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DISERTACION SOBRE ARCHIVOS, ¥ REGLAS DE 8U COORDINACION , utd fara todos Ces yee Ls tenon 0 manyan: CON UN. APENDICE, noticia original y curiosa de la estimacion que tuvo el maravedi y otras monedas que corrieron en Castilla: POR @. Feccundo de Poweas Huidebre, Revisor Io Letras autiquas por 8. MW., Sudividue de ba Reah Srcadowia Ie bx Sistoria, y Sorébicers do fa Sus- peocion gonoral De Swuteuccion publica ef Reyuo. Mapriw: 1830. Smprentar Yo D. Lisp couarita, PLAZUELA DE CRLENQUE, c. Noth Manus et nuntianmus rege, ul vecendeas we lr hitoriarum frtrumn luorunn, eb srwenses soroplum wn commentariid. Esdr. I cap. IV, v. 14 et 15, PROLOGO. No hay cosa que mas deba de llamar nues- tra atencion que el cuidado de los Archivos, como que en ellos se conservan las propieda-. des y titulos, por los cuales cada uno ha pro- curado elevarse al grado de distincion 4 que le. han hecho acreedor sus servicios. Sin ellos casi nada tendriamos de cierto y seguro, por-: que olvidada la memoria de las cosas, por mas que nuestra razon quisiese guardar el equili- brio de ellas, nos las disputariamos con mas 6.menos fundamentos, y obscurecida la equi- dad desapareceria la justicia, y vendriamos & parar en un cahos que por ulumo sumergiria nuestra existencia. De aqui pues deduciremos cual es el respeto y veneracion que se mere- cen aquellos depésitos de nuestras operaciones, y de tantos y tan diferentes sucesos, como han ocurrido, desde que el Criador Supremo edi- ficé esta manswn de los mortales. Es cierto que el tiempo todo lo consume: se mudan los go- biernos , las dinastias , los imperios , desapa- recen poblaciones enteras, y por ultimo desa- [4] parece todo en lo terreno cuando con la muer- te dejamos de existir, y pasamos al mundo eterno de la verdad, en que los justos han de descansar para siempre. Asi tambien desapa- recieron los Archivos, y tuvieron, como las de- mas cosas, la misma alternativa en la anti- guedad ; pero les sustituyeron otros (t), y mien- tras vivimos con los hombres , tenemos preci- sion de conservarnos las relaciones, siendo ellas las que dan materia al objeto de su cuidado, y ad que las reservemos y guardemos eon tanta mas diligencia, cuanto el espiritu humano cono- ce el grande interés que de ello le resulta. Mas ¢de qué sirve toda esta diligencia? ¢ De qué sir- ve que en efecto tengamos los Archivos con tan laudable. fin, sino los tenemos en érden-y sa- bemos lo que hay en ellos, dénde, y en qué si- tio se encuentra lo que necesitamos? ¢ De qué serviria el reino vegetal sin quimicos que die- , sen aplicacion & los simples de.que.se compone? Muchos aiios de practica en aquella ocupacion nos ha hecho ver tan general descuido, y nos ha movido & trabajar la presente Disertacion, para que no desmayen sus duetios y poseedo- (1) Esdras combustam & Caldas in Archivis Templi res- tituit legem, nempe qui eodem spiritu, quo antea scriptaerat, Plenius fuit. Div. August. lib. 2. cap. 33: (5) res, de que por ser ya tan crecidos algunos, y tan desconcertados otros, no puedan tener re- medio, y esperanza de verlos ordenados, yen estado de dar todas las noticias y utilidades de que son susceptibles. Y como sean tan pocas las luces que en esta materia hayamos podido adquirir, tenien- do que suplir con la esperiencia lo que no he- mos hallado en autor alguno, creemos hacer- nos disculpables al Publico, si ya en la forma, 6d en nuestro lenguage, dirigido mas d la sen- cilla esplicacion de las ideas, que d la hermo- sura y brillantez del estilo, tiene como no pue- de menos mucho que disimular. El plan que nos hemos propuesto ha sido dar una idea rdpida de los primeros siglos, yx de la Historia; presentar et origen de la escri- tura y de los Archivos en general, y luego en particular de Espana ; las cualidades que de- ben de concurrir en los Archiveros; y por ulti- mo las reglas cémodas, faciles y claras de coor- dinacion , aplicables & todos los Archivos en general, con las cuales esperamos , que no so- Jo los que estan dedicados & este género de ocu- pacion y trabajo, sino todas las demas perso- nas que los tienen 6 manejan, encontrardn allanado elcamino parapor st mismos ejecutar Jas obras que necesiten, supuesto el conocimien- [6] to de documentos que contengan. Si asi lo lo- gramos nos daremos el parabien , y nos congra- tularemos de haber tenido la dulce satisfaccion de ser en algo utiles a Piblico. INTRODUCCION. E, todos tiempos la insana filosofia ha trata- do de combatir 4 la misma claridad del dia, pa- ra.alucinar y ‘sacar frutos aun de las cosas que parecian de menos importancia; pero la tra- dicion y el cuidado de los hombres en trans- mitirse de padres 4 hijos una clara razon, y los testimonios en su apoyo, son rivales 4 que nun- ca pudo superar, ni superara jamas , 4 no lo- grar la estincion del universo y con ella nue- vas generaciones creadas 4 su placer , y edu- cadas con sus doctrinas, y esto 4 su pesar no puede verificarse. Al crear Dios al hombre 4 su imagen y semejanza, le did una superioridad de sentidos y facultades sobre los demas ani- males, y con ella el de la razon, que le ayuda 4 conocer y distinguir lo bueno de lo malo. La codicia y el deseo de poseer cooperaron 4 cor- romper sus virtudes naturales , y de aqui en parte nuestras desdichas y nuestras incomo- didades. Los hombres perdieron los diques de aquella clara razon, perdieron la idea y el co- nocimiento de la verdadera divinidad, y se estrellaron en la idolatria. Cada cual queria de- fender con las leyes que mas acomodaban 4 8 sus intentos, la oe de sus caprichos, y usaban de la fuerza so color de religion , tal cual falsamente la conocian, ulegando sus pre- ceptos y misterios. En esta obstinacion envia Dios los castigos 4 su soberbia; pero nada les aplaca, nada les convence: los vicios y las pa- siones les dominan, desprecian las profecias, tienen por apdcrifas las tablas de la ley escri- ta, y se ve obligado 4 manifestarlas en toda la redondez del globo, por medio del Mesias pro- metido, Jésucristo, su unico hijo, que habia de redimirnos, predicando por si y sus Apésto- les la verdadera doctrina evangélica, que sub- siste, y permanecera entre los verdaderos cre- yentes, justos y santos de la tierra. ‘Aunque esta breve llamada sobre los prime- ros siglos, parece fuera de propdsito en la ma- teria, que nos hemos propuesto tratar, no lo es, en razon de que la maledicencia dirige siem- pre sus diatribas contra lo que es bueno y ar- reglado 4 sana ldgica; y la falsa filosofia , sos- teniendo aquella misma incredulidad, ha ten- dido y tiende sus miras en persecucion de to- do escrito, de todo papel, y por clara conse- cuencia de todo depésito, donde hayan podido conservarse estos, procurando desacreditartes, y reducirles 4 la menas posible fe, como que ellos son las arcas de las verdades ‘incontras- [9] tables, 4 caya muralla nunca pueden traspasar sus sofismas, ni por consiguiente anonadar, co- mo quisieran, aquellos testigos instrumentales que conservan el derecho de gentes, y son el alma de toda vida social. Asi que nos sera dis- pensada esta introduccion para entrar en los pormenores de nuestro tratado, y manifestar hasta qué punto llegé la diligencia del hombre, para precaver 4 la posteridad de los tiros de la malignidad, y darla luces y camino 4 su defen- sa, ilustracion y conservacion por medio de la escritura; y para ello daremos principio hablan- do aunque concisamente del origen de esta , co- mo que es la que constituye la materia sobre que versan los Archivos, valiéndonos para ello de las opiniones mejor recibidas de los sabios, CAPITULO PRIMERO. ORIGEN Y ANTIGUEDAD DE LA ESCRITURA, §. 1° De la Geroglifica. Lis hombres diseminados y divididos en fa- milias se camunicaban sus pensamientos por medio dela palabra; pero la necesidad de recor- dar ciertos hechos, el descubrimiento de al- a [10] gunas artes utiles, y las virtudes de los gran- des héroes, que querian recordar 4 sus descen- dientes , para modelo y ejemplo, les pusieron en precision de inventar el arte de trasmitirse las ideas. En las maderas , en las lapidas y en los metales trazaron algunos signos de conven- cion, 6 que representaban emblematicamente la cosa que querian perpetuar; y asi puede Ila- marse con propiedad escritura del pensamien- to, bien diferente de la del sentido, 6 alfabéti- ca, porque esta se pronuncia, y aquella no tie- ne necesidad de articulacion. Con la escritura del pensamiento se significa- ba una totalidad de cosas, una accion , un su- ceso con todas sus circunstancias , y algunas veces, por medio de ciertas variaciones, el jui- cio que debia formarse de ellas, y se distin- guia de cinco diferentes modos : uno era ge- roglifico representativo : si se queria hacer con- cebir la idea de una montatia’, de un rio, de un arbol, etc. , se pintaban estos objetos. Otro geroglifico imitativo: asi que un circulo signi- ficaba el Sol, el medio circulo la Luna etc. Otro geroglifico caracteristico ; y asi et Hipopotamo significaba la impudencia y la crueldad: el cuar- to era simbdlico y emblemiatico 6 alegérico; de manera, que el sol anunciaba la divinidad, un ojo un monarca, un insecto volatil (animal que (rt) entonces se creia sin boca) representaba una persona iniciada en los misterios , y obligada al secreto: ultimamente , el quinto era puramen- te enigmatico. §. 2.° De la alfabética. La dificultad que resultaba para manifes- tar multitud de pensamientos intelectuales y metafisicos , fue causa de la invencion de la es- critura alfabética, reducida 4 pocos signos de convencion , por medio de los cuales se daban 4 conocer los conceptos, segun su posicion y combinacion. Tal fue la marcha gradual del es- piritu humano en la invencion de la escritura, _sin que en cuanto al pueblo 4 quien pertene- ce la primacia, esté todavia definitivamente de- cidido y aclarado. Los caldeos, los egipcios, y los samaritanos 6 fenicios , son unicamente entre quienes se dis- puta la antigiiedad. Varios autores (1), y entre ellos Plinio, Ciceron, Jamblico, Tertuliano, Plu- tarco, Diodoro y otros, quieren dar esta glo- ria al Egipto, atribuyendo la invencion de las letras al famoso Taaut, pero no declaran ter- (1) Plinio, Hist, nat. lib. 7. ¢. 56. Cic, lib, 3. De nat, Deorum. Plut. lib, 20. ¢. 3. Diod. /ib, 2. : (12) minantemente si estas letras eran geroglificas, 6 epistolograficas. El primero y el ultimo se in- clinan 4 creer que realmente la invencion se debe 4 los fenicios, Buxtorff(1), Conringio, Span- hemio, Meier, Morin, y Bourguet, sabio protes- tante , se declararon abiertamente por los cal- deos, haciendo 4 esta lengua como la primor- dial de donde salen todas las demas; pero sus argumentos no estan fundados sino en pura conveniencia y probabilidades, y lo que en- teramente los destruye es, que no es posible hacer derivar de ellas las letras griegas, prime- ras que dicen introducidas en Europa, al paso que pueden nacer manifiestamente de los feni- cios, pues no se pueden producir caracteres caldaicos que no sean posteriores 4 uno 6 dos millares de aiios 4 los mas antiguos monumen- tos de los griegos, de que hay noticia. De consiguiente todo depone esclusivamen- te en favor de los fenicios. Por la Fenicia no so- lamente se entendian las ciudades y pueblos de la costa maritima de la Palestina, sino la Ju- dea y los paises de los cananeos y de los he- breos. Herodoto (2) designaba evidentemente por fenicios 4 los hebreos 6 judios, pues que 1) Buxtorff, Dissert. de Litteris hebraic. §. 2. 2) Herodoto, did. 2, col, 104. y Nasarre, prologo é Rodriguez , p. 9. [33] segun él los fenicios se circuncidaban , al paso que los tirios , los sidonios etc. no estaban en este uso. Por escritura fenicia, dice, se enten- dia la samaritana, 6 lo que es lo mismo el an- tiguo hebreo, diferente del cuadrado 6 caldai- co, que. es el moderno que los judios adop- taron despues de: la cautividad de Babilonia, segun la opinion de San Gerdnimo , San Ire- neo, y San Clemente de Alejandria (1). Son muchos los que adjudican la mayor antigiiedad 4 la escritura samaritana, apoya- dos en los autores antiguos, y en la analogfa de sus caracteres con los griegos; circunstan- cia necesaria para obtener aquella gloria, pues- to que los ultimos se pierden en la obscuridad de los tiempos, y sin embargo no fueron ellos los inventores. Calmet, Legipont ySchuckford (2) deciden, que los griegos son: deudores de las letras 4 los egipcios , segun la doctrina de Vosio ; pero es solo por la razon de que Cadmo era de origen egipcio aunque nacido en Fenicia, donde ‘apren- di las letras que comunicé 4 los griegos; y ha- (1) Dissert, 2. de proestantia et usu numism. antiq. t. 1. P79 0) Calmet, Dissert. t. x. p. 24. Legipont, Dissert. Phi- logico-bibliograph. §. 4. n. g. 10. p. 114. Schuckford, Hist. mun, lib. 4. p. 222. [14 biéndose dicho que ae se entendian. los hebreos , se concluye que los griegos deben- el origen de su escritura-4 los caracteres sa- maritanos 6 fenicios (1). Los pelagios (primer pueblo de la Grecia), sea por la navegacion, 6 por las colonias grie- gas que pasaron 4 Italia, fueron los primeros que Levaron su forma de escribir 4 los etrus- cos ; y asi, despues de ilustrada su literatura, se vid que de diez y ocho letras de que se compo- nia su alfabeto, ocho eran exactamente seme- jantes en todo 4 los caracteres samaritanos, y seis igualmente, 4 muy corta diferencia; de lo cual se concluye tambien que los griegos: tra- jeron 4 Europa sus caracteres , y que estos los tomaron de los fenicios , segun las investigacio- nes que han hecho los sabios de primer érden para aclararnos esta materia, que raya en la mas remota obscuridad de los tiempos. Sin embargo pues de estas opiniones, el Es- celentisimo Sefior Don Juan Bautista de Erro y Azpiroz (2), hoy Consejero de Estado, quiso descubrirnos con su natural afluencia este se- creto, que hasta ahora nadie pudo apurar , de- clarando por lengua primitiva la euscarana , y 2) Alfabeto de la lengua + primitiva de Espajia, publi- 8 Torio, Arte de escribir, c. 1. p. 18. cado en 1806. [15] ptobando con alguna congruencia que de ella toman.su orfgen las demas conocidas , y de consiguiente, que el alfabeto celtibérico es el que debe considerarse de mayor antigiiedad , propio y peculiar de los espaiioles, al cual, y 4 la modulacion de sus caracteres , dice, se ajus- ta, y no 4 otra, la lengua euscara. Nosotros solo podremos decir , que los ca- racteres de las medallas que tenemos por celti- béricas, ni son samaritanos, ni fenicios, ni grie- gos; y si su lectura se acomoda 4 la lengua euscara (que no conocemos) desde luego le seremos deudores de tan feliz como util des- cubrimiento. No asi convendremos en que los espafioles fuesen tan estdlidos entonces, como nos los pintan varios historiadores, puesto que el hermoso troquel de aquellas medallas en na- da cede al de los romanos, 4 quienes se atri- buye.la perfeccion del arte de batir la moneda. Pero sea de esto lo que quiera (1), los hom- bres hablaron esta u otra lengua, los hombres escribieron en estos 6 aquellos caracteres (so- bre cuyas reflexiones y'disputas dejamos 4 ca- da uno de sus autores en el lugar que la re- (t) En esta materia debemos de recomendar la Paleo- grafia de Terreros , respecto de nuestros Archivos, en cuanto 4 la division de épocas que hace de nuestra lengua y escritura, [16] publica de las letras quiera colocarlos), y ellos son los que constituyen la materia de los Ar- chivos , tal cual sea la antigiiedad que nos ha- ya quedado. CAPITULO SEGUNDO. ORIGEN Y ANTIGUEDAD DE LOS ARCHIVOS. §. 1.2 Nombres que tuvieron. Bajo del nombre de Archivos se entendian, asi los titulos originales, como el lugar don- de se custodiaban; pero la idea mas comun y ordinaria es de esta ultima significacion. ‘Considerados bajo de este punto de vista recibieron de los griegos y de los latinos mu- chas denominaciones diferentes. Los primeros los llamaron archeyos, cartophilacios ete. y los ultimos tabularium, chartularium, chartarium, graphiarium, scrinium, camera, armarium, ar- chivum etc. En la baja latinidad se did igual- mente este titulo 4 los depésitos de las cartas y 4 los tesoros de las reliquias, porque ocu- paban el mismo lugar. (17) §. 2.° : Archivos de los israelitas, griegos, y romanos. No es facil fijar la época de los primeros Archivos, por la misma dificultad que ocurre. de la materia, es decir, de los escritos, que es lo que les constituye; pero no puede dudarse que sube 4 la mayor antigiiedad , y que en to- dos tiempos se merecieron grande respeto y ve- neracion. Los israelitas (1) jamas osaron profa< nar el arca del Tabernaculo y del Templo, co- mo_santuarios de la divinidad donde se depo- sitaban sus leyes civiles, y los pactos de los ciu- dadanos. Igualmente en el templo de Delos (2), de Minerva en Atenas, de Apolon, de Vesta, y del Capitolio en Roma, conservaron los grie- gos y romanos (escrupulosos observadores de su religion ) los tratados de paz, los limites de los imperios , las alianzas y anales de su re- publica, los titulos de sus riquezas, y todas las demas actas que miraban al reposo , tranquili- dad y fortuna de sus compatriotas. Ademas to- das las oficinas y tribunales de la administra- cion y del imperio tenian sus archivos sepa- 1) I. Reg. 10. 25. Esdr. 7. 5. 1) Wencker, Collect. Archiv. p. 5. Mem. a "Acad. des Inscript. t. 8. p. 260, 3 ; [18 rados, cuyo depésito ae en uno de los tem- plos de la ciudad. La revolucion. ocasionada por Cesar en la re publica ningun cambio originé en esta parte de la administracion, y los Emperadores roma- nos (1) se reservaron el derecho de tener en su palacio los archivos anejos 4 su dignidad, los cuales se Ilamaban Sacra Scrinia: Para evitar su confusion .estaban divididos en cuatro es- pecies de departamentos, que contenian otras tantas clases de documentos, 4 saber: memo- riales, cartas, libelos , y disposiciones 6 conce- siones, 4 los que comunmente se daba el nom- bre de diplomas. La religion cristiana de consiguiente tam- Poco alteré sus usos politicos; cada villa, cada ciudad continud haciendo en sus depésitos par- ticulares recoleccion inmensa de documentos de todas especies; pero las guerras, los incendios, y mas que todo los estragos de los barbaros, y Jas injurias del tiempo, les arruinaron, sin que ningun escrito pueda conservarse de los cua- tro primeros siglos. (1) Justin, Nop. 15. c. 5, § 2 [19] §. 3.° Archivos de Francia. La Francia (1) desde el principio.de la Mo- narquia vid con placer 4 sus Reyes ocuparse en la coleccion de-cartas y diplomas, y en la am- pliacion de los Archivos de Palacio donde ha- bian de custodiarse ; al paso que los anteriores, 4 imitacion de los romanos, y por desgracia de la Diplomiatica, tenian dos:clases de Archivos, una ‘ambulante’, viatoria , que les seguia en las jornadas para ilustracion de sus consejos., que era la mas esencial; y otra permanente, stataria; y asi 4la primera fue moralmente imposible li- brarla de. las funestas.consecuencias-.de su ins- tabilidad. . $4 ue} Archivos de Alemania. et ; eee eee Los de ‘Alemania (2), formados por Egin- bard , segun las drdenes: de Carlo-Magno, su- frieron diferentes revoluciones , y siguieron la misma suerte que los de Francia por haber si- do-tambien ambulantes, y de consiguiente ape- i: Wencker, Collect. Archiv. p. 86. - (a Eocard. Schein. De Tad, ancly. n. 1g. p. 31. [20] nas qued6 instrumento Le no solo de los tiempos anteriores al’emperador Rodolpho, si- no aun del siglo que le siguié, por lo que el Cédigo del imperio no contenia ninguna cons- titucion mas antigua que las de Federico III, 4 escepcion de la Bula de oro de Carlos IV; pero despues que los Archivos del. imperio comenza- ron 4 tomar nueva forma, y 4 conservarse con cuidado, desde fines del siglo XV bajo Maxi- miliano I, que erigié depdsitos permanentes en Mayena, Viena y Spira, no ha ocurrido hecha importante que no se encuentre inscripto y conservado. en ellos. g, 5.2 - Archivos eclesidsticos y seculares. La instabilidad de los Archivos, la incur- sion de los barbaros, y el poco cuidado de aque- Nos 4 cuyo cargo estaba su custodia, fueron otfos tantos ineonvenientes 4 que estuvieron es- puestos los de los: seculares ; .al paso que Jos de los eclesidsticos , guardaiies con-mas.diligencia, y reservados en lo posible..de aquellas manos devoradoras, obtuvieron siempre la superiori- dad sobre aquellos, con la reputacion y aur tenticidad de que gozan hasta, el dia; estando averiguado., que desde el | principio del cristia- [ar] nismo se: conservan en algunos puntos. retira- dos de los lugares santos (1), y por consiguien- te de las tentativas de sus perseguidores, las escrituras sagradas, las actas de los martires,: las letras apostdlicas , y las epistolas respeta- bles de los famosos confesores los Ignacios , los Policarpos etc. etc. (2). Desde mediados del siglo III, en que las igle- sias comenzaron 4 poseer bienes inmuebles, con- servaron sus titulos de posesion y establecieron sus. Archivos. A principios del IV, cuando el furor de ia revoluciones se fue apagando, y la Cruz fue exaltada sobre la corona. de los emperadores, se engrandecié la Iglesia, los libros y las actas. se multiplicaron, y se nombraron conservado- res de los Archivos con titulo de Scrinarii y de Archivistas. Tal es el origen de los Archivos eclesiasticos. . Los de la Iglesia romana 4 mitad del mismo gozaban ya de toda reputacion, bajo del cui- dado de San Silvestre, 4. quien le estaba en- comendado su registro (3). (1), Erant ergo Archiva Ecclesice Romane, wr quibus as- servabantur iene Pontsficum , maxims ae has reticos. Mabill. De re diplom. lib. 1. a) Ignat. Hpist. ad Philadelph. come 1 op 38. y Bf, (3) Tillemont, t, 2, p. 406. [22 Al fin del V y ae del VI tenian ‘ex- traordinaria reputacion por haberse multiplica- da en ellos considerablemente los titulos, las actas y los libros, y sé les conservaba con tan particular escrapulo, que regularmente su guar- da estaba al cuiidado delos mismos obispos, dan- do por consiguiente 4 los titulos que en ellos se hallaban depositados , un grado de autoridad réspetable y perpétua; y tomdndo tanta pre- éaucion contra los fraudes de toda éspecie, que cuando estos depdsitos solo habian tenido hasta entonces los papeles privados ‘y titulos parti- culares, al principio del siglo VII y los siguien- tes se depositaron’en ellos las actas publicaa mas solemnes y de mayor consideracion. §. 6° Archivos mondsticos. Los mongés desde su origen , 4 ejemplo de los obispos (1), formaron-‘tambien sus Archivos, en que depositaron los diplomas de su funda- cion,, los instrumentes 6 actas de donaciones, sus privilegios etc., y obtuvieron tal grado de confianza , que con preferencia se llevaban 4 ellos para su custodia muchas actas publicas. (a) Eccard, Tab, :antig. p. 31. [23] Las escritas en papel de Egipto, tan raras co- mo singulares, solamente se hallaron en los Ar- chivos de las iglesias y monasterios. Un numero prodigioso de circunstancias contribuyé sin duda 4 ilustrar y ampliar los Archivos monasticos. El vencedor, usando del derecho de conquista, tenia con estos Archivos cierto respeto, que no dispensaba 4 los de los seculares. Los principes los preferian 4 los su- yos propios, y hacian un aprecio tan particular que pedian 4 los prelados que sus ultimas vo- luntades fuesen depositadas en aquellos asilos, que miraban como inviolables. Todos estos he- chos y otros immumerables realzan sin duda el brillo de los Archivos eclesidsticos y monasti- cos, y les indemnizan de las tentativas de los filésofos mal intencionados, que conspiran con- tra su fe y legalidad, y de la de muchos criti- cos modernos poco- versados en la antigiie- dad (1). Los Archivos eclesidsticos, dicen estos, es- tan Uenos de falsos tttulos que los monges, .so- bre todo, han sabido forjar. Esta imputacion calumniosa no ha sido sino efecto del hambre implacable de los protestantes contra‘ el estado monastico, y sobre todo del interés que tiene su (1) Dictionnaire raisoné de Diplomatique, Préface PQ (a4) nueva secta en desacreditarlos monumentos de la antigiiedad (1). Oigamos a los jurisconsultos de mayor crédito y opinion. Los Archivos, di-~ cen, son los depésitos publicos del principe de la reptblica y del magistrado, donde se conser- van todos los materiales concernientes al dere-. cho, 4.los bienes del Estado y de los particu- lares: son los lugares privilegiados y en todos tiempos respetados, donde se guardan las actas y los titulos de los principes y de las ciudades al euidado de los archivistas: las cartas, diplomas originales, actas juridicas, memorias del Esta- do, los anales histéricos, libros de leyes, esta- tutos, costumbres, privilegios, titulos del dere- cho y. pretensiones de la republica, los tratados de alianza y de paz, las transacciones, libros de genealogias, de empadronamientos , de censo, de tributos, de imposiciones y de matricula de los habitantes ; ultimamente los nombres de las provincias, ciudades, villas y lugares del reino etc. etc., y cuanto contienen debe de mirarse como monumentos incorruptibles de la fe pu- blica (2), que por si mismos prueban aun cuan- 1) Andr, Ruy. t. 2. p. 1.064. Scaliger. Epist. 348. 8 Rulger, Tract. de Comiss. c. 3. n. ult. Nic. Miller, Tract. de Stat. c. 47. Salg. p. 3. c. 10. n. 280, et seq. Pa- rej. t. 5. res. 2. n. 27. Gennua, de Seripe. pricat\ L 5.q. 9 per tot. Molin. t. I. col. 309. 7 [25] do se hallen despojados de la signatura del es- cribano, 6 notario, de los testigos, y otras so- lemnidades de un instrumento publico , mien- tras no se pruebe contra ellos. ;Tal es el mé- rito que dan 4 los Archivos, y tal el que les es debido por su probabilidad y buena fe, y 4 cuyo detrimento ciertos criticos modernos (1), mal que les pese , nunca podran arribar! CAPITULO TERCERO. SINOPSIS DE LA HISTORIA PARA FIJAR LA ANTIGUE- DAD DE LOS ARCHIVOS EN ESPANA. Hianiendo presentado ya una idea, la mas li- gera que nos ha sido posible, del origen de la escritura, y de los Archivos en general, dare- mos una ojeada sobre ja historia para fijar la época de los nuestros en ‘particular. §. 1.° Pobladores de Espatia y entrada de los car- tagineses. Nada puede asegurarse con certeza acerca de los primeros pobladores de Espaiia, ni de (1) .Bérganza, Antigiiedades de Espaita, Prélogo. [26] sus costumbres y gobierno. Unos hacen este ho- nor 4 Tubal, otros 4 Tarsis y otros discurren de diverso modo, En el siglo XV antes de Jesu- cristo, dicen los. historiadores , vinieron 4 esta- blecerse en ella varias colonias fenicias atraidas de su buen temperamento y de sus riquezas, habiéndola hallado ya poblada de unos hom- bres sencillos con pocas necesidades y por con- siguiente con pocos deseos, y contentos con los copiosos frutos que ld naturaleza les daba es- pontaneamente. Vinieron los rodios, los samios, los focenses, y los cartagineses, que lograron no solo introducirse sino dominarla ; pero la primera guerra punica en el siglo IV antes de la era cristiana , y las exorbitantes sumas que exigié la prepotencia romana, les obligé 4 des- amparar los puestos que ocupaban en la Bética, hasta que Amilcar y sus hijos Asdrubal y Ani- bal volvieron 4 reconquistarla. §. 2.0 De los romanos. Los saguntinos, los ampuritanos, y demas pueblos originarios de Grecia, que habitaban las costas de Cataluiia y Valencia, temiendo el poder de los cartagineses, y no considerando- se con fuerzas para resistir , solicitaron la alian- 27] za y proteccion de ied y esta ambiciosa re- publica, émula de las glorias de Cartago , tomé 4 su cargo la defensa, pero no la hizo, abando- nando 4 los espaiioles; cuya memoria en el si- tio de la célebre Sagunto sera siempre gloriosa en. los fastos de la historia. La noticia de tan heréica accion conmovié al Senado, ¢é hizo. que Cartago le diese una satisfaccion; y habiéndo- se negado 4 ello se promovié la segunda guer- ra punica, nombrando Roma por general del ejército de Espafia al consul Publio Cornelio Scipion:, quien dejé el mando 4 su hermano Gneo Cornelio, que aportando 4 Ampurias, co- lonia griega en Cataluiia, con todas sus legio- nes, allano 4 los tomanos el camino para ganar- se la amistad de la mayor parte de los catala- nes; con la cual y la lucha continua, unas veces vencedores y otras vencidos , se hicieron duerios de Espaiia, espeliendo 4 los cartagineses 4 los catorce afios de la toma de la famosa Sagunto, quiniengos cuarenta y ocho de la fundacion de Roma, y doscientos cuatro antes del nacimien- ito de nuestro Redentor Jesucristo. . Desde este tiempo hasta el afio de quinien- tos ochenta y dos de Roma, solo pensaron los romanos en cimentar. y sostener su conquista; pero como los principes que gobernaban el mun- do tenian por lo regular el brazo largo y la vista 28] corta, tratando os de estender su domi- nacion mas alla de lo que alcanzaba aquella, de que provino que por virtuosos y justos que fuesen , nunca podian tener noticia cierta de las cosas como si por si mismos las viesen; resulté que los gobernadores que Roma en- viaba 4 Espaiia, solo miraban sus patentes co- mo una carta blanca para enriquecerse, ponien- do 4 los pueblos en términos de amotinarse , y cerrandoles al mismo tiempo el camino para que sus clamores fuesen escuchados. Este género de violencia puso 4 Viriato la corona contra Roma, y correspondiendo 4 la confianza de los espafioles hubiera para siem- pre triunfado de ella, si estos en algunas pro- vincias, en vez de, estarse observando ociosa- mente los sucesos , hubiesen ayudado 4 los ge- nerosos esfuerzos de tan valiente guerrero. Pe- ro quedaron en Numancia otros tantos como habitantes. Zerror imperii y la tragica catastro- fe de esta famosa ciudad, despues de quince meses de asedio , enmudecié profundamente a Espafia, y toda ella sucumbié al yugo romano, verificandose aquel oraculo divino , de que los ‘romanos se habian hecho duenos de las minas de oro y plata espaiolas , y dominarian d.to- da la nacion por su prudencia y tolerancia. Habiendo tiranizado Sila 4 la republica ro- [9] mana y desterrado 4 los parciales de Mario, bus- cé Sertorio su seguridad en Espafia ; y no solo la encontré, sino que espatioles y romanos, 4 competencia, se alistaron bajo de sus banderas, seguros de encontrar en él la restitucion de su libertad perdida , 4 no haberle matado alevo- samenite sus dos tenientes generales Antonio y Perpena. Esta traicion no podia mirarse con in- diferencia, y los espaioles, que hacian la mayor parte del ejército, indignados los abandonaren 4 su desgraciada suerte, y caidos en manos de Pompeyo pagaron con la cabeza su misma in- famia. Con estas vicisitudes los pueblos espa- Holes se apresuraron 4 rendir 4 Pompeyo su obediencia , escepto las ciudades de Osma y Calahorra, que queriendo seguir el ejemplo de otras, fueron tomadas por asalto, arrasadas sus murallas, y sus habitantes pasados 4 cu- chillo. Estos. fueron los ultimos alientos de la li- bertad espaiiola por los aiios seiscientos ochen= ta y une-de Roma y setenta antes.del nacimien- to de Jesueristo. Julio César, competidor de Pompeyo, en- tré en ella con las armas en la mano, despues de haberse apoderado de Roma y de toda la: Italia; pero le duré poco, pues un puiial le qui- té en Roma la vida hallandose en pleno senado. Muerto Julio Cesar , Octavio su sobrino (4 [30] quien se le did el titulo de augusto) por el afio de setecientos catorce de Roma y treinta y ocho antes del nacimiento de Jesucristo, dividid con Marco Antonio el imperio romano, reservando- se la Espaiia; y 4 los cuarenta y dos aiios de su imperio, setecientos cincuenta y dos de la fun- dacion de Roma, nacio el Redentor del mundo, en cumplimiento de lo que habian prometido los santos Profetas, para nueva luz de la tier- ra, restituyendo la justicia , aleanzando con su muerte el perdon de los pecados, y edificando a Dios Padre el templo santo de la Iglesia. En este tiempo, es decir, desde que Octavio se hi- zo enteramente duefio de la Espaiia, se did principio 4 formar nueva época, siendo el afio I. de Jesucristo el treinta y nueve (1) de la era del Cesar; y asi en los cémputos de la era res- pecto de los aiios del nacimiento , se deben rebajar de aquella treinta y ocho completos pa- ra reducirla 4 estos. Sucedié una profunda y larga paz 4.las con- tinuas guerras que fatigaron 4 Espaiia, desde que incurrié en la inadvertencia de permitir es- tablecerse en sus'costas 4 los cartagineses; y aunque hubo sin embargo algunas inquietudes, fueron efecto de quejas contra la vejacion de (1) Kalenda, 6 Cronicon de la Santa Iglesia de Burgos. [31] los gobernadores, que no llegaron 4 turbar la serenidad hasta la entrada de los godos. §. 3.2 De los godos. ~ Verificédse su entrada, segun los historiado- res, por la debilidad del Emperador Honorio, 4 principios del siglo V, cuatrocientos un afios des- pues del nacimiento de Jesucristo, permitiéndo- la por todo su imperio 4 las naciones barbaras del Norte, los suevos, los alanos, los vandalos y los godos, que pronto estos la inundaron y dominaron. . Dividfase entonces la Espatia en citerior y ulterior. La citerior comprendia toda la parte del Norte hasta el Hebro, incluyéndose Vizca- ya y las Asturias; y la ulterior abrazaba el res- to, dividido en tres gobiernos, que eran la Bé- tica, 6 Andalucia, con las dos Castillas ; la Lu- sitania, 6 Portugal y Galicia, y los reinos de Aragon, Valencia y Catalufa. Ataulfo, que dié los fundamentos 4 la mo- narquia goda, se apoderé de las provincias del Langiiedoc, Gascufia y Aragon, mientras los romanos mantenian 4 Castilla la nueva y otras poblaciones ; pero murid 4 manos de sus subdi- tos. Electiva la corona, y asesinado tambien en pocos dias su hijo Sigerico, recayé en Valia, y [3a] asi siguié por varios sucesores, siendo ya los ro- manos en el reinado de Eurico el juguete de los. barbaros, pues en el siguiente de Alarico, en cuatrocientos ochenta y cuatro, perdieron toda su reputacion , el 4nimo y conquistas, en la famosa batalla de Soisons, sefioreandose los go- dos de toda Espaiia, cuando solo habian entra- do como auxiliares en ella. Mas cuando acabé de consolidarse la monarquia goda, fue cn el reinado de Recaredo, cuya piedad, desterran- do de. sus dominios el Arrianismo, restituyé en un todo la religion catélica , haciendo que vol- viesen 4 sus dominios los obispos catélicos des- terrados, las rentas 4 las iglesias, y el antiguo culto 4 los templos: todo lo cual se renové tam- bien enel reinado de Sisenando, por el concilio que. mand6 celebrar en Toledo, y de que fue la primera junta en la iglesia de Santa Leoca- dia en cinco de diciembre del afio seiscientos treinta y cuatro, en el cual se dice se publicé el libro de las leyes godas ; Ilamado vulgarmente Fuero juzgo, atribuyendo su composicion 4 San Isidoro, que despues se aumento segun se iban promulgando aquellas, §. 4.° De los sarracenos. Apenas Ilegé 4 ver Espaiia alguna felicidad [33] y sosiego bajo la proteccion de tal cual princi- pe cristiano, cuando la violencia de Rodrigo con la hermosa Florinda ( por otro nombre la Caba), hija del conde Don Julian, aiio de sete+ cientos once, fue causa de la inundacion de los sarracenos, por la venganza que este quiso tomar de aquella afrenta, que reputaba tan su- ya como de su hija, y que por ultimo pagé aquel desapareciendo en las ondas del rio Gua- dalete. Este fue el ultimo rey godo ; como lo publica el epitafio sobre su sepulcro, en Viseo de Portugal, que dice: gut yace Rodrigo, ul- timo rey de los godos. g. 5.° Prineipios de la restauracion de Espana, Aun no habian hecho descanso los sarra- cenos en el suelo espaiiol, cuando un Pelayo, en el afio de setecientos catorce; el famoso rey Pelayo volvié por la restauracion de la monar- quia espaiiola, desde las fragosas montaiias de Asturias y de Vizcaya, empezando por hacerse dueiio de aquel territorio, de que nunca le pu- dieron desalojar, y desde donde nacié la conti- nua persecucion que tuvieron los moros en Es- pafia hasta su total espulsion, durante los siete [34] siglos , que despues permanecieron en ella; ha- ciendo la corona hereditaria , que hasta enton- ces habia sido electiva, como ya en otro lugar dejamos dicho. De consigwente le sucedié Fabila, y por su corta duracion pasé 4 Hermesinda, ambos sus hijos; y estando esta casada con Alfonso I, lla- mado el catdlico, recayé la corona en este en et aiio de setecientos treinta y nueve, y lo fue en tal grado, que sin descuidarse en la persecu- cion de tan terribles enemigos, y en tan creci- do numero, abolié las vergonzosas leyes de Witiza, reedificé las iglesias, puso prelados de virtud y celo en ellas, y restituyé al culto di- vino su antigua magestad en los templos, vien- do renovado el semblante de sus estados, y sus vasallos dispuestos 4 preferir la muerte antes que sucumbir al yugo mahometano (1). Hemos dado 4 nuestros lectores estas lige- ras lamadas sobre la historia hasta el tiem- po en que empiezan 4 descubrirse documentos originales en nuestros Archivos, para que por s{ mismos puedan conjeturar la imposibilidad de conservarse anteriores, no precisamente por- que el tiempo haya podido consumirles, sino porque las terribles irrupciones, comunmente (1) Le sucedié Don Fruela, su hijo, en el afio 757. [35] contrarias 4 la religion cristiana , que siempre conservaron los espatioles , ya en piblico, ya privadamente, y la persecucion 4 la Iglesia san- ta, de que tenemos innumerables mirtires; fue- ron otros tantos inconvenientes que lo impi- dieron ; pues habiendo sido siempre el objeto de aquellas , el de hacerse con nuestros inte- reses , y mudar nuestros ritos y costumbres, en nada podian fijar tanto sus miras, como en arrebatarnos los titulos de las propiedades, pa- ra lograr la confusion, y ‘los monumentos en que aquellos estaban esmaltados, privando 4 la posteridad del conocimiento de sus antepasa- dos, y formando nuevas ‘leyes acomodadas 4 sus conquistas y usurpaciones. ;Tal es el de- signio que se proponen siempre los que con las armas 6 con la sedicion quieren apoderar- se de los corazones de las hombres! En esta su- posicion, pues, entraremos 4 dar idea de la an- tigiedad de los Archivos en Espaiia, y de sus vicisitudes. [36] CAPITULO CUARTO. ORIGEN Y ANTIGUEDAD DE LOS ARCHIVOS EN ESPANA. §. 1.° Archivos piblicos eclesidsticos y seculares. L. antigiiedad de los Archivos en Espatia sus- tancialmente parece debe fijarse desde el tiem- po en que se encuetitran documentos originales en ellos. El sefior Huerta y Vega en sus Anales de Galicia (1), y el P. M. Berganza (a), célebre investigador de la nuestra , nos presentan ya documentos del tiempo del rey Don Pelayo, y Don Fruela (arios 736 y 759), que parece se conservan en los Archivos de Santillana, y San Millan de ta Cogulla; y esta es la época que creemos debe de darse a nuestros: Archivos; pues todo lo que contienen de anterior, tan- to relativamente 4 libros (3), como 4 cronico- 1) Anales de Galicia. Apend. al t. 2. p. 390. By Berganza , Antigiiedades, part. 2. Apend. p. 370. y Merino, Paleografia, p. 82. remitiéndose 4 Garibay , que no da bien la fecha. (3) Sin que sea nuestro dnimo comprender en esta re- gla general los de la Biblioteca escurialense del siglo VI [37] nes, son copias hechas posteriormente , que aunque dignas de toda fe yj veneracion, no nos dan sino idea de que existieron sus originales, pero que 6 perecieron 4 manos de los barbaros, 6 fueron trasladados 4 sitios lejanos, de que no hemos vuelto 4 tener noticia. Nosotros por nuestra parte no podemos conceder otra, y es- to bajo la fe de autores tan respetables; pues los mas antiguos que hemos registrado y leido, son de dos siglos posteriores, es decir, delos arios de novecientos cincuenta en adelante, en los Archivos de Ja iglesia colegial de Covarrubias, y de la santa iglesia de Burgos. De aqui se infiere , que asi como en todas partes los archivos eclesiasticos fueron los mas Trespetados y mejor conservados , sucedié lo mismo en Espaiia, ya porque, como anterior- mente hemos manifestado , los Principes con- quistadores los miraron como asilos inviolables, 6 porque mas diligentes y cuidadosas las perso- nas, acuyo cargo se hallaban, trataron de ocul- tarlos 6 trasladarlos 4 sitios donde estuviesen libres de la rapacidad. No asi los de los secu- lares , que unas veces siguiendo las mismas cam- y VII, los cédices Ovetense y Complutense, ni las Biblias de la santa Iglesia de Toledo del VIII, sobre cuya origi- nalidad, respetamos !as opiniones de los que la han con- sultado. : 38 patias, y otras eae de sus dueiios, es- pecialmente si como era regular comandaban en ellas, quedaron abandonados al furor de la guerra, de los incendios y otras vicisitudes con- siguientes 4 ella. Por esta razon los sucesos de la mayor antigiiedad (1), y la prueba en defen- sa.de muchos derechos de particulares , y aun de la misma corona, leyes , estatutos , trata- dos etc. de aquella edad , deben de buscarse en los archivos eclesiasticos de los territorios: res- pectivos, es decir, en los archivos de las cole- giatas, catedrales y comunidades ; y de ellos ciertamente es de donde los escritores han to- mado los materiales para ilustrar la historia, y los demas puntos concernientes 4 la disciplina, literatura y artes. §. 2.° Archivo de la Mata de Medina. Los archivos publicos de Espafia no tu- vieron mejor suerte que los de Francia, Ale- mania y otras potencias, especialmente los ge- nerales, 6 que pertenecian al gobierno. Ellos si- guieron poco mas 6 menos la misma suerte, y asi es que hasta el siglo XV, en que nuestros (1) Muratori, p. 96. Histor. diplom. 3 Soberanos se vieron eas de las con- tinuas guerras para arrojar de la Peninsula 4 los sarracenos , que continuamente les molesta- ban, desde los ultimos puntos que Ilegaron 4 poseer , no pudieron dedicarse 4 este cuidado, que luego miraron como uno de sus principales deberes, haciendo que todos los papeles que pudiesen recogerse de los anteriores reinados, se depositasen y custodiasen en sitios seguros, que destinaron al efecto, nombrando sugetos instruidos, y de conocida confianza, que los ordenasen con el buen método, aseo y limpieza que se merecian documentos de tanta utilidad al Estado. Los sefiores Reyes Don Juan el II y Don En- rique IV mandaron recoger algunos en el cas- tillo de la Mata de Medina, y en. el Alcazar de Segovia, los cuales hicieron reconocer los sefio- res Reyes Catdlicos Don Fernando el V y Dofia Isabel; y en diez y seis de febrero de mil cua- “ trocientos ochenta y cinco despacharon diferen- tes Reales Cédulas, para que varias personas en- tregasen los que tenian de los secretarios y mi- nistros de los reinados antecedentes, y aun los protocolos de los escribanos publicos y reales de sus reinos. El sefior Emperador Carlos V reitero las mismas ordenes , con tanto mas mo- tivo, cuanto que por la revolucion de los que se [40] Namaron comuneros (cuyo furor se convirtié en quemar cuantos papeles cayeron en sus ma- nos de la Corona), se habian estraido y escon- dido muchos , por el celo de los que seguian al Real servicio; todos los cuales, y los que se re- cogieron tambien de los conventos de San Beni- to, San Pablo y Santo Domingo de Valladolid y Burgos, se mandaron colocar en Ia fortaleza de Simancas. El sefior Felipe II en mil quinientos sesenta y uno erigié esta en Archivo publico, y en mil setecientos diez y ocho, por el sefior Felipe V , se mandaron trasladar 4 ella todos los papeles de los Consejos y Secretarias, sien- do el primer Archivero Don Diego de Ayala, 4 cuya aplicacion y diligencia, y la de sus hijos y descendientes , se deben sus fundamentos, y los primeros trabajos. §. 3.2 De los Consejos y Tribunales superiores. El Consejo de Castilla, tan antiguo como la Corona (1), en que se trataban las materias de justicia , gobierno, estado, gracia y guerra, y que despues fue dividido en salas diferentes por Real Cédula del sevior Felipe III. de treinta de (1) Cantos, Dedicatoria en su Escrutinio de monedas, §. VOL, p. rx. y sig. [41] enero de mil seiscientos ocho , erigié tambien su Archivo y el de la Presidencia, asi como lo hicieron los demas Consejos , Real Patronato, Camara, Sala de Alcaldes y demas Chancille- rfas (1) y Audiencias del reino;.pero ni su anti- giuiedad ni su arreglo correspondieron a lo sa- grado de su instituto, sufriendo el publico y la Corona los incalculables perjuicios que son consiguientes 4 esta negligencia (2), de que ya algunos Sefiores Ministros se quejaron, y espe- cialmente el sefior Presidente Don Francisco de Contreras, por representacion que hizo 4 la Ma- gestad del seiior Felipe IV en once de enero de mil seiscientos veinte y dos.. De esta regla de- bemos de esceptuar el Archivo general del Con- sejo de las Ordenes, en Santiago de Uclés (3), que_aunque en tiempos antiguos: padecié tam- bien descuido, no fue tanto que en el siglo XIII, en que era muy corto el namero de sus escritu- ras, no tuviese ya destinado 4 este fin un arma- rio en el tesoro de la casa, é incesantemente es- tuvo despues velando porque se restituyese 4 un grado de claridad. A este efecto, en mil sete- 1) - Aut. 5d a. i 1 acordado 80. t. 4. 2. 3) Noticia fave 1 Principio » resos y ultimo estado del Archivo val de la o1 Pn de Santiago, en 1791, Imprenta de jancha. Madrid, 6 [4a] cientos veinte y uno, comisioné la Magestad del sefior Felipe V, como gran Maestre, por su Real decreto de veinte y seis de febrero de dicho afio, 4 Don Luis de Salazar y Castro, Comenda- dor mayor de Zurita, y sugeto muy instruido en el manejo é inteligencia de instrumeritos an- tignos, pensionandole con diez y ocho mil rea- les ademas de sus sueldos; pero aun no Itend los deseos del Consejo, porque fijando sus miras en el arreglo solo de los papeles de pruebas de habito , 4 que le inducia su inclinacion , quedé en lo demas en el estado que antes tenia. En el aiio de mil setecientos cuarenta y tres ; 4 con- secuencia de un informe de Don Bernabé de Chaves y Porras, de la orden de Santiago , y Capellan de honor de S. M., se intenté y pro- movi de nuevo esta obra, que no llegé 4 tener efecto hasta el afio de mil setecientos noventa, reinando la Magestad del sefior Don Carlos IV, décimo administrador perpétuo de la Orden, siendo Prior de ella el Ilustrisimo sefior Don Antonio de Tavira , electo obispo de Canaria; en cuyo tiempo, y corto espacio de aiio y me- dio, se empezé y concluyé, dejandola en el gra- do de hermosura y perfeccion que hoy tiene. [43] $. 4° De Simancas. Volviendo, pues, al Archivo de Simancas, se cree generalmente que en él existe la mayor antigiiedad del reino, y que como creado y es- tablecido 4 hombros del Monarca, se halla com- pletamente ordenado con copiosos indices , y de manera’ que todo lo que hay en él se en- cuentra facilmente; pero no es asi, pues 4 pésar de la grande diligencia de Don Diego de Ayala, que , como dejamos dicho, le dié la primera planta, y de sus hijos y descendientes , que educados en él la siguieron escrupulosa y cui- dadosamente , 4 pesar de la comision que en dos de julio de seiscientos veinte y cuatro se did 4 Don Francisco de Oyos , para la formacion de ciertos inventarios, y del tino y pericia con que ultimamente ha dirigido y sigue sus traba- jos el Doctor Don Tomas Gonzalez, Presbitero Maestre-escuela de la Santa Iglesia de Plasencia (hoy Juez auditor de la Rota) por comision de S. M., cuyos conocimientos y literatura no ne- cesitan de nuestro elogio por tenerles suficien- temente acreditados , no pudieron, ni este pue- de arribar 4 ponerte en.el grado de perfeccion que requiere tan grandioso como util estable- (44 cimiento; porque asi bai un suntuoso palacio, un magnifico templo , no puede construirse si- no con suficiente numero de oficiales y opera- rios, y los debidos materiales y utiles al inten- to, asi el Archivo de Simancas, voluminoso por el crecido numero de papeles de tantas y tan di- versas clases, aumentado a proporcion de las remesas que continuamente se le estan hacien- do , no puede jamas verse concluido- y arregla- do. por falta de manos. subalternas (1) y medios que ayuden los trabajos ; sin cuyos. resortes ninguna empresa de esta naturaleza puede lle- gar 4 producir las utilidades de que es suscep- tible, 4 manera de un hermoso edificio , que por no estar bien distribuido y adornado ni presta el fruto que aparenta, y causa -pesar en: lugar de deleite 4 los ojos que le miran con in- teligencia. Por otra parte no contiene tampoco la mayor antigiiedad , pues diseminados todavia multitud de papeles y documentos en. archivos: y depésitos particulares , especialmente en los de comunidades y catedrales , donde en su ori- gen se pusieron 4 beneficio de la’ conservacion, aunque realmente correspondientes al Estado,.: carece de ellos esta clave preciosa, siendo aca-: (t) -Nemo maghas res sine hominum auxilie, atque ad- Jutorio officere potest.-Cic. 45) so el origen y oo sobre que estan fun- dados algunos derechos del Trono y de multi- tud de particulares , y cuya noticia olvidada y oscurecida, 6 da armas 4 los antagonistas de la antigiiedad para dudar de la verdad de ciertos hechos, 6 por lo menos hace en ellos balancear esta misma verdad con la presuntiva de una usurpacion que figuran, y que en otro caso nunca podrian sostener. El viage de Archi- vos (1) para la Coleccion diplomatica de Espa- ia, que en mil setecientes noventa y cinco pro- yecté Don Manuel de Abella, y para el que fue comisionado por Real cédula de la Magestad del setior Don Carlos IV, de once de agosto del mismo , hubiera ocurrido grandiosamente 4 es- tos inconvenientes; pero las ocurrencias politi- cas de aquel reinado impidieron sin dada lle- varle 4 efecto, sin que nos quede la esperanza de que llegue 4 verificarse , ya por lo vasto del plan, y porque el erario no puede acudir 4 estas y.otros gastos que no se consideran como de primera necesidad, por buenas que sean las in- tenciones y deseos del actual Monarea que nos gobierna , y de los dignos ministros 4 cuyo cargo esta el régimen y direccion de los dife- rentes ramos del Estado. (1)__Noticia y plan de un viage para formar la Colec- cion diplomaitiea > a 1795. Imprenta Real. [46] Sin embargo, no fue este el primer proyec- to de semejante obra. Los benedictinos de San Pedro de Cardefia la intentaron en mil sete- cientos setenta y siete (1), y hemos visto dife- rentes cuadernos en su prosecucion, cuando con motivo de la ultima guerra de la indepen- dencia se les desposeyé de sus bienes, y pasa- ron al crédito publico ; y sera ciertamente . las- timoso que estos trabajos hayan desaparecido, 6.no se hayan devuelto al Monasterio con los demas libros y papeles de su pertenencia, en- tre los cuales los divisamos casualmente en la caja 6 comision de Consolidacion de la ciudad de Burgos; ‘pues es bien cierto, que fuera de las. manos de aquella congregacion de varones de retiro y sabiduria, ningun particular legara ahacer de ellos el uso que se habian propugs- to, en competencia de la voluminosa y escogi- da diplomAtica que en mil seteciéntos cincuen- ta escribieron los de San Mauro de Francia, y el respetable Mabillon en mil setecientos nue- ve, con otros sabios del primer érden, barre- ras incontrastables de los malos criticos , que poco antes habian comenzado 4 minar la tran- quilidad y reposo de todas las clases de aquel (x) Diseiio del Discurso preliminar para la Coleccion diplomatica, en 1777. Imprenta de Navas. Burgos. (47] reino, hasta estallar la espantosa revolucion que alcanzamosen nuestros dias, y cuyas fatales doc- trinas sé han propagado por desgracia aun en lo mas oculto del globo. §. 5.° De Sevilla y Barcelona. Habiendo dicho, en obsequio de la verdad, cuanto nos ha parecido relativamente al archi- vo de Simancas, nos creemos dispensados de hablar del de Barcelona, con respecto 4 la Co- rona de Aragon, y del de Indias establecido con posterioridad en la ciudad de Sevilla, pues 4 corta diferencia son aplicables 4 ellos las mis- mas reflexiones ; y aunque es verdad que 4 es- te ultimo se le did una nueva forma de claridad por la diligencia, destreza y conocimientos.con que ultimamente trabajé en él, por érden de la superioridad , el sefior Don Juan Agustin Zean Bermudez, cuya instruccion era general en to- das materias ; y el primero se coordiné en par- te por el maestro Fray Manuel Mariano de Ribe- ra, mercenario, de érden de los diputados de Catalufia, siguiendo sus archiveros (hasta el que tiene en el dia Don Préspero Bofarrull ) tan pe- nosos como titiles y delicados trabajos; los nue- vos envios de papeles de las secretarias respec- 48 tivas, y la falta de Pe inteligentes y en su- ficiente numero que les ayuden, les tienen pa- ralizados , sin que por consiguiente en muchos afios puedan darles corrientes, y con los indi- ces y noticias que necesitan recopilar para ha- cerles utiles, y ponerles en estado de manifes- tar con prontitud y seguridad el torrente de documentos que encierran , que en este ultimo (el de Barcelona) dan principio desde el afio de ochocientos cuarenta y cuatro. 8. 6° De Covarrubias. Aun hay otro Archivo publico en Espafia, de que ya casi nadie se acuerda, y es el que el mismo sefior Felipe II mando erigir en la villa de Covarrubias , distante siete leguas de Bur- gos 4 la parte de sudeste. Este edificio, cons- truido de nueva planta con tal util objeto, ma- nifiesta la vigilancia y empeiio de aquel Monar- ca en la recoleccion y cuidado de cuantos pa- peles estaban abandonados por consecuencia de las eontinuas guerras de los reinados anteriores. Su fabrica es de piedra sillerfa , sus puertas y ventanas de fierro , y sus techos de béveda, sin que -conste de madera alguna para preservarle del fuego. Tiene dos pisos, y sus paredes y di- [49] visiones estan cubiertas de estanteria de yeso y ladrillo , en que se halla colocado un nimero prodigioso de espedientes civiles , criminales y ejecutivos del Adelantamiento de Castilla. Los papeles estan divididos en legajos con sus car- petas, que indican el aiio 4 que corresporden. Para los de cada piso hay un libro de inventario estraordinariamente voluminoso, que apenas los brazos de un hombre son bastante para re- moverle, y por él se buscan los espedientes que se necesitan. Al cuidado unicamente de los con- cejales , cuyos oficios de republica se mudan anualmente, unas veces en personas instrui- das , y otras en ineptas, era consiguiente si no su abandono total , 4 lo menos su desali- io y poca curia en la buena conservacion; pe- ro no puede dudarse de que hay en él papeles de grandisima utilidad, pues prescindiendo de los juicios que alli se encuentran controverti- dos y fallados sobre multitud de materias de importancia , hay muchisimos documentos en ellos por copias testimoniadas, y aun origina- les , que tal. vez en otra parte no pueden en- contrarse, y de consiguiente es Archivo que me- rece ser consultado, especialmente en aquellos casos en que se carece de noticia para infini- dad de pretensiones y defensa de derechos; considerando que el territorio del Adelanta- 7 50 miento de Castilla a _ dilatado, y que entre aquel crecido numero de papeles subsis- ten muchos de muchas y diferentes clases. Es creible que en la guerra de la independencia padeceria estraordinariamente , porque justa- mente el pueblo de Covarrubias fue uno de los que sufrieron mayores estragos y persecu- ciones ; pero el Gobierno sin embargo no debe de perderle de vista para lo que haya quedado, tomando, si no lo ha hecho, una noticia exac- ta de él, y reencargando su cuidado y vigilan- cia, 6 mand4ndole trasladar 4 Simancas , pues- to que ya nada se lleva 4 €l de nuevo, ni ha Ile- vado desde su creacion. : §. 7.° De escrituras publicas. No se contentaron todavia nuestros Monar- cas con aquellas disposiciones generales acerca de los Archivos: previeron desde luego que las escrituras piiblicas , pleitos, apeos y otros ins- trumentos, que pasan -y se otorgan ante los es- cribanos reales y algunos numerarios, no te- nian un lugar fijo, estable, y de seguridad, en perjuicio de todas las clases del Estado , que tienen tan inmediato interés en éllos, pues que muertos los poseedores de estos oficios pasaban 51 4 sus mugeres y oe por herencia, y és- tos los vendian 4 personas, pudiesen 6 no ejer- cerlos, 6 4 falta de comprador los almacenaban en sotanos & otros sitios escusados de sus ca- sas, donde por falta de aseo se perdian , que- dandose los interesados sin medios de defender sus derechos y propiedades; y para ocurrir 4 estos males se dignaron por sus Reales decre- tos mandar crear en esta Corte (1), capitales de provincia, y pueblos de numeroso vecin- dario, un oficio con titulo de Archivo , donde permaneciesen en buena custodia los protoco- los de aquellos escribanos que falleciesen , y cuyos oficios no tuviesen un paradero fijo, nom- brando al efecto personas que los desempeiia- sen, y diesen las copias y testimonios que se pidiesen. : Estas tan sabias como benéficas disposicio- nes no tuvieron en todas partes el debido cum- plimiento, y de ello se han esperimentado per- juicios incalculables, desapareciendo las matri- ces de multitud de documentos de la mayor consecuencia, que han originado en unos la pérdida de sus propiedades, pasando 4 manos que solo las gozan por el titulo de posesion, (1) Situado en la Carrera de San Francisco, y antes en fa Plazuela de la Lefia, que regenté Don Diego Rome- ro y Amaya. : : . [5a] que Ilaman inconcusa, y en otros la de su ad- quisicion por un derecho de sangre, que ya el tiempo ha oscurecido, haciéndoles gemir en la miseria y en la desgracia (1). §. 8.° Del Escelentisimo Ayuntamiento de Madrid, EI Archivo del Escelentisimo Ayuntamien- to de Madrid, cuya antigiiedad de documen- tos alcanza al afio de mil ciento veinte y dos (a), goza tambien de la prerogativa de Archivo pi- blico, y nadie hasta ahora ha procurado tanto su formacion y arregla, por el espacio de mas de dos siglos, como esta respetable corporacion, segun lo manifiesta la multitud de espedientes ' promovidos al intento; pero podemos asegurar, sin arriesgar nuestra proposicion , que nadie lo ha conseguido menos. Para probar en esto su (t) ¢Quién ira 4 buscar al Palacio, 6 Casa-Torre de Saldaiia, cerca de Burgos, que creemos pertenece al ape- Mido Osorio, los protocolos de escrituras piblicas de Juan de Romarate de los afios de 1585, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 94, 1595 y 1600: de Antonio Velez y Juan Nieto Arévalo de 1584, 1590 y 1594: de Francisco Lainojosa de 1619, 20, 22, 23, 24, 25, 26 y 1627; y de Martin - de Mena de 1627, 28 y 1631? Pues alli se hallan olvida- dos, y 4 este ejemplo otros innumerables por falta de cum- plimiento de aquellas Reales disposiciones. (2) Legajo x. de privilegios, n, 1. [53] constancia y diligencia produciremos un acuer- do (1) de quince de febrero de mil seiscientos trece que dice asi: «Acorddse que los sefiores «Gregorio de Usategui y Lorenzo Lopez del Cas- ctillo hagan poner en érden los papeles del «Archivo, como esta acordado , y los pongan «segun y de la manera que esta el Archivo de «Simancas; y porque el trabajo que en esto «han de tener , ha de ser y es muy grande, y «porque los papeles estan de manera que cuan- «do se busca alguno no se halla, por lo cual se «dejan de hacer muchas cosas, y esta villa «pierde muchas preeminencias y privilegios que «tiene, y para la canonizacion de San Isidro se chan buscado algunos papeles, y por estar tan «mal puestos y desparramados no se han halla- «do, se dé 4 cada uno de los dichos Sefiores cin- «cuenta mil maravedis , los cuales los ‘pague «Garcia Vazquez, mayordomo de propios, y pa- cra los dichos papeles hagan hacer los cajones «necesarios.» De este acuerdo claramente se deduce, que en principios del siglo XVII estaba este Archi- vo desarreglado. Posteriormente se hallaban en él dos libros de indice de un Archivero llamado Villasante , uno correspondiente 4 heredades, y (1) Libro de acuerdos de 1613, p. 274. [54 otro 4 dehesas y prados, oes infructuosos pues que ya no regian por la nueva forma que des- pues se did 4 los papeles. Hallabanse tambien varios cuadernos, que ya se han reducido 4 li- bro, del estracto de los principales documen- tos por sus clases, que parece formé el secreta- tio Don Marcelino de Vergara, y que tampoco regian por la misma razon. Hallabanse otros en borrador (ya encuadernados hoy igualmente) de indice de los libros de acuerdos, trabajo bien infructuoso de los archiveros Criado y Arella- no, y del oficial mayor Don Antonio de la Pe- fia, que aun vive, jubilado; y ultimamente un libro grande de marquilla titulado Inventario de los papeles del Archivo, por Don Diego Saenz Manso, hecho en el aiio de 1776, pero que en la mayor parte tampoco regia por la dis- locacion y trastorno de los legajos ; de ma- nera, que al cabo de tantos gastos, de tan- to celo de parte del Ayuntamiento y del Con- sejo , que no pocas veces dicté los planes de trabajo que deberian seguirse para su coordi- nacion y arreglo , se encontraba en mil ocho- cientos diez y ocho en las mayores tinieblas, como manifiesta un informe del Procurador Personero de diez y seis de octubre de dicho afio, que aunque felizmente penetré las dificul- tades , no llegé 4 ponerse en ejecucion hasta el 55 doce de enero de an pene veinte y uno, en que se vid en la gaceta el siguiente anuncio: «Hallandose vacante la plaza de Archivero del «Escelentisimo Ayuntamiento de esta muy he- erdica Villa, cuya dotacion es de quince mil «reales anuos, y deseando S. E. que la elecr «cion recaiga en persona que reuna las circuns- «tancias que se requieren para el desempeiio de «esta clase de destinos, ha resuelto se saque 4 «oposicion , que se verificara por los examina- «dores que al efecto nombre, y 4 presencia de «una comision del mismo Ayuntamiento. Sera «objeto del examen el conocimiento de las le- «tras antiguas, suficiente instruccion en el idio- «ma latino, y demas cualidades de que deben «estar adornados los sugetos de una oficina de «esta naturaleza. Verificada la oposicion, y vis- «ta la censura de los examinadores en Ayunta- «miento pleno, é informe de los individuos. de «su seno, que presenciaran el examen, conce- «dera la citada plaza al que resulte mas. benemé- «rito. Los sugetos que se hallen adornados de «las circunstancias referidas, y quieran hacer «oposicion , podran presentar sus solicitudes en «la secretaria de S. E. por término de dos me- «ses contados desde la publicacion de este anun- «cio, pues concluido se procedera 4 sefialar dia «para el acto. Madrid 8 de enero de 18a1.> [ 56} Esta casualidad de sacarse 4 oposicion nos hizo pertenecer 4 él por un corto tiempo, du- rante el cual habiamos ya restituido los traba- jos al Arhivero Manso, es decir, habiamos pues- to su inventario servible, y en el ser y estado * que tenia en el aiio de mil setecientos setenta y seis: teniamos ciento veinte y ocho volimenes dispuestos para la nueva obra, y encuader- nados ya veinte y tantos , relativamente 4 la copia antigua de cédulas y provisiones Reales, los de registros de escrituras publicas , los de minutas y acuerdos mas antiguos, los de in- ventarios de papeles de lus escribanias de nu- mero de Madrid, y ultimamente un catalogo al- fabético de todos los escribanos , que han ejer- cido en ellas en los tres ultimos siglos, al que el publico debe..de consultar cuando carezca de noticia de la escribania donde se hallan los pa- peles que necesite , con solo saber el nombre y apellido del escribano; sin que posteriormente podamos decir de los adelantos en esta obra, tan util como deseada del Escelentisimo Ayun- tamiento. §. 9° De Monserrate. En el monasterio de Monserrate de esta Corte existe tambien un Archivo que no sa- 5 bemos si deberemos Pa ue entre el nu- mero de los Archivos publicos; pero si no lo es, tiene todas las investiduras de tal , puesto que sino nos engafiamos disfruta de cierta pen- sion con este titulo, y se conservan en él mu- chos y apreciabilisimos papeles originales de nuestros escritores. Talesson la Cronica de Don Lucas de Tui (1); la historia de Don Rodrigo. Sanchez; la Coleccion de privilegios de Monte- sa, Toledo, Zamora, San Juan, Plasencia, Bur- gos y otros, por el Conde de Mora; la de co- dices por Don Gerénimo Zurita; las memorias de Pellicer, y de Don Juan Lucas Cortés; las genealogias de Don Luis de Salazar y Castro, y otros diferentes manuscritos y papeles que ilustran nuestra historia y son en considerable. nimero ; pues la Coleccion del Padre Burriel se halla en la Real Biblioteca; la de diplomas y documentos antiguos de Don Luis Velazquez, sesenta y siete volimenes en folio, en la Real Academia de la Historia, y la de estractos, apun- tamientos, y copias de Don Juan Bautista Mu- fioz, cien volimenes, lo ignoramos. ; Ojala que todo estuviese reunido y ordenado. en un miis- mo lugar para el buen uso de los literatos! Pe- (1). Chronicorum B. Isidore, et Historia Roderici Sanctits letra G. 2. escrito en gético redondo, 58 ro creemos de oe ae renovar aqui esta noticia, para que el publico pueda tenerla pre- sente, y. usar de ella en los casos que le sea ne- cesaria (1). ; CAPITULO V. ARCHIVOS PARTICULARES. §. 1.° Su antigiiedad y prerogativas. En la. clase de Archivos particulares creemos deberse comprender los de las ciudades, villas y lugares del reino , catedrales, colegiatas, igle-. sias parroquiales, conventos, oficinas, tribuna- les, asi eclesiasticos como civiles, los de la gran- deza y titulos, y todos los que no gozan de la prerogativa de. ser publicos. Esta seria materia vastisima de tratar individual y minuciosamen- te en una disertacion , cuyos limites no per- miten tanta estension, ni nuestros medios y noticias nos dan materiales para ello ; pero ha- blando en general ‘diremos , que ellos , espe- cialmente los de las ciudades y villas, catedra- (1) Véase sobre esto la que da Doni Agustin Sales en la censura 4 la traduccion del Legipont , por el Doctor Don Joaquin Marin. [59] les, colegiatas, conventos, y los de la grande- za y titulos, contienen la mayor antigiiedad, pues aunque algunos dan principio ya en el si- glo XIII, en otros se remonta al siglo VIII, IX y X, y sus documentos y diplomas indudable- mente son de la mayor fe y legitimidad (1). Nosotros hemos registrado y visto muchos , he- mos hecho un largo y particular estudio en la Paleografia y Diplomatica, tanto nacional como estrangera; hemos andado a caza, digamoslo asi, de algun titulo falso, mas por curiosidad que por otra cosa; y aunque hemos hallado varios que solo son copias, y algunas sin autorizar, po- demos decir con verdad que 4 nuestras manos ninguno de aquellos:ha llegado, sin que se nos acuse de'que no los conocemos, ni sabemos dis- tinguir , pues nos lisonjeamos de que dificil- mente se nos podrian ocultar, cuando 4 un gol- pede vista, y sin necesidad de leerlos, sefiala- mos la época 4 que corresponden, y sus paises, 4 diferencia solo de medio siglo. Antiguamente se sacaban cuatro (2), cinco 6 mas copias de cada documento piblico , que se colocaban en diferentes puntos, y uno de ellos principalmen- a Nouveau traité de Diplomatique, tom. Il. p. 464. (a) Puricell, pag. 4a9. [60] te era enel Archivo de la Iglesia del distrito. He aqui porque se multiplicaron estas tanto, y se encuentran iguales en distintos Archivos; pero ellas son copias fieles contemporaneas 4 los ori- ‘ginales, y no pueden menos de probar 4 falta de estos, reconocidas que sean por peritos in- teligentes en la materia. No negarémos al mis- mo tiempo que hubo falsarios de documen- tos , y que contra ellos se previnieron las le- yes; pero estos solo Ilegaron hasta cierto grado, es decir, aumentaron , disminuyeron, y si se quiere suplantaron algunas. cl4usulas 6 firmas, pero raro 6 ninguno supo forjar todo un diplo- ma, que no fuese inmediatamente distinguido & los ojos de un regular anticuario, versado en los caracteres intrinsecos y estrinsicos de los diplo- mas, formulas, imprecaciones, datas y otra mul- titud dereglas y sefiales que este arte facilita alos que le estudian y conocen. Ademas, las mismas leyes penales hicieron espurgar los Archivos de cuanto pudiesen .contener de malicioso, y su- puesto; y asi es bien cierto, que apenas hoy ha quedado en ellos nada que pudiera participar de este contagio, si le hubo. La falta de conoce- dores (1) hace muchas veces desmerecer , y for- mar criterio sobre la legitimidad mas clara y (1) Berganza, tom. I. pag. 124. ». 71. [61] luminosa de la antigiiedad en esta materia; pe= ro jamas concluyen con argumentos de convic- cion , sino con falsas suposiciones que nada sa- tisfacen , y con las que fascinan 4 la incauta credulidad. : Si nos fuera dado esplayarnos en esta ma- teria, si nos fuera dado presentar 4 los ojos del mundo la multitud de razones y pruebas que se nos agolpan , convenceriamos muy pronto de estas verdades 4 los adversarios de ellas ; pero los mas grandes sabios nos dispensan de hacer- lo, y ellos nos garantizan y defienden de los ataques que pudieran oponernos. Los Archivos pues son el depésito incorrup- tible de la fe publica, y de esta prerogativa go- zan equitativa y simultaneamente los publicos y los particulares; de manera, que el documen- to 6 testimonio de él , sacado con citacion con- traria de un Archivo particular, hace fe en igual grado que el de un Archivo publico, porque es- te no se diferencia de aquel en otra cosa que en ser el uno limitado 4 su dueiio propietario, y el otro general, en que se hallan interesados di- versidad de individuos del Estado. §. 2.° Archivos de la santa Iglesia de Burgos. El Archivo de la santa Iglesia Metropolitana [62] de Burgos, célebre por su antigiiedad , y por el cuidado y aseo con que le tienen aquellos pre- bendados, nombrando para su régimen y cus- todia dos individuos'de su seno que despachan los negocios que en él ocurren, debe acaso con- tarse entre los primeros de las santas iglesias de Espatia. Esta. situado sobre la sala Capitular, y su pavimento es igual 4 esta, con techo de boveda, y luces al oriente y norte. Su escalera es de,piedra que vuela por la pared de la sala que Haman de Juan Cuchiller, inmediata 4 la sacristia vieja, y se eleva hasta cerca del embo- vedado. Tiene dos puertas, una de balaustre de fierro, y otra en seguida, y casi unida, de cha- pa claveteada, con la particularidad de que primero se abre la segunda que la primera, y esto por la parte interior sabiendo el secreto, pues. por afuera no hay arbitrio 4 abrirla, por- que solo tiene la cerradura para un pequefio cuadro 6 visera por donde entra el brazo para manejar el secreto; y asi es, que el que no es- ta instruido de este ni puede encontrarle, ni de consiguiente abrir aun cuando tenga las Ilaves, por ignorar el modo de hacer uso de ellas. Al medio de la puerta de bataustre, y en letras de relieve de dos pulgadas de elevacion de carac- ter llamado vulgarmente gético , hay un letre- ro sabiamente aplicado al objeto que dice: Ca- [63] merarum secessus sapientia. En la cabecera de la pieza esta situada una hermosa cajonéria de nogal igual 4 las que ordinariamente se usan en las ‘sacristias , en cuyas espaciosas gabetas se guardan los volimenes hasta el numero de se- senta y cuatro (1). Desde esta y por los dos cos- tados sigue la estanterfa, en qué estan coloca- _ dos los libros y registros; los que llaman redon- dos, porque contienen todas las rentas y sus repartimientos; los libros de valores y tazmias de rentas decimales , sujetas al subsidio; los le- gajos de papeles de contabilidad, y los concer- nientes 4 la fabrica y obras-pfas de patronato del Cabildo. La primera coordiuacion de este Archivo se hizo por los arios de mil quinientos cuarenta y cuatro, pues de aquel tiempo existe un {indice general por abecedario riguroso per- fectamente formado ; pero habiendo dejado los papeles en legajos, conforme 4 la costumbre ge- neral , dislocados estos con el tiempo, € inver- tido el érden , quedé aquel sin efecto, y el Ar- chivo en una total confusion » Segun ha sucedi- do 4 la mayor parte de los Archivos, si los que C-——. o (1) Uno de ellos es el de la Kalenda 6 Cronicon +y otro la Carta de dote y arras que dié el Cid Campeador 4 Dojia Jimena. Los demas contienen perfectamente con- servados los diplomas mas antiguos de aquella santa Igle- sia Catedral Metropolitana. [64] los han manejado no han tenido ‘especial cui- dado de conservarles en un mismo estado, es decir, conforme ‘al indice que de ellos se for- mé. A males tan grandes se requerian remedios eficaces, y el Cabildo en el aio de mil setecien- tos setenta y cuatro , aventurando todo gasto, _. traté de ponerle. Busco persona inteligente que le arreglase de nuevo, y con efecto la hallé en D. Lorenzo Manuel del Cueto y Latorre, asignan- dole un buen salario, y 4 cuatro operarios mien- tras durase la obra; el cual la ejecuté con tal ti- no y destreza, que en el afio de mil setecientos setenta y ocho ya se hallaban todos los papeles encnadernados en trescientos cuarenta y seis cuerpos, y sus indices rigiendo exactamente, y sin el, peligro de que en lo futuro pudiese des- componerse. Puso veinte y cuatro tomos de in- dice estractado de todos los documentos con citas de ellos 4 la encuadernacion ; 4 saber, uno para la letra A, otro para la B, tres para la C, uno para la D E, otro para la F G, otro pa- ra laH_ 1 J, otro para la L, tres para la M; uno para la N O, dos para la P, uno para la Q, otro para la R, tres para la S , uno para la T, y tres para la V y Z: 4 cada uno de los cuales puso tambien al principio su indice abreviado, y en el primero la reunion de todos; de mane- ra, que teniendo estos tomos en pieza separada [65] (como lo estan por cualquiera acontecimiento del Archivo) por ellos se conserva noticia y re- gistran todos los papeles, bulas, acuerdos capi- tulares etc. etc. que son muchos y de la mayor antigiiedad , pues que empiezan desde el aiio de nuevecientos setenta y dos, sin necesidad de acudir 4 los originales mas que en casos pre- cisos ; y el cabildo obtuvo luego Real provision del Consejo para que estos nunca saliesen del Archivo, sino que todo se diese por medio de copias testimoniadas , y asi exactamente se eje- cuta. De esta escelente obra resulta tambien la ventaja de su facil traslacion y colocacion 4 cualquiera otro punto, sin que por ello padez- ca el menor detrimento, ni’ puedan estropear- se los papeles, como ordinariamente sucede cuando estos se hallan en legajos. §. 3.° De su Ayuntamiento. El de su ilustrisimo Ayuntamiento, cuyos papeles dan principio en el atio de mil setenta y seis, por un privilegio del Rey Don Alfonso el VI, concediendo 4 aquella ciudad el fuero de poblacion (1), con varias villas y términos, su- (1) En 1561 era en sus once colaciones de 4.380 ve inos. Escribié la historia de esta ciudad el P. Venero, e 9 [66] frié las mismas averfas que todos los: de los demas pueblos del reino, pues gobernados siem- pre por concejales, unos cuidadosos, y otros abandonados, se dejaron perder en todos tiem- pos, y estraer muchos documentos, ya por ha- berse quedado olvidados‘en sus casas, a donde los llevaban para elseguimiento de algunos plei- tos en defensa de sus derechos, 6 ya quedan- dose en estos mismos cuando los presentaban en los tribunales. El ayuntamiento de la ciudad de Burgos, siendo Corregidor Andrés de Caiias, por los afios de mil quinientos ochenta y nue- ve, traté de coordinarle para atajar aquel des- orden, y tener noticia de sus privilegios y pa- peles, y con efecto. hizo formar un: libro de re- copilacion de todos , compuesto de doscientas. sesenta y tres paginas utiles, el cual estaba di- vidido en veinte clases, 4 saber: Libertades, Or- denamientos, Gobernacion, Archivo, Juzgado de fieles, Huelgas, y Hospital del ‘Rey, Arcos, y Castanares, Mira-flores, Miranda de Ebro, Pan- corvo, Lara y Barbadillo , Murié, Mazuela, Pam- pliega, Ormaza, Cortes y sus Capitulos, Privi- legios (1), Hacienda , Palazuelos, Juarros y la, i y otra inedita en: dos tomnos en folio el P. Prieto, de la orden de la Merced. : q (2) Véase por una nota al fin la série eronoldgica de los que tenia Burgos, y de algunos ordenamientos de los sefiores Reyes. 6: Mata ; pero ocurrié 7 a en todos los demas Archivos, como dejamos dicho respecto del Ca- bildo, yy pronto quedo este libro dando solo ra- zon de los papéles, mas sin saber en qué sitio se hallaban. A mediados del siglo pasado sacri- ficé de nuevo sus intereses haciendo una nueva coordinacion , y formando otro libro; pero co- moel mal no se corté en su origen, volvié a criar raices, y estas produjeron el mismo fruto; es de- cir, que involucrados de nuevo los papeles, de nuevo el nuevo libro quedé sin los efectos que debia de producir ; y aunque en mil ochocien- tos diez y ocho volvié 4 tratar de su remedio, como este no fue tampoco radical, no causé el fin que el Ayuntamiento deseaba; y hé aqui 4, Burgos, y con ella todas las corporaciones mu- nicipales, haciendo gastos duplicados en sus Ar- chivos, sin poder llegar nunca 4 verles en esta- do de érden, de permanencia y de seguridad. Por otra parte los Secretarios de log Ayunta- mientos han aumentado en gran parte estos ma- les, pues no habiendo cuidado cada aiio de po- ner indice alfabético 4 los libras de actas capi- tulares, se encuentran los Ayuntamientos con tantos libros cuantos aiios llevan trascurridos (1), (x) Los del Ayuntamiento de Burgos comienzan des- de el afio de 1361, yen el de 1578 habia ya 107 li- bros de acuerdo. : : [68] sin que puedan buscar en ellos cosa ninguna, sin antecedentes, y lo mismo que si el Ayunta- miento empezase de nuevo en todos los nego- cios del comun 4 quien representa: no asi los ca~ bildos catedrales, que, mas prevenidos, y mas cautos, registran alfabéticamente todos sus acuer- dos para no discreparse de las sendas de sus an- tepasados en el sosten de sus prerogativas , y buen método de gobierno. §. 4.° De la grandeza y titulos. Los Archivos de la grandeza y titulos de Espagia merecen tambien un lugar preeminen- te en la antigiiedad; y dariamos noticia indivi- dual de ella, y de los diplomas en que se fun- dan su elevacion, sus prerogativas y derechos, si no hubiéramos tropezado con el inconveniente de encarecerla tanto sus duefios, sospechosos de otros fines , como sucede generalmente en todos-los Archivos (1), queriendo antes que el polvo y la polilla los consuma , que dejar .a la posteridad las luminosas noticias que de ellos podrian sacarse, Su coordinacion en lo general, : : {1) Nasarre, Prologo 4 la Biblioteca universal de Paleo- grafia de Don Cristéval Rodriguez, [69] sea cual fuese, esta bastantemente sostenida por sugetos inteligentes destinados 4 solo este obje- to; y no nos escederiamos en decir, que estos merecian no solo mas recompensa de sus traba- jos, sino otras consideraciones de que son bien dignos , porque ¢ quién .sostiene sus casas? ¢quién pone en claro la defensa de sus dere- chos? ;quién en fin mas que el Archivero es el que sabe todas las vicisitudes de ella, y el que vive para dar noticia desde sus primeros progenitores ? No han faltado algunos que han sabido dar aprecio 4 esta clase tan beneméerita como instruida ; pero los mas la olvidan, y solo en la necesidad es cuando conocen y se acuer- dan de su mérito y utilidad. g. 52 De los monasterios. Los de los monasterios son sin disputa los. que encierran mayor antigiiedad, y entre ellos. se comprenden los de las colegiatas, que en sz origen, especialmente las mas antiguas, fueron erigidas comunidades monasticas, 6 cuasi mo- nasticas; y asi es que, segun dejamos manifes- tado, en ellos se encuentran titulos y docu- . mentos desde el siglo VIII. Han padecido tam-, bien en tiempos la estraccion y pérdida de al-, [70 gunos, ya por ae los religiosos 4 quie- nes estaban encomendados, y ya por no haber- se devuelto cuando se han sacado para sus jus- tificaciones. y pretensiones en los tribunales. Ojala que este mal no hubiese sido tan general en todos! Su coordinacion ha tenido:continya~ mente variaciones, segun la mas 6 menos .inte- ligencia de aquellos; pero se advierte poca des- treza y poco método en sus:targas, aunque con- tinuamente Henos de ‘apuntamientos y Ilama- das, que no pocas veces conducen 4 la confu- sion. Los mas antiguos deberan ser los de.Sa+ hagun, Ojia, Silos, San Pedro de. Cardeiia ; Ar- lanza , San Millan de la Cogulla, Santo Toribio de Liévana, y otros de la religion :benedictina, y los de las érdenes de San Bernardo y San Gerénimo. Los de San Basilio de esta Corte le han coordinado en el aio de mil ochocientos veinte y ocho, y podemos decir, que su estilo deberia de ser modelo para todos los demas monasterios: y conventos del reino de uno y otro sexo. - §. 6° De los de algunas oficinas. -Al entrar 4 hablar de los de algunas ofici- nas, tenemos que buscarnos tantos émulos, cuantos son sus Archiveros; pero no por este (71) temor dejarémos de decir la verdad, puesto que 4 nadie se oculta , y que todos se lamentan de semejante mal. Si de propdsito se hubiese tra+ tado de una dislocacion y desordenamiento de papeles de los Archivos. de ellas, tal vez-no hubiera podido lograrse tan completo como el que tienen, sea por las convulsiones politicas de los ultimos tienrpos, 6 por otras cualesquie- ra causas. Asi-es, que aunque los oficiales de las mesas, 6 respectivos negociados, sean exactos y celosos en .el cumplimiento de sus obligacio+ nes, deseando el-acierto y no contradecir unas con otras resoluciones en sus espedientes, co+ mo cuando piden antecedentes al Archivo, no se les pasan’ porque sus Archiveros no saben donde existen, se ven en la precision, por evi- tar retraso, de ponerlos al despacho sin.estar suficientemente instruidos; de que resulta, que no pudiendo los gefes retener en la memoria el pormenor de tanto negocio; resuelvén segun lo que aparece, y no/pocas veces contra lo que an- teriormente tienen determinado en casos idén- ticos ; dando lugar 4 quejas y nuevos recur- sos , que no pueden menos de llamar su aten- cion, y sustraerles el tiempo que necesitan para acudir 4 otros asuntos interesantes del servicio. Esto procede de dos causas muy notables, que son: la primera de no tener un buen oficial [72] registrante, que anote la entrada y estado de los espedientes, y su paradero, con arte, inte- ligencia y ahorro de tiempo; y la segunda de no poner en los Archivos hombres que mani- fiesten saberles manejar, antes de confidrseles; porque dando este cargo, como ordinariamente sucede, 4 quien nada entiende de Archivos, ni los ha visto, 6 4 un oficial, acaso el menos idé- neo , como si aquel departamento fuese el mas despreciable, gqué ha de suceder sino tenerle inservible , y como si no existiese , privando 4 la marcha de los negocios nada menos que de la recoleccion y compilaciou de todos los trabajos dela dependencia, y del norte casi de todas sus operaciones? EI arte de los Archivos tiene, co- mo todos los demas, sus principios y reglas, ain las cuales no pueden desempeiiarse ; ni, es bas- tante aquella instruccion que ordinariamente se necesita para los demas empleos, pues prescin-~ diendo de la parte intelectual, el destino de Ar- chivero tiene cierto mecanismo que es necesa- rio saber y haberle practicado ; bien seguro de que sin ello, ni puede tenerse el érden y aseo debido, y los papeles se escaparan de las ma- nos (1). En una palabra, es un arte que el que (1) _ El que ha de ser buen Archivero, necesita invertir un aio solo para aprender el manejo material de papeles , com poner -y atar los legajos, escribir letra maldeada, y ejecur [73] haya.de desempeiiarle necesita saber sus reglas, y haberlas ejecutado , como lo haremos ver mas adelante en los dos siguientes y ultimos capitu- los. De este desérden sin embargo, haciendo la debida justicia, creemos deber esceptuar los Archivos de la Inspeccion general de Milicias, el de la Direccion de Rentas, el de los sefiores Alcaldes de Casa y Corte, Real Patrimonio, Pésitos, y alguno de las Secretarias del Despa- cho, que aunque mirados en grande nos han parecido en un regular érden y arreglo; ni es nuestro Animo en esta.parte comprender 4 otros que se hallen en igual caso y de que nosotros no podemos tener noticia. CAPITULO SESTO. ARCHIVEROS. §. 1° Su estimacion entre los griegos y romanos. E cargo de. Archivero, que generalmente se entiende por aquel 4 quien se halla confiado el tar otras labores que se hacen con ciertos principios y re- las , y que faltando d ellas todo queda informe y desalifia- lo ; y no sabiéndolas el Archivero, mal podrd engeijarlas 4 éus subalternos si los tuviese. . ls 1o [74 cuidado de los Archivos, ’ a4 se conferia en tiem- po de los griegos sino a los sugetos de cali- dad, capacidad y fidelidad estraordinarias; y la dignidad de Maestro dé Archivos (1) llegé 4 ser tan considerada, y de tanta estimacion entre sus Emperadores , que dispensindoles todo gé- wero de distinciones, no hubo honores en el es- tado de que no les considerasen acreedores , y tratasen de hacerles participantes (2). Este titulo despues en tiempo de los roma- nos se confundié con el de escribanos , y fue gradualmente decayendo; pero no por eso dejé nunca de‘gozar de un lugar distinguido y apre- ciable en la sociedad, colocandole en:el primer rango de los funcionarios publicos bajo de di- ferentes titulos y denomiuaciones, Scrinarit, es- pecialmente en la Iglesia Romana, que siempre le sostuvo por el especial cuidado con que traté de conservar sus derechos y preeminencias des- de la mas remota antigiiedad. Las alteraciones de los tiempos, y de los gobiernos, hacen variar todas las cosas; y asola- dos los pueblos, destrozados todos los depdsitos, yentre ellos los de los papeles, sin atender mas que 4 los desastres y rigores de la guerra, des- (#) En la antigiiedad lo mismo que canciller 6 can- celario. Berganza, tom. I. p. 213. n. 89. (2) Tob, Eceard, Se | De tab, anti, p- 34. 95 aparecié todo lo que Lae relacion 4 la econo- mia y al manejo particular de los bienes y ri- quezas, porque unos muertos, y otros espatria- dos, variaron las fortunas, y no hubo ni mas derechos, ni mas diplomas para defenderles, que la espada y el broquel, sin que en muchos siglos hubiese mas estable que lo que cada uno en sus peregrinaciones Hevaba y podia con- servar. Sosegada la Espaiia, restablecidas las leyes, y respetadas las autoridades, volvié cada uno 4 fundar y cimentar sus fortunas. Volvieron 4 obtener por herencia y adquisicion de compra, y de consiguiente , multiplicandose los papeles ya enel siglo XVI, fue preciso tratar de su con- servacion y coordinacion, y hé aqui necesarios otra vez los Archiveros, tanto mas apreciables, cuanto mas el tiempo iba haciendo aumentar- se aquellos. : Con efecto, apenas 4 mediados de aquel si- glo hubo corporacion ni particular que no re- dujese 4 érden sus titulos de propiedad, y en el siglo XVIII volvieron los mas 4 renovar sus obras, dislocadas y descompuestas otra vez por las razones que atras dejamos indicadas, hasta el tiempo presente, en que comenzando 4 ado- lecer del mismo mal, es preciso atender 4 su re- medio, arbitrando para ello medios y reglas de 6 perfeccion y aan pero como no bastan ‘estas si no hay sugetos que las sepan aplicar con fruto y utilidad, 6 lo que es lo mismo, si no hay Archiveros que reunan las cualidades que son necesarias para ello, pasarémos 4 manifestar cuales son las que, indispensablemente se re- quieren en estos si han de Ilenar debidamen- te el hueco de sus obligaciones y deberes. §. 2.° Instruccion y cualidades que necesitan. _La coordinacion de‘un Archivo material- mente es muy sencilla, asi como la de una bi- blioteca , porque una y otra se dan la mano; pero la parte intelectual y sustancial requie- re conocimientos poco comunes , pues asi: co- mo para esta necesita el bibliotecario mayor, 6 gefe, estar instruido en el conocimiento de diferentes lenguas, y tener alguna idea de las materias de que tratan las obras que se conser- van, y han de ajfiadir 4 los indices por su pos- terior entrada; asi el Archivero tiene precision de conocer por lo menos para los Archiyos de Espajia la lengua latina (1), respecto de las mu- (t) Terreros , Paleografia p. 109. Merino, prologo. Y asi un estudiante al concluir los estudios que ordinaria- mente necesita para emprender cualquiera carrera de las chas bulas que se ie 7 ellos, y algo de la italiana, de la portuguesa, de la catalana y va~ lenciana, y aun de la francesa, pues que de to- das hay documentos en los Archivos: ademas, debe de ser maestro en el conocimiento de. to- do género de caracteres antiguos y formulas de que usaban en sus escritos, pues es claro que sin estos. auxilios no podra descifrarlos ni en- tenderlos, como sucederia 4 un _bibliotecario que no entendiese el griego, el hebreo, el ale- man, italiano etc., para dar colocacion 4 las obras escritas en estos idiomas, y anotarlas 4 los indices en sus respectivas materias. En el afio de mil ochocientos veinte y ocho salié una obrita, titulada: rchivo. cro- nolégico topogrdfico , por Don Froilan Croche y Zuniga , publicada en la Gaceta de veinte y nueve de noviembre del mismo, en la cual se dan algunas reglas de coordinacion , que aun- que no Ilenan nuestros deseos, son sin embar- go dignas de aprecio, y podra el que guste se- guirlas, si las considerase mejor que las que nosotros, mas generales, propondremos; pero no podemos alcanzar por que entra sentando en letras, estd en la critica ocasion de dedicarse 4 la de Archi- vero, asistiendo 4 un Archivo, cuanto mas antique Jy copi So sea, que tenga buen maestro, y usando de la Paleogra- fia del P. Merino coma libro elemental, sin que estole pri- ve de seguir al mismo tiempo otro estudio. ; [78] ella (1), gue el Archivero es acaso el que nece- -sita, menos libros de los que viven leyendo y es- ertbiendo , y que por eso son muy pocas las obras de esta olvidada, pero interesante facul- tad. Merino y Terreros , dice, escribieron con acierto en la materia, y estas dos obras son pre- cisas , y tambien las suficientes para un anti- cuario. El mayor favor que en esta parte pode- mos hacer al sefior Croche y Zufiga es dispen- sarle de que no haya visto mas Archivo que el de la casa de Trasmonte , cuya antigiiedad no pasa del siglo XV, y que el oficio, profesion, o Mamese facultad de Archivero, no la haya to- mado por principios, sino de pura aficion y cu- viosidad; pues de otra manera no hubiera po- dido incurrir en semejante.equivocacion (2), contra el sentir de todos los sabios estrangeros y nacionales; ni en vano los Montfaucones, Ma- billones, Nassarres, Walteres y Gruteros, Car- pentienes, Bayeres, Velazquez, Benedictinos de San Mauro y otros, ademas de los dos que ci- ta, habian sacrificado sus vigilias en honor 1) Archivo cronoldgico topogrdfico, p. 1." y 2." '2) «Celle del’antiquaire, quin’est autre qu'une bonne ecritique, est le flambeau des sciences les plus propres & faire «le bonheur de la vie présente et de la vie future. Elle in- «flue sur la morale, sur la politique, sur les belles lettres, «surle droit civil et canonique, et sur la théologie méme.» Nouveau traité de Diplomatique, tom. I, p. 303. [79] de la ciencia anticuaria , de la diplomatica, y de los Archivos. Estos autores, pues, y otros mu- chos (1), son los que componen Ia libreria de un Archivero, y que necesita incesantemente leer y repasar si ha de saber algo, para no incurrir en las nulidades 4 que de lo contrario se halla espuesto ; con mas la viva voz de un maestro que haya sabido dirigirle, y buena practica, co- mo sucede en todas las demas artes y ciencias, puesto que 4 esta no‘se la puede privar de la prerogativa de serlo, y acaso en un grado. su- perior 4 las demas, pues que ella nos manifies- ta el camino por donde vinieron las otras (2), y sus progresos, de la mano misma de sus auto- res originales , y hace permanente y estable la antigiiedad en toda su estension , para reglar por ella nuestra vida y nuestras costumbres. Y 4 la verdad, gqué cosa puede haber ni de mas necesidad ni mas apreciable en un depésito nu- meroso de papeles , en un Archivo publico 6 particular, que un buen gefe, un buen Archi- vero, que no solo pone al pronto de manifies- to aquellos originales de la fe publica, sino que . (1) Entre ellos L'art de vérifier les dates, que es de su- ma importancia, y la Clave de ferias por Murillo, Curia eclesidstica por Ortiz Salcedo, ete. etc. (a) Dictionnaire raisonné de Diplomatique. Préface, p. 42, Lexic, Diplam. pars I. Abella, p. 34. y. sig. : [80] lee , descifra, y trasmite en claro y al alcance de todos, lo que ya el tiempo y el olvido ha- bian puesto 4 una distancia que no podiamos alcanzar ? El Archivero, pues, necesita ser bastante ge- neral en el saber, y en nada podria lucir un hom- bre tanto su instruccion, por dilatada que fue- se, como en este ramo en que se agolpan diver- sidad de asuntos, y el fruto de los entendi- mientos mas sublimes. |Cama@rarum secessus Sapientia ; pero no residen en él tantas virtu+ des! ;Como ha de haber quien se dedique 4 tan util como penoso estudio , si no sabemos apreciarle ? ;Cémo ha de haber maestros sin es- timulo (1)? ¢Quién se ha de aplicar 4 él para vivir sumido en el olvido y en la obscuridad ? Los Archiveros al paso que tienen obliga- cion de saber, tienen tambien un derecho 4 servir los Archivos, sea que se les pruebe y examine antes de conferirseles, 6 sea que se les provea por oposicion de concurso, como materia que lo requiere (a). De este modo se lograria que hubiese buenos traductores de le- tras antiguas, pues con tal aliciente aspirando muchos 4 sus colocaciones por este medio, se (1) No habiendo colocaciones no puede haber discipu- los ; y no habiendo discfpulos, sobran los maestros, ° (2) Pualeografia de Don Joaquin Tos, p.7. [81] dedicarian a entenderlas y descifrarlas,.y no nos. espondriamos 4 que dentro de poco tiem- po nos veamos sin quien sea capaz de leer y conocer un papel antiguo, ni de inteligentes ya para enseiiarlo. El Archivo, dicen algunos ,: de la secretarfa A, el-de la‘oficina B, que no con> tiene mas que la antigiiedad’, por ejemplo, dé un siglo, porque los papeles anteriores se tras- ladaron, al de Simancas, rio necesitan de hom bres de esta instrucvion. Esto ‘es lo mismo. qué decir, que en tiempo de paz un.soldado regué la¥mente esperto podria ser general.-; Claro es+ tal y ¢qué distincion, qué mérito: dabamos en-+ ténees'4 aquel digno individuo de la milicia, que habia: arrosttado’ tantas. veces:‘su'-vida en.las camparias, despues de un pénoso:estudio en lq tactica; en‘ las matematicas, planos y geogran fia:, ceuando svlo le buscabamos en los -peligros yen da necesidad? Pues. del mismo:modo, asi como para.un Archivo tenebroso, de grande antigiiedad, y muy desconcertado, se busca y de- seaun. sugeto instruido que le allane y: ponga en claro ,. descifrando y dando la. inteligencia de todos sus diplomas y-documentos(t); asi tam- bien este mismo sugeto debe de tener épscas, derdescanso y de. apresio ¢ en otros. Archivos cla- “(1) “Jo, Lud, Waltheriy, Leseiet Diplomatic, pars. I... 11 [83] ros, en que no tenga otro trabajo que el de dis- poner la coordinacion y sostenerla; porque el que esta 4 los dafios, parece que deberia de es- tar 4 las utilidades , evitando por este medio males tan incalculables como los que se esperi- mentan por no poner en ellos hombres inteligen- tes que antes de entrar den pruebas de serlo. Y pues-en un Discurso diploma-paleografi- ¢o, que ya:en otro tiempo publicamos (1), y se hallara en la Real Biblioteca, y venal donde es- ta disertacion, dimos el programa de las ma- terias y puntos en que deberian de ejercitar los candidatos, tanto para Revisores de letras anti- guas, como para las oposiciones de Archivos, 4 €l nos remitimos-en esta parte, quedando dis- pensados de repetirle, como que en nada debe de variarse; y ‘estamos ‘bien seguros , de que poniéndole ‘en practica- para’ los Archivos del reino , ‘sin: necesidad de aumentar ni variar por ahora sus’ dotaciones, se lograra tener bue+ nos Archiveros en todas partes, en. todas las oficinas (2) y'en todos los tribunales, y no sus- piraremos la pérdida de tantos.derechos, y la ee (1) Este Discurso le consideramos tambien muy ttil para los que se hallan dedicados 4 los Archivos, (a) Los empleados en ellas, y aun en los mismos Ar- chivos, no estan en aptitud de ascender 4 Jas plazas de Ar- chiveros, no probando primero conocimientos diploma- paleograficos, y de coordinacion. [83] rectitud en los juicios, y deterininaciones gu- bernativas, por hallarse obscurecidos los titu- los y espedientes en que se funden aquellos. CAPITULO SEPTIMO. REGLAS DE COORDINACION. §. 1.° Necesidad de ellas en los Archivos. Antes de dar principio 4 proponer nuestras reglas de coordinacion, creemos deber instruir 4 nuestros lectores de lo que el sehor Legipont dice en su disertacion (1), sobre el modo de poner en érden un Archivo. Hé aqui sus pala- bras: «y asi, importando sobre manera 4 los ve- «nideros, aquellos que 4 lo menos mantienen «algun afecto de piedad 6 gratitud , seguir el «loable cuidado y solicitud de los mayores, y «conocer y aprender quienes y cuales fuesen «aquellos, por cuyotrabajo, sudores , beneficios «y favores hoy viven felices los mismos; juzgamos «que seria delito, sitanto monton de instrumen- «tos, y antiguos documentos, y tan preciosa y «venerable alhaja quedasemenospreciada, 6 diva- «gase confusamente con incierto, asiento. ¢Pues (1) Legipont, Disert. II. p. ag... . . [84] wpara qué las: haciendas, para’ qué las tiquezas «si no'usas de-ellas? ¢ ¥ para qué los. privilegios «y:documentos, si cuando importe los ignoras, «6 no los puedes hacer presente al que los pi- «de? En mi juicio,. prosigue, no sintid mal el «que dijo, que semejantes monumentos , si es- «tan escondidos, son riquezas pobres, como ig- «noradas; que son gracias dadas en vano, co- «mo despreciadas;. que son initiles riquezas, co- «mo sin uso; en una palabra, que son privile- “¢gios que carecen de los privilegios , como pa- ‘«bulos de las polillas, lirones y earcomas. Mas «cuando se -cuidan con ‘atencion , 6 se ponen ‘ken buen érden, entonces pero lucen y ar at 4 todos.» * - Ciertamente que en pocas lineas este sabio ‘y' venerable. aleman nos da un aviso del cuir ‘dado’ y ‘arreglo’ con que debemos-de' tener los Archivos: Prosigue luego dando reglas del mo+ ido de coordinar ; las cuales.en nuestro concep- to son las que se han adoptado. y seguido has- ‘ta aqui, 64lo menos no hemos visto otras, .ni otro autor alguno que haya tratado de esta mar ‘teria; pero como la esperiencia y el tiempo nos ‘han dado 4 conocer, que aun no han bastado ‘estas para afianzar la utilidad y seguridad de.se- mejantes coordinaciones , como ya en varias par- tes dejamos notado., propondremos las que 4 85] nosotros nos ee al intento, se- gun las clases, tal cual sean susceptibles de ellas; dando principio por los.de las oficinas, que son los que rigorosamente necesitan mas pronto re- medio. . . §. 2.° Del registro. i En todas las oficinas y secretarfas debe de haber (y creemos que en las mas le tengan) un oficial esperto .y de probidad, con ‘titulo de oficial del registro, y parte (1), cuya obligacion es llevar el de cuantas solicitudes entran dia- riamente. Este registro fue desde la mayor an- tigitedad de diferentes maneras ; pero ya.esta averiguado, que el mejor es un libro en. folio, en el-cual y en cada -una de sus Ilanas, con dos margenes, se registran solo dos solicitudes. (2), una al principio, y otra al medio, poniendo en Ja margen izqnierda el pueblo, 6 apellido, ‘si es de particular ; -y 4 la ‘derecha el del oficial de. la .mesa que le ha de despachar, de este anodo: 7 (1) Donde no le hay, leva cada oficial privadamente sp istro;y como por él no se puede hacer carga al Are chivero,, resulta la molestia de tener que inventariar los.es- pedientes cuando se pasan 4 este, teniendo que esperar.4 -que haya alguna porcion de ellos , cuando del otro modo pueden archivarse segun se concluyen. i (3). Pueden ponerse tambien mas , segun 4 juicio pre dente se infiera el blaneo que necesiten. + “I £86] ANO DE 1830. ENERO 2. Cuenca. El Corregidor 27 de diciembre Sr.: NV. de ag sobre tal cosa=5 de ene- ro 4 informe de=fecha érden 7 =1.5. Nuevos informes al=fe- cha drden 16 etc. etc. Todas sus vicisitudes hasta el resuelto por la negativa 6 afirmativa , 6 lo que sea, y por ultimo la nota de Archivado en tal dia (1). Debe de tener al principio su indice alfabé- tico , donde por cada letra-se llamen los citados registros, y puede llevarse tambien anotando solo la solicitud, y el archivado.: Es tan. util.es- te libro que no solo da puntual noticia de todos los espedientes y sus progresos., sino que sir- ve para dar el parte al publico con toda exacti- (1)_ Sid esto se afiadiese ademas la cita de donde queda- ba colocado el espediente , casi no habia necesidad de mas indice;y hé aqui por qué el registro es una dependencia 6 sec cion del Archivo , pero en tal grado que al Archivero na- da le quedaria que hacer, sino poner la cubierta con su si- nopsis 6 estracto los espedientes, y darles la colocacion y numeracion doble. El uso de dividir estos registros en las letras del abecedario es perjudicial porque se falta 4 lo incipal , que es Ievar el érden de entrada @e los espe- lientes. : : 7 : 8 tud, -y, ademas para ae cargo al Archivo de todo''lo ingresado en él. Desde el dia en que se dice archivado, y que con efecto lo queda, cor- re de cuenta del Archivero responder de él; y desde aquel mismo empieza 4 colocarle en sus libros cronoldgico y alfabético , del modo que se dira. §. 3.° De la clasificacion. El Archivero de una oficina 6 secretaria debera de clasificar en grande sus espedientes, es decir, en las menos divisiones posibles, se- gun los puntos capitales que se versen en ella, haciendo otras tantas secciones, que es mejor que nombrar continuamente los mismos pun- tos; y en una se incorporaran y abrazaran las cosas estraordinarias 6 indiferentes , 4 que no pueda darse titulo conocido y seguro, desti+ nando otra para solo las Reales érdenes gene- rales , circulares y avisos de su recibo, pues las particulares quedan unidas al espediente que las motiva , y ltevando ademas libro copiador cronolégico de las primeras. §. 4° Del estracto. Cada espediente le colocara dentro de su 88 éubierta de papel, a He pondra el pueblo 4 la izquierda, y 4 la derecha la fecha del dia ett que se archiva (1), que es la que para aquel ac- to rige , y en seguida hard un ligero estracto 6 sinopsis del contenido, ‘para copiarle en el libro e “iridice cronolégico clasificado ; como diré- mos, poniendo 4 la parte superior la seccion, et legajo y el numero de este modo: S. 1." L. 1.° n.° 1.°, y lo mismo progresivamente , y en el mismo sitio, en el espediente original, que quiere decir, numeracion doble. : vd aeEEE ’ ae §- bo Ee Lt Dél indice cronoldgico. } -°"Forimara, pues, dicho libro con titulo de indice cronoldgico clasificado; y repartiendo ent él ‘aquellas-secciones, de trecho en trecho, 4 30 6 4o'hojas cada una, segun le dicte su prui dencia, encabezara estas asi: seccion r.* tal -y tal puntos. =Seccion 2.*taletc.,'y las reunira ent Ta primera foja del mismo modo, Ilamando los folios ,--y ‘luego ,‘ en ‘las siguientes, haré: ur (2) Nétese que esta regla es esclusiva para los Archi- vos de oficinas, cuyos espedientes hayan entrado por re- gistro , porque fuera’ de ‘este ‘caso’ sé ha de tomar la pri- ra fecha, como se.dice adelante, en el § de reglas esencia- es yopupeletabe | er De Es indice alfabético donde pondra en sus letras los titulos, puntos 6 materias de que se componga -cada una de aquellas , citando tambien el folio donde se encuentran, pues que alli ha de se- guir poniendo la serie de todos los espedientes de aquel ramo, con distincion ‘de aiios y fechas, empezando siempre del mas antiguo, y prosi- ‘guiendo asi sucesivamente ; las fechas 4 la mar- gen izquierda, porque la derecha ha de conte- _ neren tres.casillas 1.* el n.° de la seccion, 2.2 el del legajo, y 3.* el del espediente , del modo siguiente: . ; SECCION 1° Tal, tal y tal puntos. Afio de 1830." 1°] 1% Elcorregidor de Cuenca so-|=~ bre que se le concedaetc, | 1 E! Alcaldede Morenilla, s0- bre que se le exonere ete. | 1."| 1.°| 2.° Se ofrece por ejemplo un espediente en la mesa, y pasan al Archivero una solicitud que repite nueyamente el Corregidor de Cuenca con una papeleta rubricada del oficial que dice 4n- tecedentes. El Archivero toma el indice alfabéti- co (de que se hablaré), busca la voz Cuenca: el Corregidor, y segun la cita que este le da to- ; ia Enero 2, 10. | ama.el legajo, ‘saca el ee ee y ‘en su lugar deja la cubierta y aquella papeleta, «que sirve de resguardo. Si supongamis, se ofre- ce un antecedente que no saben de quien es, pero que le hay poco mas:6 menos de tal tiem- po; para:este caso es el indice cronoldgico cla- sificado ; pues es claro, que leyendo. los espe- -dientes de aquella época que citan, ha de pare- -cer si le hay. Cuando-vuelve dicho espediente, ‘como que tiene aquellas sefiales, él mismo indi- «ca. donde se ha de colocar, sin que pueda Ile- varse 4 otra parte, ni haya que registrar de nue- vo los libros, ni consultar otra cosa alguna , de- volviendo al oficial aquella papeleta, que le sirve indistintamente para otra saca cuales- quiera (1). i Sucedé.que algunas veces creen los oficiales que estan tal 6 tal espedientes en el Archivo, y no es asi, ni lo han pasado aun. Entonces se acude al-libro de registro’; que inmeédiatamente saca de la duda, y no pueden exigir de! Archi- vero lo que aun no le han entregado. ‘ (1) El Archivero tendré siempre particular cuidado. dé no dar con titulo alguno espediente- ni dqcuménto sin,regy uardo; y esto aun cuando Ileve libro de salida , como le ay en algunos Archivos; no siendo' responsable tampocod 4 fo que puedan desglosar cuando log sequen ,. y :anden por las mesas; ni dard copias ni informes sin especial de- creto del duciio, 6 mandato judicial. 7 a ‘ [gr]: a oe Del alfabético. El libro: indice alfabético es: igual aunque de menos. volamen, como se’ deja conocer , que: el cronoldgico; pues él ha de contener las mis- mas citas y por el mismo estilo; solo que debe de estar dividido entre las letras del abe- cedario, con sus registros que sobresalgan de las hojas'y:oontengan. aquellas para su mejor y facil manejo , ‘debiéndose de usar para él del papel que'se vende rayado, por lo que’ interesa la. limpieza‘. é igualdad;.‘para. que no moleste 4. la vista, como-que regularmente solo ocupa un renglen cada espediente.. §. 7-°. De los legajos y carpetas. En cuanto 4 los legajos se deberan de hacer todos iguales, es decir , del mismo bulto y que presenten por los lomos.el frente’ de una tercia (1), atados de un-mismo modo, y coloca- -_——$§_ (1) Entiéndese respecto de los espedientes 4 lo corto, que regularmente se usan en las oficinas , porque los de en folio guardan otra proporcion ; y si hay de una y otra clase, los ultimos se colocan tendidos de canto para que presenten el mismo frente, y guarden uniformidad.. : 2 dos derechos como ie Hae > ¥ no tendidos uno sobre otro segun generalmente se han acos- tumbrado poner, con la debida separacion para poderles sacar con comodidad y sin estropear- se. Sus carpetas solo contendran el estableci- miento 4 que pertenecen, y debajo la seccion y el legajo , de este modo: SECC. 1.2=LEG. 1.°; de manera, que ‘si se trasladasen 4 otra parte, nunca puedan envolverse ni cambiarse con nin- gun otro, ni dudar a donde han pertenecido, ni buscarse por ellas papel ninguno sin los indi- ces; pues la costumbre de ponerlas de otra ma- hera es sumamente perjudicial por muchos mo- tivos, prescindiendo de que no pueden llevar igualdad. los legajos; y la hermosura y buen aspecto, sobre la buena coordinacion, es una de las habilidades que brillan en los Archivos, y les dan un merito y realce estraordinarios. §. 8.° De la numeracion. Respecto dela numeracion de los espedien- tes podra seguirse sin interrupcion en todos los legajos de cada seccion (1) ; 6 empezando () Por supuesto que las secciones unas 4 otras se van haciendo lugar. en la estanteria, 93] en cada uno por el 8 primero. Este mé- todo no hace aquella tan dilatada; pero el otro facilita saber al golpe la totalidad de espedien- tes de cada una, y por consiguiente los de todo el Archivo, por numeroso y grande que sea. §. g.° Reglas esenciales, y papeletas. Quisiéramos dejarnos entender bien de nues- tros lectores; pero hay cosas, y esta es una de ellas, que vistas se toma al momento idea de lo que-son y de su mecanismo, y leida su esplica- cion ,, por clara que sea, suele confundir. Por nuestra parte no podemos reducirnos 4 menos palabras ni-presentar esta operacion con mas sencillez. Ella ‘contiene las cuatro reglas esen- ciales de un Archivo, que son drden , cronolo- gta, clasificacion y simetria. Orden, porque le guardan los puntos 6 secciones en que esta di- vidida: cronologia, porque todos sus espedientes marchan respectiva y progresivamente del mag antiguo al mas moderno: clasificacion, porque no admiten mezcla unos con otros; y simetria, Porque ni en el aspecto ni en el bulto de cada legajo, ni en sus distancias habra diferencia. Este método le podemos manifestar practica- mente en la oficina de Archivo de la Inspec- cion general de instruccion publica, 4 la que. por ahora tenemos el honor de pertenecer; ase- gurando a los que le sigan y pongan en ejecu- cion , que prontamente por él verdn arregla- dos. sus Archivos, y sefioreandose en ellos , al modo que lo hace un regente de botica, hasta que llega la receta, y'‘tomando velozmente sus botes y drogas, 1a despacha y vuelve 4 quedar tranquilo y sosegado. Al contrario, bien se deja conocer ‘lo desagradable que sera 4 an Archive- ro, el-que.teniendo un espediente en sui Archi! vo, y pidiéndosele, despues de haberse mortifi-' cado’ en. su busca, no le puede entregar por rio! saber.donde para, causando’ al interesado in-' caleulables perjuicios. : : Restandonos solo advertir, que si se tratase: de. coordinar desde su origen el Archivo con ar- reglo 4 este sistema , haciéndole que rija en to- do él; en tal caso debe de dedicarse el Archive- . ro con la mayor aplicacion al estracto 6 sinopsis de sus espedientes uno por uno, por el estilo arriba referido, poniéndoles su primera.fecha y: dandoles 41a punta superior dela izquierda una ‘ numeracion interina de lapiz (1); y, separando- les por centenas, pondra otras tantas papele-. (1). Dicese de lapiz porque es mas facil de borrar,.co-_ mo gue no es mas que para aquella primera operacion de clasificar. £95) ‘tas (1), €m8.9'6 16.9 de pliego, cuaritos sean aque- ‘Hos , con la misma numeracion, la misma fecha, '¥ lo esencial':de: aquel'estracto. Entonces con ellas, cual si estuviera jugando un solitario en da baraja, manejara ‘todo el Archivo, le distribui- 74 y clasificard 4.su placer por secciones ,.mate- ias, fechas etc. etc. , y separados los: manojos de papeletas, tal cual los ha clasificado., encar- petados y atados para que no puedan cambiar- ae ni deshacerse, tomara uno ,. y lamando los espedientes por aquella numeracion provisional, y-estrayéndolos de las centenas, iran tomando el érden de las papeletas, y asi proseguira con los demas manojos hasta tener él Archivo en igual estado que estas. Puesto ya en este caso.los.di- vidiré en legajos iguales y en simetria , segun arriba indicamos, y haciendo otros tantos ma- nojos de papeletas cuantos sean aquellos , los dar, y 4 estas, la numeracion cierta que han de seguir, asi como la seccion y el legajo; y hé aqui el Archivo coordinado. Pasaré 4 la mesa los manpjos de papeletas en la nueva forma que han témado;, ‘es decir, un manojo para eada legajo, ydes, 6 tres, 5 los que-sean , de cada seccion; (a)+ Adviértese:que-estas son solo para-ejecutar las opes raciones,: pues concluidas quedan: sin uso alguno , coma que %e las reeinplaza cow los libros qué se han formado MIBMA TS: ey Meg ' [96] y como en ellas esta todo reunido, la fecha, el estracto y las citas, las copiara en el libro cro- nolégico clasificado del modo que atras espre- samos , y ya tiene este formado , y rigiendo exactamente. Vuelve pues 4 jugar otro solitario con las papeletas reduciéndolas 4 érden alfabé- tico, y se hallara con tantos: manojos cuantos son las letras del abecedario, y pasadas estas al indice, que dijimos de este titulo, se encontra+ ra con: los dos libros rigiendo del mismo modo, el uno para buscar por fechas y ver la‘sustancia de los-espedientes, y el otro por apellidos, pue- blos, -objetos etc: ete., pues por todos estos conceptos deben de ponerse en él , como que por cualesquiera de ellos podran pedirse. §. 10. De la encuadernacion y reglas de coordinar con ella. Las reglas que acabamos de dar para la co- ordinacion.de los Archivos de oficinas, son gene- rales y aplicables 4 todos los demas, con solo la diferencia de que asi como estos ni pueden ni deben encuadernarse, porque diariamente.se ne- cesitan sacar espedientes para las mesas, y cons- tan de minutas , pliegos, y diferentes clases de papeles y documentos, asi los otros,. especial- (97) mente los:que corresponden 4 particulares y corporaciones, reclaman imperiosamente esta necesidad, si han de quedar sus obras perma- nentes y en uso facil 4las diferentes manos que ordinariamente les manejan. El sefior Croche y Zuaiga (1), cuya obra de~ jamos anteriormente citada, reprueba altamente, la encuadernacion en los Archivos; pero esto nace de que 6 no tendria noticia del decreto-de- la Magestad del sefior Felipe V de _veinte 'de- noviembre de mil setecientos y tres, que prohi- be se-saquen documentos originales de los Ar- ehivos, mandando que todo se dé por copias legalizadas y comprobadas, 6 de que la coordi- nacion cronolégico-topografica , que se propo- ne, parte de muy diferentes principios que la nuestra, cronoldgico-alfabética , mas: natural, menos complicada, y por consiguiente suma- mente facil de ejecutar cada uno por s{ mismo, sino hubiese de tropezar en la inteligencia: de documentos antiguos, y sus caracteres; que es le mismo que decir, que estractados estos , todo el mundo esta en aptitud de-hacerse su coordi- nacion sin temor de equivocarse, de qué se dila- cere, ni de que sus futuros poseedores tengan na- da que discarrir para proseguirla. 141) Archivo cronolégico-topografico, p. 35. 13 8 EI sefior Croche ee se empeiia en. que el Archivero esté sentado, y nosotros en que continuamente esté de pie cuando registra. EI sefior Croche y Zuifiga da la cronologia y topografia en los legajos, y nosotros nos con- tentamos con darles la primera, dejando la se- gunda, y sus clases, para el libro cronoldgieo clasificado, donde la vista se recrea atendiendo. 4 lo que es util, y no 4 la multitud de papeles restantes que suele contener un legajo. Por otra’ parte., el seiior Croche y Zufiga deja todos los’ legajos abiertos para aumentar los docu- mentos sucesivos, y nosotros los: dejamos cer- rados, sin que nada pueda aiiadirseles, ni’ va~ tiar su forma y tamaiio, al paso que abierto el libro en todas aquellas para seguir sus anotacio- nes, y llevarlas al alfabético; unico y. hermoso: medio que nos dié el arte y.la naturaleza para buscar y compendiar los sucesos sin’ el menor trabajo ni molestia. Ultimamente, el sedior Cro- che y Zuiiiga, cuyos discursos respetamos en: varios puntos de su obra , hace diferentes iadi-' ces que caminan al par de los legajos, y noso- tros solo hacemos uno que ponémos muy distante . de ellos; y que teniéndole continuamente en nues- tra papelera, le aprendemos con el uso, casi: de memoria , y en un accidente imprevisto del Archivo le llevamos 4 salvo prontamente, y con [99] : él todas las noticias para recobrar nuevos docu- mentog de lac matricesy-de manera, que en to- dos estos puntos somos de opinion opuesta, y el pablico sabio es el que podra juzgar de lo mejor, y elegir lo que le parezca. Pero sea que se encuaderne la coordina- cion , 6 que quede suelta en legajos, pues esto es indiferente al Archivero, puesto que la utili- dad en la perpetuidad de la obra solo re- dunda en beneficio del duefio, repetirémos, que las reglas dadas para los Archivos de las oficinas son generales y aplicables 4 los de- mas,'y sus operaciones se ejecutan del mismo modo; pues asi como para estas se hace la cla- sificacion , o division segun los puntos capita- les que se versan en ellas, asi en los demas se hace por mayorazgos, dominios, campos, facul- tades y materias de: que aquellos se compo- nen, sustituyendo en lugar de la voz legajo, vo- himen, y en vez de mimero, folio ; pero sin ol- vidarnos de observar rigorosamente la crouolo- gia y clasificaeion en el libro de este titulo. Comprobarémos nuestra proposicion.del mo- do siguiente, con el Archivo de un particular en estado de total desdrden, y que conitiene papeles de diferentes mayorazgos. Estractarémos todos sus documentos segun nos vayan viniendo 4 la mano, .numerandoles [00] provisionalmente con lapicero en la punta su- perior izquierda, y formando otras tantas pa- peletas en 8.° dé pliego (4 las que se pondra igual mimero , fecha, y sustancia del estracto, que dira elapellido 6 mayorazgo 4 que pertene- ce), iremos separando aquellos por centenas, es decir , desde el numero 1.° al 100, desde el 10 hasta el 200, y asi las demas, 6 en menos ni- meros si los espedientes fuesen abultados. Con este camulo de papeletas, igual ¢ idén- ticas al de documentos, nos pondrémos sobre la mesa, y entresacandolas por mayorazgos, nos daran tantos manojos cuantos sean estos (1). Tomarémos uno, le daremos el érden cronolé- gico, y llamando luego por el nimero de la primera papeleta y. siguientes sus respectivos documentos, que irémos sustrayendo de aque- las centenas, nos halarémos con todos los de aquel mayorazgo puestos ya en érden cronolé- gico; y haciendo la misma operacion con los de- mas, nos daran ek mismo resultado. El duefio quiere encuadernarlos para su se- guridad, pués el total de documentos de cada mayorazgo le dividirémos en vohimenes 6 cuer- pos de 4oo fojas, poco mas 6 menos cada uno, y harémos tantos manojos de papeletas , cuan- fi (1) Tgual een se hard , si se quieren ademas clasi- icar por materias. ‘ (101) “tos.sean los cuerpos que hemos formado, nu- merando de nuevo los estractos 4 su principio con.1a pluma, de modo que guarden orden pro- gresivo, tanto en esto como en sus fechas. Encuadernados ya, se les pondra la rotula- ta vol. 1.° del Archivo del mayorazgo de tal. a.° etc. (1) hasta otra mayorazgo , que se hara la misma operacion. : (1) Con la diferencia, de que si los papeles se han se- parado por materias, en cada una de ellas muere la nume- racion para seguirla con lo que se aumente en lo sucesi- ‘vo, y en tal caso se usa de las letras del abecedario ; v. g. para la primera materia: Vol. 1.° A del Archivo del mayo- tazgo tal. Vol. 2.° etc, Para la segunda: Vol. 1.° B. Vol. 2.° @c., y.asi las demas; pero este sistema es mas para los Ar- chivos voluminosos, pues en los pequefios se encuentra la dificultad de que algunas materias no dan para un libro 6 volimen, y si se reunen varias, resulta el inconveniente de no poderlas proseguir con los nuevos papeles que relati- vamente 4 ellas entren en el Archivo, Esto sin em- barge se remedia por un apéndice; pero es pegote-en las Archivos que no nos gusta, pudiéndole evitar con hacer solo Ia clasificacion en el indice, 6 no encuadernar, pues con éste objeta-se presentan jos dos sistemas para que ca- da ‘uno pueda elegir el que mas le acomodase , recomen- dando aun en este caso una encuadernacion figurada, es decir, los forros eon sus cartones, y dentro los documen- tos sin coser, en cuyo caso no llevaran foliatura sino so- Jo numeracion, distinguiendo cada uno de estos tambien por letras v. g. Vol. 1.° 4 del Archivo del mayorazgo, tab n° 1.° A n.* 2 etc. hasta otra materia que seguira n.° 1, B. n° 2.° etc.; pero volvemos 4 repetir que asi ni se evi- ta el mal de que se estravien los documentos, ni de que la coordinacion 4 poco tiempo se encuentre dislocada, si no son diestras las manos que la manejen, como la esperien- ¢ia.Gene acreditado. [102] - En este estado los volumenes les daremos la foliatura, poniendo en la primera-foja en blan- co lo mismo que dice fuera, los afios que com- prende, materias de que trata (si se ha clasifi- cado por ellas), y el namero de hojas de que se compone, y tomando los manojitos de papele- tas de cada volamen, sefialarémos en.cada una el namero de este, y el folio donde esta su res- pectivo documento, con el desu estracto, de esta manera; V. tal fol. ‘tal BE. tal, siendo cla- ro por consecuencia , que todos los documen- tos que entren ya posteriormente; son para nuevos libros 6 volamenes , sin necesidad de desencuadernar los otros, como sienta‘el seiior Croche. ; cau En seguida nos dedicarémos 4 formar el in- dice cronoldgico clasificado, y volviendo 4 las papeletas, las separarémos por dominios, pue- blos, campos, facpltades ‘etc. etc., dando a ca- da manojo que nos resulte el érden cronolégi- co, y encabezando el indice por estas mismas clases, y 4 ciertas distancias (6 lo que es me- jor escribiéndolo antes de reducirlo 4 libro) pondremos 4 cada una la série cronoldgica, y por consiguiente topografica de sus documen- tos, con las citas de donde se encuentran, que seran el afio 4 la margen izquierda, en el cen- tro, al empezar la partida , el numero del.es- [103] tracto, y ala derecha, anotindolo arriba , el volamen y el folio, dejando suficiente papel blanco 4 cada clase para aumentarla-los de- mas documentos que ocurran en lo futuro. Vamos al indice alfabético: tomarémos de nuevo las papeletas, las reduciremos 4 este, y re- sultaran tantos manojos , como letras tiene el abe- cedario , y formandole al principio del otro, 6 por separado, producira las mismas citas con mayor multiplicidad , por términos, por pue- blos, por clases de documentos segun la cu- ria, por apellidos etc. etc., pues esto no con- siste sino en dar-mas 6 menos vueltas 4 las pa- peletas; y si 4 estas, cuando se pone el indice cronoldgico, se las afiade aquel folio, le citaran igualmente ademas de el del volamen. Hay tambien otro medio que en nuestro concepto es-preferible , y es hacer la copia se- guida cronoldgicamente de todos los estractos, con las citas que arriba .queédan indicadas, y luego formar un indice alfabético material 6 cla- sificado (1); pues por este medio, al mismo (1) Asi como el indice cronolégico clasificado no es otra cosa que dar 4 cada clase 6 materia el érden de sus fechas desde la mas antigua 4 la mas moderna, asi el al- fabético tambien clasificado es dar 4 aquellas todos los do- cumentos que haya concernientes'4 las mismas , sea que se las denomine por sus propias.acepciones., 6 por los nom- bres con que d derecho y Ja curia los distingue , pues ba- {104] tiempo que aquella presenta. mucha claridad por la no interrumpida serie de afios, en cu- yo. circulo han ocurrido todos los sucesos y vi- cisitudes'de las haciendas, pleitos etc., es mas facilde proseguir, porque no hay mas que ir au- mentando 4 dicha copia ( 6 llamese inventario general) , y pasar al indice los nuevos docu- mentos sucesivos ; al cual en este caso se le de- java papel blanco 4 cada letra, y alguna distan- cia 4 cada clase, y se hara con registros como dijimos hablando del de las oficinas ( Véase 4 Legipont, Disertac. II, p. 300 , que sustancial- mente. es de esta misma opinion); y aun para estas aconsejariamos que se siguiese, no habien- do una precision de la material colocacion de es- pedientes por separado en secciones '6 ramos, pues sobre evitar las equivocaciones que pueden padecerse en dicha separacion, es mucho mas sencillo el érden cronoldégico, dejando para el alfabético material 6 clasificado todas las dis- tinciones que se quieran hacer, yduplicando Jas citas en varias partes 6 letras, para que por to- das se encuentre. jo de uno y otro concepto deben’ de clasificarse Para que por cualesqniera de ellos:se encuentre. : [105] §. um. Sus utilidades. La encuadernacion, numeracion, y foliatu- ra de un Archivo, especialmente de corpora- cion, con nada es comparable por la perpetui- dad de la obra, su-mejor registro, su conser- vacion (1), su traslacion y colocacion a cuales- quiera punto, su economia en ello, su mayor fe, su dificil estraccion 6 pérdida de documen- tos, y ultimamente su hermosura, uniformidad, limpieza y facil prosecucion; contra lo que so- lo se ofrece el obstaculo de no poder presentar documentos originales separadamente ; pero es- to mismo es una ventaja , es conforme al citado Real decreto y Reales drdenes posteriores , se ofrece muy pocas veces, y aun en tal caso debe de ser preferible el llevar el volimen donde se encuentren , pues con este objeto se hacen de tamaiio regular ; sin miedo de que facilmente pueda estraviarse en los oficios de la curia, por- que siempre estan indicando su duefio, ni de su registro porque no guardat-ilacion las mate- vias, ni contienen indice particular; y es me- (x). Las Bulas se conservan tambien mejor plegadas al tamaiio del libro, y lo mismo los planos 6 estados. 14 [106] jor por ultimo acudir de nuevo 4 las matrices, en su caso, que soltar de la mano aisladamen- te papeles que pueden decir tanto interés 4 su duetio; debiéndose de advertir , que la encua- dernacion en pergamino, que es la mejor para este objeto, solo cuesta quince a diez y seis rea- les el volumen, y se hace generalmente sin sa- car los papeles del Archivo. Empero como habra muchos que se decidi- ran por dejar sus Archivos sueltos para presen- tar documentos originales cuando les ocurra, y no gastar en copias, en tal caso en nada hay que variar las reglas dadas para los de las ofici- nas, ni en las que hemos propuesto para la en- cuadernacion , pues son unas mismas, é€ idénti- cas en su ejecucion, y solo hay la diferencia en el modo de sefialar los cuerpos y documentos; habiéndose dirigido nuestra digresion en esta parte solo al objeto de probarlo asi, y de pre- sentar una y otra para que cada uno siga la que mejor le acomode, balanceando las utilidades, 6 consultando con personas de inteligencia antes de emprender sus obras ; pues volvemos 4 decir, que este es interés de los duefios y no de los Archiveros, para que aquellas tengan perma- nencia y no puedan ser trastornadas, como ha sucedido, y la esperiencia nos tiene acreditado. [107] §. 12.° Indices de libros de acuerdo. Y por cuanto el daiio de que los libros de actas de los Ayuntamientos y otras corporacio- nes esten sin indices , es incalculable, puesto que contienen tantas disposiciones gubernati- vas y econdmicas, Reales érdenes, pragmati- cas , y otros documentos, de que solo en ellos suele quedar noticia , deberan de ocupar una clase 6 seccion en el Archivo muy distinguida, poniéndoles dichos indices. Esto se hace con la mayor facilidad escribiendo en la 1.* Mana en medios pliegos unas cédulas de los epigrafes, 6 sustancia de los acuerdos, y el folio donde se ha- Ilan; las cuales cortadas, y reducidasa las letras del abecedario, resultaran, como es consiguien- te, para cada una un manojito, y se escribi- ran por su érden alfabético al principio de di- chos libros. Si despues estos mismos indices se reunen 4 uno, aparecera el general de todos, si se quiere, 6 se levaran al otro que se haya formado, porque las cosas cuanto mas reduci- das 4 la unidad , son mas perfectas (1). (1) Deesta misma manera deben hacer tambien los es- cribanos sus indices en los protocolos 6 registros. [108] §. 13. Cubiertas de los legajos y modo de atarlos. _Nada nos detendremos en hablar de! modo de formar los estractos 6 sinopsis, porque la mis- ma voz indica bastante 4 lo que debe de redu- cirse ; ni de los estantes y local (1), pues en es- ta parte, si se consulta al sefior Croche y Zuni- ga (p. 27 y 58), se hallara cuanto puede apete- cerse; asi como en orden 4 cubiertas de los le- gajos, que con efecto conviene que sean de tas blilla, y como las figura , aunque equivalen de carton fuerte de 4 cuatro, que no pandea y ar- rima mejor 4 los papeles, pero iguales 4 estos, y atados con cordon en cruz, que es mas breve y seguro para las oficinas, y mas facil de renovar cuando se ofrezca. Los ingleses les atan con seis cordones , ‘agujereando las tablas , y enlazando estos; pero no crean por ello que son mas lin+ ces, Sus papeles danzan y se estropean, y los nuestros seguros se prensan y permanecen in- tactos sin que se nos enreden los dedos , y con ellos los mismos papeles. 2 Cada uno cuida de que este sea el mas 4 propésito le menos riesgo por el interés que tiene en ello, y de que los estantes sean d la medida y clase de coordinacion, pues mucho se equivocaria el que prefiriese el primer gasto al segundo. . [109] §. 14. De los informes. En cuanto 4 los informes se cuidara de es- tenderlos poniendo por introduccion el asunto de que se mande informar, y siguiendo crono- Iégicamente cuanto resulte de los documentos en aquella materia , con citas al margen del aiio y sitio donde se encuentran por si hubiese ne- cesidad de consultarles. Con lo cual creemos haber desempeiiado el sistema de coordinacion, hasta el punto de cla- ridad de que es susceptible, prescribiendo re- glas de comodidad y facilidad, que por bien que acaso ninguno las ignore, hasta ahora tam- poco nadie las ha publicado , y por pequefias que en s{ parezcan las cosas, suelen presentar- se en la ejecucion demasiado grandes. El Archivo de la Inspeccion general de ins- truccion publica del Reino, cuyo establecimiento debe su cuna al Rey N.S. Don Fernando VII (que Dios guarde), y al impulso que fehzmente le ha dado el Excmo. Sr. Ministra de Gracia y Justicia Don Francisco Tadeo de Calomarde, [110] estd dividido en 19 secciones, que contienen, - hasta este dia 20 de abril de 1830, el niimero de espedientes, & saber: I. Inspeccion, susoficinas, obrasete. 180 Il. Universidades y Colegios Ill. Cursantes y sus grados........ 5559 IV. Juntas inspectoras de capital.. 394 V. Escuelas de primera ensenanza. 730 VI. Cdtedras y Preceptores....... a16 VII. Acadénuas y Colegiosdehum. 193 VIII. Zitulos de Maestros........ +. 1950 IX. Jd. de Maestras.... 295 X. Id. de Preceptores.. » 313 XI. Jd. de Catedrdticos.......... 171 XII. Reales érdenes y circulares.... 03 Total de espedientes..... 10.982 — Contiene ademas los anteriores desde el atio de 1825, en que se forméd la primera Junta, to- dos en el mayor érden y claridad para buscar- se cuando se necesitan , y son poco mas 6 me- nos en otro tanto numero. (11) NOTA CRONOLOGICA DE LOS PRIVILEGIOS QUE TENIA BURGOS, SUS CRE- CIDAS , Y PRELADOS BIENHECHORES DE SU SAN= TA IGLESIA. Aiios. 1076. Privilegio del Emperador Don Alfon- so VI, concediendo 4 Burgos el fuero de poblacion con varias villas y términos. Del mismo, para quela villa de Lara no pague homicidio. 1108. De la Reina Dofia Urraca, librando 4 Burgos del fuero de los judios. 1124. Del Rey Don Alfonso VII, confirmando el fuero de Don Alfonso VI. 1138. Del mismo, concediendo 4 Burgos todo lo del barrio de San Juan, y sus hacien- das, pagando el diezmo al Monasterio. 1157. Del mismo, librando 4 Burgos de ho- micidio, 1167. Del Rey Don Fernando II, para que los moros no tengan mas Alcalde que el ordi- nario de la ciudad. 1168. De Don Alfonso VIII, haciendo dona- cion 4 Burgos del pueblo de Muiié. Del mismo , haciendo libre 4 Burgos de todo tributo. [112] 1196. Del mismo, sobre el territorio de los Torquemadas y Sandovales. 1230. De Don Fernando III, concediendo mer- cado franco 4 Burgos, en Ja puente de San Pablo, para lo que viniese por la ribera de Arlanzon , Torquemada y Palenzuela. 1231. Del mismo, haciendo constituciones so- bre el modo de suceder en los bienes de los menores. 1232. Del mismo, para prendar en los gana- dos de dia y de noche. 1252. Ordenamientos de Don Alfonso X , en las Cortes de Sevilla. 1256. Del mismo, para que no pechen los ca- balleros armados de Burgos. Del mismo para que nadie en Burgos sea preso sino por su propia deuda conocida. 1258, Ordenamientos del mismo en las Cor- tes de Valladolid. 1263. Del mismo, sobre dudas de los Alcaldes de Burgos en razon de juicios. 1271. Del mismo, para que solo pague Burgos el servicio del tiempo prometido. 1274. Del mismo, para que no pague pedido ‘ni monedas. 1277. Del mismo, para queen Lara, Barbadi- lo, Villafranca, Bembibre , y Villadiego, solo entre el Merino de Burgos. (113] 1284. DeDon Sancho IV, sobre las carnicer fas, escepto los cuatro bancos de la Iglesia. 1285. Del mismo, en punto 4 los derechos de Lara, Barbadillo y otros pueblos, con que debian de acudir 4 Burgos. 1288. Del mismo, concediendogracias é indulto @ todas las ciudades y varios particulares. 1289. Del mismo, en punto al modo de divi- dir una casa de dos propietarios. 1ag5. Peticiones delos procuradores de las ciu- dades en las Cortes de Valladolid. Privilegio de Don Fernando IV , de lo acordado al -reino en dichas Cortes. Del mismo, para que Burgos pueda po- ner cuatro Alcaldes.ordinarios cada aiio. 1298. Del. mismo en las Cortes de ‘Valladolid, creando Alcaldes y Escribanos de Casa y Corte, y otros puntos. 1299. Del mismo, cediendo 4 Burgos 3000 maravedises en Lara y Barbadillo , por haber ganado 4 Villafranca. 1300. Del mismo, para que los zapateros no labren cueros de caballos ni de mulas, sal- vo los vaineros.6 silleros. 1304. Del mismo, para que los servicios de Lara y Barbadillo sean para el Rey, y no lo tome otro ningun cogedor. 1305. Delmismo, sobrela compra de Pampliega. 1 (114] Del mismo, confirmando 4 Burgos ‘sus fueros y libertades. 1312. Del mismo, sobre la cerca de Lara, y que haya mercado franco undiaa la semana. 1315. Del mismo; confirmando y ampliando el del afio 1277. 1332. De Don Alfonso XI, para que los doce jurados de las colaciones de Burgos en- tiendan en las rentas y pesquisas. Del mismo, declarando 4 Mufié, con su castillo y aldeas, por término de Burgos. 1333. Del mismo, aprobando la venta del lugar de Mazuela , en favor de Burgos, 1335. Del mismo, remitiendo y perdonando a Burgos de toda-caluiia y fiadurias. 1337.. Del mismo, confirmando varias orde- nanzas. contra-los que firieren. con armas en Concejo, y declarando la edad de 20 aiios para los meuores. Del mismo, para que ningun Merino de fuera entre en las aldeas de Burgos. 1339. Del mismo, eximiendo del pago de tri- butos 4 los vecinos de Burgos, por las mer- cadurias 4 Flandes y Mompeller. Del mismo , para una feria anual en Burgos de 15 dias, desde el de San Juan. 1345. Del mismo, para que no pague sino martiniega é infurcion, [115] 1355. Del mismo, para que Lara no tenga ho- micidio en los de San Pedro de Cardejia. 1371. De Don Enrique II, declarandoa Miran- da por villa de Burgos. Pleito-homenage de dicha villa 4 Bur- gos. 1382. De Don Juan 1, eximiendo 4 los vecinos de Burgos de todo tributo, do quier que vayan. Del mismo, confirmacion de otro de Don Alfonso XI, creando 16 Regidores, el Escribano mayor, dos Alcaldes y 38 Escri- banos; y confirmando las ordenanzas. - 1388. Del mismo, para que los regatones no puedan comprar en cinco leguas al contor- no de Burgos. . 1389. Del mismo, para quelos I Escribanos sean examinados en su obispado. 1392. De Don Enrique III, en las Cortes de Burgos, sobre el Portazgo de Pancorbo. Del mismo, confirmando 4 Burgos sus privilegios, y exenciones. 1395. Del mismo , sobre el sefialado servicio que hizo Burgos en la puente del Duque de Alencastre. Del mismo, para que no reciba ningun. oficio, sin ser primero vacante. Del mismo, para que los Alcaldes no se: (116] levanten del juzgado, desde la campana de tercia, hasta Misa mayor. 1399. Del mismo, para que de los seis Alcal- des juzguen dos en cada cuatro meses. Del mismo, para que dos de los ocho AL- caldes de las provincias que hay en la Cor- te, ademas delos oidores, sean de Burgos. 1403: ‘Del mismo , librando en las alcabalas cuatro mil maravedises al Lector de Cano- nes en Burgos. Del mismo, en punto 4 los mil marcos de plata que dié Burgos en servicio. 1406. Del mismo, para que el alcalde , ni Al- guacil de la Reina, no tengan jurisdiccion en Burgos. 1407. De Don Juan el II, para que no haya guardas 4 las puertas de Burgos, por dere- chos ni aduanas. 1422. Del mismo, para que Burgos y Toledo, sean libres de tributos. Del mismo, para que los mercaderes de Burgos no paguen . portazgo en Palen- zuela, 1454. De Don Enrique IV, confirmando 4 Burgos sus privilegios y exenciones. 1475. Gastos de Burgos en et cerco contra los Zunigas. 1499. De Don Fernando V, y Doiia Isabel, en Ir las Cortes de ae , declarando 4-Bur- gos primera en el lugar, hablar, votar, y jurar en Cortes. 1500. Provision Real firmada por el Conde de Cabra Don Diego Fernandez de Cérdoba, para que el Merino de Muiié se nombre. cada afio , y no sea vecino del pueblo, con obligacion de presentarse 4 jurar ante el regimiento de Burgos. : Crecidas. 1527. «Sea memoria, que jueves dia del sefior «San Anton, que se contaron siete de ene- «ro de mil quinientos veinte y siete, ha- «biendo llovido mucho aquella semana an- «tes , crecieron en tal manera todos los «rios de esta ciudad, que iban todos los «ojos de las puentes cubiertos, y dela de «Santa Marfa, se llevé un arco con parte «de los pilares y mucha gente que estaba «encima 4 mirar, y el arco:y cubo de la «puerta de las Carretas, y la puente de «San Juan. Los rios de Vaillo crecieron de «modo que iban las puentes de Limoa y «Michilote cubiertas, y todo lo llano de la «ciudad hecho un mar. El arroyo de Car- «deiia crecié tanto que sacaron muchas «monjas de Santa Dorotea, ¢ San Pedro ” ade Saelices.:Hizo mucho datio dentro de 1582. (118] «la ciudad, y fuera muchas cArcabas, y «hoyos muy grandes. Fueron generales en «el reino, y de mucho daiio. «Sea memoria, que el dia dela Asumpcion «del afio de mil quinientos ochenta y dos, «crecieron los rios de esta ciudad de Bur- «gos tanto, que casi iban Ilenos hasta lo «alto de los arcos de la puente de Santa «Maria, y se lleno todo lo bajo de la ciu- «dad y se llevé cuatro arcos hacia la parte «de Vega en que habia tres pilares. Hizo «grandisimas concavidades en muchas par- «tes, y mucho datio en Vega en los edifi- «cios y haciendas, y se ahogaron muchas cbestias porque crecié por la noche y no «se. pudieron remediar. Mandése reedifi- «car con licencia del Consejo Real, Rema- «tdése en ocho mil y cuatrocientos duca- «dos. Sacéronse por repartimiento veinte ' aleguas a la redonda Ia mitad , y la otra amitad se sacaron de sisa. En lugar de los «cuatro arcos se hicieron tres con dos pi- «lares por dar lugar al pasage del agua, y «comenzaron la obra por agosto de mil «quinientos ochenta y seis. Hubo gran tra- «bajo en agotar el agua por los cimientos «de los dos pilares, porque se mandaron « ahondar ocho pies, y no fue posible ahon- [19] «darse tanto, porque no se pudo vencer el «agua, porque cuanto mas se ahondaba, «tanto mas agua remanecia. Tarda1onse «en esto tres-meses, y se hubo de edificar «siete pies sobre cascajo movible. Pénese «esta memoria, porque si acaeciese, lo que «Dios no quiera, caya otra vez la puente, «se tenga advertencia, que para el edificio «de los pilares se han de echar todos los rios «de Vaillo que vayan 4 las Tenerias por «dentro de la ciudad, y la agua de este «rio echalla 4 la parte de las Huelgas «cuanto mas arriba se pudiese camino de «Miraflores, porque de esta manera no ha- «bra tantos manantiales ; y comenzarlo 4 «mediado de julio. » Prelados bienhechores que tuvo la Santa Iglesia de Burgos. - Esta Santa Iglesia Metropolitana , en mil ochocientos diez y siete, contaba cua- renta y dos Obisposy veinte y siete Arzo- bispos, entre ellos cinco Cardenales y cin- co Papas, que fueron Gregorio XI, Cle- mente VII, Adriano VI, Alejandro VI y ‘: Paulo V. Entre sus muchas Bulas y privile- gios con que la honraron, son singulares [120] dos de Clemente VII, para que los Pre- bendados que se hallen en universidad 6 estudio general, cumplan el rezo con solo el oficio parvo de Nuestra Sefiora, aunque esten siete aiios, y para anteponer 6 pos- poner el rezo; y otra de Alejandro VI, so- brejurisdiccion, que comunmente se llama Alejandrina. Los que mas se distinguieron _-. enella por-su caridad , son los siguientes: 1075. Don Simon, ultimo Obispo de Oca yI de Burgos , que trajo consigo los huesos de sus predecesores , y se guardan en la capilla de la Magdalena y San Enrique ala mano derecha del altar. Trajo tambien la imagen de Oca, que se conserva en’ el re- licario, 6 capilla llamada de las reliquias. 1082. Don Gomez, II Obispo, en cuyo tiempo se declaré por Bula de Urbano II, que la Iglesia de Burgos estuviese inmediatamen- te sujeta 4 la Sede Apostdlica, y dejase de ser sufraganea de la de Tarragona. 1214. Don Mauricio, XIV Obispo, puso la pri- mera piedra de su gran fabrica el dia vein- te de julio. de mil doscientos veinte y dos, 4 presencia del Rey San Fernando. 1308. DonGonzalo de la Hinojosa, XXIII Obis- po, trajo dela ciudad de Colonia el cuer- po de Santa Victoria. {1a1] 1320. Don Garcfa, XXIV Obispo, dejé la ca- sa con la heredad é iglesia de Tormes, para mayor aumento del culto. 1392. Don Juan Villacreces , XXXI Obispo, dejé muchos préstamos y rentas con el mismo objeto. 1415. Don Pablo Sta. Maria, XXXIV Obispo, fundé los conventos de San Pablo -y San Juan de Ortega, y fue escritor: doctfsimo. :1436. Don-Alonso de Cartagena, XXXV Obis- po, edificé y doté la capilla de la Visita- cion , é hizo una de las torres principales de la fachada. 1456. "Don Luis Osorio y Acuiia, XXXVIObis- po, edificd y doté la capilla de la Concep- -. eion, did 4 la Iglesia mucha plata, y la - . imagen de‘Nuestra Sefiora tambien de pla- ta, que esta en el altar mayor. Hizo la otra torre principal , y mandé cerrar de antepechos los corredores interiores. Fué el ultimo Obispo que nombré el Cabildo. 1496. Don Fray Pascual dela Fuente, XXXVII Obispo, hijo de los Dominicos de San Pa- ‘:blo de aquella ciudad , hizo el coro mayor colocindole donde hoy esta. 1514. Don Juan Rodriguez Fonseca, XXXVIII Obispo, hizo la puerta de la Pellejeria. 1516., Don Ifigo Lopez de Mode XL Obis- 1 [122] po, fundé el Colegio de San Nicolas , do- tandole con rentas, que ya no cobra. 1550. Don Francisco de Mendoza, Cardenal, XLII Obispo, dejé varios préstamos, y fund6 seis medias raciones, y una entera para los Sochantres. 1568. Don Francisco Pacheco de Toledo, Car- denal, XLII Obispo y I Arzobispo. A su instancia se erigié la Iglesia de Burgos en Metropolitana , dandola por sufraganeas las de Pamplona y Calahorra. En su tiem- po, once aiios despues del Concilio de Trento, por el de mil quinientos setenta y cinco (1), se formaron los estatutos que gobiernan en ella, y la sinodal del Arzobis- pado, tan edificante 4 todo su clero. Pos- teriormente se la dieron tambien por su- fraganeas las iglesias de Palencia, Santan- der y Tudela de Navarra. 1579. Don Cristéval Vela, II Arzobispo, con- tribuy6 con once mil ducados para la cons- truccion del altar mayor. Es de admirable arquitectura, y esta compuesto delas cinco 6rdenes: costé cincuenta y un mil duca- 1) Cuatro antes (1571) florecia el gran poeta latino Fel Dando Ruiz de Villegas, natural de Burgos, que escri- bid entre otras cosas el triunfo de la batalla ‘de Lepanto, y sus obras se imprimieron en Venecia en 1734, [193] dos. Le hicieron Rodrigo y Martin de la Aya, y le doraron Juan de Urbina, natural de Madrid, y Gregorio Martinez , de Va- Nadolid. 1600. Don Antonio Zapata, Cardenal, III Ar- zobispo, aiiadié é hizo la testera del coro, dié cinco mil quinientos ducados para po- ner la reja que le cierra, con muchos or- namentos de gran mérito y valor. 1632. Don Fernando de Andrade , VII Arzo- bispo, hizo los dos Srganos en él aiio de mil seiscientos treinta y seis. +641... Don Francisco Manso de Zuiiiga dié diez y seis mil ducados para hacer los costados del coro, y diez mil para tres medallas de las cinco del Tras-sagrario, Misterios, Cru- cificacion, y Descendimiento. 1665. Don Enrique de Peralta y Cardenas , XII Arzobispo , edificé la capilla de San Enri- que, y did treinta y.dos mil ducados para los pedestales de jaspe, pilares y rejas colaterales de la capilla mayor, y. las dos medallas restantes del Tras-sagrario, Ora- cion del Huerto, y Ascension. 1705. Don Manuel de Navarrete Ladron de Guevara, XVI Arzobispo, hizo las rejas y pulpitos de bronce, que estan en el cruce- ro. Compuso la capilla de Santa Catalina, [126] (hoy Sacristia vieja), poniendo en ella los retratos de los Ilustrisimos Obisposy Arzo- bispos, ¢ hizo tambien la hermosa cajone- rfa que contiene, donde se guardan los ter- nos y otras alhajas de adorno dela Iglesia. 1728. Don Manuel de Samaniego y Jaca, XVIII Arzobispo , hizo la capilla de Santa Tecla, que costé noventa mil ducados dejando su patronato al Cabildo. 1751. Don Juan Francisco Guillen , XXI Ar- ‘obispo , dejé ocho mil ducados-para la construccion de la Sacristia nueva. 1758.. Don Onesimo de Salamanca y Zaldi- var, XXII Arzobispo , .dejé el:terno encar- nado de tela de oro, que costé cincuenta y siete mil reales. 1764. Don José Javier Rodriguez de..Arella- ’ no, XXIV Arzobispo, ‘did ‘las anforas de plata en que se consagran los Santos Oleos, * que costaron siete mil ducados; embaldo- s6 él pavimento de la Iglesia; doré la cus- todia que se llevaba en la procesion del Corpus ; doté y funds las festividades del Patrocinio de San José y sus Desposorios; escribié siete tomos de pastorales y cua- tro de avisos de Santa Teresa ; incorporé el Seminario 4 la Universidad de Vallado- lid; hizo el Monasterio de Monjas de San {rad} Jods , antes-Shnta Polomia, el Colegio de Ninas de Safdaiia , y otras:variasiobras y - -cavidades.. .* \ i m7 Don Juan Antonio ae los Tueros, XXV -Arzebispo, hizo: una. casa: de correccion «de maugeres en: el: barrio de San: Pedro; pero por: falta :de’ rentas no. puede servir &-4os, saludables objetos que se propuso el fundador:. ¥a. se ha :visto que de.los cinco Carde- “s .. dendles , los tres fueron Don Francisco de ‘Mendoza, Don Francisco Pacheco: de To- edo; y'Don Antonio Zapata, y los dos -vestantes de quienes ino se hace mencion anteriormente, ‘asi como de otros varios “' Prelados, fueron Don Fray Juan Alvarez de Toledo, XLI Obispo, y Don Francisco de Borja, LVI Obispo y XIV Arzabispo. Muchos han hablado. de la ‘hermosa fa- brica de esta santa Iglesia , que segura- mente puede tenerse por una maravilla, tanto en lo interior, como esterior de ella, segun se puede ver en los disetios que publied en-el tomo veinte y seis de su Espana sagrada el P. M Fr. Enrique Flo- rez;, pero ninguno sino Bosarte en su Via- ' ge‘artistico noté unos letreros que farman ’' Jos balaustres de los antépechos de su cor- [196] nisa y nacimiento de las. pirémides de la fachada principal , en que leyé, aunque con equivocacion, Tota pulcra-es.... et macula non. Los balaustres del antepecho de la cornisa son letras géticas que di- cen: Pulcra es et decora. Al nacimiento de una de las piramides: Ecce agnus Det; y alde la otra, Pax vobis. En la coronacion 6 remate hay tambien otro antepecho que las circunda, y en cada angulo se contie- - me enigual clase deletra la palabra en ci- fra, Jesus,en launa, y enla otra Santa Ma- ria, que coincide con la que.esta 4'les cos- tados de la reja de entrada de:la capilla de la Visitacion que fundé Don. Alonso de Cartagena, XXXV Obispo, el cual se lla- mé tambien Santa Maria, como hijo de su antecesor Don Pablo. . De dichas inscripciones , y. otras, in- clusa la que habia en el castillo de Bur- gos, que el viagero Don Antonio Ponz trae tambien equivocada en el tomo XII, p. 21 de su Viage de Espaiia, dandola ciento diez afios y tres dias de mayor antigiie- dad, escribimos' un cuaderno en.el afio de 1807, que conservamos aun sin publicar, por haber impedido su prosecacion la en- » teada de los, franceses en el. aio, siguiente.

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