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La Iglesia en la Argentina a comienzos del siglo XX Los imperativos que orientaron Ia vida de la Iglesia en Argentina en la primera década del siglo XX, mas que la lucha contra las ideologias seculares, fueron los de la organizacién y profundizacién de la vida religiosa. Se trataba de consolidar las estructuras institucionales, centralizar y efectivizar la autoridad de la jerarquia, mejorar la formacién y disciplina del clero. De acuerdo con la tendencia fomentada por la Iglesia Universal (S. Pio X) se procuré profundizar la piedad individual, dedicando especial atencién a la catequesis y fornentando una mayor participacién en la comunién. Para no caer en los “errores del mundo moderno” se dio un fuerte impulso a la clericalizacién del mundo catélico. Las iniciativas auténomas del laicado se percibian ‘como una amenaza a la cohesién. En 1899 se reunié el Concilio Plenario de los Obispos de América Latina en Roma. Todos los obispos argentinos participaron. Su principal efecto fue reforzar la romanizacién. De acuerdo con la decisién de! Concilio, en 1902 se reunié en Salta la 1# Conferencia Episcopal, que lo debia volver a hacer cada tres afios. La organizacién fue la prioridad de la Iglesia, asi se crearon tres nuevas diécesis: en 1907 Santiago del Estero, y en 1910 Catamarca y Corrientes (de la que pasé a depender Misiones). De todos modes, la Iglesia siempre iba a la zaga de los cambios demogréficos que eran extraordinarios. El clero: de las once resoluciones de la primera reunién del Episcopado, ocho estaban dedicadas al clero. Como también lo estuvieron las conclusiones de las asambleas de 1905 y 1909. Sostenian que el clero deb/a ser més disciplinado “para que el espiritu del mundo no se introduzca en el Santuario”. Debian evitar los conflictos entre sacerdotes y de ellos con el obispo. Se debia prestar mas atencién a las normas para administrar los sacramentos. La mayor estructuracién de la jerarquia eclesiastica y la elevacién del nivel de ensefianza en los seminarios fueron allanando el camino para superar los problemas. EI movimiento catélico: Las tensiones y fracasos hasta la formacién de la Accién Catélica se debieron al contraste entre los planes de la jerarqufa y las iniciativas ya existentes. Los rasgos que caracterizaban este asociacionismo eran su amplia autonomia y su papel esencialmente laico ademas de su especializacién en la accién social. Esto no coincidia con la orientacién de la Iglesia de constituir una “fortaleza”, una “contra-sociedad”. De alli la tendencia a una estructura rigidamente jerarquica y clerical. Hubo un proyecto liderado por Monsefior De Andrea, de federar los grupos existentes, que fracasé. Tampoco se consolidé fa Unién Popular Argentina fundada en 1919. Si la Accién Catélica logré los objetivos de una organizacién centralizada y jeraérquica, se debié en gran parte al cambio del clima de ideas, al fin del consenso liberal. (Cfr. Amable, Iglesia y sociedad misionera, pp. 16-7). Esta nueva corriente de ideas acercé a muchos argentinos, hombres adultos y jvenes, a la Iglesia y su doctrina catdlica en la que identificaron un patrimonio de ideas alternative al liberal y con la fortaleza adicional que le conferia la tradicién. La Accién Catélica expresa un catolicismo sélidamente atrincherado dispuesto a no pactar con el orden politico y social liberal. Impermeable a los intereses de la sociedad moderna. Cuatro jévenes sacerdotes fueron enviados a Roma a estudiar el modelo de organizaci6n. Entre ellos A. Caggiano, que habria de convertirse en el “padre” de la ACA.

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