HISTORIA
DELA
ALDAD
A CARGO DE
UMBERTO
O
Traduccién de Maria Pons Trazazabal
DEBOLS!LLOCapitulo 4 ,
Lo siniestro
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habitacién familiar, con una hermosa lampara sobre la mesa: de repente, la
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espanta o nos causa horror algo que no es como debiera ser.
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donde lo definia como algo inusual, que provoca «incertidumbre
intelectual» y que «no se logra comprender». Freud se extendia sobre la
etimologia del término, examinando un campo semantico que abarca, en
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gloomy, uncanny, ghastly, haunted (dicho de una casa) en inglés, inquiétant,
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Lena UEC Ren eae aR eR ee eee cre eol\e)
Franka,
onset antitesis de todo lo que es confortable y tranquilo, pero observaba que noX1LOSINIESTRO
Lo espectral
Karl Rosenkranz
Estetica de to feo, MM A853)
La contradicci6n de que el muerto este
Gin vivo constituye el horror del miedo a
los espectros. L:t vida muerta en si no es
spectral: poclemos velar imperturbables
junto a un cadaver. Pero si un soplo de
Viento agitara el sudario o la luz oscilante
lescibujara sus.rasgos, la idea pura y
simple de la vida en el muerto -un
pensamiento que tal vez. en otra situacion
podria resultarnos muy grato~ tendria en
si algo de espectral. Para nosotros Ia vida
acaba con la muerte; la aparicion del n
allé.a través de un difunto tiene el
icter de una anomalia espantosa, Fl
muerto, perteneciente al mas alla, parece
obedecer a leyes que no conocemos. Con
el horror ante el muerto como ser presa
de la descomposici6n, con la veneracién
por el muerto como ser consagrado se
mezcla el misterio absoluto del futuro.
Para nuestros objetivos estéticos tenemos
‘que separar la sombra del espectro, del
mismo modo que hacian los romanos con
Jos lémures y las larvas, La idea de
ritus que pertenecen desde su origen
«otro orden tiene en si algo dle
espeluznante, pero no tiene nada de
espectral, Demonios, angeles, gnomos son
tal como son desde el principio, no se
han vuelto asi con la muerte, Estin por
encima de las sombras.
Entre el espectro y el vivo se sittia Ia ide
especial del vampirismo.
Lo siniestro
Sigmund Freud
Lo siniestro (1919)
No hay dda de que esto pertenece a la
essfera de lo angustioso, de lo que genera
angustia y horror, y es igualmente cierto
que este término no siempre se utiliza
un sentido claramente definible, de mane
que casi siempre coincide con lo que se
considera angustioso en términos gen
G.2 Lo siniestro es esa clase cle sentimies
angustioso que se remonta a lo que
conocemos desde hace mucho tiempo, a
que nos resulta Familiar (...) La palabra
alemana unheimtich [siniestro} es
evidentemente la antitesis de heimlich
[confortable, tranquilo, de Heim, casa,
‘eimisch {paterno, natall, y por tanto
familiar, habitual, y se deduce logicament
{que si algo suscita angustia es precisamer
Porque no es conocido y familiar. Es
‘no obstante, que no todo lo que es nue
€ inusual es angustioso, la relacion no es
reversible; lo tinico que se puede decir
que lo nuevo se convierte facilmente en
angustioso y siniestro; algunas casas nue\
son angustiosas, pero ciertamente no
Hay que afadir algo a lo nuevo y alo
inusual para que se vuelva siniestro,
todo lo inusual es siniestro; recordando a Schelling, afirmaba que resulta
siniestro aquello que constituye un regreso de la represién, esto es, de algo
olvidado que emerge de nuevo y, por tanto, de algo inusual que reaparece
tras la supresion de alguna cosa conocida, que habia perturbado nuestra
infancia personal o la infancia de la humanidad (como el retorno de
fantasias primitivas sobre los espectros y otros fenémenos sobrenaturales).
Coherente con sus principios teéricos, Freud retrotrafa la represién individual
a temores referentes al sexo y especialmente al temor a la castraci6n; de ahi
que citara como hechos siniestros situaciones agéticas», como miembros
separados del cuerpo, cabezas cortadas o pies que bailan solos. El anglisis mas
profundo lo dedicaba al Hombre de ia arena, de Hoffmann. En este cuento un
nino empieza a tener pesadillas inexplicables a propésito de un misterioso
conocido de su padre, que cree que de noche sube las escaleras que
conducen a su habitacién, y al que identifica con el hombre del que le hablaba
su madre, que arroja arena a los ojos de los nifios que no quieren dormir hasta
que los ojos desaparecen del rostro. Freud escribia que «la angustia de perder
la vista es muy a menudo un sustituto del miedo a la castracion».
En el relato el protagonista, ya mayor, se enamora de una bellisima
muchacha, Olimpia, que en realidad es una automata. En esta «incertidumbreBalthus,
Flevarto, 1952-1954,
coleccion privada
telectual» acerca de lo inanimado y lo viviente reapareceria otra situacin
infantil (en este caso no terrorifica):el deseo o la creencia de que las mufiecas
pueden cobrar vida. Roger Caillois marca una diferencia entre lo maravilloso y
lo fantastico, y asigna lo maravilloso a todas las culturas en las que es natural
(yno sorprende) que sucedan cosas sobrenaturales, hasta las creencias en el
milagro. Es lo que sucede también con los cuentos. Un nifio (en circunstancias
normales) no se asusta oyendo explicar o viendo imagenes de se
fabulosos malvados y monstruosos, pero puede sufrir terribles pesadillas si
en suefios o en un duermevela agitado, inmerso en la oscuridad, suefa con la
llegada del lobo o tiene la impresién de que la bruja, sobre la que ha
fantaseado alegremente durante el dia, se asoma a la ventana. En este
sentido, el cuento siempre ha estado repleto de horrores capaces de provocar
obsesiones infantiles: pignsese en las apariciones espeluznantes en el Pinocho
de Collodi, 0 en las crueldades que se representan tranquilamente en
muchos cuentos 0 en relatos que se pretenden educativos, como Pedro
Melenas (Struwwelpeter). Por esto autores como Angela Carter o Isabel
Allende nos remiten al cuento como momento terrorifico.
Freud reconocia que su identificacién de lo siniestro con el regreso de la
represién se referia ala vida cotidiana, pero que el arte cuenta «con muchosEnestayenla
gina siguiente:
Carlo Collodi
Las aventuras de
Pinocho, jlustraciones
de Attilio Mussino,
Bemporad, Florencia,
1911
Dos figuras negras
Carlo Collodi
e volvid para mirar y vio en la oscusidad
Jos figuras negras que, cubiertas
totalmente con sacos de carbon, corrian
tras él dando saltos de puntillas, como
si fuesen dos fantasmas. (...) Después
trat6 de huir. Pero no habia dado atin
primer paso cuando sinti6 q
agarraban por los brazos y que dos
voces horribles y cavernosas le decian
ila bolsa o la vida! (...) Entonees el
mis bajo de los criminales saco un
enorme cuchillo y, a modo de pakanea
ncel, intent6 metérselo entre
labios
Comefuego
Carlo Collodi
Pinocho, 10 (1883)
Entonces salié el utiritero, un hombracho,
tan feo que daba miedo solo el verlo.
Tenia una barbaza negra como un
borron de tinta, y tan larga que le He
de la barbilla al suelo: basta decir que,
cuando caminalba, se la pisaba. Su boca
ancha como un horno, sus ojos
parecian dos faros de cristal rojo, con
la luz encendida por detris, y con las
manos hacia chasquear un grueso
latigo, hecho de serpientes y de colay
le zorr0 ensoscadas,La serpiente
Carlo Collodi
Pinocho, 20 (1883)
Mientras estaba hablando, se detuvo
de repente asustado y retrocedié cuatro
pasos, Qué es lo que habia visto?
Habia visto una enorme serpiente,
atravesada en mitad del camino, que tenta
la piel verde, los ojos de fuego y Ia cola
puntiaguda que echaba humo como una
chimenea,
Imposible imaginar el terror que sintio
el muneco. Se alej6 algo mis ce medio
kilometro, se sent6 sobre un montoncito
de piedras en espera de que la serpiente
se marchara a sus quehaceres y dejara el
paso libre.
Espero una hora; dos hors; tres horas;
pero la serpiente seguia alli y, a pesar de
la di se veia el rojo de sus ojos
de fuego y la columna de humo que
salia de la punta de la cola
Entonces Pinocho, convencido de su
propio valor, se acerc6 hasta pocos
pasos de distancia, y con vocecita
dulce, insinuante y débil, dijo a la
serpiente:
Usted percone, sefiora serpiente, seria
tan amable de apartarse un poquito para
dejarme pasar?
Fue como hablar con ta pared, No se
movié ni un paso, Entonces Pinocho
repitio con la misma vocecita
1.40 SINiEsTRO
—Tiene que saber, seftora serpiente, que
voy a casa, donde me esta esperando
mi papa y jhace tanto tiempo que no
le veol... dle parece bien que pueda
vir mi camino?
sperd algiin signo en respuesta a
aquella pregunta, pero la respuesta no
llegé: es mis, la serpiente, que ha
entonces parecia estar lena de vida, se
quedd inmévil y casi rigida, Sus ojos
se cemaron y Ia cola ces6 de echar humo,
‘Se ha muento de verdac?... ~