Cátedra Historia de Argentina uno Facultad de Humanidades y Artes Universidad Nacional de Rosario Palomeque Milton César P-2049/4
Hipótesis y Autores.
La tesis de Guerra se basa en que la revolución liberal española
y las independencias hispanoamericanas aparecen continuamente imbricadas, se trata de un proceso único que empieza con la irrupción de la Modernidad en una Monarquía de Antiguo Régimen que va a desembocar en la desintegración de ese conjunto político en múltiples Estados soberanos. La revolución de independencia sería un fenómeno puramente político, refiriéndose a la ruptura con la metrópoli como a la sustitución en el poder de los peninsulares por los criollos. Lo particular del momento es la conciencia que tienen los actores de abordar una nueva era, fundar una nueva sociedad, un nuevo hombre y una nueva política. Es la Modernidad la que materializa las mutaciones que crean esa ruptura profunda. Lo nuevo es la creación de nueva escena pública cuyas variables que podemos tomar como explicativas podrían ser: la relación entre sociedad y poder político, la estructura política y territorial, la fuerza de las pertenencias comunitarias o nacionales, etc. Continuando la lectura por su texto, nos encontramos con que separa la conexión que unía a la revolución hispánica con la francesa, puesto que si en Francia esta se enfrento con el rey y acabo por volverse en contra de él, en España se hizo en buena parte en su ausencia y combatiendo en su nombre. Quizás un ejemplo de la unicidad del proceso revolucionario hispanoamericano nos lo ofrecen las juntas; en España son una forma improvisada de representación de la sociedad, una afirmación de una legitimidad contraria a la del invasor y de las autoridades que lo habían reconocido. En América, el reflejo es idéntico. Aquí nos encontramos en el otro gran sujeto que aparece en acción. La “nación”. ¿Qué es la nación? Fue tema central en el nuevo imaginario político y fue tema capital de la revolución francesa. Es acá donde las elites insurgentes americanas adoptan los modelos, símbolos e iconografías de la Francia revolucionaria, porque al romper el vínculo con la península, también se rompía con el rey, y el único nuevo régimen capaz de ser considerado como legitimo seria la moderna soberanía del pueblo.
Por su parte Portillo Valdés sostiene la doble hipótesis que entre
crisis dinastiíta y crisis de la monarquía se produce en ésta un resurgimiento de las ciudades y los territorios como sujetos 2
esenciales del gobierno; al mismo tiempo que la revolución de la
nación española está dirigida a contener el poder del monarca dentro de unos limites constitucionales controlados por dicha nación y a ofrecer un sustituto eficaz en la nación a la multiplicidad de cuerpos políticos generados en las primeras fases de la crisis. La crisis, se complicó y dejó de ser meramente dinástica paran convertirse en una crisis de independencia de la monarquía y además pasó a ser protagonizada por los pueblos, cosa inaudita en la historia reciente de la monarquía (atravesada por la modernidad de Guerra). Más aún, al ser conducida por los pueblos, esta crisis afectó a la monarquía española en toda su hispana extensión. El efecto más palpable de esta nueva crisis fue la formación de unos cuerpos políticos casi desconocidos en la monarquía, las Juntas que con diferentes nombres empiezan a formarse lideradas por notables locales. Pero tanto las juntas en América como la península, tienen el papel de guardar el depósito de la soberanía. Para las juntas americanas, sin embargo, la formación de la Junta Central constituyó una primera prueba de la distancia que existía entre las palabras y los hechos políticos. Conscientes sus miembros de la relevancia que América tenía para el desarrollo de la guerra, la Central no dudó en afirmar que sus territorios eran parte “esencial” de la monarquía y no colonias de la misma. Los conservadores ansiaban unas Cortes que, dada su compleja estructura de representación de privilegios y estados diferenciados, no pudieran ser constituyentes, es decir, no fueran a variar la antigua constitución del reino. El problema, como tuvieron que constatar tanto Jove llanos como Capmany, era que esa antigua constitución del reino no existía. En 1810 se había así fraguado una revolución constitucional, que abre una fase nueva en la crisis hispana que no es ya protagonizada por los pueblos sino por la nación. Cabe destacar que en gran medida podría decirse que el transito de los cuerpos políticos americanos hacia la independencia estuvo inducido desde la península al ir cerrando cualquier posibilidad a su participación en el deposito federado de la soberanía. Es la asimilación de la soberanía al nuevo sujeto nacional como depositario por derecho propio de la misma que abrió un proceso constituyente. Llegado este punto, la cuestión se enmarca en tratar de definir al nuevo sujeto. No era lo mismo afirmar que la soberanía residía en la nación esencialmente que originariamente. En su forma esencial implica que esa soberanía actuaba mediante la representación política en cortes. Percibirla como originaria, implicaba concebirla como un atributo intransferible. El primer constitucionalismo hispano, el que resulta de la crisis de la monarquía y que sirve de fértil matriz para el nacimiento de numerosas repúblicas, presentó algunas marcas de fábrica que han marcado la evolución política de Atlántico hispano. Aunque desde 1811 España empieza un proceso de contracción inverso al de expansión que inició en 1492 y que le llevará a finales del siglo XIX a las dimensiones más razonables de la actualidad, el Atlántico hispano 3
conoció un arranque constitucional que señaló de manera notable la
evolución política del área. Los debates sobre la posición y relevancia de los derechos, la relación entre nación y pueblos o territorios o la superación de la intolerancia religiosa serán elementos que se encuentren en debates políticos mexicanos, españoles o argentinos con mucha más semejanza de la que tradicionalmente ha supuesto la historiografía. Si a partir de 1812 las constituciones españolas ya serán estrictamente españolas (Cuba, Puerto Rico y Filipinas pasarán a ser territorio colonial al margen de la constitución), no por ello dejarán de arrastrar cuestiones decisivas que se habían abierto en Cádiz, Caracas o Buenos Aires.1
Ternavasio por su parte se interroga acerca de las acciones de
quienes ocuparon posiciones encumbradas en los principales cuerpos políticos existentes en Buenos Aires luego de 1810, cuando se dispusieron a establecer límites al ejercicio del poder nacido de la revolución. Entonces su labor consistirá en reconstruir el trabajo realizado por quines lideraron el proceso revolucionario cuando se interrogaron acerca de los limites de la nueva autoridad política. Continuando de la hipótesis de Guerra, entendiendo los procesos revolucionarios como un proceso único, entiende que los gobiernos rioplatenses asumieron el deposito de la soberanía como una respuesta de autotutea frente a la vacancia de la corona, Ternavasio afirma más adelante que las elites americanas no tenían intenciones de independencia o rupturas con la metrópoli sino, aprovechando la crisis de la monarquía, querían ampliar su esfera del manejo autónomo de sus asuntos locales. La división de poderes fue una alternativa más que se entretejía con la soberanía y la representación política. El objeto de estudio de Ternavasio se centrará en los conflictos nacidos del esfuerzo por establecer un gobierno limitado entre los años 1810-1816. Mas allá de la forma de gobierno que se adoptara, dictar una constitución implicaba dar muerte definitiva al despotismo a través de unos principios enunciados, destinados a garantizar el ejercicio de un poder limitado. En verdad la herencia no será la colonial sino la de la crisis del imperio, en ese sentido se visualiza “un poco mejor” aquel proceso único. En el Río de la Plata, la posición autonomista asumida en 1810 al no aceptar las autoridades sustitutas del rey en la península ni a las autoridades virreinales instaladas en el escenario local, enfrentó a la elite criolla a desafíos urgentes, sobre todo, el cómo organizar el nuevo cuerpo político nacido de la crisis y como distribuir internamente el poder. La creación de juntas provinciales se basaba en el principio colegiado para evitar el abuso de poder y en el electivo para ganar legitimidad y consenso entre los pueblos. 1 LA REVOLUCIÓN CONSTITUCIONAL EN EL MUNDO HISPANO; José M. Portillo Valdés. Universidad del País Vasco. Center for Basque Studies, University of Nevada 4
Lo cierto es que fue a través del esfuerzo por oponerse a las
cortes de Cádiz que los rioplatenses comenzaron a incorporar la noción de división de poderes en el debate publico y a interiorizarse sobre los mecanismos que podían sustentar su funcionamiento concreto. Guerra también menciona algo similar, proclama que se adoptarán signos de la Francia revolucionaria puesto que la ruptura con el rey de España impide la continuación de cualquiera de las instituciones heredades de la colonia. Las variables que encontramos alrededor del texto son justamente estos actores que limitaran el poder, las instituciones (heredadas o no), la cuestión de la soberanía, la nación, etc. Todas las soluciones al dilema de la gobernabilidad exhibían el problema que dejaba por herencia el quiebre de la monarquía: nadie era el legítimo heredero del rey. Y puesto que esto era así ninguna autoridad reconocía plenamente a la otra. El hecho de plantearse dividir los poderes en ramas con funciones diferenciadas o dictar un estatuto provisional como lo hizo el primer triunvirato suponía diseñar un nuevo orden con independencia del metropolitano.
Economía y cambios
Para el ámbito económico trabajaremos en primer lugar junto a
Fisher el impacto del comercio libre, tomando del el las cifras oficiales que se manejan para la cuestión. Podemos ver en principio las conclusiones que nos adelanta el autor: El comercio libre promovió una expansión masiva en el valor total de las exportaciones desde España a América pero en menor grado que la estimada tradicionalmente. La proporción de productos nacionales en las exportaciones ascendió desde un 38% a un 52% Parece que los productores agrícolas peninsulares fueron capaces de Omar muchas mas ventaja q los industriales en el mercado americano por las ventajas ofrecidas por el comercio libre. La ruptura del monopolio de comercio disfrutado por Cádiz capacito en algunos puertos, el desarrollo de lazos comerciales con América. La región circum-caribeña fue para España el mercado americano más importante, consumiendo el 67% de las exportaciones de Cádiz. Entonces las cifras confirman la importancia desde 1778 del Río de la Plata como un mercado para exportadores gaditanos: en promedio recibió mercancías con un valor anual de 26 millones de reales (valores oficiales), representando el 11% de las exportaciones de Cádiz. Así se pone fin al mito que uno de los resultados del comercio libre fue la destrucción de la importancia comercial de Lima. Nuestro autor dirá más adelante que se ha supuesto también la destrucción de la industria colonial, lo cual no es del todo así, algunos de estos argumentos los expone Halperin Donghi. Quien nos cuenta en su texto Revolución y Guerra que el comercio interregional no desaparece a causa de la reordenación económica, sino que cada vez más es el interior mercantil el intermediario entre Perú y el puerto atlántico; cada vez mas la exportación y comercialización de los 5
productos locales es dejada a segundo plano; el comercio libre es en
parte responsable de la aceleración de ese proceso. Pero siguiendo Tulio no convendría exagerar las consecuencias negativas del régimen de libertad comercial, puesto que no amenazó la estructura artesanal, además las importaciones son de telas finas que no entran en concurrencia con la tosca tejeduría local; esta sin embargo estaba más amenazada por las telas del alto y bajo Perú cuya baratura resistía los costos del transporte. Sin embargo en otra parte Tulio demuestra que este comercio libre, si bien no es agresivo a la industria colonial, si lo es en el sector agrícola, al menos para San Juan, cuya riqueza única eran el vino y el aguardiente con las que se compraban carne de Mendoza, lana y cueros de Córdoba y San Luís y las mulas utilizadas para las trajinarías. Luego de 1795 la situación toma un nuevo cariz. La guerra detiene y frena la explotación de cueros y la expansión de ganadería: pero estos cambios nos dice Tulio son mejor resistidos por la ganadería de las tierras nuevas que por la porteña. En Buenos Aires y Santa Fe, la cría de mulas tiende a expandirse más que esta. Por otra parte en cuanto a la dinámica económica virreinal en su conjunto refleja en otro hecho significativo, la baja tasa de interés vigente en tiempos virreinales y aun en la primera década revolucionaria. Esto se relaciona con que en un mercado de capacidad de consumo especialmente rígida, cualquier sobreproducción arriesga a producir enormes pérdidas, mientras que una escasez no demasiado pronunciada reproduce en violentos aumentos. Quizás aquí no este de más traer a colación a Gelman quien estudiando la tasa de ganancia (que demuestra aleatoria) enseña en base a esto ultimo que dijimos cómo el comerciante estándar ramifica sus accionares para abarcar el mayor grado de especificidades. Sólo por enumerar algunas de las actividades de Belgrano Pérez vemos que realiza actividades comerciales con Europa, con Brasil, con Buenos Aires, con el interior, posee propiedad urbana, propiedad rural, arrienda diezmos, otorga créditos políticos, etc. Más adelante dirá Tulio que la clase alta comercial porteña afirma su presencia en otro plano, sus hijos se vuelcan a las carreras liberales. El ejemplo más claro lo dan tanto Tulio como Gelman. Manuel Belgrano. Por ultimo, la sociedad rioplatense se nos muestra menos afectada por las corrientes renovadoras de la economía de lo que a menudo se gusta presentar; el orden tradicional aparece asediado y su carta de triunfo sigue siendo el mantenimiento del pacto colonial. La revolución va a significar la ruptura con ese pacto y la instauración de uno nuevo para poner en crisis la ordenación social heredada de la colonia. Faltaría ahora distinguir las relaciones entre los mercados locales. Antes y después de 1810 como fecha clave. Alrededor de la cual se producen la mayoría –sino todos- los cambios en este aspecto. Gelman nos explica que nos encontramos ante la inexistencia de un 6
mercado nacional, se trata mas bien de un vasto conjunto de
mercados locales que aunque se vinculan a través del intercambio de diferentes productos se desconocen entre si y justamente esta vinculación es la tarea del gran comerciante. Los comerciantes se apoyan en este desconocimiento mutuo de los mercados para aprovechar al máximo las diferentes presiones de la oferta y las demandas regionales y los costos de producción diferenciales a su favor. Utilizo este párrafo de Gelman para dar pie y entrar de lleno en los cambios más significativos, de mano del texto de Assadourian y Palomeque. De la muy minuciosa investigación de las relaciones mercantiles entre regiones, tomando como centro de su investigación a Córdoba, podemos concluir que si bien había muchos productos circulando solo un grupo de ellos destacaba, puesto que en conjunto representaban más del 90% de los valores totales. Estos productos totales eran las mulas, tejidos de lana y los cueros en las exportaciones y para las importaciones eran los efectos de Castilla, el azúcar, la yerba, el algodón, el aguardiente, el vino, las suelas, y tabaco. En la segunda mitad de siglo XVIII había comenzado el otro cambio favorable para la balanza comercial, que consistía en las exportaciones crecientes de tejidos de lana y cueros hacia el litoral y la ciudad de Buenos Aires. Este nuevo circuito exportador se basaba en tejidos regionales baratos de lana a cambio de caros, lujosos y crecientes tejidos europeos con precios a la baja, destinados al abastecimiento del mercado consumidor litoral y porteño. El aumento de las importaciones europeas significaba una merma del metálico disponible en el espacio colonial. Se debilito un complejo circuito que generaba múltiples relaciones entre distintas especializaciones productivas del mercado interno colonial. El incremento de las importaciones significaba el flujo de metálico fuera del espacio en consecuencia, podemos plantear que en los últimos años coloniales la dinámica de la economía regional de Córdoba resultaba de su integración al eje dominante alto Perú-Buenos Aires- Litoral, dado que ambos eran los principales mercados para su producción mercantil. Todo cambia después de 1810. En Córdoba se interrumpen las exportaciones de mulas hacia el alto Perú. Las relaciones con el Litoral-Paraguay y Buenos Aires entre 1800-1810 consistían en la importación de 157 mil pesos de efectos de castilla, entre 1810-1830 las importaciones de efectos de castilla-ultramarinas ascienden en un 65%. Las relaciones con chile antes de 1810 consistían en importaciones de azúcar peruana, añil guatemalteco y puntuales importaciones de efectos de Castilla. Entre 1810-1830 vemos que estas importaciones se interrumpen a partir de 1815. Del cuyo en el periodo 1810-1830 vemos que estas importaciones aumentan en un valor cercano a los 30 mil pesos porque comienzan a entrar crecidas partidas de harina, por ejemplo. Con Catamarca las importaciones de algodón a cambio de algunas exportaciones de tejido de lanas y de 7
vellones también tenían un saldo negativo en la primera década
colonial; de 1810 a 1830 estas importaciones se reducen debido a la competencia con los textiles ultramarinos. En síntesis, entre 1800 y 1809 la región de Córdoba tenia una balanza comercial favorable en 30mil pesos, entre 1810 y 1830 se enfrenta a una balanza comercial desfavorable en 120mil pesos anuales. El acontecimiento de mayor significación fue la interrupción de las relaciones con el alto Perú que era la articulación regional dominante, situación que afectaba a Córdoba y a todas las economías regionales similares, las relaciones con Paraguay también se interrumpen debido a las presiones porteñas para mantenerlo bajo su orbita de influencia. Así Córdoba se pierde la posibilidad de pagar con sus productos la yerba y tabaco provenientes de esa zona. A dos décadas de la independencia y a través de múltiples cambios económicos relacionados con lo político/militar, se visualiza la existencia del espacio mercantil recortado y desmonetizado que es el mismo que luego conformara el espacio nacional.