imagen" (Constitucio- trucción, y el discípulo tiene la audacia de decir:
nes de la Compañía de Jesús [Const. S.¡.]. n. 250). Estas cosas que he visto me confirmaron entonces y
me dieron tanta confirmación siempre de la fe, que mu-
44 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? ¿COMO ES ESA NUEVA VIDA?
45

chas veces he pensado conmigo: Si no huviese Escrip- me gusta descubrir en la meditación fundamental de los
tura que nos enseñase estas cosas de la fe, yo me deter-
minaría a morir por ellas, solamente por lo que he visto. Ejercicios (la del "Principio y Fundamento") una ver-
Autobiografía, n. 29.
sión distinta, en el lenguaje de la iluminación del Car-
doner:

La humanidad ha sido llamada a la existencia para ala-


EN LAS ORILLAS DEL CARDONER bar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, me-
diante esto, salvar su alma. Y todas las otras cosas sobre
la faz de la tierra han sido llamadas a la existencia para
Queda por hacer la síntesis; pero también ésta se el bien de los hombres, a fin de ayudarles a perseguir
le dará hecha en la "iluminación del Cardoner". Se di- el fin por el que ellos mismos han sido llamados a exis-
tir. •
rigía Iñigo en cierta ocasión a la pequeña iglesia de De donde se sigue que el hombre debe servirse de
San Pablo el Ermitaño, cuando, al cabo de un rato de ellas en la medida en que le ayuden para alcanzar su fin,
y desprenderse de ellas en la medida en que sean un
piadosa marcha, se sentó, con la cara vuelta hacia el obstáculo para ello.
río, que discurría más abajo, y allí Para lo cual es preciso que nos hagamos indiferentes
a todas las cosas creadas, en cuanto le está permitido
a la libertad humana. De tal manera que, de nuestra par-
...se me empezaron a abrir los ojos del entendimiento; te, no deseemos más la salud que la enfermedad, la ri-
y no que viese alguna visión, sino entendiendo y cono- queza que la pobreza, el honor que el deshonor, o una
ciendo muchas cosas, tanto de cosas espirituales como vida larga más que una vida corta; y lo mismo en todo
de cosas de la fe y de letras; y esto con una ilustración lo demás.
tan grande, que me parecían todas las cosas nuevas. Y Se trata de que deseemos y elijamos únicamente lo
no se puede declarar los particulares que entendí enton- que más nos conduce al fin por el que hemos sido llama-
ces, aunque fueron muchos, sino que recibí una grande dos a existir.
claridad en el entendimiento; de manera que en todo el
discurso de mi vida, coligiendo todas cuantas ayudas haya EE.EE., n. 23.
tenido de Dios, y todas cuantas cosas he sabido, aunque
las ayunte todas en uno, no me parece haber alcanzado
tanto como de aquella vez sola. Y esto fue en tanta ma-
nera de quedar con el entendimiento ilustrado, que me Todo está llamado y ordenado; pero no con un or-
parescía como si fuese otro hombre y tuviese otro inte- den estático en el que cada cosa sigue estando en su
lecto que tenía antes.
Autobiografía, n. 30. lugar, sino integrado en el movimiento oue la creación
arrastra consigo. En cabeza va Cristo; y detrás, el pue-
No hay que pensar que Iñigo quedó de repente do- blo de los hombres libres en medio de las cosas creadas.
tado de un saber enciclopédico. Lo que indudablemente Mi vida, por lo tanto, tiene un sentido. Deberé ca-
percibió en esta "visión sintética ', que englobaba las minar por entre las maravillas de la creación no en
realidades de "cosas espirituales'' y "de cosas de la fe plan "dilettante", tomando aquí y allá la flor que me
y de letras'', fue la relación entre los misterios de la agrada y dejando que se marchite en mis manos, sino
fe (Trinidad, creación, eucaristía. Encarnación, etc.) y sabiendo a dónde voy y a dónde va el mundo. Si todas
la finalidad del mundo presente en aquel primer cuarto las demás cosas me resultan indiferentes, no es porque
del siglo xvi; el lugar del hombre en el universo y el yo sea insensible a la belleza del universo, a las capaci-
sentido de su propia existenci i en la creación ordenada dades del hombre y a las alegrías de la vida, sino por-
a Dios. Por mi parte, y aun a riesgo de equivocarme. que aún no sé qué es lo que mejoi me conducirá hacia
46 ¿GUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? ¿COMO ES ESA NUEVA VIDA? 47

lo que Dios espera de mí. Tal vez sea la gris monoto- tobiografía, n. 29). Y por último, y en bien de su sa-
nía de una oficina, o la penuria de medios en relación lud, acepta vestirse y abrigarse mejor.
a lo que me gustaría realizar, o la enfermedad corpo- ¿Exiguo balance? Veamos más bien las razones de
ral o espiritual, o unos cuantos años de vida para llevar estos cambios y cómo Iñigo los decidió. Dos considera-
a cabo el proyecto de todo un siglo... Tan sólo sé una ciones preceden a las decisiones: las consolaciones en
cosa: que debo entrar por el camino que Cristo abrió la oración y el fruto apostólico de sus conversaciones.
para liberar al mundo. Y tan sólo deseo una cosa: ser La inspiración personal no es siempre de fiar y,
el servidor de ese gran designio. después de las "visiones" de la "serpiente". Iñigo sabe
Tal vez en esto está pensando Iñigo mientras da gra- que no toda consolación proviene necesariamente de
cias a Dios al pie de un cercana cruz. Dios. Son necesarios el discernimiento personal y el de
los demás, en este caso el confesor. Pero el inspirado es
Iñigo, y es él, en último término, quien decide comer
carne. Sea cual sea el orden de los pasos que se den,
EL HOMBRE NUEVO siempre habrá en el proceso de la decisión ignaciana
cuatro elementos: la inspiración, el discernimiento per-
En el transcurso de este período de "iluminaciones' 7 sonal, el control o la confirmación por parte de la Igle-
se produce en el comportamiento de Iñigo un cierto nú- sia, y la decisión. El espíritu de obediencia no produce
mero de cambios, mínimos en apariencia, pero signifi- robots, con tal de que la búsqueda no se haga en solita-
cativos. rio y la decisión pueda ser revocable.
A partir de ahora va a dedicar mucho tiempo a con- Pero igualmente importante es la motivación apos-
versar con la gente. A no ser que se le robe al sueño..., tólica de los cambios. Y aquí se manifiesta aún con ma-
¿no será demasiada pérdida de tiempo si lo que se pre- yor claridad "el hombre nuevo" en que Iñigo se ha con-
tende es encontrar al Señor? Como por azar, es precisa- vertido en Manresa: un hombre asociado al designio de
mente en el momento de acostarse cuando le vienen los Dios que Cristo prosigue en la Iglesia. En este punto
más elevados pensamientos... "Y por aquí -—nos dice— convergían las iluminaciones recibidas. Y es también
empecé a dubdar si venían de buen espíritu aquellas no- la conclusión a la que llega Iñigo al término de su épo-
ticias, y vine a concluir conmigo que era mejor deja- ca manresana:
llas y dormir el tiempo destinado, y lo hice así." (Auto-
biografía, n. 26.) Y a este tiempo había muchos días que era yo muy
ávido de platicar de cosas espirituales, y de hallar per-
Otro cambio, esta vez relacionado con la comida: sonas que fuesen capaces dellas. Ibase allegando el tiem-
a pesar de las objeciones de su confesor, él tiene la cer- po que tenía pensado para partirme para Jerusalén.
teza de que debe volver a comer carne... Y otro cambio Autobiografía, n. 34.
más, relativo a su aspecto exterior: "Después que em-
pecé a ser consolado de Dios y vi el fruto que hacía en Ya no le interesa la soledad de la Cartuja. Ahora
las almas tratándolas, dejé aquellos extremos que de an- desea ayudar a otros, tanto corno ser ayudado por ellos.
tes tenía, y me cortaba ya las uñas y los cabellos" (Au- Apostillado y vida en compañía : ¿no está ahí, acaso,
48 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

el germen de lo que será el proyecto de la Compañía de


Jesús? Y el caso es que no podía ser de otra manera,
después de haber recibido la revelación del amor trini-
tario comunicado a toda la creación en un incesante
movimiento; después de haber contemplado a Jesucris- ^Viernes, ^ de septiembre de
to en el Evangelio y en la Eucaristía; después de haber
escuchado su llamada, visto a la humanidad como un
pueblo en marcha hacia el Padre, y percibido al mundo El grupo de peregrinos del que Iñigo forma parte se encuentra
muy cerca de Jerusalén. Había desembarcado en Jaffa el 24 de
como necesitado de serle arrebatado al enemigo para agosto, pero por razones administrativas no han podido abandonar
entregárselo a Cristo. el navio hasta el día 31; y sólo al día siguiente, acompañados de
una escolta turca y de un padre franciscano, se ponen en marcha
Sin embargo, y a fin de ejercitarse "en caridad y a lomos de asnos.
fe y esperanza", según sus propias palabras, va a em- Aquella mañana, un español llamado Diego Manes hace que se
detenga el grupo:
prender el camino en solitario. El 18 de febrero de 1523 —Muy pronto vamos a llegar al lugar desde donde podremos
se despide de sus amigos en el puente romano por el que divisar la Ciudad Santa. Para preparar a fondo nuestros ánimos, pro-
había entrado en Manresa. Y se dirige al mar. pongo que a partir de ahora caminemos en silencio.
Y efectivamente, al poco tiempo ven acercarse hacia ellos la
cruz alzada que precede a la comitiva de los monjes que salen a
recibirles.
Se apean de sus cabalgaduras... y ¡allí está Jerusalén, resplan-
deciente bajo el sol! El júbilo y la alegría son indescriptibles...
El viaje de ¡da y vuelta entre Barcelona y Jerusalén le lleva a
Iñigo cerca de once meses. Embarcó el 12 de marzo y, antes de
llegar a Gasta, ya ha tenido que soportar cinco días de tempestad.
En Italia la peste está causando estragos, y las puertas de las ciu-
dades están cerradas. Llega a Roma, completamente solo, el Do-
mingo de Ramos; recibe la bendición papal y parte para Venecia el
7 de abril. En Venecia tiene que aguardar varias semanas hasta
encontrar pasaje en un navio. Al fin, el 14 de julio consigue em-
barcar para Chipre.
Su estancia en Jerusalén sólo dura veinte días; y a mediados
de febrero de 1524 está de regreso en Barcelona.
En la 'Autobiografía', el relato del viaje ocupa dos de los diez
capítulos de que consta el libro, como si Ignacio se hubiera re-
creado al narrarlo, porque los recuerdos son extraordinariamente pre-
cisos; y todo el relato, de punta a cabo, con sus aventuras a veces
chuscas y a veces trágicas, refleja un avasallador ímpetu juvenil.
Después de su conversión, Iñigo sigue siendo un hombre.
4. La humanidad de Jesucristo

Ver el camino desde Nazaret a Bethlem, considerando


la longura, la anchura, y si llano o si por valles o cuestas
sea el tal camino; asimismo mirar el lugar o espelunca
del nacimiento, quán grande, quán pequeño, quán baxo,
quán alto, y cómo estaba aparejado.
Ver a Nuestra Señora y a Joseph y a la ancilla y al
niño Jesú, después de ser nacido, haciéndome yo un po-
brecito y esclavito indigno, mirándolos, contemplándolos y
sirviéndolos en sus necesidades, como si presente me
hallase, con todo acatamiento y reverencia posible.
Mirar y considerar lo que hacen, así como es el ca-
minar y trabajar, para que el Señor sea nascido en summa
pobreza, y a cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed,
y de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir
en cruz; y todo esto por mí.
EE.EE., nn. 112-116.
'

Tal vez llevara Iñigo en su alforja de peregrino el


texto de la contemplación de la Navidad que propone
en los Ejercicios Espirituales. Lo que había leído en la
Vida de Cristo, el proyecto que había ideado en Loyo-
la y que había meditado en Manresa..., todo ello lo iba
a vivir ahora intensamente.
Pero más que como penitente, aquel viaje lo em-
prendió como compañero. Pues había descubierto que.
para asociarse al Cristo enviado en misión, debía ase-
mejarse a quien le llamaba a trabajar con él, para que
"siguiéndole en la pena, también le siga en la gloria"
(EE.EE., r\. 95). De ahí su resolución:
Mi firme propósito era quedarme en Jerusalcn, visitan-
do siempre aquellos lugares santos; y también tenía pro-
pósito, ultra desta devoción, de ayudar las ánimas.
Autobiografía, n. 45.
52 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? LA HUMANIDAD DE JESUCRISTO 53

Su proyecto no llegará a realizarse. Pero durante en Chipre, pues el patrón del navio se negaba a admi-
todo el viaje no dejará de cumplirse en toda su integri- tir a bordo a un hombre que no tenía dinero.
dad su contemplación del misterio de la Navidad: el — ¡Pero si es un santo!, le decían los amigos de
hambre, la sed, el calor y el frío, las injurias y afren- Iñigo.
tas... Y se podría completar citando a San Pablo: "...pe- —Pues si es un santo, ¡que haga la travesía como
ligros de ríos, peligros de salteadores...; peligros en la hizo Santiago!
ciudad; peligros en despoblado; peligros entre falsos
A Iñigo no le llevarán los ángeles, como cuenta la
hermanos..." (2 Cor 11, 26). Pero, por encima de to-
leyenda que sucedió con el cuerpo del santo Patrón de
do, la alegría de no ser mejor tratado que su Señor.
España, ...sino un patrón más complaciente.
La verdad es que Iñigo hizo muchas amistades, con
las que volverá a encontrarse cuando pase por los mis-
La POBREZA COMO ESPERANZA mos lugares. En Venecia. donde hace mucho frío, le
dieron un trozo de paño que él se enrolló en torno a su
Resulta imposible referir en detalle las apasionan- delicado estómago, además de cierta suma de dinero en
tes aventuras de aquel viaje; aprovechamos dicha im- julios (monedas con la efigie de Julio II). Pero sucedió
posibilidad para remitir al lector al relato de la Auto- que, estando en Ferrara, un mendigo le pidió limosna,
biografía. De todos modos, recordemos algunos puntos y él le dio un marquete, que equivalía a 5 ó 6 cuatri-
que muestran el deseo de Iñigo de conformarse "con nes. Naturalmente, se presentó un segundo mendigo, y
Christo pobre" y "lleno de oprobios". le dio una moneda de más valor. Vino un tercero, y ya
En el conjunto de sus recuerdos, el dinero ocupa un no le quedaban sino los julios. Le entrega uno... y a
importante lugar. Iñigo parece haber estado muy preo- continuación se produce una verdadera avalancha de
cupado no por procurárselo, sino por deshacerse de él mendigos, hasta que, habiéndose quedado sin blanca, se
cuando lo tenía. Cuando el barco zarpa de Barcelona. ve obligado a excusarse:
cinco pequeñas monedas brillan al sol en un banco jun- —Perdonadme, amigos, pero ya no me queda na-
to a la playa. Harto ya de verse obligado a llevar con- da...
sigo algún bizcocho para alimentarse durante el viaje Para Iñigo, como para Francisco de Asís, la pobre-
(para lo cual tuvo que mendigar), una vez conseguido, za no es triste. Curtido con la experiencia del viaje, dirá
depositó cuidadosamente sobre aquel banco las pocas a sus compañeros: "Amen todos la pobreza como ma-
monedas que le sobraban. Ya no tendrá más que "la dre, y según la medida de la santa discreción, a sus
esperanza que llevaba en Dios". liempos sientan algunos effectos della" (Const. S.I.,
Y por más que le repiten que es imposible ir a Jeru- n. 287). Amar la pobreza, porque Cristo escogió ser po-
salén sin dinero, él no desiste de su empeño: "¡Ni una bre. Y amarla como a madre, porque no hay pobreza
perra!" Y cada vez que le fuerzan a aceptar algún di- evangélica si no hay esperanza.
nero, le falta tiempo para distribuirlo entre los pobres.
Durante el viaje de regreso le faltó poco para quedarse
54 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
LA HUMANIDAD DE JESUCRISTO 55

LAS I N J U R I A S POR AMOR —En tal caso, debo decir a vuestra Reverencia que
En respuesta al llamamiento de Jesús, Iñigo había mi propósito está perfectamente decidido y que no pue-
do renunciar a él por ningún motivo.
compuesto esta oración:
Esto acaba de "hincharle las narices" al buen Pa-
...que yo quiero y deseo y es mi determinación deli- dre:
berada, sóio que sea vuestro mayor servicio y alabanza,
de imitaros en pasar todas injurias y todo vituperio y toda —Ya que os obstináis, tendré que recurrir a medios
pobreza, así actual como espiritual, queriéndome vuestra
sanctíssima majestad elegir y rescibir en tai vida y es- expeditivos. Nos detentamos la autoridad de la Sede
tado. Apostólica para obligar a abandonar los santos luga-
££.££., n. 98.
res o para permitir que se quede quien nos plazca. Te-
nemos además poder para excomulgar a quien se nie-
Viviendo como un vagabundo, con un aspecto que
ge a obedecernos. Voy a mostraros las Bulas...
podía hacer pensar que también él estaba atacado de
la peste, tenía motivos más que suficientes para esperar Iñigo responde inmediatamente que no necesita ver-
que vería satisfecho su deseo. las. Se ha opuesto sin ningún miramiento a aquel hom-
Sin embargo, había una condición en su oración: bre que tenía frente a él, pero al oír hablar de la Sede
"queriéndome vuestra sanctíssima majestad elegir y res- Apostólica, ha sacado inmediatamente la conclusión:
cibir...". La humildad comienza por la obediencia. "No es voluntad del Señor que yo quede en estos san-
Estando ya los peregrinos a punto de emprender el tos lugares" (cf. Autobiografía, nn. 46-47). Reempren-
regreso, Iñigo se va a ver al Padre Guardián del con- derá el viaje hasta que, por la voz de la Iglesia, sepa
vento de los franciscanos para explicarle su proyecto claramente a dónde quiere llevarle el Maestro. Y esto
de quedarse en Jerusalén. No le pide que le dé aloja- ?e demorará aún quince años...
miento, sino tan sólo que tengan a bien escucharle de En cuanto a las injurias recibidas por amor, las ha
vez en cuando en confesión. El Guardián no ve mayor conocido ya y seguirá conociéndolas. Por haber escapa-
inconveniente en ello, pero le dice que debe consultarlo do sin permiso para volver a ver el monte Olívete, re-
con el Provincial. Una vez llegado éste, y tras unas cibió unos cuantos palos. Y cuando le llevaban vigilado,
breves buenas palabras, le echa el jarro de agua fría : dice que era como si viera a Cristo, conducido junto
—Lo he pensado bien... y no podéis quedaros. Es a él por la cohorte de soldados.
demasiado peligroso. Otros ya han tenido el mismo de- En el camino de regreso, tras la tempestad, la pes-
seo y, de ellos, unos han muerto y otros han sido cap- te, los turcos y los franciscanos, se encuentra con ¡la
turados por los turcos... guerra! Entre Ferrara y Genova se ve precisado a atra-
— ¡No importa! ¡Yo no tengo inconveniente en mo- vesar el frente que separa a los ejércitos francés e im-
rir o en ir a la cárcel! perial. ¿Un espía? Apresado por los soldados del Em-
—Sí, ya veo, pero... si vais a la cárcel, nos vere- perador Carlos, es sometido, como cualquier sospecho-
mos obligados a rescataros, y eso cuesta mucho dinero. so, al siniestro rito del cacheo, el desnudamiento y el
Y nosotros somos muy pobres... No. Decididamente, interrogatorio... Y al no sacar nada de él, los soldados
partiréis mañana con los demás peregrinos. le conducen ante el capitán, "que él le haría decir".
56 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
LA HUMANIDAD DE JESUCRISTO
57
En esta ida tuve como una representación de cuando
llevaban a Cristo, aunque no fue visión como las otras. no había b'en mirado en el monte Olívete a qué parte
Y ful (levado por tres grandes calles; e iba yo sin ninguna estaba el pie derecho, o a qué parte el esquierdo; y tor-
tristeza, antes con alegría y contentamiento.
nando allá, creo que di las tijeras a las guardas para que
me dejasen entrar.
Autobiografía, n. 52.
Autobiografía, n. 47.

¿Ingenuidad tal vez? ¿ü no será más bien que la


LA "COMPOSICIÓN DE LUGAR" oración no es para Ignacio un ejercicio inlelectual ni
una evasión de la realidad? En la oración toma parle
Un último punto, referente éste a la oración, hay la imaginación, como las demás facultades del alma y
que añadir al balance de la experiencia de Jerusalén. del cuerpo, porque se trata de estar presente a lo que
A veces sorprende la importancia que San Ignacio con- se vive. La "composición de lugar" no es sino un "pre-
cede a lo que él llama "composición de lugar": ludio" a la contemplación; y la contemplación misma
de la humanidad de Cristo no es sino un camino para
En la contemplación o meditación visible, ...la com-
posición será ver con la vista de la Imaginación el lugar ir de lo visible a lo invisible. Si Iñigo regresa al monte
corpóreo donde se halla la cosa que quiero contemplar. Olívete para ver cuál era la orientación exacta de las
Digo el lugar corpóreo, así como un templo o un monte,
donde se halla Jesu Christo o Nuestra Señora, según lo huellas de los pies de Cristo, es para saber hacia dónde
que quiero contemplar. se dirigía su mirada y poder él, en sus ulteriores ora-
EE.EE., n. 47. ciones, ponerse bajo la mirada del Señor a fin de me-
jor entender sus últimas palabras como si a él personal-
Un ejemplo ilustrará esta insistencia. Durante su mente le fueran dirigidas...
peregrinación, Iñigo vio los santos lugares al estilo de "¡Si me olvidare de ti, Jerusalén, que se me seque
nuestras actuales visitas turísticas organizadas: a paso la mano derecha!" (Salmo 137). Iñigo no olvidará. Por-
de carga. Había muchas cosas que visitar —verdaderas que la memoria cristiana hace presente el misterio que
o falsas, tenidas por verdaderas—, pues ya sabemos que ella misma evoca: "Haced esto en memoria mía".
en materia de lugares históricos las leyendas brotan co-
mo hongos. A Iñigo le habría gustado detenerse, con-
templar pausadamente, rezar... Y en vísperas del viaje
de regreso, se escapa...

En el monte Olívete está una piedra, de la cual subió


nuestro Señor a los cielos, y se ven aún agora las pisa-
das Impresas; y esto era lo que yo quería tornar a ver.
Y así, sin decir ninguna cosa ni tomar guía [porque los
que van sin turco por guía corren grande peligro), me
descabullí de los otros, y me fui solo al monte Olívete.
Y no me querían dejar entrar las guardas. Les di un cu-
chillo de las escribanías que llevaba; y después de haber
hecho mi oración con harta consolación, me vino deseo
de Ir a Betfage; y estando allá, me torné a acordar que
2 de febrero de 1528

En aquella época, cuando se venia del sur, se entraba en París


por la puerta de Saint-Jacques, situada aproximadamente a la altu-
ra de lo que hoy es la calle Soufflot. Desde lo alto de Montrouge,
adonde llegó aquel día de las Candelas, Iñigo pudo contemplar la
infinidad de campanarios que se apiñaban en el barrio Latino. Y a
lo lejos, más allá de la Sainte-Chapelle y de las torres de Notre-
Dame, podía divisar el verdor del monte de los Mártires...
Desde su regreso de Jerusalén, Iñigo se ha convertido en un
estudiante. Ha pasado más de dos años en Barcelona, dieciséis me-
ses en la universidad de Alcalá y unas cuantas semanas en la de
Salamanca. Estancias más o menos agitadas y cuyos resultados,
desde el punto de vista académico, no son demasiado brillantes.
Entonces acude a París, para volver a empezar a partir de cero...
Al disponer de algún dinero, para en una fonda donde se alojan
algunos españoles. Dos meses más tarde, habiéndose quedado sin
blanca, le ponen en la calle y se ve obligado a mendigar y a al-
bergarse, con los peregrinos de paso, en el hospital de Saint-Jacques
(ubicado en lo que hoy es el n.° 135 de la calle Saint-Denis). En
consecuencia, todas las mañanas, después de salir el sol —pues
tal era la norma del hospital—, deberá correr hasta el Sena, atra-
vesar la isla de la Cité, remontar la colina de Sainte-Geneviéve a
marchas forzadas... para acabar llegando tarde a las clases del co-
legio de Montaigu, donde aprende latín con los niños parisienses.
¡Montaigu! *¡Mejor trato reciben los toreados entre los moros
y los tártaros, o los asesinos en la prisión criminal, y hasta los pe-
rros en vuestras casas, que el que dan a estos infelices en el dicho
colegio! Que si yo fuese rey de París, el diablo me lleve si no le
prendiera fuego por dentro y no hiciera quemar al principal y al
regente, que permiten tanta inhumanidad delante de sus ojos*.
Fue Rabelais quien escribió estas resentidas palabras. Pero ¡qué
importa! Los estudios no son tan malos: en Montaigu, no hace mu-
cho, ha enseñado Erasmo; y de Montaigu acaba de salir el joven
Calvino. Y después Iñigo verá a otros muchos...
5, Sabiduría y locura

Es humildad perfectíssima... quando..., siendo Igual ala-


banza y gloria de la divina majestad, por imitar y pares-
cer más actualmente a Christo nuestro Señor, quiero y
elijo más pobreza con Christo pobre que riqueza, oppro-
bios con Christo lleno dellos que honores, y desear más
de ser estimado por vano y loco por Christo, que primero
fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este
mundo.
EE.EE., n. 167.

"Elijo opprobios con Christo lleno dellos..." Cabe


preguntarse cuál es la relación entre este deseo de Iñigo,
con tanta firmeza expresado en la "tercera manera de
humildad" de los Ejercicios, y esta nueva empresa que
va a llevarle diez años de su vida: estudiar; es decir
pasar a las filas de los "sabios y prudentes de este
mundo".
La respuesta se inscribe, en primer lugar, en los
propios hechos: nunca sufrió tanto Iñigo de parte de
los "sabios y prudentes" (gente "de Iglesia", por aña-
didura) como durante sus años de estudiante. Pero, co-
mo veremos —y sin perjuicio de mejor comprender y
hasta, desear lo que, de entrada, nos parece tan descon-
certante y extravagante en esta "tercera manera de hu-
mildad"—, hay en ello algo más que una mera coinci-
dencia.
En principio, no obstante, es innegable que se da
esa seriedad propia de cualquier empresa humana dig-
na de tal nombre.
62 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
SABIDURÍA Y LOCURA 63

ESTUDIOS..., ¿PAKA QUÍ:?


ría, pues, Iñigo la decisión de estudiar con objeto de
hacerse sacerdote, corno muchas veces se ha dicho?
El padre de Iñigo, que pensaba en el estado cleri-
Los hechos parecen contradecir esta explicación. En
cal para su hijo, había hecho el ensayo, efectivamente,
Venecia, aún no piensa en el sacerdocio. Todavía no
de llevar un preceptor a la casa-torre de Loyola. Pero
ha chocado con los teólogos lo suficiente corno para
al muchacho se le atragantaba la gramática latina.
convencerse de la necesidad de ser también él teólogo.
Aprendió, eso sí, a leer, le gustaba escribir y cantaba
Incluso después de haber topado con ellos en Alcalá y
bastante bien; pero eso fue todo. En la corte de Aréva-
en Salamanca, si bien está persuadido de que debe pro-
lo, entre uno y otro ejercicio de armas, probó a impor-
seguir sus estudios, sigue ignorando cuál habrá de ser
tunar a la musa tocando algunos instrumentos. Música
su estado de vida. ¿Entrará en religión o se dedicará
y poesía... ¡No era ése el camino de las escuelas!
a andar por el mundo? Y todavía sigue haciéndose la
En Manresa, su "maestro de escuela" fue Dios. La
misma pregunta en el momento de abandonar España.
leyenda tiene su parte de verdad: los Ejercicios le fue-
El 3 de marzo de 1528 escribe a Inés Pascual, su bien-
ron dictados, pero no como lo representan las pinturas
hechora de Barcelona:
un tanto ingenuas, sino en el secreto de la experiencia
espiritual. En su viaje a Tierra Santa llevó consigo lo Con próspero tiempo y con entera salud de mi perso-
que había escrito y recogió los frutos de su experien- na, por gracia y bondad" de Dios nuestro Señor, llegué en
esta ciudad de París a 2 días de febrero, donde estoy
cia: el árbol era bueno. ¿Para qué injertarle, pues, el estudiando hasta que el Señor otra cosa de mí ordene.
pesado aparato de la Escolástica? ¿A qué se debió esta
decisión que tomó en Venecia al regreso de Tierra MHSI, Monumenta Ignatiana, t. II, p. 74.

Santa?
Lleva ya tres años estudiando, pero aún ignora si
Después que entendí que era voluntad de Dios que
es para ser sacerdote. Entonces, ¿para qué?
no estuviese en Jerusalén, siempre vine conmigo pen- Desde que tuvo la "ilustración" del Cardoner, está
sando qué haría, y al final me inclinaba más a estudiar seguro de la luz que ha recibido en lo concerniente a
algún tiempo para poder ayudar a las ánimas, y me de-
terminaba ir a Barcelona. "cosas espirituales, de la fe y de letras". Cree que los
Autobiografía, n. 50.
Ejercicios son un instrumento capaz de transformar los
corazones y hasta el propio mundo. Pero las hojas que
ha escrito deben hacerse tan creíbles para los demás
"¿Qué debo hacer?" Ya no busca un objetivo, pues-
como para él. El Espíritu Santo, que las ha inspirado,
to que lo ha encontrado, sino que busca el medio que
y la Iglesia, que debe aprobarlas, no pueden contrade-
ha de escoger, "entre todas las cosas creadas", para
cirse. Ahora bien, la Iglesia no aprobará los Ejercicios
mejor poder "ayudar a las ánimas". Ahora bien, en la
a menos que sean conformes a la Escritura y a la Tra-
época en que vive Iñigo, la condición de laico parecía
dición. Esta es la razón primordial por la que Iñigo
poco compatible con determinadas formas de apostola-
decide adquirir la ciencia y la cultura de la Iglesia.
do eclesial. Para hablar de Dios había que ser sacer-
Se trata de enraizar los Ejercicios en la historia del
dote, y para ser sacerdote había que estudiar. ¿Toma-
pueblo de Dios.
SABIDURIA Y LOCURA 65
64 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?

Y se trata, además, de "comunión". Iñigo desea vimiento de renovación espiritual estaba sacudiendo a
servir a la Iglesia, pero no "fuera del tiempo", no en la cristiandad de su marasmo. Los "iluminados" o
una Iglesia "celeste", sino en este tiempo, con la cultu- "alumbrados" formaban parte de dicho movimiento. í\
ra, el esfuerzo combativo y el lenguaje de la Iglesia y eran precisamente herejes. Lo que sucedía era que bus-
del mundo en que él vive. Si los Ejercicios no fueran caban a Dios por nuevos caminos. Pero muchos de ellos
más que un libro, se transmitirían como tal de genera- tendían a considerar que, una vez hallado el secreto de
ción en generación. Pero, más que un libro, son un diá- la unión con Dios, lo demás era secundario y hasta
logo entre personas: entre el Creador y la criatura. Pe- inútil. Y "lo demás" significaba los sacramentos, las
ro, para hacer posible este diálogo inefable, son tam- oraciones tradicionales y, en resumidas cuentas (y de-
bién un diálogo entre el que da los Ejercicios y el que bido a su desconsideración del sacramento de la peni-
tencia), los preceptos de la moral.
los recibe. Y tal diálogo no puede prescindir de un len-
Pues bien; resulta que aparece un hombre que en-
guaje vivo y actual ni de una cultura temporal que
seña su propio y particular método de unión con Dios,
permite a los hombres comunicarse entre sí, y al após-
y unas personas que se singularizan por su indumenta-
tol hacerse "judío con los judíos y griego con los grie-
ria. Los Inquisidores de Toledo son alertados del he-
gos".
cho. Alguien le avisa a Iñigo "que habían de hacer
La decisión de Venecia está preñada de este propó-
carnecería dellos". Corría el mes de noviembre de 1526.
sito. Y por tratarse de un proyecto apostólico, Iñigo
Los Inquisidores se limitaron a hacer una investi-
tendrá el extraordinario valor, a sus treinta y tres años,
gación y dejaron el cuidado de llevar el proceso en ma-
de aprender con los niños los rudimentos de la gramá-
nos del vicario general, Juan Rodríguez de Figueroa.
tica latina.
La conclusión fue tranquilizadora: no hay nada que
decir acerca de la doctrina y el género de vida de los
compañeros; sin embargo, convendría que dejaran de
ALCALÁ Y LOS "ALUMBRADOS"
singularizarse por la uniformidad de su indumentaria.
Iñigo acepta la sentencia, pero no sin observar con cier-
Al cabo de dos años de gramática en Barcelona,
ta arrogancia:
Iñigo se matricula en la universidad de Alcalá para —No sé qué provecho hacen estas inquisiciones, que
seguir los cursos de "Artes", es decir, de filosofía pri- u uno tal no le quiso dar un sacerdote el otro día el
mordialmente. Su celo apostólico, sin embargo, podía sacramento porque se comulga cada ocho días, y a mí
más que su deseo de formación. Viviendo ya en comu- me hacían dificultad. Nosotros queríamos saber si nos
nidad con cuatro compañeros, daba los Ejercicios y han hallado alguna heresía.
enseñaba el catecismo. No tardaron aquellos cinco indi- —No, dice Figueroa, que si la hallaran, os que-
viduos en hacerse notar en la ciudad. Se les conocía maran.
como "los ensayalados", a causa de la saya que todos —También os quemaran a vos, replicó Ignacio, si
ellos vestían; pero también —y esto ya era más gra- os hallaran heresía.
ve— les llamaban "los alumbrados". ¡La humildad tiene estas réplicas!
En aquellos comienzos del siglo xvr, un extenso mo-
66 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? SABIDURÍA Y LOCURA
67

Durante algunas semanas, Iñigo disfrutó de una re- •—De virtudes y de vicios nadie puede hablar sino
lativa tranquilidad; pero una buena mañana fue con- en una de dos maneras: o por letras, o por Espíritu
ducido a prisión... Se decía que por su culpa dos mu- Santo. En vuestro caso no es por letras, luego debe de
jeres, madre e hija (esta última muy hermosa, por cier- ser por Espíritu Santo.
to), habían huido de Alcalá. Para que Iñigo quedara Iñigo barrunta la trampa que se le presenta y guar-
libre de sospechas hubo que esperar a que regresaran da silencio. Pero el dominico se impacienta:
las fugitivas, que habían marchado en peregrinación — ¡Cómo! Ahora que hay tantos errores de Erasmo
precisamente contra el parecer de Iñigo. Tardaron cua- y de tantos otros que han engañado al mundo, ¿no que-
renta y dos días en liberarlo. Y como había que dictar réis declarar lo que decís?
una sentencia, se decidió agravar la sentencia que an- ¡Erasmo! Después del asunto de los "alumbrados",
teriormente se había determinado: él y sus amigos de- he aquí otra sospecha. Por aquel entonces se estaba ce-
berían vestirse como los demás estudiantes y abstenerse lebrando en Valladolid un proceso contra el gran hu-
de hablar de cosas de la fe antes de haber cursado otros manista del Renacimiento. ¿Era la preocupación por
cuatro años de estudios. la ortodoxia lo que motivaba la controversia..., o era
En vista de que parecía que "le tapaban la puerta más bien el rencor de los frailes, para con los cuales
para aprovechar a las ánimas" (Autobiografía, nn. 58- no se había mostrado Erasmo precisamente tierno en
63), Iñigo decidió abandonar Alcalá y marchar a Sa- sus obras? De Erasmo, Iñigo conocía el Manual del sol-
lamanca. dado cristiano. Uno de los discípulos y primeros bió-
grafos de Ignacio, Pedro de Ribadeneira, afirma que
el santo había concebido hacia Erasmo una aversión
SALAMANCA Y LOS ERRORES DE ERASMO instintiva, debido a que al leer dicho libro había sen-
tido enfriársele la devoción. La verdad debe de ser
La estancia de Iñigo en Salamanca fue breve: tan más compleja, porque entre los Ejercicios y el Manual
sólo dos meses, ¡de los cuales pasó tres semanas en pri- se observan más puntos de coincidencia que de diver-
sión! En su Autobiografía, sin embargo, Iñigo se ex- gencia, como son la orientación fundamental del hom-
tiende en relatar los episodios, porque lo que estaba en bre hacia Dios, la relatividad de las cosas creadas con
juego en su proceso era el contenido mismos de los Ejer- relación a este fin, el primado de la religión interior,
cicios. la devoción centrada en Cristo, la necesidad del discer-
A los diez o doce días de su llegada a Salamanca, nimiento, etc. Pero es probable que la sensibilidad re-
que tuvo lugar a mediados del mes de julio de 1527, ligiosa de Iñigo acusara la frialdad de esta enseñanza,
fue invitado a comer en el convento de los dominicos. porque Erasmo no era ningún santo, y su piedad era
En realidad se trataba de un interrogatorio: "¿Qué es demasiado prudente y equilibrada. Por otra parte, de-
lo que predicáis? ¿De qué cosas de Dios habláis? ¿Có- bió de ver herido su sentido eclesial y su respeto por
mo habláis de virtudes y de vicies?" Y después le pre- la Tradición por una neta desconfianza, perfectamente
sentan el dilema que pretende hacerle caer en la tram- observable en el Manual, hacia las formas tradicionales
pa: de la piedad (los ayunos, las peregrinaciones, etc.) y
68 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? SABIDURIA Y LOCURA
69

por una cierta desenvoltura y un excesivo desparpajo ayudar a los hombres. Pero, por lo mismo, se niega a
al hablar de la Iglesia jerárquica. Siendo así, la alu- admitir la legitimidad de las restricciones que se im-
sión del dominico estaba fuera de lugar. ponen a. su apostolado. Tras escuchar la sentencia de
Sin embargo, Iñigo fue de nuevo encarcelado, pri- Salamanca, que corrobora la de Alcalá, Iñigo protesta:
mero en el convento, y más tarde en la prisión. Tuvo — \ haré todo lo que la sentencia manda; mas no
que entregar el manuscrito de los Ejercicios a sus jue- la acepto, pues, sin condenarme en ninguna cosa, me
ces, los cuales no hallaron en ellos nada contra la fe, cierran la boca para que no ayude a los próximos en
pero quisieron saber algo más acerca de ciertas cues- lo que pudiere (cf. Autobiografía, nn. 64-72).
tiones referidas a la teología moral. Y es que, efectiva- Y tras de estas peripecias, abandona su país a lo-
mente, al comienzo del libro hay unas notas para ayu- mos de un asnillo.
dar a hacer el examen de conciencia.
—Si esto es verdad o no, les dice Iñigo, allá lo de-
terminad ; y si no es verdad, condenadlo. PARÍS, O LA VIDA DE ESTUDIOS
Este tipo de réplica, que recuerda las de Juana de
Arco ante sus jueces, sitúa en su verdadero lugar la Dado que, por razones de toda índole, sus estudios
humildad de Iñigo, hecha de sumisión a la autoridad no han marchado con toda la seriedad requerida, Iñi-
y sin que en ningún momento suponga para él abdicar go va a reemprenderlos desde el principio en París.
de ->us convicciones. Iñigo no cejará en su empeño por Lo cual es muy propio de él: nada de términos me-
obtener de la Iglesia el reconocimiento definitivo de dios. Es preciso hacer borrón y cuenta nueva, con la
sus Ejercicios. Y no por causa de su propia reputación, misma pasión con que en Manresa había descubierto
sino "por la gloria de Dios y la salvación del mundo". su "nueva vida" y con la misma intransigencia con que
Y para conseguirlo está dispuesto a soportarlo todo, y había partido para Jerusalén, cuando se determinó a
hasta se alegra de las penalidades que tenga que pa- no disponer de ningún dinero. Es el mismo amor y con
decer: el mismo propósito. Y en aras de ello sacrificará todo
—Pues yo os digo, declarará ante uno de sus jue- cuanto sea secundario, incluido, naturalmente, el amor
ces, que no hay tantos grillos ni cadenas en Salamanca propio: ¡Qué gran victoria sobre sí mismo supone el
que yo no desee más por amor de Dios. hecho de que, a sus treinta y siete años, se siente sobre
He ahí el "tercer grado de humildad". El amor es los bancos de Montaigu, junto a los chiquillos de Pa-
locura; pero desde ahí se divisa con mucho mayor re- rís, para declinar el rosa, rosae!
lieve la cordura del discernimiento. También renuncia a las consolaciones que experi-
Por lo demás, los procesos de Alcalá y Salamanca mentaba en la oración. Porque resulta que durante las
supusieron mucho de positivo para Iñigo, que es el pri- clases suele distraerse con 'pensamientos espirituales;
mero en reconocer .que, para defender los Ejercicios, se lo confiesa a su profesor y le promete "que no fal-
necesitaba trabajar aún más, aunque fuera en detrimen- taría nunca de seguir todo el curso, mientras pudiese
to de un apostolado inmediato. Y también reconoce que encontrar pan y agua para poder sustentarse". Sin em-
no es preciso singularizarse en la indumentaria para bargo, y según afirma uno de sus íntimos, tendrá que
70 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
SABIDURÍA Y LOCURA
71

hacerse "gran violencia para poder someter su espíritu


a los maestros de la tierra, acostumbrado como estaba de llegar a París, se encuentra enfermo en Rouen. Ir a
a ese maestro mejor que es el Espíritu Santo". Tanto socorrerle parece absurdo. Pero resulta que en aquel
más cuanto que Dios le toma por la palabra, y su es- pobre hombre es Cristo quien le llama. Hay que ser
tancia en París irá acompañada de una gran sequedad absurdo y loco en la respuesta. Y decide recorrer des-
espiritual. calzo, sin comer ni beber, los ciento veinte kilómetros
También renuncia a su deseo de pobreza radical. El que separan Rouen de París... Al levantarse al día si-
tener que alojarse en un hospital que distaba tres kiló- guiente para iniciar la marcha, la idea le infunde te-
metros del colegio y el no poder salir de él hasta des- rror; y aterrorizado atravesará la puerta de Saint-Denis,
pués de la salida del sol, siendo así que las clases co- atravesará la llanura de Monceau y llegará a Argen-
menzaban muy temprano, no era compatible con una teuil. Pero una vez pasado este pueblo, y alcanzado el
mínima seriedad en los estudios. Y para poder alojarse altozano desde el que se domina París, el miedo le
en otra parte tratará de hacerse criado de un "regente", desaparece de pronto, e Iñigo se siente tan inundado de
como hacían los estudiantes pobres, imaginándose que gozo y de energía que se pone a gritar por los campos
su amo será el propio Cristo y que los estudiantes adi- la bondad de Dios (Autobiografía, n. 79).
nerados que pagan su pensión en la misma casa, y a Aparte de esta y otras necesarias locuras, Iñigo es
los que él obedecerá diligentemente, serán los apósto- un estudiante perfectamente normal.
les. Pero, al no encontrar amo a quien servir, irá a Si ha escogido París para estudiar, no es por razón
buscar el dinero allá donde el dinero está (entre los de un prestigio intelectual que en nada tenían que en-
españoles ricos de Flandes, y hasta en la propia Ingla- vidiar las universidades españolas, sino por razones de
terra), a fin de poder hospedarse convenientemente, su- "método y programa". La enseñanza en España se ba-
fragarse los estudios y hasta poder pagar las "copas" saba en el método de las "clases magistrales". La de
con las que celebrar sus éxitos universitarios. París, por el contrario, se basaba en los ejercicios prác-
A lo que no renunciará del todo será al apostolado, ticos, las "repeticiones", la relación persona] con el
puesto que es ahora cuando va a poder conquistar, me- maestro y la atención que los más capacitados prestaban
diante los Ejercicios, a sus primeros compañeros, Pe- a los menos dotados. En suma: el método parisino re-
dro Fabro y Francisco Javier. Pero cuanto más avance cordaba en cierto modo el método de los "Ejercicios
en sus estudios, más tiempo dedicará al trabajo. En la Espirituales", por lo que no es de extrañar que le se-
Universidad —dirá el propio Iñigo— "no hablo con dujera a Iñigo.
nadie de las cosas de Dios; pero, terminado el curso, El resultado fue un progreso manifiesto. Después
volveremos a lo de siempre" (Autobiografía, n. 82). de veinte meses de Humanidades (latín y retórica) en
Cada cosa a su tiempo. Montaigu, en octubre de 1529 se matricula en el cole-
Tampoco puede renunciar al ejercicio de esa cari- gio de Santa Bárbara, donde obtendrá el bachillerato
dad inmediata que, ante el infortunio del prójimo, obli- en diciembre de 1532 y el grado de "Maestro en Ar-
ga a dejar todo lo demás. Cierto día se entera de que tes" (algo así como la actual licenciatura en filosofía
el español que le había despojado de su dinero al poco y letras clásicas) en marzo de 1533. En adelante se le
llamará "Maestro Ignacio". Este será su más importan-
72 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

te titulo universitario, dado que los estudios de teología


con los dominicos del convento de los Jacobinos (deci-
didamente, Ignacio no es rencoroso) se verán interrum-
pidos en 1535 por una grave enfermedad.
Cuando estaba a punto de abandonar París, se en-
tera de que se ha abierto un proceso contra él. Acaba-
ba de estallar el "Asunto de los Libelos" y la Inquisi-
ción redoblaba su celo contra todo lo que pudiera oler
a herejía. Una vez más, y dado que se trata de lo que
más le interesa, Ignacio se esfuerza por quedar libre
de toda sospecha. Por más que el Inquisidor trata de
tranquilizarle, él exige que siga adelante el proceso has-
ta dictar sentencia o, cuando menos, que un notario pú-
blico dé fe, ante testigos, de las palabras del Inquisidor.
Así se hizo, e Ignacio pudo regresar a España para re-
poner fuerzas, dejando intacta en París la reputación
de los Ejercicios.
Con sus estudios, había adquirido la sabiduría de
'"los sabios y prudentes".
Pero había conquistado también compañeros en la
"locura" del amor. Compañeros a los que dejaba en
París, pero para volver a reunirse con ellos muy pron-
to. Y efectivamente, al cabo de unos cuantos meses la
vida de Ignacio se relatará en plural.

Segunda Parte:
Compañeros para
servir en la Iglesia
Grabado: Frontispicio de las Constituciones S.I. (Ed. 1559), Chantilty.
de agosto de

El escenario es el mismo, o casi el mismo. Pero visto desde más


arriba, a medida que los siete compañeros ascienden la colina de
Montmartre, alfombrada de viñedos y poblada de molinos. Antes
de llegar a la cumbre se encuentra la capilla del Martyrium, aislada
en medio de la campiña. Según la leyenda, fue aquí (en el lugar
que hoy ocupa el n.° 9 de la calle Yvonne-le-Tac) donde fueron de-
capitados san Dionisio y sus compañeros.
Pedro Fabro, el único sacerdote del grupo, celebra la misa de
la Asunción de María: Gaudeamus orones...! En el momento de la
comunión se vuelve hacia sus compañeros con la sagrada forma en
sus manos. Y entonces, cada uno de ellos hace votos de castidad,
de pobreza evangélica y de marchar en misión a Jerusalén, con tal
de que el viaje sea factible dentro de un plazo determinado.
Concluida la misa, descienden dando la vuelta por el lado oeste;
y en lo que hoy es plaza Girardon, donde mana la fuente de Saint-
Denis, se sientan a la sombra para comer las vituallas que han lle-
vado consigo, asi como unos racimos de uvas de los viñedos de
Montmartre. La escena no deja de recordar el último capítulo del
Evangelio de San Juan. Charlan, guardan silencio, a veces se ríen...
Cuarenta años más tarde, uno de ellos evocará *el gozo y la exul-
tación* de aquella ¡ornada.
Al ponerse el sol, bajan de nuevo a París, 'alabando y bendi-
ciendo a Dios...».
Una hermosa ¡ornada estival en la que no parece haber nada que
dé la sensación de ser una fecha fundacional. Es precisa la pers-
pectiva histórica para dar crédito a la lápida colocada en las pare-
des de la capilla del Martyrium, donde se lee que «/a Compañía de
Jesús reconoce a Ignacio de Loyola por padre y a Lutecia (París)
por madre-.
Sin embargo, es la pura verdad: el 15 de agosto de 1534 siete
hombres se comprometieron ¡untos con Jesucristo para /levar a
cabo un proyecto común.
Sus nombres son: Ignacio de Loyola, Pedro Fabro, Francisco Ja-
vier, Alfonso Salmerón, Diego Laínez, Nicolás de Bobadilla y Simón
Rodrigues.
6. Elegidos para ser
sus compañeros

Considerar el sermón que Christo nuestro Señor hace


a todos sus siervos y amigos, que a tal jornada envía, en-
comendándoles que a todos quieran ayudar en traerlos,
primero a summa pobreza spiritual, y si su divina majes-
tad fuere servida y los quisiere elegir, no menos a la
pobreza actual; 2.°, a deseo de opprobios y menosprecios,
porque destas cosas se sigue la humildad, de manera que
sean tres escalones: el primero, pobreza contra riqueza;
el 2.°, opprobio o menosprecio contra el honor mundano;
el 3.°, humildad contra la soberbia; y destos tres escalo-
nes ¡nduzgan a todas las otras virtudes.

EE.EE., n. 146.

Desde mucho tiempo atrás, el soplo del Espíritu


había ido conduciendo a Iñigo hasta aquella habitación
del colegio de Santa Bárbara, cuyo umbral traspuso en
setiembre de 1529, unos días antes del comienzo de
curso.
Hasta entonces, sus caminos han parecido ser otros
tantos callejones sin salida. A medida que iba inten-
tando nuevas experiencias, de uno u otro modo se le
revelaba que ninguna de ellas era la voluntad de Dios.
Y en cada ocasión, en lugar de luchar contra el obstácu-
lo, Iñigo tomaba por un atajo o volvía con flexibilidad
sobre sus pasos, sin renegar en absoluto de la experien-
cia. Por lo demás, algo de tales experiencias aprove-
chará para la formación de los jóvenes jesuítas, a quie-
nes mandará realizar tales o parecidas experiencias, o
"experimentos", que sirvan a la vez de ensayo y de
78 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?
ELEGIDOS PARA SER SUS COMPAÑEROS 79

prueba. Al igual que él, el novicio jesuita hará los Ejer- tuvieron que acceder a separarse del joven pastor que
cicios, irá en peregrinación, servirá a los enfermos en era Pedro Fabro. Ahora es ya todo un licenciado. Es-
los hospitales, etc., antes de emprender sus estudios. Es cuchémosle :
a través de estas experiencias como realizará el apren-
dizaje de la humildad. Aquel año vino Ignacio a vivir en el mismo colegio de
Con todo, ya desde la época de Manresa habita un Santa Bárbara y en nuestra misma habitación, con la in-
tención de iniciar el curso de artes el día de San Remi-
deseo constante en el corazón de Iñigo: compartir con gio. Y era el citado maestro (Juan Peña) quien debía en-
otros lo que él ha vivido y desea vivir en el futuro. Al cargarse de dicho curso. ¡Eternamente sea bendita la di-
vina providencia que así lo dispuso para mi bien y mi
principio, lo compartirá con algunas devotas mujeres de salvación! Pues habiendo sido dispuesto que fuera yo
Manresa y de Barcelona; más tarde, con los compañe- quien instruyera a aquel santo varón, resultó de ello para
mí un trato al principio superficial, más luego íntimo, al
ros que le seguirán durante sus estudios en España, a compartir ambos una misma estancia, una misma mesa y
una misma bolsa...
quienes citará en París. Pero no acudirán a la cita. Y
ya en París tratará, sin éxito, de dar cuerpo, mediante Memorial del beato Pedro Fabro, n. 8.
MHSI, Fontes Narrativi, I, p. 3Z
los Ejercicios, a su proyecto de formar un grupo de
compañeros. "Ambos"... Como si quedara excluido el tercero. Y
Al fin, y provisto de su pequeño equipaje, el viejo el tercero es Francisco Javier, de la misma edad que Pe-
colegial de Montaigu, que acaba de matricularse en dro (23 años), mientras que Iñigo tiene ya 38. La ver-
"Artes", ocupa aquella habitación de forma circular, dad es que las relaciones entre Iñigo y Javier no fueron
cuyas paredes conforman uno de los torreones del ca- en principio precisamente calurosas. Ambos eran españo-
serón. les, pero con la diferencia de que el uno era vasco y el
otro navarro. Ambos eran nobles, pero tan distanciados
el uno del otro como pueden estarlo el que ha renuncia-
LOS COMPAÑEROS DE HABITACIÓN do a los "honores mundanos" y el que los persigue fre-
néticamente. Por lo que a su porte se refiere, el uno va
De buen grado o por la fuerza, los dos estudiantes mal vestido, está enfermo y padece un defecto físico,
que ya ocupan la estancia le hacen un sitio. Llevan concentrándose toda su vitalidad en su admirable mira-
juntos cuatro años y, a pesar de su diferente condición da ; el otro, por el contrario, es un atractivo y elegante
social, se han hecho muy amigos. Inevitablemente, el muchacho con una sólida reputación de excelente depor-
recién llegado viene a modificar la situación... ¡No sa- tista, adquirida a pulso en la Universidad...
ben ellos hasta qué punto! Gentilhombre antes que nada, Javier debió de acoger
El primero en simpatizar con Iñigo será Pedro Fa- al recién llegado cuando menos con la cortés sonrisa del
bro, a quien se le ha pedido que sea el "repetidor" (en- gran señor que trata de marcar las distancias. En cuanto
cargado de repetirle las lecciones) del maduro colegial. a Iñigo, ciertamente quedó seducido desde el primer mo-
Fabro había nacido en 1506 en Villaret, una aldea de mento, pues iba a tener que habérselas con un ambicio-
la Saboya, en el seno de una familia de modestos cam- so como él. Pero ¿qué clase de proyectos podrían estar
pesinos. Empeñado en estudiar a toda costa, sus padres a la medida de sus ambiciones? Esta es la pregunta que
80 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
ELEGIDOS PARA SER SUS COMPAÑEROS
81

habría de hacer a Javier cuando llegara el momento.


Mientras tanto, se esforzará por ganar su amistad a base de los teólogos orientales), acumulada por él en un solo
de pequeños favores, sobre todo de orden económico, por- instante y con tal intensidad que se le saltaban las lá-
que el tren de vida de Javier no guarda relación con grimas, es capaz Ignacio, en un segundo momento, de
su fortuna, mientras que Iñigo, que vive con menos que transformarla en un lenguaje inteligible y familiar para
los demás.
nada, está en condiciones de ayudarle.
Además, frecuentes contactos de toda clase (muchas
veces con sus propios contradictores) y la decidida vo-
LA CARTUJA DE VAUVERT luntad de "buscar a Dios" en el rostro de cada interlo-
cutor, le habían proporcionado este sentido del diálo-
Un poco más allá de la puerta de Saint-Jacques ha- go ; de un diálogo que progresa, en lugar de dar vueltas
bían edificado los cartujos un hermoso monasterio, en en círculo. ¿Acaso no había colocado al comienzo de
medio de un no menos hermoso paraje, una parte del los Ejercicios ese "presupuesto" que ha de tenerse en
cual lo ocupa actualmente el jardín de Luxemburgo. Allí cuenta en toda relación interpersonal y que deberíamos
es adonde cada domingo acudían Iñigo y sus amigos a tener siempre presente cuantos participamos en reunio-
oír misa y a celebrar el día del Señor, dedicados al nes, "forums" y coloquios de toda clase? Dicho presu-
puesto reza así:
recogimiento y a las conversaciones espirituales.
Porque, efectivamente, no tardó Pedro Fabro en de-
Se ha de presuponer que todo buen christiano ha de
jar de ser el único en acompañarle. Otro estudiante, el ser más prompto a salvar la proposición del próximo que
portugués Simón Rodrigues, y dos jóvenes españoles, a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cómo la
entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor, y si no
Diego Laínez y Alfonso Salmerón (este último con die- basta, busque todos los medios convenientes para que,
cinueve años de edad) habían sido conquistados por bien entendiéndola, se salve.
Iñigo. El último en unirse al grupo sería Nicolás de EE.EE., n. 22.
Bobadilla, que había llegado a París, más pobre que
las ratas, en la primavera de 1533. Para entonces, Fran- No hay duda alguna de que es así como, en el recin-
cisco Javier ya se había integrado al grupo. to de la Cartuja de Vauvert, Iñigo va preparando a sus
La conversación espiritual es, junto con el discer- ¿imigos para hacer los Ejercicios, que darán origen a
nimiento, uno de los dos carismas de Ignacio, que po- la Compañía de Jesús. Porque la verdad es que Ignacio
seía ese rarísimo don de expresar con palabras lo que nunca dio los Ejercicios de buenas a primeras, ¡sobre
había sentido en la oración. Recuérdese aquel día en todo a aquellos seis! Pedro Fabro, que fue el primero,
que, estando en Manresa, tuvo una "visión" de la San- los hizo en 1534, al cabo de cuatro años de conversa-
tísima Trinidad: "Ni después de comer podía dejar de ciones espirituales. Y Javier, que fue el último (pues
hablar sino en la Santísima Trinidad; y esto con mu- estaba hecho "de la más dura pasta que jamás pasó
chas comparaciones y muy diversas, y con mucho gozo por manos de Ignacio"), no los hizo sino después del
voto de Montmartre.
y consolación" (Autobiografía, n. 28; cf. supra, p. 41).
Esta "energía espiritual" (para expresarlo en términos Basándonos en diferentes indicios, podemos hacer-
nos una idea del contenido de aquellos coloquios, que
82 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
ELEGIDOS PARA SER SUS COMPAÑEROS 83

versaban sencillamente sobre la vida cristiana; venían


a ser una especie de catcquesis, pero vivida desde el Al parecer, aquel invierno fue especialmente riguroso,
interior, allí donde la vida de Dios entra directamente hasta el punto de que se heló el Sena. Fabro se lanzó
en contacto con el hombre de carne y hueso, como el a los Ejercicios "a tumba abierta", negándose durante
fuego con el hielo. Por medio de un determinado tipo la primera semana a comer y a beber, así como a en-
cender fuego en su habitación. Lo cual es indudable que
de examen de conciencia —tal como suena—, Iñigo
constituye un exceso; pero, al igual que hacen los de-
ayudaba a establecer ese contacto cotidiano entre la fe
portistas en sus ejercicios corporales, no es contrario
y la vida, dejando que "el mismo Criador y Señor se
al espíritu de los Ejercicios Espirituales forzar tempo-
comunicara a la sua ánima devota". No se trata de con-
tabilizar lo positivo y lo negativo de la existencia, aun ralmente los límites de la resistencia humana. En la
cuando esta evaluación sea necesaria para dar un con- oración, la libertad adquiere sus verdaderas dimensio-
tenido tangible a la oración. Pero dicha evaluación que- nes cuando se fuerzan los límites; y así, por ejemplo, la
meditación de los pecados conduce a imaginar el "no"
da encerrada en un movimiento de acción de gracias y
absoluto; y la meditación del infierno, que concluye
de contrición que, día tras día, va abriendo cada vez
con una acción de gracias, permite concebir la posibi-
más el corazón a la irrupción de Dios y afinando el
lidad de un "sí" absoluto como respuesta a la llamada
alma hasta hacerla sensible a las menores caricias del
de Cristo.
amor divino. Entonces los sacramentos dejan de ser ri-
Cuando Iñigo le pidió que dejara de ayunar y que
tos y se convierten en "signos sensibles" del amor. Y
encendiera fuego, Pedro Fabro ya estaba maduro para
entonces también, el hombre llega a ese punto crítico
dar esta respuesta. Entonces, entregado día tras día a
en el que la elección resulta ineludible: imposible ser-
la contemplación de los misterios de la vida de Cristo,
vir a dos señores... Este es el momento escogido por
halló la paz que hasta entonces había buscado en vano.
Iñigo para arrojar al ejercitante en la soledad de los
Su "elección" —ese punto central de los Ejercicios
Ejercicios Espirituales.
en que la voluntad humana se adhiere sin reservas a la
voluntad de Dios para, en adelante, llevar a cabo un
proyecto común— confirmó su anterior resolución de
LOS TREINTA DÍAS
seguir a Iñigo "en pobreza de vida", "sin el menor in-
dicio de codicia de honores y privilegios humanos".
Desde 1532 estaba decidido Pedro Fabro a "seguir
Fabro, que había sido el eterno indeciso, estaba firme-
a Iñigo en pobreza de vida". Por lo que se lefiere a Ja-
vier, no tardó demasiado en verse tentado a renunciar mente decidido para lo sucesivo:
a su actividad docente en el colegio de Dormans-Beau- ...Anteriormente (es decir, antes de determinar mi áni-
vais para dedicarse a la oración. Pero Iñ go moderó los mo en la orientación de mi vida, lo cual me fue dado por
ardores de uno y de otro. Aún no había llegado el mo- Dios por medio de Ignacio) había andado siempre con-
fuso y agitado por todos los vientos, eligiendo ora el ma-
mento. trimonio, ora hacerme médico, ora jurista, ora regente,
Pedro Fabro hizo los Ejercicios durante el invierno ora doctor en teología, ora clérigo sin grado, y a las ve-
ces también monje. Por los cuales vientos era yo movido
de 1534, al regreso de una breve estancia en Saboya. primero, según cual fuera el elemento más o menos pre-
dominante, es a saber, según que triunfara esta o aquello
84 ¿GUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? ELEGIDOS PARA SER SUS COMPAÑEROS
85

afección. De las cuales afecciones (como queda dicho) li- partir del momento en que se encontraran todos juntos
brándome el Señor, de tal manera me afirmó con las con-
solaciones de su espíritu, que me resolví enteramente a en Venecia en espera de una ocasión para embarcar.
hacerme sacerdote, del todo dedicado a su servicio en Consideradas todas las hipótesis, en la mañana de
tan ardua y tan perfecta vocación, que no he de ser nun-
ca digno de servirle en ella, ni lo soy de tal elección, tan la festividad de la Asunción de 1534 hicieron la "pe-
merecedora de ser siempre por mí reconocida de todas regrinación" de Montmartre y se comprometieron me-
las maneras y con cualesquiera trabajos de alma y cuer-
po de que yo sea capaz. diante voto, llenos de gozo y de alegría. Fue aquel un
día "natalicio".
Memorial del beato Pedro Fabro, n. 14.
MHSI, honres Narrativí, I, p. 36.

"SENTIR CON LA IGLESIA"


En estas líneas, tomadas de un diario íntimo, quien
esté familiarizado con los Ejercicios reconocerá los ras- El voto de Montmartre está en la línea de los Ejer-
gos específicos de la experiencia ignaciana: "la voca- cicios: "para gloria de Dios y servicio de las ánimas".
ción y la elección" de Cristo; la fascinación de la po- Más que de una resolución, se trata de una elección
breza y de la renuncia a los honores para e?tar con Cris- afectiva, concebida en la oración de una comunidad
to pobre y humilde; el discernimiento de las consola- eclesial. \l igual que los Apóstoles después de la As-
ciones espirituales, que conduce a la decisión de seguir censión, también ellos aguardan la "confirmación". Si
a Cristo en un determinado estado de vida; y por último, ésta no llega, es decir, si el viaje a Jerusalén no resulta
la dedicación al trabajo apostólico, no concebido ya co- factible, s.e reintegrarán en la comunidad lata de la
mo un deber, sino inspirado por un espíritu de agrade- Iglesia universal; es decir, se pondrán al servicio del
cimiento que mueve a retornar a Dios las gracias reci- Papa para que éste les confíe otras misiones que sean
bidas... Un movimiento que permite una íntima y fiel conformes a su proyecto de acudir allá donde las ne-
identificación con la vida de Cristo, contemplada a lo cesidades sean más urgentes y el bien a conseguir más
largo del día, desde el compromiso de su Encarnación duradero y más universal. No se trata de que haya dos
hasta la Ascensión junto al Padre proyectos, el de un grupo y el de la Iglesia, el de una
Uno tras otro, los seis compañeros hicieron la mis- iniciativa privada y el de la obediencia universal, sino
ma experiencia, cuyo resultado fue que, a partir de en- de dos posibilidades de un mismo servicio. En ambos
tonces, nada podría ya separarlos. Consiguientemente, casos es el servicio a la Iglesia lo que mueve a los com-
trataron de prever lo que habrían de hacer juntos. En pañeros ; y ello en virtud de una especie de instinto,
lo referente a su estado y a su estilo de vida, no había de un "sentir", como dice Ignacio.
ningún problema: serían sacerdotes y vivirían, en la Gracias a este instinto, el pequeño grupo ha evitado
pobreza, al servicio de los hombres. Pero ¿dónde? Si era encerrarse en el fervor de su mutua comunión, que en
posible, en Jerusalén. Si no, se ofrecerían al Vicario de aquellos años era un peligro tan real como lo es hoy.
Cristo "para que los emplease en lo que juzgase ser de Si los cronistas insisten sobre todo en los violentos in-
más gloria de Dios y servicio de las ánimas". Y para cidentes causados por el choque entre católicos y pro-
ello se concedieron a sí mismos un plazo de un año a testantes, la fermentación de los espíritus era, sin em-
86 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? ELEGIDOS PARA SER SUS COMPAÑEROS 87

bargo, mucho más profunda que estas manifestaciones. Es un asunto de "ánimo" (corazón) y de "disponi-
Muchos partidarios más o menos declarados de la Re- bilidad", de solidaridad y de servicio. La Iglesia es
forma vivían en grupos muy fervorosos, y el propio "Esposa" (solidaria, por tanto) de Cristo. La Iglesia es
Francisco Javier se había sentido cautivado, como con- "Madre" y, por consiguiente, nosotros no podemos vi-
fiesa en una carta a su familia, por '"aquellos compañe- vir fuera de ella, fuera de esa comunidad militante de
ros externamente irreprochables", los cuales no veían hombres y mujeres que profesan la fe en Jesucristo.
otra solución a sus problemas que no fuera la ruptura Hombres que, aun cuando estén al frente de ella, no
de hecho con la Iglesia institucional. están libres de todo reproche ( ¡y de esto sabía Ignacio
Ante este fenómeno, Ignacio añadió unas páginas un poco...!). Por otra parte, el "deponer todo juicio"
al libro de los Ejercicios en el momento en que estaba propio no significa abdicar de la inteligencia ni de la
constituyéndose el grupo de compañeros: Reglas "para conciencia. No se trata de renunciar a la crítica, sino
el sentido verdadero que en la iglesia militante debe- de someter ésta a quienes "pueden poner remedio" al
mos tener" (EE.EE., nn. 353-370). Estas reglas, muy mal, en lugar de proclamarla a los cuatro vientos (cf.
influidas por la época, son a menudo anacrónicas en sus EE.EE., n. 362). "Deponer todo juicio" propio signifi-
detalles. Pero es muy importante para nosotros que es- ca, en realidad, renunciar a mi pretensión de anteponer
tén precisamente influidas por su época, porque, efec- mi juicio personal al de mi comunidad, o el de mi co-
tivamente, para Ignacio la Iglesia no está fuera del tiem- munidad al de la Iglesia universal... Por supuesto que
po, sino que está formada por hombres y por la acción resulta imposible aceptar semejante despojo si no se da
de los hombres que cooperan con Dios en la Historia. una adhesión cuasi-visceral o, si se prefiere, conyugal:
Evidentemente que todo lo histórico es contingente: ayer "creyendo que entre Christo nuestro Señor, esposo, y la
eran las indulgencias, las cruzadas y la abstinencia de Iglesia su esposa, es el mismo espíritu que nos gobier-
los viernes, que Ignacio, entre otras cosas, recomienda na y rige..." (EE.EE., n. 365).
"alabar"; hoy es la acción de la Iglesia en favor de Ni servil ni inhumana: la obediencia a la Iglesia
la renovación litúrgica y el compromiso de los cristia- es una ofrenda de la libertad. Por tanto, es un mismo
nos en la política; mañana serán otros problemas, que movimiento anímico el que lleva a los siete compañeros
irán surgiendo a medida que vaya cambiando la "figu- a Montmartre para ofrecerse a Cristo en una consagra-
ra de este mundo"; pero en todo cuanto surge de nue- ción de su existencia común y el que muy pronto va a
vo y allí donde la Iglesia adopta una postura, de lo llevarles a Roma, con el fin de ofrecerse al Papa para
que siempre se trata es de la cooperación entre Dios y ser enviados en misión.
los hombres.
Por eso es por lo que la "primera regla" es y será
siempre actual: HASTA LA V I S T A . , .
Depuesto todo juicio, debemos tener ánimo aparejado
y prompto para obedescer en todo a la vera sposa de En ia mañana del 16 de agosto, la vida recobra MI
Christo nuestro Señor, que es la nuestra sancta madre curso normal. Javier hará los Ejercicios antes del co-
Iglesia hierárquica.
EE.EE., n. 353. mienzo del nuevo curso. El día de San Remigio todo el
88 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?

mundo se reincorpora a su trabajo: Javier, en el co-


legio de Dormans; los otros, en Santa Bárbara o en
los Jacobinos. Iñigo se zambulle en la teología.
Pero por poco tiempo, pues a principios de 1535 cae
gravemente enfermo. Ha contraído una litiasis biliar,
con sus fortísimas crisis al paso de los cálculos por los
músculos lisos. Una de dichas crisis se prolonga por
espacio de dieciséis o diecisiete horas de fiebre, vómi-
tos y sudores fríos. Consultados los médicos, le acon- Mediados de noviembre de 1538
sejan tomar los aires de su tierra, lo cual es aprobado
por los compañeros. Iñigo aprovechará su estancia en
su país natal para solucionar ciertos asuntos familia- Acompañado de Diego Laínez y Pedro Fabro, el "Peregrino*
res de sus amigos, al tiempo que los suyos propios. —as; es como a Ignacio le gusta llamarse en su Autobiografía—
llega al término de su viaje, que no es Jerusalén, con la que tanto
Se delibera por última vez e Iñigo se ve forzado a ha soñado hasta el último momento, sino Roma...: la Iglesia en su
interrumpir los estudios, mientras que los demás deben aspecto más visible, más humano, más heterogéneo...
Los tres viajeros se encuentran a unos quince kilómetros de la
proseguirlos y'acabarlos. Quedan citados para comien- ciudad. En un cruce, en el lugar denominado La Storta ("el recodo»),
zos del año 1537 en Venecia. Tal vez se considera tam- hay una pequeña capilla en la que entra Ignacio con objeto de con-
cluir la oración que viene haciendo desde que Inició la caminata;
bién la posibilidad de reclutar nuevos compañeros, por- la misma oración que se hace en los Ejercicios en el momento
que cuando vuelvan a encontrarse en Venecia ya nc decisivo de la «elección': *Un coloquio a nuestra Señora para que
me alcance gracia de su Hijo y Señor, para que yo sea recibido
serán siete compañeros, sino once. Al grupo de París debaxo de su bandera...» ¡Oh, si! ¡Que la Señora tenga a bien po-
nerme con su Hijo!
se habrán sumado tres franceses: Claudio Jayo, Pas-
En la capilla de La Storta adquiere de pronto la certeza de ello:
casio Broé't y Juan Coduri. Por su parle, Iñigo llevará «Vi tan claramente que Dios Padre me ponía con Cristo, su Hijo,
consigo al malagueño Diego de Hoces, que sería el que no tendría ánimo para dudar de esto, sino que Dios Padre me
ponía con su Hijo».
primero de los compañeros en fallecer (1538). Cuando sale de la capilla, al ver sus compañeros el rostro de
Una vez determinado todo esto, los amigos compran Ignacio todavía iluminado, le acosan a preguntas. Pero ¿qué puede
decir? ¿Cómo traducirlo en palabras?
a escote un caballejo, e Iñigo atraviesa por última vuz —Me parece que Dios Padre ha impreso en mi corazón estas
la puerta de Saint-Jacques, camino de España. pocas palabras: "Yo os seré propicio en Roma*. No sé lo que irá
a sucedemos. Tal vez seamos crucificados en Roma... Me ha pa-
¡Adiós, París! ¡Hasta la vista, compañeros! recido ver a Cristo con su Cruz a cuestas, y al Padre eterno ¡unto
a él que le decía: "Quiero que tomes a éste como servidor tuyo.*
Y Jesús me ha dicho: "Quiero que tú nos sirvas...»
A continuación reemprenden el camino hacia el corazón mismo
de la Iglesia militante. Militar es sufrir. Su subida a Roma evoca
otra subida: "Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre
va a ser entregado...*
Al llegar & los aledaños de la ciudad, Ignacio dice a sus com-
pañeros:
—Veo las ventanas cerradas...
7. Unidos para dispersarse
En toda buena elección, en cuanto es de nuestra par-
te, el ojo de nuestra intención debe ser simple, solamen-
te mirando para lo que soy criado... Y así cualquier cosa
que yo eligiere, debe ser a que me ayude para el fin para
que soy criado, no ordenando ni trayendo el fin al medio,
mas el medio al fin.
Es necesario que todas cosas, de las cuales queremos
hacer elección, sean indiferentes o buenas en sí, y que
militen dentro de la sancta madre Iglesia hierárquica...
...no queriendo ni buscando otra cosa alguna sino en
todo y por todo mayor alabanza y gloria de Dios nuestro
Señor. Porque piense cada uno que tanto se aprovechará
en todas cosas espirituales, quanto saliere de su propio
amor, querer y interesse.
EE.EE., nn. 169, 170, 189.

En llegando a Roma, los compañeros ya saben que


su identificación con Cristo pobre y humillado, en el
servicio a la Iglesia, habrá de pasar indudablemente por
persecuciones; pero también saben que primero debe-
rá ser, tanto por lo que se refiere a cada uno de ellos
como por lo que se refiere a la totalidad del cuerpo,
una disposición de espíritu, en la medida en que cada
cual "saliere de su propio amor, querer y interesse".
Salir de sí mismo y salir de la comunidad...: es un
único e idéntico dinamismo el que habrá de regir tanto
su vida espiritual como su acción apostólica.
Para convencerse de ello basta con echar un vistazo
a los meses transcurridos desde que Iñigo abandonó
París: la comunidad, en el sentido de vida en común
o de proximidad física, tan sólo ha durado de manera
permanente durante los días del barrio Latino.
UNIDOS PARA DISPERSARSE 93
92 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?

Mayo de 1535. Iñigo llega a Azpeitia, su villa na- va del viaje se han hecho aún más incierta y el campo
tal. A pesar de las presiones familiares, se hospeda en de su misión se ensancha. Siempre de dos en dos, par-
el hospital, al servicio de los pobres. Luego se marcha ten hacia Siena, Bolonia, Ferrara, Padua... Ignacio,
a solucionar los asuntos familiares de sus compañeros. Fabro y Laínez han emprendido el camino de Roma,
Enero de 1536. Iñigo ya está en Venecia, donde, donde les hemos visto en el cruce de La Storta.
mientras espera a sus compañeros, va a tratar de pro- Pascua de 1538. Se reúnen todos en Roma. Han
seguir sus estudios. También dará los Ejercicios a al- llegado al convencimiento de que su unión debe ser
gunas personas. compatible con el hecho de vivir dispersos. ¿Cómo so-
Noviembre de 1536. Anticipándose a la fecha pre- lucionar prácticamente el problema? Sobre ello van a
vista, los nueve compañeros dejan París y salen para deliberar.
Venecia. Tras la alegría del reencuentro, ¿acaso segui-
rán juntos? No, sino que se reparten por los diversos
LA DELIBERACIÓN DE 1539
hospitales de la ciudad.
Marzo de 1537. Los compañeros, con excepción de
Ignacio, acuden a Roma para recibir la bendición del Dado que, desde que llegaron, tienen los días total-
Papa con vistas al viaje a Tierra Santa. Los que no son mente ocupados por el trabajo apostólico, se reunirán
sacerdotes obtienen la autorización para ser ordenados; por las noches durante el tiempo que haga falta. La de-
y efectivamente, se ordenan todos ellos, incluido Igna- liberación, que comenzó a comienzos de la cuaresma de
cio, el 24 de junio en Venecia. Esperan poder celebrar 1539, no finalizaría hasta el 24 de junio del mismo
su primera misa en Belén. Pero por aquellos días Ve- año. Sigamos la relación de los hechos que ellos mis-
necia rompe sus relaciones diplomáticas con el Gran mos dejaron por escrito * :
Turco. La nave de los peregrinos no habrá de partir. Era a mediados de la cuaresma. Acercábase el mo-
Julio de 1537. En lugar de aguardar en Venecia a mento en que deberíamos separarnos y dispersarnos, mo-
que se cumpla el plazo que a sí mismos se han im- mento que todos aguardábamos ansiosamente para con
mayor rapidez alcanzar el fin que desde hacía tanto tiem-
puesto, los compañeros se dispersan de dos en dos por po nos habíamos fijado. En vista de ello, decidimos reunir-
las ciudades próximas. Fabro y Laínez se instalan en nos durante muchos días, antes de separarnos, para dis-
cutir entre nosotros acerca de nuestra vocación y fórmula
Vicenza, concretamente en las ruinas de lo que había de vida. Lo habíamos hecho ya varias veces, pero, como
sido el monasterio de S. Pietro in Vivarolo. Y es ahí nuestro grupo estaba formado por franceses, españoles,
saboyanos y portugueses, estábamos divididos en diferen-
donde se reúnen todos en setiembre para celebrar su tes pareceres y criterios sobre lo que habría de ser nues-
primera misa (aunque Ignacio prefiere seguir esperan- tro estado; pero todos, por otra parte, teníamos un mis-
mo pensar y querer: buscar la perfecta voluntad de Dios,
do), pues, a fin de cuentas, aquel lugar, "sin puertas ni conforme a la vocación a que habíamos sido llamados.
ventanas", es lo más parecido a la cueva de Belén...
Es durante estos días que pasan juntos cuando, tras ha- * El texto original, "Deliberatio primorum Patrum Romae ha-
ber reflexionado y orado intensamente, se dan un nom- bita anno 1539 a medio quadragesimae ad festum loannis Baptistae",
puede verse en Monumento Ignatiana: Const., I, 7. Véase también
bre : "Compañía de Jesús". el comentario de J.-C. FUTRELL, El discernimiento espiritual, Sal
Octubre de 1537. Nueva dispersión: la perspecti- Terrae, Santander 1984, pp. 69-73.
94 tOUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? UNIDOS PARA DISPERSARSE 95

Pero en lo tocante a determinar cuáles serían los medios rias regiones para trabajar en la viña del Señor, ¿hemos
más aptos y los más eficaces, tanto para nosotros como de conservar la unión que ahora tenemos, tan estrecha
para los próximos, había una diversidad de pareceres (...). que ninguna separación física, aun muy considerable, po-
Al fin, de común acuerdo, decidimos y determinamos xie dría desunirnos, o no? (...). Concluimos resolviendo que,
insistir con más fervor que de ordinario en la oración, en pues el clementísimo y piadosísimo Dios nos había reuni-
la celebración del santo sacrificio y en la meditación, y do y congregado, siendo nosotros hombres débiles y tan
después de haber así puesto por nuestra parte toda la distintos en patria y en costumbres, no debíamos rom-
diligencia posible, de abandonar para lo demás en el Se- per, sino confirmar y robustecer esta unión hecha por
ñor todos nuestros cuidados... Dios. Y mirando los unos por los otros y sintiendo todos
Comenzamos, pues, a desplegar de nuestra parte todos lo mismo en el Señor, asegurar un más abundante fruto
nuestros humanos esfuerzos y a someter a nuestra con- de las almas, porque las fuerzas que se unen son más
sideración algunas cuestiones que reclamaban un examen resistentes y sólidas para lanzarse a difíciles y grandes
atento y una madura reflexión. En todo ello pensábamos y empresas que las que se dividen y dispersan.
reflexionábamos durante el día, siéndonos de gran ayuda
y medio de hallarlo la oración. Por las noches, cada uno
proponía delante de todos la solución que a su juicio ha- Pero ¿cómo hacer realidad ese cuerpo que, según
bía parecido mejor y más ventajosa, pues así queríamos se ve, ha sido proyectado con vistas a dar fruto? ¿Cuál
entre todos adoptar el criterio más cierto, el cual habría
de resultar de un debate colectivo y habría de fundarse habría de ser el vínculo orgánico entre aquellos hom-
en las razones más válidas. bres físicamente dispersos? Y si —como se pretendía—
el cuerpo debía desarrollarse, ¿quién garantizaría su
Ni en este preámbulo ni en el resto del documento unidad y su cohesión?
se cita el nombre de Ignacio, porque es el grupo en
cuanto tal el que delibera. Un grupo cuya amistad no Ya que, primero en París y luego en Venecia, en ma-
ha eliminado la diversidad de temperamentos y de na- nos del Legado apostólico hicimos voto de pobreza y cas-
tidad, ¿será conveniente que añadamos a éstos el tercer
cionalidades, pero cuyo proyecto común es evidente. Y voto de perpetua obediencia al que escojamos por padre
de este proyecto no se desdecirán, porque, según el es- de toda la Compañía, para mejor, a mayor alabanza de
Dios y con más mérito de nuestra parte cumplir en todo
píritu de los Ejercicios, de lo que se trata no es de "or- la voluntad del Señor y el precepto de Su Santidad, a
quien de todo corazón hemos ofrecido nuestras personas
denar y traer el fin al medio, mas el medio al fin". con todo lo nuestro, voluntad, entendimiento y acción?
Cada cual, por lo tanto, va a situarse en la línea de
"la vocación a que ha sido llamado". Lo cual no im-
He aquí el problema de la obediencia, planteado
pide que se establezca un "orden del día" y un método
en el interior mismo del cuerpo naciente. Los compa-
de trabajo. Después se entra en lo verdaderamente nu-
ñeros han decidido ya prestar obediencia al Papa, lo
clear del debate.
cual constituye un punto fundamental de su proyecto
al que, naturalmente, no desean renunciar. Pero esta
UN SOLO CUERPO obediencia es una fuerza centrífuga, porque supone el
envío de todos ellos en misión. Por otra parte, no ig-
La primera pregunta que los deliberantes se plan- noran la gran tradición monástica de la virtud de la
tean, ante la perspectiva de su dispersión, se resolvió obediencia, a ejemplo de Cristo. Ahora la obediencia a
aparentemente sin dificultad: uno de ellos se les presenta bajo una nueva luz: como
un medio para realizar su propósito de mantenerse uni-
Ya que el Papa desea enviarnos a diversas partes del
mundo, y naturalmente nos habremos de esparcir por va- dos en y para la dispersión. Pero, como sucede siempre
96 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? UNIDOS PARA DISPERSARSE 97

que se desea encarnar un proyecto en un medio con- cada uno buscara únicamente lo que en la oración y la
meditación hubiere visto más conveniente.
creto y determinado, presienten las dificultades que en-
traña y se hallan en desacuerdo. Era preciso interrum- 3." Cada cual se haría cuenta que era enteramente
extraño a esta congregación y como si en ella no fuera
pir la deliberación y revisar el método: a ser nunca recibido, para que así viendo las cosas, nin-
gún sentimiento le condujera a pensar y juzgar más de
Viendo que para resolver esta cuestión habíamos pa- una manera que de otra, mas siendo, por así decir, ex-
sado muchos días en oración y reflexión, sin que nin- traño al asunto, hiciera saber libremente su parecer acer-
guna cosa que a todos contentara se ofreciera a nuestro ca de obedecer o no obedecer, y finalmente confirmara
espíritu, determinamos de poner nuestra esperanza en el y aprobara con su juicio lo que, según su entender, habría
Señor y comenzamos a discutir entre nosotros algunos de redundar en mayor servicio de Dios y más dilatada con-
medios que pudieran ayudarnos a resolver más convenien- servación de toda la Compañía.
temente nuestra duda.
Sería ocioso pretender recalcar aún más la pruden-
cia que encierra este modo de disponer los ánimos para
REVISIÓN DE VIDA poder actuar con libertad de espíritu, así como su vi-
gencia en una época, como la nuestra, de predominio de
Esta interrupción es significativa: nos hallamos en todo lo que pueda ser concertación, armonía y consenso
un punto muerto; ¿qué podemos hacer para reiniciar comunitario.
la marcha? Están viviendo juntos la experiencia de lo
que los Ejercicios denominan "desolación": de tal ma- OBEDECER PARA SERVIR
nera se espesan las tinieblas que no pueden ver con
claridad. En este caso, dice San Ignacio, nunca se debe La deliberación se reanudó inmediatamente, comen-
"hacer mudanza" en los propósitos que anteriormente zando por un turno de objeciones: ¿no estaría el voto
se tenían (la deliberación, pues, debe proseguir); pero, de obediencia en contradicción con el proyecto funda-
por el contrario, "mucho aprovecha el intenso mudarse mental? Las razones aducidas y que han llegado hasta
contra la misma desolación, así como en instar más en nosotros manifiestan esta inquietud: efectivamente, la
la oración, meditación, en mucho examinar..." (EE.EE., conjunción de los tres votos —de pobreza, castidad y
nn. 318-319). Es con este espíritu con el que, tras haber obediencia— iba a incluir a los compañeros en una ca-
considerado diversas hipótesis, adoptan tres decisiones: tegoría perfectamente definida, la de los "religiosos".
Ahora bien, aparte de que los religiosos —hablando en
1.' Cada uno se aplicaría e insistiría de tal modo en términos generales— no gozaban por entonces precisa-
la oración, el santo sacrificio y la meditación, que todos
sus esfuerzos se encaminaran a hallar el gozo y la paz mente de una óptima reputación entre los fieles, ¿no
en el Espíritu Santo en lo tocante a la obediencia, procu- existe el peligro, a causa de esta asimilación, de quedar
rando cada uno inclinarse de suyo más a obedecer que a
mandar, si de ello hubiera de seguirse igual gloria de sometidos al derecho común de los religiosos, con las
Dios y alabanza de la su divina majestad. consiguientes obligaciones, como, por ejemplo, la de
2.' Ninguno de los compañeros trataría el asunto con residir en conventos o la de cantar el oficio divino en
otro ni inquiriría de él sus razones, para que nadie se el coro? Y esto les parece que es incompatible con su
moviese al uno o al otro lado por humana persuasión, ni
más a obedecer que a no obedecer, o viceversa, sino que proyecto de "discurrir por cualquiera parte del mundo".
¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA7 UNIDOS PARA DISPERSARSE 99
98

Las razones positivas dejan traslucir la misma preo- ser esparcida por el mundo por diversas reglones y luga-
res, deseando acertar más en esto con hacer la división
cupación: la obediencia es necesaria para que haya un dellos el Summo Pontífice.
responsable de la coordinación y ejecución de las mi- Consf. S.I., n. 603.
siones apostólicas; y es igualmente indispensable para
el mantenimiento, la cohesión y el desarrollo de todo Esta vinculación al Papa, en orden a las misiones,
el cuerpo de la Compañía. Y sólo en tercer lugar vienen será explicitada por cada jesuíta a través de un voto de
las razones de índole ascética. obediencia especial. Siempre en función de la movili-
Así pues, es a través de una reflexión en profundi- dad apostólica, los jesuitas vivirán la pobreza del Evan-
dad sobre la dialéctica de la unión y la dispersión como gelio y rehusarán las dignidades y honores eclesiásti-
los compañeros llegan a una conclusión: "no por plu- cos, salvo en aquellos casos en que el Papa expresa-
ralidad de votos, sino por entera unanimidad resolvimos mente lo ordenare. Y asimismo, para asegurar una ma-
que nos era más conveniente y necesario vivir en obe- yor libertad de movimientos, no estarán sujetos a peni-
diencia". tencias rituales ni a la obligación que tienen los monjes
Quedaban aún en suspenso otras cuestiones, pero de rezar el oficio en el coro.
el punto esencial ya quedaba determinado. Y así, se Por lo que se refiere a la unión entre los miembros
encargó a Ignacio de que durante el mes de mayo re- del cuerpo, será el "Prepósito General" —"general"
dactara, para someterla a la aprobación de los compa- en el sentido de "universal", sin ninguna connotación
ñeros, una "Fórmula del Instituto", o especie de carta militar— el primer responsable de su cohesión y de su
magna, que sería presentada al Papa para que éste die- vigor apostólico. Elegido por sus compañeros, a él co-
ra también su aprobación. rresponderá velar por que se mantenga la determinación
En esta "Fórmula" —así como en las Constitucio- original de la Compañía, por la formación de los jó-
nes, que serán el desarrollo de la misma— todo gira venes, por el discernimiento para determinar quién es
en torno a los dos polos del proyecto: la unión para la la persona más apta para tal o cual misión, y por el
dispersión, o el "cuerpo" para la "misión", dando prio- vínculo entre los compañeros esparcidos a lo largo y
ridad a esta última, en el sentido de que los compañe- ancho del mundo. Cada cual se mantendrá en relación
ros, consagrados a Jesús, se consideran "enviados". Y con él, o con sus delegados, de la manera más estrecha,
puesto que se trata de misiones bien concretas, históri- a fin de que el conocimiento mutuo sea lo más humano
cas y geográficamente determinadas según las necesida- y profundo posible, y para que sea una realidad el afo-
des del momento, será del Vicario de Jesucristo de quien rismo: "Compañía de Jesús, comunidad de amor".
habrán de recibirlas. Y así concluye la Deliberación de 1539:

Siguiendo el mismo modo de discutir y avanzar en to-


La intención del voto —dirá Ignacio— que la Compa- do lo demás, considerando siempre los dos puntos opues-
ñía hizo de le obedecer como a Summo Vicario de Christo tos de vista, permanecimos en estas y otras cuestiones
sin excusación alguna, ha sido para dondequiera que él por espacio de casi tres meses, desde mediada la cua-
juzgase ser conveniente para mayor gloria divina y bien resma hasta la festividad de San Juan el Bautista, inclusi-
de las ánimas imbiarlos entre fieles o infieles, no enten- ve. En cuyo día quedó todo concluido y fijado con suave
diendo la Compañía para algún lugar particular sino para y concorde consentimiento de los ánimos, no sin haber
100 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?

insistido en grandes vigilias, oraciones y trabajos, así de


alma como de cuerpo, antes que definiéramos y delibe-
ráramos de tales cosas.

LAS VENTANAS CERRADAS

No duraría mucho la euforia. Paulo III acogió fa-


vorablemente el texto de la "Fórmula", pero faltaba aún
formalizar la aprobación pontificia. El documento em-
22 de abril de
pezó a ir de despacho en despacho... y quedó bloqueado
en el camino. ¿Podía sorprenderse Ignacio, después de Roma. Basílica de San Pablo Extramuros. Seis de los compa-
lo de Alcalá, Salamanca, París y Venecia? Desde su ñeros —los otros ya han partido en misión— hacen su profesión
llegada a Roma, los compañeros habían sido vilmente solemne en la capilla de la Santísima Virgen. Después de Ignacio,
que celebra la Eucaristía y se ha vuelto hacia ellos con la sagrada
calumniados y hubo que solicitar una audiencia con el forma en la mano, uno tras otro van pronunciando su oblación:
Papa para poner fin a las intrigas. 'Yo (Juan Coduri, Diego Lainez, Alfonso Salmerón, Pascasio
Broét, Claudio Jayo) prometo a Dios todopoderoso, delante de su
En este momento, y debido a los aspectos que dis- Madre sanctissima la Virgen y de toda la corte celestial, y en
tinguían a los compañeros con respecto a otros religio- presencia de la Compañía, a ti, Reverendo Padre, que tienes el
lugar de Dios, perpetua pobreza, castidad y obediencia, según la
sos, el Maestro del Sacro Palacio cree delectar en la forma de vida contenida en la Bula de la Compañía de Jesús nues-
Fórmula del Instituto ¡cierto tufo a luteranismo! De- tro Señor, y en sus Constituciones, así declaradas como las que
se han de declarar en adelante. Y además, prometo especial obe-
cepcionado, pero nunca resignado, Ignacio pidió a los diencia al Sumo Pontífice para las misiones contenidas en la
compañeros que insistieran-en la oración, acudió a las dicha Bula. Y también prometo obedecer en lo que toca a instruir
a los niños en los rudimentos de la fe, según la misma Bula y
poderosas amistades que tenía en la Curia y suavizó Constituciones.*
ligeramente el texto... Concluida la misa, se dieron el beso de la paz. Y refiere Igna-
cio que luego «se hizo grande y continua tranquilidad, con aumen-
Pero aún habría de transcurrir un año para que to, para alabanza de nuestro Señor Jesucristo*.
fuera firmada la Bula de aprobación, con lo cual que- Sólo dos días después aceptó Ignacio la decisión unánime de
sus compañeros, que el 9 de abril le habían elegido como Supe-
daba oficialmente fundada la Compañía de Jesús, el rior General. Francisco Javier y Simón Rodrigues habían dado su
27 de setiembre de 1540. voto antes de partir para Portugal; Pedro Fabro había enviado
el suyo desde Alemania. Pero Ignacio había pedido tiempo para
reflexionar.
Ya anteriormente, después de su ordenación, había esperado
dieciocho meses para celebrar su primera misa, que tuvo lugar
el 25 de diciembre de 1538 en Santa María la Mayor, donde se
encontraba una de las primeras reproducciones de la cueva de
Belén. Para entonces ya estaba convencido de que Roma había
de ser su 'Tierra Santa*.
Y ahora mismo lo va a ser San Pablo Extramuros, pues todos
sus compañeros van a abandonar, o han abandonado ya, el re-
cinto de la Urbe. Pero él volverá a entrar en ella para no volver
a salir de sus murallas.
Allí se quedará para mantener en la unidad y en la cohesión
a aquel cuerpo que va a comenzar a crecer.
8. Para que el cuerpo crezca

Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memo-


ria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber
y mi poseer; vos me lo disteis, a vos, Señor, lo torno;
todo es vuestro, disponed a toda vuestra voluntad, dad-
me vuestro amor y gracia, que ésta me basta.

EE.EE., n. 234.

La casa es un viejo edificio que tiene la ventaja de


hallarse en el centro de Roma, cerca del Capitolio y
de la residencia pontificia, y frente a una capilla dedi-
cada a Nuestra Señora del Camino (Santa María della
Strada). No tardará la Compañía en hacerse cargo de
la parroquia y edificar en los terrenos circundantes.
Entonces Ignacio se instalará en la "casa rectoral":
lies pequeñas habitaciones de techos bajos; ésta será
en adelante su vivienda.
Su principal ocupación es la de redactar las Consti-
tuciones de la Compañía de Jesús, cosa que no habrá
concluido en el momento de su muerte, porque se dedi-
có a reelaborarlas una y otra vez, al objeto de tener en
cuenta las observaciones que le hacían los compañeros
y las nuevas experiencias que iba teniendo la Compañía.
Al igual que los Ejercicios y toda clase de decisio-
nes que Ignacio tuvo que tomar día a día, las Constitu-
ciones fueron gestadas en la oración. Tenemos constan-
cia de ello gracias a una serie de notas manuscritas qui-
no fueron destruidas y que se conocen con el nomine
104 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? PARA QUE EL CUERPO CREZCA 105

de Diario Espiritual *. Dichas notas nos transmiten un Ignacio recomienda también preparar la oración
secreto que desconocieron sus propios amigos en vida pensando en ella la noche anterior, antes de dormirse,
de Ignacio. y al despertar por la mañana. Hasta los últimos años de
su vida, solía recluirse en su habitación para leer los
textos de la misa del día siguiente, y "lo preveía todo",
EL HOMBRE EN ORACIÓN según escribe uno de sus íntimos. Y el mismo Ignacio
anota en su Diario cuál ha sido su primer pensamiento
No es que, al igual que hicieron los apóstoles con al despertar y qué clase de reflexión se ha hecho antes
Jesús, no trataran de sorprenderle los compañeros, es- de la oración: "...queriendo prepararme para la misa
pecialmente Laínez, que observa: dubitando a quién me encomendar primero y cómo;
me puse de rodillas con este dubio, mirando por dónde
Subíase a un terrado o azotea, de donde se descubría comenzar" (Diario, n. 32).
el cielo libremente; allí se ponía en pie quitado su bone-
te, y sin menearse estaba un rato fijos los ojos en el Y es que, por parte del hombre que ora, lo impor-
cielo, luego hincadas las rodillas hacía una humillación a tante es el comienzo. Ignacio insiste muy especialmente
Dios; después se asentaba en un banquillo bajo, porque
la flaqueza del cuerpo no le permitía hacer otra cosa: allí en este punto: la elección del lugar, el momento y la
se estaba la cabeza descubierta, derramando lágrimas hilo actitud; la oblación de sí i las maneras de orar; la
a hilo, con tanta suavidad y silencio, que no se le sentía
ni sollozo, ni gemido, ni ruido, ni movimiento alguno del simbiosis entre oración y respiración...; pero también
cuerpo. la elección del tema, el punto de partida sensible, la
Citado por Pedro de Ribadeneira en su Vida
del Bienaventurado Padre Ignacio de Loyola, participación de la imaginación, la finalidad que se pre-
Libro V, c. 1. tende... En suma, todo cuanto da a entender que sólo
se puede partir del punto en el que uno se encuentra,
Lo que Laínez vio ya estaba escrito en los Ejerci- que sólo se puede orar de acuerdo con lo que uno es
cios: el apartamiento a un lugar propicio; el ademán y la propia idiosincrasia. Al leer esto, podría alguien
reverente, que favorece el clima de oración; la elec- pensar que podemos entrar sin más ni más en el co-
ción de la postura más cómoda para hallar lo que se razón mismo de la Santísima Trinidad. Pues bien, hasta
busca; la tranquilidad y la inmovilidad físicas para el final de su vida, Ignacio, tan familiarizado como es-
mantener la atención despierta... Pero la descripción taba con la Trinidad, sigue valiéndose de los "media-
que hace Laínez muestra hasta qué punto los gestos y dores", como él dice, y recomienda hacer lo mismo:
las actitudes de Ignacio no responden a "recetas" o a "Pedir a nuestra Señora por que me alcance gracia de
excesivas precauciones que podrían estorbar la oración su Hijo... Pedir otro tanto al Hijo, para que me alcan-
y privarla de espontaneidad, sino que parecen algo real- ce del Padre..." (cf. EE.EE., n. 147). Porque, si somos
mente natural y armonioso. de verdad humildes, necesitamos partir de lo sensible;
necesitamos ver, imaginar, transitar por caminos cono-
* Prácticamente desconocido hasta finales del siglo pasado, el
Diario Espiritual se publicará íntegro por vez primera en 1934, edi- cidos; necesitamos textos narrativos, acontecimientos
ción crítica del P. Codina. Para el lector de habla castellana puede realmente ocurridos; necesitamos de María, que fue
ser útil, entre otras, la edición que figura en las Obras Completas de
S, Ignacio (ed. I. Iparraguirre - C. Dalmases), BAC, Madrid 1963. de los nuestros, y de Jesús, que vivió entre nosotros
106 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?
PARA QUE EL CUERPO CREZCA

El ser llevados más lejos ya no depende de nosotros. Para saberlo, deseaba obtener de Dios una "confirm
Cuando Ignacio habla de lo que le sucede bajo la acción ción", que es la palabra-clave del Diario en aquel
de Dios, siempre lo hace en términos "pasivos": sentir, época.
recibir, ser invadido, embargado, arrebatado...
...me senté mirando casi en genere el tener todo, í
parte y no nada, y se me Iba la gana de ver ningunas r
zones, en esto vertiéndome otras Inteligencias, es a s
CUARENTA DÍAS DE ELECCIÓN ber, cómo el Hijo primero invió en pobreza a predicar
los apóstoles, y después el Espíritu Santo, dando su e:
píritu y lenguas los confirmó, y asf el Padre y el Hljí
A esta "pasividad" responde el obrar de Dios, como invlando el Espíritu Santo, todas tres personas confirm;
ocurrió con la redacción de las Constituciones de la ron la tal misión. (...) Hice la oblación... de no tener nad«
dando por rata, válida, etc.
Compañía de Jesús. Tal vez en ninguna otra parte pue- Diario, nn. 15-16
da captarse mejor que en el Diario Espiritual la integra-
ción recíproca entre la oración y el trabajo de un Pero esta confirmación global de la Santísima Tri
hombre. nidad, que él busca ardientemente por ser el cogollr
de toda decisión humana tomada de acuerdo con la vo
El modo que el Padre guardaba cuando hacía las Cons-
tituciones era decir misa cada día y representar el punto luntad de Dios, de pronto (-por su culpa, según dice él,
que trataba a Dios y hacer oración sobre aquello; y siem- por haber descuidado el orar a las tres Personas), pa-
pre hacía la oración y decía la misa con lágrimas. Yo
deseaba ver todos aquellos papeles de las Constituciones rece oirá vez ser puesta en duda. "Tanto pesado y de-
y le rogué me los dejase un poco; pero él no quiso. sierto de toda cosa espiritual", para algunos días como
Autobiografía, n. 101. si se hallara "en destierro". Y no cesa de onir:

Con esta observación de Luis Goncalves da Cámara «Padre eterno, confírmame; Hijo eterno, confírmame;
Espíritu Santo eterno, confírmame; Santa Trinidad, confír-
se cierra el relato de la Autobiografía. Nosotros, más mame; un solo Dios mío, confírmame»; con tanto ímpetu
afortunados que él, poseemos esos "papeles" de los que y devoción y lágrimas, y tantas veces esto deciendo, y
tanto internamente esto sentiendo; y con un decir: «y
él habla. Por aquella época, Ignacio andaba reflexio- Padre Eterno, ¿no me confirmaréis?» como que tenía por
nando acerca de cómo habría de ser el régimen de po- sí, y así al Hijo y al Espíritu Santo.
Diario, n. 48.
breza en la Compañía *. Siguiendo el método clásico,
había anotado en un papel las razones en pro y las ra- E! 23 de febrero llega la esperada confirmación:
zones en contra de tal o cual régimen. Personalmente,
él se inclinaba por una pobreza radical. Pero /.venía ...veniendo en pensamiento Jesú, un moverme a se-
esta inclinación de Dios o venía exclusivamente de él? guirle, parcelándome internamente, seyendo él la cabeza
de la Compañía, ser mayor argumento para ¡r en toda po-
breza que todas las otras razones humanas, aunque me
* Más concretamente, se preguntaba si las iglesias de la Com- parecía que todas las otras razones pasadas en elección
pañía podrían poseer rentas. El período que abarca el Diario Espiri- militaban a lo mismo, (...) y pareciéndome en alguna ma-
tual va del 2 de febrero de 1544 al 27 de febrero de 1545. Pero e¡ nera ser obra de la santísima Trinidad el mostrarse o el
tiempo de la citada elección tan só.o ocupó los primeros cuarenta sentirse de Jesú, veniendo en memoria cuando el Padrn
días: del 2 de febrero al 12 de mar:;o de 1544. me puso con el Hijo.
Diario, nn. 66-67.
108 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?
PARA QUE EL CUERPO CREZCA
109
Esta nota revela el mismo movimiento que las ilus-
traciones de Manresa: de la Trinidad a Jesús, de Je- Después de mucho buscar, Ignacio acuñó una fór-
sús a la Trinidad. Ignacio y la Compañía quedan pren- mula original para expresar tal principio: "discreta
didos en este movimiento; de ello está seguro Ignacio caridad". Y no tratemos de explicitarlo demasiado; li-
desde que tuvo la visión de La Storta, que siente la ne- mitémonos a decir que la "discreción" no evoca ni la
cesidad de recordar ahora, como si se tratara de una timidez, ni la reserva, ni la prudencia falta de sagaci-
confirmación. dad, ni el justo medio, ni los miramientos, ni las pre-
Pero en los días siguientes reconoce que, debido a cauciones diplomáticas... Lo que Ignacio desea poner
su impaciencia, tal vez no ha sido fiel en dejarse guiar de relieve en esta expresión es la indisociabilidad del
por Dios. Y así, su oración le lleva a un mayor "res- amor (caridad) y el discernimiento (discreta).
peto de acatamiento" a Dios y un mayor desinterés de El amor es la corriente que brota de la Trinidad
sí mismo. El 12 de marzo renuncia a seguir buscando y a ella retorna. Es en nosotros el sentido de lo ilimi-
otras "señales". "Se trataba —escribe M. Giuliani en tado, que hace que ninguno de nuestros deseos se vea
su introducción a la edición francesa del Diario (DDB, jamás plenamente colmado y deja "nuestro corazón in-
París 1959, p. 26)— de decidir en favor de la pobreza quieto mientras no descanse en Dios" (S. Agustín). Es
total. Buscando la voluntad de Dios sobre este punto, para el apóstol el convencimiento de no haber hecho
Ignacio halló aún algo más: el secreto de la pobreza todavía nada y desear siempre hacer "más". Es, en fin,
interior." ese sentido espiritual que permite "reconocer a Dios en
todas las cosas".
El discernimiento, para Ignacio, es la encarnación
"DISCRETA CARIDAD" del amor. Es en nosotros el sentido de la limitación, que
obliga a elegir, entre otros muchos posibles, el mejor
Esta disponibilidad, fruto de la integración entre servicio, y que traduce el amor divino en una acción
oración y reflexión, se traduce en una cierta flexibili- humana concreta. Es la humilde búsqueda de lo que
dad que parece caracterizar las Constituciones. Mien- Dios quiere "aquí y ahora".
tras las redacta, Ignacio no se limita a transcribir una El amor sin el discernimiento es un sueño que ya
experiencia realmente vivida, sino que además piensa no pasa por los caminos humanos y se pierde en un in-
en el futuro. Está asistiendo a las tremendas conmocio- finito sin contenido real. El discernimiento sin el amor
nes del siglo XVI y sabe que la Historia reserva otras es una búsqueda agotadora que, incapaz de comprender
conmociones a la Compañía. Por otra parte, desea que la finalidad de la acción humana, se hunde en el acti-
vismo.
el cuerpo de la Compañía se desarrolle. ¿Cuál será,
pues, el principio lo suficientemente firme que impida Tan sólo el binomio "amor-discernimiento", perfec-
que el número o el tiempo rebajen o endulcen la resolu- tamente vivido en Jesucristo, el Amor encarnado, per-
ción primigenia, y lo suficientemente flexible para adap- mite realizar la síntesis de la contemplación y la acción,
tarse a las leyes del crecimiento y de los cambios his- del deseo y la eficacia, de lo universal y lo particular.
tóricos? Tal es el principio que orientó la redacción de las
ConsL ¿iliciones.
110 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? PARA OUE EL CUERPO CREZCA
111

La respuesta a los llamamientos del amor "para la por el criterio del amor" ("el bien quanto más univer-
mayor gloria de Dios", siempre fuera de nuestro alcan- sal es más divino"), tanto como por los criterios de la
ce, y "para mayor ayuda de las ánimas", con las que eficacia ("las cosas en servicio de Dios nuestro Señor
nos encontramos en cualquier circunstancia, ¿no puede más urgentes" y "obras pías más durables y que siem-
prescindir de reglas? Evidentemente, basta con "la inte- pre han de aprovechar"). Pero el propio enviado debe-
rior ley de la caridad y amor que el Spíritu Santo es- rá discernir sobre el terreno los medios más aptos para
cribe e imprime en los corazones". Pero son necesarias el desempeño de su misión, porque no es un mero eje-
unas Constituciones que propongan los criterios de dis- cutor (cf. Const. S.I., parte 7.a).
cernimiento que permitan a la Compañía y a cada uno Dispersos por el amor, será también el amor el que
de sus miembros "mejor proceder... en la vía comenza- mantenga unidos a los compañeros: la obediencia les
da del divino servicio" (Const. S.I., n. 134). mantendrá en la unidad, la oración les reunirá en Cris-
Así, para responder a los llamamientos, es preciso to; pero no deberán olvidar los humildes medios de
que el cuerpo crezca. Pero no se admitirán con facilidad la correspondencia epistolar, la comunicación de noti-
en él nuevos miembros, sino que será precisó someterlos cias, la hospitalidad y las reuniones periódicas. Aunque
a prueba, y a quienes no sirvan para este género de vida el General sea el responsable de la unidad (más en vir-
habrá que ayudarles a encontrar otro camino (cf. Const. tud de la comunión que de la centralización), cada cual,
S.I., partes 1.a, 2.a y 3.a). Los que sean admitidos están en el lugar donde se encuentre, deberá hacerse responsa-
destinados a "discurrir y hacer vida en cualquiera par- ble, de acuerdo con los medios de que disponga, de la
te del mundo", con el fin de ayudar a todos los hombres. conservación y el desarrollo de todo el cuerpo (cf. (.onst.
Sin embargo, deberán empezar por largos años de estu- S.I., partes 8.a, 9.a y 10.a).
dios, porque no se trata de que sean amables vagabun- Así fue Ignacio, y así deberá ser todo jesuíta fiel a
dos, sino hombres lo más competentes posible, capaces su vocación. Impaciente por las limitaciones, pero ca-
de hacer frente a cualquier disciplina y a cualquier cul- paz de pasar la vida entre las cuatro paredes de una
tura (cf. Const. S.I., parte 4.a). pequeña habitación. Un jesuíta del siglo xvn lo expresó
Sólo entonces serán incorporados a la Compañía, en una fórmula lapidaria : "No sentirse limitado ni si-
prometiendo obedecer al Papa para cualquier misión quiera por lo inmenso, y encontrar en lo ínfimo, sin
que éste quisiera encomendarles, y prometiendo también embargo, el lugar de uno... es divino". "Lo inmenso"
prestar una particular atención a la educación de los es el amor; "lo ínfimo", el discernimiento.
niños en la fe, para que no olviden, aunque se dediquen
a los más brillantes ministerios, que la gloria de Dios
ha de buscarse en el más humilde de los servicios. La "DADME HUMILDAD AMOROSA"
obediencia hará de ellos servidores, y la pobreza lo?
hará libres. Vinculados a Cristo y libres para servir, a El 30 de marzo de 1544 anota Ignacio en su Diario:
fin de liberar a los hombres y vincularlos a Cristo (cf.
Const. S.I., partes 5.a y 6.a). En la elección de las misio- Me parecía [durante la oración] que la humildad, re-
verencia y acatamiento no debía ser temeroso, mas amo-
nes y de los misioneros, el que envía habrá de guiarse roso, y así esto me asentaba en el ánimo, que frutada
¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA?
112

mente decía: -Dadme humildad amorosa...», recibiendo


en estas palabras nuevas visitaciones. Asimismo refutan-
do lágrimas por advertir a esta humildad amorosa, etc.
Después en el día gozándome mucho en acordarme desto,
parecerme que no pararía en esto, mas que lo mismo des-
pués sería con las criaturas, es a saber, humildad amo-
rose
Diario, nn. 178-179.
28 de junio de 1553
Invirtiendo los términos, ¿no es lo mismo "humil-
dad amorosa" que "discreta caridad"? Delante de su
Criador y Señor, Ignacio, a pesar de sentirse diminuto, (Fragmentos de una carta de Ignacio a Francisco Javier)
se ha sentido también atraído por él, arrastrado al inte- Carísimo hermano en el Señor nuestro:
rior de la corriente del amor trinitario. Tal será, si a Hemos habido acá vuestras letras de 28 de enero de 1552 más
Dios pluguiere, "esta mínima Compañía de Jesús" tarde que era razón..., y a esta causa no habréis habido respuesta
cuan presto yo quisiera. Hemos entendido la puerta, que Dios nues-
(Const. S.I., n. 134). tro Señor ha abierto a la predicación de su evangelio y conversión
No. Por amor a sus hermanos y a los hombres del de las gentes en Japón y la China por vuestro ministerio, y nos
consolamos mucho en la su divina ma¡estad, esperando que el co-
mundo entero, por cosas tan elementales como la músi- nocimiento y gloria suya cada día se haya más de extender, y entre
ca o los frondosos castaños de su país, por las pequeñas gentes que puedan perpetuar y llevar adelante lo ganado con el
divino favor (...).
alegrías y las grandes penas, con tal de que Dios y su (Sin embargo), mirando el mayor servicio de Dios N. S. y ayuda
servicio sigan siendo lo primero, Ignacio no se detendrá de las ánimas en esas regiones, y cuánto depende de Portugal el
bien dellas, me he determinado a mandaros en virtud de santa obe-
ahí. ¿Cómo podría detenerse el que cierto día sobre- diencia, que, entre tantos caminos, toméis este de Portugal con
pasó todos los límites, diciendo: "Tomad, Señor, y re- la primera oportunidad de buen pásale, (...). Y porque allá podáis
hacer capaces los que os querrían detener por el bien de las In-
cibid..."? dias, diréos las razones que a esto mueven por acá, mirando as/-
mes/no el bien dellas.
Primeramente, ya sabéis cuánto importa para la conservación y
aumento de la cristiandad en esas partes y en la Guinea y Brasil
la buena orden que el rey de Portugal puede dar desde su reino;
(...}. Después, importando tanto que la Sede Apostólica tenga In-
formación cierta y entera de las cosas de las Indias, y de persona
que tenga crédito para con ella, (...). También sabéis lo que impor-
ta para el bien de las Indias que las personas que envían allá sean
idóneas para el fin que se pretiende en unas partes y otras. Para
• esto servirá mucho vuestra venida a Portugal y por acá; (...). Sin
estas razones, que son todas para el bien de la India, pienso darla-
des calor al rey para lo de Etiopia, que de tantos años a esta parte
está para lo hacer, y no se ve nunca efecto. Asimismo en lo del
Congo y Brasil (...).
Encomiéndeme mucho de corazón en vuestras oraciones; y rue-
go a la divina y summa bondad a todos quiera dar su gracia cum-
plida para que su sanctissima voluntad siempre sintamos, y aqué-
lla perfectamente cumplamos.
Todo vuestro en el Señor nuestro,
Ignacio

1
9. Coraje para emprender

Propio es del buen espíritu dar ánimo y fuerzas, con-


solaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando y
quitando todos impedimentos, para que en el bien obrar
proceda adelante.
££.££., n. 315.

Francisco Javier no llegó a recibir la carta que aca-


bamos de leer. Había muerto el 2 de diciembre de 1552
en la isla de Sanchán, a las" puertas de China, pero la
noticia tardó tres años en llegar a Roma.
Podemos, sin embargo, imaginarnos a Javier leyen-
do por encima del hombro de su maestro, con toda fa-
miliaridad, mientras éste escribe... Ignacio terminaba
otra carta del siguiente modo: "Todo vuestro, sin po-
derme olvidar en tiempo alguno". Y Javier le había
respondido: "Las últimas palabras..., así como con lá-
grimas leí, con lágrimas las escribo, acordándome del
tiempo pasado, del mucho amor que siempre me tuvo
y tiene..."
"El tiempo pasado" son los años en que vivieron
juntos, hasta aquel día de la primavera de 1540 en que
.
Ignacio hizo saber a Javier que el rey de Portugal pe-
día hombres para las Indias:
• — ¡Esta es vuestra empresa!
, — ¡Pues sus! ¡Heme aquí!
¡Y así es como se va el apóstol! Lisboa, El C,.il>u,
la India, las Molucas, el Japón, las puertas ilc C . l i i m i . . .
En total, cerca de 100.000 kilómetros.
116 ¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? CORAJE PARA EMPRENDER 117

Por aquel tiempo afluyen a Santa María della Stra- estoy! ¿Qué quieres que yo haga? Envíame adonde quie-
ras, y si te place, aun a los Indios». ¡Quánto más conso-
da innumerables peticiones de misioneros para Asia, lados vivirían...! (...).
África y América. El Papa quiere teólogos para el Con- Destas partes no sé más que escriviros, sino que son
tantas las consolationes que Dios nuestro Señor commu-
cilio que acaba de inaugurarse en Trento: también ha- nica a los que andan entre estos gentiles, convirtiéndolos
cen falta hombres en los puntos más conflictivos de la a la fe de Christo, que, si contentamiento hay en esta vida,
éste se puede dizir. (...) Oh!, si aquellos contentamientos
Reforma: Alemania. Francia, Irlanda... Se piden co- que un estudiante busca en entender lo que estudia, lo
legios, y los jesuitas se dedican a enseñar... ¿Cóijío buscasse en dar a sentir a los próximos lo que les es
necessario para conoscer y servir a Dios, ¡quánto más
responder a tantas demandas? consolados y aparejados se hallarían!
Más que el deseo de volver a ver a su amigo, es
MHSI: Epístolas S. Francísci Xaverii.
esta última pregunta la que explica el tenor de la carta Vol. I, pp. 166-167 y 174-175.
de junio de 1533, dictada por la preocupación que sien-
te Ignacio por el bien más universal. Es preciso hacer Llamamiento a partir..., llamamiento a la alegría.
volver a Javier para que ocupe su puesto en un centro No a la alegría que se encierra inactiva en la autocom-
de decisión. Aunque tenga que abandonar Asia, será placencia, sino a la que moviliza para emprender nue-
para bien de la propia Asia..., pero también de Guinea, vos cometidos, como María tras la Anunciación. Esa
Brasil, el Congo, Etiopía... Su capacidad de persua- alegría de la que Ignacio dice que es propia de Dios
sión podrá estimular al rey de Portugal; su celo apos- cuando viene a visitarnos. Esa alegría que, a pesar de
tólico suscitará vocaciones; su experiencia permitirá las pruebas que tuvo que afrontar en sus últimos años,
discernir quiénes son los más aptos. Y su alegría hará anida en el corazón de Ignacio y transmite, a quienes
lo demás.. se encuentran con él, el coraje necesario para empren-
der y perseverar en lo emprendido, tanto en la casa de
Roma como en la Ciudad o en el mundo.
EL LLAMAMIENTO A LA ALEGRÍA

Una de las cartas de Francisco Javier había tenido EN SANTA MARÍA DELLA STRADA
una enorme resonancia en Roma, en Portugal y en Pa-
rís. Fechada en Cochín el 15 de enero de ] 544 y divul- La casa es demasiado pequeña y, para el gusto de
gada por los medios propios de la época, decía particu- Ignacio, demasiado ruidosa, pues no sólo está poblada
larmente lo siguiente: de bulliciosos novicios, sino que además es lugar de
paso para los que regresan de una misión, y en deter-
Muchas vezes me mueve pensamientos de ir a los es-
tudios dessas partes, dando bozes, como hombre que minados días es una auténtica hospedería.
tiene perdido el juicio, y principalmente a la universidad Ignacio se entrevista diariamente con dos de sus más
de París, diziendo en Sorbona a los que tienen más le-
tras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas; íntimos colaboradores: Juan de Polanco, trabajador in-
(...). Muchos dellos se moverían, tomando medios y exer- cansable y dotado de una excepcional claridad de men-
cicios spirituales para conoscer y sentir dentro en sus
ánimas la voluntad divina, conformándose más con ella te, y Luis Gongalves da Cámara, encargado de los asun-
que con sus propias affectiones, diziendo: «¡Señor, aquí tos domésticos y sumamente hábil para arrancar confi-
118 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? CORAJE PARA EMPRENDER 119

ciencias, a quien se debe el texto de la Autobiografía, mismo planea y organiza los juegos: las tablas (una es-
así como un Memorial que recoge, día a día, lo acaeci- pecie de "tres en raya") y el tejo.
do en la casa de Nuestra Señora della Strada enlre el A los que flaquean, él les devuelve la moral. A uno
26 de enero y el 23 de octubre de 1555. que se reconoce indigno, Ignacio le cuenta entre lágri-
Lo que llama la atención es la extraordinari,' sen- mas los pecados de su propia vida; a otro, que acaba
cillez que reina en aquella casa. Todo el mundo venera de decirle que ya no aguanta más, le responde: "¡Bue-
a Ignacio corno a un ser excepcional, pero cada cual no, eso está bien!"; pero se lo dice de tal manera y le
conserva su libertad de espíritu a la hora de expresar- mira de tal modo que aquella frase tan trivial pone fin
se. Ignacio, por ejemplo, desea que todos se llamen mu- al desánimo. Aunque la formación de los jóvenes es muy
tuamente por su nombre de pila. "La costumbre ríe lla- exigente, está siempre muy dosificada, y no hay en ella
marse simplemente unos a otros por sus propios nom- nada que recuerde el famoso "molde jesuítico". Un no-
vicio, perteneciente a una noble familia romana, pare-
bres es muy antigua en la Compañía. Contóme el II. Iñi-
go de Ochandiano... que oyó contar al P. Araoz, que cía estar pasando muy mal rato al verse expuesto a la
antes de entrar en la Compañía fue un día a visitar en vista de todos mientras trabajan en la construcción de un
Roma a nuestro P. Ignacio, que era tío suyo, y llegando muro que daba a la calle; e Ignacio le dice: "No es
a la puerta, dio el portero, que entonces era el P. Fran- este vuestro trabajo; tenéis, otra cosa que hacer dentro
de casa." También se cuenta que, siendo un jovencísi-
cisco de la India [Francisco Javier], el recado por es-
mo novicio Pedro de Ribadeneyra, caminaba un día de-
tas palabras: 'Iñigo, está aquí Araoz, que os quiere ha-
trás de Ignacio imitando el andar renqueante de éste:
blar'" (del Memorial del P. Cámara, citado por Astrain
le sorprendieron e Ignacio le propuso que él mismo se
en su Historia de la Compañía de Jessú en la Asistencia
impusiera una penitencia. Pedro pidió como penitencia
de España, I, II, 2, p. 225).
un día de vacación para todo el mundo... y desde en-
En la mesa suele hablar de asuntos ordinarios con tonces se perpetuó la tradición del día de vacación en
sus comensales. Come muy poco, pero lo hace rnuy des- recuerdo de "la pierna quebrada".
pacio para terminar al mismo tiempo que los demás. La Sin embargo, la regla de vida es severa, e Ignacio
comida no siempre es abundante. En cierta ocasión sa- desciende a los más pequeños detalles de incumplimien-
can únicamente a la mesa unos huevos cocidos... ¡y pa- to, sobre todo los que causan perjuicio al prójimo. Pero
lillos de dientes! Uno de los comensales observa que él no se reserva el monopolio de las penitencias, sino
este último accesorio es por demás superfino, c Ignacio que, por ejemplo, también el cocinero debe imponerlas
no puede evitar exteriorizar la gracia que le ha hecho a quienes no avisen con tiempo de que no van a comer
tal observación. en casa, aunque se trate de eximios profesores de teo-
Sus principales preocupaciones domésticas son dos: logía, ¡o aunque hayan sido retenidos por el propio
los enfermos y los que se sienten tentados. Diariamente Papa! Son muchos también los que son despedidos de
trata estos asuntos con el P. Cámara. Y a pesar de las la Compañía, pero Goo^alves da Cámara advierte qiK %
graves dificultades económicas manda comprar una casa suelen marchar conservando sentimientos amisiosos para
en el campo, "La Viña", como lugar de reposo; y él con Ignacio y la Compañía,
120 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA? CORAJE PARA EMPRENDER 121

La amistad parece ser el distintivo característico de pañía; fue elegido Papa el 23 de mayo de 1555 y adop-
la comunidad. Es una amistad que irradia el propio tó el nombre de Paulo IV.
Ignacio, que desea tener compañeros, más que "hijos".
Al recibir la noticia —relata Goncalves da Cámara—
Y los compañeros le corresponden con pequeños deta- experimentó el Padre una notable mudanga y alteración
lles, sobre todo cuando se encuentra enfermo: le llevan en su rostro; y según supe después, por él mismo o por
otros Padres a los que él se lo contó, se le estremecie-
castañas asadas, al estilo de Azpeitia, o le piden a An- ron los huesos en el cuerpo. Levantóse sin decir palabra
dré des Freux que toque para él el clavicordio. Y la alguna y entróse a hacer oración en la capilla, y de ahí
a poco salióse tan alegre y contento, como si la elección
música ayuda a devolverle la salud. Ignacio infunde va- fuera enteramente conforme a su deseo.
lor... v lo recibe de los demás. Memorial, n. 93.

¿No había dicho él mismo que le bastaría con un


EN LA CIUDAD cuarto de hora de oración para tranquilizarse en el su-
puesto de que un día fuera suprimida la Compañía?
La casa está totalmente abierta a la ciudad; y la Su entereza en las adversidades procedía de Dios, al
ciudad es, por una parte, la corte pontificia y, por otra, igual que todo lo demás en él.
el pueblo de los pobres. ¡Dos mundos...! En las empresas que toma —refiere el propio Cáma-
Desde el momento de su llegada, los compañeros ra—, muchas veces parece que no usa de ninguna pru-
dencia humana; (...) mas parece que todo lo hace funda-
se han volcado hacia la gente humilde, y no sólo para do en sola la confianza de Dios. Mas ansí como en el to-
predicarles con buenas palabras. Durante el invierno de mallas parece que va sobre la prudencia humana, así en el
seguidas y buscar los medios para llevarlas adelante usa
1538-39 convirtieron la casa en un asilo, al objeto de de toda prudencia divina y humana. Parece que cualquiera
socorrer a las gentes extenuadas por el frío y el hambre. cosa que emprende, que primo la negocia con Dios; y
como nosotros no vemos que la ha negociado con El, es-
Se ocuparon de los judíos,- de las prostitutas y de las pantémonos de cómo lo emprende.
muchachas en peligro. Supieron movilizar sus energías Memorial, n. 234.
en favor de los más desheredados.
El otro mundo es la corte pontificia. Mientras estu- Una manera de actuar que volvemos a ver en una
vo en Roma, Ignacio conoció a cuatro Papas. Paulo III, famosa sentencia a él atribuida:
que aprobó la Compañía, y Julio III, que la confirmó, Sea ésta la primera regla en todas tus empresas: con-
se interesaron por la reforma de la Iglesia; pero les fía en Dios como si el éxito en ellas dependiera entera-
mente de ti y en nada de El; pero pon en ellas todo tu
faltó valor para afrontar lo esencial: "Si el Papa se re- esfuerzo, como si no tuvieras tú nada que hacer, sino
forma, decía Ignacio, él mismo y su casa, y los carde- Dios todo. *
nales de Roma, ya no habrá más que hacer, y todo lo * Tan paradójica ha parecido esta sentencia que se ha creído
demás se hará por sí solo y aprisa." El hombre eri conveniente invertir el orden de las proposiciones subordinadas.
quien él esperaba, Marcelo II, murió tres semanas des- G. Fessard (Dialectique des Exercices, pp. 305ss) propone mantener,
la tal cual, y la explica así: confiar en Dios supone que Dios desea
pués de su elección. Su sucesor podía ser peligroso para que la actividad del hombre se despliegue en todas sus empresas,
la Compañía, pues, siendo cardenal, Gian Pieüo Garafa "como si el éxito dependiera en todo de mí y en nada de él"; pero
la acción humana debe referirse en último término a Dios, en quien
había tratado de oponerse a la fundación de la Com- tiene su fin toda empresa humana.
CORAJE PARA EMPRENDER 123
122 ¿QUIEN ERES TU. IGNACIO DE LOYOLA?

POLÍTICA EUROPEA Al menos una cosa no habrá de sorprender, y es que


fijara su atención en dos puntos conflictivos de Europa
"Todo tu esfuerzo... todos los medios", incluida la y en la conjunción de dos épocas históricas: la guerra
política, a condición de que la empresa primero "se contra el Islam en el Mediterráneo pertenece aún a la
negocie con Dios". era medieval; la Reforma en Alemania y la ruptura de
Se ha hablado tanto del "poder" de los jesuítas que la cristiandad constituyen un fenómeno de los tiempos
los biógrafos contemporáneos son sumamente discretos modernos.
en lo tocante a la actividad política del fundador. Co- En 1552, el Emperador Carlos está totalmente em-
mo si tal medio fuera indigno de él y de su proyecto peñado en combates defensivos contra Soleimán. Me-
apostólico (cosa que, por otra parte, piensan demasia- diante su proyecto naval, Ignacio le propone que vuel-
dos cristianos acerca de la política, a pesar de cuanto va a tomar él la iniciativa, y no por la gloria de las ar-
diga la Iglesia). Hay otros que se lamentan de que no mas, sino para salvar a los cristianos sometidos a escla-
se encuentra en la obra de Ignacio el eco de ningún vitud y frecuentemente obligados a renegar de su fe;
combate contra las formas de opresión de su tiempo. para restablecer las comunicaciones entre España e Ita-
Aunque es cierto que Ignacio no pudo plantearse pro- lia, entre Europa, África y el cercano Oriente; para
blemas que tardarían aún mucho tiempo en aflorar a hacer realidad el voto de Montmartre...
la conciencia de la humanidad, hay que observar, sin
embargo, que su insistencia en hablar de los beneficios En Alemania, el país se halla dividido por la cues-
eclesiásticos en el libro de los Ejercicios no es íruto de tión religiosa. El diálogo no produce ningún resultado.
la casualidad ni es un ejemplo indiferente, sino que pone El rey Fernando se encuentra desanimado. La carta de
de manifiesto que Ignacio era consciente, por haberlo Ignacio, que es una serie de propuestas de acciones di-
vivido en su propia familia, de que los beneficiarios de versas, no es un programa de Contra-Reforma, sino una
tales prebendas constituían una clase de privilegiados manera de decir a los responsables: " ¡ Dejad ya de sen-
que oprimían a sus inferiores. tir temor y de tergiversar las cosas! Escoged, entre to-
Lo cierto es que Ignacio se interesó particularmente das las alternativas posibles, las que mejor os parezcan,
en lo que se denomina la "alta política", y que este in- y después decidios y actuad. Sólo entonces recobraréis
terés, por extraño que pueda parecer, no es indiferente la confianza y la serenidad en la acción."
con respecto a su proyecto global *. De lo contrario, Hacer frente, recuperar la iniciativa, elegir los me-
¿por qué había de proponer al Emperador Carlos armar dios, perseverar con valor... Son, como se ve, los mis-
una flota en el Mediterráneo? ¿Y por qué había de es- mos consejos que da en los Ejercicios. Lo cual no debe-
cribir una carta a Pedro Canisió, misionero jesuita, acer- ría sorprender, tratándose de un hombre que había con-
ca de la solución de la cuestión alemana? seguido unificar su vida de tal modo que, al final de
sus días, pudo decir que "siempre y a cualquier hora
* Cf. dos artículos de D. Bertrand que constituyen el anticipo que quería encontrar a Dios, lo encontraba" (Autobio-
de una obra muy esperada. El primero se encuentra en la revista
"Christus", 52, pp. 538-553: Pour une politique méditerranéenne; el grafía, n. 99).
segundo, en la "Revue d'ascétique et de mystique", 177, pp. 47-64:
De la decisión en politique.
¿QUIEN ERES TU, IGNACIO DE LOYOLA? CORAJE PARA EMPRENDER 125
124

POR TODAS PARTES DEL MUNDO (EE.EE., nn. 230-231). Si Ignacio insiste tanto en la
correspondencia en la Compañía, es porque la comuni-
Y seguramente lo encontraba aún más en la corres- cación es la expresión de la comunión. Las cartas que
pondencia que mantenía. Todos los días salían de San- él envía son frecuentemente copiadas y difundidas. Y
ta María della Strada decenas de cartas con destino a las que recibe deben ser tales que puedan ser mostra-
los más diversos lugares de Europa, las Indias o el Ja- das a otros. Porque la comunión de los miembros entre
pón, dirigidas a los suyos o a otros personajes que, por sí está ordenada a una comunión aún más amplia: la
lo que fuera, eran responsables del destino de muchos de todos los hombres en el Cuerpo de Cristo, cuyo cre-
hombres. Son más de seis mil las cartas que se conser- cimiento compete a la Compañía asegurar en la medida
van, pero ¿cuántas se habrán perdido? de sus humildes posibilidades. Por eso, y así como "las
obras valen más que las palabras", así también las in-
De mí es escribiros a todos —escribía Ignacio en formaciones valen más que las "efusiones" en orden a
1542—; que puedo decir con verdad que esta otra noche mejor discernir lo que debe hacerse.
hacíamos cuenta que las cartas, que ahora embiamos a
todas partes, llegaban a doscientas cincuenta; y si algu- Situado en el centro de esa "red", Ignacio es ante
nos están ocupados en la Compañía, yo me persuado que, todo el hombre del discernimiento y de la decisión, en-
si no lo estoy mucho, no lo estoy menos que ninguno, y
con menos salud corporal. tregado al Espíritu de Dios y a lo que de él puedan
esperar los hombres. Al trazar en las Constituciones el
Carta a Pedro Fabro, 10-X1I-1542:
Obras Completas, p. 687. retrato de lo que debe ser el General de la Compañía,
dice:
El número, sin embargo, no va en detrimento de la
Debería ser dotado de grande entendimiento y juicio,
calidad. Cada carta es redactada dos veces, y amable- para que ni en las cosas speculativas ni en las prácticas
mente pide a Pedro Fabro que trate de hacer lo mismo. que ocurriren le falte este talento. Y aunque la doctrina
es muy necesaria a quien tendrá tantos doctos a su cargo,
Poneos en mi lugar —viene a decirle—: vuestras car- más necessaria es la prudencia y uso de las cosas spirl-
tas contienen informaciones precisas, pero presentadas tuales y Internas para discernir los spíritus varios y acon-
sejar y remediar a tantos que tendrán necessidades spi-
sin orden y mezcladas con palabras de afecto y "efusio- rituales, y así mesmo la discreción en las cosas externas
nes" que yo no puedo poner en manos de cualquiera... y modo de tratar de cosas tan varias, y conversar con tan
diversas personas de dentro y fuera de la Compañía.
Por tanto, si no os es molestia, escribid dos cartas, una
para dar las informaciones y otra para manifestar las Consf. S.I., n. 729.
"efusiones".
A propósito de la correspondencia, observemos una No estaba pensando Ignacio en hacer un auto-retrato.
vez más la unidad entre la vida cotidiana de Ignacio y Pero lo cierto es que la descripción le cuadra perfecta-
el espíritu de los Ejercicios: "Conviene advertir en dos mente.
cosas —dice en la nota previa a la 'Contemplación pa- Y para vivir todo esto hasta el final, el último correo
ra alcanzar amor'—: La primera es que el amor se saldrá de la casa de Roma la noche misma del 30 de
debe poner más en las obras que en las palabras. La 2.a. julio de 1556...
el amor consiste en comunicación de las dos partes..."
¿QUIEN ERES TU, IGNACIO LA? CORAJE PARA EMPRENDER 125
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POR TODAS PARTES DEL MUNDO (EE.EE., nn. 230-231). Si Ignacio insiste tanto en la
correspondencia en la Compañía, es porque la comuni-
Y seguramente lo encontraba aún más en la corres- cación es la expresión de la comunión. Las cartas que
pondencia que mantenía. Todos los días salían de San- él envía son frecuentemente copiadas y difundidas. Y
ta María della Strada decenas de cartas con destino a las que recibe deben ser tales que puedan ser mostra-
los más diversos lugares de Europa, las Indias o el Ja- das a otros. Porque la comunión de los miembros entre
pón, dirigidas a los suyos o a otros personajes que, por sí está ordenada a una comunión aún más amplia: la
lo que fuera, eran responsables del destino de muchos de todos los hombres en el Cuerpo de Cristo, cuyo cre-
hombres. Son más de seis mil las cartas que se conser- cimiento compete a la Compañía asegurar en la medida
van, pero ¿cuántas se habrán perdido? de sus humildes posibilidades. Por eso, y así como "las
obras valen más que las palabras", así también las in-
De mí es escribiros a todos —escribía Ignacio en formaciones valen más que las "efusiones" en orden a
1542—; que puedo decir con verdad que esta otra noche mejor discernir lo que debe hacerse.
hacíamos cuenta que las cartas, que ahora embiamos a
todas partes, llegaban a doscientas cincuenta; y si algu- Situado en el centro de esa "red", Ignacio es ante
nos están ocupados en la Compañía, yo me persuado que, todo el hombre del discernimiento y de la decisión, en-
si no lo estoy mucho, no lo estoy menos que ninguno, y
con menos salud corporal. tregado al Espíritu de Dios y a lo que de él puedan
esperar los hombres. Al trazar en las Constituciones el
Carta a Pedro Fabro, 10-XII-1542:
Obras Completas, p. 687. retrato de lo que debe ser el General de la Compañía,
dice:
El número, sin embargo, no va en detrimento de la
Debería ser dotado de grande entendimiento y juicio,
calidad. Cada carta es redactada dos veces, y amable- para que ni en las cosas speculativas ni en las prácticas
mente pide a Pedro Fabro que trate de hacer lo mismo. que ocurrirán le falte este talento. Y aunque la doctrina
es muy necesaria a quien tendrá tantos doctos a su cargo,
Poneos en mi lugar —viene a decirle—: vuestras car- más necessaria es la prudencia y uso de las cosas spirl-
tas contienen informaciones precisas, pero presentadas tuales y internas para discernir los spíritus varios y acon-
sejar y remediar a tantos que tendrán necessidades spi-
sin orden y mezcladas con palabras de afecto y "efusio- rituales, y así mesmo la discreción en las cosas externas
nes" que yo no puedo poner en manos de cualquiera... y modo de tratar de cosas tan varias, y conversar con tan
diversas personas de dentro y fuera de la Compañía.
Por tanto, si no os es molestia, escribid dos cartas, una
para dar las informaciones y otra para manifestar las Const. S.I., n. 729.
"efusiones".
A propósito de la correspondencia, observemos una No estaba pensando Ignacio en hacer un auto-retrato.
vez más la unidad entre la vida cotidiana de Ignacio y Pero lo cierto es que la descripción le cuadra perfecta-
el espíritu de los Ejercicios: "Conviene advertir en dos mente.
cosas —dice en la nota previa a la 'Contemplación pa- Y para vivir todo esto hasta el final, el último correo
ra alcanzar amor'—: La primera es que el amor se saldrá de la casa de Roma la noche misma del 30 de
debe poner más en las obras que en las palabras. La 2.a. julio de 1556...
el amor consiste en comunicación de las dos partes..."
de julio de 1556

A principios del mes de ¡ulio, en un estado de tremenda fatiga


y aquejado de considerables dolores, Ignacio habla ido a descansar
a 'La Viña*. ¿Habría llegado el momento de ir a reunirse con sus
compañeros, Diego de Hoces, *el primero en morir*, Juan Codurl,
fallecido al poco tiempo de la profesión en San Pablo Extramuros,
Pedro Fabro, muerto al regreso de uno de sus incontables viajes, y
Francisco Javier, a quien la muerte sorprendió a las puertas de
China?
En los últimos días del mismo mes había vuelto a Santa María
della Strada y se había puesto en manos del médico.
Ayer jueves, por la noche, aún se había ocupado de los asuntos
ordinarios, como todos los días. Después le pidió a Juan de Polanco
que fuera a solicitar del Papa la bendición de los moribundos. Pero,
como el médico no manifestaba preocupación especial, Polanco le
hizo observar que aún quedaba por despachar un importante correo
urgente. ¡El correo! ¡Los compañeros...!
—Está bien...; haced como os pareciere; yo me remito entera-
mente a vos.
Y se queda solo.
Hacia la medianoche, el hermano que ocupa la habitación conti-
gua le oye repetir de cuando en cuando:
—¡Ay, Dios mío...!
Después vuelve el silencio.
Al amanecer del día 31 entran en la habitación de Ignacio y lo
encuentran agonizante. Polanco se apresura a acudir a la residencia
del Papa. Cuando regresa con la bendición, Ignacio ya ha muerto.
Mil compañeros, esparcidos «por todas partes del mundo», irán
poco a poco conociendo la noticia, que les es comunicada por Po-
lanco: "...teniendo certitud de su tránsito, ni quiso llamarnos para
darnos su bendición, ni nombrar sucesor, ni aun vicario, en tanto
que se hará la elección, n¡ cerrar las Constituciones, ni hacer otra
demostración alguna, que en tal paso suelen algunos siervos de
Dios. Sino que, como él sentía tan bajamente de si y no quería
que en otro que en Dios nuestro Señor estribase la confianza de
\a Compañía, pasó al modo común de este mundo...»
¿Quién eres tú, Ignacio de Leyóla?

.*W ;V-
V

4* Una personalidad fascinante, pero,


como todo lo fascinante,
un tanto sobrecogedora...
Y un pequeño libro,
los "Ejercicios Espirituales",
que tampoco dejan de intimidar.
En él dejó consignada Ignacio
la decisiva experiencia por él vivida,
bajo la acción de Dios,
cuando contaba unos treinta años.
Los "Ejercicios" y la vida de Ignacio
son, en realidad, una misma cosa.
' ?'
Al relacionarlos íntimamente,
el autor pone de relieve
,' la fuerza y la actualidad
que el itinerario ignaciano conserva
en pleno siglo XX, tan sacudido
por incertidumbres y por esperanzas
como pudo estarlo el siglo XVI,
que fue el "tiempo de gracia"
de Ignacio de Loyola.

k '- I

if ServkipreQ/c v X.
asi vT^Bgo^//ea€
SAN IGNACIO DE LOYOLA
Copia del original de Sánchez Coello,
por R. ESCRIBANO
ORACIÓN DE SAN
IGNACIO DE LOYOLA

Oración de ofrecimiento
al Señor.
Tomad Señor, y recibid
Tomad, Señor, y recibid toda toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento, y toda mi
mi libertad, mi memoria, mi voluntad, todo mi haber y
entendimiento y toda mi mi poseer; vos me lo disteis,
a vos Señor, lo torno; todo es
voluntad, todo mi haber y vuestro, disponed a. toda vuestra
poseer. Vos me lo disteis, a voluntad, dadme vuestro amor
y gracia, que ésta me basta.
Vos, Señor, lo torno; todo es
vuestro, disponed a toda
vuestra voluntad. Dadme
vuestro amor y gracia, que
ésta me basta. Así sea.
CHARTRES
1529 1528-1535

ORLEANS

BOURGE

BURDEOS

•*-*v^ A vy^_,/A. A a \ ~-"»


. /Qñate \/ \PAIUDT /~»TVTA
BURGOS» / > PAMPLONA
LogroñoX X^Obanos V
VALLADOLID ^ * .YAWTfD
j^ NavarretC Calahorra AAVltK \_yv
/*XORDESILLAS / ^or'a \r^uclela V^^
S^\LAMANCA\1guenza*Almazan>^JARAGOZA MANRESA
*^~* "^A ^e?*^^—*-^^ ^5^-^. Lérida »\e
Monserat ^^
' ' . ^

TOLEDO
ITINERARIO
Los años de España.
1491-1523
Peregrinación a Jerusa-
lén. 1523
Barcelona, Alcalá y Sala-
manca. 1524-1527
Estudios en París.
1528-1535
Viajes por España. 1535
Venecia. 1535-1537
El camino hacia Roma.
1537
Los años de Roma.
1537-1556

La S torta
T
ROMA ^ Frascati

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