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Trabajo práctico

Teoría de las organizaciones


Recuperatorio – 2010

Consignas:

1. Reflexione y analice la relación entre la democratización y


la institucionalización política en América latina y
argentina, según Tocquevile, Huntington y O´Donell.

2. Reflexione y analice el impacto de la arquitectura


institucional del presidencialismo argentino en el sistema
de partidos y en su organización interna, desde el retorno
de la democracia en 1983 en adelante.

Autor: Frontini Mariano, 35.864.338


1-Los autores que se mencionan en la consigna se preocupan
por la democratización y la institucionalización en América y
América latina, desde distintas perspectivas. El común
denominador es, precisamente, el interés que tienen los autores
en que se avance hacia un democratización formal,
encontrando en uno de los tres un análisis más amplio en
términos sociales.

En este sentido y cronológicamente, el primero que se refiere al


tema es Alexis de Tocqeville en su libro “La democracia en América”,
escrito en 1848. Tocqeville presta especial atención a la cuestión de
la asociación política y la libertad, formal, de concretarse. Así, para el
autor, la asociación política se concreta, básicamente, por la unión en
pos de un fin. Por cuestiones lógicas, entiende que la organización
política inicial precisa de los esfuerzos de los asociados, siempre
presuponiendo la libertad de asociación.

Ahora bien, para que dentro de la asociación se reproduzcan las


conductas democráticas es preciso que los asociados tengan la
libertad de opinión, pero siempre respetando el objetivo que dio inicio
a la organización y que dirige su vida política. El siguiente paso es,
lógicamente, la participación en el colegio electoral.

Acaso la preocupación más grande de Tocqeville residía en la


cuestión de la libertad ilimitada de asociación, como herramienta
para enfrentar las grandes mayorías hipotéticas. El autor analiza el
caso estadounidense, donde el sistema presidencialista, a simple
vista, da la impresión de que consagra grandes mayorías en el poder,
potenciado por las facultades que tiene el presidente. La
democratización, entonces, pasa por que se institucionalice y
materialice la libertad de asociación, garantía y requisito para la
existencia de una democracia plena.

Huntington enfoca el problema, a mi entender, desde otra


perspectiva, probablemente por la distinta situación política,
económica y social de las sociedades Latinoamérica. En este sentido,
el autor señala, en primera instancia, que la región esta atrasada en
materia de desarrollo de instituciones democráticas. Esto se debe a
que las sociedades latinoamericanas vivieron épocas de cambios
políticos sociales acelerados.

Las transformaciones sociales producidas en la región luego de


la segunda guerra mundial profundizaron y ampliaron las demandas
políticas de la población. El desarrollo económico, educacional y
comunicaciónal posibilitó lo anterior afirmado. Entonces, en estos
períodos históricos agitados, se cuestionan, lógicamente, las
instituciones políticas tradicionales, que ahora pierden legitimidad y
son socavadas desde distintos ámbitos. Así se explica que los países
de la región no logran que los transformaciones sociales, de alguna
manera, se traduzcan en la ingeniería política, es decir, que se
institucionalice los nuevos valores, con la intención de garantizar y
afianzar el proceso democratizante.

Para que esto ocurra, es preciso, también, que los cambios se


caractericen por ser, en cierta medida, homogéneo. Es decir, que los
sujetos sociales persigan, en general, objetivos congruentes. Este es
le principio de toda asociación política y, por ende, premisa de la
institucionalización de los valores políticos, sus organizaciones y se
funcionamiento.

Huntington, entonces, le otorga primacía a la cuestión de la


institucionalización, para la cual hace una topología y distingue
distintos niveles, en función de tratar de asociarla al grado de
democratización y estabilidad democrática en los países de la región.
Estos niveles son:

-adaptabilidad, referido a una característica que las


organizaciones van desarrollando en relación a su longevidad. La
capacidad de mantenerse en el tiempo y de superar distintos desafíos
le otorga una mayor adaptabilidad a las organizaciones.

-autonomía, referida a la independencia en su capacidad de


accionar, en relación a otras organizaciones o grupos. Esto define,
también, en que medida las organizaciones saldrían beneficiadas o
perjudicadas cuando a otro grupo le ocurre algo.

-Coherencia, referido al marco de acción y funcionamiento para


dentro de una organización. Es preciso que la misma defina reglas
claras para todos los asociados, generando herramienta que
detengan los excesos y las incoherencias, ya sea en términos
concretos como ideológicos.

-Complejidad, referido a la estructura funcional y de poder de la


organización. A medida en que se desarrollan las organizaciones,
mayor es su diferenciación y complejidad organizativa, lo que la
divide en distintas instancias de poder, asociadas a su función. Para
llegar a la cima de la organización, se precisa, normalmente, de un
proceso formativo en otras instancias de mando y obediencia.

Mediante estos parámetros, el autor señala las deficiencias de


las instituciones en América Latina, asociando el poco desarrollo de
las organizaciones políticas (es decir, el bajo grado de
institucionalización de las mismas) a la gran inestabilidad política,
debido a la velocidad de sus cambios sociales y su incapacidad de
asimilarlos, y viceversa.

Por último, encontramos en el libro de O`Donell “Contrapuntos,


Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización 1997”, un
análisis de las los regímenes políticos en su transición a una
democracia institucionaliza. Señala que, en primer lugar, para que
esto ocurra, debe existir un consenso básico entre los sujetos
sociales, en pos de construir una ingeniería política democrática
capaz de subsistir.

Para O´Donell las instituciones cobran vital importancia como


mediadoras entre los individuos y los grupos, por un lado, y la
estructura política, por el otro. Son las instituciones las que canalizan
las demandas de los sujetos sociales, tratando de obtener respuestas
positivas. De ahí su importancia para la consolidación de las
democracias en América latina. En este sentido, el autor también
agrega que las instituciones sos espacios reconocidos y construidos
en conjunto, en donde los sujetos interactúan.

2-El impacto de la arquitectura institucional del


presidencialismo argentino, en su faceta desde el 83 en adelante (es
decir, bajo la sombra y la amenaza constante del golpe militar, que
configuraba un peligro real y latente) en las estructuras internas de
los partidos políticos, y en el sistema, es equivalente a la injerencia
ideológica que el menemismo ejerció para trastocar, justamente, esta
arquitectura. Podemos comenzar, entonces, haciendo un análisis de
los rasgos esenciales que caracterizaron al sistema de partidos
políticos, desde el 83 hasta la actualidad (la bibliografía dada solo
abarca el tema hasta 1995, dejando de lado grandes acontecimientos
políticos, y grandes transformaciones en el sistema de partidos).

Aunque el presidencialismo argentino se caracterizó, luego de


1947 (año fundacional del partido peronista, hoy partido justicialista
-pj-), por la hegemonía gobernante de 2 partidos relevantes, se puede
afirmar que, del 83 en adelante, la ingeniería electoral adoptada, de
alguna manera, afianzo esta tendencia bipartidista. La razón principal
por la cual se afianzo este bipartidismo, se encuentra en la naturaleza
misma del presidencialismo, ya que, se presume que el presidente
necesita tener mayoría en las cámaras congresales, razón por la cual
se necesitan partidos "grandes", con una estructura suficiente como
para cumplir este requisito. Ahora bien, esto se consolida,
justamente, por la implantación de distintas leyes electorales. se
pueden nombrar las características del sistema electoral argentino
que, según Jones, contribuyeron al mantenimiento de 2 partidos
dominantes en argentina desde 1983 hasta 1995; "la combinación del
método del colegio electoral de elección presidencial, un ciclo
electoral que alterna elecciones ejecutivas y legislativas, (...) y la
elección de gobernadores provinciales (en la mayoría de los casos por
la formula de la pluralidad) en casi todos los casos al mismo tiempo
que la de diputados nacionales, (...)" (jones 1997, Pág. 218). Estas
características hicieron posible que el sistema de partidos se
mantuviera estable, sin embargo, lo mas probable es que esto sea
una cuestión mas superficial en lo que hace a la esencia de la
cuestión sobre el bipartidismo en la argentina, que, a mi entender, se
trata mas de una tradición político cultural con una fuerte impronta
ideológica de los partidos en cuestión.

El hecho de que en la argentina existiese un sistema de


partidos en el cual son 2 los dominantes, posibilito a los mandatarios
gozar, no siempre, de una relativa mayoría en las cámaras
congresales. Tanto Alfonsín como Menem tuvieron mayoría, por lo
menos, en una cámara; y una fuerte bancada partidaria en la otra, lo
que le otorga un mayor margen de negociación. La mayoría es
relativa porque nunca es absoluta, en términos de disciplina
partidaria. Sin embargo, se puede afirmar que el nivel de disciplina
que los partidos dominantes fueron adoptando en pos de mantener la
gobernabilidad es alto, según los datos de Mustapic y Goretti.

Ahora bien, el hecho de que el sistema de partidos en la


argentina este cambiando, ya que aparecieron terceras fuerzas que
obtuvieron un caudal de votos muy superior a la media histórica de
cualquier partido que no sea el pj o la ucr, desde que existen ambos,
no se puede atribuir, a mi entender, a los cambios producidos en la
ingeniería institucional del presidencialismo argentino, aunque,
cronológicamente, coincidan. los cambios introducidos en la reforma
constitucional del 94 y las leyes sancionadas en los primeros años del
menemismo, que afectaron notablemente al funcionamiento del
presidencialismo argentino, no pueden considerarse las causas de la
aparición de una tercera fuerza relevante. Esto se puede atribuir, más
bien, al profundo viraje ideológico del menemismo, en relación con la
tradición peronista, y al político de la ucr, que luego de los últimos 2
años de gobierno de Alfonsín se encuentra en un periodo regresivo,
en términos electorales.
En cuanto a la organización interna de los partidos, nos
podemos referir, tomando un criterio de importancia, a los partidos de
gobierno (es decir, a los que fueron gobierno y tiene posibilidades
reales de serlo), y a los partidos emergentes en ascenso. Se puede
afirmar que, en los primeros, el impacto del presidencialismo es
mucho mayor que en los segundos, aunque esto también es relativo.
Los partidos dominantes eligieron a sus candidatos de acuerdo a la
normativa electoral existente. La forma en la que se deciden los
candidatos varia según (1) el puesto al que se aspira llegar, (2) la
influencia de la dirección nacional del partido, y (3) la dinámica
electoral precedente. las listas confeccionadas para la elección de
diputados se eligen en forma cerrada, es decir, en las internas
partidarias, ya que luego las mismas se someten al colegio electoral.
Distinta era la forma para con las elecciones a la cámara alta, en
virtud de que el mecanismo electoral era indirecto. En este caso, los
senadores eran elegidos por las legislaturas provinciales utilizando la
formula de pluralidad de sufragios.

En cuanto a la influencia de la dirección nacional del partido, se


puede decir, a priori, que su intensidad varia, básicamente, en
relación a su líder y el cargo que ocupa (si lo hace), en el gobierno.
Cuando el líder del partido es también el presidente de la nación, en
virtud del poder con el que cuentan los presidentes argentinos (hasta
1994 los presidentes contaban con prerrogativas legislativas
menores, aunque, de hecho, estaban en aumento. esto se materializo
y formalizo durante el menemismo, que introdujo a la constitución la
normativa sobre los "decretos de necesidad y urgencia", herramienta
que el mismo utilizo en cantidades irrisorias) y de las relaciones de
poder entre el gobierno federal y el provincial (las provincias no
cuentan con una autonomía razonable, según jones), los métodos por
el cual el líder partidario puede ejercer un control organizativo son
mucho mas efectivos. Por el contrario, cuando el líder del partido no
es el presidente de la nación, el factor coercitivo, que se puede
ejercer desde la dirección nacional, pasa por otro lado. Cobran más
importancia las direcciones distritales, su poder relativo y su
capacidad electoral.

En cuanto a la organización interna de los partidos minoritarios,


varia según su ideología y/o su forma. Los partidos que forman
frentes con la intención de que no sean meramente electorales y con
perspectivas acumulativas, eligen sus candidatos, normalmente,
mediante elecciones internas abiertas o semi abiertas, y que están
conformados por distintas fuerza políticas, que varían en su cualidad
y cantidad.
En definitiva, el impacto del presidencialismo en el sistema de
partidos políticos desde 1983 se caracteriza por cuestiones de índole
material, es decir, imposiciones de la ingeniería política, y/e
ideológicas, ya que la lógica del presidencialismo se reprodujo, de
hecho, en los partidos políticos dominantes. En cuanto a las
transformaciones que sufrió el sistema de partidos, ya hablamos
sobre eso en los párrafos anteriores, dejando en claro que no
encontramos, priori, un relación directa entre las cambios en la
arquitectura política del presidencialismo argentino, y el
socavamiento del bipartidismo de hecho, traducido en el ascenso de
terceras fuerzas, de las cuales el FREPASO fue solo la primera.

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