La Constitucionalización de los partidos políticos y de la oposición
como instrumentos de la participación democrática implica un modelo de Estado auténticamente democrático de derecho, ello se refuerza con dos ingredientes uno de carácter amplificador y otro de reglamentación vía ley estatutaria. El primero radica en el hecho de que le legislador de 1994 al expedir la ley estatutaria 130 añadió el vocablo “democráticas” a la forma como deben organizarse los partidos y movimientos políticos, debiendo, “Presentar un documento que contenga la plataforma política del partido o movimiento, expresando su filosofía y principios, así como los programas y aspiraciones democráticas que lo identifiquen”. La expresión “democráticas” del numeral 4º, del artículo 3ro de la mencionada ley estatutaria fue declarada inexequible por la Corte Constitucional en sentencia C/089 de 1994, bajo las siguientes consideraciones: “(…) Es posible imaginar y justificar democráticamente un sistema pluralista que busque la protección de los derechos humanos, tal como se entienden en la democracia constitucional occidental, pero no es posible justificar un sistema que pretenda instaurar la protección de estos derechos humanos a partir de condiciones no pluralistas. Dicho brevemente: puede haber pluralismo sin estado social de derechos pero no puede haber estado social de derechos sin pluralismo. Para que el valor del pluralismo tenga lugar se requiere que los que participan en la competencia política por el poder, respeten y protejan las "condiciones de posibilidad", esto es, que no atenten contra las reglas de juego del sistema. Una actividad política que ponga en tela de juicio, o simplemente afecte, las reglas de juego del sistema, no puede ser aceptada. El pluralismo político, se reitera, consiste en una serie de reglas de juego que imponen el respeto de la decisión mayoritaria tomada por el pueblo y la vigencia de las libertades públicas que lo hacen posible. Por lo expuesto, esta Corte considera contrario a la constitución la expresión "democráticas" del numeral cuarto del artículo tercero del proyecto de ley estatutaria”.
Para limitar la libertad, o el libertinaje, vía figura de las formas
democráticas el legislador del 2003, en función constituyente, adiciono el artículo 107 con el siguiente texto: “(…) Los partidos y movimientos políticos se organizarán democráticamente. (…)”; modificación que obliga traer a colación el siguiente aparte del salvamento parcial del voto de los magistrados Eduardo Cifuentes Muñoz, Hernando Herrera Vergara, Alejandro Martínez Caballero y Vladimiro Naranjo Mesa. “Dado que los partidos y movimientos deben cumplir la Constitución y las leyes, defender y difundir los derechos humanos (art. 6), la inexequibilidad de la expresión "democráticas", no tendrá significado práctico alguno distinto al de alimentar la conciencia antidemocrática de algunas personas. (…) La aspiración antidemocrática no la autoriza tanto el principio democrático - que por el contrario esencialmente la repudia -, como se afirma en la sentencia, cuanto la libertad de conciencia que, por su propia naturaleza, puede ser receptáculo incluso de las más inconfesables aspiraciones y sentimientos”
El otro ingrediente radica en el mandato constitucional contenido en el
artículo 152 literal c: “Mediante las leyes estatutarias el Congreso de la República regulará las siguientes materias: (…) c) Organización y régimen de los partidos y movimientos políticos; estatuto de la oposición (…), mandato reforzado por el inciso 3 del artículo 112 Constitucional. Así las cosas: “El derecho a constituir partidos y movimientos políticos, formar parte de ellos y difundir sus ideas y programas tiene la naturaleza de un derecho fundamental de origen constitucional, atribuido a todo ciudadano colombiano, con miras a que pueda participar en la conformación, ejercicio y control del poder político.(…)”. Como derecho fundamental la actividad política, en todas sus dimensiones, se erige en una actividad social pluriideológica, dialéctica que integra al individuo con el devenir de su propio destino y facilita la participación de todos en las decisiones que los afectan, según las voces del artículo 1ro Constitucional.
*Constituyente de la Fundación Democracia y Libertad, Abogado