1. Reflexione y analice la relación entre la democratización y
la institucionalización política en América latina y argentina, según Tocquevile, Huntington y O´Donell.
2. Reflexione y analice el impacto de la arquitectura
institucional del presidencialismo argentino en el sistema de partidos y en su organización interna, desde el retorno de la democracia en 1983 en adelante.
Autor: Frontini Mariano, 35.864.338
1-Los autores que se mencionan en la consigna se preocupan por la democratización y la institucionalización en América y América latina, desde distintas perspectivas. El común denominador es, precisamente, el interés que tienen los autores en que se avance hacia un democratización formal, encontrando en uno de los tres un análisis más amplio en términos sociales.
En este sentido y cronológicamente, el primero que se refiere al
tema es Alexis de Tocqeville en su libro “La democracia en América”, escrito en 1848. Tocqeville presta especial atención a la cuestión de la asociación política y la libertad, formal, de concretarse. Así, para el autor, la asociación política se concreta, básicamente, por la unión en pos de un fin. Por cuestiones lógicas, entiende que la organización política inicial precisa de los esfuerzos de los asociados, siempre presuponiendo la libertad de asociación.
Ahora bien, para que dentro de la asociación se reproduzcan las
conductas democráticas es preciso que los asociados tengan la libertad de opinión, pero siempre respetando el objetivo que dio inicio a la organización y que dirige su vida política. El siguiente paso es, lógicamente, la participación en el colegio electoral.
Acaso la preocupación más grande de Tocqeville residía en la
cuestión de la libertad ilimitada de asociación, como herramienta para enfrentar las grandes mayorías hipotéticas. El autor analiza el caso estadounidense, donde el sistema presidencialista, a simple vista, da la impresión de que consagra grandes mayorías en el poder, potenciado por las facultades que tiene el presidente. La democratización, entonces, pasa por que se institucionalice y materialice la libertad de asociación, garantía y requisito para la existencia de una democracia plena.
Huntington enfoca el problema, a mi entender, desde otra
perspectiva, probablemente por la distinta situación política, económica y social de las sociedades Latinoamérica. En este sentido, el autor señala, en primera instancia, que la región esta atrasada en materia de desarrollo de instituciones democráticas. Esto se debe a que las sociedades latinoamericanas vivieron épocas de cambios políticos sociales acelerados.
Las transformaciones sociales producidas en la región luego de
la segunda guerra mundial profundizaron y ampliaron las demandas políticas de la población. El desarrollo económico, educacional y comunicaciónal posibilitó lo anterior afirmado. Entonces, en estos períodos históricos agitados, se cuestionan, lógicamente, las instituciones políticas tradicionales, que ahora pierden legitimidad y son socavadas desde distintos ámbitos. Así se explica que los países de la región no logran que los transformaciones sociales, de alguna manera, se traduzcan en la ingeniería política, es decir, que se institucionalice los nuevos valores, con la intención de garantizar y afianzar el proceso democratizante.
Para que esto ocurra, es preciso, también, que los cambios se
caractericen por ser, en cierta medida, homogéneo. Es decir, que los sujetos sociales persigan, en general, objetivos congruentes. Este es le principio de toda asociación política y, por ende, premisa de la institucionalización de los valores políticos, sus organizaciones y se funcionamiento.
Huntington, entonces, le otorga primacía a la cuestión de la
institucionalización, para la cual hace una topología y distingue distintos niveles, en función de tratar de asociarla al grado de democratización y estabilidad democrática en los países de la región. Estos niveles son:
-adaptabilidad, referido a una característica que las
organizaciones van desarrollando en relación a su longevidad. La capacidad de mantenerse en el tiempo y de superar distintos desafíos le otorga una mayor adaptabilidad a las organizaciones.
-autonomía, referida a la independencia en su capacidad de
accionar, en relación a otras organizaciones o grupos. Esto define, también, en que medida las organizaciones saldrían beneficiadas o perjudicadas cuando a otro grupo le ocurre algo.
-Coherencia, referido al marco de acción y funcionamiento para
dentro de una organización. Es preciso que la misma defina reglas claras para todos los asociados, generando herramienta que detengan los excesos y las incoherencias, ya sea en términos concretos como ideológicos.
-Complejidad, referido a la estructura funcional y de poder de la
organización. A medida en que se desarrollan las organizaciones, mayor es su diferenciación y complejidad organizativa, lo que la divide en distintas instancias de poder, asociadas a su función. Para llegar a la cima de la organización, se precisa, normalmente, de un proceso formativo en otras instancias de mando y obediencia.
Mediante estos parámetros, el autor señala las deficiencias de
las instituciones en América Latina, asociando el poco desarrollo de las organizaciones políticas (es decir, el bajo grado de institucionalización de las mismas) a la gran inestabilidad política, debido a la velocidad de sus cambios sociales y su incapacidad de asimilarlos, y viceversa.
Por último, encontramos en el libro de O`Donell “Contrapuntos,
Ensayos escogidos sobre autoritarismo y democratización 1997”, un análisis de las los regímenes políticos en su transición a una democracia institucionaliza. Señala que, en primer lugar, para que esto ocurra, debe existir un consenso básico entre los sujetos sociales, en pos de construir una ingeniería política democrática capaz de subsistir.
Para O´Donell las instituciones cobran vital importancia como
mediadoras entre los individuos y los grupos, por un lado, y la estructura política, por el otro. Son las instituciones las que canalizan las demandas de los sujetos sociales, tratando de obtener respuestas positivas. De ahí su importancia para la consolidación de las democracias en América latina. En este sentido, el autor también agrega que las instituciones sos espacios reconocidos y construidos en conjunto, en donde los sujetos interactúan.
2-El impacto de la arquitectura institucional del
presidencialismo argentino, en su faceta desde el 83 en adelante (es decir, bajo la sombra y la amenaza constante del golpe militar, que configuraba un peligro real y latente) en las estructuras internas de los partidos políticos, y en el sistema, es equivalente a la injerencia ideológica que el menemismo ejerció para trastocar, justamente, esta arquitectura. Podemos comenzar, entonces, haciendo un análisis de los rasgos esenciales que caracterizaron al sistema de partidos políticos, desde el 83 hasta la actualidad (la bibliografía dada solo abarca el tema hasta 1995, dejando de lado grandes acontecimientos políticos, y grandes transformaciones en el sistema de partidos).
Aunque el presidencialismo argentino se caracterizó, luego de
1947 (año fundacional del partido peronista, hoy partido justicialista -pj-), por la hegemonía gobernante de 2 partidos relevantes, se puede afirmar que, del 83 en adelante, la ingeniería electoral adoptada, de alguna manera, afianzo esta tendencia bipartidista. La razón principal por la cual se afianzo este bipartidismo, se encuentra en la naturaleza misma del presidencialismo, ya que, se presume que el presidente necesita tener mayoría en las cámaras congresales, razón por la cual se necesitan partidos "grandes", con una estructura suficiente como para cumplir este requisito. Ahora bien, esto se consolida, justamente, por la implantación de distintas leyes electorales. se pueden nombrar las características del sistema electoral argentino que, según Jones, contribuyeron al mantenimiento de 2 partidos dominantes en argentina desde 1983 hasta 1995; "la combinación del método del colegio electoral de elección presidencial, un ciclo electoral que alterna elecciones ejecutivas y legislativas, (...) y la elección de gobernadores provinciales (en la mayoría de los casos por la formula de la pluralidad) en casi todos los casos al mismo tiempo que la de diputados nacionales, (...)" (jones 1997, Pág. 218). Estas características hicieron posible que el sistema de partidos se mantuviera estable, sin embargo, lo mas probable es que esto sea una cuestión mas superficial en lo que hace a la esencia de la cuestión sobre el bipartidismo en la argentina, que, a mi entender, se trata mas de una tradición político cultural con una fuerte impronta ideológica de los partidos en cuestión.
El hecho de que en la argentina existiese un sistema de
partidos en el cual son 2 los dominantes, posibilito a los mandatarios gozar, no siempre, de una relativa mayoría en las cámaras congresales. Tanto Alfonsín como Menem tuvieron mayoría, por lo menos, en una cámara; y una fuerte bancada partidaria en la otra, lo que le otorga un mayor margen de negociación. La mayoría es relativa porque nunca es absoluta, en términos de disciplina partidaria. Sin embargo, se puede afirmar que el nivel de disciplina que los partidos dominantes fueron adoptando en pos de mantener la gobernabilidad es alto, según los datos de Mustapic y Goretti.
Ahora bien, el hecho de que el sistema de partidos en la
argentina este cambiando, ya que aparecieron terceras fuerzas que obtuvieron un caudal de votos muy superior a la media histórica de cualquier partido que no sea el pj o la ucr, desde que existen ambos, no se puede atribuir, a mi entender, a los cambios producidos en la ingeniería institucional del presidencialismo argentino, aunque, cronológicamente, coincidan. los cambios introducidos en la reforma constitucional del 94 y las leyes sancionadas en los primeros años del menemismo, que afectaron notablemente al funcionamiento del presidencialismo argentino, no pueden considerarse las causas de la aparición de una tercera fuerza relevante. Esto se puede atribuir, más bien, al profundo viraje ideológico del menemismo, en relación con la tradición peronista, y al político de la ucr, que luego de los últimos 2 años de gobierno de Alfonsín se encuentra en un periodo regresivo, en términos electorales. En cuanto a la organización interna de los partidos, nos podemos referir, tomando un criterio de importancia, a los partidos de gobierno (es decir, a los que fueron gobierno y tiene posibilidades reales de serlo), y a los partidos emergentes en ascenso. Se puede afirmar que, en los primeros, el impacto del presidencialismo es mucho mayor que en los segundos, aunque esto también es relativo. Los partidos dominantes eligieron a sus candidatos de acuerdo a la normativa electoral existente. La forma en la que se deciden los candidatos varia según (1) el puesto al que se aspira llegar, (2) la influencia de la dirección nacional del partido, y (3) la dinámica electoral precedente. las listas confeccionadas para la elección de diputados se eligen en forma cerrada, es decir, en las internas partidarias, ya que luego las mismas se someten al colegio electoral. Distinta era la forma para con las elecciones a la cámara alta, en virtud de que el mecanismo electoral era indirecto. En este caso, los senadores eran elegidos por las legislaturas provinciales utilizando la formula de pluralidad de sufragios.
En cuanto a la influencia de la dirección nacional del partido, se
puede decir, a priori, que su intensidad varia, básicamente, en relación a su líder y el cargo que ocupa (si lo hace), en el gobierno. Cuando el líder del partido es también el presidente de la nación, en virtud del poder con el que cuentan los presidentes argentinos (hasta 1994 los presidentes contaban con prerrogativas legislativas menores, aunque, de hecho, estaban en aumento. esto se materializo y formalizo durante el menemismo, que introdujo a la constitución la normativa sobre los "decretos de necesidad y urgencia", herramienta que el mismo utilizo en cantidades irrisorias) y de las relaciones de poder entre el gobierno federal y el provincial (las provincias no cuentan con una autonomía razonable, según jones), los métodos por el cual el líder partidario puede ejercer un control organizativo son mucho mas efectivos. Por el contrario, cuando el líder del partido no es el presidente de la nación, el factor coercitivo, que se puede ejercer desde la dirección nacional, pasa por otro lado. Cobran más importancia las direcciones distritales, su poder relativo y su capacidad electoral.
En cuanto a la organización interna de los partidos minoritarios,
varia según su ideología y/o su forma. Los partidos que forman frentes con la intención de que no sean meramente electorales y con perspectivas acumulativas, eligen sus candidatos, normalmente, mediante elecciones internas abiertas o semi abiertas, y que están conformados por distintas fuerza políticas, que varían en su cualidad y cantidad. En definitiva, el impacto del presidencialismo en el sistema de partidos políticos desde 1983 se caracteriza por cuestiones de índole material, es decir, imposiciones de la ingeniería política, y/e ideológicas, ya que la lógica del presidencialismo se reprodujo, de hecho, en los partidos políticos dominantes. En cuanto a las transformaciones que sufrió el sistema de partidos, ya hablamos sobre eso en los párrafos anteriores, dejando en claro que no encontramos, priori, un relación directa entre las cambios en la arquitectura política del presidencialismo argentino, y el socavamiento del bipartidismo de hecho, traducido en el ascenso de terceras fuerzas, de las cuales el FREPASO fue solo la primera.
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales