Colombia pierde a una gran mujer, escribi en estas pginas el exalcalde de
Bogot Enrique Pealosa, en un sentido artculo de despedida pstuma de su compaera de luchas Gilma Jimnez. Es una dura realidad. Especialmente, los nios quedan hurfanos de una valiosa y extraordinaria mujer. Por eso, la partida, a sus 57 aos, de Gilma Jimnez, cuyas honras fnebres se cumplieron ayer en Bogot, su ciudad natal, ha conmocionado a la sociedad. Esa frase bblica de que por sus obras los conoceris se puede aplicar cabalmente a la senadora del Partido Verde. Su obra es admirable. Y, adems, un ejemplo de lo que debe ser la misin de un buen poltico, que es servir a la comunidad, defenderla, dolerse, compenetrarse y hacer propios sus dramas. Con alma de una verdadera trabajadora social, as lo hizo ella por una causa tan sensible como la defensa de la niez, por la que se jug sin reserva a costa de su tranquilidad. Claro, deja una rica trayectoria pblica. Desde la oficina de Bienestar Social del Distrito, antes de ser concejal por seis aos, desarroll un trabajo notable por los habitantes de la calle y por la infancia. Revel Pealosa que ella abri el primer centro para alojar y atender adultos y que ms de 1.500 habitantes de la calle fueron rehabilitados y terminaron como contratistas del Distrito. Eso solo merece un aplauso de gratitud. Pero los nios fueron parte fundamental de su vida, que habra dado por defender a uno solo de ellos. Cada atropello la atormentaba hasta las lgrimas. Fue as como el brutal acto de un monstruo que viol y asesin a Jenny Katherine Huertas, una pequea de 9 aos, en Bogot, la llev a mover cielo y tierra hasta obtener las firmas para impulsar un referendo con el fin de que se aprobara la cadena perpetua para los violadores y agresores severos de los menores. No coron este empeo, pero logr justicia en el caso de Jenny, hecha bandera de su causa, y sembr conciencia y dej semillas. Por todo ello y porque trabaj honestamente, ayer la despidieron centenares de personas conmovidas. Sobre su fretro, la palabra Gracias, que era una voz multitudinaria y justa. Gilma deja una gran obra humana y un extraordinario ejemplo para seguir.