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dor Tema 1. El sistema de proteccién juridico-penal de la vida humana (1) David Felip i Saborit Profesor titular de Derecho penal de la Universitat Pompeu Fabra L Introduccion: perspectiva constitucional TL. Homicidio TTirones 2. Homicidio doloso ‘A. Objeto material del deito B. Distincién homicidio-dlito de lesones 3. Homicidio imprudente TM Asesinato 1. Tntroduccidn 2. Tipe objetivo ‘A Alevosia 3. Tipo subjetivo 4. Formas de participacign y eror IV. Induccién y cooperacién a suicidio. Eutanasia 1. Introduccion 3. Induccidn al suicidio 4. Cooperacin al suieidio 5. Cooperacién ejecutiva al suicidio 6. Tratamicnto juridico-penal de la euanasia El sistema de proteccién juridico-penal de la vida humana (1) L Introduecibn: perspectiva constitucional Tal como indica la jurisprudencia constitucional (STC 53/1985), el derecho a la vida reeonocido en el articulo 15 CE es el derecho fundamental basico por cuanto constituye el sustrato ontol6gico esencial de la persona y, junto a la dignidad humana (art. 10 CE), forman el punto de arranque para la construccién del resto de derechos fundamentales. De (a todorelte-se-desprenden tna serie de deberes- de proteccién por parte coneretan en los primeros articulos de la parte especial de nuestro Cédigo penal (arts. 138- 1146), donde se tipifican Ios atentados contra la vida humana: el homicidio, en sus distintas formas, y el aborto, La vida humana, desde una perspectiva biol6gica, existe desde la concepcién y termina con la muerte. Ahora bien, aunque la existencia de vida humana no depende de valoraciones sociales, su proteccién no es uniforme y absoluta, sino que los cambios cualitativos de nnaturaleza somética y psiquica que va experimentando se reflejan también en ‘modificaciones de su status juridico. Asi, el nacimiento constituye el cambio cualitativo ‘més importante, por cuanto en ese instante el ser humano se independiza definitivamente de la madre, adquicre plena individualidad e ingresa en sociedad. Segin el TC, es en ese momento cuando se adquiere la condicién juridico-constitucional de persona y se pasa a ser titular del derecho subjetivo fundamental a la vida. Con todo, durante la gestacién, la vida Jnomana dependiente sigue encarnando un valor amparado por el art. 15 CE. En principio, en los delitos de homicidio el bien juridico vida humana independiente se identifica con su base material (vida en sentido biol6gico), cuya indemnidad interesa no s6lo a su titular sino, también, al conjunto de la sociedad, como queda de manifiesto con la prohibici6n penal de la induecién y participacién en el suicidio. Sin embargo, la doctrina ha sefialado que la voluntad de! sujeto pasivo del delito desemperia un papel relevante, cuando ‘menos en la determinacién del grado de afectacién del bien juridico. En efecto, la forma ‘més grave de atentar contra Ia vida humana independiente es su destrucciGn en contra de la voluntad del titular (homicidio y asesinato). En cambio, el suicidio es atipico y, como se veri, la causacién de una muerte consentida esta penada mucho menos severamente que el homicidio en sentido estricto. IL Homicidio 1. Introduccién Los ataques contra 1a vida humana independiente estin previstos en el Titulo Primero del Libro I del Cédigo penal, bajo el epigrafe "Del homicidio y sus formas”. Concretamente se describe el homicidio doloso e imprudente (arts. 138 y 141), el asesinato (art. 139) y la induccién y cooperacién y auxilio ejecutivo al suicidio (art. 143.1-3), asi como una modalidad de eutanasia activa (art. 143.4). En comparacién con la regulacién vigente en Espafia hasta 1995, destaca la desaparicién de algunas figuras delictivas tradicionales como el parricidio o el infanticidio, asi como la supresién de algunas circunstancias constitutivas del delito de asesinato como, por ejemplo, la premeditacién. El aniguo parricidio (homicide ascendiente, descendiene, cbayuge o persona ligada por relacn andloga) pasa constitu un homicidio (oasesinato, segin la modalidad comisiva) con la agravante de pareateseo. Los supuestos de infamicidio (bomicidia del recién nacido por parte de la macre) y ‘logos pasan a constituir un homicidio o asesinato agravado por parentesco, si bien debe valorarse ‘en cada caso la eveotual concurrencia de elementos que excluyan (0 atenien) la culpabilidad de Ia ‘madre, Con todo, 1a causacién de la muerte de otra persona también esté prevista en otros preceptos del Cédigo penal: homicidio por terrorismo (arts. 572.1 y 577 CP), homicidios de ——personas-especialmente-protegidas (rey, jefes-de-estado extranjeros, ete; arts-485-y-605-1)- ¥ genocidio (art. 607). 2. Homicidio doloso La parte especial del Cédigo penal se inicia por el delito de homicidio doloso (art. 138): “El que matare a otro sera castigado, como reo de homicidio a la pena de prisién de diez a quince aflos”. Son, asimismo, punibles la conspiracién, proposicién y provocacién al homicidio (art. 141 CP). Puesto que el andlisis de este tipo ya es objeto de profundo estudio en la teoria general del delito, aquf se tratarin slo algunos elementos especificos. A. Objeto material del delito En primer lugar, es necesario delimitar el objeto material del delito o sujeto pasivo (en este tipo son coincidentes), lo que entrafia establecer el momento del inicio y del fin de la vida ‘humana independiente, La primera de estas cuestiones se plantea a efectos de diferenciar el delito de homicidio del delito de aborto (arts. 144 y ss. CP). Ejemplos: una mujer da a luz a una critura en un portale, inmediatamente, sin corre et condin ‘umbilical ni esimular su respracién, a abandona; la mala praxis de un méiico durante el parto provoea que el nito nazea muerto, Se trata, pues, de decidir cuindo finaliza Ia vida fetal y comienza la vida humana independiente. La delimitacién es importante, ya que tanto el homicidio doloso como el impradente tienen previstas sanciones més severas que las respectivas modalidades de aborto y, ademés, el émbito de conductas punibles es menor en el caso de aborto: la mujer ‘encinta no responde por aborto imprudente (art. 146 CP) y, a diferencia del homicidio, el aborto por imprudencia s6lo se castiga sila imprudencia es grave. Hasta fechas recientes, existia un cierto acuerdo en fijar ese momento en el nacimiento, tanto por su trascendencia bioldgica (fin de la dependencia vital con la madre) como valorativa (momento de “ingreso en sociedad como individualidad”). A partir de aqui, las diferencias entre las distintas opiniones eran s6lo de matiz: fin de la respiracion placentaria, respiracién pulmonar auténoma, corte del cordén umbilical, etc. La propuesta més aceptada era Ia plena separacién del claustro materno, esto es, cuando el cuerpo ha salido completamente al exterior. Sin embargo, en la jurisprudencia ha aparecido una nueva interpretacién que fija el punto decisive en el momento del inicio del parto, con lo que toda muerte del naciente producida durante este proceso seria subsumible en el delito de homicidio. ‘Ast, por ejemplo, en la STS de 29 de noviembre de 2001 (ponente Aparicio Calvo-Rubio), se afirma ‘que "con el comienzo del paro se pone fin al estado fetal. Este comienzo surge con el llamado periodo de dilatacién y continia con el periodo de expulsin, de manera que a partir de dicho ‘momento se pone en peligro no la vida de un feto sino fade una persona” fe as proxima; biolégica'y valorativamente, a la de un recién nacido que, por ejemplo, a la de un embrién de dos meses de gestacién. ‘Ahora bien, s6lo tras el nacimiento esta vida adquiere plena individualidad y autonomia de manera que pueda ser considerado “otro”, tal como se exige en el art. 138 CP. Por otra parte, la plena madurez morfoldgica y funcional, ctiterio inspirador de la nueva jurisprudencia, ya se adquiere con ante‘ioridad al parto (y, a la inversa, se producen nacimientos prematuros de seres humanos no plenamente maduros). Por todo ello, y en aras a la seguridad juridica, parece preferible la tesis tradicional de plena separacién dei claustro ‘materno. En relacién con la segunda de las cuestiones, el fin de la vida humana independiente se produce, obviamente, con la muerte. Ello no se identifica necesariamente con el fin de la actividad cardiorrespiratoria sino con el cese irreversible de Ia actividad cerebral, concretada en una serie de pardmetros establecidos por la legislacién en materia de ‘rasplantes (vid RD 2070/1999, de 30 de diciembre), siendo el més destacable el cencefalograma plano. Por tanto, todo intento de matar a un individuo que previamente haya fallecido constituiré, a lo sumo, una tentativa inidénea de homicidio, si, intersubjetivamente, la hipotética victima parecia estar todavia con vida. B. Distincién homicidio-delito lesiones Uno de los principales problemas pricticos que se plantea es el de la delimitacién entre el delito de homicidio y el de lesiones, especialmente cuando sc produce tuna agresién fisica intencionada pero de resultado incierto. Si bien el elemento decisivo sera la existencia 0 no de dolo homicida (animus necandi), los grupos de casos responden al siguiente esquema: Exante Ex post (resultado) Calificacién juridica Tipo objetivo ego lesones |___p muse ——> | homicisio doloso riesgo bomicidio [> tesiones. ——> | tertativa de homicicio (ct lesiones dolosas?) Tipo subjetivo oto de homicigio (Gigecto 0 eventual) Tipo objetivo riesgolesiones —_—— | esiones.§ ——> | esonesdolosas | riesgo homicidio =~ were, © ——P | homicio preterintencional: ‘Cetativa) lesions dolosas + ‘Tipo subjetivo omicidio improdene bolo de lesionar shoei Tipo objetivo fesgolesiones, <=] > esiones_ ——P esones dos peariens ‘muerte ~~ ——} | tentativa o lesiones consumadas; Tipo subjetivo ‘muerte peralmente pica bolo de lesion 3. Homicidio imprudente En el Cédigo penal, los delitos imprudentes sélo se castigan cuando estin expresamente previstos por la ley (art. 12 CP). Por tanto, en su art. 142 se describe el delito de homicidio or imprudencia grave y se castiga con una pena de uno a cuatro alos de prisién. En caso de que el resultado de muerte sea consecuencia de una infraccién menor, una-imprudencia leve, el hecho es constitutivo de una falta de homicidio por imprudencia leve (art. 621.2), sancionada tinicamente con una pena de multa de uno a dos meses. Mientras que el delito es perseguible de oficio, Ia falta exigiré denuncia previa de la persona agraviada (art. 621.6), que, en el caso del homicidio, son los perjudicados materiales o morales por la muerte. En la préctica, dada la poca relevancia de la pena prevista en caso de falta, la finalidad esencial de un proceso por un hecho de esa naturaleza es dirimir simplemente la posible responsabilidad civil ex delicto. [Ejemplos de homicidio por imprudencia grave: a) conductor que crcala, bajo el efecto del aleobol, a ‘una velocidad muy superior a la permit e invade el arcén por donde transta un peat, que resulta ‘muerto; b) madre que dea solo en la bliera aun no de tes meses, que muere abogado, ‘Ejemplos homicidio por impradencia leve: a) conductor que circula sin respetar plenemente la distancia de seguridad, de manera que ante una detencién imprevisia del vehieulo precedents, se produce una pequeta colisin con ef mismo, que lo desplaza al aril contaro, siendo arollado por ‘un cami; b) padre que deja solo aun joven de 15 afos de clad en el taller desu propiedad, quien ‘accede a un moutacargas que caréze de puerta de acceso y muere al ponerio en funcionamiento y ‘quedarsprisionado, Dado que la estructura del homicidio imprudente es el utilizado como modelo para le construccién del tipo imprudente en la Parte General, nos remitimos a lo expuesto al estudiar la mencionada modalidad tipica. En razén de los medios de comisién, se establecen algunas modalidades especificas en caso cde imprudencia en el trfico rodado 0 en el uso de armas (arts. 142.2 y 621.4 5). En tales ‘supuestos se establecen, como penas suplementarias,privaciones de derechos relacionados con el sector de actividades en las que se ha cometido la imprudencia. Asimismo, se prevé una inhabilitacién profesional adicional en caso de que el homicidio sea producto de una imprudeneia profesional (art, 142.3). Para evitar que este subtipo agravado se aplique sisteméticamente a toda imprudencia cometida en el desempefio de una profesién, la jurisprudencia ha intentado distinguir la culpa del profesional de la culpa ~ ‘Propiamente- profesional. Asi, cuando en el ejercicio de una profesin se incurre en una inffaccién del deber de cuidado comin que acaba produciendo un resultado de muerte (culpa del profesional), se responderd por el tipo basico del homicidio imprudente. Cuando, por el contrario, el resultado es producto de la falta de conocimientos bisicos 0 de 1a infraceién de las reglas espectficas de la actividad (culpa profesional), se aplicard el tipo agravado de homicidio por imprudencia (grave) profesional. [Bjemplos (STS de 8 de mayo de 1997, ponente Martin Palin, con relocién al conductor de un ‘auiobis: a) exceso de velocidad en una curva (culpa del profesional; b) eror en Ia realizacién de ‘areas mecinicas de mantenimiento del vehiculo (culpa profesional). ‘Finalmente, en caso de que una sola conducta imprudente produzca la muerte de diversas personas, procederd la aplicacién de las reglas del eoneurso ideal de delitos. ILL Asesinato 1. Introduecién En el art. 139 del Cédigo penal se mantiene la tradicional figura del asesinato, una modalidad de homicidio especialmente agravada. Segin este precepto, se castigard con una pena de 15 a 20 afios la causacién dolosa de una muerte si existe alevos{a, ensafiamiento 0 ‘se comete el hecho por precio, recompensa o promesa. Si dos de tales circunstancias concurren simulténeamente (asesinato hiperagravado), la pena seré de 20 a 25 ailos (art. 140 CP), La conspiracién, proposicién y provocacién son punibles (art. 141). [Bjemplos:causar la muerte mediante una bomba acuta en el vehialo dela vitina (alevosa); rciar con gisolinay prender fucgo a la vetima que esté consiente (ensafamiento),acabar con la vida de Ja-esposa acambio de una suma de dinero offecida por el marido (precio). En comparacién con el homicidio, el asesinato es un ataque més grave al bien juridico vida humana independiente: a) por su mayor peligrosidad al facilitarse la realizacién del delito {alevosia y precio); b) por ocasionarse dafios adicionales especialmente desvalorados (en el caso del ensaftamiento). Sin embargo, debe remarcarse que en la jrisprodenca y parte de fa doctina cocnsten, a veces de forma algo confis, justifeaciones “mixtas"o estrictamente subjetivas. Segin ests, la mayor ‘gtavedad del asesnalo no radia (ono sélo) en un mayor cosienido de injusto objetivo, sino en que autor de un asesinato manifesta una actitud intema especialmente probable. Ast, en el caso del encaiamiento, por expresar un especial desprecio hacia la vida y la dgnidad humana, en la alevosi, or evdeneiar una actitd de cobardia 0 deslealtad y en el precio, por ser singularmente reprobable ‘ue tal mévil impulse un homiciio Historicamente, bajo el nomen iuris de asesinato se han agrupado ciertas formas de causacién intencionada de la muerte de otra persona en circunstancias especialmente peligrosas o reprochables. En consonancia con ello, hasta la entrada en vigor del nuevo CP, el asesinato habia sido considerado, mayoritariamente, un delito auténomo. Ello significa gue los elementos que lo diferencian del homicidio (alevosia, ensaiiamiento, etc.) no se conciben como simples circunstancias accidentales del tipo, sino como elementos constitutivos del delito que lo caracterizan hasta tal punto que Io convierten en un delito distinto al homicidio, Sin embargo, con el paso del tiempo y las sucesivas modificaciones legislativas, que han recortado su campo de aplicacién, el asesinato ha ido vaciéndose de contenido y ha perdido una identidad claramente oponible al homicidio. Asi las cosas, hoy en dia, doctrina y jurisprudencia mayoritarias entienden que el asesinato es, en realidad, un simple homicidio agravado, una de las “formas” del homicidio a las que hace mencién el epigrafe del Titulo Primero del Libro TI del CP. En Ia prictica, ello tene cierta trascendencia en diversos émbitos, especialmente en materia de partcipacién. En efecto, si el hecho que s= ha producido es un asesinato,distinto y auénomo del ‘homicidio, en principio todas los participes deherin responder por et mismo det (anidad de titulo e imputacién). En cualquier caso, dado que estas circunstancias son agravaciones especificas, su presencia en un hecho provoca siempre la aplicacién del marco penal correspondiente al asesinato, ‘mientras que el resto de factores implicados en la determinacién de la pena (grado de ejecucién, participacién, eximentes incompletas y circunstancias modificativas genéricas) eben aplicarse separadamente y con posterioridad. jemplos: a existencia de atenuantes genéticas (por ejemplo, amcbato u obeecacién) no puede sompensar Ia alevosia¢ impedir que la pena se determine a part de la correspondiente a deli de asesinato; [a concurreneia de una agravante genérica (par ejemplo, pareaesco) slo afectard en la imposicién de fa pena del asesinato en su mitad superior (ar. 66 3CP) pero no podr tener los efectos ‘xtraordinarios delat. 140, reservado alas agravanesespeificas del asesinato, 2. Tipo objetivo El tipo objetivo del asesinato coincide con el del homicidio, por lo que aqui procede ‘inicamente analizar sus circumstancias espeeificas. A. Alevosia La definicin se encuentra en el art. 22.1 CP entre fas circunstancias agravantes genéricas: existe alevosia cuando se comete el hecho “empleando en Ia ejecucién medios, modos 0 formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido”. Asi, se eprecia alevosia en las agresiones a traicién o no percibidas por la vietima, en los. ataques mprevistos o repentinos o en la creacién o aprovechamiento de situaciones de indefensién. El fimdamento de la agravante se encontraria en la mayor peligrosidad objetiva de los ataques a la vida que presentan tales earacteristicas. ‘Ejemplos: disprar con arma de fuego a pocos metros, con lo que se gorntza pricticament el resultado de muerte (STS de 27 de octubre del 2003, pnente Bacigalupo Zapater); stacar con objeto ppanzante por la espalda y de forma sorpresiva (STS 13 de septembre de 2002, ponente Marin Canivell) suminisear a la vicima un some y, cando apenas se tene en pic, atacarla con wn huacha y tn cuchilo (STS de 4 de noviembre de 2003, ponente Rames Gancedo): dart goipe la Yictima para atudiria y manctarla por la espalda, para después, producir su muerte por csirangulamiento (STS de 26 de setembre de 2003, poneate Sinchez Melgar; proporionararséico $a veto en el café durante varios meses con la imei de causal la muerte (SAP-Baleres de 20 de septembre de 2001, ponente Catany Mut). En cambio, silo tnico que se excluye es la intervenciin de erceros (ejemplo: impedir qe la vietima pueda pedir socoro) no existe alevosia. Especialmente problemética resulta la calificacién de la muerte de seres indefensos 0 desvalidos (niflos, ancianos, enfermos y discapacitados graves, personas inconscientes, Por lo general, el Tribunal Supremo entiende que en tales supuestos concurre alevosia y por tanto, asesinato. [Ejemplos: la moerte de un recién nacido no anudando el cordén umbilical y asfixiindolo seguidamente es calficada como asesinato (STS de 28 de diciembre de 2000, ponente Giménce Garcia); igualmente, hacer inhlar las dos hija de dos y wes aos, monéxido de carbono ea el interior desu vehiculo (SAP-Pontevedra de 7 de abril de 2003, ponente Femindez Soto). Enel cso dde ancianos, las posiciones son més matizadas: asl, en [a STS de $ de marzo de 1999 (ponente Granados Pérez) se rechaza la alevosiaen el homicidio aun anciano de 75 afes, pues del simple dato e a edad no se desprende un estado de indefesién total. Ciertamente, provocar Ia muerte de personas desvalidas (especialmente nifios) es una de las formas més graves de homicidio, merecedora de una pena equivalente a la del asesinato, por lo que, de lege ferenda, seria deseable su inclusin entre las modalidades del asesinato. Pero no es menos cierto que, segin su vigente definicién legal, la alevosfa comporta la “adopcién de medics, modos o formas en la ejecucién que tiendan directamente a asegurarla” sin riesgo de defensa por parte de la victima. Parece claro, pues, que en el caso de seres indefensos no se produce una organizacién de la ejecucién del hecho tendente a la indefensién (ni siquiera una eleccién o aprovechamiento de una situacién coyuntural), sino que, indefectiblemente, la indefensién es inherente a la naturaleza o estado de la vietima. Por tanto, por mds que materialmente pudiera estar justificada, la interpretacién jurisprudencial que propugna el castigo de tales supuestos como asesinato vulnera el Principio de legalidad. A lo sumo, pues, salvo que en la ejecucién del hecho se presenten propiamente los elementos caracteristicos del asesinato, s6lo queda el recurso de agravar el homicidio por abuso de superioridad (art. 22.2 CP). tra euestién problemitica es la denominada alevosia sobrevenida, es decir, los sepuestos cen los que la circunstancia no se presenta al inicio del atague homicida, sino que la indefensién aparece durante la progresién del ataque. El TS entiende que, para aplicar el tipo de asesinato, debe darse una interrupcién en la dindmica comisiva, de manera que este segundo estadio constituya una agresién diferente en la que, desde un principio, esté presente el aseguramiento del éxito y la exclusion de defensa. Ejemplos: se considera asesinato la muerte ocasionada com arma blanca, una vez sea reducido a la Vietima a golpes con un bastén (STS de 20 de septiembce de 1999, ponente Martinez-Pereda Rodriguea). No concurre, en cambio, alevosia cuando se inicia una agresién previsible y el desvalimiento se produce como consecuencia del propio ataque mortal: ras ls primeras pualades, la vicina queda desvalida y el agresor consuma el (STS de 1 de marzo de 1999, poneate sara Cavan) Ginpce COnSUTIVe-aSeSTaaTO CaVar Wi cUhITO-en Ta espalda de la victim ‘cuando ést cae durante una persecuciin (STS de 9 de septiembre de 2002, ponente Delgado Garcia). B, Por precio, recompensa o promes ( El fundamento de esta circunstancia es controvertido. Desde una perspectiva puramente objetiva, se ha apuntado a la especial peligrosidad que comporta la profesionalidad del autor o su falta de relacién con la victima, lo que puede ascgurar la impunidad. Desde una Perspectiva subjetiva (doctrina y jurisprudencia dominantes), la mayor pena se explicaria por tratarse de un mévil especialmente reprobable. Para apreciar la circunstancia no es necesario que se haya efectuado pago o contraprestacién alguna sino que basta con que el autor obre impulsado por una oferta realizada por un tercero, normalmente el inductor del delito, Otra cuestién problemética es si esta circunstancia debe tener un componente bisicamente econémico 0 si, por el contrario, puede ser de otra naturaleza (sentimental, sexual, profesional, etc.). En principio, la mencién a la recompensa y la promesa junto al precio permite una interpretacién amplia, siempre y cuando en cada caso se compruebe que realmente concurre el fundamento ‘material especifico de la agravante. En cualquier caso, queda descartada la calificacién de asesinato por precio cuando con ocasién de un delito patrimonial (por ejemplo, un robo) se produce una muerte dolosa. Especialmente problemética es la bilateralidad de la circunstancia, es decir, si tanto el inductor, que ofrece el precio, como el autor, que obra impulsado por dicho offecimiento, responden por delito de asesinato o bien si dicha figura delictiva es de aplicacién exclusiva al autor, respondiendo cl inductor por homicidio. Ultimamente el TS se ha inclinado por esta segunda interpretacién y entiende que la bilateralidad comporia una infraccién del principio ne bis in idem, puesto que el recurso al precio es el instrumento de la induccién y considerarlo nuevamente a efectos de agravar la pena, pasando del homicidio al asesinato, supondria una doble valoracién de un mismo elemento, Este planteamiento se sustenta también en el tenor literal del art. 139.2 (“por precio”, lo que indicaria que se le aplica exclusivamente a quien obra motivado por dicho elemento) y en la concepcién del asesinato como una simple forma de homicidio circunstanciado, y no como un tipo penal plenamente auténomo, jemplos: nose aplica cl precio ala esposa que offecé favor sexuales, 50 millones de pesetasy un ‘elaj Carter al inividuo que acaburia co-eezutando ly terativa de asetinato de su marido (STS de 31 de octubre de 2002, ponente Martinez. Arrieta). La evestiéa dista de ser pacifiea como lo demuestran sentencias anteriores que se inclinaban por la aplicacin de la agravante al oferente, Asi, ‘or ejemplo, se eandend por provocacion al asesinato por precio @ quien encargé, sin conseguir que fe levara a cabo, cl asesinato de un taxista mediante el offeciento de 300.000 pas. (STS de 13 de noviembre de 1998, ponente Maraién Chivari) En cualquier c2s0, puesto que, en los supuestos de precio soele concurir también la alevosia ea laejecucion de la muerte, ef problema suele limitarse a Jnapleaci6n ono de la hiperagravacion del art. 140 CP. Obviamente, si se sostiene Ia autonomfa del asesinato y el fundamento objetivo de la agravante, no existen razones para rechazar la bilateralidad de la circunstancia en cuestién, —___E-sie-sentido-se-ha-manifestado la_mayoria_de_la_doctrina_y de la jurisprudencia tradicional. . Ensafiamiento Existe ensafamiento cuando se “aumenta deliberada ¢ inhumanamente el dolor del ofendido” (art. 139.3 CP). El fundamento de la agravante se encuentra en un plus de gravedad objetiva del hecho, ya que mediante una ejecucién especialmente cruel, ademés de la negacién del derecho a la vida, se esti atentando de forma cualificada contra la dlignidad o integridad moral de la vietima. Sin embargo, debe seialarse que la doctrina ‘mayoritaria y la jurisprudencia fundamentan subjetivamente la alevosia, concretamente en una especial desvalorizacién de la actitud interna del sujeto, su perversidad o sadismo al incrementar el dolor de la victima, ‘Rjemplos: produc herdas miltiples, contusas ¢ inciso punzantes, no mortals ¢ innesesarias para ‘producir muerte, excepto la causada en iltimo lugar (STS de 26 de diciembre de 2003, ponente ‘Abad Femindez)dsparar por dos veces en ia piema de una de las vietimas antes de dispararie sobre Ia cabezn (SAP-Mélaga de 24 de junio de 2002, ponente Godinio Izquierdo}; aplar objets cerca de Ja cama donde se hala vietima ainda y prenderles fuego, causindole la muerte (STS de 11 de diciembre de 2001 ponent Martinez Arrieta). La produceién de dolor exige que el sujeto pasivo esté vivo y consciente. Por regla general, toda muerte violenta entrafia dolor, por lo que, en el asesinato con ensaflamiento debe producirse siempre un incremento adicional. A este respecto, Ia mayorfa de la doctrina y la jurisprudencia interpretan el ensaflamiento del asesinato en relacién con la definicién de la fagravante genérica (art. 22.5 CP), donde se indica que el sufrimiento de la vietima ha de ser innecesario para la ejecucién del hecho. Por tanto, el dolor inherente a la provocacién de la ‘muerte no comporia la consideracién de asesinato, salvo que se trate de un mal innecesario. Por otra parte, con relacién a su vertiente subjetiva, la mencién a la “deliberacién” comporta que la causacién de dolor ha de ser buscada de propésito: en palabras del TS, “ensafiamiento es maldad reflexiva, no brutalidad alocada de un momento motivo”. Por tanto, en el caso de métodos o medios homicidas inherentemente cracles (mater mediante fuego, fcido o, incluso, simplemente a golpes, et.) la consideaciin de asesinato dependeri desi exis otra alternativa o bien dicho método ha sido deliberadamente elegido. Asi, por ejemplo, la muerte por asfixia durante una pelea no constiaye un delito de asesinato, mientras que’ el ahorcamiento de la vctma como forma de ejecucién planificada es un asesinat. ‘timamente han sido objeto de polémica especial algunos casos de agresién reiteraiva (asi, por sjemplo, ataque con arma blanca, asestindose pufaladas repetidamente). En tales supuestos, lo ‘decisive no eel nimero de golpes, sino si éstos son innecesarios, como sucede cuando los goipes 10 son morales y por tano, la continuacion def ataque ya no tiene por objeto ol aseguramiento de la {ecueiéa. Asi, por ejemplo, se aprecia ensaflamiento en el caso en que se asestan doce puialadss, ‘cuando, siendo letsles los primeros golpes, se retera la agresin sobre el cuerpo de la vietima ‘gonizante (STS de 20 de septiembre de 2000, ponente Martinez Arteta); se rechaza, en cambio, la «alifcacion de asesinato en un supuesio en el que se asestan doce pufaladasalocadamente sin que ‘stuvicra premeditada una agresidn a la victma (falta de dliberaciin) ¥, posteriormente, se sigue _golpeandola brutalmente sin que se legué 2 probar que en ese momento estivieratodevia con vida (STS de 4 de febrero de 2000, ponente Jiméne Villarejo). Sin embargo, eada ver mis la Jurispradencia se inclina por apreciar ensatamiento en estos supuestos (vid. por ejemplo, STS de 9 4e septiembre de 2002, ponents Delgado Garcia, siete cuchilladas adicionaes, send la primera marta). 3. Tipo subjetivo En este dmbito, el principal problema es si el asesinato puede ser cometido por dolo eventual, El tenor literal del art. 139 CP no establece limitacin expresa alguna al respect, pero la doctrina suele exigir dolo directo y relega ios casos de dolo eventual al homicidio. La razén fundamental de este planteamiento estriba en que el asesinato, en tanto que modalidad especialmente peligrosa o reprobable, exige que la ejecucién se oriente abiertamente a la causacién de la muerte. Sin embargo, la jurisprudencia, tras ciertas vacilaciones, requiere dolo directo respecto de los elementos agravantes, pero admite que el resultado de muerte puede estar abarcado tinicamente por dolo eventual. [Ejemplos: golpearsorpresivamente la cabeza de la victima con un objeto contundent, provocdndole Ja muerte (STS de 3 de junio de 2002, ponente Bacigalupo Zapate); zarendear de forma brutal y ‘violentaa un bebe de seis meses, seriamente debilitado por severos malostratosjrevios,y eausarie Jesiones muy graves que acaban produciendo la muerte (STS de 31 de octubre de 2002, ponente ‘Maza Martin); eféetuar disparos de manera sorpresiva y ropentina, asumiendo la posiblidad de ccausar la muerte a ia vieuina (STS de 20 de enero de 2003, ponente Saavedra Ruiz): torturar ‘rutalmente ala victima y abundonarla gravementeherida (SAP-Malaga de 2de junio de 2000). 4, Formas de participacién y error A pesar de las discrepancias ya expuestas sobre la autonomia del asesinato o la naturaleza de Ins distintas circunstancias, pueden establecerse algunas reglas minimas.en materia de error y participacién, En primer lugar, siempre regirin los criterios generales de imputacion subjetiva: s6lo podrin ser castigados por asesinato aquellos intervinientes que ‘conozean la concurrencia de la circunstancia, mientras que quienes la ignoren responderén ‘inicamente por el homicidio doloso que subyace en todo asesinato. ‘Bjemplos: quien mantiene sujeta ala vietima y posibilita que sea reiteradamente apaiialada responde, junto con quien clava el cuchill, como ‘coautor de’un asesinato hiperagravado (alevosia ‘nsaflmient), pero, en cambio, el ensaflamiento no es de aplicacién a otto coeutor del hecho que, habiendo intervenido en la inmovilizacién incial de la vietima, no sabia que, con posterioridad, el sputialamiento se iba a reiterar innecesariamente (STS de 2 de enero de 2003. ponente Jiménez ‘Villarjo). La alevosia y el precio no pueden apreciarse en el cémplice del asesinato que desconocia que fos hechos iban a realizarse en tales circunstancias (SAP-Castellén de 10 de abril de 2001, poneote Tintoré Loscos). En segundo lugar, la comunicabilidad de las circunstancias a todos los intervinientes dependeré de le naturaleza dogmitiea de cada circunstancia, es decir, de si estin vinculadas a las caracteristicas del hecho (atribuible a todos Jos participes que las conozcan) o si son, esencialmente, de tipo personal (aplicable s6lo en aquellos en quienes concurran). ‘Asi, aunque no se comparta una eoncepeién subjetiva de las cireuntancias del asesinat, si se ‘mantene cobercstemente qe si Fundamentoradica en una determinada motvacén 0 acid interme el sujet, las penas de art. 139 y 140 CP deben aplcarseexciusivamente en Jos autores y partcipes ‘gue menifisten tal acid, sin extenders al esto de intervinientes,cuyas penas se mantendrin en el ‘marco del homicidio del art. 138 CP. IV. Induecién y cooperacién al suicidio. Eutanasia. 1, Introduecién EI suicidio, como acto de quitarse la vida voluntariamente, no es una conducta a por el ordenamiento juridico. En cambio, por regla general, se proscribe la intervencién de ferceros en esta clase de hechos. Al abordarse Ia regulacién legal, debe respetarse escrupulosamente a libertad individual, de manera que no se acabe imponiendo un inexistente deber de vivir. Pero, tampoco debe obviarse que la mayoria de suicidios no son firs actos de reafirmacién de la atstonomia individual, sino el triste final de una fase depresiva dominada por la idea obsesiva de que la muerte es la nica posible liberacién. Por todo ello, resulta aconsejable separar, tal como hace el CP, el suicidio en sentido estricto de a problematica de la eutanasia. ‘Como ya se habré advertido, en estas situaciones se produce una colisién entre un interés colectivo en la proteccién de la vida humana y algunos derechos individuales. A grandes rasgos, la doctrina del TC al respecto (vid., por todas, STC 11/1991) puede sintetizarse en Jos siguiente puntos: 1) No exist un derecho a disponer de la propin vida gurantizao consttucionalmente, es deci, un derecho fundamental a mori, que formaria parte del derecho a la vida oa Ta dignidad humane, Por consiguent, el egslador oo est obligado a facltar y promocionar tales actos. b) La disposicién sobre la propia muerte es una simple manifestacién del principio general de libertad ¥, por tanto, toda restrccién debe ser proporcionada, Al respetr este requisit, no es inconstiicional Ia prohibicia de ciertas itervenciones de tereeros en tales actes de disposicién, en aras a a proteccién de ta vida humana. Ahora bien, de la jurispradencia del TC tampoco se extrac ‘qe exisa una obligacién consitucional genériea de penalizar toda forma de cutanasia 0 de imtervencién ene sueido sno que estamos en un espacio de libre coniguracin legisiativa, 2) Algunos supuestos coveretos, como la imposicifn de un tratamiento médico, la alimentacion Torzosa en las huelgas de hambre y otras injerencias ajenas sobre el propio cuerpo, presentan particularidades. En efecio, las medidas destinadas al mantenimiento dela vida pueden entrar en ‘colisién com otros derechos fundamentals (dignidad de Ia persona, derecho a la integridad fisica, libertad ideol6gicay reliziosa, et). En tales casos, el conllicto debe solucionarse en favor de la preeminencia de ess titimos. Se admiten, sin embargo, excepciones, cuando en la ponderaciéa, cntren en liza otros interesesadicionales. ate seria el eas0, por ejemplo, de ls intermos en un centro penitence, 2 2. Elementos comunes Dado que el suicidio es una conducta atipiea, el castigo de Ia intervencidn de terceros sélo ¢s posible si se regula expresamente. Asf, se ha tipificado en el art. 143 CP la induccién y én al suicidio y ciertos supuestos de eutanasia han sido objeto de un tratamiento Primeramente es preciso determinar el concepto juridico-penal de suicidio: muerte 4querida por una persona responsable, esto es, capaz de comprender la naturaleza y sentido demu decision. 7m En ia prctica, el TS no ha sido muy restrctvo al respec. Ast, en la STS de 23 de noviembre de 1994 (ponente Soto Nico), se admite como suiciio la muerte de una persona que suia una psicosis esquizotténica crénica, En segundo lugar, debe abordarse el problema de la naturaleza juridica del resultado de muerte, Parte de la doctrina lo considera una condicién objetiva de punibilidad, de manera que estos comportamientos s6lo pueden castigarse si se produce la muerte del suicida. La opinién mayoritaria, en cambio, entiende que la muerte es el resultado tipico, por lo que es posible castigar las formas de ejecucién imperfecta. Las divergencias entre ‘ambas posturas se hacen patentes en supuestos como el siguiente: (Carmen, pretendida vidente, fue acusada de inducir al sucidio a D, una joven de 18 aflos, con sus consejos ¥ artes migicas. D. se precpité desde un pein y muriéinmediatamente, Otras dos j6venes, L-y E, de 18 y 20 apo, tambien relacionadss con la pitonisa,intentaron sucidarse sin conseguirlo. 1 Se lna6 al vacio con su motocicleta desde el mismo punto, mientras que E. ingiié una sobredosis & barbitiricos (EI Mundo, 28 de marzo de 2003). La califcacién de la actuaciéa de Carmen en felacién con la mucrie de D y con las tentativas de suicidio de Ly E dependerd del papel que desempetic el resultado del muerte ene tipo del art. 143, En cualquier caso, y para evitar incoherencias con el tratamiento de la participacién en el hhomicidio, la punicién de la intervencién en el suicidio exige como minimo el inicio de la ejecucién del suicidio propiamente dicho. 3. Inducci6n al suicidio La induccién al suicidio se castiga en el art. 43.1 CP con una pena de cuatro a ocho affos. En coherencia con la figura genérica de la induccién (art 28 CP), el delito consiste en provocar la resolucién y realizacién de un suicidio mediante un influjo psiquico. En cambio, es atipica a conducta consistente en reforzar 0 apoyar la decisién previa suicidarse, salvo que Iegue a constituir una cooperacién necesaria vid. infra), Tampoco son Punibles los supuestos en los que no se incita directamente al suicido. ‘Bjemplo: la separacién y tirantez de relaciones que, pretendidaments, motivaron wn suicido no son tu delito de induccién al sucidio (AAP-Asturias de 20 de febrero de 2002, poneate Pavesio Feminde2). Si la reuerte no puede ser considerada un suicido, por no reunir las exigencias minimas de conocimiento y capacidad de quien se produce la muerte, constituird un delito de homicidio 1B 6 asesinato en autoria mediata. En camibio, continuaré siendo induccién al suicidio et engatio sobre los motivos o circunstancias que impulsan al suicida a la comisién del hecho. [Ejemples: convencer a tn ensjenado o un nto para que se quite la vida (homicidio en autoria ‘medita; invocsr hechos flsos para que alguien se suicide induccisn al suicdio). 4. Cooperacién al suicidio La cooperacién con actos necesarios al suicidio de una persona se castiga con tna pena de dos a cinco afios (art. 143.2). Bjemplo: tras despedirse de su esposa¢ hijos, el marido coge una escopeta de caza y sale de Ia cestania; al poco regreea malherido en el ostro y pide mis eartuchos. Su esposa se las failita y tas cargar con ellos noevamente la escopet, la dispara contra sf y se causa la muerte (STS de 15 de marzo de 1986, poneate Gil Sez). De la definicién legal se desprende Ia atipicidad de las intervenciones que no sean ‘cooperacién necesaria, esto es, la eomplicidad en el suicidio. La delimitacién se efectiia de acuerdo con los criterios que se utilizan en Parte General para distinguir estas figuras. Se discute, en cambio, la punibilidad de la cooperacién en comisién por omisién, es decir, la no evitacién de un suicidio estando en posicién de garante, [Ejemplo: de vuelta a casa, un marido deseabre a su esposa intentindose suicidar mediante el procedimiento de inlar ga en una bolsa de pistico, Tras observa laescena, abandona la estancia ¥y permanece en el salén contiguo hasta que se produce la muerte de la mujer (SAP-Girona de 23 de ‘nero de 2001, poneate Hormizabal Malarée) El primer obsticulo es de tipo gramatical. En opinién de algunos autores, Ia palabra "actos necesarios" limita el tipo a la comisién activa. No parece sin embargo que este argumiento resulte decisivo, sino que lo esencial es determinar si realmente existen posiciones de garantia frente a un suicida. La cuestidn es muy debatida. A este respecto, debe tenerse en cuenta que los deberes de proteccién que vinculan al garante se imponen en interés del sujeto protegido. Por tanto, siempre que el suicidio sea una decisién libre, dificilmente se estard en posicién de garante, puesto que no existe deber de proteger a quien no quiere ser protegido. Una argumentacién paralela explicaria por qué, en situaciones parecidas, un fervero que no sea garante no responde por omisién del deber de socorro si no evita un suicidio ‘Abora bien, este plantcamiento es mis problemitico cuando el deber del garante consste en ‘controlar una fuente de peligro que acaba siendo utlizada por el sucida. Ejemplo: el encargado de la ‘eustogia del botiquin de un hospital, que debe impedir ef acceso no autorzado de terceros, permite, conscientement, que alguien se apodere de medicaments con finalidades suicida, 5. Cooperacién ejecutiva al suicidio Segiin el art. 143.2 CP, si la cooperacién llega hasta el punto de ejecutar la muerte, se impondré una pena de seis a diez aflos. La razin de ser de este precepto no es, a diferencia de Ios supuestos de induccién y cooperacién, permitir el castigo de conductas de otro modo atipicas, sino que, por el contrario, tiene una funcién privilegiante. En efecto, de no existir esta figura delictiva, esta clase de supuestos correria el riesgo de ser considerada homicidio © asesinato, ‘jemplo: esis N., le manifest a Mustafi A, que queria morir, pues estaba pasando por una mala sitwacin, por el problema de su estanciairegular en Espaa y si posible expulsén,insistgndole en su voluntad de morir, convenciendo as al procesado que, utilizando un cinturén que llevaba puesto, se lo puso alrededor del eucllo y apreté fuertemente hasta causarle la muerte por asfixia (SAP- Almeria de 23 de marzo de 2001, ponente Espinosa Labels) A pesar de que la muerte sea causada por un tercero, si la situacién estd controlada por la Persona que va a morir, ésta es eoautora de su muerte y, por tanto, podemos hablar de auxilio ejecutivo al suicidio (art 143.2) y no de homicidio. Para ello, basta con que el suicida esté en condiciones de interrumpir en cualquier momento la accién del auxiliador. Mas complicada es la calificacién de los "homicidios solicitados", supuestos en los que, en el momento de la ejecucién del hecho, el sujeto pasivo no tiene capacidad de control. ‘Ejemplo: Una persona ingier: unos barbitricas y no esté consciente en el momento en que, ccumpliendo sus instruciones, oto individuo acaba con su vida. Si bien existen discrepancias, 1a mayorfa de la doctrina considera que el art. 143.2 CP es aplicable a estos casos si quien ha dispuesto su muerte ha mantenido su decisién hasta el ‘momento de la pérdida del control. 6. Tratamiento juridico-penal de la eutanasia ‘La eutanasia, junto con el aborto y Ia experimentacién genética humana, constituye uno de los principales desafios éticos actuales. El Cédigo penal no es ajeno a ello y en el art. 143.4 establece que ciertas formas de causacién de la muerte en contextos eutandsicos deben ser castigados con Ia pena inferior en uno o dos grados a las sefialadas para los casos de suicidio en sentido estricto. Se trata de una solucién intermedia entre la punicién como ‘cualquier modalidad de intervencién en el suicidio y la despenalizacién total. Queda en ‘cambio excluida de este tratamiento mis beneficioso la induccién al suicidio de enfermos. ‘Asi, por ejemplo, la produccién de la muerte de un enfermo terminal a peticin de Aste seré casigando con una pena de un afo y seis meses a ses afos, mientras que, en otra sruacin, el mismo ‘comportamieato (art. 143.3 CP) esti sancionado con una pena de seis a diez aos. {La eutanasia prevista en el art. 143.4 CP se circunseribe a Ia produccién de una muerte a peticién del enfermo para evitar graves sufrimientos 0 una larga agonfa. Los presupuestos de aplicacién de dicho precepto son: a) Enfermedad grave que produzca necesariamente Ia muerte o graves padecimientos permanentes y dificiles de soportar. Padecimientos que pueden ser también de naturaleza psicolégica (asi, por ejemplo, en caso de tetraplejia). En cambio, resultan més dudosos en relacién a este primer requisito los supuestos en los que, a pesar de una disminucién de Ia calidad de vida, el enfermo no es constiente de su situacién (4lsheimer, por ejemplo). 15 b) Peticiin expresa, seria e imequivoea. Ello supone que quedan excluidos casos fen los que, a falta de peticidn expresa, deba recurrirse al consentimiento presunto. Més discutido, en cambio, es el supuesto en que el sujeto pasivo ha manifestado con mucha anterioridad su voluntad y no esté en condiciones de actualizarla en el momento del hecho. Seguramente esta peticién puede ser emente seria e inequivoca (asi, por de una futura falta de —capacidad, una vez se ha iniciado Ia fase aguda dela enfermedad), [En los documents de instrucciones previ (los denominades “testamentos vitales’ vic. art. 8 de la Ley catalana 21/2000 y art. 11 de la Ley esttal 41/2002), el otorgante puede establecer fanticipadamente las condiciones de su tratamiento en el caso de que no pueda expresarlas personalmente. Bado que ls istrucciones no pueden ser antjurdicas ni contraras ala fex ars, tales disposiciones pueden incidir en el rechazo o interrupcia de un tratamiento (eutanasia pasiva), pero no pueden ordenar la causacin activa dela mmerte. ‘Oras formas de eutanasia que no satisfagan los presupuestos tipicos del art. 143.4 (por ejemplo, ciertos casos de consentimiento presunto) serin castigadas como homicidio (0 auxilio ejecutivo al suicidio), si bien cabe la posibilidad de una atenuacién con base en una dismimucién de la exigibilidad de la conducta (estado de necesidad exculpante 0 miedo insuperable). El comportamiento tipico consiste en causar 0 cooperar activamente con actos necesarios y directos a Ia muerte de otro. Queda, por tanto, fuera del tipo la denominada ceutanasia indireeta, esto es, la aplicacién de medicamentos analgésicos que proporcionan alivio al entfermo pero que tienen, como efecto secundario, la anticipacién del momento de Ta muerte. También queda excluida la eutanasia pasiva, esto es, 1a no iniciacién 0 interrupeién de un tratamiento del gue depende la vida del enfermo, De hecho, no s6lo la legislacién reconoce el derecho del enfermo a rechazar un tratamiento médico (vid. arts. 8 y 21 de la Ley estatal 41/2002) sino que la imposicién coactiva de tratamiento es ilfeita y podria ser constitutiva de un delito de coacciones y, eventualmente, lesions. Resula especialmente problemdtica a interrupeén del soporte vital (esconesie de ls apartos que mantienen In sctividad cardiorespiratoria de un enfermo incapaz de msnteerla ‘Stéoomamt) Ena mayors ds ups, Sao gs ta eater dn cis ea Salvador, sb ear de un caso de eutanasia pasiva j, por tanto, en aso de sliitd expresa de un énfermo consent, ser un simple supueso de iteropcin de tatsmiento, pealment impuse. En biros supuestos, ewando las medidas terpéuicas han facsado Yel enfermo se eacoenta cau cstado vegeatvo imeverible,e}"ratamiento salvador” ya no es efectvo, con lo qe, ni siquera ‘xs interupen de un curso salvador. Las eases mis problemitics son aquclo en los que, no tstando el enfemo en condiciones de expresur so volute soscaimiento de tales medias sive para mantener con vid, pero el proceso es ureversible medi olaroplazo.

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