Sie sind auf Seite 1von 2

CAMBIO

...cuando la humanidad baja, la cortina


O se venda los ojos
Parece que no estoy ms all,
Y ella permanece en una total oscuridad.

Cuando se quita poco a poco la venda de los ojos


Puede ver nuevamente la luz
Pero tiene que hacerse gradualmente
Porque de lo contrario se enceguecera con su brillo.

La humanidad tiene que elegir por s misma


Si acta o no
Y se saca la venda.
Nadie puede hacer esto por ella.

Con tanta frecuencia la humanidad


elige permanecer en la oscuridad
Porque all sus defectos, faltas y debilidades
No pueden verse.

La oscuridad enceguece y ata.


La humanidad ya no est libre sino en cautiverio
Aun cuando cree que es ms cmodo de esa forma.

* * *

Quiero que imagines un tesoro que ha estado perdido durante cientos de aos en las
profundidades del ocano. Ha estado all, incrustado cada vez ms con crustceos,
hasta que su belleza original queda totalmente irreconocible.

Entonces, finalmente, es descubierto por un buscador de tesoros y trado a la


superficie. Se ve completamente inservible.
Alguien sin conocimientos ni discernimiento no reconocera que es un tesoro
inapreciable, e incluso podra arrojarlo otra vez al ocano, como si fuera basura.

Pero alguien con conocimientos y discernimiento se tomara el tiempo y la paciencia


y con mucho cuidado quitara todos los crustceos adheridos. Tomara muchas semanas
revelar siquiera la parte ms pequea del tesoro, pero el que sabe no dejar que
nada lo desanime hasta haberlo limpiado completamente y
ste se encuentre ante l con su verdadera belleza y perfeccin.

Lo mismo ocurre con una persona.


En cada persona se encuentra esa verdadera perfeccin, esa chispa de Dios. Es
posible que est irreconocible, con toda la basura que la cubre; pero el que sabe,
el que es sensible, ve en la profundidad ms all de toda la confusin de la
superficie eso que es la verdad, y con gran amor, paciencia y perseverancia quitar
poco a poco todo lo que est estropeando la belleza de esa persona, hasta
que se contemple la perfeccin y esa persona se muestre con toda su gloria y sepa
que est hecha a Mi imagen y semejanza, que es una Conmigo.

* * *
Del libro Cimientos de Findhorn, de Eileen Caddy

Das könnte Ihnen auch gefallen