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DISCURSO DEL RABINO RICHARD GAMBOA A LOS(AS) INVITADOS(AS)

A LA CONMEMORACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER, EN


EL MARCO DE LA 54° SESIÓN DE LA COMISIÓN SOBRE LA CONDICIÓN
DE LA MUJER CELEBRADA EN LA SEDE DE LAS NACIONES UNIDAS

Embajada de Paz, Bogotá D.C., marzo 12 de 2010.

Muy buenas noches, y gracias a todos de antemano por su presencia en este evento.

La tradición rabínica habla en nombre de rabí Yosef el Galileo acerca de un hombre


piadoso que estaba casado con una mujer piadosa, y la pareja no había podido tener
hijos. Concluyeron que no eran de ninguna utilidad para el Padre Celestial y se
divorciaron. Tiempo después este hombre piadoso se casó con una mujer malvada y esta
mujer volvió malvado a nuestro hombre piadoso. Pero la mujer piadosa se casó con un
hombre malvado al que convirtió en un santo viviente. Esto demuestra que todo
depende de la mujer (Bereshit Rabá 17:7).

Quise iniciar esta intervención invocando la sabiduría de mis ancestros para invitarles a
todos y todas a tomar conciencia de que sólo es posible una sociedad dignificadota de
las mujeres si las mujeres reconocen la acción del Dios de la Vida en sus propias
existencias.

Está comprobado! cuando una mujer ama verdaderamente a Dios, llena de amor, de luz,
de alegría y de esperanza todo a su alrededor. Su familia se convierte en una familia
verdadera, lleva humanidad a sus lugares de estudio y de trabajo; sus sentimientos son
de amor verdadero. Una mujer que vive por el bien de los demás perfectamente cambia,
incluso, el curso de la Historia misma.

Todos sabemos cómo la sociedad de consumo ha reducido a la mujer a un simple objeto


en todos los niveles… los que me conocen saben que a veces suelo ser terriblemente
duro con mis palabras, pero hay que aceptar que todo esto ha sucedido porque muchas
mujeres que no aman verdaderamente a Dios lo han permitido, creyendo que
arrodillándose a los juegos de la cultura consumista recuperarían la dignidad que el
paradigma machista tradicional les arrebató.

Tuve la oportunidad de seguir esta semana los diversos discursos que se dieron acerca
del papel de la mujer en la actual situación mundial, continental, nacional y local que
vivimos, y en honor a la verdad percibí sentimientos de rencor y de odio. No cabe duda
de que es importante devolverle a las damas la honra que se merecen, pero no es sano
hablar de una liberación o emancipación de género invocando la agresión o de la lucha
armada o de la muerte de los inocentes como instrumento. Por eso tenemos una cultura
de violencia, de odio y de rencor, porque como todo depende de la mujer…

Es por ello que nos hemos reunido esta noche, para proponerles a todas las mujeres una
alternativa positiva, una idea mucho mejor. Esa propuesta está enmarcada en la
fundación de familias verdaderas. Cuando una mujer instituye un matrimonio
consagrado por el amor de Dios, ese matrimonio automáticamente va a generar una
familia verdadera, y en consecuencia forjará una sociedad, una nación y un mundo lleno
del amor de Dios.
Está claro que la paz entre las religiones es un requisito necesario para la paz mundial,
las mujeres pueden y deben desempeñar un papel central en la promoción del
entendimiento y la cooperación entre las religiones. Por eso propongo a las mujeres
convertirse en Novias de la Paz. Por ejemplo, se podría organizar, entre otras
actividades interreligiosas lideradas por las damas, una ceremonia en la que las mujeres
representativas de cada credo, en nombre de su religión, ofrezcan el perdón y la
reconciliación a otras mujeres de otra confesión diferente y que ellas cultiven una
amistad llena del amor verdadero.

Los hombres podemos hablar muy bonito pero la ventaja de las mujeres es que ellas
expresan sus sentimientos mucho más fácil y eso nos movería a los líderes religiosos a
trabajar, sin diplomacias hipócritas, en un marco de verdadera amistad mutua y
procurando siempre el bienestar del otro.

Recuerden, chicas: todo depende de la mujer. Ustedes tienen el poder de hacer la


diferencia, necesitamos mujeres que se posicionen por encima de cualquier barrera de
raza, de nacionalidad, de religión y nos muevan a los hombres a amar verdaderamente a
Dios y a vivir por el bien de los demás. Necesitamos mujeres que nos ayuden a encarnar
el corazón paternal de Dios, y si ustedes nos ayudan y se ponen la camiseta por esta
causa, créanme que la paz mundial dejará de ser una utopía y será una posibilidad al
alcance de todos.

Recuerden: todo depende de la mujer.

Muchas gracias, Shabat Shalom!

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